.
CAPÍTULO 7:
"A veces sólo tienes que detenerte"
.
—¿Estás seguro de esto? —preguntó Michelle observando a Kurt salir al jardín cargando dos maletas.
—Steph y yo debemos regresar a nuestras vidas habituales, y mientras más pronto lo hagamos será mejor.
—En realidad no hay prisa. Podrían quedarse unos días. Sabes que es un placer para nosotros tenerlos aquí.
—Lo aprecio mucho, pero es mejor que nos vayamos.
—Sé que la situación con Blaine es complicada, pero eso no cambia las cosas entre nosotros. Estamos para ayudarte en lo que necesites, mientras que en tu casa tendrás que hacerte cargo de todo.
—Estoy acostumbrado a ello.
—Entiendo —dijo con un pequeño suspiro—, así que no voy a insistir más, no obstante, sí voy a recordarte que aquí tienes una familia que te ama y ama a Steph, y que pueden contar con nosotros en todo momento. No nos alejes.
—Lo sé, Michelle. Realmente lo sé, y no quiero que pienses que soy mal agradecido o…
—¡Oh no! En lo absoluto. Te conozco bien, dulzura, y comprendo que desees retomar tu vida y que todo vuelva a la normalidad. Lo único que quiero es que tengas presente que ya no estás solo, y no tiene nada de malo apoyarte en las personas que te aman.
Kurt inhaló profundamente y exhaló de forma suave, soplando con los labios a penas separados.
—Gracias —abrazó a la mujer—. Ustedes son mi familia, estoy consciente de ello. Me han apoyado mucho, no sólo en esta situación, sino en todo momento, y nunca voy a olvidarlo. El amor y el agradecimiento que siento hacia ustedes es infinito.
—¿De verdad tenemos que irnos, papito? —preguntó Steph de la mano de Ezequiel al cruzar por la puerta.
—Sí, amor. Ya lo hablamos.
—Está bien —dijo resignada.
Luego de despedirse, padre e hija se embarcaron en el auto, y al mirar por el retrovisor, Kurt frunció al notar la presencia de un hombre que parecía estar escondido entre los árboles.
—¿Qué pasó, papi?
—Ah… —observó a un grupo de personas cruzar la calle y al supuesto extraño desaparecer— Creí ver algo.
La niña curiosa se arrodilló en el asiento y empezó a buscar con la mirada en los alrededores.
—¿Qué viste?
—Tal vez me equivoqué porque no hay nada —se acomodó y encendió el auto, revisando una vez más en la dirección en la que había divisado al hombre aquel—. Siéntate bien y ponte el cinturón.
—Ya voy papi, sólo quiero despedirme de mis abuelitos.
Kurt avanzaba lentamente para que su hija pudiera decir adiós. Ella agitaba su mano, dejando escapar intempestivamente un sonido de asombro al ver al amigo de la familia cerca de la casa.
—¿Qué pasó? —preguntó intrigado.
—Nada papito —se sentó y abrochó su cinturón—. ¿Puedo ir al frente contigo?
—No, amor. Ya sabes que es peligroso… Y no me cambies el tema, dime qué pasó.
—Nada.
—¿Te sorprendiste por nada?
—Eh…
—Stephie…
—No quiero irme —dijo con honestidad.
—Lo sé, pero nosotros tenemos nuestro hogar y lo correcto es que vivamos en él.
—¿Podemos venir a visitar a mis abuelitos?
—Por supuesto, amor.
—¿Mañana?
—No, pero, ¿qué tal el fin de semana?
—Faltan muchos días para eso.
—Te aseguro que se pasarán muy rápido.
—Bien —suspiró.
—¿Te gustaría visitar a Mercedes y a Artie antes de ir a casa?
—¡Sí! —exclamó con euforia.
Kurt se sintió más aliviado al notar que aquella idea había cambiado el rostro abatido de su hija por uno feliz, y siendo honesto, a él también le alegraba volver a ver a sus amigos.
кℓαΐиε ღ кℓαΐиε ღ кℓαΐиε ღ кℓαΐиε ღ кℓαΐиε
Connor entró a la casa y encontró a Juanma sentado en el sofá leyendo un libro y murmuró algo.
—Supongo que no te fue muy bien —dijo el de cabellera marrón levantando ligeramente la mirada.
—No pude hablar con la niña, y no creo que pueda volver a hacerlo.
—¿Por qué?
—Porque su padre se la llevó.
—¿Habrá regresado solo o con Blaine?
—No lo sé, pero lo vi sacar dos maletas de la casa y guardarlas en el auto, luego él y la niña se despidieron de Michelle y Ezequiel.
Hubieras visto el cariño con el que los trataban —dijo con molestia.
—Son familia, ¿qué esperabas? Ellos también eran buenos contigo.
—Sí, lo eran… Realmente los extraño —dijo en voz baja en medio de un suspiro.
—¿Kurt habrá terminado el trabajo que hacía con Blaine, o habrá regresado a buscar a la niña para llevarla con ellos?
—No tengo la menor idea, pero por la razón que sea, se la llevó y no podré obtener más información.
—Así es mejor. Las cosas pasan por algo.
—¿Qué se supone que significa?
—No era correcto lo que hacías con la pequeña.
—No empieces con eso porque lo único que hacía era preguntarle algunas cosas. Necesito saber lo que ha pasado en este tiempo, y claro, ella no tiene todas las respuestas, sin embargo, me ha ayudado bastante.
—Tienes que detenerte.
—¿Qué?
—Esta no fue la razón por la que vinimos.
—Quiero mi vida de regreso.
—No puedes vivir del pasado, Connor. Necesitas darle la vuelta a esa página y seguir adelante.
Cuando me dijiste que querías buscar a Blaine para contarle lo que realmente sucedió, tuve muchas dudas, pero al final decidí apoyarte porque él merece saber la verdad, por muy dura que sea.
Será impactante, será doloroso, pero también será liberador para él ya que, conociéndolo, sé que ha llevado la culpa sobre sus hombros todos estos años y es momento de que pueda estar en paz.
—Su único delito, según su padre, fue haberse enamorado de mí, porque jamás hizo nada malo o incorrecto.
—Así es, pero tú mejor que nadie sabes que siempre se culpó por haber dejado al niño cuando estaba enfermo.
—Si Ashton de verdad hubiera estado tan grave, Blaine no habría podido hacer nada para ayudarlo.
—Pero habría estado a su lado intentando hacer todo lo posible para salvarlo. Esa es una gran diferencia. Además de que las cosas no pasaron de esa forma.
Ponte en su lugar por un instante y piensa cómo te habrías sentido si la situación hubiera sido al revés. Era su hijo.
—También mío.
—Bueno, él es el padre biológico, y hasta donde recuerdo, era el que estaba ansioso y entusiasmado por tener un hijo. Tú no estabas de acuerdo porque pensabas que eran muy jóvenes para eso, pero terminaste aceptando por complacerlo.
—Tal vez al principio, pero después me involucré en todo el proceso y me sentí tan emocionado como Blaine porque estábamos formando nuestra propia familia. ¿O eso se te olvidó?
—Papi…
Ante el sonido de la inocente voz ambos hombres voltearon.
—¿Qué sucede, amor? —preguntó Juanma a su pequeña.
—Teno fío —dijo frotándose los ojos.
—Vamos para ponerte algo más abrigado —se levantó y dejó el libro a un costado—. Piensa bien las cosas, Connor, no hagas que me arrepienta de haberte apoyado.
кℓαΐиε ღ кℓαΐиε ღ кℓαΐиε ღ кℓαΐиε ღ кℓαΐиε
Luego de una corta visita a sus amigos, Kurt se encontraba frente a la puerta de su casa, la cual abrió con un suspiro e ingresó a paso lento. El lugar se veía tan grande y solitario en ese momento.
—Papito —dijo Steph tomándolo de la mano—. ¿Por qué no regresamos con mis abuelitos?
—Porque esta es nuestra casa, amor.
—Pero aquí sólo estamos nosotros.
—¿Ya no te gusta estar conmigo? Porque siempre hemos sido los dos.
—Claro que me gusta estar contigo. Te extrañé mucho cuando te fuiste.
—Y yo a ti, terriblemente… —se agachó para quedar al nivel de la niña— Eres lo que más amo en este mundo.
—¿Y a papá Blaine ya no lo amas?
—Lo amo mucho, pero es distinto al amor que siento por ti.
—¿Por qué?
—Porque eres mi hija… Ya hemos hablado de ello, preciosa.
—Sí, yo sé, pero, ¿por qué es diferente? ¿Por qué no amas igual a todos?
—La manera en la que amas a una persona depende de la relación que tienes con ella.
—No entiendo.
—Amas a tus abuelitos y a tus tíos, ¿cierto?
—Sí.
—Y por eso quieres volver con ellos, ¿cierto?
—Ajá.
—¿Lo que sientes por ellos es igual a lo que sientes por mí? Me refiero a que… —negó con la cabeza— Tal vez no es un buen ejemplo. Creo que debo explicártelo de otra forma… Lo que intento decir…
—Los amo mucho y los voy a extrañar, pero a ti te amo "más fuerte" y prefiero estar contigo. ¿Eso es?
Kurt la miró sorprendido y en segundos ya estaba abrazándola.
Bajo otras circunstancias habría corregido la forma en que Steph se expresó ya que siempre se preocupaba porque hablara correctamente, pero en ese momento no podía importarle menos y lo único en lo que pensaba era en qué había hecho para merecer una hija como la que tenía.
—Sí, así mismo, princesita. Eres lo que más amo, lo más hermoso y maravilloso que me ha dado la vida.
—¿Y aún soy la luz de tus ojos?
—Por siempre, mi niña —le sonrió y volvió a abrazarla, sintiendo tanto amor cuando ella le rodeó el cuello con sus pequeños brazos.
—Tú también para mí, papito. Te amo.
—Te amo tanto mi Stephie.
Tras un largo momento en el que los dos estuvieron sumidos en el calor del otro, la pequeña apartó la cabeza ligeramente.
—Papi, tengo hambre.
—Yo también. Voy a entrar las maletas y de ahí me pongo a cocinar. ¿Qué quieres comer? ¿Un risotto al pesto o un…?
—Quiero sopa.
—¿Sopa?
—Sí, esa rica con los fideos largos que antes hacías.
—¿Segura que quieres eso?
—Sí. Me gusta mucho y ya no la preparas —frunció el ceño—. ¿A papá Blaine no le gusta?
—No lo sé. Nunca la he preparado para él.
—¿Porque es comida de pobres?
—¿Qué?
—Un día preguntaron en la escuela cuál era nuestra comida favorita y contesté que la sopa. Lisseth y otras niñas dijeron que esa era comida de pobres.
—¿Cuándo ocurrió eso?
—Mmm… La otra vez.
—¿Y por qué no me habías contado?
—No lo sé —elevó los hombros—. Estabas de viaje.
—Todos los días hablábamos.
—Pero estabas muy ocupado trabajando y ayudando a papá. Igual, no es un gran lío.
—Que esté trabajando no significa que no puedas contarme las cosas que ocurren. Siempre he tenido tiempo para escucharte y es algo que jamás va a cambiar.
Quiero que me digas lo que te ocurre, como te sientes, y todo lo que desees contarme, así como antes.
—Seguro, papito… Siempre te cuento todo, sólo creo que lo olvidé.
—¿Qué pasó después de que esas niñas te dijeron eso?
—La profesora les dijo que no estaba bien burlarse de los demás o de sus gustos. Además, que todas las comidas son buenas y sagradas.
—Es correcto. Todos los alimentos que llegan a nuestra mesa son importantes y debemos agradecerlos.
—Siempre doy las gracias por todo lo que comemos. Tú me enseñaste a hacerlo.
Kurt sonrió y le acarició la mejilla.
—¿Ha ocurrido algo más con esas niñas o algún otro de tus compañeros?
—No.
—¿Estás segura?
—Sí, papito. ¿Por qué?
—Quiero saber si alguien te molesta o si pasa algo en tu clase o tu escuela que te haga sentir mal o incómoda de alguna forma.
—No. Todo está bien. No tienes por qué preocuparte.
Kurt le besó la frente y se enderezó.
—Siempre voy a preocuparme por ti porque te amo.
—También te amo.
—Voy por las maletas… ¿Quieres ayudarme en la cocina?
—¡Sí! —sonrió ampliamente y dio pequeños saltos de emoción.
Minutos más tarde y luego de haberse puesto ropa cómoda, el joven padre ingresaba a la cocina cuando su hija se acercó por un costado.
—¿Lo que dijeron es cierto?
—¿Qué cosa?
—Sobre la sopa. ¿Por eso ya no la preparas?
—No, cariño. No es verdad.
—¿Y por qué antes, cuando no había mucho dinero, comíamos cosas diferentes a las de ahora?
Aquella pregunta no sólo lo tomó por sorpresa, sino que lo hizo cuestionarse sobre cuánto habían cambiado sus vidas.
—Bueno… hay recetas que llevan muchos ingredientes, o algunos que son costosos y que no podía comprar porque necesitaba el dinero para otras cosas.
—No entiendo.
—¿Qué no entiendes?
—No es verdad lo que mis compañeras dicen, pero hay comidas que no preparabas antes porque cuestan mucho y ahora que somos ricos las haces. Entonces, la sopa sí es comida de pobres.
—Creo que debemos aclarar eso —frunció ligeramente el ceño—. Ven, vamos a sentarnos.
Luego de acomodarse en el desayunador, Kurt tomó de la mano a su hija.
—¿Dije algo malo? —lo miró preocupada.
—No, amor. Pero es importante que entiendas algo.
—¿Sobre la comida?
—Sobre todo lo que conlleva lo que me has dicho.
—Dije muchas cosas.
—No quiero que te refieras a las personas como pobres o ricas en base a lo que tienen o lo que comen.
—¿Por qué? ¿Es malo?
—Es un concepto equivocado.
—¿Cómo?
—Dime qué significan para ti esas dos palabras.
—Bueno… Pobres son los que no tienen dinero y ricos los que sí tienen.
—Esos son términos que la sociedad ha impuesto a las personas en base a diferentes circunstancias, pero no significa que sean correctos porque hay mucho más allá.
—No entiendo.
—A lo que me refiero es a que, aun cuando otros lo hagan, no debes clasificar a las personas de esa forma.
—Pero nosotros éramos pobres antes, y cuando te casaste con mi papi Blaine nos hicimos ricos y también importantes.
Kurt abrió los ojos ampliamente entre sorprendido y alarmado ante la declaración de su niña.
—Eso no es así, y no quiero que pienses de esa forma porque no es correcto. Conforme vayas creciendo vas a escuchar muchas cosas y no todas serán ciertas, como la diferencia entre ser rico y ser pobre, porque va más allá de lo que la gente piensa o la sociedad impone.
Las personas no son menos o más importantes porque tengan o no dinero suficiente, la ropa que usen, lo que compren o lo que coman, ya que alguien puede poseer lo mejor, lo más costoso, lo más grande, y, sin embargo, estar lleno de sentimientos que no son buenos. O puede hacerle daño a los demás y comportarse de forma negativa, y eso la convierte en alguien pobre de valores.
En cambio, una persona puede no tener mucho, pero ser buena, compasiva, respetuosa, generosa, amable, y todo eso hace que sea muy rica.
También lo hace las personas que la rodean y se preocupan por ella.
Comprendo que nuestras vidas han cambiado, ahora las cosas son diferentes y debemos estar agradecidos por ello, pero que vivamos en esta casa, tengas muchos juguetes o vayas a una escuela grande y bonita no nos hace importantes. Si alguna vez escuchaste a alguien decir eso, está equivocado.
Quiero que siempre recuerdes que tal vez en el pasado las cosas eran algo complicadas y tal vez no tenía el suficiente dinero, pero nunca dejamos de ser importantes ni fuimos pobres porque éramos personas buenas, además, teníamos a Mercedes y a Artie que nos querían y se preocupan por nosotros.
Steph desvió la mirada durante varios segundos y permaneció en silencio mientras procesaba lo que su papá acababa de explicarle.
—¿Y por qué las personas llaman pobres a…?
La plática se volvió más extensa de lo que Kurt hubiera imaginado, pero con cada respuesta que daba esperaba estar despejando todas las dudas que su niña tenía ya que por nada en el mundo permitiría que creciera con las mismas ideas vacías con las que él creció.
Sus padres lo acostumbraron a tener todo lo que siempre quiso, a estar rodeado de lujos, a creer que el dinero y el estatus eran lo más importante, a que los amigos se eligen con cuidado porque deben tener "el mismo nivel", y él tuvo muchos amigos con los que pasó siempre divirtiéndose, viajando, comprando, yendo a clubes exclusivos, pero, ¿dónde estaban esos amigos ahora? ¿Dónde estuvieron cuando los necesitó?
Creció creyendo que nunca nada le faltaría, que era invencible, que todo podía resolverlo con sus tarjetas de crédito, sin embargo, la vida se había encargado de enseñarle lo equivocado que estaba, y no quería que su hija pasara por lo mismo.
Ella tenía que ser diferente, mejor de lo que él fue, con valores reales y pensamientos claros, una persona generosa, compasiva y justa, alguien como… Blaine.
La idea lo estremeció, pero justo en ese momento no podía pensar en un mejor ejemplo que su esposo y la manera tan maravillosa en la que sus tíos lo habían criado.
—¿Está todo claro, amor? —inquirió cuando Steph se quedó callada durante un lapso.
—Sí, papito…
—¿Pero?
—No, ya entendí.
—Me alegra, princesita, sin embargo, te conozco bien y sé que hay algo que quieres decirme o preguntarme.
—¿Vas a volver a preparar sopa?
El joven padre sonrió y le acarició el rostro a su hija.
—Sí, amor. Voy a preparar sopa hoy y cada vez que quieras.
La niña rebotó de emoción y se estiró para abrazarlo.
—¡Gracias! —suspiró en medio de una enorme sonrisa— ¡Soy la niña más rica de todo el mundo porque tengo al papá más bueno y maravilloso!
кℓαΐиε ღ кℓαΐиε ღ кℓαΐиε ღ кℓαΐиε ღ кℓαΐиε
Varios días habían transcurrido desde el regreso de Kurt, y en ese momento se encontraba en la sala de su casa platicando con Mercedes y Artie.
—Sabes que siempre vas a contar con nosotros —dijo ella tomándolo de la mano.
—Eso es correcto —afirmó Artie—. Sin importar las circunstancias, estaremos para ti y Steph cada vez que nos necesites.
—Ustedes han sido mis ángeles durante todo este tiempo —suspiró—. La verdad es que no sé que habría sido de nosotros si no los hubiera conocido.
Nos ayudaron de diferentes formas en tantas ocasiones que no hay palabras suficientes en todo el mundo para expresarles mi agradecimiento.
—No tienes nada que agradecer —dijo el chico en la silla de ruedas—. Para eso son los amigos.
—Más que amigos, somos familia, Kurt.
—Lo sé, Mercedes. No me había dado cuenta de ello porque el concepto de familia para mí no tenía ningún sentido, pero luego lo entendí.
Ustedes son la familia que necesitaba, con la que me premió la vida, y quiero aprovechar este momento también para disculparme por haberme alejado.
—¿Qué?
—¿Cómo?
—No lo hice intencionalmente, es sólo que he estado tan absorto en mis asuntos y los fui dejando de lado, pero no es correcto.
—Entendemos, son cosas que a veces pasan.
—No, Mercedes. Ustedes también tuvieron problemas y dificultades en el pasado, pero nunca se alejaron, nunca dejaron de estar pendientes de nosotros ni de ayudarnos.
—Bueno, tal vez no nos hayamos visto en un tiempo, pero no te has olvidado de nosotros, Kurtie —dijo dándole una mirada cálida.
—Eso es cierto —continuó Artie—. Nos has ayudado mucho también. Mercedes y yo vivimos en lugares hermosos gracias a tu generosidad. Ahora tengo mi propio espacio en donde puedo desplazarme con comodidad sin tropezar con los muebles o las cosas de mi hermana, y ni qué decir de nuestros respectivos negocios.
—¡Sólo eso te faltaba! —dijo James en un tono acusatorio— ¡Estás gastando el dinero de mi familia en esta gentuza! ¡Pero se acabó!
Kurt, Mercedes y Artie voltearon de inmediato y se asustaron al ver al hombre acompañado por un grupo de policías.
