Draco corría sin parar, como no lo había pensado antes, porque no se le había ocurrido, había oído lo del mapa del merodeador en una conversación pero nadie le explico que era, luego había ocurrido lo de Anne y se le había olvidado de aquello por completo.

- Mierda – oyó que alguien decía detrás de el, se paro y miro a Harry que no le quitaba los ojos al mapa – se han separado.

- ¿Se puede saber que pasa? – pregunto Ron cuando llego hasta sus amigos, apoyo sus manos en sus rodillas y empezó a respirar agitadamente.

- Se han separado – volvió a repetir Harry, le enseño a Draco el mapa y este volvió a correr, Harry se dio la vuelta y corrió en dirección contraria. Ron y Oliver los miraban sin saber que hacer.

- Yo sigo a Harry – dijo Ron.

- De acuerdo yo iré con Malfoy – los dos volvieron a echar a correr siguiendo cada uno a su amigo.

Lo matare, lo matare, eran los únicos pensamientos que corrian por la mente de Harry una y otra vez, si la toca lo mato, su sangre hervía en su interior, solo pensar en lo que le podía ocurrir a Hermione le volvía loco, acelero todavía mas, mientras su amigo intentaba seguirlo ahogado ya por el cansancio.

No sabia donde iba, sabia que él estaba detrás de ella, pero debía escapar, tenia que encontrar a Harry, en cuanto lo encontrara todo saldría bien. Vio la clase donde habían dado transformaciones los siete años que había estado estudiando allí, se adentro en la clase y la cerro, pero no lo consiguió, el chico había metido un pie y no pudo llegar a cerrarla, le comenzó a pegar patadas intentando echarle, pero él dio un empujón a la puerta y ella cayo hacia atrás.

- Bueno cuanto tiempo sin verte. ¿Cómo has estado? – ella no le contesto, se levanto rápidamente del suelo y se coloco detrás de la mesa de la profesora como si ese mueble la pudiera proteger – sabes he pensado mucho en ti en estos años.

- No puedo decir lo mismo – le contesto la chica.

- A lo mejor es porque a ti no te echaron de este estúpido colegio. Crees que he podido olvidar que me expulsaron por tu culpa.

- No fue mi culpa, fue solo tuya.

- No es verdad – le grito la chica se estremeció – todo fue por tu culpa, yo te quería, solo quería estar contigo, pero tu siempre me decías que no y luego empezases a salir con ese idiota de Potter. Una vez solo quería que fueras mía una sola vez pero la señorita Granger no podía poner las cosas fáciles, no ella no podía dejar las cosas así, hubiese sido muy fácil. Sabes que vida he tenido desde que me expulsaron, mis padres me echaron, se avergonzaban de su hijo, pero encontré una salida, me uní al señor oscuro, él me ayudo y me ofreció un trato, yo os había oído hablar del mapa del merodeador varias veces cuando te espiaba, así que con mucho trabajo y mucho tiempo conseguí hacer uno y se lo di a Flint a cambio de ti.

- ¿De mí?

- Si de ti, el y yo entraríamos dentro del castillo por uno de los pasadizos mientras los otros mataban a Dumbledore, tienes idea de la alegría que me lleve cuando vi que estabas sola con March en la enfermería. La suerte me acompañaba.

- Si me vas a matar porque no lo haces ya y te ahorras todo el discurso, me empiezas a cansar.

- Granger siempre igual, el orgullo por encima de todo. Crees que será tan fácil, no, he venido a que me des lo que me debes.

- Yo no te debo nada.

- Si que me lo debes, tenemos un tema pendiente ¿No lo recuerdas?

- Tu y yo no tenemos nada pendiente.

- Pero aun no lo entiendes – le volvió a gritar él.

- No eres tu quien no lo entiende – Trevory sintió como su cuerpo temblaba, se giro para ver quien había dicho esas palabras y se encontró con un puño en su cara, desde el suelo pudo ver quien le había golpeado y sintió pánico al ver a las dos personas que se encontraban ahora en la estancia.

- Hola – le saludo Ron con una sonrisa cerrando la puerta – pero mira quien esta aquí, nuestro antiguo compañero.

- Si – contesto Harry sacudiendo la mano con la que le había pegado – debe haber vuelto para recordar viejos tiempos – se sentó en la mesa de la profesora y miro a su novia, tenia los ojos llenos de lágrimas, le sonrió y ella le devolvió la sonrisa, volvió a mirar al chico que aun se encontraba en el suelo temblando.

- Pues deberías haber venido otro día – añadió Ron apoyándose en la puerta – hoy tenemos un poco de lió.

- ¿Bueno y que crees que debemos hacer con él? - pregunto Harry inocentemente.

- ¿Que te parece un crucius? – contesto Ron como quien escoge el sabor de un helado.

- No – dijo Harry sonriendo – eso no inflige todo el dolor que yo quiero que él sienta.

- ¿Y si lo matamos directamente? – opino Ron – yo la verdad estoy cansado y quiero irme a dormir.

- Eso es demasiado fácil, no tienes imaginación – le regaño en broma su amigo.

- No tengo sueño y hambre – contesto el pelirrojo mientras se tocaba el estomago.

- No le he hecho nada – decía Trevory desde el suelo – puedes preguntarle no la he tocado.

- Cállate – le gritaron los dos chicos al mismo tiempo.

- Yo sé lo que quiero hacer con él – dijo Hermione de pronto, todos la miraron – quiero que vaya a Azkaban.

- Pero Hermione – protesto su novio- quiero que sufra mucho.

- Eso es lo que yo quiero – le dijo sonriéndole y poniéndose junto a él – quiero que spiense durante todo el tiempo que le queda de vida que esta ahí por nuestra mano, recuerdas cuando Sirius nos contó su estancia allí, quiero que el soporte todo ese dolor.

- A mí me parece una buena idea – dijo el pelirrojo mirando a su amigo que no apartaba la vista del otro chico.

- Si eso es lo que tu quieres eso se hará – Hermione volvió a sonreír y le abrazo.

- Dios Harry. Anne esta en la enfermería ella...

- No te preocupes, Anne estara bien – le contesto él guiñándole un ojo.

- Me echabas de menos cariño.

- Acaso lo dudabas amor – le contesto con sarcasmo.

- Siempre igual, nunca me vas a respetar, me agota esta situación.

- Pues ya somos dos – añadió mientras se revolvía debajo de el, intentando liberarse.

- Si bueno, no te preocupes porque esto acaba aquí, adiós amor – acaricio su mejilla y fue bajando su mano hasta su cuello, le dio un beso en los labios y comenzó a apretar su cuello, ella se movía intentando soltarse, pero no lo conseguía, podía ver como el le miraba a los ojos para ver el miedo que sentía.

- No – alguien grito y Marcus sintió un peso que caía sobre él, apartándolo de ella – los dos cayeron al suelo separados mientras Anne se arrastraba lejos de ellos.

- Malfoy, no puedo creer mi suerte, tú eras el siguiente. Así no tendré que ir a buscarte.

- ¿Crees que te será tan fácil acabar conmigo? – contesto el rubio levantándose.

- Si – dijo mientras le lanzaba un hechizo, Draco vio un rayo rojo que se dirigía hacia él, le había pillado por sorpresa, pero algo ocurrió, alguien lo había interceptado.

- ¿Qué demonios pasa aquí?

- Bueno el que faltaba. Wood ¿Qué tal estas? – pregunto sarcásticamente mientras le miraba.

- Te buscaba Flint – le contesto mientras se acercaba a Anne con la varita apuntando a Marcus - ¿Estas bien? – Anne asintió con la cabeza, Draco también se había colocado junto a ellos y apuntaba también al otro.

- Bueno cariño no te puedes quejar, dos héroes para ti solita. Sabes me pregunto si alguno de ellos era el padre – dijo mientras miraba a uno y luego al otro.

- Cállate – le grito Anne – no tienes derecho a hablar.

- ¿El padre? – interrogo Oliver.

- Oliver vete – le dijo ella.

- ¿Que? – estaba confundido - No me voy a ir.

- Que te vayas – le volvió a repetir ella.

- No – se nego.

- Vaya, vaya. ¿Qué razón tienes para que el se vaya? A lo mejor es que no quieres que él sepa la verdad.

- Cierra la boca de una vez – le dijo Draco propinándole un puñetazo mientras le quitaba su varita.

- Que pasa tenéis miedo de que Wood sepa lo del bebe – involuntariamente Draco miro a Oliver esperando su reacción echo que noto Marcus – fue el verdad Anne, fue él con quien te acostases – ella no le contesto se levanto del suelo y camino hacia una de las camas, se agacho y recogió la varita de Hermione.

- Crucius – Marcus se empezó a retorcer de dolor, mientras ella seguía sosteniendo el hechizo sobre él.

- Para – le ordeno Oliver sujetando su mano.

- Así que si fue él – respiraba agitadamente a causa del dolor, pero en su rostro seguía habiendo una sonrisa miro a Oliver – ¿qué se siente Wood? La he tenido durante siete años y tu una noche. Es buena en la cama verdad, a mí me volvía loco cuando la tenia debajo de mí y la oía gemir de esa manera, es increíble la manera en que se hable de piernas ¿verdad?.

- No me vas a hacer perder la paciencia Flint. Tu no la volverás a tocar.

- La pena fue lo del bebe, pero como comprenderás no iba a permitir que tuviera un hijo, un bastarlo.

- ¿Qué bebe? ¿De que habla Anne? – Oliver cada vez estaba más confundido, miraba a la chica esperando que ella le contestara.

- Si de que hablo Anne – ella no contesto volvió a levantar la varita, pero Oliver se lo impidió.

- Anne cuéntamelo – su tono de voz era de suplica.

- Si Anne cuéntaselo. Cuéntale como tu ibas a tener un hijo de él y sufriste un pequeño accidente.

- Cabrón – dijo Draco – déjala en paz.

- Anne – la llamo Oliver – es eso cierto ¿estabas embarazada de mí? – ella asintió con la cabeza no podía hablar, Oliver miro a Draco esperando una confirmación, pero este solo volvió a mirar a Marcus.

- Si, el lo descubrió, se volvió loco y me tiro por las escaleras, perdí al niño.

- Es una pena, seguro que hubiese salido tan guapo como su madre – Anne le apunto con la varita de nuevo, pero esta vez Oliver se la quito de las manos.

- Dámela- demando ella.

- No – se negó el guardándola - No pienso dejar que le mates.

- Es lo que merece – grito Draco.

- Puede, eso no lo voy a negar, pero no lo permitiré.

- Mato a mi hijo – le contesto ella – a nuestro hijo.

- Nuestro hijo – repitió Oliver.

- Déjame que lo haga Oliver, el no se merece otra cosa.

- Malditasea lo haré yo – dijo Draco.

- No, aquí nadie va a matar a nadie – Anne le miraba con ojos llenos de lagrimas que empezaban a caer por su rostro.

- No lo entiendes.

- Si te aseguro que lo comprendo perfectamente – le contesto mientras le secaba las lágrimas – porque no sabes las ganas que tengo de cogerlo por el cuello y rompérselo. Pero nosotros no somos unos vulgares asesinos, que lo juzguen y lo condenen, el jamás te volverá a hacer nada – Oliver a punto a Marcus y de su varita salieron cuerdas que lo atraparon – nunca lo volverás a ver te lo prometo.

Salieron al patio los mortifagos que no habían escapado y consiguieron sobrevivir, se encontraban aprisionados en una celda que el Dumbledore había conjurado. Oliver y Draco llevaron allí a Marcus. Anne vio a Hermione junto a Harry y corrió hacia ella, esta que la vio hizo lo mismo.

- ¿Estas bien? – se preguntaron las dos a la vez mientras se abrazaban se rieron y continuaron abrazaras un rato. Harry se acerco hasta ellas y abrazo a las dos.

- Por fin acabo todo, ya podemos vivir en paz – les dijo mientras las abrazaba.

- ¿Y los otros? ¿Todos están bien?– pregunto Anne y pudo ver una sombra de tristeza en los rostros de sus amigos, ellos le señalaron a un grupo de personas que estaban junto a un cuerpo inerte en el suelo.

Draco que se había acercado también hasta ellos, noto como su corazón daba un vuelco y se encamino hacia el grupo seguido por los otros. En el suelo muerto se encontraba Percy Weasley, tenia los ojos cerrados, junto a el de rodillas estaba Fred que lo miraba dejando caer lágrimas silenciosas, Draco abrazo a Ginny, Angelina tiraba de George hacia dentro del castillo, Harry y Hermione cogieron a Ron he hicieron lo mismo, solo quedaban Anne y Fred, ella se arrodillo junto a el y le cogió la mano.

- No sabia que Percy estaba aquí – al final él también había aparecido.

- No vino por nosotros – contesto el chico mirando el cuerpo de su hermano muerto.

- ¿Qué dices?

- Yo no quería – le dijo él – no quería.

- ¿De qué hablas Fred? – no entendía lo que el muchacho le intentaba decir.

- No quería hacerlo de verdad. Pero si Draco no hubiese tirado de Ginny y cuando vi que apuntaba a Ron... lo tuve que hacer, si no seria él quien estuviera muerto, de verdad que no quería no quise matar a mi hermano – Anne no supo que decirle en ese momento, solo lo abrazo y dejo que el llorase como un niño sobre su hombro hasta que se calmo – no se lo digas, que sigan creyendo que el había venido a ayudarnos, por favor no se lo digas.

- No lo haré Fred, nunca se lo diré a nadie.