Capítulo 5.

Y faltaban solo dos días para la boda del siglo. Sana había ido ya a recoger su vestido de novia a la Universidad de Tokio. Cuando la japonesa llegó, acompañada por Kumi y Yukari, Caro se encontraba en compañía de tres chicas a quienes Sanae no conocía.

Hola, Sanae.- saludó Caro.- Te presento a mis amigas: Lily Del Valle, Alisse Farfán y Berenice Mendoza.

Hola.- saludó Alisse, sonriente.

Hola.- saludó Bere.- Mucho gusto.

Hola.- sonrió Lily.- Es un placer.

El placer es mío.- respondió Sanae.- Les presento a Yukari Nishimoto y Kumi Sugimoto.

Mucho gusto.- sonrió Kumi.

Gusto en conocerlas.- sonrió Yukari.- ¿Las tres son mexicanas?

No.- negó Alisse.- Solo Caro, Lily y Bere lo son. Yo soy chilena.

¿Y están aquí de intercambio?.- quiso saber Kumi.-

sí.- asintieron las muchachas.

Yo estudio Medicina.- dijo Lily.

Yo, Licenciatura en Historia.- señaló Alisse.

Y yo, Ingeniería en Computación.- añadió Bere.

En ese momento llegó Caro con el precioso vestido de novia de Sanae. Las tres japonesas se quedaron sin aliento.

¡Es hermoso!.- exclamó Kumi, emocionada.- ¡Es más bello aun que el que habías comprado originalmente, Sanae!

¡Sí, es bellísimo!.- concordó Sanae

¿Te lo quieres probar?.- sonrió Caro a Sanae.

Me encantaría.- aceptó Sanae.

La chica se dirigió a un baño para probarse el vestido, ayudada por Yukari y Caro. Las demás chicas charlaron sobre Japón y la novedad de estar en ese país. Cuando Sanae salió, vestida de novia, todas se quedaron calladas.

Te ves preciosa.- admitió Kumi, a punto de llorar.- ¡Muy linda, en verdad!

Sí, Sanae.- asintió Lily.- Es la verdad.

Es perfecto.- reconoció Sanae, feliz.- Era lo que siempre quise. ¡Muchas gracias, Carolina!

Fue un verdadero placer.- respondió la muchacha, satisfecha.

Caro se negaba a aceptar el dinero de Sanae, porque la chica no quería aceptar el vestido como un regalo, aunque Caro no quería pago por sus servicios. Al final, y después de muchas peleas entre las dos chicas y varios comentarios de sus amigas, ambas jóvenes llegaron un acuerdo.

Me gustaría invitarlas a ni boda.- les dijo Sanae a las cuatro chicas, o sea, Lily, Caro, Bere y Alisse.

Lo siento.- se negó Lily.- Lo agradezco pero no puedo. Tendré guardia hospitalaria ese día y no puedo faltar.

Mi hermano vendrá a visitarme ese día.- se disculpó Alisse.- Tengo mucho tiempo de no verlo.

Yo tengo que estudiar para un examen.- dijo Caro.

Yo tengo que ir a mi trabajo, hay corte por fin de mes y no puedo faltar.- se disculpó Bere.

Vaya, que lástima.- se lamentó Sanae.- De verdad me gustaría que fueran...

Lo lamentamos.- Caro sonrió con algo de pena.- Pero de verdad que no podremos cancelar nuestros compromisos.

En fin.- Sanae suspiró.- Es una verdadera lástima...

Las tres japonesas se despidieron de las latinas. Sanae llevaba en las manos la caja que contenía su hermoso y único vestido de novia.

Bueno, Sanae, solo falta tu despedida de soltera.- sonrió Kumi, de manera pícara.- Que no se te olvide.

Ya.- suspiró Sanae.- No se me olvida...

A las ocho, en mi casa.- dijo Yukari.- Te estaremos esperando.

Sanae llevó su vestido de novia a su casa y se lo enseñó a su madre con mucho gusto. La señora Nakazawa admiró y alabó la belleza del vestido, confeccionado en raso blanco.

Te verás hermosa con él.- sonrió Akane Nakazawa.

Sí, mamá.- sonrió Sanae.- ¡Estoy tan feliz! ¡Por fin, dentro de dos días me casaré con Tsubasa!

Sanae subió a su habitación a prepararse para la despedida de soltera. Estaba tan feliz que ya no le preocupaba el hecho de sospechar que sus amigas habían contratado a un estríper...

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Tsubasa tenía una cruda moral que le duró mucho más tiempo que la resaca de la cerveza. La noche de la despedida, la mayoría de los presentes se pusieron a beber cerveza cual si se tratara de agua. Genzo vio que su amigo Izawa estaba particularmente decaído, además de estar ya algo jarra.

¿Qué te ocurre, amigo?.- quiso saber Genzo.- ¿Te sientes bien?

Creo que no, capitán.- respondió Izawa, hipando.- Tengo un mal de amores.

¿Y eso?.- Genzo se sorprendió.

No puedo olvidar a una chica a la que conocí hace solo una cuantas semanas.- confesó Izawa, muy triste.- No dejo de pensar en ella...

¿Quién es?

No tengo ni la menor idea.- contestó Izawa, triste.- Solo sé que la conocí gracias a un maravilloso accidente que cometió Ishizaki... ¿Recuerdas que nosotros, o sea, Taki, Kisugi y yo, estábamos encargados de imprimir las invitaciones de la boda, por la imprenta que tiene mi padre?

Sí.- asintió Genzo.

Bueno, pues justo cuando íbamos a imprimir las invitaciones, cuando al fin logramos que todo quedara como Sanae nos lo pidió, Ishizaki cometió un error y bloqueó la computadora, impidiendo que tuviésemos acceso al archivo. Nosotros estábamos por matar a Ishizaki cuando llegó ella... Una linda chica, la más linda que yo he visto... Con un precioso cabello rizado y unos increíbles ojos color miel... Ella llegó, como un ángel y nos ayudó... Pudimos recuperar el archivo e imprimir las invitaciones gracias a ella... Pero se desapareció antes de que pudiera preguntarle su nombre... Y no he podido dejar de pensar en ella...

Genzo suspiró. Parecía ser que todos estaban enfermándose de lo mismo... Rato después, Genzo y Taro tuvieron que llevar a Tsubasa a su casa, casi a rastras y más ebrio que mi amigo Limón en un fin de semana (créanme, eso es mucho XD).

Genzo.- dijo Tsubasa, en tono de borracho de cantina.- Tarito. Yo los quiero como a mis hermanos...

Lo sabemos.- replicó Genzo, con voz neutral. Taro se esforzaba por no reírse.

Me da mucho gusto que ustedes vayan a estar en mi boda... .- añadió Tsubasa, bostezando.- Saben que me caso mañana, ¿verdad?

Sí, lo sabemos.- rió Taro.

Genzo y Taro acostaron a su amigo en su cama y salieron sin hacer ruido, ya que Tsubasa ya venía roncando desde antes de que ellos entraran en la habitación.

Bueno, pues después de todo no estuvo tan mal.- sonrió Taro.- Fue divertidísimo ver cómo Ishizaki y Urabe bailaban con las estrípers.

Sobre todo cuando ellos comenzaron a quitarse la ropa.- bufó Genzo.- Casi me atraganto con la cerveza. Aunque fue una buena noche. Me divertí.

Sí.- coincidió Taro.- Excepto por lo que pasó con las chicas en el bar.

¡Ah!.- Genzo pareció desanimarse un poco.- Sí, es verdad. Y me siento mal, ¿sabes? Realmente me gustó esa chica... Ni siquiera supe su nombre...

Yo tampoco tuve tiempo de averiguar el nombre de ella.- suspiró Taro.- Solo sé que tenía los ojos más bellos que he visto...

Y mi chica tenía la mirada más fascinante que me ha tocado ver.- musitó Genzo.- ¡Qué idiota soy!

Ni modo compañero. Ya será para la otra...

Ambos muchachos dejaron la casa de Tsubasa sin hacer ruido y se marcharon a sus respectivos departamentos. A la mañana siguiente, Tsubasa estaba tan apenado que no quería ni ver a sus amigos, aunque la vergüenza era más bien porque él no recordaba lo que había ocurrido. Sin embargo, Genzo y Taro se encargaron de decirle que el ridículo de la noche se lo habían llevado Ishizaki y Urabe.

Además.- añadió Taro.- Todos estaban atn ebrios que nadie se va a cordar de nada.

Y los que nos acordamos nos llevaremos el secreto de lo ocurrido ese día hasta la muerte.- rió Genzo.

Gracias, amigos.- sonrió Tsubasa.

Él suspiró. Faltaban tan solo dos días...

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La fiesta de despedida de soltera de Sanae resultó ser todo un éxito. Yukari y Kumi decidieron invitar a Caro, Lily, Bere y Alisse y las latinas le pusieron el toque divertido a la fiesta. Lily sugirió juegos tan divertidos como escandalosos, Alisse se encargó de poner las bebidas y Caro y Bere llevaron al estríper...

Sanae estaba tomando una bebida, viendo cómo Lily intentaba ponerme la cola al burro (jajaja) cuando entró al lugar un hombre muy guapo y musculoso, vestido de marinero. El joven le hizo un saludo al estilo militar a Sanae y después comenzó a quitarse la ropa. Yayoi, Yoshiko y Yukari gritaban y Kumi aplaudía, Bere y Caro reían y Alisse y Lily animaban al estríper. Sanae estaba coloradísima como cereza...

¡Ándale, que si tú no lo manoseas, lo haré yo!.- gritaba Lily, tratando de animar a Sanae.

¡Te lo dejo!.- respondió Sanae, avergonzada, tapándose quesque los ojos con las manos, pero viendo a través de los dedos.

El estríper se desvistió, bailó y desquitó el dinero que pagaron por él. Le hizo a Sanae un baile personal y la japonesa no resistió la tentación y se destapó los ojos. Incluso aceptó a usar, muy emocionada, la gorra de capitán del estríper.

¡Jajaja, que no diga Tsubasa que no me intereso por la profesión de su padre!.- rió Sanae.

Al final, el joven se subió a bailar en una mesa y Lily subió con él.

¡Te pasas!.- gritó Alisse, muerta de la risa.

¡Si ustedes no lo aprovechan, yo sí!.- respondió Lily, bailando muy provocativamente con el hombre.

Al final, la despedida terminó con las chicas cantando y charlando y deseándole la mayor felicidad del mundo a Sanae...

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Y el gran día llegó. Tsubasa estaba muy nervioso, aunque bastante apuesto en su traje de novio, esperando con impaciencia a la que sería su futura esposa. Genzo y Taro estaban junto a él, Yukari y Kumi esperaban del otro lado. Los padres de Tsubasa estaban sentados en primera fila, sus amigos lo observaban expectantes, en los lugares posteriores...

Y en ese momento, la marcha nupcial sonó y Sanae apareció en el extremo del pasillo, tan bella que Tsubasa se quedó sin aliento. La chica iba del brazo de sus padres y sonreía de una manera muy dulce... Los tres llegaron al altar y los señores Nakazawa le entregaron a su hija a Tsubasa.

Cuídala bien.- pidió el señor Nakazawa.

Tsubasa asintió, al tiempo que tomaba la mano de su novia.

Cuando Sanae dio el sí al hombre al que amaba, hasta Kumi soltó las lágrimas. Y cuando Tsubasa aceptó a Sanae como su esposa, con la voz trémula, hasta Genzo se conmovió. Y cuando ambos enamorados (o sea, Tsubasa y Sanae) se besaron, una vez que el sacerdote los declaró marido y mujer, todos los presentes aplaudieron, emocionados. A la salida de la iglesia, los invitados arrojaron puñados de pétalos de rosa blanca y arroz a los recién casados. Los novios posaron con todos sus amigos para las fotografías del recuerdo.

¡Ey, tomémonos una foto todos juntos!.- sugirió Izawa.

La idea sonaba bastante bien, aunque resultó un tanto difícil acomodar a todos los invitados: todos los integrantes de la Selección Japonesa, las amigas de Sanae, los padres de ambos y los integrantes de la Federación Japonesa de Fútbol, además del entrenador Gamo. Y los recién casados, por supuesto. Al final, cuando todos estuvieron listos, el fotógrafo sonrió.

Muy bien.- dijo el fotógrafo.- ¡Sonrían!

Click.

Notas:

La escena de la foto de la boda aparece al final del tomo 18 del World Youth.

Bueno, se supone que a partir de ahora ya me enfocaré ahora sí en el embarazo de Sanae. Los cinco primero capítulos fueron como una especie de introducción.

De que mi amigo Limón es ebrio, es ebrio. Me cae que una botella de tequila tiene menos alcohol que su sangre XD.