La esperanza para un anciano.

Los vientos cálidos de una ciudad cercana al mar, transportaban aromas salados, una fragancia que solo el mar podía dar, combinado por los perfumes dulces que se llegaban a mezclar en el ambiente. Una chica de rubios cabellos y ojos violáceos miraba perdida el inmenso mar azul, pero su rostro mostraba melancolía, sus manos apretaban fuertemente una joya, un medallón dorado, el cual pertenecía a su hermana Eries. Su rostro baja y mostraba una gran tristeza. Dryden observaba en silencio a la joven mujer, mirándola a través de aquellos largos cristales que dejaban pasar los rayos rojizos del atardecer. Millerna abre poco a poco sus manos dejando ver el fino medallón, el cual resplandeció, dando leves chispas doradas por la luz del sol.

-Hermana Eries.

Un susurro salió de labios de la joven reina, comenzando a recordar lo que en esa mañana pasó a lado de su hermana, era como una película que sus recuerdos le mostraban y detenidamente trataba de analizarla.

-¡Eries¡hermana¿estas despierta?.

La princesa tocaba repetidas veces en la puerta de una habitación, donde su hermana Eries se encontraba hospedada, al no haber contestación la chica entra despacio al interior, asomando con cuidado su cabeza, esta ve que la habitación seguía con las cortinas cerradas, pero claramente dibujaban una silueta sentada en un diván. Millerna entra cerrando la puerta con cuidado para después acercarse a paso lento hacia donde la figura se encontraba.

-¡Hermana Eries.
-¡He.
-Veo que ya estas despierta, por que no bajas a desayunar, te estamos esperando.

Millerna sigue de largo hacia la ventana para tratar de recorrer las largas cortinas cuando escucha la voz de Eries.

-¡No Millerna, no las abras.

Millerna giró extrañada hacia su hermana, la mano de la joven reina había apenas y hecho una pequeña abertura de las cortinas dejando pasar un rayo de luz que dio al rostro de Eries, esta haciendo caso deja las cortinas como estaban, pero pudo notar claramente que su hermana había llorado amargamente por varias horas, notándose por lo hinchado que se encontraban sus ojos. Inmediatamente Millerna se arrodilla para ver a la cara a su hermana.

-¿Hermana que te sucede!.

Millerna hablaba suavemente, Eries solo desvió la mirada hacia otro lado quedando en silencio, Millerna entristece su mirada y se fija detenidamente en las ropas de su hermana.

-¿Acaso saliste?.

La chica asiente con la cabeza, brotando varias lágrimas de sus ojos. Millerna se sienta a un lado de ella y la abraza con fuerzas.

-¿Hermana que te sucede.
-Se va Millerna. Se va por mi culpa.
-¿Quién?
-Allen.
-¡Allen, pero ¿A dónde!
-Al fuerte, todo por mi culpa.

Millerna aleja un poco a su hermana y la mira confundida.

-Pero que estas diciendo, Allen tenía de por si planeado irse al fuerte, bueno si me sorprende que lo haga tan pronto.
-Es por mi culpa.
-Eries ¿por que dices que es tu culpa.
-Por que….

Ella vuelve a romper en llanto, Millerna se encontraba bastante desconcertada.

-Le dije a Allen que Hitomi espera un hijo de Van.
-¿Cómo!

Millerna se levanta mirando fijamente a Eries sosteniendo su frente con una de sus manos mientras la otra la ponía en su cintura.

-Pero¿como tu te enteraste de eso.
-Escuché una plática entre ustedes dos. Me sorprendí, incluso pensé que era hijo de Allen, luego al ver el estado de Van. Además Allen me comprobó que el nunca tocó a Hitomi. Me enfurecí tanto al escuchar como se expresaba de esa mujer, de cuanto la amaba y le dije lo que sabía.

Eries mira a Millerna con unos ojos llenos de rabia, pero al ver a Millerna con un rostro decepcionado cambia esa mirada por una de arrepentimiento, comenzando a llorar nuevamente.

-Perdona Millerna, te decepcioné.

Millerna suspira alejando su enojo un poco, volviendo a tomar asiento a un lado de su hermana, sabía lo que los celos provocaban, ella mas que nadie perfectamente sabía, pues una vez pasó causándole daño a la misma persona.

-Hermana yo no soy nadie para juzgarte así, ya que en el pasado pase por lo mismo.

Millerna le muestra una gentil sonrisa a su hermana.

-Creo que hiciste lo mejor, mantenerlo por mas tiempo en secreto, hubiera hecho mas grande el problema.
-Entonces, el hijo que Hitomi espera si es de…
-¿De Van?. Si, es de el.

Millerna mira a su hermana, ambas quedan en silencio por breve tiempo.

-Millerna, se que te prometí quedarme ya en Asturias, pero.
-Se que es lo que vas a decir. Y no te reprocharé, necesitas estar un tiempo lejos de aquí, ya sabes, dicen que el tiempo lo cura todo.

Eries asiente con la cabeza y ríe levemente, Millerna abraza fuerte a su hermana mientras Eries correspondía al abrazo. Al medio día la nave que transportaría de regreso a Freíd a la princesa se elevaba, la mirada de Eries estaba puesta en Millerna quien tenía algo entre sus manos.

De nueva cuenta sus recuerdos terminan dejándola en el mismo lugar donde estaba, en ese balcón, en ese hermoso escenario que el atardecer le daba, mirando con detenimiento la joya que tenía en sus manos. Escuchando la voz de su hermana.

-Este medallón siempre lo he tenido con migo por que es el único recuerdo que tengo de nuestra madre, te lo doy a ti, por que me has demostrado que tu eres su vivo retrato, ya que ella siempre era valiente e incluso en la enfermedad que le aquejó por mucho tiempo, sigue así, se que serás una buena reina, tal y como fue nuestra madre.

Millerna aprieta la joya entre sus manos y mira al cielo.

-Te lo prometo Eries, seré fuerte.

En la ciudad de Fanelia una gran tormenta se presentaba. En una habitación una joven yacía dormida, mientras un consejero, el mas fiel a Van no se despegaba de la joven, el médico la oscultaba con detenimiento y a menudo hacía preguntas a la dama de compañía que se encontraba a su lado, al terminar de revisar a la joven se jira a darle indicaciones a la mujer, esta asiente con la cabeza para después regresar al lado de Hitomi, quien seguía dormida. El médico se acerca al consejero y en voz baja le dice el estado de la joven poniendo un rostro de sorpresa, guiando sus ojos en la joven, este solo asiente con la cabeza y guía al médico fuera de la habitación, la señora Ana solo miró la escena y nerviosamente apretaba con fuerzas su pañuelo. El anciano al haber dejado al médico en la salida camina por los pasillos del castillo, para después entrar en una larga y gruesa puerta. Frente a él un joven de ojos carmesí y cabellos negros se encontraba detrás de un escritorio de madera, bebiendo de una copa de vino, este al notar la presencia del anciano le extiende la mano a uno de los asientos, este entiende y toma asiento, Van deja la copa en la mesa haciéndola de lado con la punta de sus dedos.

-Jouji. Quiero hablarte, ya no soporto estar más tiempo callado.

Jouji asiente con la cabeza, sabía que se refería a hablar de sus problemas, cosa que el nunca lo hacía, siempre lo guardaba para si.

Lejos de allí, un joven de rubios cabellos bajaba de una nave, reconocida por todos como el Cruzade. La ligera lluvia apenas perceptible por estos caía, dejando ver leves rayos que iluminaban levemente las nubes dejando un estruendo silencioso. La tripulación comenzaba a bajar, Allen se denotaba aun mas serio, muchos soldados comenzaron a formarse en una sola fila y saludad a su superior, este con el mismo semblante frío no da mucha importancia y se adentra al edificio, dejando a la tripulación mas desconcertada, y claro dejando que los murmullos de varios soldados comenzaran.

-Es Allen Schezar.
-Es muy serio, a mi me habían dicho que era de espíritu aventurero.
-Vieron esa mirada, podría congelar hasta el mismo infierno.
-Ahora si nos van a cuadrar, seguro que por eso esta aquí.
-Y tú que crees tonto.

Mientras cerca del Cruzade, Gadeth se encontraba apoyado en la base que sostenía la nave, mientras Paile bajaba un pesado cajón metálico.

-El jefe esta cada vez peor. No lo crees Paile.
-Y que lo digas. Su carácter cambió después de que salió con la princesa Eries.
-¿Que es lo que habrá pasado con el jefe?

Un bulto grande cae pesadamente al suelo haciendo una pequeña cortina de polvo, interrumpiendo brevemente la conversación de ambos.

-Oye topo, te dije que este viaje no sería gratis, así que ve por las demás cosas.

Una sonrisa se forma en el rostro de este mientras Gadeth lo veía extrañado.
-Tu de que te ríes -¿En verdad quieren saber lo que le pasa al joven Allen?.

Ambos compañeros se miran.

-¿Y tu que puedes saber?.

Moleman extiende su brazo, ampliando su sonrisa, Paile se impresiona pero Gadeth muestra una mueca de enojo y cruza sus manos, al poco tiempo gadeth pisa la mano de Moleman y este queda en el piso quejándose.
-Que tal si te cobras de la deuda que tuviste con migo hace unas lunas, donde te gané en el juego de cartas.
-Hayyyy! Hayyy! Hayy! Esta bien, está bien.
-Gadeth, no vas a creer lo que dice¿como el puede saber?. Si nosotros que somos los mas allegados no sabemos lo que le pasa.
-Ja, este topo luego se mete en los escondrijos mas difíciles de encontrar y escucha de todo. Anda habla.

Gadeth suelta la mano del hombre topo quien la sacude con fuerzas quejándose.

-El amo Allen esta así por que se enteró que la señorita Hitomi esta esperando un hijo del joven Fanel.
-¿Que dices!.

Ambos gritan sorprendidos.
-Tal como lo oyen, yo lo se perfectamente por que me encontraba excavando cerca de allí.
-Y como siempre robando casas.

Moleman da una sonrisa de satisfacción.

-Hay ahora si va arder Castello.
-Tranquilo Paile, será mejor que esto quede entre nosotros. No quiero que los demás se enteren.

Gadeth voltea hacía Moleman mostrándole una mirada fulminante.

-Entendiste topo.
-He! Si, si, si, seré una tumba.
-Tenemos que vigilar al jefe, el estar cerca de la frontera a Fanelia me da un gran escalofrío.
-A mi también Paile, a mí también.

Gadeth hablaba algo serio y preocupado mirando hacia las afueras del fuerte, donde la lluvia cobraba mas intensidad, y varios rayos iluminaban el de por si, oscuro panorama.

Los rayos resplandecían también en el interior de una habitación que apenas y era iluminada por una lámpara de gas, allí una persona apoyada sobre un gran escritorio con sus manos cubriendo su boca, mostraba una seriedad absoluta, sus ojos parecieran arder en una cólera interna, sus dientes levemente se encontraban apretados, frente a el una botella de vino a medias, con una copa que mostraba un vino de un color carmesí, se encontraba intacta, pareciera que solo un sorbo grande había tenido antes de ser dejada ahí frente a ese muchacho de tez morena y cabellera oscura. Pronto la voz de un anciano se hizo presente en la habitación, mostraba mucha furia e incluso los estruendosos ruidos provocados por los rayos eran fácilmente apagados por la voz estricta que se escuchaba.

-No lo puedo creer, en que clase de monstruo te has convertido Van. Jamás creí que fueras capaz de hacer semejante deshonra.

El joven de ojos carmesí solo fruncía mas el seño y comenzaba a apretar sus dientes levemente, mientras Jouji su consejero seguía hablando y aumentando su tono de voz.

-No puedo creer que digas que la amaras haciéndole ese tremendo daño.

Van se levanta molesto y bruscamente de la mesa, dando media vuelta, haciendo ondear levemente la capa que tenía, dirigiéndose a la ventana.

-No aguantaba mas en tenerlo escondido, por eso te lo dije, no era para que me reprendieras, no soy tu hijo ¡no eres nadie!.

Este dice la última palabra entre dientes, llegando a la ventana quedando estático, viendo la lluvia resbalar por el cristal. El anciano que se encontraba sentado se levanta y golpeando la mesa con ambas manos, con el seño fruncido mira a su rey y comenzándole a hablar con voz tranquila y clara.

-Perdone "majestad", pero si usted no mal recuerda soy parte de esta familia y gracias a su difunto padre, su majestad Goau, quien me confió su educación desde pequeño, me siento con la autoridad de reprenderlo, y mas ahora faltando el.

Van quien lucía bastante furioso aprieta sus ojos alzando su cabeza, apretando sus puños para después bajar la mirada, cambiando su semblante a uno que mostraba arrepentimiento, Jouji esboza un suspiro y comienza a caminar hacia donde el se encontraba, deteniéndose a unos cuantos metros de el.

-Se que tubo algún motivo para hacer este acto tan desesperado, por decirlo así.

Van abre sus ojos y aun con la cabeza baja y sin voltear mira el reflejo de su consejero a través del cristal.

-Su silencio era abrumador, me sofocaba, desde que ella llegó a Fanelia, a Gaea, me di cuenta que las cosas habían cambiado, se volvió completamente fría. Parte de esa frialdad fue culpa mía. Sus labios comienzan a temblar y con un gesto de furia voltea hacia el anciano. ¡Ya estoy arto que me quiten fácilmente lo que quiero Jouji, por eso lo hice!.

La voz de Van había resonado por toda la habitación mientras de nueva cuenta el lugar era alumbrado por los rayos de la tormenta.

Hace unas horas que habían pasado cuando Hitomi cayó desmayada en brazos de Van, Jouji se hizo cargo de todo al ver los nervios de su rey, nervios que nadie notó, ya que este siempre los disimulaba con una gran seriedad. Después que este saliera del cuarto de la chica y ver su estado se dirigió con su rey, su semblante mostraba una gran tristeza y temía decirle a Van sobre su estado. Al verlo sentado frente a su escritorio tomando de una copa comenzó a contarle la larga historia al anciano, desde que le dijo adiós a la chica mística hasta aquella noche, donde Van la tomó por primera vez. Jouji baja su cabeza levemente sacudiéndola, caminando hacia el, tomándole de uno de sus hombros suspira, comenzando hablarle.

-Van, para mi siempre serás el hijo que nunca tuve. Desapruebo esa manera en que trataste a esa pobre chica, pero también yo tengo la culpa de no haberme acercado mas a ti, para que me tuvieras mas confianza y así poderte dar consejo.
Van baja la mirada.

-Será mejor que descanses, esta noche fue realmente agotadora para todos.
-Jouji…¿Cómo se encuentra.
-Esta bien, por la riña que me contaste y el cambio de clima hicieron que tuviera un malestar terrible, le aconsejo que no la preocupe, ni presione, incluso siento que será mejor que regrese a Asturias.
-¡No Jouji, no!. -Pero majestad, ella enfermaría gravemente por este tipo de presiones, de hecho ya no debería ser parte del gabinete del rey.
-¿Tan grave es su estado.
-Hem..bueno..no es tanta.
-¿Me estas escondiendo algo Jouji.
-No majestad. Solo recuerde que ella es de la Luna Fantasma y es una mujer que esta diario con presiones, riñas que incluso afectan gravemente a los hombres, ellas son mas vulnerables y según lo que me dijo su dama se ha absorbido tanto en tener un buen desempeño en su trabajo que no ha tenido tiempo de descansar.
-Esta bien, por mi parte no le provocaré mas peleas, procurare que aquí en Fanelia este cómoda y descanse.
-Gracias majestad. Ahora si no se le ofrece nada me iré a descansar.

Van asiente con la cabeza, mirando por entre su hombro a su consejero alejarse.

-¡Jouji.
-Si majestad.
-Yo también te considero como un padre.

Jouji esboza una sonrisa al igual que Van y se retira de ahí, al poco tiempo se encuentra en los pasillos a la señora Ana quien lucía muy nerviosa y al parecer esta se encontraba llorando ya que sus ojos mostraban algunas lágrimas y se encontraban algo hinchados.

-Señor disculpe que me intrometa, pero¿que le dijo a su majestad sobre la salud de la joven Kanzaki.
-La verdad.
-¿La verdad.
-Si, que no debe tener presiones, lo que recomendó el médico.
-¿Y sobre su estado.
-¿Sobre su embarazo, no, no creí pertinente decirle esa noticia.

Jouji mira seriamente a la señora Ana, quien seguía apretando con fuerzas un pañuelo que tenía en su mano.

-Señora mía se que no es de mi incumbencia, pero aprecio mucho al maestro Van, y se el gran interés que él tiene con ella.

El anciano hace una breve pausa y dudando continúa.

-¿De quien es el hijo que espera la señorita Kanzaki?

La señora Ana siente que el corazón se le salía de la impresión, misma que el anciano vio en su rostro.

-El hijo que espera la señorita Hitomi es.

La dama calla dudando por algunos minutos.

-Es de su majestad Van Slanzar de Fanel.

El anciano mira con gran sorpresa a la dama frente a el, pero pronto eso pasa desapercibido al escuchar algo romperse. Jouji le hace una seña con su dedo a Ana y este sigilosamente mira por el pasillo topándose con Kenay, quien se movía de forma sigilosa hacia otra parte.

-¡Kenay!.

Esbozó con fuerzas el anciano, Kenay no tuvo otra más que detenerse.

-Estaba retirándome hacia la sala de entrenamientos, me disponía ejercitarme señor Jouji¿necesitaba algo?.

Kenay hablaba con suma seriedad, sin hacer notar su nerviosismo y hacía una reverencia a Jouji.

-Mmmm. Jovencito si que estas despistado, la sala de entrenamientos se encuentra del otro lado.

Kenay solo bajó la mirada y apretó los ojos con fuerza, al parecer el anciano sabía que hacía el ahí.

-Síganme ambos, vamos a la sala de reuniones.

La señora Ana y Kenay solo cruzaron miradas y siguieron al anciano hasta la sala de reuniones, donde el rey hacía juntas con sus consejeros por varias horas. Al entrar se aseguró que nadie estuviera en los alrededores en especial el rey y así cerró la puerta, Kenay por su parte encendía una antorcha de gas iluminando la estancia.

-Por favor tomen asiento, de por si esto será breve, además que por este día ya tuvimos suficiente de sustos, emociones y noticias.

Este mira a la señora Ana.

-Señora Ana como puede usted comprobarnos que el hijo que espera la señorita Kanzaki es del maestro Van.

La señora Ana mira a Kenay.

-No se preocupe, Kenay es de mucha confianza, aun que algo chismoso.

Kenay esconde su rostro entre sus manos enguantadas avergonzado.

-Bueno. Ella me platicó que en los funerales su majestad Van le dio alcance en un caballo, cosa que se le hizo raro, ya que ella no se encontraba en esos momentos viviendo en el palacio y no se había presentado a dar las condolencias, de hecho no iba a ir, ya que no quería toparse con su majestad. Pero el inexplicablemente le dio alcance cuando ya ella salió del castillo.
-Mmmm. Kenay¿tu no sabes algo de eso?. Digo siempre estas con su majestad.
-Pues yo.

Este mira el rostro serio de Jouji y el rostro de la señora Ana, estaba en riesgo la credulidad de Hitomi y en cierta forma le afectaría también a Van.

-Yo reconocí a la señorita Kanzaki en aquella reunión, su majestad me pidió que la siguiera y en el momento prudente le avisé de su retirada, fue así que el le dio alcance.
-Ya veo. Y luego que pasó.
-La señorita Hitomi me dijo que en la noche Van logró llegar a la casa de la familia Schezar donde trepó hasta el balcón de la chica y pues, se imaginaran lo que pasó.
-¡Eso no es cierto esta mujer miente!.

Kenay repentinamente se levanta de su asiento, y viendo de forma molesta a la señora Ana.

-Yo no miento.
-Seguramente fue su señora.
-Vasta Kenay, no te expreses así de ella, por que es como si le estuvieras diciendo mentirosa a la futura reina de Fanelia.
-Pero, como puede creerles, yo vi personalmente a rey en su habitación, llegó antes de que el sol se ocultara.
-Eso fue lo que tú viste Kenay.
-¿Cómo¿esta diciendo que el rey se escabulló y en mis narices.
-Tú ya lo dijiste Kenay.
-No lo puedo creer, lo están engañando.
-No Kenay. Van me dijo lo mismo hace poco.
-¿Qué!
-Solo quería comprobar el testimonio de ella y ambos coinciden, no hay duda el hijo que espera es de Van, además que otra prueba sería su sangre ryujin.
-Pero eso se sabría hasta que naciera.
-Con razón la joven Hitomi quiere ocultarlo hasta que nazca el niño.
-¿Ocultarlo!. No señora mía. El rey debe saberlo, su primogénito esta en camino.
-Que no se dan cuenta, ya pasaron barios meses, quien no le dice que el rey desprecie a Hitomi y a la criatura pensando que es hijo de Allen Schezar.

Ambos hombres se miran entre si y bajan la mirada, Kenay solo golpea levemente la mesa con su puño sentándose pesadamente sobre la silla.

-La mujer tiene razón, de hecho la señorita Kanzaki conoce perfectamente al rey. Es sumamente celoso y mas tratándose de ese caballero.
-Por el bien de la chica debemos mantener esto en secreto, Kenay, nada de lo que oíste aquí lo deberá saber el rey, júralo.

Este mueve negativamente la cabeza, sus manos se restregaban en su rostro y suspiraba.

-No me queda otra opción, pero su señora estará vigilada por mi las 24 horas del día ¿entendió.
-S-si.

Kenay sale de la habitación dejando a ambos adultos ahí, estaban seguros que a partir de ese día una gran presión caería en ellos.

Mientras en la habitación de Van este daba vueltas en su cama de forma intranquila, sus ojos permanecían cerrados, como si este sufriera de una pesadilla.
Un oscuro panorama volvía a presentarse, algunos destellos de luz llegaban a segar por leves momentos su vista hasta que estas pararon dejando solo un silencio ensordecedor, la desesperación comenzó a abordarle, sentía que algo le faltaba, sentía la ausencia de alguien importante pero no sabía que era, su cuerpo no resiste la gran presión y cae de rodillas al suelo oscuro, un llanto se comenzó a escuchar y Van elevaba la cara hacia el frente, esperando encontrar a quien lloraba, el llanto era de un bebé, y este comenzó a perturbar a Van aun mas.

-¿Dónde estas¡¡¡¡¡regrésenmelo¡¡¡¡¡Los matare, si no me lo regresan lo haré¡¡¡Juro que lo haré!.

Van hablaba con mas rabia y los llantos aumentaron, este se tapa los oídos. Por fin despertó, incorporado en su cama cubierto de sudor y con la respiración agitada, Van miraba a su alrededor. Parecía que aún su grito se escuchaba entre el eco de las paredes de su habitación, pero él solo se encontraba y en medio de esta solo una amplia cama se encontraba. Este mira hacia la ventana de madera, y se levanta de la cama dispuesto a abrirla.

-Otra vez, otra vez ese mismo sueño.

Van nuevamente había sido perturbado por extraños sueños y estos en la madrugada lo despertaban, haciendo que difícilmente conciliara el sueño. Este golpea levemente el marco de la ventana, y se dispone a cambiarse de ropas, deja las mas elegantes por unas ligeras, usando unos pantalones cafés, botas del mismo color y una playera sin mangas en color blanco. Este sale de su habitación y mientras acomoda el cinturón que portaba su espada pasa por el pasillo donde se encontraba Hitomi, este camina por el y abre cuidadosamente la puerta, en la cama Hitomi dormía tranquila y a un lado la señora Ana dormía en una improvisada cama acomodada en un diván. Van entre sierra sus ojos y sierra la puerta con cuidado, para después alejarse a entrenar, los movimientos de la fina hoja dejaba escuchar un fino, sonido el frío aire de la mañana no parecía afectarle era como una leve brisa que tocaba su cuerpo para apenas y reconfortarlo, al fin después de que el alba diera sus pequeños rayos de sol que apenas y calentaban, iluminaban levemente la estancia, donde el joven rey se encontraba de pie con la espada a un lado y jadeando levemente, dejando ver el cuerpo marcado cubierto por sudor.

-¡Otra vez amo Van.
-¡Merle!. -Buenos días amo, por lo visto otra vez el sueño se te interrumpe.
-Si es desesperante cuando pasa eso.
-Amo cree que ahora si pueda ver a Hitomi, ayer ya no la pude ver desde que llegaron ya que se encerraron todo el día con los consejeros.
-Si.

Van hablé algo desganado recordando la riña entre ellos.

-Vamos amo Van cambie esa cara, no quiero que Hitomi lo vea así, además que dentro de poco usted entrará a la reunión con los consejeros.
-Tienes razón, además, tengo que aprovechar las oportunidades que me da el destino.
-Así se habla maestro Van, vamos en su habitación ya esta listo su baño.
-Gracias Merle.

Así Van se dirige a su recamara dispuesto a tomar un baño para empezar con sus labores, como siempre las tediosas reuniones comenzaron, Van ya arreglado ataviado por un atuendo en color gris, botonaduras en plata y cuello mandarin, se mostraba serio cosa normal para los consejeros, antes de tomar su asiento pasa por el lugar donde Jouji se encontraba sentado, este le da unas palmadas en su hombro mostrándole una sonrisa, cosa que no fue notado por ninguno de los ansíanos, ya que se encontraban hablando entre ellos, así el día transcurrió, a sus lados una taza con té se encontraba, ya que por las mañanas acostumbraban a tomar un pequeño refrigerio, Van como siempre dejaba el te hasta que este quedaba helado y pocas veces comía algo de estos bocadillos.

-Maestro Van, esto ya es un hecho, en cuestión de días Fanelia será una potencia igual a Asturias, realmente es increíble, a logrado lo que tal vez su padre no hubiera podido hacer.
-Tal vez, pero recuerden que mi padre dejó esta gran base que es Fanelia, y eso señores es mas difícil de llevar.
-Maestro Van por que no sierra esto con broche de oro.
-¿Con broche de oro?. – Preguntó extrañado Van.
-Si¿Qué no piensa sentar cabeza.
-Aquí vamos de nuevo.
-Majestad, hay muchas doncellas en el reino dispuestas a ser su compañera, además que es justo que el reino ya tenga un heredero.

Jouji sonríe, no pudo evitarlo, una gran sonrisa se dibujaba en su rostro.

-Creo que al viejo Jouji le parece gracioso lo que digo.
-No, no, no. Yo no pienso eso, solo veo que a Van tratar de que sienta cabeza es mas difícil que entrenar una vaca para que hable. Señores les propongo que le demos tiempo.
-¿Dar mas tiempo.
-Si, si en 6 meses no pasa nada entonces decidiremos por el, por lo mientras déjenlo respirar, creo que ya todos hemos estado satisfechos de su trabajo¿no creen que ya es justo que el maestro Van tome unas largas vacaciones?.

Varios comienzan a mormurar.

-Esta bien, 5 meses y ni un día mas.
-Para mi es mas que perfecto, ahora ya esta sesión se termina solo hay que mandar la carta pertinente a los reyes de Asturia.

Como siempre entre murmullos y unas cuantas risas la sala se vacía, Jouji se levanta de su asiento ayudado por Van.

-Jouji me extrañas, si no mal recuerdo antes nada mas veías la oportunidad de estos temas para convencerme y apoyar a los ancianos.
-Tu lo has dicho "antes", ya me cansé de hacerlo, y se que de una u otra forma ya lo hiciste.
-¿Cómo.
-Vamos me vas a alegar que todavía eres virgen.

Van se sonroja demasiado y voltea el rostro hacia otro lado.

-¿No entiendo a que viene eso.
-Jajjajaja, eres el único muchacho que no se preocupa por las secuelas.

Jouji se aleja riendo mientras Van quedaba pensativo. Este sale de la sala y se dispone a ir a su recamara pasando por el pasillo donde se encontraba Hitomi, Van decide ir a verla, se sentía algo nervioso, ya que pensaba que se encontraba despierta, este abre la puerta cautelosamente y se sorprende al escuchar la recamara en silencio. Merle se encontraba sentada a un lado de ella en una silla, mientras Hitomi seguía dormida.

-¡Merle.
-Amo.
-¿Como sigue, me extraña que siga dormida.
-Hace dos horas se levantó y desayunó algo, pero volvió a sentir malestar, le recomendaron que no dejara la cama para nada, de hecho no puede pararse y caminar. Amo Van eso es muy extraño para mi¿Qué le pasa a Hitomi?.

Van se sienta en la cama a un lado de Hitomi y le toma de su mano.

-No lo se, esto a mi también se me hace muy raro, hablaré con el doctor hoy mismo, pienso que debió ser por el accidente que tubo en Asturias.
-¿Accidente.
-Si, callo del caballo.
-Pobre Hitomi.

Van mira por toda la habitación.

-Por cierto¿y la señora Ana?
-Fue a recibir a otra doncella, la mandó Chid para Hitomi.
-¿Otra, esta muy raro esto.

Merle asiente con la cabeza y quedan en silencio, Van seguía observando a su chica, cuando ve que su rostro mostraba algunos signos de dolor y comenzaba a quejarse.

-La señora Ana me dijo que se le diera este medicamento cuando tuviera esos dolores.

Van asiente y Merle se dispone a preparar el medicamento, pero eso no le quitaba la preocupación a Van.

-Lo siento, lo siento, perdóname…..perdo..perdón…Allen.

Van quedó paralizado al escuchar la voz de Hitomi, Merle se había quedado estática con la cuchara en la mano, era increíble que entre sueños mencionara el nombre del caballero celeste. Van se levanta de golpe de la cama y se aleja del cuarto, una furia lo envolvió y sus puños se apretaron fuertemente.

-¡Amo Van¡¿a donde va!.

Van ya no hizo el menor caso, a los pocos minutos el Escaflowne se veía volando por los cielos, Merle sentía un mal presentimiento y se mostraba sumamente preocupada. Pronto este se perdió y a mitad de camino la forma de el Escaflowne cambia haciéndolo mas rápido.

En el fuerte Castello las cosas seguían igual, parte de la tripulación que conocía a Allen se extrañaban de su comportamiento, excepto dos, que sabían de sobra lo que le sucedía.

-Ya no aguanto mas al jefe, se a convertido en un explotador.
-No Ridenthe es por que ya no te ayudamos en lo que es tu trabajo.
-Eso también Paile, ahora los amigos abandonan.
-No seas dramático.

Una sombra pasa rápido por las alturas proyectándose en el lugar.

-Oigan muchachos acaso fue un dragón?.

Ridenthe hablaba nervioso. Gadeth sale del interior de la nave y mira al cielo.

-Ojala fuese un dragón.
-Gadeth, tengo un mal presentimiento.
-Yo también Paile.

A los pocos segundos un gran estruendo se produce, derribando parte de los maderos que rodeaban el interior, viéndose por algunos segundos algo que se asemejaba a un gran animal, para después tomar la forma de un guymelef.

-¡El guymelef de Hispano.
-¡No puede ser, es el rey Van.
-¡Allen¿¿Donde estas? Muestra la cara.

Van comenzó a gritar furioso, obviamente al estar dentro del guymelef se amplificó mas, los tripulantes del Crucero y los soldados del fuerte se encontraban sorprendidos, ya que pareciera que el rey de Fanelia venía a buscar a Allen para retarlo a un duelo, Paile y Gadeth se temían del por que de la riña y estaban dispuestos a intervenir de ser necesario.

-No es necesario que grite rey de Fanelia, aquí estoy.

Allen salía del fuerte caminando de una manera bastante tranquila, su voz se denotaba en demasía seria, sin fuerzas y su mirar aun se mantenía frío. Van al ver que el se presentaba sin su guymelef, arrodilla el guymelef haciendo un estruendoso ruido y que levemente temblara, la capa del gigantesco robot quedó en el piso y Van bajo a prisa de el.

-Veo que no has cambiado en nada Van, sigues igual de desconfiado.
-llámale como quieras Allen, pero al menos me ahorraste camino para poder serrarte esa boca de una vez por todas. Vi el Cruzade desde el cielo, supuse que estabas aquí.
-Muy inteligente Van, pero tal vez no pueda decir lo mismo en este encuentro.

Van aprieta con fuerzas sus dientes y se quita la capa de su espalda, desenvainando su espada, Allen hace lo mismo tomando una postura defensiva, los demás soldados hicieron un circulo alrededor de ellos dejándoles una gran área para combatir, muchos se emocionaron ya que ellos habían ganado un gran respeto en gaea reconociéndose como dos de los mejores espadachines. Moleman por su parte no perdió tiempo y comenzó hacer apuestas con los soldados cosa que a Paile y a Gadeth no les agrado del todo.

Ambos oponentes cruzaron miradas, los ojos de Allen se mostraban mas vivos, pareciera que también deseaba esta pelea desde hace mucho tiempo, las piernas de ambos se colocaron al frente y en un abrir y cerrar de ojos la batalla comenzó, las estocadas eran cada vez mas directas y todas querían apuntar hacía el corazón de su oponente, Van se mostraba mas furioso y sus envestidas eran cada ves mas violentas, Allen por supuesto no quería quedarse atrás, Van lanza una ataque hacia el frente y Allen da un gran salto esquivándola y aprovechando la fuerza que llevaba al caer, lanza un golpe con su espada hacia donde se encontraba Van, este sorprendentemente resiste tan poderosa envestida y lanza a Allen levemente hacia el frente, Van toma la lentitud de Allen para incorporarse hiriéndole levemente en el hombro. Allen muestra mas furia y sigue lanzando mortales y fuertes estocadas, pero por la furia que ambos tenían, llegó el momento que la punta de sus espadas se encontraban en sus cuellos dando un pronostico de posible empate. Van mostraba gran furia y ambos se encontraban con la respiración agitada, sus miradas mostraban una gran furia, pareciera que con un mínimo movimiento ambos rematarían el golpe, Allen tomaba con fuerzas su espada y miraba fijamente a Van, un recuerdo llega a su mente, era Hitomi, ella lloraba.

-No, no le puedo hacer esto a ella.

Allen decía en sus pensamientos y poco a poco fue soltando el arma hasta apartarla de la garganta, Van se extraña y pone la espada a un lado.

-Esto aun no termina Allen.
-Si Van, ya terminó y tú ganas.
-¿Que dices.
-Si esto continúa ambos moriremos y no quiero dejar a un pequeño huérfano, que pase lo que yo, que nunca tenga el calor de un padre.
-¿Pero que rayos estas diciendo?.

Van se mostraba sumamente extrañado y no apartaba la mirada de Allen, Gadeth tenía su mano derecha cubriendo la mitad de su rostro mirando de reojo a ambos.

-Va estallar la bomba Gadeth.

Gadeth no contesta a lo que Paile le decía, veía la reacción de Van.

-¿Que no sabes Van, me extraña que siendo tan inteligente en cuestiones de reinos ignores algo.
-Déjate de rodeos Allen ¿a que punto quieres llegar?.

La espada de Van nuevamente se pone al frente dando un aspecto amenazante.

-Hitomi esta embarazada, esta esperando un hijo tuyo.

Van quedó petrificado, su espada comenzó a bajar lentamente, la vos seria del caballero resonaba en su cabeza, una sola cosa en especial, Hitomi estaba embarazada y el bebé que llevaba dentro era zullo, haciendo que la conversación de ese día con Jouji le llegara de repente a la cabeza.
-Jouji me extrañas, si no mal recuerdo antes nada mas veías la oportunidad de estos temas para convencerme y apoyar a los ancianos.
-Tu lo has dicho "antes", ya me cansé de hacerlo, y se que de una u otra forma ya lo hiciste.
-¿Cómo.
-Vamos me vas a alegar que todavía eres virgen.

Van se sonroja demasiado y voltea el rostro hacia otro lado.
-¿No entiendo a que viene eso.
-Jajjajaja, eres el único muchacho que no se preocupa por las secuelas.

Todos los presentes en el fuerte Castello habían escudado la noticia, todos los compañeros de armas de Allen excepto dos quedaron con la boca abierta. Van cae despacio al suelo quedando sentado, tomando su cabeza y poniendo de lado su espada. Allen se acerca y se sienta a un lado de el.
-Felicidades Van.
-Maldito seas Allen.
-Jajaja, no me halagues tanto que me voy a sonrojar.

Ambos sonríen, después de un rato Allen extiende su mano hacia Van, quien la toma con fuerzas, después de soltarse, Van le da un leve golpe en el hombro, ambos habían pedido disculpas en silencio y perdonándose la vida, de nuevo volvían hacer camaradas.

Continuara...

Ahora si me manché de larga pero pues ya ven me emocioné y quise poner todo en este capitulo, si ven un fragmento de este fic y sienten que fue un dejavu (o como se escriba :p) o sintieron que ya lo habían leído antes pues están en lo correcto y no es dejavu ya que este capitulo lo puse cuando recientemente empezó la historia después de la guerra, relatando lo que meses antes había pasado, ya saben la muerte del rey, el lemon etc. etc. Pues ya lamento decir que esta historia ya va a llegar a su fin y la verdad estoy contenta por el resultado que me dio esta historia y mas que les haya gustado a ustedes.
Saludos a.
f-zelda: Amiga yo creo que tienes una bola 8 en tu cuarto por que tenías razón aquí en este cáp. Van se entera que Hitomi esta esperando un hijo suyo jejej ha! y antes de que se me olvide te contesto lo de mi son fic donde te decía que había puesto un nuevo cáp. aun que en realidad era otra historia un son fic de Saint seiya ya que también soy fanática de esta serie.
Alory: Pues la verdad quise agradecerte, ya que pues aprecio un montón sus mensajes y sobre todo que estén leyendo un fic de esta loca servidora.
A todos los anónimos anímense a dejar mensaje créanme hacen felices sus comentarios.