En el gran comedor todo era bullicio, James, Jenny, Susan y Robert, comían mientras esperaban lo que podía ocurrir, sabían que las bromas de sus tíos, eran siempre de lo mejor, ya estaban en los postres y todavía no había ocurrido nada cuando una lechuza llego volando y soltó un pequeño paquete sobre Adams, el lo abrió todo emocionado, era un pastel en forma de corazón, James y Jenny se miraron entre si, si eso era la broma no tenia mucho sentido, Adams lo levantaba una y otra vez, tengo una admiradora secreta, decía mientras lo volvía a levantar. Se lo comió en dos bocados y luego sonrió hacia la mesa de Gryffindor.
- Eso no puede ser lo que le mando el tío Fred – dijo Susan.
- A lo mejor se le olvido, tenia mucho trabajo en la tienda y ...
- Profesores, profesoras y alumnos de las distintas casas – todo el mundo desvió su atención a la persona que estaba hablando, John estaba de pie sobre la mesa – necesito hoy y ahora hacer una confesión. Perdóname Jenny por lo que te he hecho y dicho. Y perdóname de nuevo si lo que te voy a decir ahora te ofende, pero necesito sacarlo fuera de mi, necesito gritar que estoy enamorado de James Potter – el aludido que en ese momento estaba bebiendo, escupió toda su bebida sobre la mesa – Jenny no podía parar de reír – lo sé, se que es irreal pero es cierto, estoy enamorado de mi mayor enemigo y quiero que el mundo sepa también que amo apasionadamente a Susan Wood y lo que es aun peor a su novio Robert Weasley, y a Evelyn Weasley, adoro a toda esa familia de pelirrojos y a ti Jenny Malfoy, si algún día me perdonas, solo quiero que sepas que me humillare para que vuelvas conmigo te amo.
Todo el mundo en el comedor se reía sin parar, hasta en la mesa de los profesores se podían oír algunas risitas, Philips tiraba de la túnica de Adams mientras los otros no paraban de reírse.
- Vale – dijo Susan – esa fue buena.
- Muy buena – reía Robert junto a ella, casi se caía de la silla de la risa.
- Esto ha sido vergonzoso – repetía una y otra vez Evelyn – esto es increíble.
- ¿Dónde esta Sabrina se lo ha perdido? – pregunto Jenny.
- Una de sus compañeras me dijo que se había quedado en la biblioteca, que vendría mas tarde a cenar – James seguía riéndose mirando a Robert que no paraba de reírse.
Ya todos salían del comedor, la actuación de Adams sería recordada por años, el paso junto a ellos furioso, pero ni les miro ni les dijo nada, cuando ellos lo vieron, volvieron a romper en risas, Philips que iba detrás de el, les saco la lengua al pasar.
- Ha sido insultante – decía Evelyn – no se como os puede resultar tan gracioso.
- Vamos no te lo tomes así – le dijo James – aquí el único que a acabado humillado fue él. Me voy a buscar a Sabrina o al final esta niña no cenara.
- Si es que en fondo esto todo un padrazo – acabo Robert a la vez que recibía una colleja del otro.
Los otros cuatro se dirigieron a la sala común, mientras todavía seguían riéndose y Evelyn protestando por haberse visto metida en esa espectáculo tan desagradable como ella lo denominaba, se sentaron unos minutos en uno de los sofás.
- Estoy cansada – murmuro Evelyn – me voy a ir a dormir.
- Espérame – la llamo Jenny, viendo a Robert y a Susan ponerse melosos – me voy contigo, no me apetece una sesión de mimitos de estos dos. Además tengo sueño – el resto de sus compañeras de séptimo, se encontraban también preparándose para ir a dormir, encima de su cama había un pergamino que solo traía, la cámara abierta airan, ella lo miro un momento y luego lo tiro, todavía se volvió a hablar sobre el gran espectáculo que había dado Adams, antes de que se durmieran.
Cuando James entro en la sala vio a Robert y Susan en un sillón dándose besos, ajenos a todo el mundo.
- ¿Tenéis que hacer eso delante de la gente? – gruño mirándolos.
- James – llamo Susan – esa niña no es Sabrina.
- Si es que esta echo todo un padrazo – rió Robert.
- Muy graciosos – contesto el chico sentándose enfrente del sillón de ellos – es una de sus compañeras de cuarto que estaba en la biblioteca, por lo que se ve Sabrina hace un rato que se fue a dormir.
- Y yo también me voy – dijo Susan bostezando – mañana os veo – Robert la miro mientras subía las escaleras y luego miro hacía James con un gesto ensoñador.
- Das pena – le dijo su amigo.
- No me importa lo que me digas – indico - yo soy feliz.
- No lo entiendo – el otro lo miro extrañado – me refiero a que es Susan, te has criado con ella ¿Cómo habéis acabado así? Cuando la dejaste de ver como a una hermana.
- Nunca vi a Susan como una hermana James, era mí amiga, es mi amiga y es muy guapa y creo que hace tiempo que me gustaba. ¿No te parece bien? ¿Es eso? Como lo denominaste… así… antinatural.
- Si bueno – dijo el chico – a mí no deberías hacerme mucho caso, lo mío es meter la pata.
- No me lo tome a mal – contesto el otro quitándole importancia – supongo que no lo ves de la misma manera que yo.
- He besado a Jenny y lo estoy deseando repetir – el rostro del otro paso por varías fases, primero la de sorpresa y luego la mala como pensó James, porque cuando a un Weasley se le ponen las orejas coloradas mas te vale echar a correr.
- Perdona, creo que no te oí bien ¿Qué has dicho? – se echo hacía delante en su asiento como esperando que el otro repitiera lo que había dicho.
- Me has oído Robert – era cosa suya o de la cabeza del pelirrojo estaba empezando a aparecer humo.
- James tío, eres como un hermano para mí y te aprecio, pero ella es mí prima, mí prima.
- Bien… entonces de Evelyn también me olvido ¿no? – vale igual no era un buen momento para cabrearlo, pero no lo había podido evitar.
- ¿Quieres que te de un puñetazo?
- No, quiero que me ayudes, creo que… no, no lo creo lo sé, me gusta Jenny, me gusta mucho Jenny ¿tiene sentido?
- Ninguno – contesto el otro – para nada, eso es una aberración.
- ¿Qué debo hacer Robert? – el pelirrojo pudo ver la confusión en el otro.
- Cuando la besaste ¿ella te respondió?
- Oh si – contesto con una gran sonrisa – no veas como lo hizo.
- Si no quitas esa sonrisa de tu cara inmediatamente, cumpliré mi amenaza y pasaras un mes con mis nudillos marcados en tu mejilla.
- Perdón – suspiro el otro – estoy confundido.
- Supongo que ya lo sabía – ahora estaba mas confundido – quiero decir - se explico – en que lo vuestro nunca fue normal, las discusiones que tenéis y esa manía de miraros el uno al otro cuando creéis que nadie os ve, siempre estuvo ahí. Si crees que ella te corresponde, deberías intentarlo.
- ¿Me das tu consentimiento? – el tono de broma no paso desapercibido al otro que se levanto corriendo a perseguirlo.
- Señorita Weasley – la profesora McGonagall entraba en la habitación – puede salir un momento – Jenny se giro en su cama mirando a la puerta – debería venir usted también señorita Malfoy – Jenny bostezo y se sentó en la cama.
- ¿Qué has hecho? – Jenny miro a Evelyn y prefirió evitar su pregunta, cada una cogió su bata y salió de la habitación, bajaron las escaleras junto a su profesora.
- Señorita Weasley como prefecta de Gryffindor, debo decirle que una de las alumnas de primero ha desaparecido.
- ¿Quién ha desaparecido? – pregunto Jenny, pero su pregunta quedo contestada en cuanto llego a la sala.
- Señor Potter no se lo pienso volver a repetir, no va a ningún sitio.
- No me puede pedir que me quede aquí esperando – grito James – necesito buscarla, debo encontrarla.
- Que usted se arriesgue a entrar en el bosque prohibido, no hará que su hermana aparezca – Jenny se dejo caer en las escaleras, sino se sentaba tenia la sensación de que se caería, Evelyn de pies junto a ella, dejo escapar un pequeño grito -sino que usted se ponga en peligro inútilmente, el director Dumbledore esta ya en el bosque con el resto de profesores si esta allí ellos la traerán.
- Si al menos estuviera Hadrig – comento Robert – él conoce el bosque como nadie, seguro que la encontraría.
- Ya se lo he explicado señor Weasley, su profesor ha tenido una inesperada urgencia familiar así que se ausentara durante unas semanas. Y ahora si me disculpan iré a ayudar a encontrar a la señorita Potter – al pasar junto a James le susurro – que le aseguro que la encontraremos.
Evelyn se había sentado en una silla que estaba junto a las escaleras, Robert y Susan estaban abrazados en el sofá que había enfrente de la chimenea, James en el sofá cercano miraba al fuego y sentada aun en las escaleras Jenny lo miraba a él, se sentía muy mal, quería ir junto a el y abrazarlo, reconfortarlo, decirle que todo iba a salir bien, pero no podía acercarse a el, no conseguía levantarse.
El retrato de la dama gorda se abrió y por él entro Remus Lupin, miro a James y negó con la cabeza, el otro enterró su cabeza entre sus manos, Remus se sentó junto a Jenny, le paso un brazo por el hombro y la acerco a el, Evelyn se acerco al otro lado de el y se sentó en las escaleras, he hizo lo mismo, Susan se acerco a ellos y apoyo su cabeza en las piernas de Jenny, los cuatro se quedaron allí quietos y en silencio, Remus siempre había sido como un abuelo para todos ellos, los quería mucho y eran la única familia que tenia, siempre que miraba a Susan podía ver a su amigo Sirius en los ojos azules de ella y mirara a James era ver el retrato del abuelo de este, él ultimo merodeador no tenia familia propia, pero la de sus amigos era mas que una familia para el
Eran casi las siete de la mañana, las chicas y Robert se habían quedado dormidas, James seguía parado en el sofá sin moverse, de vez en cuando se frotaba la cara y luego volvía a esconder su rostro en sus manos.
- Niñas – les susurro Remus – subir a vestirlos, son casi las siete, debéis ir a clase. Robert tu también, venga – todos fijaron su vista en James que no se inmuto por nada, hicieron caso a su profesor y subieron, el se quedo allí sentado hasta que volvieron a bajar – bien, bajemos a desayunar, no quiero ni una sola objeción – termino diciendo cuando los otros parecían que iban a protestar, todos lo siguieron, Jenny se giro un momento y pudo ver como James seguía inmóvil en el sillón.
- Ya he avisado a tu padre – le dijo una voz desde la puerta – tu madre y el ya están aquí, supongo que querrás verlos – James levanto su mirada a su interlocutor y asintió con la cabeza.
- Si gracias director.
- Te esperan junto al patio – el chico se levanto y salio de la sala seguido de cerca por su director, vio a su padre de espaldas y a su madre que le miraba con una sonrisa, se acerco a ella y la abrazo.
- Lo siento mama – le decía mientras lagrimas caían por sus ojos – no se lo que paso, la busque pero no la encontré. Perdóname.
- No tengo nada que perdonarte James – le reprocho Hermione – como crees que puedo pensar que tu tienes la culpa – le limpio las lagrimas de la cara – eres tonto. Nosotros ya estamos aquí, la encontraremos.
- Tranquilo hijo – le dijo su padre – todo saldrá bien, no te preocupes, seguro que esta en alguna de esas habitaciones de este castillo enorme y se a perdido, ya lo veras – James estaba asombrado por la tranquilidad con que sus padres se tomaban la situación – bien vamos a buscarla – Harry saco de su bolsillo un viejo pergamino, saco su varita y musito algo, miro el pergamino unos segundos, su rostro se ensombreció y cuando levanto la vista miro a Hermione y negó con la cabeza.
- No, tienes que estar confundido – empezó a gritar – mi niña tiene que estar aquí – empezó a llorar, James que todavía estaba abrazado a ella, no sabia que hacer – por favor que este bien, por favor – Hermione cayo al suelo sujetada todavía por su hijo que la siguió mientras la abrazaba mas aun y lloraba con ella, Harry se acerco a ellos y los abrazo, el mapa del merodeador nunca se había confundido, Sabrina ya no estaba en el castillo.
- Profesor Snape el director Dumbledore necesita la presencia de la señorita Malfoy.
- Claro Malfoy, sal, puedes irte – Jenny agradeció que la permitieran ausentarse de la clase, los habían obligado a asistir, pero no tenían ánimos para hacerlo.
- Sus padres se encuentran en la enfermería – le dijo la profesora, ella cogio su bolsa y corrió hacia la allí, doblo la esquina cuando vio a su padre junto a la puerta, el se giro y la vio, abrió sus brazos y ella se dejo abrazar por el.
Cualquiera que hubiera visto esa escena, no hubiera podido creer que ese fuera el mismo Draco Malfoy que años antes había estudiado en ese colegio, abrazaba a su hija con fuerza mientras le murmuraba al oído que todo saldría bien, le acariciaba y le daba besos en el pelo.
- ¿Cómo estas? – le pregunto sin soltarla.
- Te he echado de menos.
- Y yo a ti, la casa esta muy vacía, nadie pone la música a tope, hay demasiado silencio – la apretó aun mas contra el.
- ¿La vais a encontrar verdad?
- Claro que si, seguro que lo que ocurrió es que se perdió, la encontraremos y todo será como si nada hubiera pasado.
- Por el colegio corre el rumor de que alguien se la ha llevado.
- Eso son tonterías, no hagas caso nadie se la ha llevado, aparecerá de un momento a otro – le contesto el y agradeció no verla los ojos, porque tal vez seria incapaz de mentirle, la puerta se abrió y Harry apareció por ella.
- Hola tío – ella se soltó de su padre y le abrazo.
- Hola pequeña – la separo un poco de el y la miro de arriba abajo – bueno como sigas creciendo así voy a tener que dejar de llamarte pequeña – entra anda tu madre te espera – ella paso adentro de la estancia.
- ¿Cómo esta? – pregunto Draco
- Poppy opina que esta en estado de shock pero que se recuperara le ha dado un poción tranquilizante y ahora duerme.
- Los otros vendrán en cuanto puedan, no podíamos irnos todos.
- Diles que no se preocupen, contigo aquí es suficiente.
- La encontraremos Harry ya lo veras.
- Si – contesto el otro, se sentó en el banco que había enfrente de la puerta, Draco lo observaba no podía llegar a imaginar lo mucho que sus amigos estaban sufriendo, el solo echo de perder a Jenny, le hacia sentir que le faltaba el aire, no quería figurarse lo que ellos estaban pasando.
- Se pondrá bien cariño no la mires así – le dijo su madre.
- Es que esta muy pálida ¿seguro que esta bien?
- Si, solo que los nervios han podido con ella, pero dormirá durante toda lo que queda de día y la noche y por la mañana estará mas tranquila, ya lo veras Hermione es muy fuerte. Estas muy delgada.
- No empieces mama, si como bien, no te preocupes. ¿Cómo están los abuelos?
- Preocupados, ya sabes que adoran a Sabrina, pero tu no te preocupes, venga ya casi es la hora de la comida, y tienes muy mala cara, porque no vas a comer y luego te acuestas, seguro que porque un día no vayas a clase, no pasara nada, venga – le dio un beso y la empujo - a comer.
Salio de la enfermería, su padre estaba sentado junto a Harry, ninguno de los dos hablaba, solo miraban al vació.
- ¿Dónde esta James? No lo he visto en toda la mañana – pregunto.
- Necesitaba estar solo – contesto Harry – tiene la estúpida idea de que todo es por culpa de él.
- Debe ser hereditario – indico Draco mirando al otro.
- Pues vaya mierda de herencia que tiene – dijo Harry.
- OH, bueno me voy a comer – comento Jenny sin llegar a comprender lo que los otros dos decían - ¿Os traigo algo?
- No gracias. Pero quizás mi hijo quiera comer, tal vez si alguien llevara comida a la cabaña da Hagrid... – a la chica se le iluminaron los ojos.
- Seguro que alguien se lo llevara – echo a correr hacia el comedor, convoco una bandeja y puso allí dos platos, zumo de calabaza y postres de distintos tipos, todos en el comedor la miraba, Robert le iba a preguntar si era para los Potter, pero se fue antes de que el pudiera decir nada.
Entro en la cabaña de Hagrid, James estaba en el suelo en una esquina con la cabeza en sus rodillas, ella dejo la bandeja encima de la mesa y se acerco a el, se agacho a su altura y le empezó a acariciar el pelo, el no se movió, se quedo en la misma posición, ella no le veía ni le oía, pero podía ver como su cuerpo se sacudía por el llanto de él, se coloco de rodillas junto a el y le abrazo, no sabia que decirle ni que hacer, se quedo allí envolviéndole con sus brazos.
