La noche había caído y se encontraba silenciosa, varias antorchas y luces se posaban en uno de los hangares de Asturias donde un joven de rubios cabellos se despedía de un caballero celeste y estos parecían seguir charlando y no querer despedirse.
-Bueno señor Allen, es hora de partir, tengo que hacer una parada en Fanelia para ver a su majestad Van.
El semblante de Allen lució mas serio pero trató de disimular.
-¿Irás a ver a Van Fanel.
-Así es, tengo que hacer algunos tratados con el, además nuestros padres habían estado ya aliados en estos negocios desde ya varios años.
-Entiendo.
El joven Chid deja salir una sonrisa, mostrando unos gentiles ojos.
-Hasta pronto caballero Schezar.
Allen no pudo evitar sentir algo de tristeza, pero aun así le da una sonrisa y un fuerte apretón de manos al joven frente a el.
-Hasta luego…Duque Chid.
Chid se separa y se adentra a la nave donde Kazia lo aguardaba, a los pocos minutos esta comienza a tomar altura, el caballero celeste solo miraba al cielo, mientras sus cabellos eran agitados al igual que parte de su uniforme, hasta que la nave se perdió en el firmamento oscuro de la noche.
Mientras en el palacio había algo de movimiento en una de las habitaciones, donde una chica de ojos esmeraldas se encontraba recostada en una amplia cama con una pañoleta en su frente.
-Por dios niña, que susto nos diste.
-Perdone señora Ana.
-Y eso se debe al mal estilo de vida que se esta creando. No come, trabaja en exceso y sale del país de un día para otro.
Hitomi comenzaba a sentirse muy apenada y mostraba una sonrisa algo forzada.
-Tranquila señora Ana, prometo ya no mal pasarme como lo estoy haciendo.
-Pues espero que a hora si lo haga. Ya lleva dos meses desde que partió de casa del señor Allen con esta rutina tan agotadora.
La señora Ana a paso presuroso toma el pañuelo y la bandeja de agua llevándosela a la cocina, serrando la puerta y dejándolas solas, mientras Hitomi voltea a ver a Millerna quien lucía con un semblante muy serio.
-¿Pasa algo Millerna? Desde que me revisaste no has dicho ni una palabra.
Millerna aún inquieta y mostrando muchas dudas se acerca lentamente a una silla que se encontraba a un lado de la cama de su amiga, sentándose y apretando sus manos.
-Dime Hitomi¿en verdad fue el trabajo lo que te provocó el desmayo¿no hay algo mas?.
Los ojos de la visionaria entristecieron y esta levemente se incorpora, quedando sentada en la cama.
-A decir verdad, he tenido leves visiones, no te preocupes, han sido del pasado, esas visiones me atormentan cada día y en cierta forma me siento culpable. Culpable de que a mis amigos les cambie el destino drásticamente.
Millerna se acerca más a Hitomi y le toma de las manos.
-Hitomi, no pienses eso, tu lo has dicho, nosotros somos los que creamos nuestros destinos, en ninguna forma lo has cambiado, ya sabes lo que Dryden dijo, es más siento que nos uniste, no se que hubiera pasado si me hubiera alejado con Allen el día de la boda, tal ves toda Asturias me hubiese visto como una cobarde, o peor aun, como una traidora.
-Cada vez que toman el tema del destino, esas visiones regresan, sobre todo la culpa.
-¿Qué se toma el tema¿quien te lo recordó?.
Los ojos de la chica de cenizos cabellos solo se limitaron a desviarse hacia otra parte.
-Fue Eries ¿no es así?
Hitomi asiente con la cabeza en silencio, Millerna guía su mano izquierda a su frente para dejarla después en sus piernas y suspirar con pesadez.
-Mi hermana últimamente esta algo rara, te ruego la disculpes, pero hay veces que aparenta ser una adolescente y no sabe ni lo que quiere.
-Quiere a Allen. Hitomi contesta en un susurro.
Millerna desvía la mirada y se levanta comenzando a caminar hacia la ventana.
-Parece que si, cuando le pregunto si esta enamorada de el, ella simplemente lo niega.
La joven reina voltea hacia su amiga con expresión triste.
-Pero se le nota tanto que no puede fingir. Concluyó Millerna.
Un gran silencio se apoderó del momento, Millerna veía con detenimiento a Hitomi, su rostro mostraba miles de dudas y preguntas que no sabía por donde empezar, esta camina hacia Hitomi y se sienta en la orilla de la cama.
-Hitomi, dejando aparte esto, tu….¿como te has sentido últimamente?... claro… me refiero a tu salud.
-Pues me he sentido bien, a veces tengo malestares estomacales y dolores de cabeza, lo normal.
-¿Y no has notado algo extraño?. ¿Todo lo vez normal.
-Si.. ¿que puede estar fuera de lo normal, ya sabes que en un trabajo así las presiones crecen, solo he sufrido un pequeño retraso, nada mas.
-¿Pequeño retraso.
-Si.. tu sabes.
Millerna se mostró mas intrigada.
-¿Y desde hace cuanto sufres ese retraso?
-Pues…ahora que me dices.. creo que….- El rostro de Hitomi cambia, sus ojos se abren de par en par y esta tocaba su frente nerviosamente. Hace dos meses.
-Hitomi, es precisamente lo que quiero aclarar con tigo.
El rostro de la chica de verdes ojos se mostraba pálido, mientras Millerna la observaba con detenimiento.
-Hitomi…tu… estas embarazada.
Hitomi quedó completamente callada, no podía pronunciar ninguna palabra y su rostro mostraba mas asombro que antes.
-¿Acaso el hijo que esperas es de Allen?.
Millerna sonaba con un tono suplicante y nervioso, ya que sus dudas apuntaban a el. Hitomi solo negó con la cabeza.
-No. -Acaso es.. ¡Van!. ¿Van es el padre del hijo que esperas?.
Hitomi asiente con la cabeza, mientras tomaba sus manos fuertemente y las acercaba a su boca.
-Pero ¿cuando¿acaso fue cuando estabas en fanelia.
-No.
Millerna se sorprendió, sus ojos solo quedaron puestos en Hitomi esperando una respuesta.
-El día que se celebraron los funerales del rey Aston, al salir y encontrarme cabalgando de regreso a casa de Allen Van me dio alcance en un caballo.
-¿Van te dio alcance.
-Si.
Millerna se levanta bruscamente y sorprendida.
-¿Pero como, el no sabía que estabas aquí¿dices que fue en un caballo?. No lo entiendo, parece que te estaba esperando.
-Eso fue lo que pensé también.
-Y bueno ¿Qué pasó después.
-Le dije a Van que me encontraba viviendo con Allen.
-¿Pero por que se lo dijiste.
-Millerna tarde o temprano se enteraría, además prefería que lo supiera de mi boca, además comenzó a sospechar el por que no estaba en el palacio y hacerme tantas preguntas.
Unas cuantas lágrimas rodaron por su mejilla, esta se las enjuaga con su mano y mira a Millerna.
-En la noche llegó a casa de Allen, y entró a mi habitación.
Millerna se exaltó mucho que tapa su boca con su mano.
-¿Entró a la casa de Allen estando el allí.
-Si, pero Allen no se dio cuenta. Después…pasó lo que tenía que pasar.
-¿Cómo, y lo dices así tan tranquila, Van te violó.
-¡No¡no! Millerna, Van sería incapaz de hacer eso.
-Entonces tu..
Hitomi deja escapar una leve sonrisa y se recorre sus cabellos hacia atrás.
-El habló tan tierno, sentía gran dolor en sus palabras, por un momento me olvidé de todo y de todos.
Las lágrimas comenzaron a brotar en su mejilla nuevamente.
-Me dijo que le diera solo una noche y que ya no sabría mas de el. – El llanto se hizo presente, comenzando a mostrar mas amargura en sus palabras. Y el cumplió, desde esa noche ya no lo he vuelto a ver. Esa noche me mostró cuanto me ama y cuanto lo amo, hay veces que quiero ir con Van y rogarle estar con el, pero, mi orgullo y mi miedo me lo impiden y ahora menos puedo hacerlo.
-¿Como que ahora menos¡¡¡es su hijo Hitomi.
-No lo vez Millerna, Van pensará que no es de el sino de Allen, sus celos son tan ciegos que….no….no me atrevería.
-¿Y que piensas hacer.
-Esperar a que nazca, tal vez así lo convenza.
-Bien por Van ya lo tienes planeado¿y Allen?. Pronto el embarazo se te notará y Allen hará muchas preguntas.
Hitomi suspira y esconde su rostro entre sus piernas.
-No lo se. No se que hacer Millerna.
Millerna abraza a su amiga tratándole de darle ánimos, mientras Hitomi se desahogaba a su lado.
La mañana llegó y un día frío comenzaba hacerse presente en las tierras rurales de Fanelia, en esta temporada el invierno frío comenzaba y muchos ya se preparaban para este clima. La nave de Freíd se encontraba a espaldas de el castillo en donde una extensión de una gran montaña lograron construir la plataforma donde las grandes naves de los diferentes países, sobre todo la del rey, llegaran a aterrizar.
En el castillo un joven de dorados cabellos caminaba por los pasillos de ese palacio junto a su consejero Kazia, quien siempre lucía algo serio y sus palmas extendidas, sosteniendo un rosario que se encontraba enredado entre sus dos manos. El joven duque se encontraba con la mente en otro lado, los pequeños sonidos de algunas avecillas resonaban en su cabeza mientras este caminaba y viendo al frente, hasta detenerse en una gruesa puerta de madera, la cual se abrió inmediatamente, varios consejeros se encontraban en una larga mesa y estos se levantaron al ver al joven gobernante haciendo una pequeña reverencia, en medio de esta larga mesa un hombre de piel morena hacía lo mismo, el duque inmediatamente fue guiado a una de las esquinas de la mesa justo a lado de Van, su fiel consejero permaneció callado y a un lado de el como fiel guardián. Así la junta transcurrió y después de las agotadoras horas de labores los consejeros comenzaron a desalojar la sala, mientras el duque charlaba con el rey de Fanelia.
-Bien solo resta que usted firme estos papeles majestad, para que el acuerdo que hicieron hace años nuestros padres siga en pie por otro tiempo mas.
Van esboza pesadamente tomando las hojas de manos de Chid y mirándolas con atención.
-Veo que se encuentra muy cansado su majestad Van.
Van sin moverse mira a Chid de reojo para después volver a ver los papeles.
-Ya te he dicho muchas veces Chid que me digas simplemente Van, no solo somos aliados, también amigos.
-Gracias Van, pero a veces pierdo la costumbre, no a muchos reyes les gusta que los tutee.
Van solo deja salir una sonrisa y toma su pluma para comenzar a firmar.
-Majestad Van¿a estado algo preocupado?.
Van mira las hojas serio y las deposita en el escritorio al mismo tiempo que apoya sus codos mirando de reojo al sirviente de Chid, este entiende la insinuación del rey y hace que Kazia los deje solos, al retirarse el consejero del lugar Van se acomoda bien en su asiento mirando a Chid.
-Si, me encuentro algo inquieto.
-¿Acaso es por la señorita Hitomi?.
Van asiente con su cabeza.
-Últimamente no dejo de pensar en ella.
-Estuve hace poco en el reino de Asturias, precisamente el día de ayer por la noche dejé esas tierras.
Van miró al rey mas interesado.
-¡Ha si.
-Si, acompañé a mi tía Eries, ya era justo que mi tía regresara a casa, me dijo que regresaría pero siento que es mejor que ya se quede en Asturias, ya me siento capaz de manejar el reino solo.
Chid calla unos minutos y con tono suave prosigue.
-También la vi a ella.
Van sigue callado, pero sus ojos mostraban gran atención, como si suplicaran que siguiera hablando.
-Hitomi se encuentra viviendo en el palacio junto a mi tía Millerna, de hecho se volvió parte del consejo del rey Dryden.
Van mira sorprendido a Chid.
-Me he enterado que Dryden ha hecho arriesgados negocios pero que han dado resultado, dándole buenas ganancias a la ciudad de Asturias.
-Así es, precisamente es por ella, muchos consejeros reprobaban las ideas de Dryden y algunos comenzaron a renunciar a sus puestos. Hitomi apoya a Dryden y ella ha sido su representante y consejera, ve que tan lejos a llegado ya el consejo la respeta, ya sabes lo celosos que somos los hombres en este tipo de cosas.
-Gran cargo para una mujer. Me alegro que valla bien.
Chid asiente con la cabeza, al poco tiempo una doncella toca la puerta entrando al lugar donde se encontraban ambos, sosteniendo una pequeña bandeja con un vaso de agua y unos medicamentos.
-Su medicina majestad.
-Gracias, puedes retirarte.
La joven asiente haciendo una reverencia y esta sale de la habitación.
-¿Se encuentra bien majestad.
-Pues, últimamente me he sentido mal del estómago, le atribuyo que fue a la cena que realizó el reino de Daedalus hace poco.
-¿Siente náuseas?.
Preguntó extrañado Chid. Van solo asiente con la cabeza mientras bebía el contenido de su vaso.
-Bueno, me alegro que Hitomi logró sus propósitos, y mira hasta un buen puesto tiene dentro de la realeza de Asturias, si, me alegro que este muy bien.
-Bueno de hecho, ella tuvo una recaída el día de ayer.
-¿Una recaída.
-La dama de compañía de la señorita Kanzaki la encontró desmayada en su habitación, la verdad puso nerviosos a todos.
Van se levanta de su asiento y camina hacia la ventana, este la abre y comienza a respirar el aire fresco serrando sus ojos y agachando su cabeza levemente.
-¿Y ella se encuentra bien.
-Si, muchos piensan que es por el agotador trabajo, nada importante.
-Me alegro.
Chid camina hacia el y lo toma del hombro, Van siente su presencia pero sigue mirando el exterior.
-Majestad, hable con ella, se que en el fondo ella le sigue amando.
Van voltea a ver a Chid.
-¿Cómo lo sabes¿acaso ella te lo dijo.
-No, pero estuve hablando con ella y tocamos el tema, conozco bien a las personas y se que cuando hablan de alguien con tanta ternura y sin rabia es que aun hay algo, se quieren mostrar desinteresados pero, no lo disimulan bien.
-Tienes razón, tengo que hacerlo, odio esta tortura, el imaginarme tantas cosas que posiblemente solo mis celos los estén formulando, odio tenerla lejos.
-Suerte majestad Van, no sabe cuanto me alegrará verlo a lado de la señorita Hitomi.
Ambos sonríen, Van le da una palmada en su hombro y se retira del lugar al mismo tiempo que Chid lo seguía.
En Asturias la puerta de la recamara de la reina Millerna se abre dejando entrar a un hombre de cabellos castaños, que lentamente se escurre por la habitación en silencio y al estar cerca de la cama de la mujer que ama se detiene y lentamente se inclina para depositarle un beso en su mejilla, la joven abre sus ojos y mira al recién llegado y esta muestra una sonrisa al ver a la persona que la saludaba tan dulcemente en la mañana.
-Buenos días mi reina¿como dormiste.
-Pues casi no pegué ojo en toda la noche, pero si, algo dormí.
-¿Problemas¿Acaso es con lo que le pasó ayer a Hitomi?.
Millerna se incorpora de la cama y apartando unos cabellos de su frente asiente con la cabeza.
-Ya veo. Si quieres le daré unas largas vacaciones, ha trabajado muy duro últimamente.
-Poco sería eso Dryden.
-¿Poco?. Me asustas Millerna ¿Qué pasa.
-Hitomi…Hitomi esta…
Millerna mostraba dudas al decirlo, mientras Dryden esperaba una respuesta de su amada reina, mostrando unos ojos que le incitaban a proseguir.
-Hitomi esta embarazada.
Dryden solo movió los labios sin decir ni una palabra, levantándose de su cama y restregando sus manos en su rostro, sus ojos se apretaron con fuerza y este después lleva una de sus manos a la mitad de su nariz, levantando un poco sus lentes mientras su otra mano se encontraba en su cintura.
-Haber, haber, creí haberte escuchado decir que Hitomi esta en cinta.
-Es que así es.
-No, no, no. Millerna tal ves al revisarla te confundiste, ella no puede estar embarazada.
-No Dryden, no estoy confundida, estoy completamente segura ella lo esta.
-No lo puedo creer, te das cuenta de la bomba que se desató, no me extrañaría que Van hiciera guerra en Asturias.
-¡Van¿Hacer guerra.
-Claro, quien mas pudo embarazar a Hitomi. El grandioso de Allen.
Dryden hablaba con un tono nervioso caminando en círculos por toda la habitación, subiendo y bajando sus manos de forma brusca.
-¿Pero que estas diciendo?. El hijo que esta esperando Hitomi es de Van, no de el.
Dryden se queda paralizado que casi sus gafas resbalan por su rostro.
-¿De Van.
-Así es.
-¿Pero¿Como.
-En los funerales de mi padre, Van se dio cuenta de su presencia y pues ya te imaginarás lo que paso.
-¡Ho!.
Millerna ríe por el rostro que Dryden había puesto y se levanta de su cama tomando su bata de ceda azul poniéndosela sin serrarla con el listón de su cintura.
-Dryden tenemos que ayudarla, si le decimos de su condición a Van creerá lo mismo que tu me has dicho, así que hay que esperar que el niño nazca.
-Valla si que las mujeres evaden fácilmente las tradiciones y protocolo reales.
-Ahora eso es de menor importancia, se que Fanelia tiene varias tradiciones en cuanto a bodas y nacimientos, pero, ahora hay que preocuparnos por la situación que se esta presentando, sobre todo de Allen, el tampoco debe saber del embarazo de Hitomi.
-Bueno en eso puedo ayudarte.
-¡Si¿Cómo.
-Pues ya tenía rato pensando de que Allen fuera por un tiempo al nuevo fuerte, me han dicho que la supervisión es pésima y que hay poca disciplina por parte de los soldados, me gustaría que Allen y su grupo se fueran por unos cuantos meses.
-Me parece una magnifica idea.
-Solo para no dar pie a sospechas, lo mandaremos cuando el embarazo de Hitomi sea mas notable.
-Si es lo mejor.
Millerna sonríe y abrasa con fuerzas a Dryden.
-Gracias Dryden, no se que haría sin ti.
-Lo mismo me digo, que haría sin ti mi princesa.
Dryden la aleja un poco de el y la mira a los ojos.
-Bueno, recuerda que aparte de la vida de Hitomi esta la nuestra, así que no olvides que pronto haremos los preparativos para la reanulación de nuestros botos matrimoniales.
-Tienes razón, el día de hoy mandaré las invitaciones.
-No olvides la de Fanelia.
Dryden comenzaba a retirarse, mientras Millerna lo seguía con la mirada algo sorprendida.
-¿Invitaras a Van a la fiesta.
-Si querida, tengo, "otros" asuntos pendientes con el.
Dryden muestra una sonrisa confiada y se aleja de ahí dejando a su princesa algo desconcertada.
Así los días comenzaron a transcurrir, Hitomi trataba de seguir lo mejor posible su rol diario de trabajo y pese a su situación lograba salir, la señora Ana después de enterarse de la condición de la chica de la Luna Fantasma con gran sorpresa se alegra por ella y la cuida, dándole apoyo al igual que Millerna. Durante su estadía las fricciones con Eries seguían en aumento, ya que el caballero celeste al enterarse de su recaída ignorando su verdadero estado le cuidaba y muchas veces se quedaba a lado de Hitomi como fiel guardian, cosa que a Eries le provocaban enormes celos que su actitud de ser fría con ella aumentaba. En ocasiones algunos de los malestares de Hitomi se hacían presentes a la hora de las comidas por lo que se retiraba, una doncella del palacio llegó a descubrirla en el baño y esta llegaba a decirle a Eries lo que le pasaba a la joven, que comenzó a sospechar.
El día de la fiesta llegó, reyes de diferentes países llegaron de todas partes de Gaea incluyendo de Fanelia y Freíd. Allen al ver al rey de Fanelia entrando con su ya acostumbrada escolta comenzó a sentir un gran torrente de sentimientos, desde ira, celos e incluso compasión y culpa, después de todo ellos eran camaradas. La primera en recibirlos fue Eries, quien lucía un traje en color verde claro, su cabello estaba recogido y una pequeña tiara se encontraba adornándolo. Van tenía un traje negro y una especie de capa blanca con finos grabados, Chid tenía su cabello al descubierto y un traje igual al de su padre pero en tonos claros.
-Majestad Fanel, pequeño Chid, es un placer que se encuentren aquí.
-Princesa Eries el placer es mío.
Van se inclina levemente y toma la mano de Eries depositándole un beso.
-Tía Eries, ya no soy tan pequeño.
-Para mi siempre lo serás.
Chid le da un cariñoso abraso a su tía, seguido de un beso en su frente, después ella guía a sus invitados al salón siendo apoyada del brazo de Van, en medio de este Millerna se encontraba con varios invitados mostrando una gran sonrisa, a leguas se notaba su felicidad, a su lado Dryden se encontraba, este sostenía en su mano derecha una copa de vino, mientras que con la otra abrazaba a su reina. Van observaba con detenimiento cada invitado de la reunión hasta que sus ojos se toparon con una chica de cabellos cenizos y de ojos color esmeralda, parecía que el mundo había quedado mudo y que solo la risa y platicas de la chica con aquellos hombres había quedado en ese momento, ese vestido rosa que tenía le sentaba muy bien, algo en su rostro había cambiado para el rey de Fanelia que despedía gran ternura en ella, que quiso ir corriendo hacia ella y abrazarla con fuerzas, pero la voz de Dryden lo trajo de nuevo a la realidad, haciendo que las voces de todos los invitados y la música llegaran de nueva cuenta a sus oídos.
-¡Majestad Van¡¡Duque Chid, me alegra que vinieran.
-El gusto es mío Dryden por haberme invitado.
Dryden y Van aprietan sus manos, mientras el éxtasis y la felicidad que Dryden tenía hicieron que el antiguo mercader le diera un abrazo dándole fuertes palmadas en la espalda. Van lo atribuyó a la felicidad que tenía el rey de Asturias por su unión con Millerna y en cierta forma así era, además que así el le mostraba en silencio sus felicitaciones por el futuro heredero. Millerna al verlo hizo lo mismo, lo abrazó con fuerzas y Van llegó a un punto que solo mostraba confusión ya que no sentía que se hubiese apartado de sus amigos por tanto tiempo como para extrañarlo de esa forma. Después de charlar por largo tiempo Van y Dryden se retiran a su despacho, Dryden se deja caer pesadamente en su amplia silla y con su mano le insita a Van a sentarse, Van lo hace y poniendo su copa de vino en la mesa, viendo a Dryden con atención.
-Bien, ya que estamos de acuerdo con el negocio solo resta entregarte estos papeles para que los leas con detenimiento.
Van toma los papeles en su mano pero este los deja a un lado mostrando poco interés, Dryden mira el acto del rey presintiendo lo que el joven Fanel diría.
-No hace falta que lo digas. Se que se tratará de cierta chica de la Luna Fantasma.
-Dryden, quiero quitarme este maldito orgullo, y no puedo, quiero a Hitomi de vuelta, es a la única mujer que quiero. En Freíd me dijiste que me ayudarías, que hablarías con ella de ser preciso.
-De todas las mujeres que hay en Gaea¿Por qué ella.
-Por que ella me aceptado tal cual soy.
-¿Hablas de ser un ryujin?. Un descendiente de Atlantis.
-No solo eso, me aceptó, me protegió, Dryden, ella es la única, pese a que me han dicho que busque una reina, no puedo hacerlo, se que con ellas no estaré completo.
Dryden respira hondo y tomando sus gafas de sus ojos y sosteniéndolas en su mano le contesta.
-No, no Van, no lo haré.
Van se asombra de lo que escucha.
-Yo no puedo hablar con ella, convencerla, creo que esa parte la deben de arreglar ustedes dos, y dejen de ser niños si es que quieren unir sus vidas para siempre.
Van baja la mirada, Dryden tenía razón¿Desde cuando se había convertido en un niño?.
-Si, tienes razón.
Dryden sonríe poniendo sus gafas nuevamente, la puerta es abierta por uno de los sirvientes del palacio y deja entrar a una hermosa joven de vestido rosado, Van se queda estático con rostro serio viendo a la joven, la chica mientras tanto, al ver a la persona que se encontraba sentado en el sillón sentía que su corazón saltaba, dejando salir para si, millones de sensaciones.
-Hitomi toma asiento.
Dryden sin moverse de su lugar dirige su mano a la silla desocupada que se encontraba a un lado de Van y esta a paso lento camina a sentarse.
-Bien, este será tu último negocio para que así puedas tener unas largas vacaciones. Van y yo estamos de acuerdo en juntar nuestras tecnologías, ya que como vez el difunto Folken Lakur de Fanel dejó esta en manos de Van cuando este murió hace unos cuantos años, tienes que ir a las tierras del rey Fanel, para supervisar y aclarar las dudas al consejo de Fanelia.
Hitomi se sorprende al igual que Van, Dryden reía para si, Hitomi trató de no tartamudear cuando diera su contestación ya que esto cambiaba repentinamente las cosas, Van por su parte sentía que una segunda oportunidad se abría frente a sus ojos.
-Está bien, iré a preparar los papeles que habían hecho nuestros consejeros por si su majestad quiere leerlos durante su viaje.
-Si, no hay problema, de hecho me gustaría que partieras al mismo tiempo que el, así ganaremos mas tiempo¿no es así majestad Van?.
Van que se había quedado en las nubes regresa a la realidad sacudiendo levemente su cabeza.
-¡He, si, claro.
-Bien.
Dryden da un pequeño golpe con su mano en el escritorio, levantándose de su asiento, Van y Hitomi hacen lo mismo.
-Que las doncellas vallan preparando tu equipaje y ve arreglando los documentos necesarios para este viaje.
Dryden toma del hombro a Hitomi guiándola a la puerta, esta solo asentía con la cabeza y salió apresuradamente del lugar. Dryden voltea a ver el rostro confuso de su majestad Van y este deja salir una leve sonrisa.
-Perdona, no te había dicho, Hitomi es mi nueva relacionista y consejera, bueno de hecho es mi todo en los negocios, es bastante buena en esto, se que no te defraudara.
Dryden comenzaba alejarse hacía la puerta, pero la voz del rey de Fanelia le hace detenerse.
-Dryden, según tu dijiste que no me ayudarías.
Dryden voltea a ver a Van con una ligera sonrisa dibujada en su rostro.
-Te dije que no te ayudaría hablando con ella en tu nombre, pero nunca dije que te daría un pequeño empujón.
-¿Por qué?
-Pongámoslo así, Allen me pidió lo mismo, que lo ayudara para que Hitomi se quedara con el, pero te soy sincero, prefiero ofrecer mi ayuda solo a ti. No pienses mal, la rivalidad entre el y yo ya hace tiempo que desapareció y mas al tener el amor de Millerna para mi, pero, para que nos engañamos, su destino es estar juntos, tu y Hitomi.
Van esboza una sonrisa y Dryden le da unas palmadas en su hombro y ambos salen a reunirse a la celebración, la noche llegó y la ceremonia comenzó, de lado izquierdo se encontraba Van junto a Eries y Chid, del otro lado los consejeros entre ellos Hitomi observaban con alegría la nueva unión entre sus dos amigos. Terminado la ceremonia los novios abrieron el baile bailando juntos, al poco tiempo varias parejas se encontraba bailando alegres, Millerna invita a Van a bailar y pese a sus negativas este acepta, Chid invita a Hitomi, el vals ase que todos cambien parejas y pronto Van y Hitomi se encontraban danzando en medio del salón juntos. Ambos siguen bailando desviando la mirada hacía un lado, el corazón de la chica latía con fuerza al igual que el de el pero a ninguno de los dos se le pasó por la cabeza el de retirarse, si no que siguieron el baile, después de que la música siguiera ambos comenzaron acercarse poco a poco sin querer, en silencio siguieron bailando y Van poco a poco se dejo llevar embriagado por su dulce aroma, Van de repente se aleja de ella, Hitomi solo se sorprende por la acción de Van, no sin antes sentir una sensación extraña en su vientre, pero este mostraba una mirada extrañada. Hitomi no sabía que decir, solo esperaba a que el dijera algo pero no pasó nada, Van la vuelve a tomar y estos siguen bailando pero una ves mas Van se aleja de ella.
-¿Tienes algo en tu vestido.
-¡He, no.
-Sentí que me pegabas levemente con tu mano en mi estomago.
Hitomi ríe nerviosa, Van no la perdía de vista.
-No, bueno..tal vez..es que estoy nerviosa.
-Tal ves alguna joya rodó por tu vestido.
Van extiende su mano hacia el estomago de la chica como viendo si algunas cuentas no habían quedado enredadas pero Hitomi se aleja algo nerviosa.
-No,…no lo creo.. pero de todos modos iré a revisarme. Permiso.
Hitomi se aleja corriendo, Van solo la seguía extrañado decidido a seguirla, pero Dryden lo toma del hombro y lo guía a otra parte del salón juntándolo con otros reyes. Eries quien no había perdido de vista este acto muestra más interés en el estado de Hitomi.
-Que raro.
-¿Qué te resulta raro hermana Eries?.
Millerna quien apenas había llegado con su hermana pregunta extrañada.
-Su majestad Van se alejó de ella en dos ocasiones y después le quiso tocar el vestido pero ella se alejó nerviosa.
-¿Le quiso tocar el vestido.
-Si, para ser exactos el vientre.
-¡Hay no!
-¡Millerna¡¿Millerna a donde vas!.
Eries se sorprende aun mas al ver a Millerna alejarse de prisa a otra parte del palacio. Millerna llega a encontrar a Hitomi en uno de los balcones respirando algo agitada.
-¡Hitomi!. ¿Te encuentras bien.
-Si. Solo que no se lo que pasó adentro.
-¿Qué quieres decir.
-Cuando bailaba con Van, sentí por primera ves a mi bebé moverse.
-¿Enserio!.
Hitomi asiente contenta con la cabeza, mientras Millerna le tocaba su vientre.
-¿No entiendes por que pasó.
-No la verdad no, pienso que ya es tiempo, creo.
-La sangre llama, Van es su padre y al parecer este pequeño ya lo sabe.
Hitomi ríe contenta al igual que Millerna.
-No importa lo que pase Millerna, estoy decidida a cuidar a este pequeño cueste lo que cueste.
-Espero que pueda ser la madrina de ese bebé cuando nazca he.
-Claro que si Millerna.
Ambas chicas se dan un abrazo contentas, mientras en el pasillo Eries había escuchado parte de la conversación enterándose así del embarazo de Hitomi.
Continuara……….
Pues ya tenía rato este fic en mi compu pero por algunas cuestiones pues no pude subirlo, mis disculpas por el retraso a pesar de que ya había dicho que lo subiría rápido. Bueno pasando a los saludos.
f-zelda Amiga la que llegaría a poner la discordia aquí será Eries, quise poner a los personajes que siempre estuvieron en la serie y sacarles provecho ya que no quise poner nuevo personaje. Van y Hitomi sufrieron una separación de 5 años, en el segundo año Van decide separarse de Hitomi para siempre, después de tres años a partir de ese día la historia comienza, que es cuando Hitomi hace su aparición como la guerrera desconocida. Después de que Van partiera de Asturias por los funerales del rey Aston han pasado dos meses de que nuestros protagonistas se han dejado de ver, jeje pues espero haber aclarado las dudas y espero te siga gustando la historia.
lia-du-black Ahora si que me agarre enserio al pobre de Allen pero ya pronto su situación cambiará jejeje.
Danyseren Desde que Van regresa a Fanelia después de los funerales del rey Aston pasaron dos meses, tal ves propicié esta confusión en la charla de Chid y nuestra protagonista, pero esta recopiló todo el tiempo que estuvo en la luna fantasma, espero haber resuelto la duda jejeje.
