Shadowy Dreams

Capítulo 5: Esbozos

Cierra la puerta tras de sí con cuidado y avanza por el pasillo hacia la escalera. El aroma de bollería recién hecha le llega delicioso y le abre el apetito. Se pregunta qué harían sin los elfos domésticos, siempre ocupándose con eficacia de todas las tareas más básicas, y sobretodo con esas buenas manos para la cocina. Si tan sólo muchos de ellos no fueran tan partícipes de meter las narices donde nadie los llama, piensa arrugando la nariz.

En la cocina, sentado ante la mesa y mojando un pequeño croissant en chocolate caliente, encuentra a Draco, aún con el pelo húmedo tras la ducha matutina.

-Qué, estamos madrugadores hoy, ¿eh? -Comenta con buen humor mientras se sienta a su lado.

-Buenos días. -Responde él con una mirada ligeramente sorprendida, como recordando qué hace ella en la casa. Se repone enseguida. -Ey, ¿por quién me tomas? Yo siempre soy madrugador, un Malfoy nunca pierde más tiempo del necesario.

-Sí, claro, claro... Mm, ¡qué bien huele!

-Toma, sírvete.

Una taza de chocolate humeante aparece frente a Pansy, y otra llena de leche. Draco le acerca con un movimiento perezoso la bandeja plateada donde reposan los croissants.

-Gracias.

-No hay de qué.

Los modales nunca faltan en esa gran mansión, y menos entre dos hijos de la clase alta educados para el refinamiento. Sin embargo, entre ellos siempre hay distendimiento. No dejan de ser jóvenes, y en esos momentos no se deben a ninguna regla ni hay familia a la que satisfacer.

Pansy observa cómo la nubecita blanca flota desde la taza de chocolate caliente hasta desaparecer más arriba, mientras hunde un croissant en el líquido espeso. Enseguida sólo cabe en su mente el tacto suave y blando, ligeramente rugoso, delicioso, en su lengua, mientras mastica distraída. Siente unos ojos que la miran pensativos, y se gira lentamente hacia él, tomándose su tiempo. Quizás ahora lleguen las preguntas. Sabe que no tendrá que contar más de lo que ella quiera contar. Y lo agradece, porque ni ella misma sabe cómo explicarse de una forma razonable, y menos aún sensata.

-¿Todo bien? -Hay una pausa. -¿Te pasó algo anoche? No era una hora muy adecuada para una visita inesperada...

Pansy baja la mirada mientras acaba de masticar con lentitud, dándose tiempo para pensar una buena respuesta.

-Bueno...

El bocado se desliza cuello abajo, con suavidad, y bebe un poco de la taza caliente. Descansa el mentón en su barbilla y evita mirarle directamente, buscando las palabras. Palabras que finalmente salen solas, sin tiempo a agruparse en una clara explicación.

-Verás... No me encontraba muy bien y... Bueno, digamos que tuve un bajón y...

Desvía la mirada, pero su voz se hace eco del pesar que anida en ella. Confiesa.

-Simplemente... No tenía ganas de volver a esa casa.

Tras la culpabilidad, también transpira el enojo. Hasta que suspira y alza la vista.

-Pero ahora estoy mejor. Sólo fue eso, un bajón. Ellos no me han hecho nada. -Les justifica con una sonrisa leve. Es la verdad. Sólo que... no sabe explicar lo que siente. Y lo otro, lo que lo provoca, no sabe si él está preparado pare entenderlo. No aún. Y no quiere ahondar demasiado. Pero hay algo que sí. -Es sólo que me siento... cansada. A veces. Cansada de todo.

Se pierde en sus ojos grises, sus ojos de Malfoy. Él no dice nada, y se vuelve hacia el desayuno.

-Vamos, se te va a enfriar.

Ella asiente y toma otro croissant mientras lo mira de reojo. Mira sus gestos lentos, perezosos, esa languidez que es parte de él, y las leves ojeras que adornan con un tono gris suave sus párpados. Tiene que volver a oprimir esa pequeña angustia que se abre en su pecho, ahuyentar esa sensación que le viene en ocasiones cuando lo observa, como si ese muchacho pálido que se sienta distraído a su lado fuera a desvanecerse en cualquier momento ante su mirada. O explotar, sólo explotar. O romperse. Como si estuviera guardando mucho, más allá de lo que ella pueda alcanzar. No sabe qué es lo que le trae ese pensamiento, ni desde cuándo está con ella, abrazándola con angustia fría. Pero cada vez es más y más fuerte. Y la asusta. Por eso sólo le queda tratar de apartarlo en un rincón, como todo lo demás.

Es entonces cuando nota la falta de alguien siempre presente en ese lugar.

-Draco... ¿Y tu madre? ¿Aún duerme? ¿Sigue estando tan desanimada?

Desanimada, una forma de decirlo. Desde que encerraran a Lucius, Narcisa había estado... Distinta... Por una parte, tremendamente agradable. Por otra, visiblemente afectada, nerviosa... Pansy sólo la había visto en unas pocas ocasiones después del incidente, así que no sabía mucho. Sólo Draco podía explicarle cómo estaban realmente las cosas. En el interior de la mansión, desde entonces, sólo habían estado conviviendo ella y su hijo. Bueno, más alguna incursión de reconocimiento de los aurores, controlando continuamente los exteriores de la casa para saber quién salía y quién entraba en esa zona considerada altamente sospechosa.

Y entonces llega el turno de él de desviar la mirada, pero no antes de poder ver la morena atenta cómo su mirada se había oscurecido de repente.

-No le habrá pasado algo, ¿verdad? -Pregunta preocupada.

-No... -La voz del rubio duda. ¿Acaso está pensando en qué debe decirle? -Bueno, sí... -Draco añade algo pero Pansy no alcanza a oírlo.

-¿Qué?

-Está en San Mungo.. -Repite ya más fuerte.

-¿Eh? ¿Cómo? Pero.. ¿Por qué? ¿Le ha pasado algo, Draco?

Él la mira. Esa mirada la asusta, porque no refleja absolutamente nada.

-No es nada grave, no te preocupes. Sólo... sólo ha cogido una gripe con complicaciones. Lo están tratando para que se recupere pronto.

-Vaya... -Se siente un poco aliviada. Sólo es una gripe... -¿En qué habitación está? Me gustaría ir a visitarla, ella siempre me ha acogido con tanta amab-

-¡No!

-¿Eh? -Esa reacción tan inesperada la ha pillado por sorpresa. ¿Por qué se exalta tanto? -¿Qué pasa? ¿Por qué no puedo?

-Ah, verás... -Se pasa la mano por el cabello rubio, mientras recupera la compostura rápidamente. -Es que es una gripe bastante... contagiosa, y no están permitidas las visitas, ni siquiera de la familia, durante una temporada. ..

Lanza una sonrisa "modo encantador" como disculpa.

-Ah... Vaya...

-Pero le escribo puntualmente cada mañana. Está bien cuidada.

-Eso está bien...

-Ya le mandaré tus saludos y tu recuerdos de que se recupere pronto.

-Sí, por favor.

El resto del desayuno es acabado en silencio. Al levantarse de la mesa, Draco la mira enarcando una ceja.

-¿Ya saben tus padres que estás aquí?

-Oh, sí. Anoche les envié una nota. Todo en orden. Les dije que me quedaría aquí esta noche. Me esperan para comer, así que ya a media mañana me voy. Gracias por todo. Perdona que me haya vuelto a presentar así sin avisar...

-Mm... Oye, Pansy...

-¿Sí?

La mira de refilón.

-Sólo queda una semana hasta principio de curso... ¿Por qué no te quedas hasta entonces?

-¿Eh? -De nuevo la ha pillado desprevenida. -Pero... No quisiera abusar...

-Soy yo el que te está invitando. -La ataja, y se gira hacia la puerta.

-Sí, claro, pero...

-Estaría bien que te quedases un poco mas. -Añade casualmente mientras sale sin mirar atrás.

-Sí, sí que me gustaría. Gracias. -Responde Pansy con una dulce sonrisa que él ya no ve.

...

N/A:

En el próximo capítulo: apoyo y traición.

No estoy nada inspirada, lo siento...