Digimon y sus personajes NO ME PERTENECEN. Solo hago esto por diversión y para su entretenimiento.
Lo primero que quiero hacer en este día, es agradecerles a ustedes por estar. FF fue la primera comunidad que me acogió mientras aceptaba mi amor por la escritura. 8 años, un libro publicado y otro en proceso después, seguimos aquí brindando cariño a estas tramas. Gracias de corazón, gracias de verdad.
Taichi sabía que amaba a Sora y no se veía en una relación con otra persona. Para él, ella era lo más cercano a la perfección, sacando los pequeños episodios de mal genio que tenía de vez en cuando. En esos momentos, mientras la veía encender la fogata del que sería su campamento hasta el día siguiente cuando partieran para reunirse con Agumon y Biyomon, se sentía tranquilo. Lo que quedaba de aquel día, lo pasarían a orillas de aquel lago que descubrieron luego de la evolución de Garudamon y donde pronunció la profética frase de que él 'quería un poco de amor de Sora'.
─Oye, ¿lo haré todo sola?
─Veo que lo estas manejando bien, ¿qué necesitas? ─ preguntó acercándose.
─Podrías ir sacando las mantas; ya está anocheciendo.
─Como ordene, jefa. – la mirada de pocos amigos que le envi, le hizo sonreír. Como le encantaba hacerla rabiar. Tratando de mantener la paz, dispuso el lugar como le ordenó la pelirroja, frente a la fogata, listos para charlar, cenar, abrazarse, todo lo simple del mundo, disfrutando la compañía del otro. Cuando todo estuvo arreglado, Taichi desempacó los sándwiches que había preparado para la ocasión. Se sentó sobre una de las mantas, Sora le acompañó de inmediato, refugiándose entre sus brazos.
─Gracias.
─Siempre un placer, mi cielo. – dijo besando su coronilla. –Espero que esté rico; hice tu favorito.
─Está delicioso. – respondió. – Fue muy lindo de tu parte. Si no se te da lo de ser diplomático, puedes poner una cafetería.
─Eres terrible, pelirroja. Después todos piensan que soy el salvaje de la relación.
─Lo eres, eres el loco.
─Los dos estamos locos, solo que tú sabes disimularlo mejor. ─ ante el último comentario, ambos rieron. Era tan sencillo olvidarse del mundo cuando estaban juntos y aunque sonase masoquista, la distancia estaba probando que ambos estaban comprometidos con la relación. Cuando no vivían en diferentes continentes, se daban por sentado, la distancia hizo que apreciaran el tiempo juntos y la disposición del otro para no perder el vínculo. Era difícil de admitir, pero todo aquello solo probaba el amor que se tenían.
─Ya falta menos, Taichi; estamos a mitad de camino.
─Lo sé, al principio era extraño pensar llegar tan lejos. ─ ella solo se limitó a asentir. El sonido de la madera crujiendo bajo el incesante fuego inundó el lugar por unos segundos. El sol se había ocultado y la noche había dado paso a un ambiente de tranquilidad que la pareja disfrutaba, sin mediar palabras. No eran necesarias.
─ ¿Ha valido la pena? – preguntó ella de improvisto.
─Por supuesto que sí, cielo. Siempre. –Sora se incorporó un poco para observarlo directamente. ─ ¿Qué? ¿Tratas de verificar si miento?
─No, me gusta verte a los ojos, me brindan paz.
─Tienen el mismo efecto de los tuyos sobre mí. – respondió besando su frente tiernamente. – En serio me encantan tus ojos.
─ ¿Con todo y las ojeras? Dormir ya no es una prioridad.
─Es que eres intensa, Sora. – respondió divertido. Él sabía lo ajetreada que era la vida de su novia en los Estados Unidos. La universidad era exigente y encima trabajaba. No mentiría, estaba orgullosa de ella y su desenvolvimiento, pero al mismo tiempo, le preocupaba su bienestar. Sora tenía la tendencia de ponerse en último plano y sin nadie que velara por ella, su salud podría verse afectada. La situación tenía el potencial de convertirse en un desastre. – Sabes que debes cuidarte.
─Ya lo sé, creo que me acostumbré al ritmo. Cuando me detengo, siento los achaques.
─Veré si puedo escabullirme de vez en cuando para desesterarte.
─Taichi, no podemos usar el digimundo de manera irresponsable.
─Es totalmente responsable, si lo pensamos a futuro. Estaremos practicando para cuando decidamos tener a nuestros hijos, los futuros protectores del digimundo. – ella rio ante el sin sentido. – Hablo en serio, Sora.
─Ese es el asunto, que sé que hablas en serio. – respondió. – Últimamente has mencionado la posibilidad de hijos, ¿algo en especial?
─ ¿Tu no lo has pensado? – De cierta manera, le preocupaba que ella no pensara en aquello. Temía que ella no se sintiera cómoda idealizando un futuro con él.
─Claro que sí, solo que lo veo lejos, no sé. Como estamos a distancia, estudiando…no lo veo cerca.
─Sabes que no tengo freno, todo pasa por mi cabeza. Quiero terminar mi carrera y ayudar con las relaciones entre los dos mundos para que Taiki y Airi puedan vivir esa normalidad. –Sora le observó sorprendida.
─ ¿Taiki y Airi?
─ ¿No te gustan los nombres? ─ Por un momento, la pelirroja sintió ansiedad. El castaño tenía hasta los nombres de sus futuros hijos y ella solo podía visualizar con días de antelación y todo involucraba trabajar y estudiar. Se sentía culpable por ese hecho. Había iniciado como una conversación cualquiera y se había convertido en una especie de responsabilidad ficticia, no compartida por ambos. ¿Acaso había algo malo en ella?
─Son preciosos. – respondió de una manera que el castaño catálogo como extraña. ─Iiré a dar una vuelta. – Taichi estaba tan confundido que no reaccionó a tiempo mientras la pelirroja se escabullía de sus brazos y se adentraba al bosque.
─ ¿Qué fue lo que dije? – preguntó al aire. Sentía que había arruinado la velada y no entendía exactamente el porqué.
Solo habían pasado unos quince minutos desde las palabras del castaño y Sora no podía frustrarse ante la reacción que tuvo ante la intervención de su adorado Taichi. Él no había hecho nada malo, ella era la que experimentó una especie de miedo al compromiso, sin tan siquiera esperarlo. No le había pasado antes, menos con Taichi. Era normal en él soltar ese tipo de comentarios, y lo encontraba hasta lindo. El problema, el detonante, de alguna manera, fue el hecho de que los nombró. Fue una llamada de realidad tremenda.
Como le comentó, veía el escenario lejano, casi a años luz. Le asustaba que él lo estuviera tan presente, tan claro y sin dudas; significaba que no estaban en la misma página y eso podría ser un problema bastante serio para el desenvolvimiento de la relación. De algo estaba segura, amaba al castaño y no quería perderlo por suposiciones suyas que posiblemente estén equivocadas.
─Siento si algo te incomodó. – la potente voz de su novio la hizo saltar en su sitio.
─No hiciste nada malo.
─Es debatible, estas preocupada y solo yo estoy aquí como fuente de aquella preocupación. – respondió. –Pensé que todo iba bien…
─Así es…
─ ¿Entonces? –
─Es solo que…lo tienes tan claro. Cuando todo esto comenzó, ni siquiera sabías qué hacer para nuestro aniversario. Ahora tienes hasta los nombres de nuestros futuros hijos.
─ ¿Eso es…malo?
─ ¡No! ¿O sí? Es solo que…
─Tú no has pensado en aquello. – afirmó. Sora pudo notar el ápice de dolor en su voz. ─ ¿No ves esto duradero? ¿No lo ves a largo plazo?
─No he dicho eso.
─No has dicho nada y eso dice mucho. – En esos momentos, la pelirroja se sentía culpable. Él había organizado la escapada para aprovechar el tiempo en pareja, para pasarlo bien, y ella venía a arruinarlo con cosas insignificantes, haciéndolo sentir mal cuando él no había hecho nada más allá de pensar en lo lógico, teniendo en cuenta la relación que tenían. Por Dios, se conocían desde el kínder. ─ ¿Qué ocurre?
─Taichi, no tiendes a pensar mucho en el futuro, siempre vas con lo que surja, ¿cómo tienes todo lo que tiene que ver con nosotros tan claro? Todo este tiempo, he dudado de mí, de mi capacidad para poder mantenerme…digna, pero tú no pareces preocuparte por eso. ─ Taichi parpadeó con incredulidad. ¿Acaso ella…?
─Espera, ¿crees que no eres suficiente para mí? ─ preguntó, sin obtener respuesta. ─ Sora, pero ¿que…?
─Has madurado, Taichi, has crecido, te estas superando. Yo sigo siendo solo… yo y no sé si llegaré a llenar esas expectativas. El hecho de que tengas tan claro que estarás conmigo, que tendremos hijos, y como podríamos nombrarlos, ¿cómo estás seguro de que todo eso será conmigo?
─ ¿Piensas que yo soy suficiente para ti?
─ ¡No te pregunto por eso! Además, ¿por qué no lo serías?
─Tengo la misma pregunta, Sora. De verdad no puedo creer lo que escucho. – La pelirroja agachó la cabeza. Era surrealista entender que ella tenía ese tipo de dudas. ¿Acaso no era evidente lo loco que estaba por ella? ¿Cómo se le ocurría pensar que él no la consideraba 'digna'? Entendía que las expectativas de su madre, los problemas familiares que tuvo en el pasado, sin contar el hecho de que era sobre exigente con ella misma, eran factores que incidían. Sora debería saber lo asombrosa que era a esas alturas de juego. Suspiró mientras se acercaba a ella. Tomó su rostro y lo levantó suavemente para que le observara directamente a los ojos. –Te he amado, incluso antes de entender lo que era el amor y el sentimiento no hace más que crecer cada día, ¿Cómo puedes pensar que no serás digna de estar en mi futuro? Has sido mi pasado, eres mi presente y ten por seguro que serás mi futuro. – La joven Takenouchi quedó atónita. A pesar de la poca iluminación podría distinguir el brillo de la verdad en sus ojos. Taichi no bromeaba, lo que le hizo sentirse tonta y dramática por pensar en aquello. Estaba seguro de lo que sentía, por eso no dudaba en un futuro juntos. Ella también lo estaba y ese fue un punto también de inflexión, porque lo que realmente temía era que, al final, ella mantuviera los sentimientos y él se cansara de ella, se aburriera o algo por el estilo. – Me preocupa que tú te canses de mí; ese si es un escenario más realista. – sonrió. El Taichi de siempre con sus bromas.
─No pasará. Estoy segura. ¿Quién más que yo podría manejar al gran Taichi Yagami? – El castaño supo que trató de que sonara como una broma, pero el tono suave de su voz le dijo que aún estaba afectada. – Estamos haciendo estas cosas porque nos amamos y queremos que esto funcione, discúlpame por estas dudas, no es que no confíe en lo que tenemos, es que…
─No te preocupes, está bien. – El la conocía demasiado para no entender por dónde iba el asunto. – Somos el dúo dinámico en todas las etapas de nuestra vida hasta ahora y pretendo que se mantenga de esa forma. – ella le sonríe, más tranquila.
─Gracias, Tai, te amo.
─Y yo a ti mi cielo. ─ respondió, envolviéndola aún más en su presencia. Eso era la perfección para él.
─Por cierto, los nombres de los niños, realmente me gustaron.
─Me alegro, los busqué para que simbolizaran algo importante. 'Daichi' quedó fuera de selección, pero si tenemos un tercer hijo y es varón, ya está elegido. –respondió. Ella notó los significados desde el principio y sin las dudas iniciales, le parecía lo más hermoso de su parte. El castaño tomó su mano y la dirigió nuevamente al campamento, donde se dedicaron a disfrutar de la compañía del otro. El silencio no les resultó incómodo, mucho menos preocupante. Con lo que acababan de conversar todo estaba dicho. Por eso no se sorprendió cuando el castaño se dedicó a explorar su boca de improvisto, y que las cosas fueran escalando de a poco.
─ ¿Qué te parece si practicamos? – dijo rompiendo el beso para atacar su cuello.
─ ¿Aquí? Estamos a la intemperie.
─No hay digimons cerca.
─Aun así…─ ante su duda, Taichi se detuvo y pareció pensar por un momento.
─Tenemos bolsas de dormir. Será una experiencia…interesante. – La sonrisita traviesa del castaño envió un escalofrió por todo su cuerpo, pero al mismo tiempo le intrigó. Pasaron de un momento tranquilo, a uno de dudas existenciales hasta llegar a aquel de pasión desenfrenada dentro de una bolsa de dormir. Su relación era así de impredecible, divertida, refrescante…Entendía aún menos el porqué de su pequeña crisis existencial. Se sentía estúpida.
No entendía el cambio brusco de acontecimientos, pero tenían poco tiempo; en pocas horas se encontrarían con sus compañeros digitales. Había malgastado, gracias a ella, parte del valioso tiempo del que disponían. Se dejó llevar ante la adrenalina y la locura de quien acababa de asegurarle el amor que le tenía. Solo Taichi lograba eso en ella. Por eso, cuando el castaño le llevó al cielo y le mimó luego de toda la experiencia, Sora no pudo evitar pensar que no quería a otro hombre como padre de Taiki y Airi. ¿Quién sabe? Daichi también podría existir.
Como se ha vuelto tradición, aquí estamos otro 7 de julio, gracias a Dios. Estaré actualizando múltiples historias en el transcurso del día. Lamentablemente no todas, porque tuve unos problemitas con algunos de los archivos y no me alcanzó el tiempo para re-escribir. Estaré respondiendo los mensajes privados/reviews en el fin de semana. Todo se me complicó a último minuto; solo pude revisar los capítulos una sola vez después de escribirlos; no es lo ideal, pero así es la vida, debo aceptarlo.
Gracias a: krimtz, Nogizaka Haruka, Marce y Karen Up por los reviews del capítulo anterior. ¡Muchas gracias! Como siempre, siéntanse libres de comentar; díganme qué les parece, su feedback es importante.
Cuídense un montón; ¡un fuerte abrazo virtual!
Bye!
