Marlen camino por el puerto con los hermanos Carnahan y sus saluki, Evie llevaba maletas mientras que Marlen tenía un bolso de un estilo militar que Will le dio luego de su primera expedición, eran más resistentes y fáciles de llevar que una maleta aparatosa como la de Evelyn.
-¿Realmente creen que se presentará?-preguntó Evie como por millonésima vez esa mañana. Ella miró a su amiga rubia, quien nuevamente estaba vestida con pantalones, botas y una chaqueta, sus rizos rubios se levantaron en una coleta alta con uno que otro escapando de su prisión y enmarcando su rostro suave, ella leía un libro mientras caminaba entre la gente con una habilidad sorprendente.
-Sí, sin duda conociendo mi suerte-dijo Jonathan-Puede ser un vaquero, pero conozco a los de su clase, su palabra vale-declaró, Evie miró a Marlen.
-Jonathan tiene razón, además, él lucía bastante honesto, y se reconocer a un mentiroso-dijo mirando a Jonathan brevemente antes de volver a las páginas de su libro-Él no lo es.
-Personalmente creo que es desalineado, grosero y totalmente ignorante, la verdad no me simpatiza-dijo Evelyn.
-Pienso que estás siendo dura con él, quiero decir, estaba en la cárcel y a punto de ser ahorcado, creo eso excusa estar desalineado y ser grosero, además, nos convenció de sacarlo de prisión y salvarle el cuello, no puedes decir que es estúpido-señaló Marlen sin dejar su libro.
-¿Alguien que conozca?-los interrumpió una voz masculina, Marlen levantó la vista de su libro para encontrarse con Ricochet O'connell, alto, limpio, con su cabello castaño corto a un estilo militar y luciendo mucho más atractivo en general.
-Bueno, mira eso, los milagros que hacen un poco de agua y una pastilla de jabón-comentó la rubia, la diversión destello en los ojos del hombre y la comisura de sus labios se alzaron.
-¿Dice que soy un milagro Srta. Hansen?-preguntó Rick, ella le dio una sonrisa divertida y burlona.
-No, digo que luce como uno-contestó, él rió entre dientes, la chica probablemente había pasado algún tiempo con americanos si era capaz de llevar la bromas así, lo que hizo que él se sintiera más curioso sobre la hermosa rubia. Jonathan rió con un poco de incomodidad antes de palmear al hombre en el pecho de manera amistosa.
-Gran día para empezar una aventura ¿Eh O'connell?-preguntó.
-Sí, sí, fantástico-contestó mientra revisaba sus bolsillo, asegurándose de que no faltaba nada.
-Oh, no, no, jamás robaría a un compañero. Compañero-tranquilizo Jonathan.
-Me robas todo el tiempo-señalo Marlen-Y hemos sido amigos desde que tengo seis años.
-Oh, y me preguntaba si no me guarda rencor por el…-Rick no termino la frase y en cambio hizo el gesto de un golpe.
-Oh, no, me pasa todo el tiempo-admitió antes de señalar a Marlen-Por lo general de su parte cuando se encuentra cerca.
-Y por lo general, te lo tienes merecido-agregó, Rick sonrió por eso y se sintio medianamente curioso por la declaración de "cuando estaba cerca".
-Sr.O'connell ¿Podría mirarme a los ojos y garantizarme que no se trata de algún tipo de juego? Por que si es así, yo le advierto...
-¿Usted me advierte?-preguntó él, interrumpiendo a Evelyn en medio de su muy bien ensayado discurso-Déjeme decirle esto, mi maldita guarnición creía tanto en esto que sin tener órdenes marchó por todo libia y llegó a Egipto para buscar la ciudad, y al llegar ahí, solo encontraron arena, y mucha sangre-declaró con molestia, luego respiro y se inclinó para tomar sus maletas-Llevaré sus valijas.
Él se fue, subiendo al bote, Marlen suspiró antes de reacomodar la bandolera colgada de su hombro y asegurar su agarre en su bolsa de viaje, ella les silbó a Apolo y Artemis antes de subir al bote con sus fieles compañeros por detrás.
-Ah sí, grosero, desalineado, ignorante, nada que nos guste-comentó Jonathan, pero ninguno de ellos se perdió la forma en que Marlen alcanzó a O'connell e inició lo que parecía una conversación fácil con él.
-Brillante y bella mañana-saludo el alcaide de la prisión llegando junto a ellos, Evelyn ni siquiera intento ocultar su disgusto.
-Oh no ¿Qué hace usted aquí?-preguntó molesta.
-Vine a proteger mis inversiones, muchas gracias-dijo el alcaide mientras caminaba por la rampa y subía al dos hermanos se miraron con un suspiró molesto. Iba a ser un largo viaje.
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Rick salió al exterior del bote, dispuesto a encontrar un lugar tranquilo donde pudiera limpiar y preparar sus armas, y se encontró de lleno con el mayor de los Carnahan jugando poker con los amigos americanos.
-Ah, O'connell, siéntese, necesitamos otro jugador-invito Jonathan amigablemente.
-Siempre juego con mi vida, jamás con mi dinero-contestó inmediatamente, esta solía ser la respuesta que les daba a los soldados de su guarnición, principalmente porque no era un hombre de apuestas.
-¿Jamás? ¿Y si te apuesto quinientos dólares a que llegamos a Hamunaptra antes que tu?-provocó uno de los estadounidenses, Daniels, si Rick recordaba correctamente, sus rasgos se pusieron repentinamente serios.
-¿Están buscando Hamunaptra?
-Y vamos a encontrarla-declaro el rubio del grupo, Henderson.
-¿Y quien dice eso?-preguntó, queriendo saber quien de su grupo fue lo suficientemente bocon como para decírselo a los americanos.
-Él lo dice-dijo todo el grupo al unísono señalando a Jonathan, quien rió nerviosamente por la mirada que Rick le dio.
-Bueno, parece que…
-¿Y bien? ¿Apuestas?-preguntó Daniels, Rick no era un hombre de apuestas, pero él jamás se había retirado ante un desafío, y Daniels lo estaba desafiando. Él sonrió.
-Si, claro que si.
-¿Por qué está tan seguro señor?-preguntó un hombre con un lente y una pipa sentado en una mesa cercana.
-¿Y por que usted?-contraataco, queriendo saber cómo planeaban llegar los americanos allá pero sin deseos de divulgar la misma información para ellos.
-Bueno, tenemos un hombre que ya estuvo allí-declaró Henderson.
-Ah, qué coincidencia, porque O'connell…-Rick golpeó a Jonathan en la cabeza con su bolsa llena de armas antes de que pudiera terminar de decir algo estúpido, Jonathan pareció recibir el mensaje porque cambió el tema rápidamente.
Con una despedida medianamente cortes para los americanos y una amenaza velada para Jonathan, Rick se dispuso a encontrar un lugar más tranquilo. Él estaba caminando por una de las secciones más tranquilas cuando divisó una cabeza rubia perteneciente a una mujer sentada en una mesa, sola con solo sus perros como compañía. Conociendo la reputación de esta raza en particular, él se sintio aliviado de que en realidad ambos perros permanecieran tranquilos. El macho, con un pelaje marrón dorado, estaba recostado justo debajo de la silla de su ama, mientras que la hembra, con un pelaje rubio casi blanco, está sentada junto a ella, vigilante. Él dejó caer la bolsa con armas en la mesa frente a la mujer sin demasiadas ceremonias y él tuvo que darle crédito a la chica por no sobresaltarse demasiado, ella se puso algo tensa, pero por lo demás permaneció tranquila. La chica tenía nervios de acero, eso era seguro.
-Oops, lo siento, no quise asustarla-se disculpó, ella le dio una mirada que decía que sabía que él estaba mintiendo antes de volver a lo que estaba haciendo, inicialmente él había pensado que estaba leyendo, pero en realidad parecía estar a mitad de escribir algo en un papel, él se preguntó porque ella no estaba apoyando el papel en la mesa en lugar de sus pierna.
-Lo único que me asusta de usted Sr. O'connell, son sus hábitos-contestó ella mientras escribía, había una nota burlona en sus palabra que hizo que quisiera reírse y enojarse a la vez.
-¿Que? ¿El beso no le gusto?-preguntó también con un indicio de burla mientras se quitaba la chaqueta.
-Oh, no, por el contrario. Ir al lugar más inmundo de Egipto y que un hombre que parece que no ha tomado una ducha ni lavado sus diente por un buen rato me engañara para conseguir un beso, fue una de las mejores experiencias de mi vida-dijo con un tono neutral antes de darle una sonrisa divertida, cómo par asegurarle que solo estaba jugando. Él estrechó sus ojos con diversión molesta antes de desabrochar las hebillas de la bolsa y desplegarla en la mesa, mostrando la gran cantidad de armas que llevaba, ella no se inmuto por la cantidad de armamento, pero frunció el ceño con preocupación.
-¿Hay algo que debamos saber? ¿Está la ciudad cerca o en medio de alguna zona de conflicto?-preguntó cerrando el cuaderno y mirando las armas mientras él se sentaba frente a ella.
-No pero...hay algo allá, algo debajo de la arena-contestó él pensando en los extraños sucesos que había vivido en ese lugar.
-Si, Evie espera encontrar cierto artefacto allá, un libro y Jonh cree que hay un tesoro ¿Qué piensa usted que hay allí?-preguntó ella mirando cómo limpiaba y cargaba sus armas.
-Creo que...el mal-contestó ella alzó sus cejas esperando a que continuara-Los beduinos y los tauret piensan que Hamunaptra está maldita-contestó, sorprendentemente ella asintió, no pareciendo creer que él, o ellos, hubieran perdido la cabeza.
-¿Sabe por que piensan tal cosa?-preguntó sonando interesada, él encaró una ceja pero se encogió de hombros.
-No pregunte-contestó, ella lució medianamente decepcionada.
-Bueno, Evie no cree en conjuros o maleficios, pero piensa que allí está guardado un libro, el libro de Amun-Ra, contiene todos los secretos de los conjuros del antiguo reino egipcio, ella está bastante emocionada por esto, ha sido una meta en su vida encontrar la ciudad y ese libro-dijo ella.
-Y que este echó de oro puro no le interesa a ella en absoluto ¿Verdad?-preguntó sin creerselo.
-No realmente-contestó ella mirando las armas antes de que lo que dijo se registrará de manera correcta en su cerebro, entonces ella levantó sus lindos ojos azul profundo para clavarlos en los de él, en toda su vida, Rick jamás había visto ojos tan azules-Usted conoce su historia.
-Y mi tesoro-contestó él, ella sonrió y guardó silencio por un momento.
-Entonces ¿Por que me beso?-preguntó ella, Rick se lo pensó ¿Por qué la había besado? Él había estado en prisión, a punto de ser colgado y tenía a esta hermosa mujer justo frente a él, hermosa, inteligente y valiente por lo que él había podido apreciar ¿Y que hombre no habria querido besar a una mujer así aunque fuera una vez en su vida?
-Iba a ser ahorcado, me pareció una buena idea hacerlo-contestó él, ella hizo una mueca y arrugó la nariz luciendo ligeramente herida antes de asentir con un suspiró.
-Sí, eso fue lo que pensé-admitió ella antes de levantarse-Apolo, Artemis, vamos niños-dijo ella con un silbido y sus perros la siguieron inmediatamente.
-¿Que? ¿Qué dije?-preguntó confundido, él no tuvo tiempo de reflexionarlo antes de escuchar un sonido proveniente de donde las pertenencias de los demás pasajeros se encontraban, él camino hacia allí y se encontró con una desagradable sorpresa. Tomo a la comadreja húngara y la estampo duramente contra las cosas.
-Que grata sorpresa, mi gran amigo, estás vivo, estaba muy, muy preocupado-mintió Benny.
-Pero si es mi pequeño amigo Benny-dijo antes de presionar el cañón de la pistola en el pecho de la comadreja-Creo que te matare-decidió.
-No, piensa en mis hijos-pidió, Rick no cayó con eso.
-Tu no tienes hijos-negó sabiendo que ninguna mujer, en su sano juicio o no, tendría hijos con alguien como Benny.
-Pero podría tener-empezo, Rick lo sacudió.
-Cállate-ordenó-Asi que tu trajiste a los norteamericano aquí ¿Que planeas Benny? ¿Los llevaras al desierto y los dejaras que se pudran?
-No está vez, estos americanos son muy listos, me pagaran la primera mitad al llegar a la ciudad y la otra de regreso al Cairo, está vez tengo que ir hasta el final.
-Ja. Los engañaras ¿eh?-preguntó soltando a la comadreja, sin verle el sentido real a matarlo.
-Tu jamás has creído en la existencia de Hamunaptra ¿Por que vas a regresar?-preguntó Benny, Rick miró a su costado cuando escucho el resoplido de varios camellos, Marlen estaba acariciando uno mientras otro empujaba su cara suavemente con su hocico reclamando su atención, sus perros como siempre se mantuvieron junto a ella.
-¿Ves a esa chica?-preguntó asintiendo en dirección a la rubia-Me salvó el cuello.
Benny miró también a la mujer y cómo si hubiera sentido sus miradas, ella giró su cabeza y como cada vez que ella había clavado sus ojos en él, Rick se sintio un poco desarmado por su mirada, ella desconectó sus miradas y se fue, él se sintio ligeramente decepcionado por esto. Benny lo miró.
-Tu siempre has tenido más bolas que cerebro-dijo con burla poniendo una mano en su hombro, Rick soltó una risa y Benny lo imito, bajando su guardia. Él pasó su brazo por los hombros de la comadreja húngara y continuó riendo.
-Adiós Benny-dijo antes de tomarlo por la camisa y tirarlo por la borda del barco. Rick ignoró los gritos de Benny y se dispuso a guardar nuevamente sus pertenencias cuando noto huellas mojadas en el suelo del barco. Él se inclinó sobre el borde, seguro de que Benny seguía en el agua, la pequeña rata seguía chapoteando en el agua, lo que significaba que alguien más había subido al barco, su mente viajó directamente a la mujer de cabello rubio y ojos azules.
