Digimon y sus personajes NO ME PERTENECEN. Solo hago esto por diversión y para su entretenimiento.


Taichi caminaba de un lado a otro, notablemente emocionado. Por fin, luego de meses separados, Sora retornaba a Odaiba por las vacaciones de invierno. Decir que estaba feliz, era quedarse corto.

─ ¡Mi cielo vuelve hoy, Yamato! ¡Mi cielo vuelve hoy! ─exclamó mientras saltaba y jalaba del brazo del rubio.

─ ¿Te puedes calmar? Me vas a arrancar el brazo.

─Tu amargura no me amargará el día… ¡Mi cielo vuelve! ─volvió a exclamar.

Se supone que el castaño debería estar ayudando a sus amigos a preparar la fiesta sorpresa en honor a la pelirroja, pero la emoción que sentía no le permitía enfocarse en una tarea en específico.

─ Taichi…─advirtió el rubio. Comprendía que estaba emocionado, pero eso no le daba el derecho a jugar con su paciencia de ese modo.

─ Deja de ser tan grosero, Yamacito; es más, para que veas que no hay rencores, venga un abrazo. ─ dijo mientras se acercaba al rubio con los brazos abierto, quien se alejó de inmediato.

─ Si serás idiota. ─Todos los presentes rieron ante la escena.

Sora llegaría a su hogar en unas cuantas horas, por lo que, los chicos decoraban y ambientaban el lugar para la fiesta que se llevaría a cabo. Toshiko les había encargado todo mientras ella iba al aeropuerto a recogerla y confió en que, en el momento en que llegaran, todo estuviese listo.

─ El vuelo de Sora llegará pronto. ─anunció Hikari.

─ En ese caso, deberíamos ir a buscar el pastel y las botanas. ─ dijo Joe. ─ ¿Quién me acompaña?

─ Yo voy contigo. ─ anunció Koushiro.

─ ¡Perfecto! ─ exclamó Mimi. ─ Los demás, seguiremos arreglando todo. Yama, ¿me ayudas? No alcanzo.

─ Claro, enana. ─Mimi le observa con enojo. El rubio colocó la pancarta donde la castaña trató de hacerlo segundos antes y le observó victorioso. ─ Listo.

─Presumido…─él le regaló un pequeño beso.

Taichi observó a la pareja con una media sonrisa; pronto él podría estar así con su cielo y no había forma posible de controlar la emoción que le embargaba.


La pelirroja trató de buscar entre el mar de gente una cara conocida. Su vuelo había llegado a tiempo y, conociendo a su madre, de seguro había llegado par de horas antes al lugar, solo para mantener la puntualidad que le caracteriza, por lo tanto, sabía que Toshiko estaba en algún lado de ese lugar…el problema era encontrarla. Realmente, esperaba el gentío, teniendo en cuenta que las festividades estaban cercas, pero era simplemente ridículo tener que, literalmente, avanzar a codazos entre las personas.

─ ¡Sora!

─ ¿Mamá? ─observó a todos lados hasta que divisó una figura agitando los brazos a unos metros de ella. ─ ¡Mamá! ─ corrió como pudo hacia ella, para luego lanzarse a sus brazos.

─Mi niña; te he extrañado tanto.

─ Y yo a ti. ─ dijo al separarse del abrazo. ─ ¿Cómo me encontraste?

─Fue realmente fácil distinguirte entre la multitud. ─ respondió con una sonrisa en su rostro mientras despeinaba la cabellera rojiza de su única hija.

─ Basta, mamá; y después dices que soy yo la que siempre se despeina. ─reprochó en broma hacia su madre. Las mujeres Takenouchi se dirigieron entre risas y pláticas, a reclamar las maletas de la más joven. Mientras escuchaba a su hija relatar todas las vivencias en aquel país, no pudo evitar sentir nostalgia ante sus palabras. Su hija había crecido y era una jovencita correcta, enfocada en sus metas y un ejemplo de persona. A veces dudaba que ella tuviese algo que ver con aquello. Su hija fue la que la crio a ella, enseñándole la importancia de amar sin condiciones, a pesar de las circunstancias. Para ella, era una aberración ver a su única hija jugar con niños, llena de polvo y sin ninguna señal de aquellos valores tradicionales que tanto trataba de inculcarle. No entendía que lo importante era que Sora fuese feliz. ─ ¿Estás bien, mamá? Estás muy pensativa ─ Toshiko le sonrió a su única hija.

─De maravilla, mi niña; ven, vamos a casa.

Tendría, aproximadamente, unas tres semanas con su hija y pensaba aprovecharlas lo mejor posible.


─ ¡Ahí vienen! ─anunció Hikari. Todos corrieron a esconderse mientras la castaña apagaba las luces. Taichi observaba la puerta con la expectativa a millón. Era cierto que hablaban a diario, pero no era lo mismo que tenerla de frente. La costumbre de siempre tenerla cerca, le pasó factura cuando se vio obligado a verla a través de una pantalla porque desde pequeño, ella estaba allí, como su amiga y camarada insuperable; se convirtió en su novia y eso solo hacía que su necesidad de tenerla cerca, aunque fuese para charlar, creciese.

─ ¿Dejaste las luces apagadas? ─ escucharon como la pelirroja preguntaba acompañada del ruido de las llaves en la cerradura.

─ Claro; ¿a quién se las dejo encendida? ─ preguntó mientras se abría la puerta.

─ Tú nunca las apagas…

─ Hoy hice una excepción.

En el preciso momento en el que la pelirroja encendió las luces, fue recibida por un saludo a coro.

─ ¡Sorpresa! ─ Sora se llevó las manos a la boca tratando de evitar que un grito de sorpresa escapara de ella. Giró hacia su madre, quien le observaba sonriente, luego volvió su atención a los chicos. Decir que estaba sorprendida era quedarse corta. Pensaba que los vería más tarde o en su defecto, al día siguiente, ya que, según lo que les habían dicho, tenían proyectos universitarios, escolares o prácticas de cualquier cosa.

─ Chicos…

─ Welcome home, Sora. ─ expresó Mimi en inglés, siendo la primera en abalanzarse sobre ella, seguida por los demás, quienes le abrazaron uno por uno, siendo el último de ellos, el jovencito que ella más moría por abrazar.

Taichi y Sora se observaron por unos segundos antes de fundirse en un abrazo y se sintió tan bien que no sabían si se trataba de un sueño. Se habían extrañado demasiado y los presentes lo percibieron de inmediato, mirando la escena conmovidos.

─ Te extrañé tanto, mi cielo. ─ dijo besando su pelo, sin soltarla en ningún momento. Ella asintió sin soltarlo porque sabía que las palabras no saldrían de su boca; estaba presa de la emoción.


La fiesta sorpresa había sido todo un éxito. Los chicos habían bombardeado a la pelirroja con preguntas de todo tipo, que incluía su estadía allá, sus calificaciones finales del periodo, sobre su trabajo de medio tiempo, las personas que había conocido…preguntas que Sora trató de responder lo mejor posible y prestándole la debida atención a cada uno, pero era difícil, teniendo en cuenta que se moría por tener un poco de tiempo a solas con su melenudo favorito.

─ A ver, grupo de buitres. ─exclamó Mimi, adentrándose en el grupo que rodeaba a su mejor amiga. ─ Ella responderá sus preguntas después; ahora, vayan a hacer otra cosa que ella debería estar con su novio.

─ ¡Mimi! ─ regañó Sora. La castaña no le respondió al principio, solo atinó a jalarla del brazo, sacándola del grupo.

─ No puedes complacer a todos y menos porque quieren saber cómo te fue. ─ dijo y señaló al balcón donde el castaño observaba el cielo nocturno. ─ Después me lo agradecerás; ahora ve. ─ la empujó levemente y le sonrió.

Sora avanzó unos cuantos pasos hasta que pudo vislumbrar a su novio completamente. No sabía si era la distancia que existió entre ellos durante su ausencia, pero Dios…se veía tan guapo que no pudo evitar sonrojarse ante la vista que tenía. Respiró hondo y se tranquilizó.

─ Ya sé que siempre andas con la cabeza en las nubes, pero esto es ridículo. ─el castaño giró hacia ella y le dedicó una de sus radiantes sonrisas, acercándose a ella de inmediato. Sora esperó que estuviera lo suficientemente cerca para entrelazar sus manos con las de él. ─ ¿Estás bien? Has estado muy callado.

─ Solo esperaba a que te soltaran; de veras que son intensos. ─ ella se carcajeó.

─ No seas malo; ya estoy aquí. ─ y Taichi no pudo estar más de acuerdo, Sin pensarlo mucho (para variar), atrajo a la pelirroja y la besó como quiso hacerlo desde que la vio entrar al lugar. Claro estaba que no pudo hacerlo porque su suegra estaba presente anteriormente, pero se encontraban solos en ese momento y él aprovecharía para demostrarle a través de ese beso lo mucho que le había extrañado. Ambos podían hacerse los fuertes ante los demás, pero cuando se reencontraron, ambos entendieron que más podrían engañarse el uno al otro. ─Wow…─ fue lo único que pudo decir la pelirroja.

─ Y agradece que estamos a metros de otras personas porque lo que quiero hacer contigo es lo más indecente y escandaloso que te puedas imaginar…

─Taichi…─susurró apenada. Ella estaba igual o peor que él, pero ese tipo de comentario no debería, primero, decirse cerca de otras personas y segundo, tan cerca de ella cuando estaba tan necesitada como él. ─Te prometo que buscaré la forma de que estemos a solas, ¿bien? ─él asintió. ─ Mientras tanto, me encantaría quedarme un ratito aquí, solo contigo.

Porque, aunque estuvieron separados por meses de manera física, su comunicación fue tan efectiva que, realmente, no había nada nuevo que comentar entre ellos. Taichi tomó asiento en una silla reclinable que se encontraba en el lugar e invitó a Sora que tomara lugar a su lado. Estaban algo apretados debido a las dimensiones de la silla, pero eso no les molestaba, ya que, la intención del castaño fue esa desde el principio. La portadora del emblema del amor se acomodó de tal forma que quedó totalmente envuelta entre los fuertes brazos de su novio.

─Como extrañaba esto…

─ Lo sé; yo también. ─él besó su sien. ─ No es lo mismo por internet, ¿sabes?

─ Ni que lo digas; y pensar que aún faltan un par de años…

No querían pensar en aquello, pero ambos sabían que este encuentro era tan efímero como el alba y que, cuando las festividades acabaran, la pelirroja volvería a irse.

─ Bueno, pero por ahora lo estamos haciendo bien. ─dijo─ Esperemos que siga así. ─ trataba de ser optimista para que Taichi no se preocupara, pero a veces, se sentía sola en aquel lugar. Él solo asintió como respuesta. ─ Te prometo que pondré todo mi esfuerzo para finalizar lo más pronto posible.

─Un momento, señorita; tampoco es para que te presiones de más. ─ advirtió él. ─ Ve a tu ritmo y todo saldrá bien. Lo último que quiero es que te vuelvas loca, o sea, ya lo estás; me refiero loca de mala manera. ─ rio ante su comentario, contagiándolo a él; era tan fácil reír con ella a su lado.

─ Idiota…─dijo─ Hablando de volverse loco, ¿cómo te terminó de ir en la universidad?

─Justamente hoy publicaron mis maestros; me fue en general bien. ─explicó─ Eso sí, en matemáticas casi no la cuento…Creo que el profesor me aprobó por pena.

Sora le observó divertida. Taichi nunca había sido bueno en matemáticas y al parecer, eso no iba a cambiar, así como tampoco cambiaría su personalidad o su corazón noble. Era como si cada vez que le viera, se enamorara un poquito más de él; la magia de Taichi. La chica atinó a apoyar su cabeza sobre el pecho del chico y se relajó por completo ante la serenidad de la noche y el sentimiento de protección que solo el Yagami mayor le otorgaba. Fue inevitable que sus ojos se cerrasen presos del cansancio del largo viaje y la tranquilidad que le proporcionaba su adorado melenudo, quien, al sentir como su respiración se acompasaba, sonrió enternecido y se mantuvo como una estatua para no perturbarle; solo la abrazó más, intentando servirle de frazada.

Era afortunado de llamar novia a aquella especial y testaruda chica que, desde su infancia, le había cautivado con su belleza, personalidad y enorme corazón. Y así, viéndola dormida, llena de paz, y con su rostro plagado de inocencia, Taichi confirmo por enésima vez que valía la pena pelear por ella hasta el final.

Con sumo cuidado, se levantó del sillón, para luego cargar a la durmiente chica mientras pedía a través de señas a sus amigos que hicieran silencio para no despertarla. La llevó a su habitación y la cubrió con las cobijas, admirándola por unos breves instantes, para luego depositar un tierno beso en su frente. No le importaba si solo podía verla unas cuantas veces al año porque el sentimiento que le movía a estar con ella, le decía que eran más que suficientes.


Mucho tiempo sin pasar por aquí, lo sé; trataré de que la próxima actualización no tome tanto tiempo. Gracias a mimato bombon kou, Yukipab, marce, paula y Lilia por los reviews en el capítulo anterior; significa un mundo. Gracias también a todos aquellos que han dado sus favs y follows, por mantenerse pendiente a la historia.

Espero que les haya gustado el capítulo, y como siempre, siéntanse libres de comentar,

Cuídense,

Bye!