Shadowy Dreams
Cap. 2: Apoyo
Te llamo con una mirada
No necesito una promesa
Te alcanzo con sólo una mirada
Incluso en una noche fría
No puede dormir. Trata de escribir algo y ordenar así sus ideas, pero no hay manera. El trozo de pergamino cruje en sus manos. Se levanta del escritorio y se apoya de lado contra el cristal de la ventana, una mano apoyada en él. La luz suave de la varita, apoyada en la mesa, le permite ver a través del cristal. Pero afuera aún es de noche, y no hay ninguna luz. Su aliento deja un rastro blanco en la superficie transparente y fría.
Lentamente se aparta de la ventana y, tomando su varita, sale de la habitación. Sale para bautizarse en el aire fresco de los pasillos, para distraerse en el ambiente nocturno de la gran mansión llena de silencios y ruidos extraños. Y en su deambular, algo vuelve a encaminarla hacia un único lugar.
Los pies descalzos la van llevando, deslizándose por el mármol duro. Se agradece el frescor en la planta de los pies en la noche de agosto. Dejarse llevar. Simplemente dejarse llevar. Aprendió que a veces es la mejor opción. Chocar es duro. Y cansado.
Pero hay formas distintas de dejarse llevar. Una es evitar la contracorriente. La otra es, simplemente, cerrar la mente. Distanciarse. Flotar.
Ahora flota, y se puede ver a sí misma por ese pasillo. No es que busque algo. No es que vaya a algún lugar. Sólo camina. No sabe hacia dónde. Hacia qué. Ni siquiera si hay un "hacia". Sin embargo, a menudo las circunstancias parecen formar parte de un enorme y elaborado engranaje. Que la acaba llevando a él.
Así que se rinde. Se para y se apoya de lado en la pared. Suspira resignada.
Ha llegado frente a unas cortinas altas y finas que son movidas suavemente en oleadas por el aire que entra. Tras ellas hay una puerta entreabierta. Tras la puerta hay un balcón en el que la claridad de la luna destaca una sombra.
Antes de correr las cortinas ya sabe lo que se va a encontrar.
Y es un poco frustrante, la verdad.
Ahí está Draco. Los codos apoyados en la barandilla. La mirada perdida en la noche y en la suavidad de la luna que ilumina sus rasgos.
En fin. Qué se le va a hacer. No es que fuera decisión suya. Fueron sus pies los que la llevaron esa tarde a su casa. Y ahora la han vuelto a traer a donde él se encuentra.
Lo cierto es que encontrarlo le produce un cierto alivio. Cuando está a su lado se siente de alguna manera apaciguada, segura y tranquila. Es una sensación que la acompaña desde hace ya algún tiempo.
Draco se gira levemente y observa en silencio cómo ella sale al balcón y se sienta con la espalda apoyada en la pared. No dice nada y vuelve su mirada hacia la noche. Deja que Pansy comparta su espacio y, al poco, se sienta junta a ella recostado en la pared.
No dicen nada. Ni siquiera se miran. No hace falta.
También la acogió en su casa sin reparos cuando llamó anocheciendo a la puerta. Sólo una ojeada sorprendida al principio y tras un brillo de comprensión en sus ojos grises la dejó pasar sin preguntas indagatorias.
Se acompañan mutuamente en el silencio. Náufragos. Perdidos. Son parecidos de una forma que no han llegado a explicarse claramente. Se comprenden en la forma en que sólo unas almas que se asemejan pueden hacerlo. Sin necesidad de excusas.
Arrastrados por el mecanismo de un extraño engranaje.
Confortándose en esos momentos de compañía cómplice.
No siempre fue así.
Espejismo
Una imagen de nosotros que el espejo no refleja
Los temblorosos extremos de mis dedos intentan determinar si es real
Pero no te alcanzan
Al principio sólo fue un espejismo al que ella se aferró y que se resquebrajó cruelmente.
Cuando sus padres le comunicaron, al poco de empezar en Hogwarts, la noticia de un muy posible matrimonio arreglado con ni más ni menos que el heredero de la familia Malfoy, ella no se quejó. No se rebeló por verse supeditada una vez más a los caprichos de sus padres, de su madre, sin tener voz ni voto en una decisión ta importante. Lo acató obedientemente, mostrándose incluso feliz y emocionada con la idea. Nadie se extrañó demasiado. Después de todo ese sería el sueño de cualquier jovencita de su categoria, y ella no iba a ser menos, faltaría más.
A partir de entonces Pansy se esforzó sobremanera en agradarle.
¿Por qué?
La respuesta de él ante su actitud fue el rechazo. El frío ante sus muestras de afecto. Distanciamiento ante su acercamiento.
Pero ella no se rendía. Por mucho que doliera. Seguía esforzándose en ser amable. El verle sólo lo bueno. En suspirar por él.
A pesar de su rechazo ella se mantuvo mucho tiempo firme en su actitud.
¿Por qué?
Por amor, por supuesto. Habría respondido ella entonces.
Pero no, ahora sabe que el motivo no fue ese.
Ni siquiera fue un capricho.
Porque ella lo vio como una tabla de salvación, aferrándose y escudándose tras la máscara de un amor obsesivo.
Porque creyó que él podría llenar ese vacío en su corazón que la acompañaba donde quiera que fuese.
Hasta que los años fueron pasando y acabó resignándose y dejó de insistir.
Fue precisamente a partir de entonces, cuando ella abandonó cualquier pretensión amorosa, cuando dejó atrás los esfuerzos de arrancar un espacio en su corazón, que poco a poco fueron cayendo los muros a su alrededor. Y se encontraron de verdad.
…
N/A: Sobre las citas en cursiva en los principios de capítulo: la primera cita es de una canción de la serie de animación japonesa Escaflowne. La segunda es de una canción de Video girl Ai; Message. :)
