- Hola Harry ¿Cómo estas? – saludo ella.
- Bien, estoy bien. Os he traído algo para beber – les dijo acercándoles unas copas.
- ¿Dónde esta Hermione? – pregunto Remus.
- Allí sentada con Ginny, están intentando convencer a Ron de que salude a Draco, pero lo veo muy difícil.
- Voy a intentar ayudarlas – añadió Remus con una sonrisa – nunca he conocido a un chico tan cabezota.
- Hola Anne. Tenia ganas de hablar contigo, te quería dar las gracias – saludo el chico.
- ¿A mí? No tienes porque.
- Si que tengo, si tu no me llegas a avisar de que Voldemort venia a matarme, el que estaría muerto seria yo y no él. Te estoy muy agradecido.
- Creeme si tu no lo hubieses matado, mi información no hubiese servido para nada, además, no se supone que es ese mi trabajo – le contesto ella regalándole una sonrisa.
- No Anne, ese no es tu trabajo.
- Pues ya me dirás que es lo que es – contesto ella algo confundida.
- Es tu vida Anne. Y todos creemos que deberías cambiar de vida, déjalo, vuelve a ser libre.
- Lo haré Harry, pero aun no, están preparando algo gordo, en cuanto lo averigüe, os lo diré y después, lo dejare te lo prometo.
- Eso espero – le contesto el otro – porque cada vez es más peligroso para ti.
- Pero que son esas caras tan tristes, es la boda de mi hermano, todo el mundo tiene que estar feliz.
- Fred – grito la chica abrazando a su amigo que le devolvía el abrazo y la levantaba un poco del suelo – pensé que el idiota de Flint no te dejaría venir. Teníamos ya un plan preparado para ir a buscarte.
- Y no me dejaba venir, pero Draco lo convenció y al final se dio por vencido.
- Harry sintiéndolo mucho, te vamos a dejar solos, porque nosotros vamos a bailar. Vas a bailar conmigo a que sí.
- Claro que si – le dijo mientras se dirigían a la sala de baile – la boda esta saliendo muy bien.
- A que si, es un poco seria, pero esta bien.
- Eso es lo que me extrañan que los gemelos Weasley no estén armando una de las suyas.
- Angelina nos conoce demasiado bien, puedes creer que reviso todo antes de la boda cuatro veces, hasta nos registro a nosotros, y para colmo cuenta con la ayuda de mi madre, así que por mas que lo intentamos, no pudimos hacer ninguna.
El día iba pasando rápidamente para Anne que se sentía como si estuviera en su propia casa, la Sra. Weasley, se pasaba el rato pendiente de ella, estuvo un rato hablando con los novios y luego con Kathy, no volvió a ver a Harry en toda la tarde, pero tampoco era raro, porque le habían dicho que él estaba con su compañero de piso y con Hermione y había tanta gente en la boda que era difícil ver a alguien, busco entre la gente a Oliver pero no lo vio, supuso que algo le había surgido y por eso no había acudido.
- No puedo Ginny de verdad – contestaba tozudamente Draco a la pelirroja.
- ¿Por qué no? – pregunto ella con cara de cachorrito – si nunca nos vemos.
- No voy a dejar a Anne sola.
- A no – dijo la nombrada – a mi no me pongas de excusa, yo me las puedo arreglar sola.
- ¿A que sí? Venga Draco, por favor – suplicaba la chica.
- No te voy a dejar sola, donde vas a dormir.
- No sé contesto Anne. No habíamos hablado de ir a un hotel, pues buscare uno.
- No, no vas a ir tu sola a un hotel no...
- Puede quedarse en mi casa – le dijo Harry.
- Pero bueno hay alguien en esta boda que no se meta en esta conversación – grito el rubio mirándolos mal a todos.
- Draco, nosotros solo queremos ayudar – le regaño Hermione.
- Si, vamos Draco, yo dormiré en casa de Hermione, mi habitación esta vacía, y no estará sola.
- Sigue sin gustarme la idea – protesto el Slythering.
- Mira no quiero molestar de verdad, me iré a un hotel, a tu compañero no le gustara tener una extraña en casa.
- Tampoco eres tan extraña, bien mirado te conozco bastante a fondo – dijo una voz por detrás, Anne se quedo paralizada, antes de darse la vuelta ya sabia quien era el dueño de esa voz – Hola.
- Hola Oliver ¿Cómo estas? – se preguntaba como esas palabras habían salido de su garganta que notaba tan seca en esos momentos.
- Estoy muy bien ¿y tu como estas?
- Bien – se hizo un silencio muy pesado entre ambos, el grupo que les rodeaba miraba a uno y luego al otro.
- Bueno pues ya esta – digo Ginny – todo solucionado.
- Si todo solucionado – susurro Anne que empezaba a sentir un nudo en él estomago.
Durante todo el trayecto desde la boda hasta la casa que compartían Harry y Oliver, casi no hablaron. El silencio empezaba a incomodar a Anne, que intento romper el hielo.
- Es muy bonita.
- Si, esa es la habitación de Harry, yo me voy a dormir estoy cansado – ella vio como él entraba en la habitación y cerraba la puerta tras de el.
Anne se quedo de pies mirando hacia la puerta y después de unos segundos entro en la habitación de Harry. Se dirigió a la cómoda donde Hermione le había dicho que había un camisón que ella podría utilizar, se lo puso, le quedaba un poco ajustado pero no le importo, estaba cansada habia sido un día bastante largo se metió en la cama, cerro sus ojos e intento dormir, pero no podía conciliar el sueño, solo pensaba que él estaba detrás de esa pared, la odiaba, seguro, esta en su derecho, lo deje sin explicaciones, sin razones y el ahora le devolvía el favor, le hacia daño su indiferencia, su silencio, pero sabia que lo tenia bien merecido. No podía dormir se levanto tenia sed, fue a la cocina, la casa estaba oscuras no conseguía diferenciar nada hasta que choco con una mesa haciendo mucho ruido y cayéndose.
- ¿Qué haces? – le interrogo encendiendo la luz, estupendo Hermione con todos los camisones que hay en el mundo y le tienes que dejar uno que le queda pegado al cuerpo como un guante.
- Lo siento – le contesto ella desde el suelo – quería llegar a la cocina y no sabia donde estaba la luz – ella le observo, estaba con unos bóxer azul oscuro, los años y los entrenamientos habían hecho que su cuerpo estuviera muy formado, Anne agradeció que no hubiera mucha luz y que no pudiera ver el sonrojo en sus mejillas.
- Pues a ver utilizado tu varita.
- No tengo varita – él la miro con enfado, se acerco a ella y la ayudo a levantarse.
- Siéntate ahí – le dijo señalado el sofá - ¿Qué quieres de la cocina?
- Agua – contesto ella mientras le veía salir de la habitación, al cabo de unos minutos él volvió con un vaso que le entrego a ella, al dárselo sus manos se rozaron y sus ojos se encontraron por unos segundos se quedaron así, pero rápidamente él aparto la mano y se dirigió nuevamente hacia su cuarto - ¿té molesta mi presencia? – el se paro pero no se dio la vuelta.
- Tengo sueño, además dije que no había problema en que te quedases esta noche, pero no recuerdo el momento en que además te tenía que dar conversación – ella no le contesto, quería decirle mil cosas pero era incapaz de abrir la boca, los nervios la estaban traicionando e hicieron que el vaso resbalada de su mano cayendo en el suelo y rompiéndose, ella rápidamente se agacho a recoger los pedazos de vidrio – estate quieta, solo me faltaría que te cortaras – entro en su cuarto y cogió su varita, apunto a los cristales y con unos movimiento de la varita hizo que estos desaparecieran – te has vuelto bastante torpe.
- Puede, pero tu te has vuelto bastante borde – ya estaba harta de la actitud arrogante que tenía.
- ¿Borde? O perdone la princesa Flint – dijo con desprecio – debe ser que estas acostumbrada a otro tipo de comportamiento.
- Sabes una cosa eres inaguantable, no sé quien te crees que eres, pero desde luego no tienes derecho a tratarme así.
- No tengo derecho – le grito acercándose a ella – llevo siete años esperando una explicación por tu parte y que es lo que me has dado hasta ahora, nada.
- Mira lo entiendas o no, aun no te puedo contar nada.
- No tu no lo
entiendes, no me interesa, me da igual lo que le ocurra a la princesa
Flint, porque no vuelves con el imbecil con el que estas casada y te
dedicas a tus labores, sean las que sean –le digo mirándola
de arriba abajo, ella no aguanto mas, levanto la mano para darle una
torta, pero él le cogió la mano y la puso tras la
espalda de ella y apretó el cuerpo de ella contra el suyo –
no sé que es lo que te consiente tu maridito, pero ni se te
ocurra volver a intentar eso – su voz sono ronca, sus rostros
estaban muy cerca, Anne podía sentir la respiración de
el en su rostro, y su pecho desnudo contra el suyo, su corazón
se aceleraba cada vez mas por la proximidad de el, cerro su ojos
intentando tranquilizarse y volver a respirar normal, pero cual fue
su sorpresa al notar los labios de el contra los suyos, se quedo
sorprendida y en el primer momento no respondió al beso, pero
luego no se pudo resistir a algo en lo que pensaba todos los días,
él soltó su brazo y ella coloco sus manos en su cuello,
le revolvía el pelo, por un instante pensó en parar,
pero la idea desapareció de su mente cuando él le
empezó a besar el cuello y le desabrochaba el lazo del
camisón, bajo las manos por sus caderas y la elevo, ella
estrecho sus piernas en la cintura de el que comenzó a andar
hacia la habitación.
Apoyo una rodilla en la cama y se
dejo caer suavemente, ella estaba debajo de el, no podían
separarse, él le besaba el cuello y luego los hombros
bajándole los tirantes del camisón, ella solo
gemía con cada uno de los besos que él le daba. El se
volvía loco con cada uno de los sensuales movimientos que ella
hacia debajo de el.
Los rayos del sol entraban por la ventana dándole en el rostro, pero no quería abrir los ojos y ver que ella ya se había ido, que había vuelto a desaparecer de su cama durante la noche. Se sobresalto al sentir una pierna contra la suya abrió los ojos y miro al rostro que dormía placidamente a su lado, no se había ido, seguía ahí junto a el, le acaricio la mejilla y ella se movió un poco, pero siguió durmiendo, la beso en los labios y al cabo de unos segundos ella ya le respondía.
- Buenos días dormilona.
- Buenos días – le respondió estirándose - ¿Qué hora es?
- Las diez ¿A qué hora vendrá Malfoy a buscarte?
- Sobre la una, aun tengo tiempo – ella pudo notar como el rostro de el se ensombrecía - ¿Qué ocurre?
- ¿Vas a volver junto a él? – interrogo temiendo la respuesta que ella le podía dar.
- Si – contesto sin ninguna duda en su voz.
- ¿Eres feliz entonces?
- Que importa eso- no quería hablar de ese tema, solo quería que por unas horas mas desapareciera.
- A mí me importa, quiero sabe si lo de esta noche significo algo o si vas a salir por esa puerta para no volver a aparecer en siete años – contesto él elevando la voz.
- No me digas eso por favor – le dijo ella angustiada.
- Lo siento, solo quiero saber – vio tristeza en sus ojos y le contesto.
- No, no soy feliz no lo he sido desde que salí de Hogwarts, pero ese día tome una decisión y por ahora debo cargar con ella. Pero dame tiempo, no sé cuanto, pero dejare a Marcus, de verdad, pero aun no puedo hacerlo, ahora es importante que este junto a el.
- No lo entiendo, no comprendo como estas... – no siguió hablando ella le puso un dedo sobre sus labios.
- Por favor, no te lo puedo contar, aun no, pero te prometo que en cuanto pueda te lo diré todo, solo te pido que confíes en mi.
- Si te doy tiempo, me juras que me lo contaras todo.
- Sí.
- ¿Y qué te quedaras conmigo?
- Eso depende de ti, si aun quieres que este contigo.
- Dios – le dijo poniéndose sobre ella – no deseo otra cosa que estés conmigo día – añadió besándola – y noche – ella sonrió al notar la mirada de el.
- Oliver estoy cansada.
- Y yo, pero me tienes que compensar por siete años.
- Y tiene que ser todo hoy.
- Si – ella solo pudo reírse ante tal contestación.
- ¿Esta buena la comida? – pregunto Draco viéndola engullir como si no hubiese comido en años.
- Sí, esta bien y la tuya – contesto ella risueña.
- ¿Se puede saber que té pasa? – casi grito.
- Nada. ¿Qué tal lo pasaste con Ginny?
- Bien, fuimos a bailar y lo pasamos bien. Pero no me cambies de tema. ¿Algo te ocurre?
- ¿A mí? No – nego ella mientras probaba la comida del chico, que la miraba como si no la reconociera.
- Estas ojerosa y tienes una sonrisa tonta en la cara desde que te recogí.
- Estoy feliz por haber visto a mis amigos, solo es eso no me pasa nada más.
- Ya, pues cualquiera diría que has pasado la mejor noche de tu vida - el no siguió hablando viendo el sonrojo en las mejillas de ella y el brillo de sus ojos – te has acostado con Wood – Anne casi se atraganta en esos momentos.
- Pero que dices estas mal de la cabeza – contesto mientras revolvía su plato de comida.
- Si es eso, por eso tienes esa sonrisa estúpida en tu cara.
- No tengo ninguna sonrisa estupida. Además ¿y que si lo he hecho?
- Anne como se te ocurre, así te complicas mas la vida.
- No es verdad, además quiero dejar todo esto, ya estoy cansada de vivir así. Si averiguamos el plan que tienen ahora mismo, podremos hundir tanto a los mortifagos que aunque no acabáramos con todos, conseguiríamos debilitarlos tantos que no se podrían volver a levantar.
- Mira yo también quiero dejar esto, pero averiguar eso es lo más difícil que hemos hecho, solo a cinco personas les permiten ir a esas reuniones. Y no se dirá nada hasta el día que vayan a atacar.
- Si, pero una de esas personas es Marcus, tal vez podamos encontrar algo, sabemos que en unos tres meses se realizara el plan, así que intentare entrar a su despacho y averiguar todo lo que pueda.
- Es muy arriesgado y lo sabes – protesto el otro.
- Puede, pero no tenemos otra salida, si tu tienes otro plan mejor, solo dímelo.
- Mira es hora de volver, pensaremos bien todo, antes de hacer nada. ¿Vale?
- Lo que tu digas – pero a Draco no le pareció nada convincente su respuesta.
