Buenas, ¡por fin llega el final! Eso sí, de forma un poco peculiar, pero todo el fic en sí ha sido bastante peculiar, así que...
Mi problema es que sé lo que quiero contar, pero a la hora de escribirlo, de narrarlo, ahí llega mi gran bloqueo, con lo que la cosa se atrasa y atrasa... Y como quiero quitármelo de encima, pero no quiero dejarlo colgado tal cual porque no sería justo para quienes habéis estado siguiendo la historia, y como tampoco quiero forzarme cuando la fuente está seca y escribir un final patético, lo que haré será poner el pequeño capi de transición que ya tenía hecho y contaros lo que tenía pensado para el final de la historia, resolviendo las incógnitas. Disculpad y, muchas gracias por haber estado ahí :)
Shadowy 11:
Cruce de caminos
El viernes por la mañana, muy temprano, fue cuando llegaron las pequeñas lechuzas. No se esperaron en la pajarera como las demás hasta la hora en que el comedor se llenara de alumnos, sino que acudieron directamente a aquellos a quienes se las habían enviado. Encontraron huecos, grietas, y picaron con cuidado en el cristal adecuado. Varias coincidieron en la parte del colegio reservada a Slytherin. Blaise recibió una. Otra reclamó la atención de Pansy. Ninguna molestó a Draco, pues no tenía quien le enviara mensaje.
De no haber estado tan enfrascado en sus propios pensamientos habría notado que esa no era una mañana como las demás. Pero las preocupaciones de uno suelen nublar la percepción de lo que le rodea y los asuntos de los demás ser meras motas de polvo en el camino. No es que no estuviera interesado en lo que le rodeaba, pues sólo podía confiar con cierto nerviosismo en que Pansy realmente pudiera mantener la boca cerrada tal y como había afirmado ella, y celebrar el no tener clase de Pociones ese viernes ni a Severus reclamando su presencia en el despacho. Y eso no hacía más que aumentar el ovillo de lana de sus pensamientos, mientras se preocupaba de pasar lo más desapercibido posible a profesores y alumnos.
Todo habría resultado más sencillo de no haber acudido al nuevo curso en Hogwarts, pero el no ir habría reabierto las suspicacias siempre presentes en lo que respectaba a su familia y además su casa estaba vigilada. Había tenido que acudir a la escuela con aparente normalidad, esperando poder ocultar sus intenciones hasta estar preparado del todo.
Si él también hubiera recibido uno aquellos mensajes hubiera topado con una vía de escape rápida y determinante a todo ese entresijo mental. Pero la, llamémosla buena o mala fortuna, no lo quiso así. Ninguna lechuza lo había despertado picoteando y estirando sus sábanas.
Así pues, no se percató de la inquietud que se respiraba en la Sala Común ni se interesó por las secretas conversaciones de pequeños grupos de estudiantes en los rincones y, esquivándolos deliberadamente, no captó las miradas indescifrables de Pansy y Blaise hacia él. Sólo quería estar solo. Y aquel día, aunque lento, resultó tranquilo para él, centrado en su estudio particular.
Para Pansy y Blaise fue diferente. Las noticias que recibieron, esperadas y temidas, les hicieron apartar a un lado cualquier incomodidad que hubiera provocado lo ocurrido la noche anterior. Enseguida se buscaron el uno al otro y confirmaron su decisión. A su pesar, ya habían dado a Draco por perdido para su causa.
El sábado llega. Fin de semana a Hogsmeade. Pocos estudiantes de 3º para arriba se quedan a gastar horas entre las robustas paredes de la escuela. El jardín retumba con la algarabía de los estudiantes hasta que sus voces se pierden en la distancia rumbo a una pequeña libertad que deja los libros y las aulas atrás temporalmente.
La mañana pasa como un suspiro, y llega la hora de la comida. Los sábados no hay una hora fija para ir a comer, y tanto alumnos como profesores suelen acercarse al Gran Comedor ya avanzado el mediodía.
Draco aprovecha para ir a comer temprano cuando la estancia se encuentra más vacía, sólo unos pocos alumnos que han decidido también comer temprano o simplemente se han levantado tarde y juntan desayuno y comida.
Come tranquilamente y se marcha cuando ya empiezan a llegar unos cuantos estudiantes más. Pensando en pasar la tarde en algún rincón de la biblioteca, gira por el pasillo de la derecha tras atravesar las grandes puertas del comedor.
Mientras, avanzando por otro pasillo, Pansy y Blaise se dirigen al comedor que Draco acaba de abandonar.
Girando una esquina, unos serios Dumbledore y Snape hacen otro tanto.
Hogwarts es una escuela grande. De hecho es todo un señor castillo lleno de pasillos, recodos y esquinas. Un mismo destino tiene fácilmente varios caminos por los que acceder a él: un día pueden ser cuatro y otro día cinco. Pero quiere la casualidad que ese día, en ese instante, los dos profesores y los tres estudiantes coincidan en un cruce de pasillos, propiciando que todo se precipite.
Lo que iba a ser el capítulo final:
(Se me había ocurrido estructurarlo en diferentes momentos en el tiempo, pero lo explicaré todo en orden.)
Nota: ¿Qué era ese mensaje que llevaban las lechuzas misteriosas? Pues era la orden para reclutar a todos aquellos que se reclamaba al servicio de Lord Voldemort. Aprovechando el fin de semana de visita a Hogsmeade se les daba instrucciones para escapar, agruparse y acudir a la llamada, pues el ataque se estaba preparando y era el momento en que se definían todos los bandos. A los estudiantes les enviaban el mensaje sus padres mortífagos pero, la madre de Draco, al encontrarse incapacitada, no había enviado tal aviso y Draco ignoraba el asunto.
(Ahora vamos al resumen, que me ha quedado más largo de la cuenta, y es que mi problema es narrar y poner diálogos, por lo visto, pero simplemente explicando me las puedo apañar más o menos…)
Dumbledore se ha enterado del asunto gracias a Snape, aunque no va a actuar al respecto, ya que ya ha hecho lo que ha considerado que estaba en sus manos y no puede retener a nadie contra su voluntad: "cada uno es libre de elegir su propio destino" y no sin pesar se mantiene al margen en ese momento decisivo, lamentando no haber podido calar más hondo lo que pretende ser el mensaje de las enseñanzas de la escuela en las almas perdidas que acudan ese día al bando oscuro.
Cuando se cruzan los dos profesores y los tres alumnos, el tiempo entre ellos se detiene un instante. El director y Snape están gratamente (es más evidente en Dumbledore ;P) sorprendidos de encontrarse con Draco, Pansy y Blaise que no han ido a Hogsmeade, siendo claros destinatarios de las órdenes de reclutamiento, teniendo en cuenta sus familias. Con Pansy y Blaise aún habían tenido esperanzas de que entraran en razón, pero a Draco ya lo daban por perdido. A Blaise y Pansy les pasa tres cuartos de lo mismo, y se quedan como dos pasmarotes mirando a Draco, que no tiene ni idea de lo que está pasando para que lo miren con esas caras.
Dumbledore empieza a expresar su satisfacción al verlos allí, con lo que eso significa, y Draco pasmado y pálido empieza a entender lo que está pasando y a frustrarse. Cuando Dumbledore empieza a sugerir algo de que están en el lado correcto, que han elegido bien y que los aurores estarán con ellos y les guiarán y apoyarán, Draco ya no aguanta más y lo suelta todo. Harto, frustrado y furioso. No soporta oír cómo se elogia el buen hacer de los aurores, cómo creen y afirman que en su bando todo es correcto, que es perfecto, cómo no son más que unos hipócritas y están igual de podridos que todos los demás.
¿A qué se deben esas palabras? ¿Ese sentimiento? Los aurores encargados de controlar y vigilar la Mansión Malfoy y a sus habitantes, que se supone que debían de ser un ejemplo de buen hacer y de justicia, no fue eso de lo que hicieron gala. Ellos abusaron de su situación y de su poder. Maldita sea, por su culpa su madre perdió la cordura y tuvo que ser ingresada en la planta para enfermos mentales del hospital mágico. Se mofaron de él y de su madre, mostraron claramente su desprecio, usaron la violencia sabiéndose impunes. "Ellos… ¡ellos abusaron de mi madre!" En Draco todavía resuenan los lamentos de su madre, sus gritos de dolor pidiendo auxilio, y él incapaz de hacer nada, incapaz de protegerla de esos malnacidos.
Los demás se quedan horrorizados ante tal revelación. El dolor de Snape, que aprecia a Narcisa, resulta claro mientras se cubre el rostro con una mano temblorosa. "Dios, pobre Narcisa…" Es lo único que puede traspasar sus labios en un ahogado susurro. Dumbledore también resulta afectado, asegurando que él no tenía ni idea de tal hecho, y que de haberlo sabido habría actuado para protegerlos, que lo siente terriblemente, y que tomará las medidas oportunas para que los que actuaron de esa forma tan inexcusable reciban su justo castigo, así como aquellos que taparon lo ocurrido.
Sin embargo, Draco ya no quiere oír más y sube a su dormitorio dispuesto a largarse de allí.
Pansy, aún en shock, sube tras él. En la habitación discuten. Pansy ahora entiende. Entiende su dolor, entiende su furia. Lo que ocurrió fue terrible. "¿Así que lo que buscas es venganza? " Pero… la venganza no es la salida. ¿Pretende echar su vida por la borda para vengarse? Lo que ocurrió no tiene perdón… Pero el director se encargará de que los únicos culpables paguen por lo que han hecho. Pansy apoya a Draco en su dolor, le da el calor que necesitaba, aguantándolo en sus brazos cuando él, cansado de todo, se derrumba y se libera al fin de todo lo que arrastraba dentro en amargas lágrimas saladas.
Pansy le convence de no acudir al Señor Oscuro, pero Draco sigue sin estar dispuesto a luchar al lado de los aurores y los supuestos "buenos". Decide que esa guerra no le incumbe, no va a seguir ni a unos ni a otros.
Durante su discusión también sale otro tema. Pansy se pregunta por qué Draco quería apartarla de su lado, y él le dice que estar junto él no le reportará nada bueno. Es incapaz de proteger a las personas que le importan, los que están a su lado acaban sufriendo. No es sólo por lo que ocurriera con su madre, sino que además lo ha visto. Ha visto a Pansy en sus sueños, lo que le ocurriría si estaba a su lado. La ha visto sin aliento, rota como una muñeca vieja, envuelta en pétalos rojos de sangre, sangre roja enredada en sus cabellos, sus ojos sin vida perdidos en un paisaje que son incapaces de ver. Pansy no quiere creerlo, no cree que eso sean visiones, aunque Draco estuviera lo suficientemente alterado como para creerlo así. Por eso le convence para que acuda a Snape, quien descubre que aquel rastro que sintió en aquella anterior ocasión (cuando tuvo el enfrentamiento con Draco en su despacho) era en efecto la huella del Señor Oscuro que, aprovechando la debilidad de Draco por la magia oscura y su estado emocional, introdujo en él falsas visiones y sueños que le afectaran de cara a atraparlo definitivamente. Descubiertos los libros, Snape se encargará de destruirlos, pues está claro a quién le deben lealtad esos oscuros volúmenes.
Ese mismo día al tardecer Draco está listo para marcharse. No luchará en un bando ni en otro. No sabe lo que hará, pero seguirá su propio camino.
Dumbledore y algunos profesores lo observan mientras atraviesa las puertas del colegio para no volver. Entienden sus razones, admiten su propia culpa, y no le impedirán su marcha.
Pansy baja presurosa las escaleras y se cruza con Blaise quien también ha acudido a despedir a su amigo. Blaise observa sin muestra de asombro la mochila de ella. Intercambian una mirada y se comprenden. Pansy le pregunta si no se une a ellos aunque ya sabe su respuesta. Blaise responde que él estaría de más y le desea suerte.
Así, Pansy se reúne con Draco y juntos se van.
...
Olía la brisa salada mientras le revolvía los cabellos. Sabía que después tendría una dura lucha al tratar de desenredarlos, pero no le importaba. Por fin estaba tranquila, sin dudas. Se podía limitar a observar el mar desde afuera, ya no más dentro, y deleitarse en el vuelo de las gaviotas. Simplemente, estaba donde quería estar.
Quizás se cortara el pelo. Sería mucho más cómodo, y le apetecía un cambio.
Se preguntó qué opinaría él.
Girando el rostro, observó al hombre joven que miraba ensimismado el horizonte, el cielo y el océano reflejados en sus ojos grises.
The End.
Gracias especiales a Olivia Kuriel/CissyCardbuge, Gracielle, Mary, LORA.D, Totchi y Pansy Mosmorde, por su último empujoncito.
