Capitulo 2.
- No es tan difícil Oliver.
- Si que lo es – repetía el otro con cansancio.
- Vamos a ver, concretamente. Solo tienes que memorizar los ingredientes y las cantidades, no es mas que eso – dijo ella exasperada remangandose las mangas de su camisa.
- Si ya – le contesto mirándola - ¿Qué tienes en el brazo?
- El que – añadió ella siguiendo la mirada a donde el tenia la vista clavada – nada – contesta ella bajando la manga de la camisa.
- Cómo que nada – añadió él volviéndole a subir la manga y descubriendo el hematoma que tenia en su brazo - ¿Cómo te lo has hecho?
- No lo sé – contesta ella zafándose del brazo de su amigo y bajando la manga – me abre dado un golpe con algo.
- Ya pues parecen marcas de un agarron – Anne no le miro, volvió a fijar su vista sobre el libro de pociones – Anne – la llamo él.
- ¿Qué?
- Mírame.
- ¿Que? – volvió a contestar ella molesta.
- Te conozco desde los once años y creo que somos amigos – comenzó él y ella asintió con la cabeza – entonces espero que si te ocurre algo me lo cuentes.
- Vamos Oliver, solo es un golpe.
- Sí lo sé, pero en los últimos meses te das demasiados golpes – él la miro esperando una respuesta, pero lo único que consiguió fue que ella volviera a apartar la mirada, el la cogio suavemente por la barbilla y se la levanto hasta que sus ojos se encontraron – quiero que confíes en mi, dime lo que esta pasando.
- No pasa nada, solo que estoy un poco torpe nada más.
- Anne – dijo él poniéndose muy serio – sabes que te quiero como si fueses mi hermana – ella no dijo nada, solo le echo los brazos al cuello y le abrazo, él le respondió al abrazo – pero – le susurro al oído – si sé que Flint te hace daño le daré una paliza.
- Tranquilo, no te preocupes – le contesto ella – se lo me hago – le sonrió y le dio un beso en la mejilla – es tarde, deberíamos ir a dormir.
Él la miro mientras subía las escaleras hacia su habitación.
El día del partido contra Ravenclaw había llegado, Oliver estaba muy emocionado porque a Harry le habían devuelto su Saeta de Fuego justo para el partido.
Anne nunca acudía a los partidos así que mientras todo el castillo se dirigía al campo, ella fue a la biblioteca, vio pasar a unos cuantos Slytherin, con unas túnicas negras bajo su brazo, entre ellos se encontraba su novio, según los vio, supo que no se traían nada bueno, pero prefirió no saber nada, volvió a mirar al frente, pero se detuvo asutada al ver a un gran perro negro delante de ella.
- March – oyó que la llamaban, se giro y vio a uno de sus profesores.
- Hola profesor Lupin – saludo y volvió a mirar donde un momento antes había visto al perro, pero ahora no había nada.
- ¿Te encuentras bien? – pregunto él.
- Si – contesta ella – lo que me faltaba sufrir alucinaciones, eso ya era demasiado - ¿Deseaba algo profesor?
- Si tienes un minuto, me gustaria hablar contigo.
- Claro digame.
- No creo que lo sepas, pero yo conocí a tu madre.
- Si lo sé – vio la cara confundida de su profesor – tengo un album de fotos donde usted aparece, suspuse que era porque eran ustedes amigos, profesor.
- Bien pues, nos sentamos – le dijo señalando un banco de piedra que había cerca de ellos.
- Claro – contesta ella sentándose junto a su él.
- Veras yo era muy buen amigo de tu madre, ella confiaba en mí y quiero que sepas que sé todo lo que ocurría en su vida. No sé si me entiendes. Me estoy refiriendo a las cosas que pasaban con su padre, tu abuelo.
- ¿Cosas? – interrogo ella - ¿Qué cosas?
- Creo que sabes a que cosas me refiero, sabias que tu madre estaba prometida a Lucius Malfoy cuando iba al colegio.
- No, no lo sabia – contesto ella sorprendida – Pero no se que tiene que ver eso conmigo.
- Y se que tu sales con Marcus Flint – siguió él - aunque me pregunto porque. No creo que él sea lo que tu quieres.
- Vera profesor, no sé a donde quiere llegar, pero no creo mi vida sea de su incumbencia.
- Desde que estoy aquí – el continuaba hablando como si no escuchara ni una palabra de lo que ella decía - me he dado cuenta del parecido que tienes con ella, no solo físicamente, tu carácter es muy parecido, pero debes tener cuidado, tu madre espero a tener la mayoría de edad para irse de casa, pero no creo que tu abuelo cometa otra vez el mismo error. Sé que me entiendes aunque no me contestes nada, solo quiero que sepas que si te puedo ayudar cuentes conmigo.
- Lo pensare – fue la única respuesta que le dio.
- Bien, voy a ver el partido, ¿vienes?
- No, no me gusta.
- No me lo puedo creer, siendo hija de quien eres, tu madre era una foroba del quidditch. Venga acompáñame.
- En otra ocasión – dijo ella – a lo mejor no soy tan parecida a mí madre como usted pensaba.
Se encamino a la biblioteca, al entrar pudo notar que estaba vacía, se sentó al fondo, saco sus libros y se dispuso a realizar su tarea.
Se oían los gritos de las personas que se encontraban en el campo. No le gustaba ir a ver los partidos, estaba en tensión todo el tiempo. La primera vez que vio jugar a Oliver, él recibió un golpe con una bludger, y se paso dos semanas en el hospital
. Al siguiente partido que ella acudió, el que fuera entonces el capitán del equipo, se callo de su escoba, recibió un fuerte golpe en la cabeza, y estuvo casi un mes en coma, por eso ella no acudía haber los partidos, no le gustaba ver como se hacían daño los jugadores, nunca se lo había contado a nadie, y mucho menos a Oliver, el no lo entendería, creía que recibir golpes en la cabeza, era una parte del juego, y puede que fuera así, pero a ella eso no le gustaba.
Ya habían pasado dos horas, el griterío del campo, ya no se oía, recogió sus cosas encaminándose a la sala común, cuando oyó las voces de los gemelos Weasley, susurrando por el pasillo.
- ¿Qué tramáis ya? – les pregunto sobresaltando a los dos.
- Hola Anne – la saludo Fred.
- Nada – añadió luego George – vamos a buscar unas cositas para celebrar nuestra victoria.
- Ganasteis, me alegro – les felicito.
- Si – dijo Fred – pero no gracias a tu novio, el que por cierto, aun debe estar intentando soltarse del hechizo que les mando Harry, intentaron pasarse por dementores y le lanzo un hechizo, los tenias que a ver visto en el suelo, intentando quitarse la túnica que se habían puesto.
- ¿Quienes?
- Malfoy, Crabbe, Goyle y Flint – contesto ahora George – eran todo un espectáculo todos por el suelo tirados – Anne no pudo mas que reírse, al imaginarse la situación de ver a los cuatro.
- Bueno me voy a la sala, para felicitar al resto del equipo – añadió despidiéndose con la mano.
Al entrar en la estancia, pudo notar el alboroto que había en ella, todos los miembros de la casa de Gryffindor, debían de estar allí.
Oliver se acerco a ella muy emocionado y empezó a dar vueltas a su alrededor gritando.
- Solo un partido mas y las copa es nuestra, solo uno mas, lo conseguiremos, lo conseguiremos – y así, se fue dando saltos hacia otra parte de la sala.
Anne se acerco a Percy, que estaba muy emocionado porque le había ganado una apuesta a su novia Penélope, después de un cacho celebrando la victoria, los gemelos hicieron aparición, con muchos dulces y bebidas, que repartían por todas partes, todo el mundo felicitaba a Harry y a su saeta de fuego de la que solo se despegaba para dejarsela a su amigo Ron, la fiesta parecía que nunca iba a terminar hasta que apareció la profesora McGonagall sobre la una de la mañana, y los mando a todos a sus camas.
Se despertó sobresalta, había oído un grito, luego mucho ruido, y voces, se levanto cogió su bata y salió hacia el pasillo. Había ya varias chicas afuera de sus habitaciones, bajando por las escaleras, ella las siguió, todo el mundo preguntaba que era lo que había ocurrido, quien había gritado, al llegar a la sala, Percy discutía con su hermano menor.
- Solo fue una pesadilla Ron.
- No te digo que lo vi, Sirius Black estaba en nuestro dormitorio con un cuchillo – la cara de los que se encontraban allí, cambio drásticamente, en ese momento la puerta del retrato de la señora gorda se abrió y entro la profesora McGonagall furiosa miro a su alrededor.
- Creí a verles dicho que se fueran a la cama.
- Lo siento profesora – dijo Percy – pero Ron a tenido una pesadilla.
- No fue una pesadilla – volvió a repetir Ron, miro a la profesora y le volvió a contar lo mismo que minutos antes había dicho a toda la sala, la profesora al principio se mostró un poco incrédula, pero para que todos quedasen tranquilos, le fue a preguntar al retrato, cuando él les contesto que era verdad, que un hombre, había pasado, que conocía las contraseñas, tambien se descubrió que Neville las había perdido después de anotarlas, para que no se le olvidaran.
- Lo mejor – dijo Percy es que durmamos todos en la sala, ayudarme. Entre el y los gemelos, apartaron todos los sofás y conjuraron sacos de dormir.
- Esto es ridículo – dijo Anne – están rastreando todo el castillo, seguro que ya no esta aquí, y no me apetece volver a dormir en el suelo de nuevo. Me voy a la cama.
- No – le dijo Oliver sujetandole la mano e impidiéndola subir las escaleras – es mejor que por esta noche, todos sigamos juntos y más tu, eres la única que duermes en un dormitorio sola.
- Oliver, esto no...
- Anne – la llamo Percy – necesito tu ayuda, debo subir a las habitaciones para ver si queda alguien en ellas, puedes tu subir a las de las chicas.
- Claro Percy.
Los dos se encaminaron escaleras arriba, mirando a ver si por alguna casualidad, alguien no había sido despertado por el grito de Ron, aunque a Anne aquello le parecía bastante improbable, reviso habitación por habitación, hasta el curso de séptimo, luego volvió a bajar a la sala, Percy ya se encontraba allí, intentando consolar a una de las niñas de primero, que lloraba asustada.
- No tengas miedo, Black es un asesino sangriento y tarde o temprano le atraparan entonces seguro que le dan el beso del dementor y...
- Percy – le grito Anne, viendo como la niña aun lloraba mas por cada palabra que él decía – porque no vas a ver como están el resto de los niños, y si eso, no les intentes animar. Hola – saludo mirando a la niña – soy Anne ¿y tu?
- Helena.
- Hola Helena, tienes un nombre muy bonito, mira no te preocupes, Black no te hará nada, además es mas que seguro que se encuentre muy lejos de aquí, no sabemos que fuera él, solo que un hombre paso, pero no hay de que preocuparse, porque como vamos a estar todos juntos aquí, no nos podrá hacer nada, y además, el no se atrevería a enfrentarse a toda la casa de Gryffindor, no esta tan loco.
- ¿No? – pregunto la niña.
- Claro que no, nadie haría semejante locura, somos la casa de los valientes, sabe que le haremos frente – la niña sonrió tímidamente – mira ves a aquel chico que esta estirando los sacos en aquella esquina – Helena asintió con la cabeza – pues allí es donde yo voy a dormir, así que si ves que tienes mucho miedo, o que no puedes dormir, simplemente vas hasta allí. ¿De acuerdo?
- De acuerdo.
Anne se dirigió hacia donde Oliver que ya se había metido en su saco de dormir, mirando como Percy, intentaba poner un poco de orden en la sala, ella se metió en el saco y se dio la vuelta, dándole la espalda a el.
- ¿Que se supone que he hecho?
- Nada.
- Entonces porque me das la espalda.
- Quiero dormir y ya que tengo que dormir en el suelo, mira haber si puedes guardar silencio.
- Es porque no te deje subir a tu habitación.
- Si tu no me hubieras sujetado, podría a verme escabullido y nadie se habría dado cuenta.
- Claro y estarías tu sola, y si Black aun siguiera por aquí, tal vez no te oyéramos gritar.
- Pero que exagerado eres.
- Anne – la llamo una voz.
- Dime Helena.
- Veras yo... – dijo mientras miraba a Oliver sonrojándose – necesito ir al baño y no quiero ir sola.
- Pues venga – contesto Anne – te acompaño.
No paraba de dar vueltas en el duro suelo, era incapaz de dormir allí, odiaba dormir en el suelo, para algo se habían inventado las camas, para no dormir en el suelo.
- No te puedes dormir.
- No, ¿y tu?
- Tampoco.
- Vaya y yo que creía que te gustaba dormir en el suelo.
- No es por el suelo – contesto él – es porque a mi lado hay una persona que no para de dar vueltas.
- No te pienso ni contestar.
- No te puedes enfadar conmigo, por tener que dormir en el suelo, no tiene sentido, no es mi culpa.
- Si que lo es – le dijo dándose la vuelta y mirándole en la penumbra a los ojos – no me gustan las acampadas que los sepas.
- ¿Qué?
- Da igual, necesito dormir Oliver, es muy tarde y mañana tenemos un día bastante complicado.
- Vale, además, deberías darme las gracias, por no dejarte ir a dormir a tu blanda camita, si no pobre niña, como se llama, ¿Helena? Me da pena solo de pensar en Percy intentando calmar a la niña, y luego acompañándola al baño, hubiese sido todo un espectáculo, pero como yo no te deje ir a tu habitación, esa niña esta mas tranquila y calmada.
- Eso, se llama chantaje psicológico.
- Puede, pero ¿a qué funciona? – ella no contesta nada, solo sonrió y cerro sus ojos – buenas noches.
- Buenas noches chantajista.
