El poder del rencor.

Era una noche de tormenta en la ciudad de Fanelia, los rayos resplandecían en el interior de una habitación que apenas y era iluminada por una lámpara de gas, ahí una persona apoyada sobre un gran escritorio con sus manos cubriendo su boca, mostraba una seriedad absoluta, sus ojos parecieran arder en una cólera interna, sus dientes levemente se encontraban apretados, frente a el una botella de vino a medias, con una copa que mostraba un vino de un color carmesí, esta se encontraba intacta, pareciera que solo un sorbo grande había tenido antes de ser dejada ahí frente a ese muchacho de tez morena y cabellera oscura. Pronto la voz de un anciano se hizo presente en la habitación, mostraba mucha furia e incluso los estruendosos ruidos provocados por los rayos eran fácilmente apagados por la voz estricta que se escuchaba.

-No lo puedo creer, en que clase de monstruo te has convertido Van. Jamás creí que fueras capaz de hacer semejante deshonra.

El joven de ojos carmesí solo fruncía mas el seño y comenzaba a apretar sus dientes levemente, mientras Jouji su consejero seguía hablando y aumentando su tono de voz.

-No puedo creer que digas que la amaras haciéndole ese tremendo daño.

Van se levanta molesto y bruscamente de la mesa, dando media vuelta haciendo ondear levemente la capa que tenía, dirigiéndose a la ventana.

-No aguantaba mas en tenerlo escondido, por eso te lo dije, no era para que me reprendieras, no soy tu hijo¡no eres nadie!.

Este dice la última palabra entre dientes, llegando a la ventana quedando estático, viendo la lluvia resbalar por el cristal. El anciano que se encontraba sentado se levanta y golpeando la mesa con ambas manos, con el seño fruncido mira a su rey y comenzándole a hablar con voz tranquila y clara.

-Perdone "majestad", pero si usted no mal recuerda soy parte de esta familia y gracias a su difunto padre su majestad Goau, quien me confió su educación desde pequeño, me siento con la autoridad de reprenderlo, y mas ahora faltando el.

Van quien lucía bastante furioso aprieta sus ojos alzando su cabeza, apretando sus puños para después bajar la mirada, cambiando su semblante a uno que mostraba arrepentimiento, Jouji esboza un suspiro y comienza a caminar hacia donde el se encontraba, deteniéndose a unos cuantos metros de el.

-Se que tubo algún motivo para hacer este acto tan desesperado, por decirlo así.

Van abre sus ojos y aun con la cabeza baja y sin voltear mira el reflejo de su consejero a través del cristal.

-Su silencio era abrumador, me sofocaba, desde que ella llegó a Fanelia, a Gaea, me di cuenta que las cosas habían cambiado, se volvió completamente fría. Parte de esa frialdad fue culpa mía.- Sus labios comienzan a temblar y con un gesto de furia voltea hacia el anciano- . ¡Ya estoy arto que me quiten fácilmente lo que quiero Jouji, por eso lo hice!.

La vos de Van había resonado por toda la habitación mientras de nueva cuenta el lugar era alumbrado por los rayos de la tormenta.

Meses antes…..

La mañana había llegado al reino de Fanelia, los ruidos anunciando la nueva reconstrucción de la ciudad comenzaban a colarse por un gran palacio, llegando hasta un cuarto, donde una chica de cenizos cabellos descansaba, con la vista perdida en algún punto de la extensa habitación. Recostada sin moverse parecía que se tratara del cadáver de una mujer que yacía en una cómoda cama y un cuarto amplio. Ni siquiera el entrar de una doncella a la habitación la hizo interrumpir ese transe, su cabeza y su cuerpo seguían acomodados de lado, viendo a las puertas de madera que cubrían la ventana.

-Buenos días señorita, me alegro que ya se encuentre despierta.

Hablando con una voz alegre y paso presuroso, la doncella abría de par en par las ventanas, dejando entrar la brisa fría de la mañana, moviendo las delgadas cortinas y haciendo que los ojos verdes de la joven, quien se encontraba en cama se cerraran momentáneamente por el brillo del sol que le dio repentinamente al rostro. La joven sirvienta jira hacia ella y con una sonrisa en su rostro se acerca a unos cuantos metros de la cama de la chica.

-Su baño se encuentra ya listo, dentro de unos momentos se servirá el desayuno, gusta acompañar a su majestad Van o ¿quiere que se le traiga aquí?.

La chica se levanta de la cama con suma pereza y sin esbozar palabra, solo guía la cabeza hacia el movimiento de la cortina siendo guiada por el viento de esa mañana. La doncella baja su sonrisa poco a poco y esbozando un leve suspiro deja salir unas palabras.

-Le traeré el desayuno aquí mi lady.

Esta camina hacía la puerta de manera triste como si su propósito de hacerla bajar hubiera sido de nueva cuenta en vano. La chica de nuevo no se inmuta, siguiendo el movimiento suave de las cortinas, el aire corría una fragancia completamente desconocida, pero a la ves muy dulce. En su mente apareció una leve cancioncilla, como la que produce una caja de música, incitándola a levantarse, ella comienza a andar en la habitación acercándose a la ventana con suma calma, sus pies descalzos parecían flotar y su camisón blanco caía delicadamente marcando su cuerpo, esta llega a la ventana, las cortinas seguían flotando levemente rozando su mano, el pequeño hueco que hacía la división de esta cortina dejaba ver un extenso patio, rodeado de verde pasto, en medio de este un pequeño lago donde peces de colores llegaban a amontonarse en ciertos lugares para dispersarse después de manera rápida, este era el único patio que el gran palacio tenía y que solo las habitaciones de la familia real podían gozar de su vista.

La joven puede notar como una persona se encontraba parada, dando la espalda a su ventana, pronto la doncella que se encontraba hace unos momentos con ella, llega hasta donde el se encuentra, esta negando con la cabeza, sosteniéndose ambas manos y con algo de tristeza le mencionaba algo al joven, quien inmediatamente subió la mirada hacia la ventana de su amada, algo desilusionado muestra una sonrisa forzada y tocándole el hombro a la joven se retira adentrándose al palacio nuevamente.

La chica de cenizos cabellos se aleja de la ventana y se adentra al cuarto de baño, esta deja caer de su cuerpo el camisón al suelo y poco después se introduce a la bañera, el agua caliente parecía relajarla, su mente divagaba en mil cosas y muchos deseaban saber lo que ella pensaba.

Desde que ella llegó a Fanelia, no había pronunciado palabra alguna, todo el día estaba en completo silencio y muchos pensaban que por el horror de la batalla había perdido el habla o la habían vuelto completamente desquiciada, Van negaba que estas cosas infundadas a la persona que mas amaba lo atormentaran, negándose así mismo que ella hubiese quedado loca y prohibió que hablaran de esa forma sobre ella y mas en su presencia. En esos días ella no salía de la habitación, las doncellas se encargaban de llevarle alimento, que a menudo dejaba intacto, Van una noche llegó a su habitación y esta se encontraba sentada mirando atenta la Luna Fantasma, Van le hablaba pero esta pareciera ignorarle, Van solo se arrodilló ante ella y tomando su mano le besó delicadamente, pero no hubo reacción de ella. Las doncellas al ver el gran interés de Van hacia la mujer se propusieron en tratar de sacarla de ese encierro y al menos darle la alegría a su majestad de convivir al menos una ves, aun que fuera durante los alimentos, ya que el no tenía tiempo por las múltiples ocupaciones que llegaban avecinar a Fanelia.

Merle después de largos días en recuperación por fin logra levantarse de la cama que la tenía aprisionada, su brazo aun seguía vendado pero ya era lo de menos, al saber lo que había ocurrido después de su accidente se concentró en reanimar a Hitomi, muchas creían que para una felina como ella el tratar de sacarla de su habitación sería a un mas difícil, pero como es típico de esta linda gatita y mas ya siendo una mujer pues este tipo de comentarios le venían sin cuidado, así que ella comenzó a entrar a la habitación de su amiga y aun que ella a menudo terminaba hablando sola por largas horas, por fin logró que la chica de ojos místicos le esbozara una sonrisa.

Al poco tiempo se veía a estas dos mujeres rondando por los pasillos y el jardín del palacio, este último era donde permanecían la mayoría del tiempo, Hitomi lucia un vestido parecido al de la reina Varie pero en ves de tener el moño hacia delante este se encontraba atrás, dejando caer un lindo listón de ceda. Merle era como su dama de compañía e intentaba que esta algún día le hablara. En una ocasión un hombre lobo de nombre Rukushu llega a donde estas jóvenes estaban. Hitomi al verlo parado cerca de ahí y saludando a cierta gatita y esta comenzaba a ruborizarse le dio un codazo, incitándole después que fuera con el, ya que en las platicas que a menudo Merle entablaba con ella mencionaba a este hombre y la forma tan cariñosa que este cuidó de ella durante la batalla. Merle aceptando la propuesta de Hitomi se levanta sacudiendo su vestido del pasto y se dirigió a el, quien recibió a la joven con una gentil sonrisa y una flor de color púrpura, que pronto Merle tomaba en su mano y estos poco a poco se alejaban conversando.

Hitomi quien no los había perdido de vista esboza una sonrisa y después de que estos se perdieran por los pasillos del palacio deja salir un suspiro, bajando la mirada viendo su reflejo en el pequeño lago que se encontraba frente a ella, con su mano toca la superficie, haciendo borrar con las hondas su rostro reflejado en ese cristalino espejo. Sus ojos después se pierden en las múltiples ondas que se habían provocado, dando pie a que algunos recuerdos volvieran a inundar su mente, la voz de Van despidiéndose y tomando una decisión, cortándole las esperanzas de volverlo a ver, seguía clavándose en su pecho, seguido por el horror de la noche en que su familia había muerto, llorando ante el cuerpo de su madre, tratando de gritarle pero sus palabras se ahogaban, dejando un silencio terrible ante la mirada de los verdugos. Sus ojos se encontraban de par en par, su mano temblorosa rozaba su mejilla con sus dedos, sus dientes se encontraban levemente juntos mostrando un rostro pálido y asustado.

-Ya déjalo atrás, desde ahora yo te cuidare.

La voz de un hombre sorprende a la joven quien voltea rápidamente hacia atrás, donde ve a un hombre de oscuro cabello, ojos carmesí, traje gris y capa oscura. Sin querer después de tantos años había emitido un susurro llamando a su madre, palabra que el joven había escuchado. Ella se levanta y sacude su vestido, al poco tiempo el joven la toma del brazo y este comienza a guiarle hacia el interior del palacio. Durante el trayecto nadie habló y ella solo miraba hacia delante, Van al sentir ese silencio tan abrumador detuvo sus pasos poniéndose frente a ella, este después alzando su mano toca delicadamente la mejilla de la joven, levantando su rostro para que ella lo mirara, el joven mira con detenimiento su rostro perdiéndose en los profundos ojos verdes que ella tenía.

-Mañana nos casaremos.

La voz de Van repentinamente hizo que la joven se sorprendiera, Van supo que tenía completa tensión de ella ahora.

-Será una ceremonia sencilla, solo nosotros. Como vi que ya estas completamente sana, me tomé la libertad de decidirlo.

Hitomi se quedó petrificada, Van continuó con el recorrido llevándola a su habitación, al llegar Van le abre la puerta, cuando la chica entra siente como Van le depositaba un beso en su mejilla, saliendo después del cuarto. Con paso lento se acerca a su cama, observando con sorpresa un magnifico vestido, inmediatamente supo que era el traje para su boda. Tocando la suave ceda con la punta de sus dedos, subiendo poco a poco llegó a un punto donde sus manos se cerraron completamente, apretando con ellos la fina tela, sus ojos mostraban una furia intensa y copiosas lágrimas comenzaron a rodarle por las mejillas a tal grado de resbalar de ellas y comenzar a empapar el vestido. Un arranque de furia se apodera de la joven comenzando hacer trisas el hermoso traje blanco, como si eso no bastara para controlar su furia arrojó todo lo que encontraba a su paso, el florero que se encontraba encima de la mesa lo hace estrellar al suelo, empujando con sus manos la pequeña mesa que lo sostenía. Esta cae de rodillas al piso tomándose su rostro con ambas manos y estas comenzaron a bajar temblorosas, sus ojos veían con detenimiento el interior de la habitación, las sabanas de la cama completamente revueltas, cristales a su alrededor, muebles tirados y trozos de un vestido desgarrado era el escenario que se veía.

-¡Me estoy volviendo loca!.

El miedo se denotaba en su voz, estar ahí la volvía loca, estar callada más. Presurosa sale de la habitación, el frío de Fanelia no la hizo detener su carrera, como si fuese guiada se encuentra en los establos, varios caballos se encontraban ahí, la idea de salir de Fanelia se había apoderado de su mente y sin pensarlo mas trata de ensillar un caballo y torpemente lo logra, a pesar de que jamás en su vida ella había montado, aventurándose hacerlo, por suerte el animal no intentó derribar a su nuevo jinete, emprendiendo así el camino, Hitomi se aferraba a las riendas e intentaba apresurar el paso del caballo, las puertas que resguardaban la entrada de Fanelia comenzaban abrirse, dando paso a varias bestias con carga en sus lomos, la chica vio la oportunidad de salir de ahí y sin decir nada pasó velozmente saliendo ya de Fanelia.

-¿Y esa cara?.

Un guardia lucía pensativo, siguiendo con la vista el caballo que acababa de salir.

-¿Que ese caballo no es de el líder samurai, Kenay?.

El otro mira hacia la dirección en la que veía su compañero tapando su frente para ver con detenimiento y los rayos del atardecer no le interrumpieran.

-Si así parece, pero trae la montura de un soldado.
-Tu crees que?

Ambos se mostraron nerviosos.

-!Nos han robado¡.

En el palacio la mano de un joven pegaba fuertemente la mesa de su escritorio, mientras que a su lado Jouji veía con detenimiento a su rey sin prestarle atención a la doncella de la puerta, ni a los dos guardias frente a el.

-¿Cómo es posible que se dieran cuenta de una anomalía y no llamaron a los guardias.
-Ma- majestad, pues, pensamos que se trataba de un simple ladrón como para llamar a los lideres o guardias, solo llamamos al patrullaje de la ciudad.
-¡Es que no era un ladrón quien salía de la ciudad!.

Van sacó un tremendo grito que los guardias temieron por sus cabezas ya que se encontraba bastante furioso, sus ojos parecían querer fulminar a los dos guardias frente a el, quienes se mostraban bastante nerviosos. El sonido de alguien tocando la puerta hace que esa mirada tan penetrante del rey se desvíe, a los pocos segundos la doncella deja entrara a Kenay quien entraba con paso firme y serio, con un movimiento de la mano de Van hace que los dos guardias se vallan, mientras Van se dejaba caer pesadamente al asiento, con dos dedos se sostenía la frente y cerraba sus ojos, pareciera que un dolor de cabeza le comenzara a aquejarle.

-¿Qué noticias me traes.
-Encontramos el caballo, mas no al jinete.
-¿Cómo!- Esbozo exaltado.
-Como lo oye majestad, además encontramos las ruedas de un carruaje, este seguramente se llevó a la joven.

Van se levanta de su asiento rápidamente mostrando un rostro nervioso.

-Debemos buscarla, puede perderse.
-Majestad, la chica no se a perdido, además se a donde se dirige.

Van voltea serio mirando a su soldado y este solo mostraba un rostro confiado. Al menos había tranquilizado a su rey.

En una colina alta, un camino solitario cubierto por la luz de la luna, dejaba ver un carruaje que pasaba a gran velocidad, guiado por varios caballos, dentro de este dos chicas se encontraban conversando, una de ellas ataviada por un vestido típico de Fanelia y la otra un censillo pero hermoso vestido rosado, pero a leguas se notaba que era de buen linaje y posición social.

-Gracias por llevarme, la verdad fue una suerte encontrarlos.
-Dale las gracias a la buena vista de quien conduce el carro, si el no te había reconocido, fácilmente hubiéramos seguido de largo.

Ambas chicas esbozan una sonrisa.

-Gracias Celena.

El joven que conducía el carruaje no pudo evitar escuchar la risa de Celena, este había sido encargado de llevar a la señorita sana y salva con su hermano, el tenía toda la confianza de su jefe y era bien conocido por el nombre de Gadeth.

Continuara

Holas aquí estoy de nuevo poniendo los demás capítulos jejeje además de que pondré para el día 1 de Diciembre un nuevo fic sobre esta serie y mas sobre la época que esta por venir, el nuevo fic que pondré estaba arrinconado en mi baúl de recuerdos de cuando empecé a hacer fics y por fin plasmé las ideas locas que llegaban a divagar en mi mente. Gracias por seguir leyendo mi historia la verdad muchas gracias ya que por fin cumplí mi propósito, poner una historia y que las lean.

Agradezco mucho los reviews de:

Lia-Du-Black: Pues si como que algo ahí deje libre pero espero recuperarlo conforme pase la historia, muchas gracias por seguir la historia amiga

Victoria: El viejito pues es un personaje que yo inventé, obviamente ahora en esta parte ya saldrá mas seguido haber si le piscan el hilo de quien es jeje, ya prometo seguir con la historia y pues me decidí ponerlo aquí ya todo jeje para que no valla ver confusiones mas adelante y mas para los que se animan a leerlo por primera vez.

Saludos a toda la banda lectora.