Última Esperanza.

Capítulo tres: Primer reencuentro.

Tsukiku fue la primera en despertar, afortunadamente. No quería ni imaginar los problemas que habría ocasionado que su madre hubiera sido la primera en abrir los ojos.

A pesar de que debería despertar a Shizuku, no tuvo el corazón para hacerlo, viéndola tan cómoda y feliz abrazada a su madre. Decidió que la dejaría dormir otra hora. Aún debían tener algo de tiempo antes de que su madre despertara.

Eran las cinco de la mañana y aún necesitaba terminar su proyecto para presentarlo ante su padre y su empresa. Odiaba tener que usar esta estrategia, pero sería estúpido rechazar la oportunidad. Si lograba trabajar con él e impresionarlo con su tecnología, entonces sería una persona con cierta influencia sobre su opinión, y eso era algo que no iba a dejar pasar.

Siguió trabajando en el proyecto por una hora cuando Shizuku se despertó por su cuenta.

—¿Qué haremos cuando despierte?

—Fue tu idea, tú piensa en qué hacer.

—¡Nee-chan! —lloriqueó en protesta—. Vamos, no seas mala. ¡Estoy muy nerviosa como para pensar en qué excusa darle!

—Veo que tengo que hacer todo yo. —Sonrió burlonamente ante sus pucheros—. Bueno, le diremos que somos sus parientes lejanos.

—¡¿Eh?! ¡¿Y cómo haremos eso?!

—Según vi en los registros del gobierno, la abuela Rue tenía una familia numerosa, podemos decir que en verdad somos sus primas lejanas y dudó que sospechen demasiado. Eso más la culpa porque no pude tomar el caso del abuelo antes de que muriera debería ser suficiente para explicar nuestro comportamiento. Somos familia y además nos sentimos culpable por la situación en la que vive.

—¡Eres tan inteligente, nee-chan! —Aplaudió felizmente.

Satisfecha con esa respuesta, Shizuku se dedicó a hacer el desayuno para las tres.

—A mamá le gustan los pastelillos de chocolate con crema para desayunar, ¿no?

—Y con una taza de café o un vaso de jugo de naranja. —Tsukiku sonrió suavemente ante el recuerdo de preparar una bandeja para su madre junto a su padre cada vez que querían darle un día especial—. También puedes cortar trozos de manzana o naranja para ella, eso también le gusta.

—¡Ok, le haré un gran banquete a mamá! —Shizuku se emocionó mientras se ponía un delantal.

Tsukiku decidió volver a su proyecto. Era un juego de niños, pero como no trajo muchas herramientas le llevaría al menos otras dos horas armarlo.

Después de otra hora, cuando Shizuku estaba preparando la mesa, oyeron ruidos provenientes de la habitación y ambas se tensaron.

—Prepárate, y contrólate —advirtió Tsukiku con una mirada severa, colocándose la tiara rápidamente, a lo que Shizuku la imitó.

Pasaron un par de minutos antes de que su madre llegará al comedor, con unas tijeras en su mano y ojos llenos de desconfianza. Miró de reojo a la puerta, apretando las tijeras en su mano.

Al ver los ojos de su hermanita llenarse de lágrimas, Tsukiku bufó y tuvo que volver a tomar las riendas de una situación que Shizuku había provocado. Deberes de hermana mayor. Aunque eso no lo hacía menos complicado para su corazón lleno de sentimientos de añoranza por su amada madre.

—Buenos días. —Le sonrió amablemente, sin sorprenderse cuando la desconfianza en sus ojos aumentó—. Mi nombre es Shichimi Yukiko, soy una detective privada contratada por tu padre, Hizashi Kokuyo, un año antes de su muerte. —Los ojos de su madre se ampliaron y las tijeras cayeron de su mano rápidamente—. Además, somos hijas de la hermana del primo de tu madre. —Shizuku la miró con tanta incredulidad como su madre, resaltando mucho lo idénticas que eran en sus rasgos. Eso tal vez la habría puesto nerviosa de no ser porque entonces se le ocurrió una idea—. De hecho, mi hermanita hasta se parece un poco a ti, ¿no crees?

Aún desconfiada, su madre examinó a Shizuku con la mirada, a lo que ella le sonrió tímidamente.

—Hola… te preparé el desayuno. —Señaló a la mesa.

Los ojos de su madre se iluminaron al ver tanta comida y de su favorita, pero pronto volvió a mirarlas con sospecha.

—¿Qué primo de mi madre?

—Su primo Tetsuya, ¿lo conoces?

Un poco más aliviada, su madre negó con la cabeza.

—No, pero mi madre me habló un poco de él. —A pesar de ese breve alivio, siguió viéndose desconfiada—. ¿Cómo me encontraron? ¿Quién les dijo dónde estaba? —Entrecerró los ojos.

—Eh… —Shizuku miró nerviosamente a su hermana—. Fue por…

—Imagen satelital —inventó Tsukiku rápidamente—. Nos dijeron que te vieron por la plaza y busque por satélite, fue una coincidencia afortunada haberte encontrado tan rápido.

Ella ladeó la cabeza, sin creerle del todo, pero sus ojos se volvieron a Shizuku y su mirada se ablandó un poco al examinar sus rasgos.

—¿Cómo te llamas? —le preguntó con voz suave.

—Soy Shichimi Shizuka. —La miró con ojos brillantes.

—¿Cuántos años tienes? —Se relajó levemente, por fin dejando de verse como si pudiera atacarlas en cualquier momento—. ¿Doce?

—¡Tengo quince! —lloriqueó ofendida, cruzando los brazos.

—Oh, eres muy bajita. —Sonrió divertida—. ¿Y tus padres?

Shizuku se le quedó mirando y, al ver que su labio empezó a temblar, Tsukiku intervino otra vez.

—Nos quedamos huérfanas hace años. Yo cuido de mi hermanita.

—Hay algo que no entiendo. —Kohaku miró a Tsukiku aún con desconfianza—. ¿Cómo es posible que mi padre no me dijera que te contrató? ¿De dónde sacó el dinero? ¿Y por qué apareces recién ahora? —No parecía dispuesta a creerle con tanta facilidad.

—No fue un pago que realizó mientras estaba en prisión, más bien fue un pago que hizo en ayuda a mis padres cuando yo era una niña. Siempre me sentí en deuda con él. Le prometí que lo ayudaría con su caso, pero en ese momento estaba trabajando en otras cosas y no pude hacerlo. Al enterarme de que murió me sentí muy culpable, pero no pude venir hasta ahora, e incluso aunque vine todavía tengo la gran responsabilidad de cuidar a mi hermanita. En cuanto a porqué no te lo dijo, realmente no lo sé. Tú eres su hija, ¿no puedes adivinarlo? —Encogió los hombros, sentándose en la mesa.

Shizuku también se sentó en la mesa junto a su hermana y sirvió el desayuno para las tres. Kohaku tardó un poco en sentarse, sin quitar su rostro pensativo mientras contemplaba su desayuno.

—Las últimas veces que fui a visitarlo —Ambas se sorprendieron de escucharla hablar de pronto—, mi padre parecía mucho más resignado. Y él también me decía que debía resignarme y olvidarme de su situación, concentrarme en trabajar para tener una buena vida. Quizás no me lo dijo porque no quería darme esperanzas, no lo sé. —Tomó un pastelillo y lo mordió sin ganas. Sus ojos se iluminaron y sonrió apenas, una minúscula sonrisa brillante en medio de su rostro sombrío—. Está delicioso. Gracias.

Shizuku asintió, de nuevo aguantando las ganas de llorar.

Tsukiku cerró los ojos dolorosamente.

Odiaba tener que engañar a su madre, con lo difícil que fue su vida ella solo se merecía lo mejor, pero no tenía opción. Incluso sí no podía lograr que sus padres se enamoraran en esta realidad, al menos lograría que sus vidas no fueran tan tristes y deprimentes. Quería ayudarlos, sin importar que no fueran realmente sus padres. No podía evitar amarlos de todos modos, y sabía que para Shizuku era igual.

Su madre siempre fue una persona con un gran apetito, pero esta vez comió muchísimo, Tsukiku solo la había visto comer así cuando estaba en la dulce espera de Shizuku, que apenas vio a su madre con tanto apetito de inmediato se puso a cocinar más.

—¿Quieres más omurice y tamagoyaki? —preguntó emocionada la menor en edad mientras le servía otro plato de tsukemono.

—¡Sí, por favor! —Su madre estaba que lloraba de alegría—. ¡Todo esto es delicioso! ¡¿Quién te enseñó a cocinar así?!

—Aprendí de mi tía Fran… —Se calló cuando Tsukiku le hizo una seña de silencio—. M-mi tía Franny. ¡Era una gran cocinera! ¡Yo preparó la comida en mi casa desde los seis años! ¡Puedo enseñarte sí quieres!

—¡Eso será grandioso! —Le sonrió con ternura.

Wow, Shizuku ya la tenía completamente en la palma de su mano. Eso de llegar al corazón de un hombre a través de su estómago también aplicaba para las madres glotonas, aparentemente.

Tsukiku decidió retirarse para seguir trabajando en el proyecto que debía presentar. Ya casi lo terminaba, pero aún tenía que preparar una presentación, eso sería increíblemente tedioso.

Luego de un rato, su madre se apareció en la sala donde estaba trabajando, mirando con curiosidad lo que hacía.

—¿Qué haces? —preguntó en un tono distante y aún desconfiado.

—Es un proyecto para una junta de trabajo. —Más o menos era verdad—. ¿Y Shizuka?

—Fue a comprar unos ingredientes. —Se abrazó a sí misma, apartando la mirada—. Quería disculparme contigo por… intentar torcer tu mano. ¿No te lastime, verdad?

—Ja, no te preocupes por eso, ni siquiera fue tan fuerte. —Conociendo la fuerza de su madre, incluso aunque se había debilitado mucho, sabía que había estado conteniéndose—. Debí saber que el arma no estaba cargada, la hija de Hizashi Kokuyo no es ninguna asesina, tal como su padre.

Ella apartó la mirada, con sus ojos llenándose de lágrimas.

—¿De verdad crees en su inocencia? ¿De verdad… podrás ayudarme a limpiar su nombre?

—En mi ciudad natal tengo un porcentaje del diez billones por ciento de éxito. —Sonrió confiada.

Técnicamente era cierto, había participado en investigaciones policiales, sobre todo porque sus amigos y familiares siempre estaban en el centro de los problemas debido a la guerra. Debieron enfrentarse a numerosas traiciones y atentados, y siendo Tsukiku la persona más inteligente en la Tierra ciertamente no iba a ser vencida por un puñado de criminales.

Al escuchar sus palabras, su madre se tensó de pies a cabeza, y de repente Tsukiku cayó en su error.

Ok, que fuera la persona más inteligente en la Tierra no quería decir que no pudiera cometer estupideces de vez en cuando, ¿de acuerdo?

Se quedó inmóvil, intentando pensar en una excusa, pero su madre no dijo nada, solo la miró fijamente, estudiando su rostro con su vista que era tan buena como la suya propia, haciéndola sudar frío.

Maldita sea la genética por haberle dado la exacta misma cara que su padre, ¿qué no podía ser más original? Dudaba que el maquillaje pudiera engañar la vista de su madre, e incluso aunque estuviera usando los lentes sabía que eso no hubiera bastado.

—Dime, Yukiko… ¿Eres familiar de Ishigami Senku, el científico? —La desconfianza llenó sus ojos con más fuerza que nunca—. Te pareces un poco a él…

—No, para nada —contestó con calma—. Crecí en la otra punta del país. Aunque desde que llegué a Tokio un par de personas señalaron el parecido. Qué coincidencia.

La mejor estrategia era restarle importancia al asunto y dejarlo como una mera coincidencia. Después de todo, sabía que su padre y su abuelo Byakuya se parecían un poco a pesar de no tener ningún lazo sanguíneo. ¿Por qué lo de ella no podía ser una extraña coincidencia también? Estaba segura de que el maquillaje debía disimular al menos lo suficiente para eso.

—Pero lo conoces. —Que dijera eso la tomó por sorpresa—. Dime algo, el proyecto que presentarás… es en su empresa, ¿no es cierto? ¿Quieres trabajar para él aun investigando el caso de mi padre?

Tsukiku se quedó con la boca abierta.

Realmente no debería haber subestimado a su madre. Ella siempre fue más lista de lo que muchos le daban crédito.

De inmediato puso su cerebro a trabajar en una excusa, eso era algo que tenía que hacer mucho últimamente, ya se estaba acostumbrando.

—Me descubriste antes de lo que hubiera esperado. —Rio entre dientes—. Es parte de mi estrategia, porque considero a Ishigami Senku un testigo valioso. Además, soy en verdad una científica, aparte de estar trabajando como detective ahora. Admiro a Ishigami-sensei y su trabajo, siempre he querido trabajar con él. Pienso que haciendo esto voy a poder cumplir ese deseo aparte de poder sacarle información para resolver el caso. Después de todo, es más probable que el verdadero asesino tuviera algo en contra de Ishigami Byakuya, a que fuera algo en contra de tu padre. ¿Cuál lado crees que es más útil investigar? —Sonrió satisfecha con la innegable lógica detrás de sus palabras bien pensadas.

Kohaku la miró impresionada, pero antes de que pudiera decir algo Shizuku llegó gritando que tenía los nuevos ingredientes.

Tsukiku siguió trabajado en su proyecto hasta que finalmente lo terminó, y luego empezó a trabajar en la presentación que haría. Se le había ocurrido cómo usar esta situación a su favor y para ello necesitaba dejar muy impresionado a su padre y a la junta directiva.

El plan tenía sus riesgos, pero en la situación en la que estaban bien valía la pena arriesgarse un poco. Además, era lo único que se le ocurría por el momento, y sí salía horriblemente mal… bueno, empezaría a construir un "plan B" de emergencia.

Una vez tuvo todo listo fue a ver a su madre y a su hermana, viendo con una sonrisa divertida como ya se llevaban completamente bien y su madre parecía completamente encantada con Shizuku.

—¿Entonces siempre has sido aficionada a las artes marciales? ¡También yo! —Ambas tenían muchas cosas en común—. Mi padre me hizo amarlas, aunque cuando crecí y seguí amándolas no estuvo del todo contento. —Rio con nostalgia—. ¿Qué opinaban tus padres de tus gustos?

—Umm… —Pareció deprimida por un segundo, hasta que se recuperó y sonrió enérgicamente—. Bueno, mi mamá también las amaba y mi papá siempre respeto eso. Nunca hubo problemas.

—¡Ja, debiste tener unos padres realmente maravillosos!

Shizuku asintió, mirándola con una sonrisa, antes de cambiar de tema, volviendo a hablar sobre recetas.

Al ver que su hermanita no era muy buena controlándose y mucho menos mintiendo a su madre, Tsukiku decidió interrumpir la conversación y anunciar que ya era hora de irse.

—¿Irnos? —Kohaku volvió a mirarla con desconfianza.

—Ajá, felicidades, Hizashi Kohaku, quedas oficialmente contratada como mi guardia de seguridad.

—¡¿Eh?! —Las dos se quedaron con las mandíbulas por el suelo.

—Es obvio por tus condiciones de vida que estás desempleada —musitó, rascando su oído con el meñique—. Necesitas trabajo y eres fuerte, y resulta que yo necesito una guardaespaldas. Te pagaré doscientos mil yenes a la semana, ¿qué dices?

—¡¿QUÉ?! —Kohaku se fue de espaldas de inmediato—. ¡Eso es demasiado! ¡¿De dónde sacarás tanto dinero?!

—Mis padres vivían con modestia, pero nos dejaron una pequeña fortuna, te aseguró que me lo puedo permitir. Además, pronto ganaré más y más dinero, cuando trabaje con Ishigami Senku. Hasta podría aumentarte el sueldo. —Encogió los hombros con una sonrisa arrogante.

—Yo… eso es… es demasiado. —Negó con la cabeza—. Cien mil estaría bien…

—Serán doscientos. Los necesitas, no seas ilógica. —Bufó.

Kohaku entrecerró los ojos, mirándola con sospecha una vez más. ¿Y ahora qué dijo?

—¿Y a dónde vamos? —Shizuku cambió el tema al detectar la tensión en el ambiente.

—Vamos a comprarnos ropa nueva para asistir a la presentación que tengo a las diez en la empresa de Ishigami Senku.

—¿Qué? No. —Kohaku negó con la cabeza rápidamente—. No quiero ir allá. No puedo, lo odió y además estoy segura de que me tiene vetada, tal como me vetó de todas las otras empresas de esta ciudad. —Frunció el ceño amargamente.

—Bueno, si no te deja entrar entonces tampoco me deja entrar a mí. —Le sonrió maliciosamente—. Y créeme, él quiere dejarme entrar.

—Tienes mucha confianza en ti misma, ¿eh? —Le sonrió con diversión.

—¡Mi nee-chan es muy inteligente! ¡Ella es la mejor de nuestra tierra natal! —De su Tierra y de esta Tierra—. Además lo que hizo es innovador, las proyecciones de venta por sus componentes baratos y accesibles logrará que en unas cuantas semanas se convierta en una sensación mundial. —Sonrió emocionada por cómo reaccionaría esta sociedad menos avanzada ante algo así.

—Veo que tú también eres muy inteligente. —Kohaku la miró impresionada.

—¡Claro, por algo soy su asistente! —Brincó en su sitio, alzando un puño en el aire.

—Entonces, ¿vamos? Sí seguimos perdiendo el tiempo llegaremos tarde. —Al ver que su madre seguía insegura, Tsukiku se le acercó con una sonrisa maliciosa—. Oh, vamos. ¿No quieres ver la cara que pondrá Ishigami Senku cuando no le quedé más remedio que aceptarte en su preciosa junta directiva? Y aunque nos rechazará, simplemente podemos ir con la competencia y de todos modos quedará como un idiota por perder mi invento millonario. —Lo guardó en un maletín y se lo tendió—. Somos familia, puedes confiar en que siempre estaré de tu lado. Ya no estás sola, no dejaré que pase sobre ti. —Frunció el ceño peligrosamente y Kohaku la miró impresionada.

Si bien Tsukiku entendía las posturas de ambos, y que los dos tenían razones para estar molestos el uno con el otro, estaba convencida de que su abuelo Kokuyo era inocente, y mientras que su padre tenía problemas con su empresa eso no se comparaba al hambre y la pobreza a la que su madre se vio sometida. Sí tenía que proteger a uno de los dos, protegería a su madre en este caso. ¿Cómo podían esperar que actuara diferente si podía ver sus mejillas hundidas y los huesos de su esternón marcándose en su piel? Debía cuidar de ella, incluso si eso significaba ganarse el desprecio de su padre.

Con una pequeña sonrisa, Kohaku tomó el maletín, y por primera vez su desconfianza hacia Tsukiku desapareció por completo.

Fueron al centro comercial y compraron mucha ropa para las tres, ya que las hermanas no trajeron casi nada de su mundo. Regresaron al departamento a dejar las cosas, tomar una ducha y arreglarse rápidamente y fueron de una vez a Ishigami WN, la empresa a la que pensaban impresionar.

El edificio era grande, pero no demasiado, tenía grandes ventanales al frente y a los costados, y habían dos guardias de seguridad vigilando la entrada.

Tsukiku se había cambiado a una falda más larga que la que traía antes, pero aún de tubo, con una camisa blanca y su bata de siempre. Shizuku ahora estaba usando un vestido ligero, azul oscuro, suelto y con volados en la falda y en las mangas, largo hasta las rodillas, con una chaqueta liviana. Su madre, por otro lado, estaba usando un esmoquin simple, y se veía muy nerviosa mientras más se acercaban a las puertas.

Apenas los guardias la vieron se tensaron y Tsukiku supo que habría problemas.

Hora de hacer la prueba. ¿Qué era más importante para su padre? ¿El rencor hacia su madre o la solución a todos sus problemas financieros con un invento millonario?

—¿Qué haces aquí, Hizashi Kohaku? —Los guardias se acercaron ceñudos a ella, que los miró con repudio, pero antes de que pudiera decir nada Tsukiku se puso en frente.

—¿Hay algún problema, caballeros? —Les frunció el ceño.

—Esta señorita tiene la entrada prohibida. ¿Y usted quién es?

—Mi nombre es Shichimi Yukiko, tengo una cita con el presidente de esta empresa y me están haciendo llegar tarde. —Cruzó los brazos con molestia.

—Usted puede pasar, pero la señorita Hizashi no.

—Sin la señorita Hizashi no pienso poner un pie en este edificio.

—Pues tendremos que pedirles que se retire, señorita Shichimi. —Los guardias no lo dudaron.

—Muy bien, luego ustedes pueden explicarle al Dr. Ishigami porqué no me presente cuando toda su junta directiva me está esperando. —Rio maliciosamente mientras se daba la vuelta con rapidez, haciendo que su larga coleta abofeteara los rostros de los guardias.

Los hombres intercambiaron una mirada.

—Espere —le dijo uno, mientras el otro sacaba su celular.

Tsukiku rápidamente presionó el arete en su oído, uno que tenía en su bolso para poder escuchar todas las conversaciones telefónicas que quisiera. Captó la conversación de su padre con el guardia fácilmente.

—¿Qué sucede? Estoy muy ocupado, esperó a una persona muy importante.

—¿Será Shichimi Yukiko, señor?...

—¡Sí, la Dra. Shichimi! ¿Ya llegó?

—Sí, señor, pero hay un problema…

—¿Qué problema podría haber? ¿Necesita ayuda con algo?

—No, señor… La doctora está acompañada de Hizashi Kohaku.

Hubo una breve pausa.

—¿Qué? ¿Está con Hizashi Kohaku? ¿Por qué?

—No lo sé, señor, pero dice que se niega a entrar si no es en compañía de la señorita.

—¿Pero qué mierda? Eso no es… Agh, odio mi suerte. Esperen, voy a bajar, no dejen que la doctora se vaya hasta que llegué.

—Sí, señor.

Tsukiku apagó el arete y se acercó a Shizuku disimuladamente mientras los guardias le pedían esperar un momento.

—Escucha, pulga, papá está bajando, de seguro querrá convencernos de entrar sin mamá. No lo permitiremos, aunque tengamos que irnos sin la reunión y aunque él nos deteste, es más importante ganar la confianza de mamá. No dejes que te afecte nada de lo que diga, contrólate. ¿Podrás?

—S-sí. —Se vio preocupada, pero no dijo nada más.

Su padre llegó luego de unos minutos, y apenas sus ojos se toparon con los de su madre, ambos se llenaron de un odio y una rabia contenida tan evidente que era casi palpable.

Era difícil de ver, así que Tsukiku tomó la mano de su hermanita para recordarle ser fuerte y también para darse fuerzas, plantándole cara a su padre antes de que pudiera acercarse a su madre.

—Ishigami Senku-sensei, parece que hay problemas entre usted y mi nueva guardaespaldas. —Sonrió, intentando verse lo más relajada posible—. Dígame, sensei, ¿deberíamos cancelar nuestro compromiso?

Él tardó un momento en contestarle, aún mirando a Kohaku, antes de voltear hacia ella con la mandíbula firmemente apretada.

—No debemos cancelar nada, Shichimi-sensei, simplemente tengo que pedirte que me entiendas. —Se llevó una mano a la frente, luciendo increíblemente cansado—. Por motivos personales, no soporto a esta señorita. Por consideración a mi salud mental, te pido que ella espere fuera del edificio en lo que tenemos nuestra reunión. Y tampoco creo que ella esté muy cómoda en mi presencia. —La miró con amargura, haciendo a su madre apartar la mirada con una mueca de frustración.

¿Eh? ¿Se perdió de algo?

—Temo que es imposible. —Alzó la barbilla tercamente—. Es mi querida prima, no podría hacerle ese desaire. —Los ojos escarlatas de su padre se ampliaron—. Tendrá que aceptarla en la reunión, o tendré que rechazar la posibilidad de trabajar juntos, Dr. Ishigami.

Él apartó la mirada, llevando sus manos a su cintura, viéndose pensativo.

Miró de reojo a Kohaku, que seguía evitando posar sus ojos en él pero no quitaba su mueca de rabia contenida.

—¿Puedo preguntar por qué es necesaria su presencia? Eres tú la que tiene que presentar el proyecto, no tu prima —insistió—. Y si es por motivos de seguridad, puedo asegurarte que estarás diez billones por ciento a salvo en mi edificio.

—Simplemente me disgusta el modo en el que tú y tus guardias la están tratando. —Tsukiku sonrió con los dientes apretados, sin poder evitar que un poco de su mal temperamento saliera a flote—. Lo siento como una ofensa a mi persona. O la dejan entrar o yo no pongo un pie ahí dentro y en ningún otro lugar en el que ella no esté cerca de mí. —También llevó las manos a su cintura, con sus cejas casi tocándose debido a su indignación.

¿Qué no podía ver que él le había hecho mucho más daño a ella de lo que ella le hizo a él?

Lo peor era que él si se daba cuenta, de hecho, no había dejado de mirar su rostro hundido y su figura peligrosamente delgada desde que el odio del primer momento disminuyó. Y debía ser muy consciente de que era todo por su puta culpa.

¡Y aún así la seguía detestando desde lo profundo de su alma!

—Entonces… lamento haberla hecho perder su tiempo, doctora. —La miró con amargura—. Nuestro compromiso queda cancelado.

Tsukiku bufó con amargura.

No debería insultar a su propio padre… ¡pero qué idiota!

—Ja, pues como usted prefiera. —Asintió con la cabeza y comenzó a retirarse, pero su mano aún unida a la de Shizuku la hizo detenerse cuando su hermanita no se movió—. Vámonos, pulga.

—Espera. —Ella se soltó de su agarre y caminó hasta su padre, que ya se había dado la vuelta para regresar a su edificio—. ¡Espera, por favor!

Él volteó con confundido, congelándose al ver a Shizuku, como si no se hubiera dado cuenta de su presencia hasta ese momento.

—¿Qué haces aquí? —Su mirada se ablandó de inmediato—. ¿Aún no vas a la escuela?

—No —habló con dificultad, con su labio temblando. Le había costado no ponerse a llorar durante todo ese horrible intercambio y aún le costaba—. Lo siento, yo solo… no entiendo por qué la odias. —Miró de reojo a su madre—. Quiero decir, vi el video y sé lo de sus padres, pero… —Se abrazó a sí misma—. ¿No es solo por eso, no es cierto? No entiendo por qué se odian tanto.

Senku se quedó en silencio y Kohaku fue la que se acercó a Shizuku, mientras que Tsukiku seguía analizando la situación y el mejor curso de acción para ejecutar a continuación.

—Shizuka-chan, no tienes que preocuparte por él. —La rubia tomó la mano de la menor y la acarició con cariño—. Sé que lo admiras, pero no debes angustiarte por estas cosas. No tiene nada que ver contigo. —Acarició su cabello con cariño—. Son cosas complicadas, pero está bien que aún lo admires a pesar de que no quiera trabajar con nosotras. No llores, pequeña. —Kohaku no sabía por qué, pero esta niña le despertaba una especie de instinto maternal extraño que antes solo había sentido por la pequeña Suika.

—No estoy llorando. —Frotó sus ojos con fuerza, antes de mirar decidida a su padre, que la miraba luciendo contrariado—. Ishigami-sensei… yo… realmente no sé qué decir. —Bajó la cabeza—. No soy tan lista como mi hermana, pero no soy tonta ni tampoco pienso llorar frente a usted para darle lastima. —Volvió a frotar sus ojos con fuerza y tanto sus padres como su hermana la miraron con sorpresa cuando su mirada se volvió increíblemente seria—. Si usted realmente cree que mi… mi tío Kokuyo mató a su padre, entonces nunca podría pedirle que trabaje con nosotras, creo que ya es demasiado que aún estuviera interesado en trabajar con mi hermana a pesar de estar relacionadas con él. Pero… —Apretó los puños y lo miró fijamente—. Sí existe en usted una mínima duda, por más pequeña que sea, por más que sea absurdamente improbable, por más que realmente no crea en ella… entonces, por favor, le pido que nos dé una oportunidad. —Hizo una reverencia—. Eso es todo que puedo decirle.

Todo se quedó en silencio, hasta el agitado tráfico de Tokio parecía haber cesado de pronto.

Tsukiku miró a su hermana con pena, caminando hacia ella para envolverla en un abrazo, sabiendo que lo necesitaba. Sorprendentemente, ella no lloró, sino que siguió mirando a su padre. Tsukiku también lo miró y vio con sorpresa que él tenía sus ojos fijos en su madre.

Kohaku lo miraba con resignación, y ambos parecían tan cansados que bien podría decirse que eran mucho mayores de lo que parecían.

Los sentimientos nadando en los ojos escarlatas de Senku eran indescifrables, pero se notaba que estaba reflexionando al respecto.

Finalmente, luego de lo que pareció una dolorosa eternidad, él habló:

—No creo en la inocencia de Hizashi Kokuyo. —Sus palabras les heló a las tres el corazón—. Pero… creo que es posible que la señorita Hizashi Kohaku estuviera convencida de esa inocencia, creo que es posible que su padre la tuviera engañada. —Apartó la mirada—. No tengo motivos en contra de la señorita Hizashi, jamás la odié hasta que ella empezó a arruinar mi vida, pero eso es algo que puedo perdonar. —Rascó su oído, fingiendo indiferencia—. Las tres son bienvenidas a entrar, sí así lo desean. Les daré diez minutos para subir. Sí no aceptan esta respuesta, entonces cancelaré el compromiso y de mi parte no habrá rencores. —Asintió con la cabeza y dio media vuelta para marcharse de regreso a su edificio, no sin antes dedicarle una pequeña sonrisa a Shizuku.

Ella le sonrió con ojos brillantes.

Era cierto que no fue la respuesta que esperaba, pero aun así le dio esperanzas.

Se quedaron las tres solas a las afueras del edificio, alejadas de los guardias, conversando.

—Lo sabía. —Su madre frunció el ceño amargamente—. Él siempre creyó que mi padre es culpable. ¡No puedo soportarlo! ¡Lo odió! —Crujió los dientes, cerrando los ojos con fuerza.

—Aunque lo odies… no debemos desaprovechar esta oportunidad. —Tsukiku cruzó los brazos, aún pensativa respecto a todo lo que acababa de pasar—. Trabajar con él sería muy beneficioso para mí, y sigue siendo un testigo clave si quieres demostrar que tu padre siempre fue inocente.

—¡Ja! ¡¿Cómo podría sernos de utilidad si está convencido de que es culpable?! ¡Él siempre será nuestro peor enemigo! —exclamó con rabia—. Vámonos, por favor, no quiero tener que verlo. ¡Lo odió!

—Por favor. —La linda vocecita de Shizuku hizo que el ceño fruncido de Kohaku se suavizara de inmediato—. El plan de nee-chan no es perfecto, pero es el único que tenemos. Debemos volver a casa en un mes, no tenemos mucho tiempo.

—¿Qué? ¿Un mes? —Miró confundida a Tsukiku.

—Un mes, o dos semanas, no estoy segura. —Encogió los hombros—. Te dije que soy una persona ocupada, y Shizuka también necesita regresar a casa. Planeó probar la inocencia de tu padre de una forma u otra, pero es cierto que tenemos poco tiempo.

Su madre bajó la cabeza, luciendo contrariada.

—Por favor, por favor dale una oportunidad al plan de mi nee-chan. —La miró suplicante—. Te aseguró que ella es muy buena, ¡te aseguró que probaremos la inocencia del abuelito!

—¿Eh? —Eso último hizo a Kohaku mirarla con confusión.

—Eh… es que era un poco viejito, y siempre les digo abuelitos a los viejitos. —Rio nerviosamente, un poco demasiado alto y demasiado falsamente.

Aun así, Kohaku se tragó su excusa y acarició su cabello tiernamente.

—Tiene razón, ya sabes. —Tsukiku le siguió el juego—. Es mejor que sigas mi plan, será el modo más rápido y eficiente. No tendrás que lidiar mucho con él, me encargaré de la mayoría, solo necesito que estés de acuerdo. —La miró seriamente—. Si no estás de acuerdo entonces no lo haremos, pero eso me retrasará. Y, también —Miró de reojo a Shizuku—, la harás más feliz si accedes, ya sabes.

Kohaku suspiró profundamente, mirando con dulzura el rostro suplicante de Shizuku, que sacó su mejor carita de gatito triste, una mirada mortal que podría hasta con la defensa del más frío de corazón.

—Muy bien… Entremos.

Las hermanas sonrieron emocionadas y Kohaku solo pudo suspirar resignada.

Esto sería un infierno para Senku y Kohaku, pero era el inicio de un sueño para Tsukiku y Shizuku.


Continuará...

Holaaaaaaaaaaa :D

Aquí tienen un nuevo capítulo de este fic!

Ojala que les haya gustado! Apreciaría mucho leer sus comentarios si así fue :3

Muchas gracias por todo su apoyo y no olviden q se les ama con todo el kokoro!~ :'D

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!