Advierto, este capitulo tiene un contenido que solo mayores de 18 años o de amplio criterio pueden ver, a los que les ha gustado ver el fic y de plano no les entra el lemon esta historia será dividida en ciertas partes para que puedan saltarse esto y continuar viendo el fic, espero les guste.
Las partes marcadas por "Advertencia" anuncian que un contenido lemon esta por empezar.
Los que tengan "000000" quieren decir que el lemon terminó y lo que sigue esta limpio de ese contenido.
Amado intruso.
La soleada tarde pronto se fue cubriendo por nubarrones grises que comenzaron a oscurecer los cielos, la gente comenzaba a llegar al patio principal del palacio, donde el rey Aston se encontraba en el centro de una plataforma, en la parte de atrás se encontraban varios sacerdotes, diferentes reyes, princesas de Gaea y su sobrino Chid. En medio de todos ellos se encontraba Van como representante del rey, quien tenía a su lado derecho a la princesa Millerna y su hermana Eries, del lado izquierdo a Dryden, todos ellos portaban trajes de luto los cuales oscurecían mas ese ambiente gris.
La escolta del rey quien permanecía al lado del féretro era conformado por Allen Schezar y los guerreros mas destacados de las diferentes alianzas de Asturias, en donde también figuraba Kenay.
El rostro serio de todos hacían mas pesado ese ambiente ya de por si triste, los ojos del caballero celeste se encontraban fijos en la distancia, y no ponía atención de lo que pasaba, solo los recuerdos se repetían en su mente una y otra vez.
Horas antes…
El sol pegaba de lleno en una mansión de una familia prestigiada de Asturias y vivía alejado de la ciudad, dentro de una habitación una doncella ayudaba a una joven de ojos verdes a empacar algunas cosas y ambas charlaban mientras doblaban ropa.
-¿Así que ya se retira para el palacio.
-Si señora Ana, ya no quiero dar mas problemas aquí, y se que tal vez por eso vi angustiado a Allen esta mañana.
-¿Ese angustiado?. Ja. Algo le debió haber picado y dudo que sea eso, desde ayer anda medio raro, yo lo asumo por que fue por la partida de su hermana, desde un principio siempre se opuso a que se fuera a Basram sola.
-Si tienes razón, el siempre sobre protector, además esta nueva presión con la salud del rey Aston pues no es para menos.
-Cierto, escuché en la plaza que esta grave.
-Pobre Millerna, me gustaría saber como esta.
-¿Y por que no va a verla.
-Allen me prohibió que saliera de la casa, además no ha de tardar el carruaje que me lleve al palacio, estoy segura que ahí la podré ver.
-Me enteré que el rey de Fanelia también a llegado.
La doncella ponía unos ojos muy picaros al decir sobre la llegada del rey, a lo que la joven mujer solo mostró una risa y unas mejillas enrojecidas que hicieron que esta diera vuelta al guarda ropas para esconder su rostro.
-Si es lo que han dicho.
-Ya no se haga, si a leguas se ve que lo ama.
-No. No se de que me habla.
Hitomi tartamudeaba y tomaba ropa sin mirar, comenzando a arrugarla, la señora Ana se acerca a ella, dejando lo que tenía en sus manos.
-Vamos, se engaña usted sola, su corazón esta confundido pero lo ama. ¿Verdad?.
Hitomi la mira, esta mostraba unos ojos muy dulces y compasivos, como si pudiera confiar en ella.
-Gracias señora Ana, pero, bueno, usted lo dice seguramente por Allen, no piense que soy de las mujeres que se aprovechan de los sentimientos de otros.
-No mi niña. Lo digo por que tu serías incapaz de hacer eso, en el poco tiempo que te he conocido me has simpatizado mucho, eres muy gentil, pero, temo que cometas un grave error, y mira el joven Allen dice cada palabra que hace que cualquier témpano se derrita.
-¿Usted cree qué cometa un error grande casándome con Allen.
-Si, y uno de los mas grandes.
La doncella se aleja donde había dejado la ropa para guardarla a las maletas, Hitomi esboza una sonrisa y sigue su labor. A los pocos minutos los pasos presurosos de alguien subiendo las escaleras se escuchaba y este a pesar de ver la puerta abierta golpeaba levemente en ella, para llamar la atención de las dos mujeres.
-¿Puedo pasar.
-Claro Allen, adelante.
-Pero que prisas lleva joven Allen, pensé que había entrado con todo y caballo.
-Perdone señora Ana, pero necesitaba hablar urgentemente con Hitomi.
-¿Qué pasa Allen¿Sucedió algo en el palacio.
-Si, por desgracia.
-Anda joven Allen dilo, que ya de por si a mi también me ha preocupado ya.
-El rey Aston falleció.
Ambas mujeres exclaman, las manos de la doncella dejan caer alguna ropa que tenía en sus manos para ponerlas en su boca, mientras Hitomi juntaba sus manos y las ponía en sus labios.
-No lo puedo creer. Que jichia lo tenga en su gloria.
-Pobre Millerna, tengo que verla.
Hitomi intenta salir de la habitación pero Allen la sostiene de los hombros.
-Lo siento Hitomi pero mientras el rey de Fanelia siga aquí te prohíbo que vallas al palacio.
-¿Cómo, y ¿Millerna.
-La veras después. Para nuestra mala suerte Van se quedará aquí hasta terminar la ceremonia de coronación de Dryden y eso se dará en los funerales y con todos los asuntos por atender, el entierro del rey, temo que el partirá en uno o dos días mas.
Hitomi baja la cabeza, Allen la ve de forma tierna y la abraza, comenzando a acariciar su cabello.
-Entiéndeme Hitomi estoy preocupado por lo que llegue a pasarte.
La señora Ana quien se había quedado de por si helada con la noticia, al ver ese carácter de autoridad de Allen hacia Hitomi se quedó sin palabras, Hitomi solo entristeció su mirada y asintió con la cabeza.
-Le pedí a la escolta de Millerna que vendría hoy por ti que lo cancelaran, ahora menos que nada quiero que te quedes en el palacio.
Las dos mujeres siguieron en silencio, Allen voltea a ver a la doncella.
-Señora Ana, prepáreme el uniforme negro, tengo solo unos cuantos minutos para alistarme para los funerales.
-¡He, si, claro ahora lo haré.
La señora parecía haber regresado de sus pensamientos cuando Allen le habla y de manera presurosa se va a seguir sus órdenes, Allen le da un beso en la frente a Hitomi acariciando su mejilla, ella lucía algo seria pero Allen lo pasó desapercibido.
-Hitomi, lo e estado pensando y me gustaría que tu fueses mi esposa. Hitomi quiero cuidarte el resto de mi vida
Hitomi se sorprende, sus ojos miraron a Allen fijamente y esta después se aparta del caballero.
-Allen yo…no se.. tal vez no este lista yo…
-No es necesario que me contestes ahora. Prométeme que lo pensaras.
La joven asiente con la cabeza, Allen le da un tierno beso en su mano saliendo de la habitación dejando sola a Hitomi, ella se acerca a la esquina de la cama alejando a un lado una de las maletas que estaba preparando, sentándose y mirando la ventana, dejando salir un suspiro.
De regreso en la realidad el caballero seguía con ese semblante serio, detrás, la mirada penetrante de Van se podía sentir sobre él.
Una ligera lluvia comenzó a caer en la multitud, la plataforma donde se encontraban los nobles estaba techada al igual que la zona donde el féretro abierto del rey Aston se encontraba, el cual seguía escoltado por los guardias, a pesar de eso la gente siguió quieta mostrando sus condolencias con la mirada baja. La corona real de Asturia descansaba en las manos del rey, esta solo era utilizada en momentos muy especiales y cuando se da el nombramiento a un nuevo rey.
Seis sacerdotes, tres en cada lado se pusieron a los lados de Van, este quedó al centro de ellos y estos comenzaron a caminar hacia el ataúd, los guardias se alejaron del féretro y los sacerdotes ocuparon su lugar, Van tomando con cuidado la corona de las manos del rey la toma y este se queda mirando por unos segundos al rey.
Van había sido elegido en esta tarea como representante del rey, ya que al irse Dryden de Palas perdió derecho de ser gobernante por supuesto abandono, así que una nueva ceremonia se realizó, y obviamente al no ser varones las princesas, estas ceremonias no les era permitido hacerlas.
Después de haber esperado por unos momentos dando una oración al difunto rey, un sacerdote con un báculo que en la punta parecía tener la forma de una luna menguante y varias puntas saliendo a su alrededor, llegaba al rey de Fanelia y estiraba este especie de cetro hacia la corona, los sacerdotes que se encontraban a los alrededores se hincaron, Van se puso después a un lado de este y a los pocos segundos Dryden se ponía al frente de Van y el religioso.
-Yo Van Slanzar de Fanel, rey de Fanelia, ahora representante del rey Aston de Asturia y cumpliendo la última palabra del rey, nombro ahora a ti, Dryden Fassa, como gobernante de esta nación, nuevo rey de Asturias.
Van pone la corona en la cabeza del magnate mientras este baja levemente el rostro.
-Con esta corona, te entrego la fe del pueblo de Asturias, con esta corona, te entrego a la reina de sangre real.
Van estira su mano hacia Millerna y esta viendo a Dryden toma la mano de Van, quien la guía cerca de Dryden, donde el se pone de pie viendo a los ojos de la princesa. Van con su mano enguantada une ambas manos y el cetro del sacerdote vuelve acercarse, dando fe de la nueva ceremonia donde alzaban sus botos matrimoniales.
-Yo prometo ante Asturia y ante ti princesa Millerna, que daré mi vida, esfuerzo, y fe a Asturias.
Después de las palabras de Dryden Van retira sus manos, ambos miran a Van y este en voz baja habla.
-Larga vida rey Dryden.
Ambos sonríen y después de estrechar sus manos regresan a sus lugares, la guardia anterior del rey aparece y comienzan a llevarse al palacio el ataúd, muchos sollozos de mujeres mayores se escuchaba al igual de la gente noble, quienes siguieron al rey dentro del castillo, los demás aldeanos comenzaron a regresar a sus hogares, mientras la lluvia comenzaba amplificar su fuerza.
Dentro de la mansión Schezar, Hitomi se encontraba en un sillón que daba a la ventana y veía la lluvia caer, ese ambiente qué se sentía era sumamente melancólico así que no pudo evitar poner un rostro muy triste.
-Deje esa cara tan larga, además, para que le hace caso a las palabras llenas de celos de ese niño testarudo.
Hitomi esboza una sonrisa y se acerca a la mesa donde la señora Ana se encontraba limpiando un florero.
-Solo me cuida.
-Tonterías esta rabioso. A leguas se notan sus celos.
Hitomi ríe de nuevo pero por algunos segundos, volviendo a esa expresión triste.
-Pero niña, se nota qué usted esta mas decaída¿Qué sucede.
-Millerna tal vez se sienta muy acompañada, pero por dentro se que algo en su vida se le fue.
-Me asusta¿acaso usted perdió a su padre también?.
Hitomi asiente con la cabeza y se jira hacia la sala.
-No solo a el, si no a mi madre y un hermano, a ambos al mismo tiempo.
-¡Por Jichia es lamentable eso!. Entonces has de sentir muy fuerte lo que siente tu amiga.
-Si, aun que el rey Aston fuera muy autoritaria con Millerna el la crió y le dio siempre lo mejor, siento que su porvenir estaba antes que Asturias.
-Y que esperas, ve con ella, seguramente te esta esperando y tu estas aquí viendo la ventana.
-Pero no puedo, Allen dijo…
-Allen dirá muchas cosas, además no es por eso que te fuiste de Fanelia, por lo mandón que se estaba poniendo el rey.
Hitomi ríe.
-Tienes razón, si que ando últimamente en la luna.
-Pues que bueno que ya regreso a la realidad. Mire el señor Allen se fue y al parecer se llevó el carruaje, seguramente para que no saliera, pero creo que sabe manejar los caballos ¿no es así.
-Pues si, algo.
-Le presto mi yegua, es una lindura de animal, es muy dócil y estoy segura que no tendrá problemas para llegar con ella al palacio, solo escóndala de los ojos de Allen.
-Si así lo haré.
Hitomi sale de la casa portando una capa larga que tenía un gorro que la cubría por completo de color negro, y este cubría su vestido celeste, esta tenía unos botines del color blanco que amortiguaban bien sus pasos y así monto a una yegua de color tenuemente gris con cabellera negra.
-Cuídese mucho, Allen me dijo que no regresaría hasta después del entierro del rey que será el día de mañana, así que tiene tiempo para ver a su amiga.
-Gracias señora Ana y descuide llegare antes que el, no quiero poner en riesgo su trabajo.
La señora le da una gran sonrisa y le da un leve golpe al animal para que este comenzara su camino, Hitomi se despidió moviendo su mano y después esta mira al frente tomando las riendas con fuerza, haciendo que el caballo comenzara a correr. La lluvia caía copiosa pero esta era bien cubierta y pasaba sin problemas la ciudad para llegar al palacio, esta se detiene en un lugar que desde su primera visita a Gaea lo había encontrado abandonado y cubierto por mucha paja, ahí decidió amarrar al animal y pese a su abandono este se encontraba seco.
Después esta se decide a entrar al palacio por la puerta de servicio y así llegó a los pasillos que dirigían al gran salón, ella se pega a una de las paredes y ve con cuidado el lugar, en la parte alejada de este se encontraba Allen hablando con los guardias y estos poco después salían al parecer para iniciar con un nuevo rol de guardia, Dryden se encontraba sentado en un gran sillón en medio de todo el salón a un lado de una princesa muy triste, la chica se dirige a uno de los pilares del palacio y sin quitarse la gorra que cubría su rostro, ella se esconde en el pilar y mira a Millerna, quien como si hubiese sido llamada mira hacia el punto donde se encontraba Hitomi, esta se quita la gorra levemente dejando ver parte de su rostro y con su mano saluda a la princesa, Millerna se levanta hacía ella, mientras Hitomi levemente salía.
-¡Hitomi!. Me alegro que estés aquí. Veo que no viniste por la presencia de Van.
-Si, aparte que Allen no quería que viniera.
-¿Allen.
-Si, desde ayer a estado muy raro.
-Yo creo que se debió cuando le pedí a su ave para que le entregara un mensaje a Van.
-¿Él ya sabía que Van vendría.
-Si, no hay duda, ellos se han vuelto verdaderos rivales.
-Bueno, por ahora eso es de menor importancia. Millerna lamento lo que pasó.
-Gracias amiga.
Ambas amigas se dan un fuerte abrazo cuando Millerna abre sus ojos de par en par al ver a Van subir las escaleras junto a Kenay donde ellas se encontraban, simuladamente la princesa acomoda bien la gorra de Hitomi.
-Princesa, aun no le muestro mis condolencias, es lamentable el deceso de su padre.
-Gracias Van, y mas por respetar la última palabra de mi padre.
Van solo asiente con la cabeza y mira de reojo a la persona parada aun lado de la joven princesa quien no le puso la mayor atención, después el pañuelo de Millerna resbala de su mano y cae al suelo, Kenay se inclina rápidamente y voltea hacia arriba, notando las facciones de la joven encapuchada, reconociendo a la chica de la Luna Fantasma, el muestra un semblante disimulado y a los pocos segundos parte con Van alejándose momentáneamente de los invitados.
-Te quedaste mudo. -¡He.
-Y al parecer hasta andas en las nubes¿Qué piensas Kenay.
-La joven que estaba aun lado de su majestad Millerna.
-Si que con ella.
-¿No tiene una idea de quien sea.
-No, ni me importa, y si no te has fijado bien, varias mujeres vienen cubiertas de sus cabezas.
-Esta es distinta.
-¿Que quieres decir?
Van detiene su paso inesperadamente poniendo mas atención a Kenay.
-Era la señorita Hitomi, la reconocí al alzar el pañuelo de la reina.
Van abre sus ojos de par en par y camina de regreso a paso veloz, pero este vuelve a detenerse.
-No, si voy yo la ahuyentare. Kenay por el momento yo no puedo pasar desapercibido, pensaba regresar pero es mejor que ya no me vean. Así que te ruego que sigas de cerca a Hitomi, cualquier cosa me avisas, iré a preparar un caballo, seguramente ella vino de otro lugar en un carruaje.
-Si señor así lo haré.
Kenay parte rápido a seguir las órdenes de Van, antes de doblar en la esquina se fija cuidadosamente el pasillo y ve que las jóvenes seguían charlando, Villena después la lleva hacia la cocina y Kenay siguiendo una prudente distancia no las pierde de vista, estas entran a la cocina y Kenay levemente mira por entre las pospuertas, poniendo atención a la platica de las dos mujeres.
-Millerna no dudes en pedirme ayuda cuenta, con migo para lo que necesites.
-Gracias Hitomi, además la que esta en deuda con tigo soy yo. ¿Y bien cuando piensas partir de regreso.
-En un rato mas, aun que temo encontrarme de nuevo con Van o con Allen.
-Tienes razón, la nueva guardia se dispuso hace unos minutos, realmente ignoro la posición de Allen, mandaré a una de las doncellas a que discretamente ubiquen la localización de el, espero después ir a verte, tenemos mucho que platicar.
Millerna se dirige hacía otra puerta que se encontraba en la cocina y hace venir a una doncella, la cual sale por la puerta trasera donde entró Hitomi y comenzó a buscar al caballero celeste.
-Y bien en donde se encuentra el carruaje que te trajo.
-De hecho la señora Ana me prestó su caballo y este lo oculte en el almacén abandonado que esta a un lado del palacio.
Kenay escuchó suficiente y se dispuso a buscar a su señor.
-¿Sabes montar, jajaja oye creo que al menos ya se como divertirnos un día de estos.
-Bueno, al menos te levanté el ánimo un poco.
-Si, gracias Hitomi.
A los pocos minutos la doncella se vio de regreso y esta les informaba que Allen se encontraba en la entrada principal, y eso les daba ventaja a ambas chicas, ellas se despiden y Millerna le agradece su corta visita, ella después es guiada por la doncella para que pasara desapercibida por la guardia y así logró salir del palacio.
Advertencia
Hitomi llega al lugar donde había puesto el caballo y monta rápidamente partiendo a galope de ahí. La lluvia seguía cayendo y por el ruido que esta provocaba no dejaba escuchar que detrás de ella, un caballo negro corría a gran velocidad, su jinete era de bronceada piel y cabello negro, la lluvia comenzaba a caer mojando levemente la capa negra que ondeaba violenta por el aire y cubría su elegante traje negro. El caballo da alcance a la yegua gris de la joven y este se levanta en dos patas, Van rápidamente se coloca a su lado sosteniendo de la cintura a la chica y la lleva consigo, Hitomi se sorprende y mira molesta al joven, viendo con detenimiento que se trataba de Van.
-¿Van, pero ¿Qué rayos haces.
-¿Que crees que hago.
-¡Van detén al caballo ahora.
-¿Es una orden?
-Si.
-Bien.
Van detiene al caballo bruscamente, quedando bajo un frondoso árbol donde leves gotas llegaban a escurrirse por las ramas. La chica se baja y comienza a caminar para tomar a la yegua quien los había estado siguiendo de cerca, Van baja y toma a la chica del brazo, aprisionándola entre el y el tronco del árbol.
-¿Van que haces.
-Nada, solo quiero estar contigo¿acaso es algo malo.
-¿Pero así?….
La chica es interrumpida cuando el rey aprisiona sus labios besándola, su corazón que ya de por si latía a mil por hora comenzaba hacerlo con mas fuerza, Van se separa y mira a la joven, sus ojos verdes resaltaban mas, su piel blanca resaltaba sus labios los cuales comenzaron a ponerse muy rojos. El comienza a bajar la mirada y desata el nudo de su capa, la cual cayó al pasto mojado, el escote de la joven se encontraba levemente empapado y Van se acercó a ella lentamente, besándole su cuello con pequeños besos. Hitomi se sonroja mucho¿Cómo había permitido que el llegara a tanto?. Ella abre sus ojos asustada, la sensación que sentía era diferente, miedo y ganas de seguir con el era lo que se experimentaba en su cuerpo. El rey Van sierra sus ojos y comienza acariciar la espalda de la chica hundiendo su rostro en el cuello de ella, comenzando a besar sus hombros, Hitomi serró los ojos también, era como si su conciencia se hubiera dormido por unos momentos, pero de nuevo regresó y esta abriendo sus ojos bruscamente aleja a Van de ella, su corazón saltaba y se sostuvo el pecho con ambas manos.
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-Hitomi, ya aleja el pasado, ahora lo que importa es el presente, ya te dije por que tome esa dedición. No quise que sufrieras.
-¿Sufrir, pues gracias a ti estuve sufriendo tres años. Y sabes que, ya me cansé, así que si no puedo regresar a mi hogar haré una nueva vida aquí en Gaea, así que me repondré, reanudare mi vida.
-¿Junto a Allen?. Van gritó furioso.
-Que te importa si lo hago con el, tu y yo ya no somos nada, grávatelo de una ves.
-Por lo que veo ya lo hiciste, aquí en el palacio no vives¿en donde te encuentras ahora.
-No veo por que decirlo, además después de que regreses a Fanelia me instalare en el palacio.
-¿Vives con el no es así?.
Van se acercaba a la chica, sus ojos parecían arder de furia.
-No te importa donde viva, y ya que estas interesado si, vivo con el.
Van se mostró mas molesto y comenzó apretar sus puños, los cuales permanecían ocultos bajo la capa, un rayo iluminó el grisáceo paisaje, marcando los ojos carmesí de Van.
-Como aceptas la invitación de un hombre, en vivir en su casa y solos, eso no es bien visto.
-Y que es bien visto, que este en el palacio del rey, acaso no le llama también solos o cuenta la servidumbre.
-Es distinto.
-Pues lo mío también es distinto, ya que yo no acepté la invitación de Allen si no de Celena, ella me pidió que me quedara.
-Grandioso. Aceptas la invitación del demente mas peligroso de Gaea.
-No juzgues a Celena, bien conoces su pasado.
Van baja la mirada y suspira controlando un poco su enojo.
-Esta bien, me disculpo, ella no tiene la culpa, y puedo preguntar ¿hasta cuando te quedaras con esa familia.
-Ya dije que hasta que te vallas, además la invitación fue hasta que Celena partiera a Basram y ayer lo hizo.
-Grandioso así que ya te encuentras a solas con el caballero celeste.
El chico de ojos carmesí da la espalda.
-¿Ya te entregaste a el?. Van continuaba molesto.
-¿Qué, que tonterías dices, además si pasó o no, es mi problema.
-Me molesta que tu ya te hayas escurrido a su cama, que te hayas vuelto una ramera.
Hitomi se molesta mas, y le da una fuerte bofetada, el rostro de Van queda de lado y sus ojos se encontraban cubiertos por sus mechones negros, este mira a Hitomi y se sorprende al verle lágrimas que rodaron por su mejilla.
-Idiota, como te atreves, seré todo lo que quieras pero menos eso y una cobarde. ¡Te odio¡te odio!.
Hitomi sale corriendo y monta rápido el caballo, empapándose ya completamente, dejando la capa oscura tras de Van, el queda quieto sin moverse, después este aprieta con fuerzas su puño y dientes que da un jiro rápido hacia el árbol dejando soltar un grito y un golpe, nuevamente una corriente se presenta y rodea su brazo, a los pocos segundos el árbol cae dejando un estruendoso ruido. La lluvia se dejó escuchar nuevamente en los oídos del rey, este baja la cabeza, varias gotas comenzaron escurrir por sus cabellos y este miraba atento la prenda que había dejado su chica, este la levanta y mira hacia el palacio.
Hitomi llega por fin a la mansión Schezar, desde la ventana la esperaba la señora Ana desde hace ya rato, esta al verla con solo el vestido, sin nada que la cubriera y completamente empapada se acerca a la puerta rápido y la introduce a la casa, esta es guiada al cuarto de baño, donde la señora Ana comienza a ayudarla a quitarse el vestido.
-Hay niña, pero estas hecha una sopa.
Hitomi se dejaba quitar la ropa, sus ojos soltaban lágrimas pero estas disimuladamente eran cubiertas por las gotas que escurrían de sus cabellos, esta después se mete a una tina de agua caliente donde comienza a darse un buen baño, y así quedó ella un tiempo dentro de la bañera, mientras la señora Ana se apresuraba a llevarse la ropa mojada.
La doncella había notado un gran silencio en la joven y esta comenzó hacerle un té, cuando sale de la cocina, se asusta al ver a Allen entrar.
-Calmada señora Ana, soy yo.
-Hay pues si me diste un gran susto, según tú ibas a quedarte de guardia en el castillo.
-Si es lo mismo que pensé yo pero el día de mañana llevaremos cargando e féretro al cementerio de la familia real, además que se ara una pequeña ceremonia, así que tengo que descansar.
-Entiendo.
-Por cierto ¿y Hitomi?
-Ella esta dándose un baño, creo que acaba de salir, seguramente se esta cambiando, de hecho le iba a dar esta taza de té. -Bien, por cierto vi a la Cleops comiéndose las flores de la entrada, otra vez se te escapo.
La señora esboza con asombro, se olvidó meter a la yegua de nuevo a los corrales.
-Hay esta yegua, como le hará para salirse de ahí.
-Me sorprende que estuviera con la montura.
-¿La montura, hay ahora si estoy vieja, seguramente cuando llegué de la plaza hoy, me olvidé de quitarle la montura y amarrarla bien.
-No te preocupes, de todos modos ya la regresé antes de venir a la casa. Por cierto. ¿Hitomi salió cuando me fui?
-No, claro que no.
El caballero celeste asiente con la cabeza y comienza a subir las escaleras, la doncella lo sigue con la vista y cuando este sierra la puerta ella esboza un suspiro en silencio y comienza a subir hacia la habitación de Hitomi, que se encontraba al final del pasillo. Esta entra con una bandeja pequeña en sus manos, donde tenía una taza con té, a su lado una pequeña azucarera y algunas galletas, esta cierra rápidamente la puerta al entrar. Hitomi se encontraba ya con una bata blanca y cepillando su pelo lentamente.
-Hay niña llegó en el momento justo, Allen acaba de llegar y al parecer se quedara toda la noche.
-Espero no haberla metido en problemas.
-No se preocupe, además será mejor que el piense que usted ya esta dormida, anda con tanta pregunta que parece que uno estuviera en una especie de interrogatorio.
-Gracias, señora Ana.
-¿Por cierto, vio a su majestad Millerna.
-Si, cuando la vi en el gran salón se encontraba muy seria y decaida viendo solamente al ataúd de su padre, Dryden estaba a su lado pero el ambiente era muy triste.
-Si me imagino. Bueno será mejor que me retire antes de que Allen venga para acá.
Hitomi asiente con la cabeza y sierra la puerta cuando la señora Ana sale, poniéndole llave, ella frota sus brazos y mira hacia la ventana, esta pone su mano en su cuello y recuerda los besos que Van le daba, comenzando a ruborizarse.
En el palacio Van se encontraba frente a la gran ventana de su habitación, este se encontraba recién bañado y tenía una holgada camisa con cuello alto en color gris, pantalones negros y sus botas negras, su espada descansaba en el respaldo de una silla que se encontraba cerca, este sostenía la capa de Hitomi la cual se encontraba algo mojada, en su mente los besos se repetían una y otra vez, pero después este se acerca la mano a su mejilla recordando como su chica le decía te odio. Este se aparta de la ventana dejando en una silla la capa oscura, a los pocos segundos Kenay entraba.
-Bien majestad si ya es todo me retiro a descansar.
-Si gracias Kenay, disculpa que te este trayendo como mi sirviente pero eres el único a quien le puedo confiar estas cosas.
-No se preocupe majestad, además ya sabes que somos amigos después de todo.
Van esboza una sonrisa y Kenay se retira, serrando la puerta en silencio. Van se disponía a irse a descansar cuando se fija en una silla que tenía una capa oscura, este mira a la ventana y posa su mirada en la ciudad de Asturias, este toma su espada y sale del cuarto, poniéndose en el camino una capa que cubría sus hombros y levemente sostenido por un grueso listón. Pronto llega a la caballería y sale a galope, este casi pasa desapercibido ya que es visto por unos cuantos guardias de Asturias.
Este cruza rápido la ciudad quien ya se encontraba completamente desolada, los cascos del caballo resonaban al chocar en el empedrado piso y algunos charcos, la noche lucía ya despejada con algunas nubes oscuras circulando en los cielos, y el clima calido comenzaba hacerse presente, este pasa un puente y se encuentra ya fuera de la ciudad, los bosques ahora eran su nuevo escenario.
Hitomi se encontraba en su cuarto, una sola vela era su luz y esta comenzaba a tambalearse por la calida brisa que corría a través de la larga ventana. La pequeña vela se encontraba en un tocador de madera, donde la chica de ojos místicos se encontraba recargada y esta comenzaba a rozar levemente la superficie de la larga llama. Esta se levanta y se dispone a cerrar la ventana cuando una sombra se para frente al cristal, esta se espanta y antes de que pudiera gritar el individuo le tapa la boca y con el pie sierra la larga ventana. Los ojos de la chica se encontraban abiertos de par en par, sus manos sujetaban una mano enguantada que cubría su boca, mientras la otra mano de aquel intruso rodeaba su cintura, jalándole la bata de seda descubriéndole uno de sus hombros quien dejaba ver una delgada cinta.
-No grites, soy yo.
Hitomi se sorprende cuando escucha esa voz familiar, mientras aquel hombre la soltaba lentamente.
-¡Van, pero ¿Qué rayos haces aquí!. No vez que si Allen te ve y mas aquí te mata.
-Me importa poco lo que ese guardia de cuarta diga. Necesito hablar contigo.
-Creo que ya dijimos suficiente hoy, y soy una tonta todavía hasta te daba explicaciones.
Hitomi hablaba en un tono molesto y le da la espalda.
-Como te hago entender. Todo fue por ti.
Van jira hacia el a Hitomi, el pudo ver que realmente se encontraba muy molesta.
-Dime ¿te ha propuesto que te cases con el?.
Ella se separa y se dirige a la ventana.
-Si.
Van se jira asía ella y la toma por los hombros.
-Pues no lo harás, impediré a cualquier costo que te cases, ese niño que solo se quedaba mirando y dejaba que le arrebataran de las manos lo que quería con facilidad ya desapareció, me oyes.
Hitomi se zafa molesta.
-Déjame me lastimas, además no eres nadie para decirme que hacer.
Van se comenzaba a molestar a un mas y antes de acercarse a ella escucha que alguien toca la puerta.
-¡Hitomi¿estas despierta?.
Ambos se sorprenden al escuchar la voz de Allen. Hitomi iba a hablar cuando sorpresivamente Van la toma y le tapa la boca.
-¡Hitomi¿estas bien.
-Mas te vale que no le digas que estoy aquí, tu sabes que tan sangriento puedo ser y mas tratándose de Allen.
Hitomi asiente con la cabeza y Van baja su mano.
-No te preocupes Allen, lo que pasa es que me estaba quedando dormida.
-Esta bien, descansa, mañana te veo.
-Si Allen.
Advertencia
Van ve que la sombra que se encontraba debajo de la puerta desaparece y baja la mano lentamente, la bata de Hitomi lucía revuelta en su cuerpo, los hombros se encontraban al descubierto y Van pudo ver el largo escote de la espalda y el encaje que rodeaba el busto de la joven, dejando caer al final una ligera tela de ceda blanca. Van sierra sus ojos y en silencio abraza con fuerzas a su chica, Hitomi se entristece, sentía un gran dolor en el.
-Una noche, solo una, es lo único que te pido, y jamás volverás a verme.
Hitomi entristece mas y no responde. Van lo toma como un si y este besa lentamente el cuello de su chica al igual que su nuca, este se quita los guantes dejándolos caer al suelo, estos suben rozando las caderas de la chica y se detienen en el listón de la bata, el cual lo suelta dejando abrir la prenda, Hitomi sierra sus ojos sintiendo las carisias de Van quien con cuidado desprende la prenda de los brazos de la chica, dejándola caer al suelo, este roza con la yema de los dedos sus hombros bajando por sus brazos y besando al mismo tiempo su cuello, sus manos se posan en la cintura de ella y estas vuelven a subir, topándose con los dos atributos de la chica los cuales solo los lados acarició para regresar de nueva cuenta a sus caderas, este se detiene y deja de besar su cuello y levanta en brazos a la joven. La chica se sorprende y mira a los ojos de Van, esta sin decir nada solo sigue accediendo, mientras el la depositaba en la cama.
Van se despoja rápidamente de sus botas y la camisa, desabrochando levemente su pantalón. Este mira unos minutos a su chica quien solo lo veía silenciosa, pero ese atuendo que lucía la hacían ver sumamente hermosa. Este se coloca enzima de ella y le da un suave beso en sus labios, las mejillas del rey se habían tornado rojas, era la primera vez que se encontraba con una mujer y pareciera que su cuerpo y sus manos tuvieran vida propia. La sorpresa del rey fue mayor al sentir que sus besos eran correspondidos, incluso unas carisias por parte de ella comenzaron a recorrer su cuello suavemente, cosa que hacían estremecer al joven rey. Van comenzó a bajar sus manos a las caderas de la joven y empezó a subir el camisón de la chica y a sentir la piel tibia de sus piernas.
Pronto ambos amantes se encontraban desnudos y revolviendo las sabanas, Van pudo sentir el pecho desnudo de su chica junto al de el, sus manos tocaban todo el ser de su compañero, leves quejidos de ella comenzaron a escucharse pero eran silenciados por los besos del ryujin, pronto el se introduce en ella con cuidado, esta experimenta una sensación de dolor, su compañero la abrasa y acaricia tratando de calmarla y aliviarla, este después de ver el cuerpo de ella mas relajado comienza a moverse lentamente, el placer subía a cada momento, las manos de la chica acariciaron con cariño la espalda del joven, este sonríe y a los pocos segundos unas hermosas alas salen de el, un baño de plumas caía alrededor de la cama, Van toma a la joven entre sus brazos y la levanta quedando ella sentada sobre el, Hitomi lo seguía besando con mucha mas pasión y con sus brazos apretaba el cuerpo de el al de ella, mientras las sabanas se encontraban enredadas en sus cuerpos.
La madrugada ya había entrado en la ciudadela, ambos jóvenes se encontraban exhaustos y completamente desnudos, Hitomi dormía placidamente en brazos del rey Van.
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La luz atravesó las delgadas cortinas y esta dio de lleno al rostro de la chica de la Luna Fantasma, esta se levanta creyendo que todo fue un sueño, pero al verse desnuda su rostro se enrojeció, esta recuerda que Van se encontraba dormido a un lado de ella, pero en su lugar solo encuentra una pluma blanca y brillante, esta la toma y la abraza, mientras varias plumas salían por la ventana entreabierta y comenzando a volar por los cielos.
Continuara….
Que dijeron esta ya metió el kamasutra aquí, pues no, a mi me a gustado el lemon pero hay uno tan explicito que sinceramente si me da pena escribirlo así, espero que la pareja que tuvieron un romance de esta magnitud les haya gustado jejeje.
Agradesco a..
lia-du-black: Pues igual gracias por mi pan de cada día también. ya que esta principiante de autora también tiene hambre de reviews, gracias por tus comentarios y feliz día de perros, digo feliz año del perro.
Danyseren: Claro muchacha habrá mas conflicto entre estos dos jóvenes y aparte otro que ha llegado, un personaje que a mi punto de vista es bastante celosa y posesiva y al enterarse de que Hitomi esta en Asturias, armara un gran alboroto. Ya te ando adelantando lo que viene jejej.
F-Zelda: Je jeje que bueno al menos los confundí un poquito espero te haya gustado, aun que no es muy fuerte el lemon ( a mi manera de ver) pero al menos puse a mi pareja favorita junta en esto jejeje.
