Última Esperanza.

Capítulo seis: Primer ataque.

Ukyo, Tsukasa, Ryusui y Gen miraron con los ojos muy abiertos a Tsukiku, creyéndola perfectamente capaz de hacer lo que había dicho que haría, teniendo en cuenta que era una persona del futuro.

Por más que pensaran, ninguno podía llegar a una idea sólida de cómo salvarse de esto. Tsukasa sabía que le dispararía tan pronto diera un paso más en su dirección. Ukyo estaba seguro de que ella debía tener más trucos de los que dejaba ver, por lo que invalidaba cursos de acción como pedir ayuda o usar una distracción para que uno escapara. Ryusui estaba analizándola con la mirada, intentando descubrir si rendiría frutos o no el tratar de razonar con ella. Gen, por otro lado, ya estaba planeando qué estrategia de convencimiento usaría con ella, porque al menos quería tratar antes de que borrará sus recuerdos.

Tratar con ella debería ser similar a tratar con Senku, con lo idénticos que son, pensó Gen, sudando frío. Eso quiere decir que será increíblemente difícil y lo más probable es que vea a través de todas mis estrategias, pero al menos debo intentarlo.

Si veía a través de él quizás incluso fuera mejor, porque de verdad quería ayudarla.

—Tranquila, tranquila, dulce sobrinita~. —Quiso acercarse un paso más a ella, pero se detuvo cuando vio su dedo posarse sobre el gatillo. Tragó saliva—. No creo que quieras borrarnos la memoria, si tus planes son los que sospechamos~. Hasta podríamos ayudarte~. Juntar a tus queridos padres no es una tarea muy fácil que se diga, ¿o sí?~

Tsukiku frunció el ceño profundamente y, aunque su mirada permaneció inescrutable, Gen sabía que ella estaba pensando en lo que le dijo.

—Es una oferta muy generosa, querido tío, pero no pienso tomar ningún riesgo. —Sus palabras tan contundentes lo hicieron apretar los dientes con frustración, sudando profundamente. Si ella era igual de terca que sus padres, sabía que no había fuerza en el mundo que la hiciera cambiar de opinión, no había nada que él pudiera hacer—. Veo que no piensan contestar a mis preguntas, así que fue un placer tener este breve encuentro, pero es mejor que olviden. —Apretó el gatillo.

—¡Onee-chan! —Justo en ese instante, Shizuku se apareció y desvió el tiro hacia arriba, a lo que un diminuto dardo se clavó en el techo—. ¡Espera, no creo que debas hacerlo!

—¡¿Qué demonios, pulga?! ¡Te dije que me esperes afuera! —Forcejó para librarse de su agarre en el brazo en el que tenía el arma.

Los cuatro hombres las miraron con las bocas abiertas.

Gen sonrió aliviado.

Aparentemente había una fuerza en el mundo que podría hacer ceder a la terquedad Ishigami-Hizashi.

—Queremos ayudarlas —dijo rápidamente—. Y también somos fuentes de información valiosa. ¡Hay mucho que podemos decirles sobre la relación pasada de Senku-chan y Kohaku-chan!~

—¿Escuchaste eso, nee-chan? ¡Ellos pueden ayudarnos! —La hermana menor mantuvo el brazo de la mayor inmóvil apuntando al techo sin siquiera esforzarse.

—¡Eso lo podemos averiguar por nosotras mismas! ¡No podemos tomar un riesgo tan grande como este, Shizuku! —Siguió intentando inútilmente librar su brazo del agarre de hierro de la adolescente.

—Pero tú eres la que dice que debemos aprovechar cada segundo. —Hizo pucheros, bajando un poco el brazo de su hermana para quitarle el arma sin ningún problema, ignorando sus quejas y regaños—. ¡Ellos pueden ayudarnos! Y el señor del tiempo nunca dijo nada de que no podíamos recibir ayuda.

—¡Dijo que no debíamos intervenir en los sucesos de esta realidad! —Finalmente Shizuku la soltó y Tsukiku frotó su muñeca. Esa pulga apretaba fuerte—. Además, sé que ellos no confían del todo en mí, por lo que no pienso confiar del todo en ellos.

—Dijo que no debíamos intervenir tanto —la corrigió—. Y no sé por qué dices eso, son nuestros tíos. ¡Prácticamente me criaron! Aunque no nos conozcan y no sean exactamente ellos, aún son ellos, así como papá y mamá aún son papá y mamá.

Los cuatro intercambiaron una mirada de confusión ante sus palabras, mientras que Tsukiku chasqueó la lengua con molestia, cruzando los brazos bajo su pecho.

—Es sumar otro problema a nuestra enorme lista de problemas…

—No, es sumar más aliados. —Se llevó las manos a las caderas, mirándola con reproche—. Si crees que no confían en nosotras, solo expliquémosles lo que pasó, la verdad, y estoy segura de que ellos entenderán. —Volteó a verlos con una suave sonrisa—. Al menos dales la oportunidad. —Le devolvió el arma, poniéndole sus mejores ojos suplicantes.

Tsukiku gruñó desde el fondo de su garganta, mirando de reojo los rostros sumamente sorprendidos y contrariados de los cuatro.

¿Debía escuchar a la sentimental de su hermanita? Un plan así traía riesgos, pero con unos cuantos trucos ese riesgo podía disminuir, aunque sería molesto. ¿Valía la pena tomarse esa molestia?

Ya había pasado casi una semana desde que llegaron a esa realidad y apenas y sí habían avanzado un poco en la relación con sus padres, y casi nada en la investigación de lo que pasó con su abuelo Kokuyo. Tsukiku había estado investigando un poco, pero estaba tan ocupada que no pudo indagar mucho en el asunto y la verdad no quería dejarle esa tarea a Shizuku, como tampoco quería dejarle enteramente la tarea de juntar a sus padres ella sola.

La verdad era que, dejando los riesgos de lado, tener más aliados les vendría absurdamente bien.

Y la pulga tenía razón, explicándoles la situación sus tíos entenderían. Sabía que sus tíos Tsukasa y Ukyo eran los que estaban más desconfiados por lo fantasioso que debía parecerles la situación, pero sus tíos Gen y Ryusui debían estar casi en la bolsa. Solo deberían explicarles y sabía que podría confiar en ellos.

Después de todo… estas eran las personas que consolaron a Tsukiku cuando sus padres murieron, las personas que la terminaron de criar en ausencia de sus padres, quienes dieron todo de sí para protegerlas a ambas en esa guerra cruel, los que cuidaron a Shizuku como si fuera otra hija para ellos. Tsukasa junto a Minami, Ryusui y Francois, Ukyo y Gen fueron de las personas más presentes en proteger y cuidar de ellas, aparte de Chrome y Ruri, y Taiju y Yuzuriha. Ja, ¡Shizuku los conocía más a ellos de lo que conocía a sus propios padres!

Por supuesto que ella no solo confiaba en ellos con todo su ser, sino que también los quería a su lado. Eran familia también. Eran toda la familia que Shizuku llegó a conocer.

Tomó aire, antes de suspirar temblorosamente, guardando el arma en un bolsillo interno de su bata.

—Tú ganas, pulga… Les daremos una oportunidad a nuestros queridos tíos. —Bufó, a lo que su hermanita de inmediato jadeó de alegría.

—¡Gracias, nee-chan! —La abrazó—. ¡Eres la mejor!

—Sí, sí, como sea. —La apartó secamente—. Si esto sale mal será enteramente tu culpa, ya sabes.

—Correré el riesgo. —Sonrió con la barbilla muy en alto, antes de voltearse a sus tíos que se veían más aliviados, confundidos y contrariados que nunca—. Ahora… ¿podemos decirles toda la verdad?

—Empieza por deshacerte de esta cosa ridícula. —Le quitó la tiara con antenas de mariposa y la arrojó a un lado, revelando su cabello blanco-verdoso y sus ojos color carmín.

—Bueno, ahora sí parecen diez billones por ciento las hijas de Senku-chan y Kohaku-chan~. —Gen fue el primero en salir del shock y hablar con su sonrisa llena de alivio.

Por suerte la hija menor tenía un corazón mucho más blando que el de la mayor, o ahora mismo todo lo que habían averiguado y sus planes con Ryusui habrían sido en vano. Ahora solo tenía que hacer que la mayor confiara en ellos para que pudieran ayudarlas en sus planes.

Y así quizás podrían sacar a Senku del pozo de miseria en el que se hundió después del asesinato de su padre.

—Siéntense, queridos tíos. —Tsukiku se dejó caer en un sofá con desgano, cruzando una pierna sobre la otra, con su voz llena de sarcasmo—. Esto será asquerosamente largo de escuchar.

—¿Por dónde deberíamos empezar? —preguntó Shizuku, revolviéndose emocionada al sentarse junto a su hermana.

—Por mi parte, me gustaría que se vuelvan a presentar, esta vez con sus nombres verdaderos. —Ryusui chasqueó los dedos, sonriendo enormemente.

—Ishigami Tsukiku, veintinueve años —dijo con desgano.

—¡Soy Ishigami Shizuku, tengo quince! —exclamó con entusiasmo.

—¿No habías cumplido dieciséis?

—Bueno, no, solo cumplí quince hace un par de meses, las fechas se mezclaron un poco con todo eso de viajes en el tiempo. —Rio divertida, rascando su oído con el meñique mientras miraba al techo.

—Aún me parece surrealista… ¿De qué año son ustedes? —preguntó Tsukasa.

—Esos detalles realmente no tienen importancia —dijo Tsukiku antes de que Shizuku contestará sin pensar—. Pienso que es mejor darles el mínimo de información posible. Deben saber desde ahora que esto no será ningún intercambio equivalente, no se beneficiaran en nada, ustedes nos ayudaran porque quieren, y deberá ser bajo nuestras condiciones. Nosotras no estamos obligadas a darles nada, y si no están de acuerdo entonces borraré sus memorias y al diablo. —Abrió su bata para enseñarles el arma en su bolsillo interno.

Tsukasa y Ukyo fruncieron el ceño, mientras que Ryusui y Gen solo intercambiaron una mirada.

—Nee-chan, al menos podrías explicarles el porqué de forma amable. —Shizuku la codeó suavemente.

—Bien —gruñó—. Nosotras no estaremos aquí mucho tiempo, debemos volver a nuestro tiempo en unas semanas y no podemos dejar este lugar hecho un caos y a ustedes sabiendo cosas que no deberían saber. Les diré esto desde ahora: incluso aunque nos ayuden, antes de irnos tendré que borrar sus memorias de cualquier recuerdo de Ishigami Tsukiku y Shizuku. Solo los dejaré recordar la farsa de Shichimi Yukiko y Shizuka. ¿Nos ayudarán aun sabiendo eso? —Los miró mortalmente seria.

—Bueno, yo estoy dispuesto —contestó Gen rápidamente—. Debo decir que te equivocaste en algo, dulce Tsukiku-chan~. —Ella alzó una ceja—. Dijiste que no nos beneficiaremos en nada, pero te equivocas. Porque con esto ayudaremos a Senku-chan. —Sonrió suavemente—. Lo que pasó con su padre… lo sigue afectando hasta el día de hoy, de forma muy dolorosa. Si podemos ayudar a sacarlo de ese pozo de depresión en el que se hundió, yo lo haré. Todos ganamos aquí~.

—Es cierto… —La mirada de Tsukasa se suavizó mientras alzaba el rostro al techo—. Aunque finja ser una persona egoísta, Senku ha hecho mucho por todos nosotros. Salvó a mi hermana menor de su enfermedad, y fue el primer amigo real que tuve. No es que lo hagamos por ustedes, sino que lo hacemos por él. —Asintió solemnemente—. Hmm, aunque tendrán que demostrarnos que lo que hacen es de verdad lo correcto y lo mejor para él.

—Senku es el socio en el que más confió, y uno de mis amigos más cercanos. —Ryusui chasqueó los dedos—. Y además… tengo una deuda con Kohaku-chan. Fue en parte mi culpa que ella acabará en la miseria, y quiero reparar ese error. —Apretó la mandíbula—. Las ayudaré porque se lo debo, así que me tendrán a su entero servicio sin condiciones. —Les sonrió con un guiño.

—Creo que puedo confiar en ustedes, me parecen sinceras. —Ukyo ajustó su gorra, con rostro pensativo—. Senku y Ryusui empezaron como mis jefes, pero ahora los consideró mis amigos y siempre los he ayudado cuando me necesitaban, así como ellos me ayudaron cuando los necesité, en especial cuando mi esposa falleció y me quedé solo con mi hija. —Suspiró tristemente—. Es un deber para mí ayudar a las hijas de Senku si me necesitan.

—Así que Umi-onee-chan ya nació aquí… —Shizuku lo miró con tristeza.

—¿La conocen? —Ukyo las miró sorprendido.

—Umi-nee es nuestra prima favorita. —Tsukiku sonrió resignada. Esa pulga no la escuchó para nada cuando le dijo que debían revelar el mínimo de información, pero no podía sentirse molesta con ella.

—¿Y Haishi-onii-chan también ya nació? —preguntó Shizuku con ojos brillantes.

—Así que también conocen a mi hijo. —Tsukasa no se vio tan sorprendido.

—Créeme, lo conozco muy bien. —Tsukiku rio entre dientes.

—Tiene un año y medio apenas —reveló Tsukasa, con una ceja en alto.

—Aw, onii-chan pequeñito. —Shizuku se enterneció de solo pensarlo.

Tsukiku se llevó un dedo a la barbilla, ceñuda.

Si Haishi ya tenía un año y medio en esta realidad, ella ya debería haber nacido, o su madre debería estar con un enorme vientre de embarazada por lo menos, siguiendo las fechas de su propia realidad.

¿Eso quería decir que había perdido su oportunidad de nacer en esta realidad? O por lo menos ya estaba viniendo retrasada.

—Eso me recuerda… —Las palabras de Ryusui la hicieron alzar la vista—. Shizuka… quiero decir, Shizuku-chan dijo que fuimos nosotros los que "prácticamente la criaron", entonces… —Su mirada se oscureció—. ¿Es correcto asumir que nuestras sospechas de que algo le pasó a Senku y Kohaku-chan en su tiempo son verídicas? ¿Algo malo les pasará en el futuro? —La verdad es que no quería pensar que murieron, por más obvio que pudiera parecer.

Los otros tres también las miraron con preocupación evidente y Shizuku de inmediato perdió toda alegría y bajó la mirada, abrazándose a sí misma y manteniéndose en silencio. Tsukiku tomó aire, sopesando la mejor forma de proceder ahora mismo.

Una parte de ella estaba indispuesta a decirles toda la verdad, podría torcer las cosas de una forma más conveniente para que ellos tuvieran más motivos para ayudarlas, pero sabía que eso no le gustaría a su hermanita. Mentirles delante de Shizuku no era buena idea, la pulga sin duda delataría cualquier mentira, tal vez no verbalmente, pero su lenguaje corporal era fácil de leer y sus tíos eran asquerosamente astutos, se darían cuenta de que algo no cuadraba. Por lo tanto, lo mejor sería decir la verdad y esperar lo mejor. Si ellos eran como sus verdaderos tíos, de su verdadera realidad, entonces todo saldría bien.

—Lo primero que deben saber, es que nosotras no somos exactamente las hijas de los Senku y Kohaku que ustedes conocen.

—¿Qué? —Los cuatro se confundieron.

—Viajar en el tiempo es asquerosamente difícil, más hablando de viajar al pasado, lo primero que se descubrió, al menos en mi realidad, es el viaje a través de diferentes realidades. Diferentes universos.

—¿La teoría del multiverso? He oído de ella —murmuró Tsukasa, pensativo.

—No es una teoría, se comprobó real. De hecho, fue mi padre quien, junto a otros científicos, descubrió el multiverso y la forma de traspasar las barreras que los separan, cruzar a diferentes universos. Muchos son tan parecidos entre sí que también se los llama diferentes realidades. Pero jamás pudieron descubrir la forma de viajar al pasado, al menos no sin consecuencias nefastas. Poco antes de… Eh, cuando yo tenía quince años mi padre logró encontrar una forma de viajar al pasado, pero no valía la pena, porque viajar al pasado acaba creando una realidad alterna en el mejor de los casos, otro universo. En el peor de los casos, eliminaría la realidad original y la reemplazaría por la nueva. Todo un universo destruido.

—O sea que no tendría sentido querer cambiar algo en ese pasado, porque no cambiaría tu vida original, sino la vida de una copia tuya —dedujo Ukyo, a lo que Tsukiku asintió.

—Diez billones de puntos para ti. —Rio por lo bajo—. Fui yo quien, a mis veintidós años, encontré la forma de reescribir el pasado sin consecuencias nefastas. Cambiar las vidas de todos en una realidad, modificar los sucesos, reescribir la historia. Podría verdaderamente cambiar todo. Sin crear otra realidad, sin destruir nada. Tendríamos los recuerdos de dos vidas, desharíamos la mayor tragedia que nos ocurrió.

—La muerte de sus padres —murmuró Tsukasa.

Shizuku subió las piernas al sofá, abrazándolas y escondiendo el rostro en sus rodillas. Tsukiku frotó su hombro cariñosamente antes de volver a hablar.

—Así es. Cuando yo tenía dieciséis años y Shizuku dos años, mis padres murieron en una guerra que hoy en día sigue en pie en nuestra realidad. Fueron mis tíos… fueron ustedes quienes cuidaron de nosotras desde entonces, en especial de Shizuku. Y les digo esto para que sepan que ustedes son una parte crucial de su vida, lo más parecido a unos padres que ella tuvo. Y si se atreven a arruinar esto me las pagarán no solo por mis planes, sino porque habrían traicionado la confianza que ella tiene en ustedes.

Se quedaron en silencio un momento, procesando todo lo que habían escuchado, hasta que finalmente Ukyo se decidió a hablar.

—Hay algo que no entiendo… Si esta no es su realidad, y si puedes cambiar tu propia realidad… ¿qué están haciendo aquí? ¿Por qué quieren juntar a estos Senku y Kohaku si no son exactamente sus padres?

—Esa es toda otra historia. —Rio secamente—. Resulta que, entre todos los millones de millones de universos, no soy la primera en descubrir la forma de reescribir el pasado. Y cuando intenté reescribir mi realidad un viejo decrepito me impidió hacerlo. Aparentemente la humanidad se prohibió a sí misma reescribir el pasado de cualquier universo en alguna de las tantas realidades, y el viejo o "señor del tiempo" fue muy enfático en que no nos dejaría hacer lo que luché tanto por conseguir. Aunque su tecnología obviamente es superior a la mía, estaba dispuesta a desafiarlo, pero la pulga aquí —Miró rencorosamente a su hermanita, que dejó de deprimirse para sonreírle con nerviosismo— convenció al anciano de llegar a un acuerdo. Tenemos que probarle que vale la pena reescribir la realidad para salvar a nuestros padres. Así que estamos aquí como una prueba. Para que nos dejé traer de regreso a nuestros padres, tenemos que hacer que los Senku y Kohaku de esta realidad se enamoren.

—Así que esto es una prueba —murmuró Ukyo, tan sorprendido como los otros tres—. En verdad ustedes no son de esta realidad, y no es seguro que lo que haya pasado en su realidad suceda aquí —siguió divagando, pensativo.

—No, pero es bastante parecido. —Rio entre dientes—. Aunque no mucho. Por ejemplo, mi realidad ya estaba mucho más avanzada tecnológicamente que la suya en esta época.

—Entiendo, pero… ¿las personas siguen siendo las mismas, no? —preguntó Gen—. Ustedes lo dijeron.

—Sí, más o menos. Todos ustedes tienen las mismas personalidades que las versiones de nuestra realidad, e historias de vida muy similares. Es asquerosamente complicado, podría provocar crisis existenciales o un shock emocional, pero los conocemos tan bien que sabemos que podrán soportar ese peso. ¿O me equivocó? —Sonrió, viéndose muy confiada de sus palabras.

—Bueno, sí pienso en ello me duele la cabeza, para ser honesto. —Gen rio con nerviosismo, frotando un lado de su cabeza—. Pero es suficiente para mí. Aún quiero ayudarlas.

—Me gustaría preguntarles más, pero creo que fue suficiente por hoy. —Hasta Tsukasa se veía abrumado—. Por lo menos ahora puedo decir que les creo completamente. Y confió en ustedes también. —No era fácil para él confiar, pero podía leer fácilmente a las personas, y aunque le era difícil con Tsukiku si podía ver en Shizuku que ella lo veía como una figura paterna. Y también sentía el impulso de no decepcionarla, quizás porque desde que era padre se había ablandado mucho más.

—Como dije, yo estoy en deuda con Kohaku-chan, ¡y siempre quise ser el tío consentidor! ¡Sean de esta realidad o no, mis adoradas sobrinas tendrán todos sus caprichos de mi parte, JA, JA! —Ryusui chasqueó los dedos alegremente.

—También me parecen confiables, y creo que su causa es muy noble. —Ukyo suspiró largamente—. Las ayudaré siempre que me sea posible.

—Por hoy creo que ya les dije demasiado, mañana seguiremos hablando —decidió Tsukiku—. Por mientras, llévense esto. —Les arrojó unas pequeñas esferas metálicas a cada uno.

—¿Qué es esto?

—Son mis robots espías. Es una garantía de que no abrirán la boca. —Sonrió descaradamente mientras rascaba su oído con el meñique, sin importarle admitir que, a pesar de que ellos dijeron confiar en ella, ella no confiaba del todo en ellos—. Oféndanse si quieren, pero necesito estar segura de que nadie más se enterara de esto, porque sería una persona más a la que borrarle la memoria una vez acabe todo. No los estaré espiando yo, por supuesto. La inteligencia artificial de esos robots es tan avanzada que sabrán reconocer si me traicionan, aunque hablen en clave, escriban, hablen en otro idioma o lo que quieran. En otras palabras, yo no invadiré su privacidad de ningún modo, simplemente los robots estarán vigilando que no hablen de más.

—Auch. —Gen rio divertido, aunque no estaba tan sorprendido—. Eres tan cruel como tu papi~, ¿te lo han dicho?~

—Muchas veces, de hecho. —Rio arrogantemente—. Ya vámonos, pulga, volveremos a reunirnos con ellos mañana a la misma hora.

—Ok… —Se puso en pie, volviendo a tomar la tiara con antenas de mariposas—. Yo… —Miró a sus tíos con ojos cristalizados—. Me alegra poder decirles la verdad. Gracias por querer ayudarnos y… gracias por ser tan maravillosos. —Les hizo una pequeña reverencia, antes de correr hacia la puerta seguida de su hermana, que rodó los ojos y como despedida solo agitó una mano hacia ellos.

Apenas salieron, Francois salió de su escondite tan silenciosamente como entró después de que Tsukiku invadiera el departamento con un arma.

—Gran trabajo en no ser notada, Francois. —Ryusui la miró con orgullo—. Aunque mañana les diremos que también escuchaste. Tal vez Tsukiku-chan no confié en nosotros, pero yo sí confió en ella.

—Tendremos que demostrar que somos enteramente de su confianza. —Gen sonrió mientras examinaba la esfera entre sus dedos.

—Creo en su historia, pero tengo mis reservas respecto a lo que ella es capaz de hacer —habló Tsukasa—. La ayudaré, pero mantendré mi guardia en alto.

—También tengo mis reservas, pero solo porque siguen siendo desconocidas. —Ukyo asintió con firmeza—. Creo que conociéndolas más podremos tener más confianza mutua. Habrá que esperar y ver.

Acordaron seguir hablando al día siguiente, antes de reunirse con las hermanas, y comenzaron a despedirse, sorprendiéndose cuando en ese momento las esferas de metal se convirtieron en moscas de apariencias muy reales, pero que al tacto resultaba obvio que eran falsas, hechas de metal. Cada mosca seguía a su respectivo dueño. Ni modo, tendrían que soportarlo.

Al día siguiente, Kohaku les preguntó a las hermanas a donde se fueron en la noche y porqué regresaron tan tarde que no llegó a esperarlas despierta.

—Teníamos trabajo que hacer. Sigo siendo detective, ya sabes —contestó con tono desinteresado Tsukiku, mordiendo una manzana.

—Ah, claro. —La miró ansiosamente—. ¿Y lograron averiguar algo?

—No por ahora, pero estamos muy bien encaminadas, no te preocupes. —Le sonrió, tranquilizadora.

—¿Y qué harán hoy?

—Tengo que ir a Ishigami WN a ver qué tal van con la producción de mi invento. Sé que en unos días lo presentarán en un evento científico, y lo pondrán oficialmente a la venta, para luego empezar con la campaña de marketing inmediatamente, por lo que me dijo Senku-sensei ayer. Y ustedes vendrán conmigo.

Su madre no se vio contenta con eso, pero el malhumor se le fue cuando Shizuku le sirvió otra torre de panqueques bañados en miel con crema y fresas en la cima.

—Por cierto, nee-chan, antes de que te enteres por otro lado… debo decirte algo —murmuró Shizuku nerviosamente luego de acabar de desayunar. Tsukiku la miró con una ceja en alto—. Verás, ayer cuando fui con Kohaku a la tienda de comics…

—¡¿QUÉ ESA VIEJA HIJA DE PUTA TE DIJO QUÉ?! —Luego de que acabará de contarle, la furia de su hermana fue inmensurable—. ¡Voy a darle una paliza!

—¡Po-por favor, nee-chan, el asunto ya está zanjado! —La abrazó para impedirle salir del departamento, sabiendo que estaba hablando completamente en serio—. ¡No vale la pena!

—¡No es ninguna pena, es un gran placer! ¡Ahora suéltame!

Kohaku las miró con varias gotitas bajando por su frente. La verdad, no estaba segura de si quería ayudar a "Shizuka" a detener a su hermana, o ayudar a "Yukiko" a darle a la mujer una lección, así que mejor decidió no intervenir.

Al final, Tsukiku no fue capaz de librarse del agarre de su hermanita, y maldijo por enésima vez a la genética por darle solo a la pulga la fuerza absurda de su madre. Aunque las dos tenían patadas asesinas, solo Shizuku tenía unos brazos de hierro incluso aunque se vieran tan delgados y frágiles.

La menor calmó a su hermana mayor dándole su postre favorito, antes de salir las tres de camino a la empresa Ishigami WN. O al menos eso fue lo que pensó Shizuku.

Después de caminar un poco, de pronto pasaron por la tienda de mangas y su hermana salió disparada al lugar, dejando a Shizuku con la boca por los suelos.

—¡O-onee-chan! —De inmediato corrió tras ella, sudando frío.

Sabiendo que su hermanita y su fuerza absurda podían detenerla en un segundo, Tsukiku trabó la puerta y se acercó al mostrador, viendo a la mujer del video que ya había buscado apenas su hermana se distrajo.

—¿Puedo ayudarla en algo? —preguntó de mala gana.

—Sí, verá… —Sonrió, sedienta de sangre—. ¿Reconoce a estas señoritas? —Le señaló a Shizuku intentando entrar por la puerta trabada, con su madre detrás de ellas.

—¡¿Esas zorras?!

—Ellas… ¡Son mi familia! ¡Y la única zorra aquí eres tú! —Saltó el escritorio y le encajó una buena patada en la mandíbula.

Mientras tanto en Ishigami WN, Senku entró con cansancio a su oficina, agotado de tanto supervisar la producción, programar entrevistas, dirigir el área de marketing y gestionar los encargados de las otras áreas de su empresa, y todo eso solo en las cinco horas que llevaba trabajando esa mañana. Y eso que apenas eran las diez, y le esperaban muchas otras cosas en este agitado día.

Se suponía que la Dra. Shichimi ya debería haber llegado, pero se retrasó, así que al menos podría tomarse unos minutos para tomar un poco de su bebida energética favorita y quizás tomar una corta siesta. Ayer no había dormido muy bien, por eso llegó tan temprano a la oficina.

Oficina…

Como detestaba tener que hacer tanto trabajo de escritorio. Le encantaría poder encerrarse en su laboratorio y experimentar, calcular e investigar como tanto le gustaba, como siempre había querido. Desgraciadamente, si quería cumplir su sueño algún día entonces debía resignarse a trabajar en estos ámbitos tan molestos.

Frunció el ceño al pensar que, si Hizashi Kohaku no hubiera arruinado su oportunidad, desde hace meses que podría haberse librado de este trabajo, haberle encargado las responsabilidades administrativas a otro y estar trabajando ya en el sueño de su vida.

Si no fuera por esa mujer…

Al menos, al fin tenía otra oportunidad. Con las ganancias que adquiriría gracias a la Dra. Shichimi sin duda podría recuperarse y empezar una nueva estrategia para crear su propia empresa aeroespacial.

Bostezó al terminar su bebida energética que para darle energía no le sirvió de mucho. Se acomodó en su cómodo sillón y cerró los ojos… y justo en ese momento su teléfono sonó.

Gruñó molesto y atendió de mala gana.

—¿Qué quiere? —prácticamente le ladró al teléfono.

—¿S-Senku-sensei? —La voz llorosa y nerviosa de "Shizuka" suavizó todos sus rasgos y de inmediato se sintió terrible por haberle hablado con tanta brusquedad.

—Hola, lo siento… ¿Qué sucede? ¿Estás bien?

—Estoy bien, es solo que… M-mi hermana está en la cárcel…

Silencio.

—¡¿QUÉ?!

Cuando Senku llegó a la comisaria, todo el mundo lo miró con sorpresa. Era increíblemente conocido en Tokio, más por el escándalo con Hizashi Kohaku, y por supuesto que nadie se esperaba verlo ahí justo al mismo tiempo que a ella.

Apenas lo vio entrar, Shizuku se lanzó a abrazarlo.

—¡Lo siento mucho! No sabía a quién más llamar. —Lo miró con ojos llorosos, con su labio inferior temblando—. Es terrible, sensei, intenté detenerla, pero no me hizo caso. ¡Y también encerraron a mi prima, aunque ella no hizo nada! Casi me encierran también, pero soy menor así que solo me dejaron aquí y… no sabía qué hacer.

—Está bien. —Acarició su cabello suavemente—. No te preocupes, yo me encargó. ¿Por qué las encerraron? No te entendí muy bien cuando me lo dijiste en la llamada.

—Mi nee-chan se enteró de la señora del video y se enojó mucho. —Hizo un pronunciado puchero—. Intenté calmarla, pero apenas salimos y vio la tienda se lanzó sobre ella. —Suspiró, resignada—. De verdad lo siento mucho por quitarte el tiempo por esto, debes pensar que es una agresiva, pero solo es muy protectora conmigo.

—Tranquila, no pienso nada de eso —aseguró, intentando ocultar su sonrisa orgullosa y el hecho de que en realidad estaba muy feliz de que le hubiera dado una lección a esa horrible mujer.

Senku se acercó a la recepción, donde lo saludaron con mucho respeto.

—Ishigami-sensei, qué honor. ¿Puedo preguntar qué lo trae aquí? ¿Quiere hacer una denuncia?

—Nada de eso. Vine a pagar la fianza de Shichimi Yukiko… y Hizashi Kohaku. —Ante ese último nombre, todas las cabezas en la habitación se voltearon hacia él.

—Disculpe… creo que escuché mal. ¿Dijo que iba a pagar la fianza de Hizashi Kohaku?

—Eso mismo. —Bufó, sacando su billetera—. ¿Cuánto es? —El policía solo lo miró atónito—. No tengo todo el día, ¿piensa decirme o debo preguntarle a alguien más? —Rascó su oído con fastidio.

Aún sin salir de la sorpresa, el policía le dijo la cantidad y Senku pagó.

—Gracias. —Shizuku lo abrazó con lagrimitas en los ojos y él volvió a revolverle el cabello.

Shizuku y un policía llevaron a Senku a la celda donde Tsukiku esperaban muy malhumoradas, pero sin arrepentirse de nada. Kohaku estaba a su lado, y vio muy sorprendida a Senku, que evitaba mirarla.

—Pagaron su fianza, pueden irse.

—¿Las dos? —preguntó Kohaku, alzando una ceja.

—Las dos —confirmó el guardia, de mala gana.

Aturdida, Kohaku se levantó dudosa de la cama, solo para que Tsukiku tomara su mano y la arrastrara a paso rápido fuera de la celda.

—¡Te debo una, Senku-sensei! Temía que quisieran mandar a Shizuka a un orfanato o una mierda de esas. —Rio entre dientes, palmeando el hombro de su padre a modo de agradecimiento.

—Te devolveré lo que pagaste por mi fianza —murmuró Kohaku en voz baja, acercándose a Senku, pero sin mirarlo a los ojos.

—No hace falta, es una cantidad que no me afecta en lo absoluto. —Hurgó en su oído con desinterés.

—Aun así, pagaré —insistió.

—Haz lo que quieras…

Salieron de la comisaría ante los rostros sorprendidos de absolutamente cualquier persona con la que se encontraran. Los murmullos no cesaron, y hasta empeoraron cuando Senku las invitó a subirse a su auto.

Cuando pasaron frente a un banco, Kohaku insistió en detenerse y sacó el dinero para pagarle a Senku, que era casi todo el sueldo que le había estado dando Tsukiku a lo largo de esa semana.

—Aquí tienes. —Le entregó el dinero.

Senku alzó una ceja, antes de mirar a Tsukiku.

—Dra. Shichimi, quiero aprovechar para pagarle parte de su sueldo en esta ocasión. —Le dio el dinero que Kohaku acababa de darle, dejándola con la boca abierta por la indignación, más cuando "Yukiko" aceptó el dinero.

—Gracias, sensei, ya era hora. —Guardó el dinero con una sonrisa divertida.

Kohaku los miró molesta, para luego pisotear su camino de regreso al auto.

Senku rio burlonamente y Kohaku de inmediato lo miró mal.

—¿Por qué esa cara, leona? Puedo hacer lo que quiera con mi dinero, ¿o no? —Sonrió arrogantemente.

En vez de molestarse más, como Senku había esperado, Kohaku lo miró con los ojos muy abiertos, con los labios entreabiertos y su mirada llena de sentimientos contradictorios entre la ira, la tristeza, la confusión y ¿la nostalgia?

Fue entonces que Senku se dio cuenta de lo que había hecho. Luego de años, había vuelto a llamarla "leona", como antes de la condena de Kokuyo.

Apretó los labios, sintiendo un sabor amargo envolver su garganta. Apartó la mirada de ella y se fue al asiento del conductor. Estuvo tentado a conducir lejos de ella, pero las hermanas Shichimi estaban en el auto aún, además de que no quería hacer nada que pusiera triste a "Shizuka", así que esperó a que Kohaku subiera para arrancar y emprender el camino a su empresa una vez más.

Tsukiku y Shizuku habían presenciado el intercambio, pero no estaban del todo seguras de qué pasó allí.

Llegaron a la empresa y, por desgracia, sus padres estuvieron muy silenciosos y tensos todo el tiempo.

Los empleados siguieron mirándolos con extrañeza y hasta disgusto, pero al menos no decían nada, de seguro su padre ya les había dicho que mantuvieran sus bocas cerradas.

Senku las llevó a ver el área de producción, enseñándole a Tsukiku las tiaras que estaban construyendo con la tecnología que ella les había vendido.

—Vamos a probarla. —Colocó la tiara en la cabeza de su madre—. ¿Recuerdas las instrucciones? —Kohaku asintió, presionando un botón y cambiando su cabello a un color castaño claro.

Presionó varios botones, probando distintas combinaciones para que Tsukiku pudiera comprobar que todo iba bien, mientras Senku iba a hacer otra cosa, poco interesado en estar mirando a Hizashi Kohaku.

Luego de estar un largo rato haciendo pruebas desde varios ángulos y con varios movimientos raros, Tsukiku finalmente liberó a su madre y fue a buscar a su padre para decirle que todo iba de maravilla.

—Eso me alegra. Presentaré el proyecto en el evento de mañana.

—¿Cuál evento era ese?

—¿No lo sabe, doctora? Es la STY, uno de los eventos científicos anuales más importantes en Japón.

—Ah, claro. —Rascó su oído con desinterés—. De donde yo vengo no tenemos ese evento, los olvidó con facilidad. Es común que se presenten nuevos productos innovadores, sin duda llamaremos la atención de los medios de comunicación, pero no dará un impacto tan grande, ya que la mayoría de la gente no está tan pendiente de nuevos inventos científicos.

—Para eso estoy preparando la campaña de marketing. ¿Quieres revisarla también?

—Claro. —Necesitaba asegurarse de que esto fuera un éxito para que él estuviera endeudado con ella.

Llamó a su hermana y su madre para ir a la oficina de Senku, donde tenía un resumen del proyecto de marketing que en realidad estaba siendo supervisado más que nada por Gen.

Al entrar a la oficina, se encontraron con Lillian trabajando con unos papeles, con su manager a su lado, como siempre.

—Hijo, qué sorpresa. —Lo miró sonriente, aunque su sonrisa cayó un poco al ver a Kohaku también allí.

—Abu… eh, Lillian-san, ¡qué bueno verla! —Shizuku corrió al escritorio para saludarla con su entusiasmo usual, devolviéndole la sonrisa a Lillian—. ¿Cómo se encuentra?

—Bien, gracias, pequeña. Espero que hayas tenido un buen cumpleaños.

—¡Sí, muchas gracias!

—¿Qué hacen ustedes aquí? —La voz del manager de Lillian inundó la oficina con un aire de frialdad que hizo a Shizuku estremecerse, retrocediendo un par de pasos, perdiendo el buen humor.

—¿Tengo que recordarte que esta es mi oficina, Gabriel? —Senku, al ver a "Shizuka" tan incómoda, de inmediato miró mal al hombre, colocando sus manos en los hombros de la adolescente—. Y la Dra. Shichimi es mi socia y puede traer a quien quiera con ella, tiene mi permiso. ¿Lo has olvidado?

—No, pero esa tampoco es la forma de hablarle a tus mayores, niño. —Bufó, sacando un cigarro.

—Gabriel, sabes que no me gusta que fumes. —Lillian lo miró con angustia.

—Y no soy un niño. —Senku lo miró aún más molesto que antes.

—Saldré afuera, querida Lillian. —Frotó con cariño el hombro de la cantante—. De todos modos, aquí ya está apestando a ratas asesinas —murmuró venenosamente al pasar de largo a Kohaku.

Kohaku apretó los puños, pero se mantuvo en silencio.

—¿Te molesta si me quedó aquí, hijo? —preguntó Lillian—. Estaba ordenando el presupuesto.

—Está bien, solo vine a buscar unos documentos. —Comenzó a husmear en los cajones del escritorio.

Una vez obtuvo la carpeta que buscaba, invitó a las tres a pasar a la sala de juntas y empezó a estudiar el plan de marketing mientras Kohaku y Shizuku conversaban en voz baja en un rincón.

Cuando por fin acabaron, Tsukiku decidió que el ambiente no era muy óptimo para intentar algo, según libros de psicología que estuvo leyendo, así que se retiraron por ese día, aunque no sin conseguir nada.

—Quiero ir a ese evento de mañana, al STY.

Senku alzó una ceja.

—Puedes venir como mi invitada, por supuesto, si eso quieres. ¿Irán las tres?

—Por supuesto. —Sonrió ladinamente.

Senku maldijo internamente.

—Muy bien, entonces iré a recogerlas mañana. Deben estar listas a las seis.

Se despidieron y se marcharon, y en la noche Tsukiku y Shizuku le dieron una excusa a Kohaku y se fueron a reunirse con sus tíos otra vez, para intercambiar más información como dijeron. Allí se llevaron la sorpresa de que Francois también sabía todo, pero también confiaban en ella así que no vieron problema alguno.

—Entonces, ¿me van a decir cómo me descubrieron? De verdad me preocupa que el disfraz sea malo —mascullo Tsukiku mientras ambas se quitaban las tiaras, sentándose en un sofá.

—El disfraz es lo suficientemente bueno, pero se te nota demasiado por tu personalidad que te pareces un poco demasiado a tu papi, Tsukiku-chan~ —canturreó Gen—. Sospeché que ocultabas algo, así que me metí a husmear a su habitación cuando ustedes estaban distraídas con sus planes de juntar a sus papis~.

—Tan molesto y entrometido como siempre. —Tsukiku solo pudo reír, negando con la cabeza.

—Yo pude escuchar que espiabas la conversación de Senku y Kohaku con tu hermana —admitió Ukyo—. Se me hizo muy raro, si Gen no me hubiera dicho lo que descubrió quizás te habría delatado con Senku y las autoridades. —Rio nerviosamente.

—Parece que subestimé tu gran audición. —Frunció el ceño, molesta consigo misma por un error tan descuidado.

—Bueno, yo te subestimé a ti por completo. Nunca esperé que me descubrieras mientras los seguía —dijo con una sonrisa, cosa que hizo que Tsukiku se sintiera ligeramente mejor.

Su tío Ukyo era igual de considerado que en su propia realidad.

—Gen y yo estuvimos hablando sobre su objetivo —dijo Ryusui, subiendo los pies a la mesilla del departamento de Gen como si estuviera en su propia casa—. Y aunque nos gusta la idea, debo decir que se ve muy lejano. Probablemente nos tome meses y, según recuerdo, ustedes dijeron que se tenían que ir en unas cuantas semanas.

—Sí, ese es el principal problema. —Tsukiku cruzó una pierna sobre la otra, acomodándose en el sofá con una mirada desganada—. El viejo decrepito… quiero decir, el señor tiempo solo nos dio 31 días para esta prueba. En mi realidad, aún sin todo este problema con mis abuelos, les tomó años, y me refiero a AÑOS enamorarse y decidirse a estar juntos. Por eso se me hace bastante imposible, pero le prometí a la pulga que al menos debíamos intentarlo.

—Yo creo que es posible —afirmó Shizuku, con los ojos brillando con determinación—. En nuestra realidad estaban muy ocupados con cosas de nivel mundial, pero aquí son personas medianamente normales. Además, en nuestra realidad se conocieron de adolescentes y tuvieron que trabajar mucho por el bien de la humanidad desde que se conocieron, aquí no tienen todo ese peso y pueden concentrarse en otras cosas, ¡cosas como el romance! —Miró al techo con ojos llenos de estrellas brillantes, ya imaginándose su victoria, la muy ingenua.

—Te dije que no les des información de más. —Tsukiku le pellizcó la nariz—. Como sea, el punto es que estamos contra reloj, cada día es absurdamente valioso, tenemos que aprovechar nuestro tiempo al máximo. Es urgente y requerimos de medidas desesperadas.

—Pero… ¿siquiera es posible? —Ukyo ajustó su gorra, pensativo—. La verdad, sabemos que Senku no le guarda rencor a Kohaku. Es admirable de su parte que, aun siendo ella la hija del asesino de su padre, él jamás la vio con resentimiento, al menos no hasta que ella empezó a meterse con él. Pero incluso así… no creo que él esté dispuesto a empezar una relación amorosa con ella.

—Sin mencionar que Kohaku también lo odia demasiado —agregó Tsukasa—. Y uno de los principales problemas es que ella no acepta que su padre es un criminal, lo que la hace aborrecer más a Senku.

Las hermanas intercambiaron una mirada.

—Lo cierto es… que nosotras tampoco aceptamos que nuestro abuelo Kokuyo haya hecho eso —confesó Shizuku, riendo nerviosamente.

—¿Qué? —Ukyo las miró con sorpresa—. Pero… hubo un juicio, hubo pruebas irrefutables en su contra.

—Pero mi abuelito Kokuyo no es un hombre malo. —Shizuku cruzó los brazos, sintiéndose un poco ofendida—. ¡Él jamás haría algo así!

—Pulga, ese no es un buen argumento. —Suspiró—. Miren, sabemos que ustedes creen que es verdad, y lo cierto es que yo tampoco estoy del todo segura de que no sea cierto… —Shizuku jadeó, indignada y sorprendida—. Porque al fin y al cabo, hay diferencias entre esta realidad y la nuestra. Pero si es más similar a la nuestra… entonces queremos darle el beneficio de la duda. —Cerró los ojos solemnemente, antes de sonreír con malicia—. Además, eso volvería nuestra tarea mucho más fácil.

—Tienes un punto allí~. —Gen rio, mientras que los otros se mantuvieron serios—. Pero aun así… es un tema delicado.

—Así que quieres buscar alguna forma de demostrar la inocencia de Hizashi Kokuyo. —Tsukasa no pareció contento—. En ese caso, primero deberían conocer los hechos que lo llevaron a su condena.

—Pues díganme todo lo que sepan.

—Hay una forma más sencilla —afirmó Tsukasa—. Si tienes más robots como estos —Señaló las moscas espías que aún los seguían—, entonces podrías tomar de la caja fuerte de la familia Ishigami las grabaciones del juicio. Hmm, es seguro que eso te será más útil que lo que nosotros recordemos, más porque ninguno estuvo presente dentro del tribunal.

—Eso es útil. —Entrecerró los ojos—. Entonces iré a robar las grabaciones esta misma noche.

—¡¿Puedes hacer eso?! —Los otros tres la miraron boquiabiertos.

—Puedo viajar en el tiempo, esto será pan comido. —Rascó su oído con indiferencia.

—Ah, buen punto…

—Hay algo más de lo que quería hablarte —dijo Gen, mientras Francois repartía vino para todos excepto Shizuku, claro, a la que le dio un gran vaso de malteada de chocolate y crema—. Respecto a la relación de tus papis antes de que todo lo malo sucediera~.

—Te escuchó. —Ambas hermanas lo miraron con interés.

—Bueno, sé que ellos se conocieron cuando Kokuyo contrató a Byakuya para tratar a su esposa, ambos tenían dieciocho años para ese entonces, y estaban a pocas semanas de graduarse de preparatoria. Kohaku-chan se hizo niñera de la hermanita de Senku-chan, Suika-chan, y los dos se hicieron buenos amigos, tanto que hasta fueron al baile de graduación juntos~.

—¡¿En serio?! —Shizuku casi brinca de su asiento por la emoción.

—Sí, pero no se quedaron mucho, solo fueron para contentar a Byakuya y Lillian —aclaró Tsukasa.

—En esa época, ellos hablaban constantemente por mensaje de texto los días que no se veían —siguió Gen, sin perder la sonrisa—. Y Senku-chan una vez hasta me pidió consejo sobre qué regalarle a Kohaku-chan~… Aunque no sé si llegó a regalarle nada, y él tampoco dijo su nombre, pero sé que estaba hablando de ella. En resumen… yo creo que ellos estaban comenzando a sentir algo el uno por el otro, antes de que todo lo malo pasará. —Su sonrisa se volvió un poco más nostálgica—. Sé que, cuando acusaron a Kokuyo, Senku no creyó que él fuera culpable al principio.

—Es cierto. —Tsukasa asintió—. Senku apoyaba a Kokuyo, hasta que las pruebas demostraron que era de verdad el culpable.

—Tendré que ver esas pruebas. —Tsukiku frunció el ceño profundamente—. Vámonos, pulga. Tengo que prepararme para un robo, y mañana tendremos un día ocupado, así que debes dormir bien.

—Ow. —La menor se terminó rápidamente su segunda malteada y se puso en pie—. ¿Vendremos mañana también?

—No lo sé, ¿alguno de ustedes irá al evento?

—Yo iré, mi esposa es reportera y tiene que cubrir el evento —dijo Tsukasa.

—¡JA, JA, yo soy uno de los patrocinadores! Claro que estaré ahí. —Ryusui chasqueó los dedos con entusiasmo.

—Yo iré como invitado de Ryusui-chan~ —canturreó Gen.

—Yo no pensaba ir, pero puedo ir si me necesitan —murmuró Ukyo.

—De hecho… —Tsukiku sonrió misteriosamente—. Estoy comenzando a idear un plan, pero primero necesito esas grabaciones. Dependiendo lo que vea, entonces te necesitaré, tío Ukyo. Te llamaré temprano por la mañana si es así.

—Muy bien. —Ukyo se vio intrigado, pero estaba dispuesto a ayudarlas, como ya dijo.

Regresaron a su departamento y Tsukiku empezó a preparar su equipo para infiltrarse en la bóveda de la casa Ishigami.

—¡¿Puedo ir?! —preguntó Shizuku, emocionada.

—No.

—¡Nee-chan! —Se le tiró encima desde atrás, casi haciéndola caer de cara al suelo—. ¡Soy tu asistente detective! ¡Tenemos que trabajar juntas!

—Agh, está bien. —Se la quitó de encima con dificultad—. Pero solo porque será muy fácil. —Le puso una muñequera parecida a la que ella siempre llevaba en su muñeca.

Fueron en taxi hasta acabar a diez calles de la casa Ishigami, y desde ahí fueron a pie.

—¿Y para qué es mi muñequera, nee-chan?

—Presiona el botón amarillo.

Curiosa, Shizuku presionó el pequeño botón, a lo que de inmediato sus brazos desaparecieron de su vista, ¡toda ella se hizo invisible!

—¡Wow! ¡No sabía que también teníamos esta tecnología! ¡Pensé que solo los soldados tenían permitido usarla!

—Ja, claro que solo ellos tienen permitido usarla, pero ¿cuándo me has visto seguir la ley? —Rio maliciosamente.

—Oh, claro. —Volvió a pulsar el lugar donde estaba el botón amarillo y se hizo visible otra vez.

—Voy a hackear las cámaras de todos modos, pero es para tener protección extra. Además, ponte esta mascarilla y estos guantes, y átate bien el cabello. No tenemos que dejar rastro. También intentaremos no hablar mucho, ¿entendido, pulga?

Shizuku asintió, poniéndose la mascarilla para luego desatar el lazo de su coletita que solo tomaba una porción de su cabello y usarlo para hacerse una coleta más firme que agarrará todo su cabello, igual que su hermana.

Llegaron a la casa Ishigami, que era bastante grande, pero sin llegar a ser una mansión, aunque sí tenía un gran muro y una gran puerta rodeándola.

Ya estaban invisibles, tomadas de las manos para no perderse la una de la otra.

—¿Y cómo pasaremos aquí? —Era raro hablar cuando estaban invisibles, a Shizuku le daba un poco de risa, pero si se reía su hermana se enojaría, ya que estaban en un momento serio y eso.

—Tú solo no sueltes mi mano. —Se oyó un sonido de teclas siendo presionadas y luego su hermana caminó hacia la pared como si no estuviera allí. Atravesaron la gruesa capa de concreto como si nada y estuvieron oficialmente dentro de los terrenos de los Ishigami.

—¿Tienes más tecnología militar prohibida de la que deba saber, nee-chan? —le preguntó con una sonrisa nerviosa.

—Bastante, y mucha más tecnología que los militares matarían por tener. —Rio traviesamente.

—Podrías ganar la guerra tú sola…

—Tal vez, pero estaba concentrada en devolver a nuestros padres. —Bostezó—. Como sea, entremos.

Usaron el mismo método para entrar a la casa y de inmediato los ojos de Shizuku empezaron a pasearse por todos lados. Con su gran visión, pudo ver varios cuadros de su abuelo Byakuya y su abuela Lillian, y hasta fotografías de los hijos de estos, sus tíos.

—Aw, mira, nee-chan, una foto de papá cuando era niño. —Corrió hacia el cuadro, arrastrando a su hermana con ella—. Aww… Ja, viéndolo así, hasta se parece mucho más a ti.

—Sí, sí, no hay tiempo para esto. Vamos a lo nuestro.

No les costó trabajo encontrar la bóveda, no cuando tenían la habilidad de atravesar las paredes, y Tsukiku de inmediato comenzó a revisar todo, buscando las grabaciones con ayuda de sus nanobots.

—Aquí están. —Uno de los nanobots, combinado con otros para ser lo suficientemente grande, le entregó un pequeño rectángulo extraño.

—¿Qué es eso? —preguntó Shizuku, curiosa.

—Es un pendrive, o una memoria USB. Tecnología de la prehistoria, básicamente. —Rio divertida—. Desaparecieron muchos años antes de que tú nacieras, al menos en nuestra realidad. Ahora sí, vámonos.

Shizuku quería seguir curioseando, pero Tsukiku la regañó y finalmente salieron de la casa, regresando al departamento en taxi.

Tsukiku conectó el pendrive a su computadora y de inmediato se pusieron a ver las grabaciones, con auriculares, para no ser escuchadas por su madre.

Podían ver a Lillian llorando en uno de los asientos, siendo confortada por su hija mayor, Rei, y por su manager, el tal Gabriel. Senku estaba junto a Rei, mirando mortalmente serio al frente. Ruri y Kohaku estaban sentadas al otro lado, las dos con los ojos inundados de lágrimas, fuertemente abrazadas.

Podían ver a los abogados discutiendo, y a su abuelo Kokuyo con una mirada de miedo y preocupación en sus ojos mientras escuchaba todo.

La fecha era en octubre del 2022, ocho años atrás de la fecha de esa realidad.

Y las pruebas presentadas en contra de Hizashi Kokuyo eran, por desgracia, bastante incriminatorias.

—Se detectó que Ishigami Byakuya llamó a Hizashi Kokuyo a las veintitrés con cuarenta y dos minutos del cuatro de octubre, aproximadamente veinte minutos antes de la hora estimada de la muerte. Como se comprobó, toma aproximadamente veinte minutos llegar desde la residencia de Hizashi hasta la clínica de Ishigami Byakuya —dijo el fiscal—. Por otro lado, el acusado ya ha aceptado que estuvo en un bar a solo cuatro calles del lugar de los hechos tan solo quince minutos después de la hora estimada de muerte.

—No hay pruebas de que mi cliente haya sido visto en las cercanías de la clínica Ishigami —alegó el abogado defensor—. Y ese bar era un lugar frecuentemente visitado por mi cliente después de la muerte de su esposa, no era nada raro verlo allí por las noches, independientemente de su cercanía a la clínica Ishigami.

—Desde la clínica Ishigami hasta el bar en cuestión, son diez minutos de viaje —continuó el fiscal—. Suficiente para que al acusado le haya tomado cinco minutos cometer el crimen. Pegar un disparo a las dos cámaras de seguridad, irrumpir en la oficina y asesinar a la víctima, y luego irse a su bar de siempre, con tal sangre fría que estuvo bebiendo el resto de la noche, hablando mal de Ishigami Byakuya, como ya han revelado los testigos.

—Mi cliente estuvo hablando mal de Ishigami Byakuya en ese bar desde la muerte de su esposa, no fue nada nuevo en él, no demuestra nada. —El abogado defensor se veía menos confiado al hablar.

—Y también tenemos la cámara de seguridad del bar en cuestión. —El fiscal sonrió, triunfante—. En las grabaciones se puede ver claramente como Hizashi Kokuyo llegó desde la derecha, dirección de la clínica Ishigami, en vez de la izquierda, dirección de su casa, y como siempre había estado llegado cada día sin falta desde la muerte de su esposa.

—Ese día… ese día mi cliente solo tomó una ruta alterna. Sigue sin probar nada. No hay nada que demuestre su presencia en la clínica Ishigami —el abogado defensor habló ya sin ánimos, ya presintiendo su derrota.

Con todas las pruebas presentadas, el juez declaró a Hizashi Kokuyo culpable y lo sentenció a cárcel de por vida.

Ruri y Kohaku se deshicieron en llanto, Senku cerró los ojos y bajó la mirada, Lillian y Rei se abrazaron, llorando en silencio. Nadie sonrió en ese tribunal. Nadie… excepto Gabriel.

Tsukiku frunció el ceño profundamente.

—Pobre abuelito… —Después de ver las grabaciones, Shizuku acabó con el rostro empapado de lágrimas—. ¿Viste algo que nos sirva, nee-chan? ¿Algo con lo que podamos probar su inocencia?

—No, la verdad es que las pruebas están muy en su contra. —Suspiró—. Tengo una sospecha, pero… no es muy útil, y menos para probar la inocencia de nuestro abuelo.

El manager de Lillian, ese tal Gabriel, era un hombre que Tsukiku jamás conoció en su realidad, ni tampoco nunca escuchó hablar de él. Esa sonrisa lo hacía ver un poco sospechoso, pero quizás el hombre fuera tan retorcido que solo se alegraba por la desgracia ajena, no era prueba de que tuviera algo que ver con el crimen. ¿Quién sabe? Tsukiku no lo conocía como para saber si eso era normal en él.

No, no conocía a ese tal Gabriel… pero sí conocía a su abuelo Kokuyo.

—¡Eso es! —Se levantó de golpe de la cama, tirando la laptop de su regazo y espantando a su hermanita—. ¡Eso es, el abuelo Kokuyo es inocente! —exclamó en voz alta, solo para taparse la boca inmediatamente, temiendo que su madre pudiera escucharla.

—¿Por qué lo dices? ¡¿Si descubriste algo?!

—Sí. —Sonrió ferozmente—. Descubrí, o más bien recordé, que conozco a nuestro abuelo. Y él no podría haber cometido este crimen, ¡no es lo suficientemente inteligente!

—¡¿Disculpa?! —Su hermana la miró mal—. ¡Nee-chan, no hables así de nuestro abuelito!

—¡Pero es cierto, y es nuestra prueba! —Volvió a sentarse en la cama, tomando sus hombros—. ¡¿No lo entiendes, pulga?! El abuelo Kokuyo es un hombre que actúa por impulso, no cometería un crimen premeditado jamás. Todo este tiempo, estuve observando a nuestros padres. Ellos son los mismos, tienen las mismas personalidades, los mismos valores. Las vidas que llevan aquí los ha hecho más malhumorados, pero aún son ellos. También tuviste razón con nuestros tíos, son los mismos. Entonces, el abuelo no tendría por qué ser diferente.

—Por supuesto que no, y es por eso que sabemos que no sería capaz. —Shizuku asintió animadamente. Ella no lo había dudado ni por un segundo.

—Sí, y sabemos que él no podría haber cometido este crimen. Para haberle disparado a las dos cámaras, necesitaría haberlo hecho desde un punto ciego de estas. Necesitaría conocer el punto ciego de las cámaras, o sea, actuar con premeditación. Es un hombre impulsivo, tal como mamá y como tú.

—Lo dices como si tú no lo fueras… —susurró divertida.

—No lo soy. —Hinchó el pecho con orgullo—. Pero ese no es el punto aquí. Quien lo haya hecho, es una persona que tenía acceso a las grabaciones de las cámaras, alguien que sabía desde dónde dispararles para no ser visto.

—Oh… ¡Oh, entonces debe ser alguien que fue cercano al abuelito Byakuya!

—Diez billones de puntos para ti, de hecho, ¡que sean veinte billones! —Le pellizcó la nariz más suavemente, haciéndola reír—. Y aquí es donde entra mi sospecha. Ese tal Gabriel…

—¿El manager de la abuelita Lillian?

—Ajá. Él será nuestro principal sospechoso. —Sonrió confiada.

Por una vez, tenía esperanzas de que esta locura fuera por buen camino.

Y era hora de empezar a jugar sus cartas de forma más agresiva.

Al día siguiente, mientras desayunaban, le inventó a su madre que estuvieron viendo viejos periódicos y leyeron que las cámaras de seguridad fueron derribadas por balazos desde un punto ciego.

—Solo lo conocí cuando era muy pequeña y a través de llamadas telefónicas, pero conozco a tu padre lo suficiente para saber que él es un hombre impulsivo, no cometería un crimen premeditado jamás.

—Nunca cometería un crimen tan horrible y punto. —Cerró los ojos dolorosamente—. Pero con esto… ¿sospechan que el que lo hizo era alguien cercano a Byakuya-san?

—Tengo mis sospechas en alguien… y tengo un plan para hacerlo caer. —Sonrió malvadamente.

Kohaku entrecerró los ojos.

—Oye… ¿Segura que no eres pariente de Ishigami Senku?

—¿Eh? No, para nada, ¿por qué dices que…? —Comenzó a entrar en pánico, maldiciendo a la genética por su cara idéntica a la de su padre.

—Ja, yo no le veo parecido, Kohaku, ¿no serás que tú ves a Senku-sensei en todas partes? —Shizuku sonrió inocentemente, haciendo a Kohaku quedarse sin palabras y negar con la cabeza, comiendo su desayuno ansiosamente.

Tsukiku suspiró. Salvada por la pulga otra vez.

—Hoy iré a la empresa Ishigami WN —murmuró Tsukiku luego de desayunar—. Quiero comentarle al Dr. Ishigami de las ideas de actualizaciones futuras que tengo, para que puedan anunciarlas en el evento. —En realidad solo era una excusa para su plan para confirmar sus sospechas—. Llevaré a Shizuka conmigo, pero puedes quedarte si quieres.

—Me quedó —dijo de inmediato.

—Si eso quieres. —Encogió los hombros.

Era mejor que no fuera, el plan era bastante rápido, pero muy dependiente de la suerte, y sería más sencillo si solo iban ellas dos, porque no podía contarle el plan a su madre.

Llamó a su tío Ukyo y le comentó el plan, a lo que él le dijo que no tenía problema y colaboraría.

Fue a Ishigami WN con Shizuku y pidió ver a su padre, que estaba ocupado en su oficina y las dejó esperando en el pasillo junto a esta.

Tsukiku desplegó sus nanobots, dispuesta a empezar su plan.

—Ven, pulga. —Le hizo una seña para seguirla—. El viejo se está tardando, así que hablemos en la sala de juntas, no creo que a nadie le moleste que estemos allí.

Entraron a la sala de juntas mientras Tsukiku seguía vigilando el movimiento de sus nanobots.

—¿Es seguro hablar aquí? —preguntó su hermanita.

—Sí, conecta con la oficina de Senku-sensei y la oficina de Lillian-san, pero él está muy ocupado y ella no está. —Abrió la segunda puerta y se asomó a la oficina de Lillian, que estaba a oscuras—. Tenemos poco tiempo, quizás podamos descubrir alguna pista de ese tal Gabriel. Estoy convencida de que fue él quien incriminó a Kokuyo-san. —Cerró la puerta de la oficina, y fue entonces cuando una figura surgió de las sombras.

—No creo que haya nada útil aquí, nee-chan. —Shizuku suspiró profundamente—. Nos costó mucho llegar a sospechar de él.

—Tal vez, pero estoy segura de que vamos por buen camino. Es el mayor sospechoso. Cualquier prueba por más pequeña que sea me servirá. Buscaré hundirlo con todo lo que tenga a mi alcance. —Apretó un puño con fuerza.

—Yo te apoyó, nee-chan, ¡debemos demostrar la inocencia de Kokuyo-san! —Alzó un puño con entusiasmo.

—Si no podemos encontrar pruebas aquí, solo tenemos que seguir buscando. En la comisaría, en los testigos, en el tribunal. Tarde o temprano encontraremos algo, porque sabemos que Kokuyo-san es inocente. —Se acercó a la puerta de salida—. Ahora volvamos al pasillo, Senku-sensei debe estar por terminar su reunión pronto.

—¡Ok! —Shizuku la siguió felizmente.

Una vez se fueron, la puerta que conectaba con la oficina de Lillian se abrió y Gabriel salió de allí con el ceño profundamente fruncido y ojos muy oscuros.

Ya fuera de la sala de juntas, Shizuku miró con curiosidad a su hermana.

—¿Crees que haya escuchado todo?

—No lo dudó, estábamos bastante cerca de la puerta y una mente criminal como la suya no habría podido resistirlo. —Tsukiku sonrió, triunfante—. Ahora será turno del tío Ukyo vigilar qué hace.

Tsukiku tuvo que ir a hablar con Senku sobre actualizaciones de hardware y software de la tiara debido a que fue la excusa con la que vino a la empresa, pero al menos con eso se dio cuenta de que ellos no parecieron darse cuenta del robo a su caja fuerte.

—Las veré a las seis, entonces.

—Nos vemos, Ishigami-sensei. —Hizo una reverencia y finalmente se fue de regreso al departamento.

Decidió ir de compras con su madre para conseguirle un vestido impresionante para esa noche, ya que estarían frente a las cámaras y mucha gente en Tokio aún la detestaba. Podrían detestarla todo lo que quisieran, pero aun así Tsukiku se aseguraría que se viera mejor que todos ellos.

Para las seis de la tarde, ya estuvieron totalmente listas y decidieron bajar a esperar a Senku al aire libre, más que nada porque Shizuku estaba un poco incómoda en el ajustado vestido con volados que se compró solo porque su madre le dijo que le quedaba muy lindo y el aire fresco la hacía removerse menos.

Salieron hasta el borde de la carretera y, apenas unos segundos estando fueras, las tres escucharon el sonido de un arma dispararse.

Se estremecieron y detectaron la bala casi de inmediato, pero demasiado tarde.

Y la bala… estaba yendo directo hacia Shizuku.

Aun habiendo detectado la bala tan tarde, la menor quizás habría sido capaz de esquivarla, de no ser por el estúpido vestido.

De todos modos, no tuvo porqué esquivar nada. Siendo la más cercana, y sin siquiera pensarlo, Kohaku se lanzó a quitarla del camino.

Se lanzó al suelo con ella, pero la bala alcanzó a darle en el hombro, que era a la altura en la que estuvo la cabeza de Shizuku.

Tsukiku había estado a punto de lanzarse sobre su hermana también, aunque quizás no hubiera llegado a tiempo, pero al verla a salvo de inmediato lo que sintió después del alivio fue la rabia absoluta.

De su muñequera apuntó a la dirección en la que vino la bala (entre unos arbustos) y lanzó una explosión lo suficientemente letal para destruir a cualquiera que haya osado intentar lastimar a su hermana. La explosión dio en el blanco y un montón de tornillos y tuercas salieron disparadas por todas partes.

¡¿Fue un robot?!

—¡MAMÁ! —El grito horrorizado de Shizuku le recordó que su madre fue herida y de inmediato olvidó al robot, corriendo a arrodillarse junto a ellas.

Su madre, aparte de recibir el impacto, amortiguó la caída de Shizuku, así que se golpeó la cabeza y se desmayó, por suerte, o habría escuchado el grito.

—Shizuku, ¡cálmate!

—¡Pero mamá, ella…!

—¡Shizuku! ¡Sabes que puedo salvarla! —Sacudió su hombro para calmarla un poco—. Incluso si le hubieran disparado en la cabeza y estuviera muerta, aún podría salvarla, sabes que mis nanobots son capaces de eso y más.

Con lágrimas corriéndole imparables por su rostro, Shizuku asintió lentamente.

Justo cuando estaba a punto de sanar a su madre instantáneamente, su padre se apareció.

Mierda.

Al ver a Kohaku ensangrentada encima de Shizuku, que estaba llorando como magdalena, Senku de inmediato salió corriendo de su auto.

—¡¿Qué mierda sucedió aquí?! ¡Hay que llevarla al hospital!

Tsukiku gruñó por lo bajo.

Genial, ahora en vez de curarla de inmediato tendría que pasar por un doloroso proceso de curación.

No protestó y ayudó a Shizuku a cargar a su madre hasta el auto, rompiéndole un poco la falda del vestido para que caminara mejor, ya que ella era la más fuerte entre ellos.

Senku condujo como si estuviera compitiendo en el campeonato mundial de automovilismo o algo así y llegaron al hospital en solo unos minutos, con un par de policías persiguiéndolos. Senku y Shizuku de inmediato corrieron dentro cargando a Kohaku, mientras que Tsukiku se quedó a explicarles a los policías la situación para que no molestaran.

Cuando entró, ya no vio a su familia por ningún lado y preguntó en recepción, a lo que pronto descubrió que llevaron a su madre a urgencias. De inmediato corrió allí, viendo a su padre y su hermana caminar frenéticamente de un lado a otro en el pasillo, los dos sumidos en sus propios pensamientos, con las manos en la cintura y expresiones de preocupación casi idénticas excepto por el hecho de que Shizuku estaba llorando a moco tendido.

Todavía estaba molesta con su padre por aparecerse en el peor momento, así que solo se apoyó en la pared, de brazos cruzados, esperando por noticias.

Después de un tiempo, Senku se cansó de caminar de un lado a otro y se acercó a ella.

—¿Ahora sí piensan decirme qué fue lo que sucedió?

—Ella… me salvó… —Al escuchar la pregunta, Shizuku también dejó de dar vueltas y se acercó a sentarse junto a su padre.

—¿Qué quieres decir con que te salvó?

—Estábamos esperándote y de repente le dispararon a Shizuka. Kohaku la salvó, pero acabó herida, y yo encontré a quien… yo encontré la cosa que disparó. Fue un robot, lo hice estallar con un… laser especial que yo creé, y luego tú llegaste.

—Tenemos que examinar ese robot —murmuró Senku.

—Ya lo… ya le pedí a un amigo que lo hiciera. —En realidad sus nanobots se estaban encargando de eso.

Se quedaron en silencio como por una hora después de eso hasta que por fin un médico salió a darles noticias.

Por supuesto, la vida de su madre no estaba en peligro, era un disparo en el hombro y la trajeron rápido al hospital. Si la herida hubiera sido mortal, Tsukiku habría noqueado a su padre, curado a su madre y modificado sus memorias luego, jamás habría permitido que la llevaran al hospital.

Los tres suspiraron profundamente aliviados al escuchar la noticia.

—Llegarás tarde al evento —dijo Tsukiku después de unos minutos en silencio, sentados en el pasillo sin hacer nada, solo esperando más noticias.

Ellas tenían que quedarse, pero él… ¿qué demonios estaba haciendo?

Aunque era mejor para sus planes que se quedará, Tsukiku sabía que era muy importante que su padre fuera a ese evento o su proyecto con la tiara podría no ser un éxito, eso también jugaría muy en contra.

—Ah. —Él frunció el ceño, como saliendo de una especie de trance—. Claro, me iré ahora.

Kohaku no despertó sino hasta el día siguiente, muy temprano en la mañana.

Encontró a "Yukiko y Shizuka" dormidas en un sofá frente a su camilla, abrazadas como niñas, imagen que le causó bastante ternura.

El dolor en su hombro la distrajo de ese dulce sentimiento y se esforzó en recordar lo que había pasado, pero entonces un agradable aroma la hizo distraer su atención.

Sus ojos se fijaron en la mesilla junto a la cama y de inmediato su boca cayó abierta por la sorpresa.

Una maceta pequeña con lindas florecitas rosadas y azules por montones reposaba allí, con su centro amarillento y pétalos ovalados. Ella conocía esas flores…

Y, frente a la maceta, había un solitario diente de león decorado con un moño.

"Felicidades por ganar el torneo nacional femenino de judo. Te dije que podrías, ¿o no? Estas flores son myosotis, si tienen un significado, no tengo idea de él, solo las compré porque tienen tus colores favoritos. Y el diente de león es porque me recordó a tu cabello, leona. —Senku".

Sus ojos se llenaron de lágrimas por un momento ante ese recuerdo de la época en la que Senku era su amigo… y tal vez algo más. Recordó que arrojó el diente de león a la cara de Senku, pero que cuidó muchísimo de esas flores, hasta que el juicio de su padre la hizo olvidarse de todo, y recordó lo mucho que se le rompió el corazón al verlas marchitas… antes de que la condena fuera dictada.

Esta vez, la maceta no tenía nota ni decía quién la envió, pero ella sabía que era él.

Se prometió que, apenas tuviera fuerzas para levantarse, arrojaría las flores a la basura.

Continuará...

Holaaaaaaaaaaaa :D

Chale, sigo emocionándome muchísimo con este fanfic xD Me salió larguísimo el cap TTwTT

Muchas gracias a mi querida Vania García por patrocinar este nuevo capítulo! *w*

Y muchas gracias a Alheli, Angeles, Ruka Jimotoraku y arual17 por sus comentarios! Me alegran mis días! :'D

Y también gracias a todos los q apoyan este fic con fav y follows! :3

Las flores que Senku le regala a Kohaku también son conocidas como "Nomeolvides", y ustedes no olviden que se les ama con todo el kokoro!~ ;D

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!