Amarga Verdad.

Una agradable mañana se presentaba en la calida ciudad de Asturia, dentro de una recamara dos cuerpos desnudos entrelazados de dos jóvenes monarcas, presenciaban señales de una noche de pasión donde por primera vez habían conocido sus cuerpos y sus deseos mas íntimos, el matrimonio de esta pareja había consumado su noche de bodas y estos seguían disfrutándose del uno al otro, olvidándose de los demás y de los quehaceres diarios, solo para estar los dos solos.

Hitomi se encontraba ya lista guardando las últimas cosas en una maleta, mientras la señora Ana la miraba con una expresión algo desolada, pero a la vez nerviosa.

-¿Y si se da cuenta?.

Una voz que mostraba gran preocupación rompió el silencio, la joven de cabellos cenizos quedó erguida frente a su equipaje, dándole la espalda a su compañera, esta deja la suave tela blanca sobre la maleta para después serrarla y voltear lentamente hacia Ana, quien seguía con el mismo semblante nervioso.

-No tiene por que, solo nos quedaremos unos cuantos días, y lo mejor es comportarnos lo mas normal posible, así como estamos solo levantaremos sospechas. -Pero no puede decir que vamos a llevar una vida normal así tan tranquilamente. Usted sabe que no se puede.

Hitomi camina lentamente hacia ella con un rostro tranquilo y le da un beso en la frente, dejando salir una leve sonrisa de sus labios, como tratándole de dar ánimos.

-Tendremos que tratar, por el bien del bebé.
-Si, entiendo.

La señora Ana abraza a Hitomi dándole una sonrisa algo forzada para después seguir con sus labores, cuando sorpresivamente la puerta se abre bruscamente dejando entrar a una princesa de larga y rubia cabellera, mostrando unos ojos llenos de frialdad.

-Tenemos que hablar.

La voz de Eries mostraba gran molestia, y esta de forma penetrante miraba a la señora Ana.

-Iré a avisar a los sirvientes para que suban el equipaje al carruaje.

El tono nervioso de la señora Ana se notó demasiado, y de forma presurosa camina hacia la puerta, no sin antes no despegarle una mirada de preocupación hacia Hitomi, cuando la puerta se sierra dejándolas a solas Hitomi se dirige hacia la pequeña mesa de su habitación empezando a guardar en una fina caja de madera barios papeles.

-Y bien¿de que quiere hablar con migo princesa Eries.
-No te hagas la tonta, sabes perfectamente de lo que quiero hablar contigo.

Hitomi se gira molesta y seria hacia la princesa.

-No, no se de que me esta hablando.
-Del hijo que esperas.

Los ojos de Hitomi se abrieron de par en par, de todas las personas en el mundo además de Van, Eries era a la única que no quería que se enterara de su estado.

-Veo que ya recordaste. Dime¿de quien es el hijo que esperas?.

Hitomi desvió la mirada.

-Eso, princesa no es de su incumbencia.
-¿Cómo!.

La mirada de molestia de Eries cambió a una de furia y tomó de los hombros a la joven comenzando a sacudirla de forma violenta.

-¿Es de Allen¿el hijo que esperas es de Allen¡¡¡¿¿contesta es acaso de Allen!

Hitomi se encontraba mas nerviosa, no temía por las palabras de la princesa sino que sus gritos llegaran a oídos de Van. Unas manos sujetaron de pronto a la princesa, quien seguía gritando a Hitomi si el hijo que esperaba era de Allen, la joven de cenizos quedó muda, mientras la joven princesa comenzaba a dejar salir leves lágrimas, al mirar a quien la detenía, se cubrió sus manos el rostro, como así queriendo cubrir su vergüenza.

-¡Chid, yo..lo siento.

La mirada de los profundos ojos azules del joven rey de Freíd miraron a su tía, mientras ella salía corriendo de la habitación, Chid caminó hacía la puerta y la cerró con cuidado para después dirigirse hacia Hitomi quien sostenía con fuerzas sus manos, Chid acomoda a Hitomi con delicadeza en una silla cerca de la pequeña mesa donde ella se encontraba para después sentarse en otra silla que se encontraba en el otro extremo, apartando la caja de madera y poniéndola en el suelo, para si ver con detenimiento a la joven de la Luna Fantasma.

-Así que..vas a hacer mamá

Chid sonrió alegre, mientras Hitomi mostraba una leve sonrisa y asentía con la cabeza

-¿Y cuando tenías pensado en decírmelo, es una gran noticia.
-Chid, te tengo tanto cariño que no quería meterte en problemas.
-¿Problemas¿por decirme eso¿por que.
-Chid, antes de decirte mis razones y viendo que ya no podré ocultártelo mas, pues empezare por decirte quien es el padre de mi hijo, para evitar mal entendidos.

Chid asintió serio mientras Hitomi tomaba aliento para continuar.

-El padre del hijo que espero es de Van.
-¿De Van¿nuestro Van de Fanelia.
-Si.
-Que buena noticia, malvado rey no me lo dijo pero ahora verá le diré…
-No Chid.

Chid quien ya se había levantado hacia la puerta se extraña y mira a Hitomi.

-Él.. él no lo sabe.
-¿Cómo¿y que esperas para decírselo?
-No Chid, ya tiene dos meses, casi tres de que no nos vemos, el seguramente, al igual que todos pensarán que el hijo que espero es de Allen.

Hitomi mira con detenimiento el rostro de Chid.

-¿O acaso me dirás que eso no lo pensaste también cuando te enteraste.
-Bueno por la forma que me enteré si sospeche.

Hitomi mira incrédula a Chid.

-Está bien, no te mentiré, si, también pensé que el padre era Allen.
-Vez por esa razón no le diré nada, tal vez cuando nazca podré hacerlo.

Hitomi se abraza a si misma con sus brazos dándole la espalda a Chid, el la toma delicadamente de sus hombros tratando de reconfortarla.

-No te preocupes Hitomi, yo cuidaré bien tu secreto, si quieres alguna ayuda en cuanto al mantenimiento del pequeño yo escatimare los gastos, es lo menos que puedo hacer.

Hitomi mira al pequeño monarca sorprendida y algo apenada contesta.

-No, Chid, no quiero darte esas molestias.
-Nada de molestias, me encargaré que una de las mejores parteras de Freíd valla hacia Fanelia de forma discreta y se haga pasar por una de tus damas de compañía, así esta te revisará a diario y sin levantar sospechas.
-Gracias Chid.

Hitomi muestra una sonrisa a Chid mientras el la abraza, a los pocos segundos se separan después de que Chid sin querer deja escapar unas carcajadas, Hitomi miraba seria al pequeño duque.

-Perdona Hitomi, lo que pasa es que de repente llegó a mi cabeza un recuerdo que tuve en Fanelia.
-¿En Fanelia.
-Si. Perdone si soy indiscreto, pero¿has tenido nauseas últimamente.
-Mmm. Pues no, no lo niego han sido pocas, pero no, es algo raro, de todas las mujeres que conozco me dicen que tuvieron nauseas y mareos por varios meces pero a comparación de ellas yo he tenido pocas.

Chid vuelve a reír.
-Es que el que las está teniendo es Van.
-¡Van.
-Si, el piensa que una comida en Daedalus le provocó el malestar pero es por tu embarazo.
-Jajaja¿enserio eso le pasa.
-Si.

Ambos ríen, gracias a Chid Hitomi sentía mas apoyo que nunca y este le había quitado el mal sabor de boca que en esa mañana la princesa Eries había ocasionado.

Mientras en uno de los jardines la princesa Eries lucía desconsolada, sus manos apretaban con rabia su vestido y ahora mas que nadie odiaba a la chica de la Luna Fantasma, esta enjuaga sus lagrimas con un pañuelo y esta después mira al frente de forma seria, su rostro sorpresivamente parecía estar fresco y normal que antes, como si no hubiese pasado nada, esta camina hacia la entrada del palacio donde hace unos minutos pareció escuchar al rey de Fanelia junto a su fiel guardaespaldas Kenay.

-Creo que esta empeorando majestad¿cree aguantar el viaje.
-Si, solo…

Van corre hacia el interior del palacio, Kenay solo lo mira con algo de burla.

-Aquí vamos de nuevo.

Este restriega su mano en su rostro, pero después guarda compostura al ver a la princesa Eries bajar las escaleras y mirando extrañada a sus espaldas.

-Perdone¿pero su majestad se encuentra bien.
-¡He, si. Solo que últimamente a estado delicado del estomago.
-¿Delicado del estomago¿quiere que mande llamar al médico.
-No es necesario, el suyo viaja siempre con el, solo le pasa cuando vamos algún viaje o después de fiestas, yo creo que se le pasó un poco las copas ayer.
-Y luego Dryden brindando con él como loco, si no me extraña que este así.
-Bueno princesa si me permite, iré a revisar que todo se encuentre listo, su majestad ya quiere partir de inmediato hacia Fanelia.
-Entiendo. -Con su permiso alteza.

Kenay hace una pequeña reverencia para alejarse de la princesa, mientras esta quedaba pensativa.

-¿Nauseas?. ¿Acaso?

La mirada de Eries mostraba gran cambio, parecía que de un momento a otro su día mejoraba y esta se aleja caminando.

En el área de reparación de los Guymelef Allen miraba con detenimiento algunos arreglos y en ocasiones daba órdenes a sus compañeros.
-Gadeth, sostén con fuerzas el cable del brazo, esta mañana por porco y Sherezade lo pierde.
-Ridenthe, te dije que lo aseguraras.
-¿Pensé que lo habías hecho tú?
-Eres un holgazán sabías.
-Pero aun así me amas.
-Cállate tonto.

Allen no pudo evitar sonreír, si sin lugar a dudas estar a lado de sus camaradas le reconfortaba y le agradaba, eran como una familia de hermanos. Sorpresivamente unas manos delicadas cubrieron sus ojos por algunos momentos, el tomando la muñeca de su opresor sonríe.

-Princesa Eries, buenos días, es un gusto tenerla aquí.
-¿Como sabías que era yo.
-Su perfume es inolvidable para mi princesa.

La joven sonríe mientras se ruborizaba levemente mientras el caballero seguía sosteniéndola de su muñeca.

-¿Puedes salir un momento?.

La princesa le sonreía, mientras Allen se mostraba algo sorprendido, viendo después a sus compañeros.

-¡Ridenthe sostén esto esta pesado.
-Deja término de almorzar y enseguida iré ayudarte.
-¡Ridenthe!.

Allen ríe levemente y mira a la princesa.

-¿Por que no, estarán bien sin mí.

Ambos salen y se alejan caminando mientras el alboroto se hacía presente en los hangares. Así estos se alejan del palacio adentrándose a un pequeño bosque fueras del palacio, donde una maravillosa vista se veía, las olas llegaban a chocar y a menudo se escuchaban con fuerza en los oídos de la pareja, estos hablaban y reían pero en un momento ambos quedan en silencio mirándose fijamente, los largos cabellos de la chica comenzaban a acariciar su rostro y Allen cuidadosamente se los quitaba, la princesa lentamente se acercaba a los labios del apuesto caballero, hasta que por fin estos se sellaron, Allen sorprendido se separa y mira fijamente a la princesa.

-No, no puedo, lo siento princesa.

Allen estaba dispuesto a retirarse, pero los brazos de la princesa lo aprisionan por la espalda, haciendo que este se detuviera en el momento, mientras ella apoyaba su cabeza en su espalda.

-No, no te vallas.

Allen gira y mira a la princesa con detenimiento.

-No sería justo que me quedara, no quiero lastimarla.
-¿Lastimarme¿ por que lo dices Allen.
-Yo…yo..amo a otra persona.

La princesa inesperadamente se aleja del caballero celeste, mirándolo con expresión desolada, esas palabras retumbaron en su mente y en su corazón.

-¿Es acaso.
-¿Hitomi, si, es ella.

La princesa al escuchar el nombre de la visionaria se molesta.

-Esa bruja solo te ha hechizado¿como puedes enamorarte de una chica así.
-Hitomi es una niña muy tierna, tal vez me enamoré de su inocencia.
-¿Niña¿Inocencia, esa bruja no puede tener inocencia mas si ya se metió en la cama con otro hombre.

Los ojos de Allen se mostraron más serios de lo normal.

-¿Qué quiso decir con eso princesa?
-Eso, que tu querida Hitomi ya se fue a revolcar con alguien, y muestra de ello es que esta embarazada, espera un hijo de Van Fanel.

Allen retrocede unos pasos de la chica, había quedado completamente estático y sin decir mas da la espalda a la princesa comenzando a correr a gran velocidad hacia el palacio, dejando a la princesa sola.

En el castillo Hitomi recorría los pasillos pensativa, ya todo se encontraba listo para partir, con pesadez suspiró mirando a su alrededor, como si fuera un presentimiento de que tal vez en mucho tiempo no regresaría a ese lugar, o tal vez nunca.

-¡Hitomi¡Hitomi.
-¡Millerna.
-¿Ya estas lista.
-Si, eso creo.
-La verdad me sorprendiste ayer, diciéndome que te ibas a Fanelia, ten cuidado y sabes a que me refiero he.
-Claro lo tendré.

Ambas chicas ríen y se dan un abrazo de despedida, mientras en otro lugar el caballero celeste llegaba agitado al palacio, este se para rápidamente al ver en uno de los pasillos a Daniel, un colega de Hitomi y consejero del rey Dryden.

-Señor Daniel.
-Caballero Allen, buenos días¿en que puedo ayudarle.
-¿La señorita Hitomi estuvo en reunión con el rey hoy.
-No, de hecho se pospuso la reunión de hoy, de por si, la señorita Hitomi se prepara para otro viaje.
-¿Un viaje! pero ¿A dónde?
-A Fanelia, si no mal recuerdo partirán a medio día.
-¿Tan pronto!
-Así es.
-Gracias consejero Daniel. Después nos vemos.
-De..nada.

El consejero queda extrañado por la carrera que el caballero Allen hace, rumbo a otro lugar del palacio.

-Hitomi promete que me escribirás.
-Millerna suenas como si me fuera para siempre.
-Pues se que tu estancia allá será larga y quiero que me cuentes todos los detalles de tu estancia.
-Ya veo, pero tu también hazlo he.
-Claro que si tontita, jajajaja.
-¡Reina Millerna.
-¡Allen!.

El caballero se inclina levemente hacia su reina, mientras ambas chicas quedan sorprendidas por la aparición de Allen y por el rostro que tenía se notaba que no era para algo bueno.

-Majestad, si no es mucha molestia me gustaría hablar un momento con Hitomi.

Ambas mujeres se miran.

-Pues.. por mi no hay problema. ¿Tu Hitomi.
-No, claro que no.

Allen vuelve hacer una leve reverencia, mientras Hitomi se alejaba hacia otro lado, al poco tiempo Allen la seguía. Estos encuentran un lugar donde podrían hablar tranquilamente cerca de los pilares que daban a los jardines principales, donde al centro se podía ver una gran fuente. La chica mira al caballero quien tenía en su rostro que mostraba confusión y enojo, a lo que atribuyó que se trataba de su viaje hacia Fanelia.

-¿Pasa algo Allen.
-Hitomi.. yo..quería saber..

Allen hablaba entre dientes y continuamente asía pausas.

-¿Qué sucede, me asustas?
-Hitomi, dime que no es cierto.
-No es cierto ¿Qué.
-Que tu…que tu… !Qué tu estas esperando un hijo de Van!.

Las ultimas palabras Allen las saca de golpe, los verdes ojos de la chica se abrieron de par en par, quedando estática¿Cómo se había enterado.
-Tu silencio lo dice todo.

La chica se gira dándole la espalda al caballero comenzando a sollozar, estimaba a Allen, pero no quería que se enterara de esta forma, tal vez fue un error callar.

-Hitomi¿por que?. ¿Por que lo callaste¿porque no me lo dijiste.
-Allen yo.
-¿Por qué Hitomi, me diste falsas esperanzas, creí que no lo amabas, y ve, ahora estas esperando un hijo de el.

Las palabras de Allen penetraban con fuerza en el corazón de la chica, odiaba hacerle daño a sus amigos, Allen al ver el sufrimiento de la joven se le quedó viendo con asombro, como si se hubiese percatado de algo, que había pasado desapercibido.

-Hitomi, él…él. ¿él lo sabe?

La joven solo bajó la mirada y negó con la cabeza.

-Con razón esta tan tranquilo. Hitomi si tu quieres yo.
-No, Allen, se lo que vas a decir.

Allen bajó la mirada y abrasó a la chica con delicadeza, acariciando levemente su espalda.

-Entiendo, aun amas a Van.

La chica asiente con la cabeza dejando salir una leve risa, mientras sus ojos brillaban por las lágrimas que contenían sus ojos.

-Además, seria injusto para ti.
-No Hitomi, yo e sido injusto.

Este se separa de ella lentamente y la mira a los ojos.

-Con ambos.

Este dibuja una sonrisa, apenas perceptible, tratando así de reconfortar a la doncella frente a el, la chica solo se limitó a observarlo y quedar callada. A los pocos segundos, la figura de un joven rey se hacía presente en los pasillos de enfrente, el cual fue visto de inmediato por Allen, quien abraso a la chica nuevamente con gran cariño susurrándole a su oído algunas palabras.

-Cuídate mucho amiga, tu y ese pequeño que llevas dentro, que como desearía que hubiera sido mió.
-¡Allen.
-¡Shhh, no digas nada pequeña, lo importante ahora es tu destino, fórjalo como tu quieras y que nadie se vuelva intrometer en el.
-Allen no sabes cuanto he deseado, que te encuentres a una mujer que te ame tanto como lo haces tú.
-Yo también Hitomi, yo también.
Allen se aleja de la joven y mira al frente, la chica jira y ve los ojos serios de Van, Allen solo deja salir una risa comenzando a caminar hacia el, deteniéndose cerca de su hombro.

-No sabes cuanto te envidio Van, has cosechado con esfuerzo y por fin los frutos de tu trabajo nacerán. Descuida, yo no me meteré entre ustedes, solo te pido que la cuides, de lo contrario sabrás quien es Allen Schezar.

Allen sigue su camino, Van solo muestra sorpresa en su rostro y sigue con la mirada al caballero, quien se perdía en el interior del palacio.

-¡Majestad.
-Si, Kenay.
-Ya esta todo listo, podremos partir cuando lo desee.

Van comienza a caminar hacia su sirviente mientras que Hitomi comenzaba hacerlo mismo adelantándose a los dos hombres.

-Partiremos ahora, ya quiero llegar a Fanelia.
-Como ordene majestad.

Van pasa de largo a Kenay y este sigue a la chica de ojos místicos, y la detiene tomándole de la mano suavemente.

-Por mi no hay problema, no es obligatorio que vengas con migo, no quiero causarte problemas.

La chica se estremeció de pies a cabeza, al tomarla de la mano miles de sensaciones sentía, incluso su corazón le latía con fuerzas.

-No, claro que no, mi deber es ir a Fanelia.

La chica muestra una sonrisa Van seguía con un semblante serio.

-Se que no soy nadie para decirlo pero..Allen estará bien. Lo se.

Van se aleja dejando a Hitomi desconcertada y por que no decirlo también triste. A lo lejos una mujer de larga cabellera rubia se desvanecía en uno de los pilares cerca de allí donde había visto todo, comenzando a llorar amargamente.

Dentro de poco un carruaje con dos personas sumidas en sus pensamientos se veía alejarse del castillo de Asturias, la mano de Millerna se agitaba delicadamente despidiendo así a sus amigos, esperando que la situación para la chica de la Luna Fantasma cambiara y por fin la felicidad llegara. Al llegar al lugar donde la nave despegaría, Hitomi baja viendo hacia atrás, mientras Van la guiaba hacia el interior haciendo que la chica siguiera su camino en compañía de su dama, la gentil señora Ana.

-Les aconsejo que se abriguen en cuanto salgamos de las tierras de Asturias, aunque aquí no se nota en Fanelia ha llegado el invierno y en ocasiones es muy agresivo.
-Gracias majestad seguiremos su consejo, no es así niña.
-He! si claro.
-Bien.

Van solo las miró seriamente para después irse a la cabina de mando junto a Kenay, las dos mujeres fueron guiadas a otra parte donde podrían quedarse durante el vuelo, siendo guiadas por un soldado de Fanelia.

Continuara…

Bien aquí dejo mi respectiva actualización, por ahora no dejo saludos sino hasta el próximo cap. (espero me disculpen) que será pronto cuando lo suba, pero pues a horita la zona donde vivo anda con múltiples apagones y contrabajos luego puedo continuar el fic ya que no me dejan terminar y no quiero arriesgar mi pecerita preciosa, besos y mil perdones.