El día por fin llegaba en Asturias, la mañana se mostraba levemente fría, ya que la temporada de tormentas comenzó el día que el rey de Fanelia había partido a su ciudad, y esta había durado toda la noche, y al parecer también en los ojos de la joven de la Luna Fantasma, sentía que algo le apretaba el pecho, pero no se arrepentía en la decisión que había tomado, ella se quedaría en Asturias, ya que odiaba esa nueva faceta de Van.
Los rayos comenzaron a filtrarse por la ligera abertura de la cortina, así que esta se levanta y abre de par en par las cortinas, dejando entrar la gran luz a la habitación, viendo los leves brillos de las gotas cristalinas que resbalaban por los cristales. Ella se encontraba en casa de Allen Schezar, a pesar de que ella podía quedarse desde hace dos semanas en el palacio, fue convencida por Celena para que se quedara en la casa de los hermanos hasta que ella partiera a Basram y eso llegaría esa misma tarde.
Hitomi comenzó la tarea de todos los días, tomar un baño y arreglarse para el desayuno, ya que a pesar de estar poco tiempo en casa de los Schezar, esta se había acostumbrado a bajar a desayunar junto a ellos muy temprano en la mañana.
-¡Buenos días.
-¡Buenos días Hitomi!. Ven toma asiento, mi hermana Celena no tarda en bajar.
-Gracias.
Hitomi muestra una sonrisa mientras Allen le acomoda el asiento gentilmente.
-¿Cómo descansaste.
-Bien, gracias.
-Me alegro, con estas tormentas es difícil conciliar el sueño.
-Si, se a lo que te refieres.
Hitomi contestaba alegre, mientras ponía su servilleta en sus piernas, viendo a Allen mirarla fijamente, quien se encontraba apoyado en la mesa con su brazo derecho y sosteniendo su barbilla.
-Valla modales que tiene joven Schezar, aun sigue con la mala costumbre de poner los codos en la mesa.
Una doncella de tez blanca, algo regordeta, de pelo oscuro con algunas canas saliendo de su acostumbrado chongo, salía de la cocina sosteniendo una gran bandeja con alimentos y esta de forma cariñosa reprendía al joven Schezar.
-Vamos señora Ana, no me reprenda, y menos delante de esta bella mujer.
Allen hablaba picaramente, sin apartar la vista de Hitomi, mostrando unos ojos coquetos que hizo que la chica de verdes ojos se ruborizara levemente.
-No tienes remedio Allen Schezar.
La señora Ana sonaba sarcástica, pero no dejaba de mostrar una gentil sonrisa.
-Y bueno que pasa con tu hermana que no baja.
-Seguramente se le pegaron las sabanas nuevamente.
-Jajaja, eso es lo mas probable, estoy segura que nada mas llegue el aroma del desayuno a su cuarto ella bajará de inmediato.
Las risas se presentaron, la amable doncella comenzó a poner el desayuno en la mesa dejándolos después para meterse de nuevo a la cocina.
-Es una señora muy gentil.
-Si, la señora Ana a estado al servicio de mi familia desde que mi madre se casó con mi padre, así que nos ha visto crecer y claro, ver las tempestades que ha sufrido la familia, a pesar de eso ella siempre ha estado aquí con nosotros, ella cuidó de Celena desde el primer día que regresó a esta casa, y es la única mujer que me ha esperado siempre de mis largos viajes con los del Cruzade. Aun que tal vez eso podría cambiar.
Allen estira su mano sosteniendo la de Hitomi que se encontraba apoyada en la mesa mientras el caballero le hablaba con ternura. La chica sentía que sus mejillas volvían a tornarse levemente de carmín, poniéndose nerviosa, apretando levemente la servilleta de tela que traía en su regazo.
-¡Haaa¡¡¡¡¡Buenos días!. Ha! Que bien, hicieron avena con canela.
Celena se les había unido en el comedor esbozando alegre un saludo a los dos, mientras estiraba sus manos y serrando sus ojos. Allen quien no la había escuchado bajar las escaleras, suelta la mano de Hitomi y se levanta algo torpe de la mesa, Hitomi se acomodaba bien en su asiento y ponía su mano en sus mejillas como intentando cubrir el rubor.
-¿Qué pasa¿no durmieron bien?. Se ven algo tensos.
Celena hablaba extrañada, mientras Allen se acercaba para acomodarla en su asiento.
-Buenos días Celena, pues ya sabes que siempre no logro descansar cuando hay tormenta en las noches.
-Ha! Tienes razón. Y tu que tal dormiste Hitomi¿si descansaste.
-Si, algo.
Hitomi contestaba algo seria pero intentaba poner su mejor sonrisa. Celena voltea a ver a su hermano quien no perdía de vista a la joven Kanzaki.
-¡Oye¿interrumpí algo?
Celena jalaba la manga de su hermano y en un susurro le hablaba, Allen se avergüenza un poco y se rasca la cabeza nervioso, sinceramente desde que Celena había regresado a su lado le causaba mucha vergüenza cortejar a las damas.
-¡No¿como crees?.
Celena solo le da una mirada de incredulidad, mostrando una leve sonrisa con sus labios juntos. Allen al verse atrapado solo le quedó regresar a su asiento en silencio.
En el palacio de Asturias las cosas se empezaron a poner tensas, ya que el rey había recaído y por desgracia los medicamentos no le llegaban a surtir efecto. Millerna se encontraba a su lado desde la recaída, y sinceramente no mostraba ninguna esperanza. Esta camina hacía la puerta con el rostro bajo, estar ahí, viendo la agonía de su padre y el olor de medicamentos que embriagaban el cuarto comenzaban a sofocarla.
-¡Millerna!.
La voz débil del rey se escuchó del ensordecedor silencio, esta mira por entre su hombro y da la vuelta, caminando de regreso al lado de su padre, sentándose en una silla que se encontraba a un lado de su cama.
-¡Padre¿Cómo te sientes?.
Millerna hablaba con voz suave y esta tomaba la mano de su padre. El rey al sentir la mano de su hija la voltea a ver, mostrando una tez muy débil al igual que su voz.
-Millerna, mi ocaso se acerca.
-No digas eso padre, has pasado estas recaídas varias veces y has salido.
-Pero ahora es diferente.
-¡Padre!.
La cara del rey cambia de semblante y este muestra una sonrisa de sus labios.
-Millerna escúchame bien, no me he equivocado de princesa, se que tu serás una buena reina, de entre tus hermanas siempre supe que tu serías buena para este difícil cargo.
El agonizante Aston calla por unos momentos, para tomar fuerzas y seguir hablando, Millerna solo miraba con tristeza y apretaba sus labios.
-Padre será mejor que descanses.
-No, necesito hablar ahora antes de que verdaderamente no tenga fuerzas para eso. Millerna, lamento no haberte hecho caso en esta última guerra, la verdad me siento apenado, si te hubiera hecho caso desde el principio, tal vez mas vidas se hubieran salvado, te has preocupado por esta nación y a pesar de mi negativa viste la forma de resguardarla, ese es el carácter que una verdadera reina debe tener, desde la primera guerra contra Zaibach demostraste ese carácter, cosa que yo me avergüenzo en decirlo, siempre he sido muy cobarde. Tu saliste de Asturias para salvar a Chid, algo muy arriesgado ya que hubieras muerto en ello, por cierto, le debo una disculpa al rey de Fanelia, ese niño que vi delante de mi, demostró ser mas valiente que yo. Me pareció ver sus flotas hace unas semanas.
-Así es padre te manda saludos.
-Me gustaría verlo.
Millerna se sorprende y esta lo muestra abriendo sus ojos de par en par y quedando en silencio.
-Quiero verlo antes de morir, necesito disculparme con el.
-Entiendo.
Millerna baja la cabeza y siente como su padre con dificultad acaricia sus cabellos de la princesa con su otra mano.
Después de un rato dentro de la habitación la princesa sale, con un rostro desolado y esta tomándose ambas manos y cerca del pecho comenzaba a caminar, hasta que la voz de un hombre conocido la hace detener su paso.
-Millerna.
-¿Dryden!. Pensé que seguías en junta.
-Terminó hace unos momentos. Por cierto ¿como sigue tu padre.
-Mal, muy mal. Ahora ya no aguardo ninguna esperanza, su cuerpo ya no aguanta mas.
-Y..ya tienes una decisión.
Dryden hablaba en pausas, ya que el momento de que Millerna subiera al trono significaba que el compromiso seguía o este se rompería y ella seria libre de elegir con quien desposarse.
-Si, ya la tengo.
-Y puedo saber ¿Cuál es.
-Dryden yo…Pues he pensado bien las cosas y…
La chica calla y desvía la mirada, sus flecos dorados comenzaron a cubrir su rostro y Dryden se encontraba demasiado serio, cubriendo sus ojos tras las sombras de sus gafas.
Las manos del joven mercader toman delicadamente los hombros de Millerna y la acerca, Millerna sierra los ojos sintiendo lo calido que se sentía al estar cerca de el.
-Millerna, cualquiera que sea tu decisión siempre estaré a tu lado, aun que.. solo seamos amigos.
El silencio se prolongó mas tiempo, y el mercader se imaginaba el resultado, así que comenzó a retirarse del lugar, dándole la espalda a la princesa.
-Quiero que te quedes con migo Dryden.
La vos de Millerna sonó por el pasillo y estos hicieron eco en los oídos de Dryden, este gira de inmediato y mira a su princesa, quien apenas y contenía las lágrimas en sus ojos. El se acerca a ella y la abraza fuertemente, mientras Millerna comenzaba a dejar brotar esas lágrimas retenidas en sus ojos.
-Me aterra la idea de volverte a perder.
-A mi también princesa mía, no te preocupes, aré lo mejor por este país y sobre todo por ti.
Ambos quedaron largo rato entrelazados y Dryden besaba la frente de la joven princesa. Mientras en la ciudad de Asturia un mercado comenzaba su rutina de siempre, los olores se combinaban en el ambiente y el ruido de la muchedumbre no parecía callar, dos jóvenes mujeres caminaban entre la bulliciosa gente, alegres y platicando.
-¿Y por eso partes a Basram.
-Así es, ahí me darán la oportunidad de estudiar para llegar ser parte del consejo de reyes o ser algo mas, los reyes de ahí ven mucho el esfuerzo de las mujeres, anda vamos allá, conociéndote seguramente no querrás siempre estar mantenida por un hombre ¿verdad?.
Celena ríe mostrando los dientes de forma graciosa mientras Hitomi comenzaba a ruborizarse y a tartamudear.
-Ha¿Lo dices por lo que pasó esta mañana.
-Jjajaja te hubieras visto en el espejo, estabas de todos colores cuando mi hermano te dio esa bolsa de monedas de oro.
-Es que estaba muy apenada, nadie ajeno a mi familia me había dado dinero y aunque Allen es mi amigo no me siento con la confianza de pedirle.
-Por eso te digo lo de Basram, además yo no siento que sean tan amigos¡he.
-¡He.
-¡Hay pero mira que preciosa tela es esa.!
Celena se había adelantado hacía un puesto mas adelante donde el mercader le mostraba una elegante tela, Hitomi solo río para si, sabía que Celena era algo indirecta en algunas ocasiones. Al estar a unos cuantos metros de ella el mundo pareció enmudecer, la gente comenzaba a desaparecer, mostrando un largo pasillo cerca del río y un puente del lado izquierdo, el ambiente se puso completamente en negro y solo vio con claridad a tres personas, un joven de cabellera negra y tez bronceada, de unos 15 años y una camiseta roja comenzaba a correr en cierta dirección, a los pocos segundos de un puesto se escucho el grito de una joven que decía el nombre de Van y ella en compañía de una gatita de pelaje anaranjado comenzaron a correr por donde el joven se había dirigido.
-¡Es Van hace 5 años!. Y yo, iba tras el para evitar que muriera.
Las ultimas palabras salieron casi en un susurro y lentamente pronunciadas, desde aquellos días ella se había enamorado de Van y tontamente se dio cuenta hasta el final, cuando partió de Gaea.
-¿Pasa algo.
-¡Celena!. No, no pasa nada jajaja.
Celena la veía algo rara y sabía que la risa era fingida.
-Bueno en ese caso sigamos tenemos mucho que comprar jajaja.
-Si.
En el palacio la princesa Millerna se encontraba en la biblioteca junto a Dryden y este detrás de un escritorio se encontraba, sus ojos permanecían serrados como analizando algo.
-Parece que tu padre se quiere confesar antes de morir.
-Pues si, eso parece.
-Por que no mandamos por los sacerdotes del templo.
-Mi padre me dijo que confesarse ante una persona no resolverá sus pecados pasados. Mañana vendrá Eries y al parecer también Van.
-¿Van¿Hablas de nuestro Van de Fanelia.
-Si, así es, mi padre quiere disculparse con el por lo mal que se portó en la guerra contra Zaibach. Ya le mandé un aviso, Allen me hizo el favor de prestarme a su ave.
-El orgulloso Van Fanel, espero que venga.
-Yo también.
Millerna sonaba algo triste, no sabía que reacción ahora tendría Van, y pensaba mucho en su padre.
La tarde ya estaba por culminar, un carruaje manejado por Gadeth llegaba al muelle y de ella bajaron Celena, Hitomi y Allen, después de que el joven Schezar ayudara a bajar a las dos damas se dirige con gadeth hacía el barco para ayudarle con el equipaje de su hermana.
-Bueno, creo que llegó la despedida.
-Si, tienes razón, no se como agradecerte que me ayudaras Celena.
-No te preocupes, era lo menos que podría hacer por una amiga de mi hermano.
Celena la abraza siendo correspondida por Hitomi, después se aleja de ella y la mira detenidamente.
-Además es lo menos que podría hacer, te debo mucho.
-No lo creo, la única que debe aquí varias cosas soy yo.
Hitomi reía nerviosamente subiendo su mano a su nuca, Celena la miraba seriamente.
-Bueno tal vez yo no, pero Dilandau si.
Celena se quedó viendo detenidamente a la chica de ojos místicos quien había parado de reír.
-Celena ¿acaso tu.
-Desde siempre, los recuerdos de ese maniático siguen en mi cabeza pero he aprendido a controlarlos, ahora la que esta frente a ti es simplemente Celena Schezar.
-Si, tienes razón así que no te preocupes de eso, Celena Schezar no me ha hecho nada malo.
-Gracias Hitomi, cuídate mucho, es una lastima que no vinieras con migo pero me conformo con que Allen se encuentre bien acompañado.
Celena reía con picardía y guiñándole un ojo, mientras Hitomi lo asía de forma nerviosa.
-Bueno Celena, ya es hora de partir.
-Si tienes razón hermano.
Ambos hermanos se abrazaron con ternura y Allen acariciaba los cabellos de su hermana al mismo tiempo.
-Cuídate mucho Celena, no me perdonaría si te pasara algo.
-No te preocupes hermano, yo se cuidarme bien, que se cuiden mejor ellos.
Todos comienzan a reír, Celena veía con detenimiento a su hermano y después posa su mirada en Gadeth, quien se encontraba aun lado de Hitomi.
-Bueno hasta pronto, ya no tendrás a esta niña revoltosa por aquí.
-¡Hem!. Si tienes razón, ya por fin descansare de que te andes metiendo en problemas.
Celena ríe y le da un fuerte abrazo a Gadeth, este se sonroja por el impulso de la joven Schezar y a menudo miraba de reojo a Allen quien no le pareció la loca idea de su hermana.
-Vamos Celena, déjalo respirar, ya están subiendo los últimos pasajeros.
-Tienes razón, bueno hasta pronto, cuídense mucho.
-Lo haremos Celena.
Hitomi le despedía en voz alta mientras ella abordaba, la plataforma del barco comenzaba a levantarse y a los pocos minutos este comenzaba a moverse, Celena agitaba su mano entre saltos para despedirse de su hermano y sus amigos, mientras Hitomi y Allen correspondían, el único que se encontraba serio era Gadeth, quien mantenía la mirada en otra parte aun ruborizado, Celena pensó que se encontraba algo enojado y esta antes de que se alejara mas del muelle le grita su nombre, a lo que el voltea y tímidamente agita su mano en señal de despedida.
En Fanelia la noche ya había avanzado bastante, la madrugada se presentaba y Van se encontraba junto a dos consejeros quienes lo tenían ocupado con varios papeles, Jouji permanecía en silencio viendo la mesa llena de tantos documentos, tinta y plumas que se empezaba a sentir algo tenso, ya que esto había durado desde muy temprano, pronto en la ventana de madera se empezaron a escuchar unos picotazos, que todo mundo quedó en silencio, Van miró la ventana cerrada y Jouji al ver que nadie se movía se dirige a esta para ver que era lo que provocaba esos ruidos, este abre las puertas de madera y se sorprende al ver una ave blanca, el anciano le da su brazo y lo introduce al lugar, Van solo deja salir un leve ruido de sus labios y sigue revisando las hojas frente a el, mientras los otros dos consejeros solo prestaban atención al ave y a Jouji.
-Parece que no han visto una.
Van sonaba algo molesto por la distracción de sus consejeros, que estos solo agacharon la cabeza y continuaron moviendo torpemente las hojas.
-Majestad tiene un mensaje consigo, y es de .
-Asturias.
Van sonaba muy seco y Jouji solo miró con sorpresa a su majestad.
-Si ¿Cómo lo sabe.
-Por que esa ave pertenece a Allen Schezar.
Van muestra una mirada fulminante al ave que esta salió volando hacía la ventana, quedándose quieta ahí.
-Es urgente que valla a Asturia, al parecer el rey Aston se encuentra grave y necesita verlo.
-Por mí que se muera.
Van seguía escribiendo mientras los consejeros veían serios a Jouji y el carácter de su majestad.
-A un moribundo nunca se le niega nada Van, aun que este haya hecho mucho mal.
Van deja salir un suspiro y arroja el papel que tenía en sus manos a la mesa.
-Bien, digan que preparen la nave parto ahora mismo.
-Gracias majestad.
Van se levanta de su asiento y se dirige a la salida, los consejeros se quedan completamente sorprendidos con varios documentos en sus manos, Jouji al verlos estáticos y sin hacer nada da varias palmadas.
-Vamos, vamos, no se queden ahí, díganle a Kenay que prepare la nave que el rey parte ahora.
-Em, si, si señor Jouji.
-Yo preparare la respuesta, para su majestad Millerna.
Ambos consejeros salen de la habitación aprisa, mientras Jouji con una hoja en la mano veía con detenimiento el ave blanca que se encontraba en la ventana.
CONTINUARA.
Bueno aquí ya ando subiendo los capítulos correspondientes, se que a muchos les dije que el lemon vendría en este capitulo pero sinceramente me equivoqué, intenté ponerlo en uno solo y resumido pero se veía y se escuchaba del ñasco jejjee.
Saludos a:
Danyseren: Pues feliz navidad a ti también (algo tardado), espero que te la hayas pasado muy bien y muchas gracias por seguir este fic de tu loca servidora, y pues ya no seré tan mala con el Van de ahora en adelante jejejjeje.
FZELDA: jejej que mala soy jeje pues espero no defraudarlos en lo que es el lemon, aun que creo que no se van a sorprender con que pareja va hacer.
lia-du-black: Gracias amiga que halago la verdad, y ya no seré mala con el Vansito jejejeje ya esta aprendiendo la lección y para que no digan pues ya dejo mas capítulos a partir de hoy, creo que ya era justo y necesario.
