Digimon y sus personajes NO ME PERTENECEN. Solo hago esto por diversión y para su entretenimiento.


Que el mundo lo perdonase, pero él ya no podía seguir esperando. Por todos los cielos, Sora era SU novia y no podía creer que había pasado una semana desde que llegó de vacaciones y no había podido tener ni siquiera una cita decente con ella. Siempre aparecía alguien, el teléfono sonaba o simplemente, no daba el tiempo y él estaba harto. Sí, era cierto que habían platicado y todo el asunto, pero era siempre junto a los demás y él no podía aceptarlo.

─ Puede que...sea importante ─ trató de decir Sora al escuchar su teléfono, sonando con desesperación. Podía ser el presidente que llamase a la pelirroja y el castaño no le permitiría tomar la llamada. Así que siguió con su "asalto" sobre ella, haciendo el simple hecho de pensar para la pelirroja, algo imposible. ─Taichi…

Ella sabía que sería imposible dialogar con él en ese estado y el muy condenado sabía dónde tocar para apagar su conciencia, así que, se hizo la idea de que era prácticamente imposible detenerlo. ¿Quién era ella para negarse? Después de todo, lo deseaba tanto como él y no veía la hora de volver a experimentar ese exquisito placer que solo Taichi le brindaba.

Tenían la casa del castaño solo para ellos, por todo el dia y sabía que sería por demás interesante lo que ocurriría allí. Al final, mandó al demonio el estúpido teléfono; nada, en esos momentos, podía ser más importante que lo que su novio le estaba haciendo.


─Eres insaciable, Yagami…─ comentó ella, sin aliento. Después del último asalto (que no recordaba que numero era), la pelirroja estaba más que complacida con el desempeño del castaño bajo las sábanas. ─ ¿Dónde aprendiste...todo eso? ─ preguntó totalmente sonrojada. Algunas cosas que acababan de hacer que, al principio, no le convencieron, pero que, como siempre, Taichi hizo funcionar. Él le sonrió con picardía

─Quería agregarle emoción a nuestro reencuentro. ─ respondió. Se acostó de lado y observó a su novia a los ojos ─ No solo me he vuelto aplicado en la universidad.

─ ¡Taichi! ─ regañó. A veces, era demasiado sincero.

─Es la verdad…─ se defendió. Pasaron algunos segundos, donde solo se dedicaron a observarse con una sonrisa en el rostro.

Se habían extrañado demasiado. Y pensar que esto solo era el comienzo, los desanimaba bastante, aunque lo veían como un desafío que haría su relación más fuerte.

─ ¿Estas bien? ─ preguntó la pelirroja, al notar el deje de tristeza en su mirada.

─ Solo estoy aliviado de que por fin pudimos estar juntos a solas.

Sora sintió como la culpa crecía en ella. Hace una semana que había llegado de vacaciones y la verdad es que había renegado la compañía de su adorado novio. Entre las festividades, sus familiares y amigos, admitía que lo había descuidado.

─Lo siento, amor…

─Está bien…─respondió. Entendía que todos querían verle, por lo que, no quería abundar mucho en el tema. La pelirroja se incorporó un poco para apoyarse en el fuerte pecho del joven

─Soy toda tuya hoy… ¿Qué quieres hacerme? ─ dijo de manera sugerente.

─Muchas cosas, si soy sincero ─ respondió con una sonrisa. ─ Pero tenemos el día para eso─ dijo, reiniciando el silencio ─ Me pregunto...como será en un par de años, cuando estemos tratando de iniciar una familia… ─ Sora le observó expectante.

─ De verdad has pensado en eso? ─ él asintió.

─ Lo he hecho mucho en estos días ─ respondió ─ Tenerte tan lejos, solo me ha confirmado que de verdad quiero que esto funcione... para siempre.

Era increíble como Taichi podía hacer que su corazón explotara de emoción con tan pocas palabras. Él no era la persona más previsora del mundo, por lo que, saber que él sí pensaba a futuro, la llenaba de cierto regocijo. Ella también había imaginado una vida junto a él. ¿Cómo no? Era su amor desde...prácticamente siempre.

─ ¿Tienes hambre? ─preguntó de improviso el castaño.

A penas eran las diez de la mañana. Tenían horas de sobra para seguir hablando sobre el tema, además de para sucumbir ante sus deseos más primitivos


Amaba la comida de Sora y ella lo sabía.

─A veces pienso que quieres engordarme, ─ dijo el chico con la boca llena de comida ─ así nadie se fijará en mí ─ la chica llevó sus manos dramáticamente hacia su pecho.

─ ¡No puede ser! Has descubierto mi malévolo plan ─ dijo mientras se sentaba a su lado en el sofá. ─ ¿Qué película veremos? ─ Taichi colocó su plato en la mesa más cercana y tomó una serie de DVDs que le entregó a su novia

─Pon la que gustes; yo me adaptaré a ella

Al final, la pelirroja colocó una película romántica que intuyó era de Hikari. Taichi sobrevivió los primeros quince minutos de la película, un milagro teniendo en cuenta la cantidad de comida que había ingerido y las actividades previas que había tenido con su adorada novia.

Con mucho cuidado, Sora decidió que lo mejor sería detener la película y organizar un poco la cocina. Mientras lo hacía, su mente comenzó a divagar. Ambos estaban esforzándose en su relación, al igual que en sus estudios, pero sabía que él, al igual que ella, sentía la incertidumbre de lo que vendrá. Era difícil no verse con la frecuencia que le gustaría, pero quería creer que lo que tenían era más que capaz que resistir tanto la distancia como las obligaciones.

Secó sus manos al terminar con los platos. Volvió a la sala y sonrió al ver al castaño profundamente dormido. A pesar de sus estruendosos ronquidos y la forma anormal en que su cuerpo se había contorsionado durante el sueño, se veía tan adorablemente apuesto…

Con el mismo cuidado con el que se levantó, se colocó al lado del castaño y, haciendo malabares para poder quedar entre sus brazos, se apoyó en él.

Inconscientemente, Taichi lo rodeó con sus brazos.


Abrió los ojos y, de inmediato, se extrañó de no encontrar a cierta pelirroja.

─ ¿Sora? ─ llamó, incorporándose del sofá. Observó el reloj en la pared que marcaba apenas las una de la tarde. Estaba a punto de levantarse e ir en búsqueda de la pelirroja; conociéndola, estaría en algún lugar de la casa, ordenando o limpiando.

─ ¡Al fin has despertado!

─ ¿Qué haces, cielo? ─ preguntó frunciendo el ceño. Realmente, había ansiado despertar a su lado.

─ ¡Te tengo una sorpresa! ─ el castaño estuvo a punto de protestar, pero cuando la vio aparecer de nueva cuenta en el lugar, contuvo la respiración ─ ¿Qué tal me queda? ─ Taichi la miró de arriba a abajo y por poco, suelta un sonoro gruñido digno de un animal salvaje.

Estaba utilizando el uniforme del nefasto trabajo. El condenado uniforme que le quedaba como anillo al dedo y resaltaba más de lo que tenía que resaltar. No importaba si se acababa de levantar; estaba totalmente despierto en todos los sentidos.


Taichi observó el reloj en su pared. Marcaba las 4 de la tarde, lo que significaba que el día-cita con su adorada novia estaba llegando a su fin. Observó a la pelirroja plácidamente dormida a su lado. Las cosas con Sora iban más allá de la intimidad que compartía con ella (aunque admitía que era una de sus partes favoritas de la relación), ella era la única que desde sus tiempos más confusos (su infancia) había logrado comprenderlo, sin juzgarlo en lo más mínimo. Él admitía que era una verdadera odisea aguantarlo con sus estupideces y demás, pero ella perdía la paciencia muy pocas veces con él y trataba siempre de hacerle entender todo lo que para él era desconocido. Por eso, cuando Sora estaba lejos, él se sentía algo perdido pues es como si una mitad de él, estuviese ausente.

─ ¿Alguien te ha dicho lo guapo que te ves en tu fase pensativa? ─ el castaño dirigió su vista hacia su novia y le sonrió. ─ ¿En qué piensas?

─ En lo mucho que amo a mi testaruda, intensa y regañona novia. ─ ella se hizo la ofendida, dándole la espalda al castaño. Este solo atinó a sonreír. Se acercó a ella y la abrazó por la espalda. Amaba la manera en que ella encajaba perfectamente entre sus brazos ─ Te amo, mi Cielo; te lo juro ─ respondió apretándola un poco más hacia él. Ella se fundió en ese abrazo. Ambos amaban esos momentos de tranquilidad en su relación, donde simplemente, compartían silencios cómodos, sintiéndose afortunados de tenerse.

─Yo también te amo, mi idiota ─ él sonrió.

Allí, terminó de entender que esto que pasaban sería una experiencia de aprendizaje sobre el crecimiento de su relación. Él no tenía dudas que algún día Sora se convertirá en su esposa, la madre de sus hijos...en la mujer que amará hasta el día en que muriese. Así que, trataba de convencerse de que, realmente, esta separación era un diminuto obstáculo que, de cierta manera, los volvería más fuerte como pareja.

─Todo estará bien…─ dijo en un susurro más dirigido a sí mismo que a su novia.

─Sé que lo estará…─ respondió acercándose a él y besándolo tiernamente. Terminado el beso, la pelirroja intentó salir de la cama. Por más que estuviese cómoda con la cercanía de su novio, no podía olvidar el hecho de que su familia política estaba a punto de llegar y por más que hubiese confianza, no era la suficiente como para dejar que la vieran como Dios la trajo al mundo.

─Ah, no Sora…─ se quejó el castaño. La pelirroja le lanzó sus pantalones y le sonrió.

Sabía que su familia estaba por llegar, pero no quería que esto acabase. Podría vivir de esta forma sin ningún tipo de problema.

─No te hagas de rogar; tu familia está de camino y no creo que deban vernos así ─ él se encogió de hombros ─ Taichi…

─ Está bien…─ dijo rendido y, de mala gana, comenzó a vestirse. Mientras lo hacía, observó una caja rectangular tirada en el suelo. Casi se golpea a sí mismo… ¿Cómo pudo olvidarlo? ─ Eh… ¿mi cielo? ─ ella giró hacia él mientras terminaba de colocarse la blusa. ─Se me había olvidado, pero te compré un pequeño presente. ─ Le entregó la caja y la observó, expectante. Él no era el mejor escogiendo un regalo (la misma Sora se lo había dicho), pero decidió intentarlo de nueva cuenta. Ese tiempo alejado de ella hizo que quisiese esmerarse en ser el mejor novio para la pelirroja.

─ ¡Oh, Taichi, es hermoso! ─ exclamó, sosteniendo un pequeño 'dije' con la forma del emblema del castaño.

─Es para que te cuide; es una extensión de mí y confío que, mientras estemos separados, te protegerá de alguna forma. ─ Por eso lo amaba, Taichi era tan...Taichi y era la definición perfecta de novio. Se acercó a él, abrazándolo emocionada.

─Me encanta.

─Me alegro de que así sea.

La familia del castaño llegó media hora después, encontrando a la pareja, frente a la TV, profundamente dormidos y con sus manos fuertemente entrelazadas. Los padres del castaño sonrieron mientras observaron cómo su hija inmortalizaba el momento con una fotografía


¿Alguien por aquí todavía? Muchísimo tiempo sin pasar por acá. Mis más sinceras disculpas, pero ciertas cosas pasaron, pero, en fin, gracias por los reviews a marce y guesty todos ustedes que han estado siguiendo la historia. Espero actualizar más rápido esta vez…

Como siempre, siéntanse libres de comentar.

Cuídense,

Bye!