Digimon y sus personajes NO ME PERTENECEN. Solo hago esto por diversión y para su entretenimiento.
Al observar ese inmenso edificio frente a él, no pudo evitar sentir algo de ansiedad. Le emocionaba esta nueva etapa de su vida, pero las expectativas eran grandes y, hasta cierto punto, lo abrumaban. Sobre todo por el hecho de que cierta pelirroja estaba, literalmente, del otro lado del mundo…
─ ¿Te quedarás todo el día parado ahí?
─Buenos días para ti también, Yamato… ─ El rubio sonrió.
─Pensé que tendrías pánico al llegar al aula, no a la entrada de la universidad. ─se burló.
─ ¡Deja de burlarte de mí! ─ se quejó el castaño. Su relación con Yamato normalmente se basaba en bromas y en hacer enojar al otro, pero en esos momentos, le gustaría que fuera un poco comprensivo con él. ─ ¿No ves que estoy algo nervioso?
─ ¿El gran Taichi Yagami está nervioso? Eso sí que no me lo creo.
─Yamato…─dijo en modo de advertencia.
─Está bien, está bien…─respondió. ─ ¿Qué es lo que te preocupa?
─Es que…todo es tan abrumador; todo nuevo y sin…
─Sora. ─terminó de decir. El castaño guardó silencio. Él sabía que no debía ser fácil la situación de tener a tu novia del otro lado del mundo y no ser capaz de abrazarla, besarla…Nada más de imaginarse en una situación así con su princesa, le causaba un gran malestar.
─La extraño demasiado.
─Todos la extrañamos, pero no podemos dejar que eso nos detenga. Tú más que nadie sabes que se enojará si se entera de que estamos sufriendo por ella. ─Tai sonrió. Sabía perfectamente que tenía razón. ─Así que, lo mejor que podemos hacer es iniciar nuestra vida universitaria.
Aun con incertidumbre, siguió a su mejor amigo a través del concurrido campus. Esperaba que todo saliese bien.
Era increíble como en tres días, ya tenía una montaña de proyectos por hacer. Y es que como la universidad se regía en trimestres, tenía una metodología mucho más rápida e intensa que otras que se componían por semestres. Al principio, se sintió abrumada, pero a medida que organizaba su itinerario adecuadamente, logró calmarse. Después de todo, ella no era de las de darse por vencida a la primera. En esos momentos, se dirigía a su habitación, cargando uno de sus cuadernos de dibujo. El día había sido largo y necesitaba con urgencia un descanso. Subía escalón por escalón, algo distraída, pensando en cierto castaño. En esos momentos debía de estar experimentando su primer día como estudiante universitario y a ella le hubiese gustado estar ahí.
Sus pensamientos se detuvieron abruptamente al colisionar con otra persona, tirando todo lo que llevaba en sus manos.
─ ¡Lo lamento tanto! ─ se excusó en inglés, aun con un acento bastante marcado.
─No te preocupes, estaba distraída. ─respondió la otra voz. ─ ¿Es un acento japonés el que detecto? ─ ante esa pregunta, la pelirroja levantó la vista encontrándose con una chica de su edad, de pelo negro, al igual que sus ojos y de tez pálida.
─Sí.
─ ¡Eso es genial! Soy Rumiko, también soy de Japón. ─contestó mientras se reincorporaba y le entregaba las hojas que habían quedado desparramadas en el suelo.
─Mucho gusto, Rumiko; soy Sora.
─Encantada de conocerte. ─respondió. ─ ¿Tu dormitorio está en este piso?
─Sí, es ese de allá. ─expresó señalándolo.
─Yo estoy en el piso de abajo por si necesitas algo, pero de seguro nos encontraremos en alguna clase.
─Pero no te he visto en ninguna…
─Es que casi siempre llego tarde, ─admitió apenada. ─pero ya estoy trabajando en eso. ─Sora sonrió. ─ Ha sido un placer conocerte, Sora, nos vemos.
La pelirroja la despidió con un pequeño asentimiento. Parecía una chica agradable y se sentía aliviada de encontrar a alguien que finalmente, tenía algo importante en común con ella. Terminó de llegar a su habitación, cerró con llave, dejó sus papeles sobre el escritorio y se dirigió directamente a prepararse un baño. En cuestión de minutos, ya se encontraba totalmente sumergida en las relajantes aguas. A penas estaba empezando y ya estaba estresada, pero lo consideraba normal. No podía esperar que la secundaria y la universidad tuviesen la misma intensidad; eran dos niveles totalmente distintos.
Cuando notó sus dedos arrugados por el agua, decidió que ya era momento de salir. Se envolvió en una toalla, para luego vestirse con sus cómodas pijamas y tirarse de lleno en la cama. Faltaban 15 para las 10 pm y muchos de sus compañeros de clases estaban de parranda, cosa que ella admiraba. No entendía cómo tenían la energía para hacerlo.
Tomo su teléfono y escribió un sencillo mensaje.
Sora T: ¿Estas ocupado?
No tardó mucho en llegar una respuesta.
Taichi Y: Depende quien pregunte; si eres Yamato, siempre estoy ocupado.
La pelirroja sonrió.
Taichi Y: Podemos hacer un FaceTime.
Sora T: ¿Tienes tu laptop a mano?
Taichi Y: Lo haremos desde el teléfono.
En cuestión de segundos, ya se estaban viendo a través de las pantallas.
─Estás muy bella, mi cielo. ─ella frunció el ceño.
─ ¿Qué quieres, Yagami?
─ ¿Por qué debo querer algo?
─Estoy en pijamas, despeinada y con el cabello húmedo y tu vienes y me saltas con eso. ¿Qué quieres que piense?
─ No tengo la culpa de tener una novia tan ardiente.
─Está bien, te creo; gracias. ─respondió ella. ─ ¿Cómo va tu primer día como universitario?
─Bien, supongo. Tengo una hora libre hasta mi próxima clase. ─respondió. ─ ¿Qué me dices tú? ─ella se encogió de hombros.
─Mucha tarea, a decir verdad. Estoy alistándome para ir a la cama; tengo clases a las 7.
─ ¡¿De la mañana?! ─ preguntó alarmado. ─Es muy temprano para activar las neuronas…
─Es el horario que me tocó. ─ Taichi hizo una pequeña mueca─ No me mires así…
─Es que te conozco. Con un horario así, te vas a sobre-exigir en todo lo que hagas.
─Claro que no.
─Claro que sí.
─ ¡Que no!
─ ¡Que sí!
─ ¡Taichi!
─ ¡Sora!
Los dos no pudieron evitar una sonrisa.
─Siempre te las arregla para hacerme caer en tus juegos.
Él sonrió victorioso.
Hablaron durante toda esa hora hasta que el castaño tuvo que irse. Se despidieron y cerraron la sesión. Ambos sintieron una oleada de decepción cuando se desconectaron. No había pasado tanto tiempo desde que se habían separado y cada día se les hacía más difícil no extrañar al otro con locura y ambos sabían que a medida que sus estudios avanzaran, tendría aún menos tiempo para charlar aunque fuese por chat. Era una preocupación constante en sus mentes, pero sabían que si querían cumplir sus metas, no había nada que pudiesen hacer.
Sin más, él se dirigió a su clase mientras ella apagaba las luces para irse a dormir.
Tal vez fuese su imaginación, pero desde que Sora se había marchado y Tai deambulaba como alma en pena, Yamato se notaba más atento con ella. La mayoría de las veces, ella era la que planeaba todas sus salidas y demás atenciones, pero desde hace un tiempo, él se estaba esmerando más de lo normal por estar con ella. No quería que sonara a queja porque realmente lo disfrutaba, pero estaba preocupado de que algo lo estuviese molestando. Después de cenar y ver una película, empezaron a besarse y una cosa llevó a la otra y antes de que pudiese registrar qué pasaba, estaba experimentando ese indescriptible placer que solo su novio podría brindarle. En esos momentos, se encontraban abrazados, cubriendo su desnudez con las sabanas, disfrutando simplemente de la compañía del otro y llenos de esa sensación inexplicable que sentían después de hacer el amor.
─Amor…
─ ¿Qué pasa?
─Si algo te estuviese molestando, me lo dirías, ¿verdad? ─ Yamato guardó silencio por unos instantes, lo que obligó a la castaña a incorporarse un poco para ver su expresión. ─ ¿Por qué no respondes? ¿Algo te molesta? ─el siguió sin responderle. ─ Yama…dime qué te pasa.
─ ¿Por qué crees que me pasa algo?
─Porque te conozco y, últimamente te estas comportando extraño. ¿Acaso… es por la partida de Sora?
─No exactamente…
─ ¿A qué te refieres? ─preguntó mientras acariciaba su pecho y le regalaba pequeños besos en su cuello.
─Toda la situación que ha generado entre ella y Tai…
─ ¿Te molesta?
─Me preocupa.
─ ¿Por qué?
─ ¿Y si nos pasa a nosotros?
─Yamato…
─ No me digas que eso nunca pasará. Tienes todas las facilidades para irte al extranjero, especialmente, con tus padres tratando de conseguirte una educación más que superior. ─ Fue su turno de callar. ─No quiero pasar por eso de nuevo.
─ ¿De nuevo?
─Sí, Mimi… ─la miró con dolor en sus ojos. ─de nuevo…─ Ahí estaba…su infancia persiguiéndolo de nuevo. Ella sabía que tenía que ver con su madre, siempre tiene que ver con ella y el abandono que él sintió cuando sus padres se divorciaron. En los dos años que llevaban de relación, él se había abierto a ella y así, ella logró entenderlo como nunca antes. Cada vez que lo veía tan abatido, se sentía impotente.
Tomó su rostro levemente e hizo que la mirara.
─ Tienes razón; no puedo prometerte que eso no nos pase a nosotros, pero ese es uno de los riesgos de crecer. Lo que está pasando entre Tai y Sora es terrible, lo sé, pero si ellos pueden tratar de sobrellevarlo, si nos pasa, haremos lo mismo.
─ ¿Crees que lo logremos?
─ ¡Claro! Una muchacha caprichosa y un chico testarudo…estaremos bien.
El rubio sonrió. Se acercó a ella y la besó. Aunque sabía que no dejaría de preocuparse por el futuro, por los momentos, estaba tranquilo.
Estaba cansado, muy cansado…Al llegar a casa, tanto Hikari como su madre lo habían interrogado sobre su primer día de Universidad. Sin muchas ganas de entrar en detalle, les dio un pequeño resumen y se dirigió a su habitación, donde luego se arrojó de lleno en su cama.
Su supuesto mejor amigo, se había desaparecido con Mimi apenas acabaron sus clases y fueron a casa de ella a ver una película, cosa que él sabía que no era cierto. Los padres de Mimi habían salido de la ciudad y sabía muy bien qué tipo de actividades debían estar haciendo esos dos. Y los envidiaba…Le encantaría estar en esa situación con su pelirroja. Ni siquiera tenía que ser en ámbito pecaminoso, solo tenerla entre sus brazos, charlar sobre su día o sobre cualquier cosa que le viniera a la mente porque con Sora todo era tan fácil y ahora que estaba lejos, estaba perdido.
Suspiró.
Se levantó de la cama para sentarse en el escritorio; era tiempo de empezar los deberes, pero antes escribió un último mensaje.
Para amar, se necesita valor. Menos mal que yo nunca me iré de tu vida ;)
Te amo, mi Cielo, ten un gran día.
Ese mensaje fue lo primero que cierta pelirroja leyó al despertar esa mañana y la sonrisa que se le dibujó en el rostro, jamás lo abandonó por el resto del día.
¡Hola! Lo sé, mucho tiempo sin pasar por aquí, pero los estudios ocupan casi la totalidad de mi tiempo. Gracias por seguir la historia y dejar reviews; son una gran inspiración.
Como siempre, siéntanse libres de comentar.
Cuídense,
Bye!
