Capitulo 7

Cayo sobre algo blando, lumus, susurro era asqueroso eran esqueletos pequeños, se levanto de un salto y comenzó a caminar iluminándose con la varita, se encontró con un montón de rocas y un hueco por el que podría pasar, parecía que había habido un derrumbamiento, paso a través del agujero, camino todavía un cacho cuando se encontró ante un pasillo a cada uno de los lados cabezas de serpientes gigantes parecerán mirarla, al fondo del pasillo, vio a un hombre sentado en lo que parecía una silla y a su lado una niña, Sabrina. Corrió hacia ella llamándola, la niña al verla se levanto de la silla, pero el hombre la sujeto y la volvió a sentar.

- Eres lista. Lo esperaba – le dijo – pero has tardado mas de lo que creía, he tenido que hacer aparecer unas sillas y unas camas para pasar la noche, te esperaba ayer.

- Bueno, he estado ocupada – miro a la niña y la sonrió., en ese momento reconoció al hombre, era el que la había parado aquella vez en el pueblo para preguntarle por una tienda y se había vuelto a encontrar con el cuando había ido con Susan, estaba segura, aunque en ninguna de las ocasiones le había podido ver el rostro entero, recordaba bien sus ojos.

- Sabes eres tan bonita – le dijo el mientras se acercaba – recibiste las flores.

- ¿Fue usted? – pregunto confundida.

- ¿Si tuviste bonitos sueños? – como él podía saber lo que había soñado, era imposible – es un hechizo muy fácil, te lo enseñare sentiste el odio, el miedo – le dijo moviéndose hacía ella que levanto su varita y apunto al hombre – sabes que para eso hay que tener mucho valor, para matar a alguien.

- No tengo porque matarlo, solo déjenos ir. No se lo contaremos a nadie de verdad – ella giraba intentando evitar al hombre y ponerse delante de Sabrina, cuando lo consiguió, el se acerco mas a ella, le iba a lanzar un hechizo, pero el fue mas rápido.

- Expeliarmo – y la varita de Jenny estaba en sus manos – lo ves no es tan fácil. Pero no te preocupes, aprenderás.

- ¿Qué quiere? – Jenny miraba a Sabrina sin saber que hacer, sin la varita no tenían ningún tipo de defensa.

- A ti, he esperado muchos años para encontrarte – Jenny trago saliva - Pero mírate eres preciosa te pareces a tu bisabuela. Tienes miedo pero aun así sigues consuma arrogancia, se nota que eres una Malfoy.

- Te confundes – dijo una voz detrás de el – no lo es.

- Papa – grito Jenny iba a correr hacia el pero no pudo el hombre la sujeto, pero consiguió evitar que cogiera a Sabrina que corría hacia ellos. Abrazando a su padre por la cintura.

- ¿Estas bien cariño? – le pregunto.

- Si, pero diré que deje a Jenny. Díselo – lloraba ella.

- Escúchame, ve todo recto hacia la salida, cuando veas un hueco de luz en el techo, llama a tu madre de acuerdo.

- Si ¿Y vosotros?

- Iremos ahora. Venga corre – la niña se giro y miro a la chica que se intentaba soltar del hombre y comenzó a correr con todas sus fuerzas.

- Pensaba que estabas muerto – dijo Draco.

- Siento defraudarte, pero no es así. Has hecho un gran trabajo – le dijo señalando a Jenny con la cabeza – cuando supe que te habías casado con la pobretona de la Weasley y que tenias una hija, pensé que seria una zanahoria como todos ellos, pero no es una Malfoy.

- No, como ya te he dicho no lo es – repitió Draco.

- Mírala – grito el hombre agitándola– su pelo, su rostro, sus ojos, es como nosotros ¿No te recuerda a tu madre?.

- No padre ella no es como nosotros – Jenny se quedo paralizada por esas palabras, su abuelo, ese era su abuelo – es inteligente, tiene sus propias ideas. No desprecia a la gente por su dinero ni por el tipo de sangre que tiene.

- Eso cambiara. Pero no te preocupes la cuidare bien.

- No te la vas a llevar padre – contesto Draco sin ningún tipo de emoción en su voz – no lo puedo permitir.

- Lo vas a impedir tú – pregunto Lucius con risa en su voz.

- Si me obligas si.

- Vaya, porque no hacemos una cosa aprovechando que Potter esta aquí, se lo puedes contar a el y que sea el que me intente matar, no es así como haces tu las cosas, hijo.

- De veras que sentí lo que paso. Nunca pensé que te pudieran hacer daño padre. Pero yo no estaba de acuerdo con lo que ocurría, necesitaba hacer algo.

- Y traicionar a tu familia y tus creencias es hacer algo que tu crees que esta bien – grito - No Draco, eso solo lo hacen los cobardes.

- Llámalo como quieras padre, pero tu estas enfadado conmigo, Jenny no tiene nada que ver en todo esto, déjala ella y Harry se Irán. Lo solucionaremos tú y yo.

- No lo has entendido todavía no es por ti. La quiero a ella. Se vendrá conmigo la educare como a una Malfoy y será todo lo que yo esperaba de ti.

- No – grito otra voz.

- James ¿Qué haces aquí? – le grito Harry – vete.

- No. No me voy – contesto tozudamente.

- ¿Ese es tu hijo Potter? En cuanto lo vi, lo supe, la misma mirada arrogante de su abuelo.

- Lucius deja en paz a mi hijo – contesto molesto - Vete James.

- No sin Jenny no me voy – indico el chico.

- Lo ves Draco estoy es lo que has conseguido Potter y Malfoy es un insulto a tus antepasados.

- Déjalos en paz – grito Harry – no lo entiendes, ellos no saben nada, no estuvieron allí, no sintieron el odio.

- Son puros padre, no son como nosotros.

- Mira tu hija – la volví a agitar bruscamente - no fue capaz de lanzarme un solo hechizo.

- Y yo me alegro, no quiero que se convierta en una asesina como fuimos nosotros, no quiero que sueñe por las noches con las personas a las que mate y tenga pesadillas.

- Yo no tengo pesadillas, esas personas se lo merecían, tú lo sabes.

- No padre, ese es el problema no lo se, las personas que tu matabas eran inocentes.

- No lo eran – chillo – eran impuros.

- Esto no nos lleva a ningún sitio, déjala ir y cojéeme a mí, si lo que quieres es venganza aquí me tienes.

- No quiero a una deshonra como tu. Ella me pertenece.

- Eso es imposible – dijo James – porque me pertenece a mi.

- Pero que tonterías dices niño estúpido.

- ¿Que le pasa a tu hijo? – le pregunto Draco a Harry – esta tonto.

- Es una historia larga, si eso te la cuento luego, no creo que este sea el mejor momento.

- Ella no se quiere ir con usted, sea quien sea.

- Soy su abuelo – grito Lucius.

- No, no lo eres – le dijo Jenny.

- Si lo soy, pregúntale a tu padre si no me crees.

- No hace falta. Tampoco me importa – ella se encogió de hombros - pero debería saber que mi abuelo es Arthur Weasley y mi abuela Molly Weasley. Ese que esta ahí junto a mi padre, es mi tío Harry Potter, su hijo James al que quiero mucho y del que estoy enamorada, se cree que una familia la forma la sangre, no es así, es el cariño, el amor así se forma una familia y yo tengo la suerte de pertenecer a una muy grande en la que hay respeto y amor. Usted dice ser mi abuelo, pues permítame que lo dude. Los miembros de mi familia no se dañan entre si.

- Esto es lo que quieres por hija – grito sacudiéndola – alguien que no tiene respeto a sus mayores, que ama a un Potter.

- Si padre eso es y estoy muy orgulloso de ella.

- Tómala – la empujo al suelo – no vale la pena, tienes razón físicamente parece Malfoy, pero no hay duda de que no lo es – ella se levanto y corrió hacia James, Draco que esperaba a su hija con los brazos abiertos, miro hacia Harry con una ceja levantada.

- Eso también te lo cuento luego – dijo con una sonrisa un poco estúpida.

- Bien padre supongo que aquí termina todo.

- No – dijo mientras miraba a Jenny – esto no puede continuar, los Malfoy morirán hoy para siempre.

- Sabes que eso no lo permitiremos Lucius – le dijo Harry – James salir de aquí – pero antes de que lo intentaran oyeron un hechizo sobre ellos.

- Crucio - un rayo verde se dirigió hacia ellos.

- Protector – gritaron dos voces – y el rayo fue desviado.

- Perdóname padre pero esto debe llegar a su fin, Avadra Kedabre – la sonrisa de Lucius desapareció de su cara, poco a poco fue cayendo al suelo. Lo había echo, había matado a su progenitor, miro a Jenny su rostro estaba escondido en el cuello de James, rogó por que no lo hubiera visto.

- Lo siento amigo – miro a Harry – de veras que lo lamento.

- Será mejor que salgamos de aquí – miro a su hija que tenia lágrimas en los ojos, se acerco a ella le limpio el rostro con sus manos y la abrazo – no te preocupes no pasa nada. Vamos no me gusta este sitio.

- Ni a mi tampoco – añadió Harry mirando a su alrededor – demasiados malos recuerdos ¿Estas bien? – le pregunto aminorando un poco la marcha para que no les escucharan.

- No lo sé. Creo que me siento mal por no sentir nada es extraño verdad.

- No lo creas. Tú sabes que era lo que tenias que hacer.

- Si lo sé. Ahora me puedes contar porque van tan acaramelados esos dos y que coño significa eso de que Jenny esta enamorada de tu hijo.

- Ehhh. Bueno ... veras ...

Draco intentaba asimilar lo que le habían contado, como podía ser que su hija acabara con el hijo de Harry Potter, a decir verdad el tenia en estima a James, pero de ahí a que su hija saliera con el no era algo que le entrara en la cabeza.

- Supongo que tenemos que hablar – Draco paseaba por la habitación de su hija de un lado a otro mientras ella lo observaba, se iban a ir en unos minutos pero debía hablar con su hija antes.

- Papa se todo lo que debo saber sobre sexo – el hombre dio un respingo al oír la contestación de su hija.

- No era de eso de lo que quería hablar – la chica intento no sonreír ante el sonrojo de su padre – a no ser que tu quiera hablar de ello.

- No – contesto la chica rápidamente.

- Mejor – suspiro y se sentó junto a ella - ¿Por qué tu nunca…?

- No papa ¿Cómo crees? Nunca – ella espero que su cara convenciera a su padre.

- Bien, eso esta bien. Jenny el hombre que secuestro a Sabrina era mi …

- Tu padre, lo sé.

- Si, veras durante la guerra tome decisiones que no fueron acertadas y otras que ayudaron, no sé como explicártelo… - se llevo la mano a su pelo y paso sus dedos por el – mira un día tuve que decidir si quería ser un mortigafo o ayudar a que todo acabara, gracias a Anne, tome mi decisión y se que fue la correcta, ella y yo estábamos dentro de la organización y pasábamos toda la información que podíamos a la Orden del Fénix, gracias a esa información Harry mato a Voldemort y conseguimos impedir que destruyeran a Hogwarts y mataran a Dumbledore que era su intención, perdimos muchas cosas en aquellos años, Anne recibía palizas del que era su marido, murió en Azkaban años después, hubo días que cuando la veía pensaba que no iba a aguantar y eso la destruyo, si no hubiese sido por Oliver ella no lo hubiese soportado, perdió un hijo y las ganas de vivir – dejo escapar un suspiro mientras continuaba con la historia - Solo éramos niños cuando todo empezó, no éramos mas mayores que vosotros y nos robaron lo mas importante que un niño debe tener su inocencia, nos la arrebataron sin miramientos y lo peor de todo era que quien nos hizo eso a Anne y a mi, fueron nuestras familias, las personas que nos debían proteger, cuando yo pase la información sobre el ataque a unos muggles, nunca pensé que mi padre estaría allí y menos que el moriría, o eso al menos pensé, me confundí y el intento hacerte daño a ti.

- ¿Por qué me cuentas ahora todo esto? – pregunto la chica.

- Quiero que sepas lo que paso entonces, no estoy orgulloso de lo que hice y si es cierto traicione a mi familia y a lo que ella representaba.

- Yo no lo creo – la chica le abrazo – creo que fuiste muy valiente.

La vida dentro del colegio había vuelto a su normalidad y a la rutina acostumbrada, Evelyn regañándoles porque hacían travesuras mientras ellos cada noche se escapaban escondidos tras las capas, pero ahora en direcciones opuestas, nadie discutía ya sobre las parejas que iban en las capas.

Adams no se atrevía ni a mirarlos, temiendo las consecuencias que ello podría traer y ellos aprovechaban las bromas que su tío Fred dejaba en el pasadizo para reírse del Slythering.

- Shhh. Que viene – escondidos en un aula miraban a través de la rendija de la puerta como Priscila Philips pasaba por allí, se paraba delante de un frasco en el suelo, lo recogía, lo abría y olía su interior.

- Perfume – murmuro – y parece del bueno – se echo un poco detrás de las orejas y en sus muñecas, mientras siguió caminando, al cabo de unos segundos, se oyó un grito en el pasillo y unas risas – mi cara, mis manos – gritaba mientras se miraba las manos histérica – son verdes, son verdes – chillaba mientras corría por el pasillo.

Los cuatro salieron de la clase riéndose sin parar, mientras todavía oían los gritos de la chica.

- Esa fue muy buena – Susan se limpiaba la lágrimas de los ojos – ha sido increíble.

- Es una de las mejores – siguió Robert – le escribiré inmediatamente al tío Fred contándole que es una obra maestra ¿A que si James? – se giro para mirar al otro – pero bueno vosotros dos no os podéis despegar.

- Si que podemos – contesto James sin dejar de besar a la chica – pero no queremos que no es lo mismo.