.


CAPÍTULO 13:

"Analizando la situación y enfrentando la realidad"


.

Kurt, a pesar de estar cansado, no lograba conciliar el sueño y sus pensamientos atacándolo con ferocidad no ayudaban. Mientras tanto, su esposo yacía en el otro extremo de la cama, dándole la espalda.

Tras mirar el reloj por enésima vez, cerró los ojos y se cubrió el rostro con el brazo teniendo la esperanza de despejar su mente, más los recuerdos de esa tarde no tuvieron reparo en volver a presentarse.

Se encontraba en el cuarto de estudio preparándose para la exposición de una de sus clases cuando varios golpes ligeros en la puerta lo hicieron voltear y ver a Blaine asomarse.

—Voy a ir a comprar el material que Steph necesita.

—Bien —regresó la mirada hacia su computadora—. ¿Algo más? —preguntó tras un silencio prolongado.

—Voy a llevar a Steph.

—No —dijo sin apartar la mirada de la pantalla—. Ella tiene tarea que hacer.

—Ya terminó. Lo único que le falta es estudiar una lección, pero cuando regresemos la ayudaré con eso.

—Prefiero que se quede.

—Si no te hubiera dicho, ni siquiera te habrías dado cuenta ya que estás aquí ocupado, pero te estoy avisando porque no quiero hacer otra cosa mal.

—Bueno —lo miró contrariado—, te dije que tiene que estudiar y…

—¿Por qué mejor no eres sincero y dices que no confías en mí?

—Estoy lista, papi Blaine —apareció la niña y entró con una pequeña sonrisa—. Ya regresamos, papito. Vamos a ir a comprar lo que necesito para mi proyecto.

Kurt paseó su mirada entre su hija y su esposo. Ella lucía emocionada, lo cual era bueno luego de lo sucedido durante el almuerzo, mientras que él parecía consternado.

—No tarden —se dirigió a la pequeña—, quiero que compartamos un rato antes de irme.

—Claro, papito. No son muchas cosas, así que regresaremos enseguida.

—Nada de golosinas en el camino —dijo con seriedad observando a su pareja, quien había dejado de hacer contacto visual.

—¿Podemos comprar un helado?

—¿Qué acabo de decir, Steph?

—El helado no es una golosina, es alegría para el alma.

—Es ale… Ay, amor —la miró con ternura—. Te vas a llenar y luego no vas a querer comer.

—No me voy a llenar. El helado es como agua, resbala no más.

—¿De dónde sacas esas cosas?

—El tío Artie dice.

—Artie… —negó con la cabeza y un suspiro— ¿Qué tal si mejor traen medio litro para el postre?

—¡Sí! —dio un saltito emocionada— ¿Puede ser de chocolate?

—Claro, amor. El sabor que quieras está bien.

La niña sonrió y lo abrazó.

—Gracias, papito. Ya regresamos.

—Recuerda, no demoren.

—No lo haremos —le besó la mejilla y corrió hacia la puerta.

—Te amo mi niña.

—También te amo papito —se despidió con un movimiento de mano y salió.

—Pon tus cinco sentidos al conducir —volvió a su tono severo—, y no dejes a Steph sola en ningún momento.

—No necesitas decírmelo —respondió Blaine de forma seca—. Cuido a Steph con mi vida.

—¡Jum!

Kurt lanzó el brazo hacia un costado de la cabeza y un pequeño soplo brotó de sus labios. Su mirada se ancló en el techo y viejas memorias se sumaron a las nuevas.

Blaine se levantó y sacó algo de la maleta que había dejado ya lista a un costado. Con el objeto en la mano regresó a su lugar junto a su pareja.

—Te amo con todo mi corazón, te amo como no he amado a nadie. Tú iluminas mis días, haces brillantes mis mañanas y cálidas mis noches. Cada vez que te miro sé que a tu lado es mi lugar y mi corazón quiere escaparse de mi pecho para amarrarse al tuyo.

Eres más de lo que alguna vez pude pedir, mi alma lo sabe, lo supo desde el momento en que te conocí, y nada podría hacerme más feliz que compartir nuestras vidas y llamarte mi esposo.

Giró la cabeza en dirección de Anderson teniendo cada vez más claro lo que debía hacer. Sabía que este estaba despierto por la tensión en su cuerpo, además, a través del absoluto silencio era como si pudiera escuchar con claridad el lamento de su alma.

—No hay nadie como tú en este mundo, Blaine —le rozó los labios con el dedo, produciéndole pequeñas corrientes eléctricas que lo hicieron suspirar.

—Soy una persona común, simplemente te amo y quiero hacerte feliz.

—Soy inmensamente feliz a tu lado —hubo una pausa de casi un minuto durante el cual no dejó de acariciarle el rostro y contemplar lo plácido y dichoso que este lucía.

Estaba junto al hombre que lo amaba incondicionalmente, que lo apoyaba sin necesidad de pedírselo, que se preocupaba por él y por su hija, alguien maravilloso que comprendía cada uno de sus temores; aunque no los conociera a ciencia cierta. Una persona que era capaz de ver más allá de sus imperfecciones y sus fantasmas.

Su corazón comenzó a latir con más fuerza y una gran sonrisa se dibujó en su rostro mientras una lágrima traviesa corría presurosa para terminar sobre la almohada.

—Sí quiero.

—¿Qué cosa, amor?

—Acepto.

—¿Qué acep…? —abrió los ojos intempestivamente y los clavó sobre los orbes azules que lo contemplaban— ¿Es lo que estoy pensando?

—Si lo que estás pensando es en la hermosa propuesta que me hiciste ayer —sonrió tímidamente y se acercó a sus labios—, entonces sí, la respuesta es sí. Me quiero casar contigo.

Extrañaba a ese Blaine seguro, sabio y protector que un día se cruzó en su camino y lo ayudó a avanzar a través de toda la oscuridad por la que estuvo atravesando, convirtiéndose en su espacio seguro cada vez que se sintió afligido y a punto de decaer.

No sabía si aquella persona estaba oculta en algún lugar esperando a salir o si se había desvanecido en su mayoría, porque reconocía que una parte todavía estaba presente, y esperaba poder reconectarse con ella, pero para eso debían hablar con honestidad y empezar a moverse juntos y en la misma dirección.

Durante la ausencia de su compañero de vida sintió miedo al no saber qué pasaría con ellos en el futuro, sin embargo, ahora que este había regresado, las dudas persistían y necesitaba aclararlas.

Ya en varias ocasiones se había preguntado cuándo iba a ser la ocasión correcta para tener esa plática, pero nunca encontraba las palabras adecuadas, la incertidumbre era muy grande o el temor lo frenaba, más algo en su interior le decía que ese era el momento indicado. Los dos estaban despiertos por las mismas razones y aquel era el punto de partida por el que había estado esperando.

Empezó a frotar sus manos enérgicamente, tal como lo hacía cada vez que atravesaba por un estado de tensión o ansiedad, hasta que sus dedos se detuvieron en el anillo de matrimonio y lo observó con detenimiento, siendo golpeado segundos después por otro recuerdo.

—Kurt… voy a amarte y cuidarte cada día de mi vida.

—No tienes que cuidarme, no soy tu responsabilidad, cariño.

—A lo que me refiero es a que voy a estar pendiente de ti siempre, y lo haré no porque seas mi responsabilidad sino por lo mucho que te amo. ¿Acaso tú no vas a hacer lo mismo por mí?

—Sabes que sí.

—Bueno, de eso es de lo que estaba hablando. Y me aseguraré de hacerte feliz por toda la eternidad.

—Ya soy tan dichoso contigo, Blaine, y te amaré con todo mi ser hasta el último día de mi existencia.

Con la mente abierta y el corazón dispuesto y sin juicios permitiría que las cosas fluyeran y se encaminaran por donde debían, con la esperanza de que al tener todas las cartas sobre la mesa ambos serían capaces de tomar juntos las decisiones adecuadas para poder avanzar sin presiones y sin forzar nada.

Así, tras una profunda respiración fue deslizándose lentamente a lo largo del gran colchón hasta quedar cerca de aquel ser al que un día prometió amar y apoyar incondicionalmente.

—Blaine…

—¿Mmm?

—Acerca de lo que pasó hoy…

—¿A qué te refieres específicamente? Porque muchas cosas sucedieron.

—A todo, porque las diferentes situaciones estuvieron de algún modo relacionadas entre sí y es importante que las aclaremos. Sin embargo, ese no es el origen de lo que está ocurriendo y debemos hablar de ello también.

Sé que hemos tenido diversas pláticas en otras ocasiones y que prometimos ser totalmente abiertos y honestos, pero creo que a pesar de ello hay cosas que con el tiempo comenzamos a omitir por alguna razón y es parte de lo que nos está afectando ahora, así que te pido que no guardemos nada por difícil o doloroso que sea ya que es la única forma en la que podremos establecer en dónde estamos exactamente en nuestra relación y qué hacer para salir adelante.

—Estoy de acuerdo. Debemos ser totalmente honestos.

—Bien, porque desde hace un tiempo siento como si estuviéramos en un barco que se está hundiendo lentamente y no quiero que nos ahoguemos sin haber intentado hacer algo por salvarnos —nuevamente frotó con fuerza sus manos.

—Lamento que te sientas así, sobre todo lamento ser yo quien lo provoque.

—Blaine…

—No soy perfecto. Nunca lo he sido, pero creo que quizá me idealizaste de esa forma y por eso ahora estás tan decepcionado. Tal vez por eso mi máximo esfuerzo no es suficiente para ti ya que me comparas con el hombre del cual te enamoraste y que obviamente dejé de ser ante tus ojos, pero sigo intentando ser el esposo y el padre que les prometí porque jamás he dejado de amarlos ni han dejado de importarme ni un solo día.

—Sé lo que haces cada día. Quizá con mis acciones te he hecho pensar que no lo valoro o que no me doy cuenta, y de verdad lo lamento porque esa nunca ha sido mi intención —una exhalación profunda y pesada brotó de sus labios.

¿Podrías darte la vuelta, por favor? No puedo tener esta plática contigo mientras miro tu espalda.

El empresario giró la cabeza hacia atrás para ver a su esposo y suspiró.

—Lo de Steph no fue intencional, y lo lamento más de lo que piensas —dijo acomodándose hasta quedar bocarriba—. La amo muchísimo y procuro su bienestar en todo momento. Tal vez no lo ves de ese modo, pero te aseguro que es la verdad.

—Sé que es así, y me disculpo por haber insinuado lo contrario.

Justamente porque estoy consciente de eso es que me alteró el que no fueras a recogerla. Y al decir que me alteró me refiero en varios sentidos, porque no solo estaba enojado, aunque fue lo único que demostré.

Cuando me llamaron de la escuela para avisarme que no habías ido por ella y que no podían contactarte, me preocupé mucho, así que empecé a llamarte a todos los números, pero nunca respondiste y esa preocupación se convirtió en angustia ante la idea de que te hubiera ocurrido algo.

Cuando finalmente contestaste, sentí cierto alivio, sin embargo, al escucharte decir que estabas aquí, una ira fue creciendo dentro de mí a toda velocidad. Fue como si una voz me hubiera dicho "tú sufriendo e imaginando los peores escenarios y él está bien, simplemente se olvidó de su hija". Luego de eso no logré contenerme.

—Estabas en todo tu derecho de enojarte, aunque quiero dejar en claro que no me olvidé de Steph. Salvo ese detalle, cada una de las cosas que dijiste son ciertas. Estás asumiendo más responsabilidades de las que deberías, y no soy de mucha ayuda —cerró los ojos durante unos segundos y apretó los puños.

Te prometí esforzarme para volver a ser esa persona que mereces, esa persona en quien puedas confiar y con quien te sientas tranquilo sabiendo que no te va a fallar… pero sigo sin conseguirlo, y es tan frustrante.

—No digas eso.

—Es la verdad, y lo sabes porque lo dejaste muy claro.

—Estaba enojado y hablé de más.

—No lo hiciste.

—Cuando te reclamé dije cosas que no fueron correctas porque generalicé la situación. No es cierto que no cuente contigo, porque sí lo hago, así que también me disculpo por expresar lo contrario y por todas las acusaciones que hice.

Veo como que te esfuerzas todos los días para levantarte y hacerte cargo de la casa, la atención y los cuidados que le das a Steph y la manera en la que procuras que ella no te vea mal; aunque no te sientas bien. Cuando llego del trabajo hay comida caliente esperándome, no importa si la preparaste o si la pediste, pero nunca falta. Al volver de la universidad no tengo que preocuparme por si Steph hizo la tarea, comió, se bañó o de alistar su uniforme para el día siguiente porque tú ya te encargaste de todo. A veces ella me espera despierta para despedirse, pero está en la cama preparada para dormir.

Incluso haces cosas que no son parte de tus responsabilidades y a las que tampoco estás obligado como tener lista la tina caliente para que pueda relajarme después de un día largo. Haces mucho, Blaine, más de lo que deberías en realidad.

—Trato, pero hay días más difíciles que otros. Hay ocasiones en las que dejo la ropa o los platos sucios hasta que se acumulan. A veces; cuando me quedo solo; regreso a la cama y no salgo de ahí en horas. Hay noches en las que no puedo dormir y me voy a otra parte para no molestarte, y están esos momentos en los que no tengo ganas de nada porque me siento decaído.

—Sé que es así, no creas que no lo he notado, y a pesar de eso no has dejado de poner de tu parte, y para mí eso es lo más importante. De verdad lo valoro mucho y me siento orgulloso de ti, aunque no te lo haya dicho antes.

—No fui por Steph a la escuela.

—Hoy no lo hiciste, pero eso no significa que sea una situación repetitiva.

—No es la primera vez que pasa, y no puedes estar tranquilo por mi culpa, lo dijiste y…

—Lamento haberlo hecho —exhaló por la nariz—. Eso no estuvo bien.

—Lo que estuvo mal es que no fuera por ella a la escuela.

—Blaine, no te estoy justificando, pero sé que hubo una razón y ni siquiera permití que me la explicaras, y eso tampoco fue correcto.

—No era algo importante en realidad.

—Sí lo era porque te afectó al punto de… —cerró los ojos con fuerza— Es que ni siquiera sé lo que pasó porque lo único que he escuchado es que no te olvidaste de ella.

—No lo hice, pero debí estar pendiente de la hora, poner la alarma en el teléfono… algo… —negó con la cabeza— Prometí cuidarlos, estar para ustedes siempre y asegurarme de que tuvieran vidas felices, pero sigo cometiendo errores que afectan a nuestra familia.

—Escucharte hablar así me trae tantos recuerdos, aunque nos encontrábamos en lados opuestos en esa época —exhaló—. Yo no estaba bien cuando nos conocimos, y ni siquiera me había dado cuenta de ello. Tenía muchos conflictos internos e inseguridades que provocaron más de un tropiezo en nuestra relación, y aun así me aceptaste y permaneciste a mi lado sujetando mi mano, apoyándome y ayudándome a continuar sin importar cuantas veces el miedo me paralizara o me hiciera ir en reversa, y te prometí hacer lo mismo por ti, pero no he realizado un buen trabajo.

—Kurt…

—Hoy me salí temprano de clases, pero me quedé en el campus ya que tenía mucho en qué pensar, y luego de analizar todo pude comprender que lo que te está pasando yo ya lo viví… Esa frustración de la que hablas, la sensación de vacío y fracaso, el pensar que nada de lo que haces es suficiente, que no eres suficiente, la decepción, la tristeza, la rabia contigo mismo… Todas esas emociones y sentimientos los conozco muy bien porque fueron mis compañeros durante mucho tiempo, así que entiendo perfectamente por lo que atraviesas, y sé que es horrible.

Pero también ha sido terrible haberme dado cuenta de que no solo no he sido de ayuda, sino que últimamente lo único que has escuchado de mí son quejas y reproches que han contribuido a que te sientas cada vez peor y a que pienses que ni siquiera puedes hablar conmigo.

Te ocurrió algo que te desconectó, algo que removió alguna herida en tu interior, y deberías haberme contado para desahogarte, para que estuviera a tu lado o para lo que necesitaras, pero nunca te di la oportunidad de hacerlo y en su lugar te estuve atacando continuamente.

No podía dejar de pensar en eso, en la forma en la que me comporté hoy y en cómo he estado actuando desde hace un tiempo lo cual me llevó recordar que durante la época que asistí a terapia descubrí que cuando tenía miedo de algo, me cerraba por completo y solía ponerme a la defensiva para intentar mantenerme a salvo.

Apartar a las personas era otra forma de protegerme, de buscar seguridad cuando creía que me podían hacer daño o cuando me sentía vulnerable. Por eso en el pasado traté de alejarte en más de una ocasión, reaccionando a veces mal ante tus muestras de afecto y todo lo que implicaba que las cosas avanzaban entre nosotros porque eso me dejaba expuesto.

Me impactó descubrir que he vuelto a esos viejos patrones que creí superados, y no me gusta porque no es quien soy ahora. No me gusta y me duele porque entendí que es lo que he estado haciendo contigo desde que regresaste, y eso nos está afectando a los dos… a los tres en realidad ya que Steph percibe que las cosas no andan bien entre nosotros.

—Es bueno poder escucharte y saber lo que llevas guardado porque has estado distante, enojándote por todo u observándome en silencio, y yo he estado tratando de adivinar lo que pasa por tu mente, aunque he tenido varias sospechas, pero obviamente esa no es la respuesta.

—No quiero repetir mis errores, Blaine. No quiero seguir alejándote y tampoco quiero volver a fallarte.

—Soy yo quien no quiere seguir fallándote, fallándoles ni…

—He pensado en volver a terapia, y creo que tú también deberías asistir —lo interrumpió sin vacilación—. Individual y de pareja, probablemente, no estoy seguro. Lo que sí sé es que ambos la necesitamos, y esta vez no siento miedo ni vergüenza de aceptarlo.

La primera vez el proceso fue largo porque había mucho que debía sanar, pero tras tener las más intensas y dolorosas luchas internas logré ver todo de otra forma, y al cambiar mis perspectivas pude darme cuenta de que cada uno de mis esfuerzos eran importantes, que cada paso contaba; aunque fuera pequeño; y logré encontrarme, redescubrir mi valor y entender muchas cosas que me costaban o que no lograba ver, y paulatinamente los pensamientos negativos se alejaron y el vacío fue llenándose.

La seguridad y la confianza que gané siguen presentes, soy una persona más fuerte que no agacha la cabeza ni permite que la pisoteen y he evolucionado en diferentes formas, aunque no todo está bien en mí y ahora que lo he entendido, acepto que debo trabajar en esa parte y que necesito ayuda para ello. Pero tú también necesitas de alguien que sepa cómo ayudarte con todo lo que te está pasando para que puedas mejorar.

Me consta que te esfuerzas mucho, así como yo lo hacía en el pasado, y por experiencia propia sé que hay ocasiones en las que el esfuerzo solo no es suficiente y que se necesita de la guía y el apoyo de un profesional.

Es evidente que lo que nos está ocurriendo a nivel personal ha afectado a nuestra familia, a nuestro hogar, y no podemos seguir así porque no es sano y nos está haciendo daño.

Una relación no puede basarse en culpas, miedos, obligaciones ni nada de lo que estamos sintiendo y haciendo —se mordió el labio ligeramente para disimular el nudo que se formaba en su garganta.

Quiero recuperar eso tan hermoso que teníamos, la conexión profunda, la confianza, la complicidad y todo lo que era parte de nuestro matrimonio y que nos hacía felices.

—Yo también lo deseo, y no quiero que pienses que ustedes no me importan o que no los amo, porque los amo con todo mi corazón. Tú y Steph son lo más valioso que tengo, por eso volví, por eso cada día me levanto y lo intento… Daría mi vida por los dos sin dudarlo.

—Blaine… —respiró de manera entrecortada y lo observó en silencio durante varios segundos— perdóname por la barrera que puse entre nosotros, por no decirte lo que me pasa, por mis exigencias, por todo lo que pude haber dicho o hecho que te haya lastimado, por no darte las gracias por tus cuidados, por como llevas la casa, por el amor que le das a Steph y como finges estar bien delante de ella, y por todo el esfuerzo que estás poniendo.

—Tenemos un acuerdo, Kurt. Tú te encargas de la empresa y yo de la casa. Es mi responsabilidad y no tienes nada que agradecerme.

—Estás equivocado, porque significan mucho para mí cada una de las cosas que haces, pero no quiero que sigas pretendiendo estar bien frente a nadie, quiero que realmente estés bien. Quiero verte feliz, libre de culpas y de recuerdos que te atormenten —se acercó un poco más y lo tomó de la mano.

El empresario observó la acción y sin apartar la mirada de la pálida mano realizó un pequeño gesto que no pasó desapercibido por su esposo.

»Perdón por esto también… —exhaló separando los labios ligeramente— Me he apartado tanto que el hecho de que sujete tu mano te genera sorpresa. Y no te atrevas a negarlo porque puedo verlo en tu rostro.

Dentro de todo lo que ocurre has intentado seguir manteniendo contacto y ser cariñoso, pero yo no he respondido bien a ninguno de tus gestos o tus palabras —frunció el ceño—. Ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que te dije que te amaba.

—No puedo reprocharte nada, todo esto es mi culpa, Kurt.

—Tienes derecho a hacerlo porque me he alejado sin siquiera darte una explicación, así que no justifiques mis acciones.

—Yo causé todo esto al irme de esa forma y estar ausente durante tanto tiempo.

—Tenías una razón para ello y acepté que necesitabas ese tiempo a solas para pensar, para pelear contra tus demonios y sanar tus heridas, no obstante, debo confesar que nunca imaginé que llegaríamos a este punto.

Sé muy bien cómo se siente perder a alguien a quien amaste mucho, conozco ese dolor, aunque nunca será tan grande como el de perder a un hijo, y eso sumado al proceso de duelo que te negaste a vivir estás atravesando por algo que te hace daño y…

—¿Piensas que todo esto es por lo de Ashton?

—Ah… Bueno… sí… Supongo que sí. Estabas confundido y deprimido por los recuerdos y a raíz de eso las cosas fueron cambiando y luego te fuiste.

—Es cierto que una parte de mí aún sufre por él y que siento un vacío que creo que nunca podré llenar, pero he leído que es algo que le ocurre a cualquier persona que pierde a un hijo, sobre todo por la manera en la que sucedió. Acepto que es una herida que sigue abierta, sin embargo, no es la única razón por la que me siento mal.

—No entiendo —lo miró perplejo—. ¿Qué otra razón puedes tener?

—Lo que les hice a ti y a Steph.

—Lo que nos… ¿De qué estás hablando?

—El dolor que les causé con mi partida, la incertidumbre, la angustia, la tristeza.

¿Crees que no me siento culpable por todo lo que te hice sufrir y lo que sigues padeciendo, aunque haya regresado? ¿O que no me dolía cada vez que Steph me decía con voz llorosa que me extrañaba y que quería que volviera?

Se me rompió el corazón aquella mañana en la que esperaba que ella despertara mientras los nervios me carcomían al no saber cuál sería su reacción al verme, y de todas las posibilidades que cruzaron por mi mente, ninguna se acercó a lo que sucedió. Ella sólo me miró y me preguntó si de verdad había regresado o si me iría nuevamente.

No hubo una sonrisa, un abrazo, un gesto… nada. Lo único que hizo durante todo el día fue observarme de una manera indescifrable. Ni siquiera me hablaba, a menos que yo le preguntara algo, entonces contestaba con palabras cortas y se mantuvo distante. Al llegar la noche no quiso que la acostara y dijo que su papá siempre lo hacía.

—A mí también me sorprendió mucho su reacción, pero ella te adora y las cosas han cambiado.

—A mí no me sorprendió, me rompió en pedazos porque me hizo comprender la magnitud del daño que le había causado.

Aún no dejo de pensar en esa tarde en la que me encontraba sentado en el patio cuando escuché unos pasos y supe que era ella porque tú habías subido a bañarte. Se acercó a mí con cautela, como si fuera un desconocido, y me preguntó si todavía la amaba.

Fue algo totalmente inesperado que dolió mucho así que no pude evitarlo y empecé a llorar. Le contesté que la amaba más que a nada en este mundo y ella continuó cuestionándome sobre diferentes cosas. Mientras más preguntas me hacía, peor me sentía, incluso llegué a pensar que la había perdido, pero de pronto se puso a llorar también y me abrazó pidiéndome que no la dejara ni a ti tampoco. Dijo que ustedes me amaban y habían estado muy tristes durante mi ausencia.

—No me habías contado eso.

El empresario elevó los hombros y suspiró.

—Como dijiste al comienzo, nos hemos guardado varias cosas, y es que a veces resulta difícil hablar de algo cuando te lastima.

—Recuerdo que cuando bajé los encontré abrazados hablando y sentí tantas emociones al verlos que incluso quise unirme por un instante, pero me contuve para no interrumpir el momento. Después de eso ha sido un progreso constante entre ustedes.

—Sí, las cosas con Steph han mejorado mucho, es casi la misma relación que teníamos antes, y quisiera que fuera así contigo, pero siento que nos quedamos anclados por un tiempo y ahora vamos en retroceso.

No es que esperara que al volver sería como darle la vuelta a una página y que todo se arreglaría mágicamente, porque sé que no es así como funciona, pero tampoco esperaba que te fueras alejando.

Cuando fuiste a buscarme y te quedaste a mi lado, te amé más por eso, pero también me sentí mal e impotente porque pude ver lo destrozado que estabas. Hicimos promesas y confiamos en que lograríamos resolver todo hasta volver la normalidad, y con esa idea partiste y me permitiste continuar con mi proceso a solas, no obstante, al regresar te encontré tan lleno de resentimiento y reproche que llegué a pensar que tal vez estarías mejor sin mí.

Pero luego de hablar pude sentir que a pesar de tu dolor todavía me amabas, y juré esforzarme al máximo para ganarme tu perdón y tu confianza, por darte la tranquilidad que necesitas, por merecer ese amor tan grande que seguía presente en tu corazón, y realmente creí que podríamos superar las adversidades, pero el tiempo pasa y estás cada vez más distante.

—A-acepto que no he sido receptivo y lo lamento, es que…

—Dices que necesitas volver a terapia porque has reincidido en viejos comportamientos y que te estás sintiendo de formas que no te gustan, pero lo que no ves es que yo soy el responsable de cualquier retroceso que hayas tenido por el daño que te hice, y me siento mal por eso. Lo peor es que no sé cómo repararlo.

—Blaine, no sigas diciendo que me hiciste daño —instintivamente llevó una mano hacia el rostro de su pareja y lo sujetó con recelo—, y deja de culparte por todo.

—Cómo no hacerlo si incluso sé que tienes miedo de que me vuelva a ir y que tal vez no regrese.

—¿Qué?

—Te escuché hablando con Mercedes en una ocasión. No fue intencional, yo iba bajando las escaleras cuando le decías que… —negó con la cabeza— ¡Dios! Eso fue cuando recién volví y tal vez ya ni siquiera sientas lo mismo. Quizá ahora ni te importe.

—¿Por eso en cada oportunidad que tienes mencionas que no volverás a irte? Blaine… —suspiró— Es verdad, sí me preocupaba al comienzo, pero ahora sé que no te irás. Y claro que me importa, ¿cómo puedes pensar lo contrario?

No hagas suposiciones acerca de ninguna situación, sobre todo en este momento. Si hay algo que te inquiete o que quieras saber, sólo tienes que preguntar. Prometo responder con total honestidad.

Tras una breve pausa, Anderson cerró los ojos e inhaló profundamente permitiendo que su corazón tomara el control.

—¿Qué debo hacer para que las cosas mejoren? ¿Qué hago para me creas, para que confíes en mí? ¿Cómo logro que sientas que te amo? ¿Cómo te demuestro que…?

Kurt juntó sus labios de forma inesperada y Blaine exhaló sorprendido, apartándose al instante.

»No tienes que hacer esto —se sentó abruptamente y frunció el ceño.

—Sé que no te he besado en un largo tiempo —se arrodilló acercándose tanto como le fue posible—, pero si ahora lo hice no fue porque tuviera sino porque realmente quería.

Lamento haberte dado señales confusas o si te he hecho sentir que no te valoro, que te culpo por algo, o peor aún, que mis sentimientos por ti han cambiado, porque nada de eso es cierto.

Te amo Blaine. De verdad te amo y creo firmemente que aún tenemos mucho por lo cual luchar, por eso quiero que intentemos rescatar nuestro matrimonio.

Y no es un impulso el que me hace hablar porque me he sentado a analizar todo lo que nos ha pasado, si tenemos un futuro, los pros y los contras. Me hice muchas preguntas que respondí con franqueza y coloqué todo en una balanza, y la conclusión a la que llegué es que nuestro tiempo no se ha terminado.

—Te amo tanto Kurt —se inclinó y movió su mano hacia la cintura de su compañero, deteniéndose a mitad del camino sin saber si debía o podía continuar.

Kurt se dio cuenta con pesar de lo que estaba sucediendo y con un suspiro triste tomó aquella mano que permanecía en el aire y la dirigió hacia su cuerpo, asentándola con firmeza.

—No tengas miedo de tocarme ni de acercarte a mí —susurró.

Blaine lo observó en silencio por varios segundos hasta que sus miradas se encontraron y lentamente fue atrayéndolo hacia él.

—Juro que te amo y ahora que sé lo que sientes y lo que quieres podré enfocarme más y darlo todo para que las cosas sean como antes o hasta mejor todavía. Ese barco en el que mencionaste que estamos, yo tampoco quiero que se hunda y te prometo que haré lo necesario para que se mantenga a flote y avance.

—Te creo, pero los dos debemos trabajar en ello porque no eres el único responsable de nuestra felicidad ni quien tiene que luchar hasta agotarse por salvarnos o por probar algo —puso su mano sobre el hombro de su esposo y comenzó a rastrillar los dedos—. Somos una pareja, un equipo, y como tal debemos trabajar juntos para sanar y lograr que las cosas funcionen.

No quiero que vuelvas a sentir que todo depende de ti y que llevas el peso de nuestra relación encima debido a lo que ocurrió en el pasado, porque no es así.

No tienes que, vamos a hacerlo juntos porque queremos, porque el amor se cuida de los dos lados, es mutuo, es recíproco, no se siente obligado ya que es libre y por elección —fue extendiendo su brazo por los hombros de Blaine hasta rodearlo por completo—. Somos tú y yo apoyándonos, cuidándonos, enfrentando las batallas que la vida nos presente, pero tomados de la mano y avanzando en la misma dirección. Así era antes, así lo volveremos a hacer y así será siempre. Te lo prometo.

Tal vez suene irónico decir todo esto viniendo de mí por la forma en la que me he estado comportando, pero…

—Te creo. Puedo verlo en tus ojos.

El espacio se volvió casi inexistente, sus narices rozaban mientras sus ojos recorrían con detalle los rasgos del otro. Anderson estaba atento a cualquier señal de duda o rechazo y al no recibirla empezó a mover suavemente sus labios contra los de su amado, acariciándolos, provocándolos, arrancándole suspiros.

Kurt abrió ligeramente la boca reconociendo esa sensación que siempre lo había estremecido en lo más profundo y fue capturando uno de los gruesos labios mientras cerraba los ojos.

Besar a Blaine siempre se había sentido diferente a cualquier cosa que hubiera experimentado. Era reconfortante, como cubrirse con una manta y beber chocolate caliente en la noche más fría, era como llegar a casa después de un largo día y disfrutar del confort y la calidez que este brinda, era sentirse conectado a niveles que ni siquiera sabía que existían. Y sin importar el tiempo que había transcurrido y cualquier situación adversa por la que estuvieran atravesando, aquel ósculo era dulce, tibio, y perfecto.

La razón por la que había estado evitado momentos como ese era el miedo. Miedo que al besar a su esposo ya nada se sintiera igual porque este no era el mismo, pero el alma siempre sabe lo que la razón ignora, y descubrió que aquella sensación de estar en su lugar seguro con la persona correcta seguía presente, inalterable, más fuerte de lo que hubiera pensado.

Sí, él lo había idealizado de cierto modo, era cierto, sin embargo, si lo pensaba detenidamente el Blaine que lo estaba besando seguía siendo protector, generoso, paciente, gentil, bueno, siempre pendiente de todo y de todos, pero esas eran algunas fracciones de él porque también era imperfecto, con debilidades, con miedos e inseguridades como cualquier otra persona, y aun así tan diferente a todos. Era un hombre con virtudes y defectos y a través de la crisis finalmente lo había visto en su totalidad, y amaba todos sus lados.

El beso era cada vez más profundo sin dejar de ser suave al mismo tiempo, sus pensamientos comenzaron a nublarse y de pronto se sintió envuelto en la cálida sensación de estar en su hogar, Blaine era su hogar. Nunca había dejado de serlo.

Lentamente se separó y el de rizos lo miró extrañado, no tardando en preocuparse al notar que había comenzado a temblar.

—Kurt, ¿estás bien?

—S-sí.

—¿Seguro? ¿Qué fue lo que pasó?

El de ojos claros exhaló y apoyó la cabeza sobre el hombro de su pareja al mismo tiempo que lo abrazaba fuertemente.

—Alguien me dijo un día que a lo largo de la vida se puede tener varias parejas, amar intensamente a cada una de ellas e incluso establecer conexiones, pero que el alma no vibra con cualquiera, y tú me haces vibrar.

Anderson suspiró y copió la acción durante un tiempo, sintiendo ese momento en lo más profundo de su ser, entendiendo a la perfección a lo que se refería su cónyuge porque este también lo hacía vibrar de una forma única y especial.

Lentamente fue inclinándose hacia atrás para acostarse sin soltar al ser que permanecía aferrado a él. El cuerpo de Kurt junto al suyo emanaba calor, cariño, energía. Podía incluso sentir como le latía el corazón con fuerza mientras reposaba en él, y aquello le produjo una tranquilidad que no había experimentado en mucho.

Aquel hombre que seguía temblando entre sus brazos era al que conoció años atrás y del que se había enamorado completamente. Seguía siendo él, aunque ahora más seguro y más fuerte, pero al mismo tiempo permitiéndose confiar y ser vulnerable. Kurt, su esposo perfectamente imperfecto al que amaba en todas sus facetas y al que en algún momento temió haber perdido estaba ahí expresándole a través de ese abrazo más que cualquier otra palabra que pudiera pronunciar, y no podía sentirse más conectado a él.

—Voy a hacerlo —le susurró cerca de la oreja, provocándole escalofríos.

—¿Qué cosa? —preguntó Hummel levantando la cabeza y anclando su mirada en aquellos ojos dorados que lo contemplaban cargados de emociones.

—Iré a terapia. Por mí, por ti, por nuestra familia.

Kurt se impulsó para besarlo de forma sutil y sin prisa y continuó haciéndolo hasta dejarlo sin aliento, luego regresó la cabeza al hombro donde había estado reposando y lo envolvió nuevamente con su brazo.

—Gracias, mi amor —dijo cerrando los ojos mientras trataba de comprender cómo un día al que calificaba como caótico había dado tal giro.

Su mano no tardó en moverse nerviosa mientras buscaba el valor para hacer esa pregunta que no dejaba de rondar su mente. —N-nunca me respondiste.

—¿Qué cosa?

—¿Me… me perdonas? —preguntó con algo de recelo— Por lo de hoy y por todos los errores que he cometido.

—Sí, amor —respondió Blaine y le besó la frente.

—¿De verdad? Porque no he sido muy justo contigo y no quiero que guardes algún tipo de resentimiento hacia mí o que…

—Kurt —lo tomó de la barbilla y lo hizo levantar la cabeza—. Te perdono por todo —dijo mirándolo a los ojos—, y no tengo ninguna clase de sentimiento negativo hacia ti. ¿Tú podrás algún día perdonarme?

—Ya está hecho —respondió asintiendo ligeramente y lo estrechó más contra su cuerpo.

Ambos se mantuvieron en silencio después de eso. Era un silencio cómodo que les permitió sumergirse en sus pensamientos y las emociones presentes al saber que ninguno estaba dispuesto a dejar que su relación muriera, y el tiempo desaceleró su paso para permitirles disfrutar de ese momento que estaba cargado de significado y en el que todas las piezas finalmente encajaban.

Kurt empezó a mover los dedos realizando pequeños patrones en el cuerpo de su compañero de vida mientras observaba como el pecho de este se movía apacible, y dio gracias por ello.

—Blaine…

—¿Mmm?

—Acerca de lo que ocurrió hoy…

—¿Qué hay con eso?

—¿Me puedes contar?

—Ya no importa.

—Todo lo que te pase es válido e importa. A mí me importa y me gustaría saber.

Blaine inhaló profundamente y luego fue soltando el aire muy despacio.

—Me levanté sintiéndome un poco nostálgico, pero podía manejarlo. De hecho, lo estaba haciendo bien y conversaba con Steph de camino a la escuela cuando me preguntó si conocía canciones de cuna porque la mamá de una de sus compañeras está embarazada y me dio toda la explicación. El punto es que de pronto me di cuenta que estaba cantando la canción con la que hacía dormir a Ashton.

Cuando dejé a Steph enfoqué mi atención en el camino de regreso y las noticias en la radio, pero al estar aquí solo los recuerdos me invadieron así que busqué algo para distraerme, algo que mantuviera mi mente ocupada y se me ocurrió arreglar…