Diclaimer: todos los personajes pertenecen a JK Rowling, yo sólo los manipulo un poquito a mi gusto ;)

Shadowy Dreams

Capítulo 6: Apoyo y traición

Poco a poco van pasando los días.

No hablan mucho, pero se acompañan en silencio. A veces cada uno está en una punta de la casa, pero saben que no están completamente solos.

La biblioteca es uno de esos sitios donde se encuentran, sentados en una de esas mesas anchas de madera oscura de roble, o en el cómodo sofá. Leen, o ultiman sus tareas para la escuela.

En la casa antigua, es probablemente la biblioteca el lugar en donde resulta más evidente ese arrastrar de cientos de años. Reposa en un aroma ligeramente empolvado allá donde se acumulan los libros más antiguos de tiempos pasados ya olvidados, junto a aquellos que hablan de otros más recientes grabados a fuego en los corazones de la gente.

Allí en la vieja biblioteca, cuyo número exorbitante de páginas aún pasará mucho tiempo antes de poder ser examinado a fondo por las patrullas de aurores, donde reposa durmiente todo un pozo de conocimientos y distracciones al alcance de la mano, se entretienen los dos jóvenes con sus apuntes y libros de escuela, y el tiempo parece detenerse para ellos igual que para los libros.

El sitio elegido es el que se encuentra junto a las cristaleras que dan al jardín, por ser el que da más claridad. Incluso puede uno salir y leer tranquilamente en una de las dos mesas pequeñas y redondas del exterior, o en uno de los bancos, cuando da la sombra y llega el aire fresco.

Esa es la parte luminosa.

Las estanterías no son pocas, y se pierden en pasillos y recodos.

Y se llega a otras partes. Como esa otra zona, la inevitable en la familia, la de la oscuridad y los rincones sombríos. Allí donde palpita la negrura y donde el suspiro de los libros se vuelve gemido y murmullo apagado. Y terriblemente atrayente.

No es un lugar desconocido para ellos. En absoluto.

Un deambular sin aparente sentido te acaba llevando, como al final de un laberinto. Llegas llamado por sus cantos y sus susurros, por sus promesas encerradas. Las voces saben a quién llamar y de quién guarecerse.

A Draco lo llamaron siendo apenas un mocoso, antes de que su padre le llevara, y pasó sus dedos pequeños y blancos por esos lomos de tapas duras, lisas o rugosas, fuertes. Negras como la muerte, rojas como la sangre o marrones como el origen primordial en la tierra en todas las cosas, como los poderes primarios donde nacen y a donde son atraídos todos los instintos.

Anheló entonces él también el poder de esa magia negra enterrada entre páginas, tal y como lo habían ansiado su padre, y su abuelo, y aquellos que hubo antes.

Quizás es algo que llevan en la sangre, esa atracción fatal. El deseo de abrazar ese poder, de sentir el éxtasis de paladear ese sabor. El pecado del caramelo prohibido.

Pansy también conoce esa zona. Draco se la enseñó un par de años atrás, y ella también sintió el supurar de ese poder escondido entre las estanterías, esa mezcla de rechazo y deseo fatal.

-Cuando sea mayor de edad se me permitirá abrirlos y estudiarlos. -Le explicó el muchachito rubio con orgullo.

En su voz el deseo, y el respeto por todos esos volúmenes recopilados y guardados durante años. Sólo unos pocos más, y por fin podría responder a esa llamada y llegar a comprender toda esa devoción de su padre. Tenía que ser algo fabuloso, seguro. No podía entender cómo se podía negar un poder tal, por qué se prohibía algo tan íntimamente ligado a la misma naturaleza humana.

Y la chiquilla que era Pansy escuchó su declaración con admiración y algo de tristeza. Porque aquello era un poder muy grande, y muy oscuro. Y aunque escuchaba su seductora llamada, también la sobrecogía y le recordaba amargamente su soledad. Porque quizá, tal vez, empezaba a sospechar, habían sido aquellas garras negras las que le habían arrebatado el-

-¿En qué piensas?

La voz aburrida de Draco la devuelve a la realidad. Lo ve ahora acomodado en el sofá, mirándola con curiosidad.

¿En qué pensaba?

Simplemente estaba sumergiéndose de nuevo en sus pensamientos.

-Pues… No sé, nada en concreto.

Cansada, aparta los apuntes a un lado y se sienta ella también en el mullido sofá.

Mirando por los cristales se ve cómo el cielo empieza a oscurecerse.

Uno de los ventanales está abierto y entra el aire que por fin ha refrescado. Se agradece en ese verano que parece que nunca acabe, aún cuando ya casi ha llegado septiembre.

Pansy mira distraída cómo ondean unos mechones rubios sobre la frente del chico a su derecha, quien mira el anochecer a través del cristal. Se pierde en el movimiento de ese cabello tan fino, estudia su piel tan pálida, más en ese momento en que la sombras se difuminan, ve la forma de los huesos del rostro que se adivina más claramente que antes en la zona de las mejillas y la barbilla. Está claro que está más delgado, y las sombras bajo sus ojos son evidentes.

-¿No duermes bien?

-¿Eh?

-Tienes ojeras.

-Oh. Es el calor. Me cuesta dormir por las noches.

-¿No tienes algún hechizo refrescante en tu habitación?

Ni siquiera le responde. Sigue observando cómo la noche se adueña de todo.

Guardan silencio un buen rato.

-Draco…

-¿Sí?

Tiene ganas de hablarlo, de soltarlo de una vez. Quiere confesarse en esos ojos grises y quizás aclararse en sus dudas, en eso que la corroe por dentro. Dejándose llevar por su cansancio y algo más, quizás una extraña locura atrevida, deja reposar su cabeza en las rodillas de él.

Sorprendentemente, él la deja hacer. Tras la sorpresa inicial, la mira tranquilo, como estudiándola él también a ella.

Resulta un momento extraño y confortable.

-Dime…

-¿Qué?

No sabe cómo empezar.

-¿Alguna vez has sentido como que te falta algo, cómo un vacío dentro de ti?

Él sólo la escucha, sin decir nada, tratando de descifrar sus palabras.

-Sé que suena un poco raro. Muy en plan filosófico y todo eso, pero… No sé cómo explicarlo… A lo mejor pareceré una tonta, una cría, pero…

-¿Qué quieres decir exactamente?

-Bueno… Puedo parecer muy inmadura, pero… mis padres… yo… no sé desde cuándo… Supongo que cuando era un bebé, cuando era bien pequeña, no fue así… Quiero decir, todas las madres quieren a sus bebés¿no? Todo eso del instinto maternal, el haberlo llevado en su vientre, supongo... Así que en algún momento, no sé por qué, ni cuándo, eso debió de empezar a fallar. Quiero decir…

-Empecé a ser consciente al verlo en otras personas, al observar a otras familias... En el expresso de Hogwarts, por ejemplo…

-Vi cómo se daban esas… muestras de afecto. Aunque fueran pocas, había una especie de lenguaje secreto que demostraba que se querían. Y todo era tan natural…

-Y entonces busco en mí, y miro a mis padres y, después de tanto tiempo yo tampoco me siento capaz de hacer nada al respecto. Como si hubiera una distancia insalvable entre nosotros. Y les miro, y no siento ningún calor en el pecho… como si no fueran nada para mí. No es que sea desagradecida. Claro que sé que les debo el haber nacido, el que me hayan criado, sé que les debo respeto, que les debo de estar agradecida. Pero busco, y falta algo. Algo importante. Y… duele.

Piensa que está soltando una sarta de tonterías sin sentido, pero no puede evitar que se le humedezcan los ojos mientras mira por el cristal, la vista ladeada. ¿Por qué le está contando todo eso? Siente una relación, cree que él puede comprender lo que trata de decir. Pero en realidad, puede que él no esté entendiendo nada de lo que trata de comunicarle.

Sin embargo, siente cómo un dedo le aparta con suavidad y con un cosquilleo una lágrima que resbalaba por su mejilla, y nota cómo se entretiene con sus rizos.

Continúa.

-A veces pienso… que quizás soy incapaz de sentir nada real… Como que pienso "ahora debería de sentirme así o asá", pero que no sale simplemente de mí, de forma natural… Sino como que me fabrico esos sentimientos, o lo intento.

Sabe que él la sigue observando, sin saber muy bien qué decir, o si tiene que decir algo. Todavía juguetea con sus rizos.

-No acabo de entenderte mucho, la verdad... Todo eso de las muestras de afecto que dices, ¿es tan importante? Mostrar los sentimientos no es más que una forma estúpida de mostrar tus debilidades. Y en este mundo, en el mundo que nos espera, puede ser un error fatal. Esa falta sólo te puede hacer más fuerte, hay que dejar atrás todas esas cosas banales para poder llegar al verdadero poder, ese que vale la pena.

Se imaginaba que diría algo así. Está claro que se tiene bien aprendida una lección, y desfilan por sus labios esas palabras aprendidas de memoria… Pero eso no le basta, no si lo oye con esa voz distante, como la ley aprendida, no vale que quiera mostrarle un hecho como si relatara una obra de teatro. Simplemente no puede creerle, y menos aún si no la mira a los ojos cuando lo dice.

Pero de repente sí, baja de nuevo la mirada y la mira, sin nieblas, y habla con una voz seria y real.

-Sin embargo… Lo otro que has dicho, lo de no sentir nada, no me lo creo.

-Si lo dices porque me encapriché contigo los primeros años de colegio, no te equivoques… No fue más que eso, un capricho. Un espejismo. No creo que te moleste que sea sincera. Pero la verdad es que, viéndolo con perspectiva, creo que no era más que una forma desesperada de buscar afecto. Llámame débil si quieres, es lo que era y tal vez lo que soy…

-No lo decía por eso.

-¿Pues por qué?

-Sientes el dolor, sientes la tristeza¿no es cierto?

Mientras habla lentamente, le va secando con cuidado las lágrimas con un pañuelo.

-Sí, eso sí, pero…

-Entonces no es cierto. ¿O estás actuando ahora?

No, no está actuando, de verdad siente esa angustia en su pecho, combinado con algo que no logra identificar.

-No… pero… -Suspira. -No sé, es todo tan confuso… Sí, supongo que sí siento, pero no lo que me gustaría…

-¿Tal vez buscas algo tan grande que en realidad no existe?

-No sé… No es tan grande. –Ya se le está soltando la lengua, parecerá una pardilla hablando de estas cosas.- Digamos que con que no fuera tan evidente que no están satisfechos conmigo, que no soy suficiente, que esperaban más… Que simplemente me aceptaran cómo soy, sin condiciones, sólo por ser su hija, y me lo mostraran, ya sería suficiente… Dime… ¿cómo es contigo?

-¿Conmigo?

-Sí. ¿Qué sientes?

-Pues…

Se le nota claramente que no le gusta hablar de eso, pero está atrapado en la conversación. Y ella busca el parecido que imagina, explicar esa sensación de cercanía, de proximidad, que ha crecido estando con él.

-Por ejemplo¿con tu madre?

-A ver… -Baja la voz, vuelve a mirar rápidamente hacia fuera, la noche más interesante que nunca.- Sólo te lo diré a ti. Sé que quiero a mi madre. Y sé que ella se preocupa por mí, a veces demasiado –A continuación toma un tono orgulloso. -Por supuesto, no andamos para nada con ese tipo de mimitos tontos de los que tú hablabas antes. Pero…

De repente su voz de endurece, en sus ojos una furia inusitada.

-No perdonaré a quien le haya hecho daño. Eso lo aseguro. Cueste lo que cueste y tarde lo que tarde.

Sus puños están blancos de tan fuerte que los aprieta.

A Pansy le sorprende esa reacción tan fuerte, y le envidia. No se para a pensar más en ello, en esa furia contenida. No quiere imaginar fantasmas. No en ese momento. Ahora sólo quiere apaciguarle, y dejar el tema. Sin ahondar más. Sin buscar más.

Se está tan bien así, tal y como están.

Le coge de un puño y éste vuelve a suavizarse y a perder fuerza.

Guardan silencio hasta que ya es la noche completa y sólo entra por los cristales la pálida claridad mágica de la luna.

Pronto se encenderán las velas, saldrán de la biblioteca, tomarán algo en la cocina e irán cada uno a su habitación a acostarse. Quizá tomarán antes un poco de aire fresco en alguno de los balcones, como la primera noche.

Y dentro de dos días, se acabó. Vuelta a Hogwarts. ¿Para qué? Realmente tiene algún sentido que vuelvan? Han hecho los ejercicios de verano, como cada año, pura rutina… Pero ese año no será como los anteriores, porque el momento se avecina… Y no tiene claro cómo los afectará.

No, no pienses en eso ahora.

Lentamente vuelve la cabeza. Mira hacia arriba, y se encuentra con su mirada. Piensa en la conversación de antes. Él no se burló de ella, en absoluto. La escuchó. Y lo agradece, y se atreve a confesarle algo.

-¿Sabes? Si algún día tengo hijos, quiero que, sobretodo, se sientan queridos… Sin reservas. Y si hace falta demostrárselo, no me importa todo eso de la debilidad y-

Ocurre.

Emociones que crecen, hasta entonces reprimidas porque no han de ser. Porque si crecen las cosas se estropearán, serán más complicadas, perderán ese pequeño refugio encontrado que es sólo de ellos dos.

Relajados, hablando, la cabeza de ella en las rodillas de él, y la mirada gris que baja y atrapa la suya azul oscuro. Su cabeza baja y se encuentran sus labios.

Esos labios son fríos pero le transmiten calor en ese rincón de su pecho al que nunca ha logrado llegar nadie más. Sin embargo… No. Algo así no debía ocurrir. Se estropeará.

Si libera esas emociones, si siente algo más allá de la amistad… Todo se estropeará. Volverá el hielo, volverá el frío, perderá ese lugar cálido y seguro.

Pero han sido los labios de él los que han ido a su encuentro, y resulta todo tan natural… Sus lenguas juegan, sus bocas encajan a la perfección, mechones de pelo rubio y suave acarician su frente. Es agradable. Es tan agradable que quiere más, aunque su interior tiembla, temerosa. Algo chirría. No puede ser tan sencillo…

Una lágrima resbala por la mejilla de Pansy a causa de ese temor, también por esa esperanza, y por el placer de ese bocado que no debería estar probando.

¿Cuándo ha sido? Lo quiere. ¿Cuándo ha empezado a sentirlo como algo auténtico y doloroso? Se pregunta cuándo aquel antojo de la infancia quedó atrás y esa otra cosa empezó a nacer poco a poco. Ese algo reprimido, ignorado, que ahora estalla irremediable, culpable, ardiente en su interior.

Apoya la mano en la nuca de Draco, queriendo hacer más largo el momento.

El contacto de esa mano parece despertarle de un trance. Como recibiendo un calambre, se paraliza y abre los ojos sobresaltado. Se levanta de golpe y ella cae al suelo duro.

Lo mira dolorida, sin comprender.

¿Qué ha pasado?

Todo en un instante. Sus labios, su calor, y al segundo se encuentra tirada al suelo de esa manera, y todo se ha vuelto frío, tan frío… Los ojos de Draco se han vuelto témpanos que la observan terriblemente distantes desde arriba.

-Pasado mañana empiezan las clases… Mejor regresa ya a casa.

Ella sólo atina a mirarlo, sentada en el suelo de piedra, confusa y dolorida, humillada y furiosa.

¿Cómo se atreve?

¿Cómo se atreve a tratarla así?

¿Pero qué se ha creído?

Las palabras salen de su boca mientras la espalda de él se aleja. Dolor y furia.

-¡Eres igual que ellos! ¡Igual que todos ellos!

La espalda no responde, como si no la hubiera escuchado, y desaparece por la puerta dejándola atrás.

...

N/A:

Me ha costado, pero finalmente he sido capaz de continuar. Espero que os guste este capítulo y, de nuevo, siento la lentitud! u_u ¿Me creeréis si os digo que la parte del beso la tenía escrita desde mayo? ¿Y la introducción de la biblioteca desde junio? La parte del diálogo es la que he tardado más en ponerme a escribirla… Las otras dos las dejé salir tal cual, como salieran al momento, y sólo les he hecho un pequeño apaño porque tengo la costumbre de ser muy repetitiva y al menos quería arreglar eso… El diálogo es lo único que he hecho directamente a ordenata, normalmente necesito escribir la cosas a mano antes de pasarlas al ordenador…

En fin, finalmente han llegado las explicaciones de Pansy. Tal vez algo vanas, o quizás parezcan una tontería… Pero eso es lo que la afecta tanto, eso y todo lo demás, el momento que le ha tocado vivir, y lo que se espera de ella en un futuro que cada vez está más próximo.

De Draco… Ya ahondaré más en él y en su actitud.

Gracias por leer, por vuestros ánimos y por vuestra paciencia conmigo.

Ya sabéis, vuestros reviews me ayudan a recargar pilas para intentar escribir aunque sea un poquito cada vez .

¡Ya salió el 6º libro! Estoy bastante satisfecha con él :D

Slytherin power!