Queridos lectores,
Este capítulo también sufre reformas, al igual que el prólogo, así que espero que disculpéis el que haga tanto cambio. :-) Reviews please!
Clawy: Wenas! Muchas gracias por tu review. Lo siento por cambiar un poco la historia, aunque es la misma y ¡el misterio sigue en el aire! Je, je, la verdad, es un miedo mutuo, pero no te digo más, en el próximo capítulo sabrás el porqué. ¡Espero que te gusten los cambios¡Besos!
Cunpleaños y Premio Anual
Grinmuld Place estaba abarrotado aquella tarde de verano. Con motivo del cumpleaños de Harry y que Hermione hubiese sido nombrada Premio Anual antes de llegar a séptimo; todos los miembros de la Orden del Fénix se habían reunido.
Tras la muerte de Sirius, Harry pensó que no pisaría ese lugar nuevamente, pero había resultado ser que Grinmuld Place era suyo, ya que su padrino se lo había dejado como herencia, y no le quedó más remedio que aceptarlo y tomar las decisiones necesarias como nuevo propietario. Había aceptado inmediatamente que continuase siendo el refugio de la Orden y a Buckbeak lo había enviado con Hagrid, donde esperaba que el animal viviese más feliz.
Harry acababa de cumplir dieciséis años y comenzaría sexto curso en Howarts. Había crecido unos cuantos centímetros desde que salió en junio de la escuela de Magia y Hechicería y se había cambiado de gafas, ya que éstas se le habían quedado ligeramente pequeñas. Sus cambios bruscos de humor habían disminuido bastante y su rostro no parecía el de un chaval, sino el de un chico maduro que ha vivido demasiado en poco tiempo.
La fiesta se había hecho en parte para él, así que Harry tomó la decisión de dejar de lado los recuerdos y las penas para intentar disfrutar al máximo de aquella gran fiesta de cumpleaños. Intentaba animarse, participar aquí y allí y consiguió que se le levantara el ánimo. Aunque, esos pocos ánimos no eran nada comparados con los de su compañera Hermione, que parecía que bailaba por la habitación mientras recibía besos, abrazos y muchas felicitaciones por parte de todos.
Hermione también estaba cambiada. No había crecido, y se diría que seguía siendo igual mirándola de lejos. Pero, fijándote, notabas como observaba todo de manera distinta, más calculadora, tal vez más fría. Parecía mayor de lo que era, y la inteligencia se adivinaba enseguida con solo mirarla a los ojos. Otro cambio muy notable en Hermione había sido su decisión sobre la vestimenta que tenía, había que cambiarla. Había optado por vaqueros y faldas, que combinaba con camisetas de tirantes y un poco de escote. Pero eso solo eran los efectos que la Hermione adolescente ejercía sobre la Hermione adulta, que siempre había estado ahí.
Ron también estaba en la habitación y parecía encantado de que hubiese una fiesta. Había crecido más que Harry y le sacaba a éste media cabeza. De personalidad seguía igual: Basto al hablar, bastante insensible, simpático, fiel y buen amigo. Ron, a primera vista, parecía que no tenía nada que ver con los ataques en el ministerio, ni la ajetreada vida de Harry en la que siempre estaba y, por lo tanto, estaban, escapando de la muerte.
Pero si mirabas bien y le conocías, entendías que allí había lo mismo, pero más oculto y enterrado que en los demás.
Los miembros de la Orden seguían igual: Tonks había estado un tanto triste aquellos días, pero al igual que Harry, había dejado de lado la tristeza y había decidido pasárselo bien; Lupin trataba de no pensar ni en Sirius ni en los problemas con los que ya tenía que cargar teniendo una misión como la que tenía, y parecía que había elegido ese momento para hacerlo, pues estaba con el señor Weasley riendo con dos cervezas de mantequilla cada uno; Moody tampoco había cambiado en nada, miraba la comida y hacía profundas investigaciones en ella antes de comérsela; McGonnaggal, que también había decidido unirse (aunque había dicho y recalcado que por poco tiempo), estaba sentada al lado de Ojoloco Moody intentando hacerle comprender que investigar la comida era algo absurdo estando Dumbledore presente; Munduguns parecía también divertirse, ya que continuamente guardaba cosas en la chaqueta y llevaba otras hacia George, que parecía muy interesado en una bola que zumbaba y daba vueltas, Fred (que con George ya pertenecían a la Orden y hacían algún que otro trabajillo), estaba mirando a Hermione y esperando poder felicitarla a su manera, y Snape, que parecía ser el único que no disfrutaba de la fiesta, daba la impresión de que se había tragado un palo y era incapaz de inclinarse siquiera un poco. Sus fríos ojos miraban en derredor y se paraban de vez en cuando para mirar a Hermione con sus fríos ojos y su mirada de desprecio cargada de odio hacia la chica.
Por último, Dumbledore se había animado también a asistir a la fiesta y había decidido acompañarles por un rato. Moody, siempre alerta, había mirado interrogativamente a Dumbledore cuando éste había aparecido ligeramente agitado en la puerta de Grinmuld Place nº 12, pero fue cosa de segundos y solo pudo apartarse de la puerta, ya que Dumbledore parecía totalmente relajado y entraba en la cocina dando un caluroso Hola a todos. ´´ Con una de sus más amplias sonrisas.
Dumbledore, más que otra cosa, curioseaba la comida y rechazaba información de miembros de la orden, no creía que fuese momento para arruinar la fiesta con el anuncio de una muerte más.
Todos estaban sentados a la mesa, con Dumbledore sentado en un extremo y el señor Weasley en el otro. Parecía que iba a ser una velada tranquila y sin alteraciones, un día de luz entre muchos de tormenta, así que nadie se preocupaba, libre de todo por una tarde.
La comida abundaba y las ranas de chocolate parecían tener más ganas de escaparse de sus viciosos poseedores que nunca, las cartas de los paquetes de éstas estaban esparcidas por la mesa, y una colección de cinco apliladas en un rincón mostraban a un Dumbledore sonriente.
Estaba Hermione sentada con Fred a un lado y Ginny al otro mientras comentaba su último fracaso con el P.E.D.D.O. Había jurado que jamás dejaría de creer en su proyecto, pero tras investigaciones con los elfos de Howarts, había sacado conclusiones que la llevaban a terminar con su proyecto o cambiar de objetivo. En un momento de su discurso se paró y comentó mirando desafiantes a ambos amigos, especialmente a Fred (que acostumbraba a sacarla de quicio con ese tema), que comenzaba a creer que los elfos domésticos realmente disfrutaban de ser como eran.
Esto había sido un error, pues Fred estalló en carcajadas mientras pasaba un brazo alrededor de los hombros de un ofendida Hermione y la atraía hacia sí.
- Hermione, realmente, has sido cabezota…- Hermione le fulminó con un rápida mirada y se intentó deshacer del abrazo del Weasley sin demasiado éxito- ¡no me puedo creer que hayas estado todavía con eso! Pero si tienes ya dieciséis años y has tenido oportunidad de conocer a miles de elfos… ¡Y Dobby! Él recogía los gorros en la sala común para que los elfos no se ofendieran… Bueno, pequeña, al menos te das cuenta ahora, mejor tarde que nunca.
Sonrió ampliamente ante la casi abatida mirada de Hermione y, sin quitar el brazo del respaldo de la chica, cambió de tema y, aprovechando el enfado de la chica, la obligó a comerse una rana de chocolate metiéndola entre las comisuras de sus labios y pringándola de chocolate toda la barbilla y la nariz. Hermione no pudo contener una sonrisa seguida de un suspiro al ver el estado de su ropa llena de chocolate. Fingiendo enfado, Hermione soltó un par de bufidos y con una sonrisa maliciosa le plantó a Fred el pudín que tenía delante en la cara, devolviéndole así la jugada y quedándose satisfecha. Ella y Fred nunca habían hablado mucho y no solía entenderse con losgemelos por la diferente manera de ver las cosas que tenían, pero aquella noche parecía que la cerveza de mantequilla, mezclada con algo marca Weasley, la había animado un poquillo e iba a lograr no enfadarse con elchico por una vez.
Fred la miró sorprendido y luego miró a su hermana Ginny que miraba la escena desternillándose de risa. Con un ágil movimiento, atacó a las dos chicas con una lluvia de cosquillas, acabando los tres en el suelo.
Harry, en el otro lado de la mesa se reía con Dumbledore y Moody de algo que Dumbledore recordaba le había pasado una vez en su juventud, Tonks estaba con un grupo de aurores jugando a un juego de mesa; George, Munduguns y Ron discutían sobre los negocios sucios del segundo con George, y el resto no se conocían mucho y comentaban familiaridades u amistades en las que pudiesen coincidir.
- No me parece que sea una buena idea traerte ese material aquí, Munduguns, ya tenemos bastantes problemas como para que tu vayas y trigas más. Tienes aquí al jefe de departamento de artefactos muggles usados incorrectamente y a mi madre, que no le hacen ni pizca de gracia el 90 de las cosas que haces.
- Ronny, no seas como Hermione ¿vale? Creo que tanto estar con ella te ha afectado al cerebro, hermano… Además, los asuntos entre Mundg y yo no te tienen que incumbir para nada.
- Vamos, vamos, chicos, seguro que no es para tanto…mira, yo creo que tu hermano tiene razón, mejor será que guarde estas cosas y ya hablaremos ¿eh? No quiero meterme en líos y menos en el cumpleaños de Harry…y con Albus delante…
Sonriendo ampliamente a su hermano, Ron se levantó triunfante y se fue a sentar con Harry, que parecía que se había aburrido de las viejas historias de Dumbledore. George miró a Munduguns inquisitoriamente, pero éste no le devolvió la mirada, simplemente se fue a hablar con un auror al que parecía conocer.
