El luto envuelve Asturias.
Las naves de Freíd comenzaban a descender, cuando la plataforma de la enorme nave baja, una joven mujer de larga cabellera rubia acompañado de un adolescente de ojos intensamente azules, caminaban a paso presuroso a uno de los carruajes que se encontraban ahí esperándoles.
En el palacio varios doctores seguían en vano curar los males del rey, cinco doncellas se encontraban alineadas una de la otra por si llegaba a necesitar algo su gobernante, la princesa Millerna seguía sentada a su lado, mientras Dryden se encontraba detrás de ella de pie y sosteniéndole de sus hombros, se sentía impotente al ver el rostro de tristeza de su princesa.
-¡Padre!.
Eries entraba corriendo a la habitación mostrando gran angustia, y esta se arrodilló cerca de su cama sosteniéndole su mano, Chid entró enseguida que ella, viendo con tristeza la escena que se presentaba en aquella habitación.
-¿El rey Aston está grave!
-Así es Hitomi, ayer me dijeron que se encontraba mal, pero al parecer su estado se agravó, no me sorprendería que Asturias se ponga de luto dentro de poco.
Hitomi y Allen se encontraban en el comedor terminando de desayunar y como era costumbre siempre estos se ponían a charlar.
-Pobre Millerna, me imagino lo que debe de estarle pasando.
-Si yo también.
-Allen desde ayer que regresamos te encuentras muy serio¿pasa algo.
-No, no pasa nada.
La casa se puso oscura, como si algo hubiese tapado la luz del sol, Hitomi se levanta curiosa hacía la ventana, tratando de ver que era lo que había pasado por enzima de la casa.
-Otra nave¿de quien se tratará?.
Allen solo pone sus codos en la mesa y sostiene sus manos con fuerza mientras apretaba sus ojos. Hitomi se extrañó del repentino silencio del caballero Celeste y miró con mas detenimiento la nave, viendo el emblema de Fanelia a sus lados.
-¡Es Van!.
Hitomi exclamó sorprendida, Allen se levantó de la mesa comenzando a caminar hacía la salida.
-¿Allen a donde vas.
-Tengo que presentarme en el palacio, te ruego que no salgas de aquí¿me has entendido?.
La chica se sorprende de la seriedad que mostraba el caballero, esta solo asiente con la cabeza mientras Allen sin voltear a verla sale de la casa viéndose a los pocos segundos alejarse enzima de su caballo.
El carruaje que transportaba a Van llega al palacio y es inmediatamente llevado a la habitación del rey, Kenay lo seguía de cerca detrás de el, mientras el sirviente encargado de guiarlo iba a su lado. Este se detiene en una gran puerta e inmediatamente el sirviente se encarga de abrirla para que el joven rey pasara, Van entró solo y su guardia quedó afuera con los brazos cruzados, mientras dentro Van caminaba silencioso viendo a la princesa Millerna desconsolada sin perder de vista a su padre quien lucía mas grave. Van la toma del hombro delicadamente, Millerna se sorprende ya que no lo había escuchado entrar y esta solo toma la mano de Van como saludo.
-¡Ho Van! Eres tu. Me asustaste, perdona, no te escuché entrar.
Van solo asiente con la cabeza sin pronunciar palabra, mientras la princesa se levantaba.
-Ven será mejor dejarlo descansar, después vendremos otra ves con el.
Millerna hablaba bajo, Van solo le quedó seguir a la princesa y este le daba su brazo para seguirla.
-Millerna, me alegro que llamaras a su majestad Fanel.
Ambos voltean sorprendidos hacía la cama, el rey con un movimiento débil de su mano hizo que ambos jóvenes se acercaran.
-Padre esta muy débil será mejor que descanse.
-Ya hable contigo de eso Millerna.
El rey calla por unos segundos y mira al joven Fanel.
-Majestad Van, ya tiene tiempo que no nos vemos.
Van hace una mueca y con su mano insita a la princesa a que tomara asiento en el mismo lugar donde ella estaba hace un momento, mientras el se acomodaba a su lado.
-No hay duda es el mismo retrato de su majestad Gaou, te felicito rey, has logrado lo que tus ancestros quisieron hacer, que Fanelia fuera una potencia mas, ya se puede igualar con Asturias, solo espero que por mis groserías del pasado Fanelia no pierda lazos con esta nación.
Millerna mira a Van, mientras este seguía viendo al rey Aston con atención.
-No puedo juzgar a Asturia por cosas del pasado, además este país fue el primero en brindarme apoyo y lo siguió haciendo hasta el final, pese a los conflictos que se llegaron a causar.
La voz de Van sonaba sumamente seria, el rey Aston solo esbozó una risa que lo hizo toser unos momentos, después de quedar unos momentos en silencio y ya recobrando la voz el rey ve a Van, su semblante lucía arrepentido.
-Perdóneme su majestad.
Van abrió los ojos de par en par, quedando sorprendido, Aston era sumamente orgulloso, y no muy fácilmente pedía disculpas.
-Usted a demostrado ser un magnifico rey, valiente, como lo fue su padre, digno merecedor del Dragón. Majestad como ve yo ya no tengo mucho tiempo para dar a conocer a mi sucesor, por favor, sea usted mi representante cuando yo falte, se que Dryden será bueno en esta tarea, siga protegiendo Gaea como lo ha hecho, Asturias siempre lo respaldara.
Van asiente con la cabeza.
-Lo prometo, Asturia y Fanelia siempre serán aliados de guerra. Y descuide cumpliré su palabra.
El rey Aston voltea ver a su hija, Millerna pudo ver que su tez había empeorado pero aun así mostraba una sonrisa.
-Millerna se valiente, como siempre lo has hecho, ya mi alma puede descansar.
Millerna toma de la mano a su padre y la acerca a su rostro y esta serró los ojos derramando unas lágrimas, Van miraba con tristeza lo que pasaba su amiga, cuando solo un suspiro se escuchó por la habitación, Millerna abrió los ojos asustada gritando varias veces a su padre pero este no respondía, Van se aleja buscando un médico, Millerna solo buscaba sus signos vitales pero nada y esto la comenzaba a desesperar, los médicos entraron rápido y Van vio que Millerna entraría en una crisis por lo angustiada que se veía, así que la toma de los brazos y la guía a otro punto de la habitación para que no entorpeciera la labor de los médicos.
Los médicos no lograron nada y uno de ellos acercándose a la princesa y al rey solo negó con la cabeza agachando el rostro después, Millerna solo negó fuerte tapando su boca y comenzando a llorar amargamente, Van la abraza, pero poco después Millerna se desploma junto con Van al suelo quedando de rodillas, la bella princesa seguía llorando desconsolada, Van solo se limitaba a mirarla en silencio viéndola sufrir, y eso le recordó las muertes de sus padres. De pronto el corazón del rey se llenó de angustia sus ojos se abrieron de par en par, el cuarto oscureció rápido y al fondo vio como una chica de pelo cenizo lloraba frente al cuerpo inerte de su madre y gritándole para que esta despertara.
-¡Hitomi.
-¿Señor, se encuentra bien?.
Van solo habló para si, pero su visión fue interrumpida al escuchar la voz de Kenay que lo traía de nuevo a la realidad.
-¡He, si.
-¿Puedo ayudar en algo.
-Si, ve a buscar a Dryden, dile lo que pasó y que venga de inmediato.
-Como diga majestad.
Kenay salio corriendo en busca de Dryden, Van solo se limitó a consolar a su amiga, sintiendo en carne propia el dolor que pudo haber pasado su amada chica de la Luna Fantasma.
En uno de los despachos Dryden se encontraba con Allen quien desde hacía rato había llegado al palacio.
-¿Así que ya te sientes con derecho sobre ella?.
Dryden sonaba algo sarcástico, mirando al chico de largos cabellos.
-No es que me sienta ya el marido de Hitomi, pero no quiero que Van se le acerque.
-Ja, y luego ese testarudo. Sabes que Van no se dará fácilmente por vencido, ya no es el mismo chiquillo de antes.
-Para mi sigue siendo un chiquillo.
Dryden ríe disimuladamente cuando escucha que alguien toca la puerta.
-Pase.
-Señor Dryden, su majestad Van lo solicita urgentemente en la alcoba del rey.
Dryden se levanta de su asiento rápidamente.
-¡Kenay¿la salud de su majestad empeoró?.
Kenay queda en silencio y baja la mirada.
-Por desgracia, el rey murió.
Dryden y Allen quedaron sorprendidos, sus ojos mostraban gran sorpresa. El joven monarca sale corriendo de la habitación hacia donde se encontraba Millerna. Allen solo aprieta los ojos llevando su mano a su frente pasándola después hacia arriba de su cabeza, este después de mirar a Kenay sale rápidamente del lugar hacia donde se encontraba Dryden. Kenay solo miró por entre su hombro al caballero celeste.
Dentro de la habitación del rey todo era embriagado por la tristeza, Eries ya se encontraba ahí y lloraba amargamente, mientras Chid le abrasaba con una sola mano, las doncellas y parte de los sirvientes comenzaron a prepararlo para los funerales y tuvieron que sacar a la gente que se encontraba dentro, no tuvieron mas remedio que aguardar afuera del largo pasillo, Dryden hacia unos segundos había llegado y abrazó rápidamente a Millerna, quien se alejó de Van. Van toma del hombro a Chid y este después mira a la princesa Eries.
-No sabe como lo lamento.
Van hablaba suavemente con sus ojos entre serrados, mostrándole sus condolencias a la princesa.
-Gracias Van.
Solo eso pudo decir ella, ya que el llanto no la dejaba pronunciar palabra. Van después se aleja, topándose con Allen quien acababa de llegar, ambos cruzaron miradas fulminantes para después seguir de largo. Eries al ver al caballero celeste se aleja de Chid y corre abrazarlo, el caballero le corresponde, mientras miraba con tristeza la escena.
Van cruzaba ya la planta baja dispuesto a salir del palacio cuando es alcanzado por Kenay.
-Majestad creo que aquí ya no tenemos nada que hacer.
-Por desgracia si, tendremos que mostrar respetos en los funerales, además que se llevará una ceremonia de coronación para Dryden.
Van hablaba serio, sin mirar a su sirviente continuando caminando, mientras Kenay se limitaba a seguirle el paso.
-Yo creía que esos eventos no le llamaban la atención.
-Y lo siguen haciendo, solo que fue la última petición del rey que yo la hiciera en su nombre.
-Grandioso.
-Estas muy nervioso Kenay¿viste a un fantasma.
-No, se podría decir que algo parecido.
-¿Te refieres a Allen Schezar.
-Que caso tiene contestar, al parecer ya se topo con el.
-Si.
-Y puedo preguntar ¿que haremos.
-Por lo mientras regresar a la nave y cambiarme de ropa, los funerales se harán esta misma noche.
Ambos salen del palacio caminando aprisa para después abordar un carruaje que los llevaría a la nave.
Continuara:
