¡Wenas lectores! Jep :-) Bueno, aquí aclaro algunos de los misterios de Itziar y de la relación que los demás tienen o van desarrollando a medida que la chica es aceptada dentro de la Orden. ¡Disfrutadlo! Y, por favor...dejad reviews, que sino, no la continuaré en vista de que no tengo variedad de críticas.
Clawy: ¡Gracias por el review! jeje, pues si...mu malos son todos de no hacer caso a la pobre Itziar, pero todo tiene su explicación (tu ponte en la situación de cualquiera de ellos, jeje, si a mi me miran así ¡me da el patatús del siglo!) pero de todas formas, Albus está ahí y más gente, así que no te preocupes. Y lo del Avada Kedavra...jeje también se explicará. :-D Weno ¡espero que te guste este capítulo! Besos:-)
Inocencia
Snape se recostó en la cama de una de las habitaciones de Grinmuld Place. Itziar. ´´ Su nombre resonaba en su mente como una potente voz interior que se amplificaba a cada minuto.
Cuando había traído a Sirirus de vuelta, comprendió muchas cosas de ella que antes no le encajaban, piezas que siempre se quedaban en el aire cuando dedicaba un poco de su tiempo a pensar en aquella chica que un día había aparecido en la Orden y se había ido como había llegado, sin avisar ni dar razones.
Al ver a la chica sentada rígida como una tabla en la silla, Severus Snape había visto la oscuridad que emitía y el poder que de ella emanaba. También había observado sorprendido como Hermione Granger era la segunda persona en levantarse para ayudar a la mujer que había salvado a Sirius Black.
Recordaba como se había acercado a ella y, sin decir palabra, le había ofrecido comida y agua, también, como se había sentado a su lado y se había quedado embelesada mirándola. Itziar había reaccionado lenta y pausadamente, probablemente por el esfuerzo que le costaba mover siquiera un dedo, y había comido en silencio un trozo de lechuga con tomate. Al verlo, varios aurores se levantaron de sus asientos y facilitaron la estancia de Itziar poniéndole un poco de pan y algo de picar en platos aparte, aunque evitaban mirarla u tocarla.
Snape había pensado en actuar, pero todos se le adelantaban. Cansado de la mirada de la niña y de los inseguros aurores, quitó a Hermione con una mirada fulminante del lado de Itziar y pidió que dejasen respirar a la mujer, alegando que ya tenía suficiente comida como para alimentarse un mes.
Conociéndola poco como la conocía, de algún día que se había dejado ver, no había sabido al principio como actuar con ella, pero se reprendió interiormente por haber dudado; ella era un mortal, como los demás, no era una Diosa. Tenía diferencias y se mantendría siempre joven, pero a pesar de ello, era mortal al fin y al cabo.
Puso su mano sobre la de ella y se estremeció ante el contacto frío de su piel. Había esperado algo así, pero aquella mujer parecía de porcelana congelada. Con delicadeza poco conocida en él, bajó la mano de la chica hasta el regazo, donde la dejó descansar. Luego, temblándole la mano ligeramente, la acercó hasta la boca de la chica y susurró procurando mantenerse frío y distante.
Bebe, no aguantarás comiendo a esa velocidad.- notó como le flaqueaba la voz en la última palabra y tragó saliva.
Itziar lo miró de lado con una mirada ligeramente burlona, pero aceptó el brazo sin comentarios y mordió la muñeca con cierta desesperación.
Dumbledore, que se encargó de despedir a los aurores que ya no eran necesarios, se sobresaltó al ver la escena, pero aprobó en silencio el atrevimiento de Snape, añadiendo una súplica porque la chica fuese consciente de sus actos y supiese cuándo terminar. Es lo más probable, Albus, no es una persona cualquiera. ´´ Se dijo mientras quitaba la vista y acompañaba a un auror llamado Ulie Hytrech a la puerta.
Llamó primero a los jóvenes magos que estaban en la cocina y luego, a los miembro de la Orden restantes: Mc Gonnagall, Moody, Lupin, Tonks, Arthur y Molly, y los invitó a pasar a una salita que había en el primer piso que se situaba frente a la cocina. Cuando todos estuvieron dentro, miró a Alastor Moody con determinación.
Moody, confío en tu criterio y espero que sepas explicar quién es Itziar y qué características la diferencian del resto. Ahora, disculpadme. – Se giró hacia la puerta para volver al pasillo, pero Mc Gonnagall le interrumpió poniéndole una mano en el hombro.- Si, acompáñame, Minerva.
Entró en la cocina y vio a Snape curándose la herida todavía abierta y a Itziar con los ojos cerrados y algo de color en su pálida piel. Sonrió aliviado y se acercó a Sirius, a quien dio una poción y envió con un movimiento de su varita a uno de los cuartos de la casa para que descansara.
Moody observó a todos los presentes, que lo miraban con interés. Con un gruñido, se sentó en una de las sillas tapizadas de negro de la sala y mantuvo su ojo mágico en la cocina, pendiente de todo lo que pudiese pasar allí.
Dumbledore debe estar loco para dejar a los chicos saber todo esto…- gruñó por lo bajo mientras se acomodaba entre los cojines del sillón- Itziar,-habló alto ahora, con su voz roca y grave- fue estudiante en Howarts durante el periodo en el que Voldemort estuvo. –hizo una pausa para ordenar las ideas en su mente- En aquel entonces, yo estaba en séptimo curso y tenía confianza con Dumbledore. Aparte, ya formaba parte del grupo que en un futuro se denominaría La Orden del Fénix ´´. Itziar tenía cualidades extrañas y poco naturales. Era medio vampiresa y medio humana, aunque siempre la alimentaba más la sangre que la comida. –Se aclaró la garganta y se explicó- Nunca mordió a nadie en el periodo que estudió en Howarts. – Algunos de los más jóvenes tenían las cejas levantadas y parecían asombrados y Moddy sonrió para sí- Además de esto, Itziar obtuvo, nadie sabe aún como, ya que es algo que jamás ha revelado, la juventud eterna. Si le clavas un cuchillo, sangra, pero sino lo haces, se mantendrá eterna para siempre, con su apariencia de chica de diecisiete años. – Se concentró en la cocina y en la escena que allí se desarrollaba un momento antes de continuar – Itziar tiene un carácter frío y muy propio de…humm…un Slythering… pero no la juzguéis enseguida. – Pensó en Itziar y en su forma de ser- No creo que ninguno la conozcáis jamás. Por ejemplo, yo todavía no he cruzado, creo, más de cinco palabras con ella en toda mi vida. – Decidió terminar- Debéis saber que es muy poderosa, pero que no hay que temerla, ya que no os hará daño.
Miró la hora y vio que era muy tarde. Le pesaban los párpados y podía notar como el cuerpo le dolía ligeramente.
El resto de la información, la tiene Albus y, por supuesto ella. Pero con esto sabréis de sobra con lo que tratáis.- Los miró uno a uno- Yo creo, que es hora de dormir.
Todos se levantaron para marcharse, creando un gran revuelo de ropas y sillas al ser arrastradas y se dirigieron, comentando en bajo todo lo sucedido, hacia la calle los que aún tenían turno de noche y los que no, hacia sus respectivas habitaciones. Harry, Ron y Hermione, sin embargo, aguardaron un momento.
Hermione había percibido la emanación de magia de Itziar con mucha más claridad que la mayoría de los magos reunidos aquella noche y quería saber el porqué de que conociese tan bien las artes oscuras…además de otras cuestiones que se le planteaban pero que no se atrevía a preguntar. Por ello, había confiado en sus amigos e iba a dejar que fuese Ron quien hiciera las preguntas, habiéndose negado Harry rotundamente a saber nada de aquella chica. Hermione sospechaba que a Harry le desagradaba la mujer en todos los aspectos y que jamás le agradecería el que hubiese traído a Sirius…aunque, para tapar todo aquello, le hubiera dicho que simplemente, no confiaba en ella, y que era muy sospechoso que entrase así como así y todos le diésemos la bienvenida. Harry, en cuanto Ron no estuvo, le dijo a Hermione que creía que la chica era servidora de Voldemort y que lo de Sirius era una actuación.
La voz de Ron la sacó de sus pensamientos.
Moody, porqué emana de ella una fuerza tan grande…quiero decir, que cómo es posible que posea semejante poder.
Alastor Moddy les miró con ojo crítico y sonrió sarcásticamente.
No creo que os vaya a dar esa información, principalmente, porque no la tengo. Preguntádselo a ella, a ver si os responde.
Harry Ron y Hermione subieron las escaleras en silencio, cada cual metido en sus propios pensamientos.
Entraron en la habitación de los chicos y Hermione se sentó en la cama de Harry.
Todo es muy raro. No hay explicación posible. Aparece cuando quiere, hace lo que quiere y se gana la confianza de Dumbledore…Pero he de admitir que, aunque tenga un carácter raro, realmente inspira confianza… - terminó de hablar en un susurro, temerosa de que Harry la oyese y le diese un ataque.
Pero no tuvo suerte.
¡CONFIANZA¡Pero qué dices de CONFIANZA! No lo ves… ¡Estáis ciegos¡HA VENIDO PARA MATARME! – paró un momento en seco y se tiró del pelo frustrado – Ni tus amigos… ¡Ni tus amigos son capaces de ver la verdad!
Con una mirada fulminante, salió de la habitación dando un portazo y escucharon como subía las escaleras y se metía en la habitación en la que estaba Sirius.
¡Poc!
Con un ruido seco, aparecieron los gemelos Weasley. Fred sonreía ampliamente y George miraba preocupado debajo de la cama y de la mesa.
Hum…espero que el pequeño y bueno de Harry no esté por aquí escondido, porque sino, me vuelvo a mi habitación…
Hermione soltó una risita y Ron lo miró enfadado.
¡Oh! Déjale en paz… es lógico que se enfade…
Por mucho que lo hubiese intentado, la cara de Ron simplemente desmentía lo que acababa de decir, y por ello decidió callarse ante una mirada burlona de sus hermanos y la irónica frase que salió de la boca de Fred.
Hombre, yo, claro, también me enfadaría con la persona que ha salvado la vida a mi padrino y que tiene la plena confianza de Dumbledore…
Hermione sonrió sin que Ron la viera y miró a Fred, que captó su mirada y se sentó a su lado.
Bueno, qué opináis de… ¿Itziar? Se llamaba así ¿no? – puso una cara interrogante y miró a George con una ceja levantada
Está bastante bien… tiene una mirada que enamoraría a cualquiera, sin duda.
George recibió un cojinazo de parte de Hermione en la cara y una reprimenda por tomarse tan a la ligera a alguien que le podría reducir a cenizas con un pensamiento.
¡Pues por eso mismo¡Hay que pasarlo bien antes de que las predicciones de Harry se hagan realidad!
Fred y George rieron al unísono con ganas y Hermione se les unió al poco rato con una risa silenciosa. Ron, fiel a las palabras de su amigo, se sentó en una silla mirándolos con ojos críticos y algo ofendidos.
En ese momento, se abrió la puerta y una cabeza algo sonrojada asomó por ella.
Chicos, que armáis mucho follón…
¡Ginny¡Es la que faltaba! Has escuchado todo ¿no? – Fred se había levantado y había empujado a su hermana dentro, que estaba bastante más sonrojada que antes.
Pobre Harry…
George soltó una carcajada y se sentó en el suelo en posición india, con las piernas cruzadas. Fred hizo lo mismo y se sentó enfrente de él arrastrando a Hermione a su paso. La chica se dejaba llevar, pero se le abría en la mente el pequeño interrogante del extraño interés de Fred por ella.
Cuando estuvieron todos sentados y acomodados en cojines por el suelo, Fred bajó un poco la luz de la habitación y miró en derredor a los presentes, pensando en los ojos fríos de Itziar y en su impenetrable expresión.
Yo creo que deberíamos conocer a Itziar – Sentenció George, rompiendo el silencio, muy convencido de sus palabras. Todos le miraron como si estuviese loco y nadie pensó en responderle, pero una voz lo hizo.
Yo creo que a todos os ha comido el coco. Y vosotros, parece, os gusta reíros de la gente.
Harry entró en la habitación y se tumbó en su cama, haciendo caso omiso de sus amigos, que en ese momento lo miraban con cara de sorpresa.
Con la llegada del chico, la habitación se vació, empezando por los gemelos, Ginny y por último Hermione, que salió con cierta prisa de la habitación, como si una demonio fuese a atacarla si se quedaba más tiempo.
Ron no dijo nada a su amigo, se cambió de ropa, fue al baño y se metió entre las suaves sábanas de su cama.
Itziar sonrió para sí en la cocina, le caían bien los gemelos Weasley.
Albus no la había dejado un segundo, al igual que Severus, que la miraba desde la otra punta de la mesa con su mirada fría e impasible mientras preparaba una poción que, decía él, la aliviaría el dolor.
Pero el dolor había llegado hasta tal punto, que ya no lo sentía, había dejado de dolerle hacia un par de horas el cuerpo como si tirasen de cada trozo de él y quisiesen separarlo hacía. Igualmente, aceptaría la poción por si el nivel de dolor menguaba y volvía a bajar a niveles en los que sí lo sentiría.
Había descubierto los grados de dolor de su cuerpo en su segundo año, cuando la atacó un mago en las calles del Callejón Nockturn, al cual había ido como cada día de aquel verano, a investigar sobre ciertas pociones que Tom le había nombrado y que le llamaban la atención.
Hasta entonces, conocía los dolores normales, pero al sentir el cruciatus en su piel, había aprendido como controlar cada músculo para que dejase de percibir la gran descarga de dolor a la que era sometido. Hubo un momento durante el ataque, en el que casi perdió la concentración, pero al siguiente, fue capaz de reaccionar y el dolor superó un umbral y dejó de hacerle efecto.
Desde entonces, había sabido una de las ventajas de su ser y le había sacado provecho en las situaciones extremas en las que se había encontrado a veces.
Sólo una persona sabía de ello, y tenía la certeza de que nunca lo usaría en su contra.
Miró a Severus y vio cómo se acercaba a ella y le daba un vaso con la poción dentro. Con cuidado, bebió el contenido y agradeció con una ligera inclinación de cabeza el que se la hubiera hecho.
Severus puso una mueca en su rostro lo más parecida a una sonrisa, aunque, se esfumó enseguida y volvió a ser el rostro impasible de siempre.
Estaba cansado y notaba cómo a la sangre le costaba llegar hasta el corazón y realizar el camino por todo su cuerpo para luego volver a éste. La cabeza le daba vueltas y perdía la capacidad de audición en algunos momentos.
En el punto de perder la conciencia, pidió a Dumbledore permiso para retirarse a dormir y éste se lo concedió, entregándole una poción para recuperar pronto la sangre perdida.
Dumbledore miró a Itziar y, caminando a su lado, la acompañó hasta su habitación, al lado de la de Sirius.
Dumbledore cerró la puerta con cuidado y se apareció en una habitación del sótano que le agradaba especialmente. Itziar estaba de vuelta… y esperaba que le perdonara por todo.
