El Cairo, Egipto 1.926

Marlen camino por las abarrotadas calles del Cairo con sus dos saluki flanqueando sus lados, ella tenía el presentimiento de que iba a meterse en problemas con el Dr. Bay por llevarlos al museo, de nuevo. Pero el hombre siempre había sido muy comprensivo y siempre dejo que Apolo y Artemis se quedaran con ella siempre y cuando se comportaran. Ellos siempre lo hicieron. Marlen miró su ropa e hizo una pequeña mueca, pantalones verde oliva con pesadas botas de combate, una camiseta de tirantes blanca, una camisa abierta de manga corta y una chaqueta liviana. Evie no iba a ser feliz con su atuendo, pero de nuevo, la mujer nunca lo era. Evelyn era una bibliotecaria, una de las mujeres más inteligentes que Marlen había tenido el placer de conocer y toda una dama inglesa. También era una fanática total de la historia egipcia.

Ella entró en el museo y caminó en dirección a la biblioteca, donde sabía que encontraría a su amiga, ella se apresuró al lugar cuando escuchó un gran estruendo. Ella entró en la muy desordenada biblioteca al mismo tiempo que el Dr. Bay, él lucía consternado y horrorizado, y luego, positivamente molesto cuando vio a Evie parada en medio del lugar caótico.

-Dioses antiguos-murmuró Marlen sorprendida viendo los libreros caídos, los papeles desparramados y los libros caídos en el suelo.

-¡Hijo del Mesías! Dame ranas, moscas, langostas, lo que sea ¡Menos a ti! Comparadas contigo las otras plagas son una alegría-dijo el curador a Evie.

-Lo siento mucho, fue un accidente-se disculpó Evelyn.

-Mi querida niña, cuando Ramsés destruyó Siria fue un accidente ¡Tu eres una catástrofe!-grito el Dr. Bay-¿Por que te aguanto?

-Bueno, ella puede leer y escribir egipcio antiguo, también la única persona que puede codificar y catalogar esta biblioteca en mil millas, y realmente nadie que se aguante tu temperamento por tan poco dinero-señaló Marlen haciendo conocida su presencia. Evelyn le dio una pequeña sonrisa agradecida, y el Dr. Bay le frunció el ceño.

-No, la soporto porque sus padres fueron nuestros mejores mecenas-dijo el curador, y debió notar la tristeza en los rasgos de las chicas porque sus rasgos se suavizaron-Ala descanse sus almas-agrego un poco más tranquilamente-Y ahora ¡No me importa cómo lo hagas! ¡No me importa cuánto tiempo te tome! Endereza esta biblioteca-ordenó a Evie antes de irse, las chicas se quedaron en silencio durante un segundo antes de que Marlen decidiera romperlo.

-Entonces ¿Quieres un poco de ayuda?-preguntó, Evelyn sonrió y se acercó a la chica menor que ella por un año y la arrastró a un abrazo aplastante.

-Oh Mari, te he extrañado tanto y estoy tan feliz de verte-dijo la mujer antes de besar cariñosamente su cabello, luego se agacho para mirar a los dos perros lealmente sentados junto a su ama-Apolo y Artemis, también los extrañe-dijo rascando sus orejas.

-Y ellos extrañaron el hogar, Grecia está muy bien, pero no hay lugar como el hogar-dijo Marlen, Evie sonrió, pero su sonrisa se empequeñeció cuando vio lo que la joven usaba.

-Marlen-dijo en un tono de reprimenda maternal. La rubia sonrió.

-Si, lo sé, lo sé, pero simplemente no puedo acomodarme a los vestidos, no cuando estuve usando pantalones durante todos estos últimos años-se excuso, Evie suspiró pero luego volvió a abrazarla.

-Está bien, no importa, quiero que me cuentes todo sobre tu última aventura ¿Cómo estuvo?-preguntó la mujer, Marlen le sonrió.

-Te lo contaré todo mientras ordenamos esto ¿De acuerdo?-dijo Marlen, Evie estuvo a punto de responder cuando escucharon un ruido, ellas se miraron y decidieron ir a investigar. Apolo y Artemis caminaron por delante mientras la mano de Marlen se colaba por debajo de su camisa y hasta la cintura de su pantalón en el centro de su espalda donde estaba bien asegurada su pistola. En su campo de trabajo, luego de su primera excavación, Marlen aprendió rápidamente el valor de un arma y que siempre era mejor estar armado y preparado.

-¿Hola? ¿Abdul? ¿Mohammed? ¿Bob?-llamó Evie a medida que avanzaban, sin embargo ella se calmó cuando sus bebés lo hicieron, ella no había llamado a sus saluki Apolo y Artemis por nada, ellos eran cazadores y guardianes, si hubiera un peligro real ya lo habrían localizado, ellos le habían salvado la vida en más de una ocasión. Evie se acerco a uno de los sarcófagos de la exposición y miró más de cerca, de la nada, la momia dentro se sentó y Evie soltó un grito asustado mientras que Marlen se sobresaltó casi imperceptiblemente y su mano viajó automáticamente a su pistola. Sin embargo se relajó cuando vio que solo era Jonathan.

-¡Jonathan! ¿No tienes respeto por los muertos?-lo regaño Evie, el hombre, claramente borracho se rió y puso su brazo sobre los hombros de la momia.

-Por supuesto que sí, pero a veces me gustaría unirme a ellos-dijo él, Marlen sacudió la cabeza con diversión mientras Evie lo golpeaba en el brazo.

-Bueno, preferiría que lo hicieras más temprano que tarde antes de que arruines nuestras carreras como arruinaste la tuya-declaró Evie.

-Oh, mi querida hermana, mi dulce Mari, les haré saber que mi carrera ahora está en una nota alta-declaró mientras salía del sarcófago con ayuda de Marlen, quien le encaró una ceja con diversión.

-¿Nota alta? ¿Cuanto tiempo pasaste en ese sarcófago Jonny?-preguntó con diversión, el hombre le dio una sonrisa burlona.

-Oh, Jonathan, no estoy de humor para tus tonterías, hice un desastre en la biblioteca, el curador está enfadado conmigo y los eruditos de Bembridge rechazaron mi solicitud de nuevo, dicen que no tengo suficiente experiencia en el campo-se lamentó Evie mientras se sentaba a los pies de una exposición, Apolo y Artemis se acercaron a ella y colocaron sus alargadas cabezas en su regazo como si intentaran consolarla. Marlen se sentó junto a ella y Jonathan se arrodillo frente a su hermana menor.

-Bueno, siempre nos tendrás a nosotros-dijo Jonathan mientras chocaba su frente con la suya, Marlen la rodeo con su brazo y le dio una sonrisa.

-Además los eruditos de Bembridge son solo un montón de idiotas engreídos que no pueden superar sus pequeños aparatos y admitir que una mujer es tan inteligente como ellos sino más-agregó Marlen con un tono neutral, haciendo que Evie la mirara sorprendida por su lenguaje antes de que ella y su hermano se echaran a reír.

-Y tengo algo que te animará-dijo Jonathan animándose antes de volver al sarcófago donde se había escondido.

-Oh no Jonathan, no otra baratija sin valor, si tengo que llevar otra pieza sin valor al curador para que la evalúe…-Evie se cortó cuando su hermano puso una pequeña caja octagonal de color negro y grabados en antiguo egipcio en todas sus caras. Evie la tomó mientras analizaba los grabados, entonces ella presiono un costado y la caja se abrió revelando un trozo de pergamino en el interior.

-Jonathan ¿De donde sacaste esto?-preguntó Marlen sorprendida mientras tomaba el pergamino.

-De una excavación...en Tebas-dijo Jonathan, Marlen le dio una mirada que dejaba en claro que no le creía, no desde que sabía que no había habido ninguna excavación en Tebas recientemente-De todas formas, no he encontrado nada en toda mi vida, por favor díganme que encontré algo.

Marlen abrió el pergamino y sus ojos se agrandaron por lo que vio.

-Jonathan-dijo en un susurro.

-¿Sí?-preguntó con expectación.

-Definitivamente encontraste algo-declaró ella.

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Marlen se encontraba esperando tranquilamente fuera de la oficina del Dr. Bay, sentada en el suelo con Apolo y Artemis mientras jugueteaba con su collar y acariciaba el suave pelaje de Apolo. Su mente vagó hacia su última expedición y se preguntó si Will y Marc ya se encontraban en casa con sus esposas, se preguntó cómo estaría Lily, la hija de Will o si Anna, la esposa de Marc, ya había dado a luz, se preguntó por el profesor Lewis quien probablemente en ese momento se estaba preparando para dar su primera clase del día en la universidad de Oxford allá en la lejana Inglaterra.

Ella fue sacada de su ensoñación cuando la puerta de la oficina se levantó y un muy molesto Jonathan emergió de allí.

-¿Qué sucedió?-preguntó cuando vio que Evie también lucía bastante molesta.

-¡Lo quemó!-se lamentó Jonathan-El viejo quemó el mapa ¡Justo en la parte de Hamunaptra!

-¿Que? ¿Es en serio?-preguntó sorprendida Marlen mientras se ponía de pie. Ella negó con la cabeza molesta, algo dentro de su cerebro picaba diciéndole que eso no había sido algún tipo de accidente.

-Bueno, no importa, Jonathan, dinos donde encontraste la caja, quizás podamos encontrar alguna otra pista allí-dijo Evie, Jonathan hizo una mueca y Marlen se cruzó de brazos con diversión mientras lo miraba.

-Bueno...sí...sobre eso...puede que...ya sabes...lo robe-admitió Jonathan, Marlen negó con la cabeza.

-Sabía que mentías-se rió ella. Evie lucio molesta pero de todas formas se obligó a continuar.

-Bueno ¿A quien se lo robaste y donde podemos encontrarlo?-preguntó.

-Ermm...no se quien es el hombre, no realmente, pero se donde encontrarlo.

-¿Y dónde sería eso?-preguntó Marlen.

-En la prisión del Cairo

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Marlen camino junto a los hermanos Carnahan con sus saluki caminando fielmente detrás de ella, el alcaide, un grotesco y obeso hombre los recibió en la puerta del establecimiento.

-Vengan, vengan, pasen. Bienvenidos a la prisión del Cairo, mi humilde morada-dijo el hombre, Marlen miró el lugar antes de devolver su mirada al hombre que la miraba abiertamente. Ella suspiró, estaba acostumbrada a ser observada por los hombres, sobre todo allí en Egipto, donde las mujeres rubias eran algo bastante extraño.

-Nos dijiste que lo encontraste en una excavación en Tebas-se quejó Evie por milésima vez en el día.

-Sí, bueno, me equivoque-contestó fácilmente Jonathan.

-Nos mentiste.

-Él le miente a todo el mundo Evie-le recordó Marlen mientras seguían al alcaide.

-Sí ¿Que las hace tan especiales?-preguntó Jonathan.

-Soy tu hermana, y conocemos a Marlen desde que somos niños.

-Y Marlen no fue tan crédula como para confiar en mi, tu por otra parte…

-Jonathan, le robaste a un hombre borracho en un Kabash local-se indignó Evelyn.

-Revise su bolsillo, en realidad-dijo girándose para poder irse, y cómo Evelyn tenía su brazo enlazado al de él, también fue girada, Marlen negó con la cabeza mientras seguía caminando, ignorando la pelea entre los hermanos y en cambio optó por averiguar más sobre el hombre que habían ido a ver.

-¿Por que está en prisión?-preguntó.

-La verdad es que no lo sé, pero cuando supe que venían, se lo pregunte yo mismo-dijo el alcaide.

-¿Y qué fue lo que dijo?-preguntó Evelyn posicionándose junto a su amiga.

-Dijo que solo estaba buscando...diversión-contestó el alcaide, las esquinas de la boca de Marlen se contrajeron hacia arriba divertida, el hombre probablemente era americano.

La puerta que daba a la celda exterior se abrió y dos guardias batallando con un hombre alto salieron y lo arrojaron contra los barrotes antes de golpearlo en la parte trasera de sus rodillas para que se arrodillara.

-¿Es el hombre al que le robaste?-preguntó Evelyn.

-Sí, así que sugiero que nos vayamos antes de que haya una discusión-susurro Jonathan evitando la mirada del hombre.

-¿Quien eres tu? ¿Y quiénes son las tipas?-preguntó el hombre.

-¿Tipa?-se indigno Evie mientras que Marlen encaró una ceja con diversión.

-Bueno...solo soy una especie de misionero que esparce la buena palabra y...esta es mi hermana Evie y mi amiga Marlen-dijo Jonathan empujándolas frente a él, Evelyn miró con molestia al hombre, aun ofendida por haber sido llamada tipa, pero Marlen enfocó sus profundos ojos azules en los orbes más claros de él.

-Hola-saludo a la par que Evie le daba un frío-¿Cómo le va?

El hombre miró brevemente en Evelyn antes de que su atención se centrará en la belleza rubia de facciones delicadas, cuerpo curvilíneo y ojos azules como el océano.

-Supongo que no es una pérdida total-comentó, Marlen negó con la cabeza con diversión mientras que Evelyn lucia incluso más ofendida que antes. Alguien gritó desde el otro lado del patio y el alcaide se excusó antes de irse. Evelyn ahora parecía menos que dispuesta a hablar con el hombre así que Jonathan se giró a su amiga.

-Pregúntale de la caja-le susurro, ella asintió y miró al hombre.

-Encontramos...ey, disculpa-lo llamó cuando vio que no tenía su atención, él la miró y ella le dio una pequeña sonrisa amable-Encontramos tu cajita, queríamos saber si podrías hablarnos sobre ella.

-No-dijo el hombre.

-¿No?-repitió Marlen confundida

-No, vinieron a preguntar sobre Hamunaptra-dijo el hombre, ella encaró una ceja.

-¿Cómo sabes que pertenece a Hamunaptra?-preguntó.

-Por que ahí fue donde la encontré, estuve ahí-dijo, ella se sorprendió. Sintiéndose un poco más confiado, Jonathan se acercó a los barrotes de la celda.

-¿Y cómo sabemos que no se trata de un engaño?-preguntó Jonathan, el hombre lo miró más atentamente.

-Oiga ¿Lo conozco?-preguntó, si Jonathan se asustó, no lo demostró.

-No, no. Es que tengo un rostro muy común y…-él no terminó la frase cuando los ojos del hombre brillaron en reconocimiento y lo golpeó en la cara, tan fuerte que incluso encadenado terminó por tirarlo de espaldas, Evie gritó con sorpresa y se arrodillo junto a su hermano mientras Marlen simplemente pasó sobre él. Los guardias golpearon al hombre y habrian continuado si Marlen no hubiera interferido.

-¡Deténganse ahora!-ordenó en árabe con voz contundente sorprendiendo a los guardias, lo suficiente como para que dejaran de golpearlo-Entonces ¿De verdad estuvo en Hamunaptra?-preguntó, el hombre sonrió, mostrando una hilera de dientes blancos, un gran contraste con su piel sucia y su cabello que parecía un nido de pájaros.

-Sí, ahí estuve.

-¿Jura?

-Cada maldito día.

-Ella no se refiere a eso-se enojo Evelyn, Marlen rodó los ojos al igual que el hombre.

-Sé de lo que habla, la casa de Seti, la ciudad de los Muertos-esta última parte fue dicha con un falso tono lúgubre.

-¿Y nos dirías cómo se llega hasta allí?-preguntó Marlen, el hombre la miró con un pequeño atisbo de sorpresa, un grito del alcaide se escuchó desde el otro lado del patio y ella miró a su alrededor, asegurándose de que nadie estaba escuchando su conversación antes de devolver su atención al hombre, acercándose un poco más a los barrotes-Es decir, la ubicación exacta.

-¿Exacta?-preguntó, ella asintió mientras se acercaba un poco más.

-Sí.

-¿En verdad quiere saber?

-¿Me habría tomado la molestia de venir al lugar más inmundo de Egipto si no lo hiciera?-preguntó ella de vuelta, el hombro sonrió de nuevo y le hizo una seña para que se acercara, ella lo hizo.

Él miró en las profundidades de sus ojos antes de que la tomara por el mentón y la besara. Él no podía recordar cuándo fue la última vez que beso a una mujer, y mucho menos a una tan hermosa como la rubia frente a él, pero sabía que jamás había tenido el gusto de probar una boca tan suave y dulce.

-Entonces sácame de aquí, linda-dijo antes de los guardias empezaron a golpearlo, e incluso encadenado y superado en número, él se defendió bastante bien-Hazlo-fue lo último que le dijo antes de ser metido de nuevo en el interior de la prisión.

-¿A donde lo llevan?-quiso saber ella.

-A la horca, al parecer se lo pasó muy bien-dijo el alcaide.

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Marlen y Evelyn estaban sentadas junto al alcaide mientras veían al hombre ser llevado a la horca. Apolo sentado junto a Evelyn puso su cabeza en su regazo para tranquilizarla, Artemis se encontraba actualmente cuidando de Jonathan, Marlen se encontraba sentada entre Evelyn y el Alcaide porque la menor de los Carnahan se negaba a sentarse junto a un hombre tan repulsivo.

-Le daremos...cien libras por salvarle la vida-ofrecio Evelyn.

-Señoritas, yo pagaría cien libras, solo por verlo colgar.

-Doscientas libras-ofreció Marlen.

-¡Procedan!-ordenó el alcaide.

-Trescientas libras-ofreció Evelyn. El verdugo le gritó algo al alcaide y este lucio incrédulo.

-¡No lo dejaremos ir!-declaró antes de gritar otra parte en árabe.

-Quinientas libras-ofreció Marlen mirando con preocupación al hombre en la horca, el alcaide les ordenó que aguardaran antes de mirar a Marlen

-¿Y qué más?-preguntó antes de poner su mano en la pierna de Marlen, acariciandola-Soy un hombre muy solitario.

Apolo gruño y Marlen golpeó la mano del alcaide haciéndolo saltar, lo que consiguió que todos los prisioneros se riera, burlaran y aclamaron. Eso irrito lo suficiente al alcaide cómo para dar la orden de ejecución.

-¡No!-gritaron sorprendidas y algo temerosas cuando la trampilla bajo el hombre se abrió y el callo.

-¡Ja! ¡Su cuello no se rompió!-se deleito el alcaide-Ahora tendremos que verlo asfixiarse hasta morir.

-Él sabe dónde está Hamunaptra-declaró Evelyn, el alcaide la miró con sorpresa.

-No es cierto.

-Yo nunca miento-exclamó Evelyn molesta.

-¿Me está diciendo que este desgastado hijo de puerca sabe donde está la ciudad de los muertos?-preguntó el alcaide señalando al hombre colgando.

-Sí-dijo Evelyn.

-Y si lo deja vivir le daremos...el diez por ciento-ofreció Marlen.

-Cincuenta por ciento.

-Veinte.

-Cuarenta.

-Treinta

-Veinticinco-dijo el alcaide y ella saltó a eso.

-¡Ah! Echó-acepto con una sonrisa triunfal, el alcaide se dio cuenta de su error y gimió con frustración pero cerró el trato.

-¡Corten la soga!-ordenó, el verdugo cortó la soga y el hombre cayó al suelo con un fuerte estrépito pero lucía bastante bien, para alguien que casi había muerto ahorcado, eso era.

Ella se levantó de su silla y Apolo se puso a su lado inmediatamente mientras ella miraba hacia abajo, sus ojos conectándose con los del hombre que acababa de salvar.