Capítulo 8.

A Paola Wakabayashi no le pareció tan mal que su primo hubiese ido a visitarla. La escena que se le presentó después en un lapso de tan solo cinco minutos la hizo reír con tantas ganas que los músculos del abdomen comenzaron a dolerle por el esfuerzo. En cuanto Lily vio a Genzo, la mexicana se enfureció al instante y comenzó a gritarle al portero, mezclando frases en español con frases en japonés.

¡Maniaco pervertido!.- gritó Lily.- ¡No te conformas con acosarme a mí sino que ahora llegas y acosas a mi amiga!

Eh, Lily... .- al principio Paola quiso detener a su amiga, pero después, al ver la cara de conmoción que puso Genzo, la germano-japonesa prefirió quedarse callada y disfrutar del momento.

Señorita... .- Genzo trataba de controlar a Lily, pero ella no lo dejó ni hablar.

¡Es usted un pervertido, abusivo, acosador de mujeres!.- seguía diciendo Lily, salpicando sus frases con palabras en español.- ¡Idiota, estúpido, pervertido, depravado!

Paola no aguantó más y soltó a reírse a grandes carcajadas, y, curiosamente, fue esto lo que tranquilizó a Lily. Mejor dicho, terminó de ofuscarla.

¿Por qué te pones así, Paola?.- inquirió Lily, ofuscada.

Es que... .- Paola no podía contener la risa.- Es que...

Paola... .- Genzo le lanzó una mirada de advertencia a su prima.

A ver... .- Paola se aguantó las ganas de reírse.- ¿Por qué le dices pervertido a este encantador hombre, aquí presente?

Nótese que Paola dijo esto con mucho sarcasmo.

¡Porque hace unos cuantos años, allá en Japón, este pervertido me manoseó a pleno bar!.- respondió Lily, indignada.- ¡Y lo peor del caso es que me preguntó que por qué tenía el descaro de indignarme si se suponía que yo era un estríper!

A ver, a ver, déjame ver si entendí bien.- Paola se mordió los labios.- ¿Me dices que este zoquete burro te manoseó así sin más y te acusó de ser una estríper?

Sí.- Lily estaba cada vez más enojada.

Paola no pudo más y volvió a reírse a mandíbula batiente. Lily y Genzo la miraban con impaciencia, una estaba muy ofuscada y el otro estaba muy avergonzado.

Bueno, lo de la manoseada no me sorprende de Genzo "manos rápidas" Wakabayashi.- dijo Paola, tratando de mantener la seriedad.- Y lo de acusarte de estríper, bueno... Tampoco es para sorprenderse si consideras que Genzo es un tarado.

Genzo captó el apodo de "manos rápidas" que le había puesto su prima y frunció el ceño. Pero Lily captó otra palabra que llamó mucho más su atención: el apellido Wakabayashi.

¿Wakabayashi?.- exclamó Lily, sorprendida.- ¿Has dicho Wakabayashi?

Así es.- Paola esbozó una sonrisilla pícara.- Este inútil baboso, que está sentado frente a ti y que te mira con lujuria y perversión, es mi primito en primer grado, Genzo.

¡Ah!.- Lily puso cara de asco, como si hubiese escuchado una revelación espantosa.- ¡Qué horror! ¡Ahora entiendo por qué dices que tu primo es un idiota! ¡No sabes como te compadezco, Paola!

Gracias, amiga.- Paola abrazó a Lily y fingió enjugarse una lágrima.

Bueno, ya estuvo bueno.- replicó Genzo, harto de la situación, de las burlas de Paola y de los insultos de Lily.- Seguro que se han de sentir muy a gusto burlándose de mí, pero ya me harté.

¡Ja!.- bufó Lily.

Señorita, no tengo el placer de conocerla ni de saber su nombre.- Genzo se dirigió a Lily de una manera muy cortés.- Pero quiero decirle que estoy muy apenado y arrepentidísimo de mi comportamiento en el bar de Tokio aquella vez, hace tantos años. Créame, si pudiera regresaría el tiempo y corregiría mi error, pero como no puedo hacer eso, lo único que puedo hacer es ofrecerle mis más sinceras disculpas.

Ante este discursito cursi por parte de su primo, Paola comenzó a reírse con muchas más ganas que antes. Genzo terminó por hartarse y hasta a Lily le dieron ganas de meterle a su amiga un puñado de gasas en la boca.

¡Anda tú, que casi me la creo!.- replicó Paola, sarcástica.- Me hubiese tragado el cuento de no ser porque se lo repites a toda chica que manoseas.

¡Paola!.- Genzo se enojó. Y mucho.

Ya veo.- Lily se cruzó de brazos, enojada.- Así que te dedicas a manosear a cuanta chica se te pone enfrente y después finges estar arrepentido y disculparte.

¿Por qué crees que lo apodo "manos rápidas", querida Lily?.- Paola disfrutaba de lo lindo.

¡Ya basta, Paola!.- gritó Genzo, lanzando fuego por los ojos.- ¡Lo que ella dice no es verdad, señorita!

Yo creo que si lo dice, es por algo.- Lily miró a Genzo con mucha frialdad.- Después de todo, Paola es su prima y lo ha de conocer muy bien.

Y lo peor del caso.- acotó Paola.- Es que utiliza su fama para acercarse a las chicas. Con eso de que es el portero del Bayern Munich y el titular de la Selección Japonesa...

¡Ah! ¿Con que éste es el famoso portero del Bayern Munich, del cual todos los periódicos hablan?.- Lily miró a Genzo con desdén.- Vaya, vaya... No hay nada más bajo que querer acercarse a una chica usando la fama. Menos mal que he estado tan ocupada como para ponerme a averiguar quién había sido nombrado el nuevo portero estrella de tan famoso equipo alemán...

¡No es verdad todo lo que dicen!.- Genzo estaba desesperándose..- ¡Yo no soy así!

¿Qué no?.- replicó Lily.- A mí me parece que sí. ¿Sabes, Paola? Había venido porque tenía muchísimas ganas de conocer a tu primo, pero ahora que lo hice me arrepiento. Tengo muchas cosas qué hacer, me voy a ver a mis pacientitos.

Y dicho esto, Lily se dio la vuelta y salió del consultorio. Genzo no se atrevió a seguirla debido al temor de que Paola también lo hiciera y continuara poniéndolo en ridículo.

Muchas gracias, Paola.- Genzo le reclamó a su prima.- ¡Mira lo que hiciste!

¿Yo qué hice?.- Paola fingió demencia.- Lo único que hice fue decir la verdad, nada más. Tú te delataste solo con tus actuaciones. Pobre Lily, no sabía que ya había tenido la desgracia de conocerte.

Genzo estaba frustradísimo y más que enojado. Durante todos esos años transcurridos, él había deseado el poder volver a encontrarse con la chica del bar y tener la oportunidad de corregir su metida de pata. Sin embargo, Paola lo había arruinado todo...

Y sin embargo, no todo había sido malo. Al menos Genzo ya sabía cómo se llamaba ella: Lily. Y también sabía otra cosa muy importante: trabajaba en el mismo hospital que en el que trabajaba Paola.

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Sanae no aguantaba los mareos y las náuseas matutinas. Era todo un suplicio el tener que prepararlo el desayuno a Tsubasa, ya que el olor de los alimentos le producía mucho asco, tanto, que el propio Tsubasa se ofreció a prepararse el desayuno él mismo.

No estaría bien, Tsubasa.- negó Sanae.- Yo te prepararé el desayuno...

No, cielito.- negó Tsubasa.- Tú te sientes mal por las mañanas y no me parece bien que te esfuerces tanto por mí. Debes cuidarte y también al bebé.

Así que, el primer día de su decisión, Tsubasa se levantó temprano a prepararse su propio desayuno, convencido de que resultaría de lo más fácil. El muy ingenuo no sabía que la cocina es una ciencia que entraña muchos misterios...

(Díganmelo a mí ¬¬).

Tsubasa intentó prepararse un par de huevos, producto de gallina, estrellados. Pero se le pasó la cantidad de aceite y dejó mucho tiempo la cacerola en el fuego, de manera que el aceite se quemó. Las yemas de los huevos se le estrellaron y pedazos de cascarón se le fueron con la clara. Y las tostadas que quiso preparar para acompañar sus huevos se le quemaron, provocando que la casa se llenara de humo.

¿Tsubasa?.- inquirió Sanae, preocupada.- ¿Estás bien, pasa algo? Hay mucho humo.

Sí, todo está bien.- Tsubasa se quemó los dedos el querer quitar las tostadas.- NO te preocupes...

Al final, con tan desastroso desayuno, Tsubasa prefirió echar todo a la basura y comprarse una dona y un café de camino al estadio (qué comida tan nutritiva ¬¬).

Día 2. Tsubasa intentó hacerse un omelette y terminó haciendo papilla de porquería. Tsubasa terminó por comer Zucaritas® con leche.

Día 3. Sanae se ofreció a prepararle a Tsubasa algo de comer. Ella terminó por vomitar en el cubo de la basura. Tsubasa terminó por comer una manzana y un vaso de leche.

Día 4. Sanae intentó preparar algo sencillo, que no causara asco, como una ensalada de frutas. Cuando Tsubasa probó su ensalada, se dio cuenta de que el melón ya tenía al menos tres días podrido y a la papaya ya le estaban creciendo gusanos. Como Sanae se había sentido mal, no había tenido tiempo de surtir la despensa. Cuando ella se dio cuenta de esto, corrió al baño a todo lo que le daban sus piernas y se encerró ahí. Después de mucho rato, Tsubasa comenzó a preocuparse y golpeó la puerta del cuarto.

Sanae, ¿estás bien?.- quiso saber él.- Me tienes preocupado.

Pero ella no respondía. Tsubasa escuchaba ruidos extraños que provenían desde adentro, como si Sanae estuviese vomitando o algo similar. Tsubasa fue entonces a buscar una tarjeta de teléfono y con ella zafó el pestillo de la puerta. Encontró a Sanae vomitando y llorando al mismo tiempo.

Lo lamento.- sollozaba ella.- Lo lamento. Soy fatal. Descuidé mi casa, te descuidé...

No digas esas cosas.- Tsubasa quiso abrazarla, pero ella no se dejó.

¡No! ¡Soy de lo peor! ¡Mírame! Estoy aquí, vomitando, mientras tú comes fruta con gusanos... .- lloró ella.

Dicen que todo lo que se mueve tiene proteínas.- bromeó Tsubasa.

¡No te burles!.- estalló Sanae.- ¡Esto es serio!

Tsubasa respiró profundo.

No, no lo es.- habló él, muy tranquilo.- Solo es un pequeño tropiezo, pero nadie dijo que tener a un bebé sería fácil. Muchas cosas van a cambiar, pero si queremos tener a nuestro bebé, tendremos que acostumbrarnos…

Es que soy un desastre.- sollozaba Sanae.

No, no lo eres. Eres la mujer más maravillosa del mundo…

(Cursi ¬¬).

Después de mucho rato, Sanae se percató de la situación: ella y Tsubasa estaban tirados en el piso del baño, junto al bote de basura que estaba lleno de vómito (guácala). Ella estaba con el pelo revuelto y la cara pegajosa y aun así él la abrazaba como si ella fuera un tesoro muy preciado… Sanae no aguantó más y se soltó a reír a carcajadas.

¿Qué te pasa?.- Tsubasa estaba sorprendido.

Nada. Hasta ahora me percato de la situación.- Sanae seguía riendo.- O ya me dio un ataque de histeria…

Tsubasa al poco rato se contagió de la risa de Sanae y pronto ambos se sintieron mucho más relajados. Él besó la cabeza de su esposa.

Ya pensaremos en algo.- susurró él.- No es nada grave. Solo es el desayuno… Puedo seguir comiendo Zucaritas ® con leche.

O si quieres, te compro Choco Crispies ®.- bromeó Sanae.

Santo remedio. Cuando Yukari se enteró de la situación, se ofreció a cocinar mientras a Sanae se le pasaban las náuseas matutinas. Tsubasa le heredó las Zucaritas al perro ®.

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Kojiro Hyuga miraba con bastante interés el escaparate de una tienda de deportes, en donde se mostraba una réplica de la camiseta del Real Madrid que usa Beckham (¬¬). A su alrededor, la gente madrileña lo veía, lo reconocía y lo señalaba, e incluso un par de colegialas se animaron a pedirle su autrógrafo. Sawada había entrado a comprar unos tacos nuevos y Ken había entrado con él, mientras que Sorimachi había ido a comprar una tarjeta para su celular, ya que aparentemente le urgía ponerse en contacto con cierta señorita que era la vocalista de una conocidísima banda de rock europea…

¿Qué rayos estaban haciendo Hyuga y los demás en Madrid? Pues bien, Ken le confesó a Hyuga, allá en Italia, que se rumoraba que el Real Madrid andaba en busca de talentos y que, aparentemente, andaban interesados en contratar a jugadores japoneses, debido al gran éxito que habían tenido jugadores como Tsubasa Ozhora en el Barcelona, Genzo Wakabayashi en el Bayern Munich o el propio Hyuga en la Juventus, y ahora también Taro Misaki en el PSG. Ken creía que el rumor era en sí bastante descabellado, pero nada perdían con ir a Madrid y averiguarlo…

Hyuga se distrajo con algo, aunque nunca supo qué fue. Algo lo hizo girar la cabeza, como si el destino lo llamara…

Y la vio. La hubiese reconocido entre todas las mujeres del mundo… A esa chica de sonrisa ingenua y de cabello negro y muy corto…

Maki.

¿Qué hacía ella en Madrid? Hyuga no sabía. Ella iba con un grupo de amigas, charlando animadamente. Hyuga quiso seguirla, ir tras ella… Pero de repente, un grupo de turistas se interpuso entre ambos y cuando Hyuga pudo mirar de nuevo, ella ya se había ido…

¿Estás bien, Hyuga-san?.- quiso saber Sawada, quien ya había salido de la tienda en compañía de Wakashimazu.

Eh… Sí.- asintió Hyuga, sobreponiéndose a la sorpresa.

Hyuga dudó. ¿En verdad había sido Maki?

Notas:

Choco Crispies y Zucaritas son marcas registradas de Kellog´s.

Este capítulo va dedicado a Tsuki… ¡Querida socia, qué gusto tener a una amiga como tú!

El apodo de Genzo, "manos rápidas", es cortesía de Tsuki.