Última Esperanza
Capítulo nueve: Primera decisión correcta.
—¡Pulga, espera! —Tsukiku corrió tras su hermanita al verla salir del departamento. La siguió hasta el parque que quedaba a solo dos calles de allí y se sentaron en una banca—. ¿Ya me dirás qué pasó? ¿Tan malo fue?
—Muy malo, nee-chan. —Subió las piernas a la banca y abrazó sus rodillas.
Cabizbaja, le contó todo lo que habló con su madre, incluyendo que ella ya no quería ver a su padre, que le pidió que ya no la forzara a verlo y que hasta estaba dispuesta a renunciar al trabajo de guardaespaldas con tal de evitarlo. Y lo peor: quería irse con su tía Ruri a Londres.
—Bueno, mierda. —Tsukiku hizo una mueca de resignación.
La verdad, no podía decir que no había estado esperando esto.
—¿Qué vamos a hacer? —Shizuku la miró con temor—. No podemos dejar que se vaya.
Tsukiku se quedó en silencio un momento, pensando cuidadosamente sus siguientes palabras.
—Shizuku… las dos semanas se cumplen en unos pocos días. —La miró con una sonrisa triste—. Un mes… no es suficiente. Siempre lo supe, yo soy la que más conoce a nuestros padres entre nosotras dos. Aunque la verdad fue revelada, no es suficiente, no podemos forzarlos a más. Somos simples desconocidas para ellos. —Ante esas palabras, los ojos de su hermanita se aguaron y ella de inmediato tomó su rostro entre sus manos y la hizo mirarla—. Shizuku… tenemos que rendirnos. Solo podremos recuperar a uno de ellos.
—No… —Frunció el ceño, con las lágrimas al borde de desbordarse—. Por favor, no. Podemos encontrar otra forma, podemos seguir intentando hasta el último momento.
—No tiene sentido. —La miró con severidad—. Shizuku, ellos han pasado por demasiadas cosas, este tipo de problemas toma tiempo, nosotras no podemos hacer nada en un miserable mes. ¿Quieres seguir obligándolos a verse, aunque es obvio que no quieren? Solo harás que su situación empeore, los harás sufrir más y hasta odiarse más. ¿Cuánto tiempo planeas alargar esto? Debemos tomar la ruta de la lógica, dejar de perder el tiempo y conformarnos con nuestras posibilidades reales. —Se apartó de ella y se puso en pie, dándole la espalda—. Cumpliremos las dos semanas aquí y luego nos rendiremos, y elegiremos solo a uno de nuestros padres. No hay más opción.
Shizuku apretó los puños, bajando la mirada.
¿Por qué su hermana no podía entender… que simplemente no podía aceptar eso?
Pero… ¿qué se suponía que debía decir ahora? No tenía ningún plan, no sabía qué hacer, y sus palabras le habían bajado los ánimos hasta el subsuelo. Ella tenía razón, lo que decía era lo más lógico y razonable.
Sin embargo, a Shizuku jamás le importó ser una persona lógica y razonable. ¡Al diablo con eso!
Se puso de pie y paso de largo a su hermana, subiendo al edificio otra vez.
Tsukiku la miró con tristeza, y un poco de desconfianza. Había estado esperando que le discutiera más, no creía que se hubiera rendido tan fácilmente, menos cuando la palabra "rendirse" nunca estuvo dentro del vocabulario de su familia.
Ella tampoco quería rendirse, no realmente, pero no había más opción. Esta misión estuvo condenada desde el primer momento, ya no les quedaba nada más por hacer.
Y… sus padres tampoco merecían sufrir más.
Decidió darle tiempo a Shizuku para digerir la noticia y citó a sus tíos a otra reunión en el departamento de Gen.
Tsukasa les dijo todo lo que él sabía y Tsukiku todo lo que ella sabía, incluido lo que Shizuku dijo y lo que quería hacer ahora.
—¿Quieres rendirte? —Ryusui la miró incrédulo.
—No hay más opción. —Rascó su oído con fastidio—. Si el maldito viejo del tiempo nos hubiera dado más tiempo me lo pensaría dos veces, pero solo nos dio un mes. No es suficiente.
—Hmm, casi no parecieras hija de Senku, rindiéndote así… —Ryusui la miró con desaprobación.
—No pienso rendirme en mi objetivo, solo cambiar mi método. —Lo miró con desagrado—. Ahora mismo, no creo ser rival para el viejo del tiempo, pero sí avanzó más la tecnología armamentística en mi realidad, quizás podría.
—¿Estás dispuesta a matarlo por tu objetivo? —Ukyo pareció horrorizado.
—Amenazarlo… —Hizo una mueca, sin ser del todo sincera, menos cuando tenía el poder de revivir casi a su antojo—. Miren, eso no es asunto suyo. Agradezco su ayuda, pero hasta aquí llegamos nosotras. Quizás ustedes puedan hacer algo por ellos dentro de unos años, no lo sé. Nosotras no tenemos más tiempo, nos iremos la próxima semana.
—¿Shizuku-chan está de acuerdo con eso? —preguntó Gen, que no lucía para nada contento.
—No lo creo, pero yo soy la que manda aquí. —Cruzó los brazos tercamente.
—Al menos la verdad fue desvelada —dijo Tsukasa, que parecía neutral ante la decisión de Tsukiku—. Gabriel no merecía pasar ningún otro día en libertad.
—Es cierto, también fue él el que le pidió a Senku vetar a Kohaku de esta ciudad. —Ryusui escupió al suelo—. No puedo pensar en nadie más despreciable, atreviéndose a tratar así a una mujer hermosa.
—Sin Gabriel, las cosas habrían sido mucho mejores~. —Gen suspiró dramáticamente—. Tendríamos a Byakuya aquí, quizás a Kokuyo también, y Senku-chan y Kohaku-chan habrían continuado con su bella amistad, que quizás se hubiera convertido en algo más. —Se acercó a la ventana de su apartamento y miró al cielo anaranjado por el atardecer, sonriendo misteriosamente—. De alguna forma, siento como si dejarlos odiarse fuera dejar a Gabriel ganar —murmuró en voz baja.
Todos se quedaron en silencio un momento, hasta que Tsukiku se acercó a la puerta a paso firme.
—Lamento que las cosas hayan tenido que ser así, pero agradezco su ayuda —dijo con la mirada gacha, antes de alzar bien la barbilla y retirarse del lugar.
Mientras tanto en el apartamento, Shizuku se colocó un abrigo ligero que compró varios días atrás y miró fijamente a algo en su cama, aquella fotografía de su familia que había traído a esa realidad.
—¿Rendirme? —Tomó la foto y la guardó en el bolsillo interno de su abrigo—. ¡Ja, ni en diez billones de años! —Tomó el bolso que su hermana le dio en su realidad y se lo colgó al hombro—. Voy a intentarlo, hasta el último segundo, todas las veces que haga falta.
Decidida, abandonó el departamento y caminó a paso rápido en dirección contraria, perdiéndose entre las atestadas calles de la gran ciudad de Tokio.
Tsukiku llegó al departamento no mucho después, y miró con tristeza a la puerta de la habitación que compartía con su hermanita. Conociéndola, lo más probable era que estuviera intentando buscar una forma de quedarse, una última estrategia desesperada, pero no había forma. ¿Qué podían hacer ellas en poco más de dos semanas? Este método no era posible, no tenía caso lamentarse por eso, solo debían pensar en otra forma y tomar lo que pudieran mientras tanto.
Lo mejor sería dejar a Shizuku sola un tiempo, para que se diera cuenta por sí sola que no había forma. Con eso en mente, Tsukiku decidió ir a ver a su madre.
No había podido verla tanto como hubiese querido, y lo cierto era que no sabía sí volvería a verla.
Ese pensamiento la hizo detenerse a pocos centímetros de tocar a la puerta.
¿Revivir a su madre o a su padre? Era una elección sumamente cruel… por un lado, siempre tuvo más facilidad para ser afectuosa con su madre, y Shizuku se le parecía más a ella en casi todos los aspectos, probablemente se llevarían de maravilla y su madre querría pasar todo el tiempo que pudiera con ambas. Por otro lado, a pesar de la sequedad con la que su padre solía expresarse, con sus hijas siempre fue diferente, y todos sabían que daría la vida por ellas sin siquiera pensarlo, las aconsejaría y estaría dispuesto a un abrazo siempre que ellas lo necesitaran. ¿Cómo elegir a uno?
Y lo peor era que esos ni siquiera eran los únicos factores que debía considerar. Sí traía solo a su padre, él podría ser útil para avanzar la tecnología y ayudarla en su objetivo de revivir a su madre también, aunque lo más seguro era que también quisiera contribuir a poner fin a la guerra, tendría que viajar, trabajar y les quedaría poco tiempo para pasarlo en familia; si traía solo a su madre, tendrían toda la atención, amor y calidez que tanta falta les había hecho a lo largo de los años, tendrían una guerrera feroz capaz de protegerlas de todo mal, pero claro que ella no sería de mucha ayuda en el ámbito científico, y ahí entraba otro factor: cómo se sentirían sus padres si traía solo a uno.
Odiaba pensar en tener que ver a su madre llorar por la falta de su padre, o tener que verlo a él ahogándose en su trabajo para traerla de vuelta, y sabía que no importaba a quién trajera, los dos iban a culparse por la falta del otro, los dos se iban a sentir insuficientes como padres, los dos se iban a sentir tan mierda como ella se sintió por no poder darle a Shizuku todo lo que ella necesitaba y merecía.
Quizás la opción más lógica fuera su padre, para tener un poquito más de posibilidades de traer a los dos al final, aunque tuviera que esperar cincuenta años, pero la idea le destrozaba tanto el corazón que sentía que podría morirse del dolor y la culpa por no ser lo suficientemente inteligente, por no tener el poder suficiente, y sobre todo por tener pensamientos horribles, porque una parte de ella quería elegir a su madre de todos modos.
Su corazón y su mente estaban divididos, tanto que las lágrimas llenaron sus ojos y no fue capaz de tocar la puerta de su madre. Quería verla, pero no podía generarle sospechas por el estado tan patético en el que se encontraba. Si fuera su madre de verdad, no lo habría pensado dos veces en llorarse la vida en su hombro, pero esta mujer apenas y sí la conocía, así que Tsukiku dio media vuelta y salió a la terraza del edificio, dispuesta a calmar sus emociones en soledad.
Bajó luego de una hora, encontrando a su madre preparando la cena.
—Shizuka no me abre la puerta —dijo ante su mirada confundida.
—Ah, debe estar de mal humor. —Intentando y fallando en encontrar una forma de ganar aquella misión absurda del viejo del tiempo—. Me dijo que planeas irte con tu hermana a Londres —murmuró con voz hueca, sentándose en la mesa cerca de ella.
—Sí, estuve hablando con ella, dice que siempre ha tenido una habitación lista para mí. —Sonrió suavemente—. Quizás me vaya la próxima semana, no lo he decidido… De hecho, quería hablar con ustedes, dijeron que tenían que regresar a su ciudad, ¿no? Podría quedarme hasta que ustedes se vayan, quiero quedarme hasta que se vayan, más bien. —Echó vegetales a una olla y volteó hacia ella con una sonrisa—. Aunque no trabaje como tu guardia, igual quiero pasar tiempo con ambas.
—Eso nos gustaría… pero, por desgracia, nos vamos en solo unos días.
—¿De verdad? —pareció inmensamente triste y decepcionada.
—Sí, ya estuve hablando con alguien para vender el departamento. Nos iremos a inicios de la próxima semana. —Su madre se vio tan devastada como Tsukiku se sentía.
—¿No iban a quedarse al menos un mes? —preguntó con voz ahogada.
—Decidí que no necesitamos pasar tanto tiempo aquí. Ya tomé mi decisión. —Tenía que ser firme y no echarse para atrás.
Kohaku no se vio nada contenta, y siguió cocinando cabizbaja hasta que la cena estuvo lista y fue a llamar a la puerta de Shizuku.
—Sigue sin contestarme… ¿Suele encerrarse cuando está molesta?
—No, solo cuando está planeando algo —contestó sin pensar, antes de darse una bofetada mental—. Eh, pero supongo que la afectó mucho el saber que nos iríamos antes de tiempo. —Kohaku se vio más deprimida aún por eso, y ambas se sentaron a comer en silencio.
Tsukiku decidió darle su espacio a su hermana, y luego de acabar su cena llevó su plato en una bandeja hasta la habitación que compartían, esperando que el hambre ablandará un poco su mal humor.
La bandeja cayó de sus manos inmediatamente apenas posó sus ojos en la habitación vacía.
—¡¿Qué sucede?! —Kohaku se acercó corriendo—. ¿Y Shizuka?...
—Debe estar en la terraza. La llamaré —dijo, fingiendo calma para poder encerrarse en la habitación disimuladamente mientras su madre recogía el desastre que hizo al tirar la bandeja.
Rápidamente sacó su rastreador y jadeó horrorizada al no ver señal alguna de su hermana. ¡¿Acaso se salió del rango de su rastreador?! La señal abarcaba un cuarto de la ciudad de Tokio, ¡¿a dónde demonios se había ido?!
No le había dado un celular como para llamarla, y dudaba que le hubiera contestado de todos modos…
Esa pulga… ¡huyó a propósito!
Abrió la puerta y miró seriamente a su madre.
—Tenemos un problema… Mi hermana escapó.
.
Senku fue a la comisaría en compañía de Tsukasa, viendo el caos que había en el lugar. Como el jefe de policía fue arrestado, el sitio estaba lleno de políticos y todo eso, aun así, siendo él muy reconocido, alguien se acercó para atenderlo de inmediato.
—Creo que ya sé qué quiere, Ishigami-sensei. Permítame guiarlo.
Pronto, Senku estuvo frente a la celda donde Gabriel estaba sentado en un rincón.
—Ah, mocoso. —Gabriel sonrió oscuramente—. Imaginó que la zorra de Shichimi ya te dijo todo.
—La doctora hizo llegar el video a mis manos, sí —murmuró con indiferencia—. Y yo ya le conté todo a Lillian, por si te quedaba alguna duda. —Eso hizo a Gabriel perder la sonrisa.
—¡Todo es mentira, Senku! ¡La doctora tiene tecnología muy avanzada, todo es falsificado! ¡Tienes que hacer que Lillian lo sepa! —Se lanzó desesperadamente a los barrotes, intentando tomarlo de los hombros, pero Tsukasa lo alejó a tiempo—. ¡Ella hizo un montón de cosas raras conmigo, ella fue la que abusó de mí! ¡Es una psicópata que quiere destruir a tu familia y limpiar el nombre de los Hizashi! ¡Ellos son el verdadero enemigo! ¡Todo es culpa de Hizashi Kokuyo por enviarla detrás de mí! ¡Entiende, Senku! ¡Dile a Lillian que esa es la verdad! —Se arrodilló en la celda y hasta empezó a llorar, todavía intentando tomar su bata con un brazo.
—Eres más patético de lo que pensaba. —Su rostro se mantuvo imperturbable—. Encontraron toda la evidencia en la caja fuerte del ex jefe de la policía. Las cámaras interiores de la clínica Ishigami te vieron entrar en la hora exacta. Además, vimos que también encubrió otros crímenes, como la vez que asesinaste a un pretendiente de mi madre, y la vez que abusaste sexualmente de una corista. —Hizo una mueca de completa repulsión—. Lillian no quiere volver a verte, el solo pensar en ti la hace vomitar. —Gabriel por fin dejó su escándalo, viéndose como si lo hubiera apuñalado—. Yo me encargare de que te pudras en prisión, y no volverás a verla ni a ella ni a mis hermanos. —Sin nada más que decir, salió del lugar, seguido de cerca por Tsukasa.
Pudo escuchar el grito desesperado de Gabriel mientras se iba, pero no podría haberle importado menos.
—Senku… —Apenas salieron de la comisaria, Tsukasa quiso hablarle, pero entonces su celular sonó.
—Dame un momento. —Contestó la llamada de mala gana—. Ishigami.
—¿Mi hermana está contigo? —La voz de la Dra. Shichimi lo tomó por sorpresa.
—¿Shizuka? No. ¿Por qué?
—Se escapó del departamento y no logró encontrarla… —Se oía enfadada y preocupada—. Avísame si la ves o se pone en contacto contigo, por favor.
—Cuenta conmigo, también la buscaré —afirmó, también preocupado. Colgó la llamada y se volteó hacia Tsukasa—. Shizuka escapó de su casa y no la encuentran, tengo que dar aviso a la policía.
—Podemos intentarlo, pero ya has visto que no es un buen momento, siguen sin jefe y no creo que tomen el caso si no está en peligro inminente.
—Es una niña sola en Tokio —rebatió.
—Tiene dieciséis —le recordó.
—Recién cumplidos. —Bufó, volviendo a entrar en la comisaria y hablando con el policía de antes, que le dijo que estaban muy llenos, pero si tenía una foto podía enviarla a los policías que estuvieran haciendo guardia en las calles para que estuvieran atentos. Senku le dijo que conseguiría la foto y se la enviaría después, intercambiando números con el oficial.
Salió con Tsukasa y se subieron a su auto para ir al departamento de la doctora. Dejó a Tsukasa conducir y él volvió a llamar a "Yukiko".
—¿La encontraron?
—Ja, por supuesto que no. Estoy buscando alrededor de mi edificio, pero no la encuentro.
—¿Puedes mandarme una foto de ella? Para dar una alerta a la policía.
—No creo que sea necesario involucrar a la policía, pero está bien.
—Estoy yendo a tu edificio, por cierto.
—¡¿Ah?!
—Te ayudaré a buscarla. —Senku decidió que ese era un buen momento para colgar la llamada.
Pocos minutos la doctora le envió una foto de su hermanita probándose un sombrero con orejas de gato en una tienda de ropa, sacando la lengua y enseñando las manos como si fueran garras. Rio al ver la foto, antes de negar con la cabeza y enviarla al oficial de policía.
Llegaron al edificio y se encontraron con la doctora muy ceñuda, junto a Kohaku subida a un árbol, mirando desesperadamente a todas partes.
—Veo que ya te recuperaste de tus heridas… —murmuró Senku al ver a Kohaku, incrédulo al ver que logró treparse a un árbol exageradamente alto.
—Al final no fue tan grave como los doctores pensaron —afirmó Tsukiku, intentando no mencionar el hecho de que ella se hartó y la curó casi por completo para que le dieran el alta lo antes posible, por lo que ahora los doctores hasta querían investigar a su madre por curarse tan rápido.
—¿Tienes alguna idea de a dónde pudo ir tu hermana? —preguntó Tsukasa, también preocupado.
—No, pero pudo haberse ido bastante lejos… Espero que no haya tomado un tren ni nada, ¡la mataría!
—Ya son las nueve de la noche, no debería andar sola por ahí, menos si no es de Tokio. —La delincuencia había aumentado en los últimos años, quizás por su jefe de policía corrupto.
—La pulga sabe defenderse, eso no me preocupa. —Tsukiku frunció el ceño—. Lo que me preocupa es que se fue molesta, no sé qué planea y no sé si regrese a tiempo… para cuando nos vayamos.
—¿A qué te refieres con irse?
—Ya terminé lo que vine a hacer: demostrar la inocencia de mi tío Kokuyo. Te cedí los derechos de mi invento, así que me regresaré a mi ciudad natal a inicios de la próxima semana. Shizuka se molestó por no poder quedarse más tiempo, y por… —Miró de reojo a Kohaku, que estaba bajando del árbol, y luego a Senku— otra cosa. Cuando se molesta no piensa bien, sabe orientarse, pero lo que me preocupa es que quiera escaparse y no volver. —Se abrazó a sí misma, con ojos cargados de angustia—. Ella… estaba muy molesta.
Kohaku terminó de bajar y posó una mano en su hombro.
—¡La encontraremos! Y tranquila, no creo que ella quiera abandonarte. —Sonrió para darle ánimos.
—Creo que deberíamos ir a las estaciones de trenes… En verdad me preocupa que quiera irse o que ya se haya ido…
—Hay cámaras de seguridad en las estaciones —dijo Senku rápidamente—. La policía no puede hacer una búsqueda exhaustiva por el momento, pero puedo mandar a mis empleados a pedir revisar las cámaras y explorar las estaciones. Le pediré a Ryusui que usé sus contactos para habilitarme el permiso.
—Eso sería muy útil. —La doctora lo miró impresionada, al igual que Kohaku.
Senku evitó mirar a su ex amiga, que pronto también aparto los ojos de él.
—Vayamos a la estación más cercana, por mientras haré unas llamadas para organizar todo eso.
Senku y Tsukasa se metieron al auto, pero Tsukiku, al ver que Kohaku no entraba, le preguntó qué le pasaba ahora.
—Quizás debamos separarnos, ustedes vayan, yo me quedaré aquí por si vuelve y seguiré buscando en los alrededores.
—Oh, por favor, es obvio que lo dices porque no quieres ver a Ishigami-sensei. —Bufó—. Escucha, entiendo que lo detestes, pero ¿por qué tienes que actuar como si él fuera el que se merece todo tu odio? Gabriel es el causante de todo, y no solo te lastimó a ti, también a él y a toda su familia. —Cruzó los brazos, pensando en su pobre abuela y sus tíos, que debían estar devastados—. No eres la única víctima de todas las mierdas que cometió… él quería eso, quería que solo exista odio entre ustedes. Incluso preparó todo para que Ishigami-sensei fuera el que entregara a tu padre, pero él no lo hizo, él ocultó esas grabaciones, a pesar de creer que eran la prueba de su culpabilidad. Y es obvio que lo hizo por ti. A pesar de creer que tu padre era el asesino, su vinculo contigo pudo más. Y ahora, los dos perdieron a sus padres por culpa de Gabriel, los dos se hicieron mierdas el uno al otro por culpa de ese bastardo, odiándose y provocando que mi hermana esté pasando por cosas que no tiene que tolerar solo por rencores absurdos. Por eso me la llevaré de aquí… ya no tiene caso seguir lidiando con esta ridiculez. —Kohaku estaba muda, congelada en su sitio—. Pero adelante, sigue odiando a la persona equivocada, sigue dándole al asesino lo que quiere. —Bufó, pisoteando en su camino para subir al auto.
No era de hablarle así a su madre, siempre fue una niña de mami, pero estaba tan amargada, tan infeliz por no poder lograr su objetivo y traer a sus dos padres, que no pudo controlar su lengua.
Antes de que pudiera decirle a su padre que se irían sin su madre, ella de pronto entró al auto, sorprendiéndola.
Sonrió, pero no dejó que sus esperanzas se elevaran.
Esta misión era imposible, encontraría a su hermana y luego se irían de esa realidad. No había más opción.
Para cuando llegaron a la estación, Senku acabó con todas sus llamadas y les aseguró que tendrían permiso de revisar las cámaras, gracias a las influencias de Ryusui, que también quería ayudar.
Mientras su padre y su madre revisaban como halcones las cámaras, Tsukiku y Tsukasa se apartaron de ellos para hablar.
—¿Cómo es posible que se perdiera? ¿No puedes rastrearla con tu tecnología avanzada? ¿No tienes algo como las moscas que nos diste? —le preguntó el boxeador.
—Puedo rastrear a Shizuku por nuestro ADN, pero el rango de ese método es limitado, por eso tengo miedo de que haya salido de la ciudad —le explicó—. Puede que simplemente esté muy lejos y aún en Tokio, pero no sé qué está planeando, eso es lo que más me preocupa. Es capaz de grandes locuras cuando algo se le mete en esa cabecita terca que tiene —gruñó entre dientes, pensando en todas las estupideces que hizo para juntarla con su novio.
—Hay un tren que recorre Tokio —musitó Tsukasa, pensativo—. Podrías subirte y ver si sigue en la ciudad.
—Es una gran idea. —Sacó su celular y buscó el tren y el recorrido que este hacía—. Ja, esto debería bastar para que mi rastreador escanee toda la ciudad. Diez billones de puntos para ti. —Guardó el celular y miró a sus padres aún concentrados en las cámaras—. Quédate con ellos y sigan buscando en las cámaras, llámenme si encuentran cualquier cosa de mi hermana. Yo iré a interceptar ese tren, inventa una excusa por mí. —Salió corriendo de la estación sin importarle nada más.
Tsukasa tuvo bastante tiempo para pensar en una excusa, ya que Senku y Kohaku no despegaron los ojos de las cámaras hasta que llegaron a la hora actual sin encontrar nada.
Para ser dos solteros veinteañeros que decían odiarse, los dos ya actuaban como los padres de esa niña incluso sin saber que de verdad lo eran.
—Maldita sea, ¿segura que no viste nada? —preguntó Senku a Kohaku.
—Ja, no, y te aseguró que miré a cada persona que pasó por las cámaras.
—Sé de tu vista absurdamente buena, así que lo más seguro es que ella no pasó por aquí. —Sacó su celular y revisó sus mensajes—. Nadie tiene noticias de otras estaciones. Ryusui y mis secretarias ya tienen a al menos cinco personas en cada estación revisando las grabaciones y los alrededores.
—Eso es asombroso. —Ella le sonrió agradecida, antes de apartar la mirada, incómoda—. Eh… ¿dónde está Yukiko?
—La Dra. Shichimi pensó en buscar en lugares en los que ya han estado antes en la ciudad, ya que si no está en las estaciones su hermana no conoce mucho más allá de lo que ya vio —dijo su excusa bien practicada.
—Es una buena estrategia. —Senku asintió con aprobación—. Quizás pueda estar en el restaurante al que fuimos hace unos días…
—O en el parque donde bailamos —propuso Kohaku, haciendo a Senku mirarla tan fijamente que la incomodó—. Emm… ¿recuerdas dónde es? —cambió de tema con rapidez.
—Sí, te llevaré. —Caminaron al auto y Tsukasa los vio con rostro pensativo—. ¿No vienes? —le preguntó Senku.
—Creo que alguien debería quedarse aquí, por si ella aparece luego —se excusó, más que nada porque quería dejarlos solos.
No podía creer que estaba jugando a la doctora corazón, quizás Minami ya le había contagiado lo entrometida, pero sabía que, si se daba el milagro de que Senku y Kohaku pudieran al menos llevarse bien, sus hijas podrían quedarse y quizás hacer que se enamoren y así poder salvar a sus dos padres en su propia realidad.
—Tiene sentido. —Los dos no vieron sus segundas intenciones y se fueron en el auto, más preocupados por su hija que por lo mal que se llevaban.
Hmm, quizás la misión de las hermanas Ishigami no fuera tan imposible.
.
—No está cerca del restaurante —masculló Kohaku, bajándose de un salto de un árbol—. Miré por todas partes, no hay nadie que siquiera se le parezca. —Se abrazó a sí misma, cada vez más preocupada—. ¿Nadie encontró nada?
—No, estoy muy atento a los mensajes, también les pedí que me avisaran al instante si encontraban algo. —Chasqueó la lengua, mirando su celular por millonésima vez.
—El parque está cerca de aquí, ¿verdad? Podría haber ido allí, se divirtió mucho ese día. —Sonrió tristemente.
—Sí, vamos. —Senku la guio y ella lo siguió cabizbaja.
—Yo… creo que es mi culpa —susurró ella luego de unos minutos de silencio, cuando ya estaban en el parque poco concurrido debido al frío de esa noche.
—¿Qué? —Senku dejó de caminar.
—Creo que yo hice que se molestará… —Se abrazó a sí misma con más fuerza—. Siempre logro arruinar todo para ella. Sé lo mucho que te admira y aun así le dije cosas malas de ti, y le dije que hasta dejaría de trabajar con su hermana con tal de no verte. —Senku tensó la mandíbula, pero no dijo nada—. Y… le dije que me iría a Londres con mi hermana. —Él abrió mucho los ojos—. Debí decirle que esperaría a que ellas se fueran primero, pero la hice sentir mal y por eso Yukiko quiere irse en solo unos días. —Cerró los ojos tristemente.
—Kohaku, no tienes que hacer eso. —Se acercó ella hasta quedar solo a un paso de distancia—. No tienes que irte, si es necesario yo seré el que se vaya, te prometo que no tendrás que verme.
—Que tú te vayas también la pondría triste, Senku, sabes que te adora. —Suspiró profundamente, pasándolo de largo y sentándose en una banca—. Y se ve que tú también la adoras, estás haciendo mucho por ella ahora mismo…
—Hago lo que cualquiera en mi posición haría, el invento de su hermana me hará rico, es lógico que quiera ayudarla. —Rascó su oído con aparente indiferencia.
Kohaku rio por lo bajo.
—No has cambiado nada, sigues queriendo aparentar ser un científico frío e insensible. —Volteó a verlo con ojos brillantes—. Sé que ella te importa, a mí también. Quisiera que pudieran quedarse al menos por ese mes que dijeron… al menos un mes.
Se quedaron en un incómodo silencio varios minutos, antes de decidirse a seguir buscando, hasta que de pronto…
—La veo. —Kohaku jadeó—. ¡Es Shizuka, está aquí! —Jaló a Senku de la muñeca hasta llegar a un árbol cercano, donde vieron a la adolescente hecha bolita, abrazada a sus rodillas.
Ella levantó la mirada, encontrando sus ojos llenos de lágrimas con los de ellos.
—¿Qué? ¿Cómo me encontraron?
Los dos se sentaron a su lado de inmediato, Kohaku abrazándola.
—¡No vuelvas a hacer eso, Shizuka! ¿Cómo pudiste irte así? ¡Tu hermana está muy preocupada!
—No quiero verla… me llevará lejos. —Varias lágrimas cayeron de sus ojos—. Aunque… supongo que tiene razón en que no tenemos por qué estar aquí. Creo que solo causo problemas…
—Eso no es cierto —dijeron Senku y Kohaku al mismo tiempo, con firmeza.
—Sí es cierto. —Enterró el rostro entre sus rodillas—. Sé que los incomodó… Lo cierto es que… me recuerdan a mis padres… y yo… nunca pude pasar mucho tiempo con ellos. —Sollozó—. Por eso soy tan molesta y egoísta, y quiero estar con ustedes dos, aunque sé que no quieren. —Su pequeño cuerpo tembló de pies a cabeza—. Estaba tan feliz de poder estar con ustedes… —Más lágrimas se le escaparon—. Sé que no debí, todo lo que hice fue molestarlos… Ja, estarán mejor cuando me vaya. —Sonrió dolorosamente—. Me merezco ya no verlos… merezco volver a estar sola. —Cerró los ojos—. Mi nee-chan me llevará a casa y… y quizás pueda recuperar una parte de mis recuerdos con mis padres, pero sé que no será lo mismo. —Volvió a sollozar y de inmediato se puso de pie, sobresaltándolos—. Sé que les incomodó escuchar esto, pero ya no tendrán que hacerlo más. —Sonrió con tristeza—. Me iré con mi hermana y ya no volveremos… así quizás puedan perdonarme.
—No hay nada que perdonar. —Kohaku, con los ojos también llenos de lágrimas, se puso en pie y volvió a abrazarla—. Por favor, no quiero que te vayas, y sé que Senku tampoco quiere… ¿No hay una forma de que puedan quedarse más tiempo?
—Kohaku tiene razón, no quiero que se vayan —admitió él, aunque manteniéndose lejos de ellas—. Podríamos convencer a tu hermana, quizás podamos…
—No tiene caso —lo interrumpió—. Ya es tarde… Lo siento. Y gracias. —Se soltó del abrazo de Kohaku y salió corriendo lejos.
Kohaku estuvo demasiado aturdida para seguirla, y antes de que pudiera correr tras ella de pronto la perdió de vista.
—Mierda… ¡Todo es mi culpa! —Kohaku apretó los puños—. Todo siempre ha sido mi culpa, yo debería haber buscado al verdadero asesino, en vez de perder el tiempo intentando sabotearte. —Estrelló una patada en el árbol, haciendo a Senku alejarse varios pasos—. Qué imbécil… —Se apoyó contra el árbol—. Yo la hice sentir mal, yo te hice perder tu trabajo, yo me gané que todos me odiaran y nunca pude arreglar nada. —Cerró los ojos—. Incluso venir aquí fue tu idea… nunca la habría encontrado sola, y aunque la encontré, no puedo hacer nada para arreglar lo que hice.
—Eso es lo más ridículo que te he escuchado decir en todos los años que nos conocemos. —Kohaku lo miró con odio de inmediato y él rio entre dientes—. ¿Olvidas que salvaste la vida de esa niña? Además, fui yo el que lo arruinó, debí haber creído en ti, debí investigar más. Y fui yo el que provocó que acabarás viviendo en la mierda, porque escuché al hijo de puta de Gabriel. —Kohaku lo miró con sorpresa. ¿Gabriel le pidió hacer eso? Siempre creyó que él lo hizo por rencor—. Tú… sigues tan delgada. —De repente estiró una mano hasta su rostro, haciéndola tensarse. Él rozó sus dedos por sobre su mejilla, que seguía hundida por la delgadez casi extrema, pero no llegó a tocarla del todo—. Tienes todo el derecho a odiarme y no querer verme.
—No es cierto. —Sus ojos se aguaron y habló sin siquiera pensar—. Pude irme y no lo hice, no lo hice por idiota, porque no quería dejar la tumba de mi padre. —Las lágrimas comenzaron a desbordarse—. Y no es que no tuviera donde comer, tengo amigos, yo solo… no quería comer, no quería hacer nada. —Senku la miró horrorizado—. Solo podía pensar en lo que hubiera sido mi vida si nada de esto hubiera pasado.
Dudoso, Senku dejó de solo rozarla con sus dedos y apoyó la mano del todo en su mejilla, muy lentamente, esperando que ella lo apartara. No lo hizo.
—También pienso en eso —admitió, en apenas un susurro casi inaudible—. Pero ya no importa, Kohaku. El verdadero culpable pagará por lo que hizo, y si no quieres verme, te aseguró que no lo harás —prometió, sin saber qué más decirle. Era pésimo con las palabras, y aún más consolando a las personas, apenas y sí pudo consolar a su propia madre. No podía ofrecerle más a ella.
—Ja… ese es el problema. —Limpió sus lágrimas con una sonrisa resignada—. Creo que sí quiero verte… —Él abrió mucho los ojos—. Por Shizuka —dijo Kohaku rápidamente, apartando su mano de pronto—. Creo… creo que, si nos llevamos bien, podemos convencer a Yukiko de que se queden. Estaba molesta por el pasado… pero eso no importa. Yukiko tenía razón… Realmente no te odio, odio lo que ese asesino nos hizo. Y no dejaré que siga arruinando mi vida. —Lo miró decidida—. Senku, lo siento por todo lo que te hice, y… también te perdonó por todo. —Sonrió suavemente ante su rostro sorprendido—. Vamos a buscar a Shizuka y arreglemos todo este montón de mierda.
Él la miró en silencio un momento, antes de reír suavemente.
—Eres una leona realmente asombrosa… Tienes diez billones de puntos. —Le dio la espalda—. Vamos, la pequeña leona que tienes por prima no pudo haber ido muy lejos, apuesto que sigue en el parque. Llamare a todos para que vengan a buscarla si es necesario. —Sacó su celular.
Kohaku dejó escapar un gran suspiro, antes de seguirlo decidida.
Tomó su decisión. Estaba harta de odiar y lastimar a la gente, el que la hubieran lastimado no era excusa para pasarse la vida lamiéndose las heridas y yendo en contra de gente que no lo merecía. Sería difícil, pero aprendería a dejar atrás el pasado. Después de todo, Senku y ella fueron víctimas del mismo monstruo, y, aunque no pudieran ser amigos como antes, estaba dispuesta a perdonarlo e intentar el por lo menos llevarse bien.
Ahora que le había pedido perdón y a su vez lo había perdonado, sentía el pecho más ligero que nunca.
Sentía que, por primera vez en mucho tiempo, tomó la decisión correcta.
Los dos se fueron en la dirección en la que vieron a "Shizuka" correr, totalmente ignorantes del hecho de que ella estaba a pocos metros de ellos, usando el aparato que la volvía invisible para no ser vista.
Había aprendido a usarlo correctamente cuando acompañó a su hermana a robar la caja fuerte de los Ishigami, pero en el bolso de tecnología súper avanzada de su hermana había un aparato que de hecho ya sabía usar de antemano: el anti-rastreador.
Quizás su hermana no lo supiera, pero su tío Chrome le enseñó cómo usar aquel aparato que inhabilitaba cualquier modo existente de rastreo en su realidad, por eso siempre pudo estar cerca de su hermana y de sus padres, totalmente indetectable para ellos. Y claro, había escuchado todo.
Shizuku sonrió felizmente al ver a sus padres caminar juntos.
Bien, el paso uno de su plan había sido exitosamente completado.
Hora del paso dos.
Continuará...
Holaaa :D
Lamento el retraso, llevo enferma dos semanas ToT Hoy también me siento miserable, pero ya no quería hacerlos esperar x'D
Ojala q el capitulo les haya gustado :'D
Muchisimas gracias por todo su apoyo al fic, alegran mis días!
No olviden q se les ama con todo el kokoro!
Me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
