Gundam Wing y los adorables pilotos no son míos. (Ya quisiera yo tenerlos a todos) Le pertenecen a sus dueños. Yo solo estoy escribiendo un fanfic.


9. When the night comes

Una semana desde que Duo se fue por la puerta, con la esperanza de volver a ser lo de antes. Fue una tontería pensar que iba a estar todo bien. Tanto lo soñó, tanto lo planeó para que pasara esto. Pero ya debía haberse acostumbrado a que las cosas no salieran como las esperaba.

Nada salía como él lo planeaba.

El mundo se había terminado, ya no había nada más que quisiera, ni nada porque vivir.

Bryan pudo notar, en las visitas esporádicas a su casa, que Heero tenía algo raro. De repente las bolsas grises bajo sus ojos azules, o el hecho de que lo veía más delgado. Si dejaba de comer iba a desaparecer, ya estaba bien delgado. Nunca pudo hacer que engordara desde que lo trajo a su casa, hecho un esqueleto parlante.

Sabía que llenarlo de pizza y comida chatarra no era la solución para que engorde. Quien sí subió de peso a raíz de su tratamiento fue él. Pero ahora estaba inapetente. Si cuando era más pequeño no entendía que le estaba pasando, ahora menos.

"Heero ¿Qué te ocurre¿Te sientes mal?"

"No… estoy bien… lo siento, no me di cuenta que estabas en casa… iré a prepararte la cena."

Rarísimo… demasiadas palabras en una sola oración. Algo malo le estaba pasando. Lo siguió hasta la cocina. Se le veía desganado. Inmediatamente se puso a preparar la cena, sacando vegetales de todos los lugares de la cocina.

Bryan se tumbó en su silla como siempre lo hacía, cansado porque había sido un día pesado. De repente debía pedir vacaciones para ver que le pasaba a Heero.

Hacía mucho que no pasaban tiempo juntos… como desde que Heero estaba pequeñito. Como había crecido este muchacho… ya no era un niño. Seguro ya le iba a salir pelo en el pecho y barba y se iba a ir de la casa. Esa idea le asustó un poquito, era la verdad. Quedarse solo de nuevo… bueno eso tenía que pasar tarde o temprano.

Se puso de pie y se acercó a Heero. Le dio la vuelta de un tirón para cerciorarse si le estaba creciendo barba. No, afortunadamente aún no, pero a juzgar por la expresión extrañada de Heero mejor se regresaba a su asiento.

"¿Y que hay en el menú? Déjame adivinar… vegetales de nuevo. ¿Al horno o frescos?"

"Si no quieres vegetales… te puedo preparar otra cosa…"

Ahora si que estaba preocupado. Heero no era así, él nunca reaccionaba de ese modo. Algo muy malo estaba ocurriéndole. Tal vez era una de esas depresiones adolescentes que hacen que los chicos se pongan tan tristes y terminen suicidándose. Había visto tantos casos de esos. No podía permitir que a Heero le ocurra algo así. O de repente era algo más… de repente lo había tenido abandonado demasiado tiempo. Por fin todo el tiempo que prefirió pasar en el trabajo a estar con él en casa, están dando nocivos efectos. Lo sabía, debía ser eso y todo era su culpa. Era lógico que Heero lo negara todo, diciendo que estaba bien. Claro que nunca lo iba a aceptar ni decirle que tenía un problema porque no confiaba en él. Pero no iba a perder a Heero de ese modo.

Se puso de pie de un salto y volvió a irse contra él. Lo tomó de la muñeca y se la torció jalándola hacia atrás. Lo hizo girar empujándolo con su cuerpo hasta tirarlo contra la mesa. Lo estaba arrestando como a un delincuente, de repente no era el mejor modo pero por lo menos era efectivo.

Heero sólo hizo un sonido de sorpresa antes de ser estrellado contra la mesa. Luego Bryan lo jaló, remangando su ropa y descubriendo sus brazos para examinarlos. Nada, no había nada…

Pero no era suficiente… eso no era suficiente para él.

Lo dejó echado y asustado sobre la mesa. Qué estaba ocurriendo… y se dirigió a su habitación. En un instante pudo oír el sonido de sus cosas volando por el aire. No tenía muchas ni nada de valor pero esto era el colmo. ¿Qué le estaba pasando a Bryan¿Acaso se había vuelto loco?

Entró a su habitación y estaba toda desbaratada. Las cosas en el suelo y Bryan revolviendo su cama.

"¿Qué haces? Bryan… ¿Qué haces?..."

No lo escuchó, siguió tirando las cosas contra la pared, buscando algo que no aparecía por ningún lado. Frustrado.

"Detente… ya….detente Bryan… por favor… ¡qué rayos haces!" Intentó detenerlo… estaba tirándolo todo al suelo, destruyendo sus pocas cosas… no podía permitírselo. Trató de detenerlo poniéndose delante de él, jalándolo. Pero Bryan tenía la fuerza de un oso y de un zarpaso lo hizo a un lado.

Estaba enloquecido, no era el Bryan de siempre, no estaba gritando… eso era peligroso.

Heero se quedó quieto en el lugar donde cayó. Mirando como acaba de deshacer sus cosas. Cuando hubo acabado, Bryan se acercó a él y lo agarró del cuello de su ropa y lo aventó contra la cama. No reaccionó, estaba demasiado aterrado para mover un dedo en defensa. Bryan estaba enojado, pero qué de malo había hecho él.

"Confiesa… ¿dónde lo tienes?"

No le respondió, como era su costumbre el mocoso se quedaba callado, burlándose de él. ¿Acaso creía que iba a poder burlarlo por siempre?

"Respóndeme Heero… responde…"

Pero Heero no tenía voz ni respuestas.

Bryan harto lo levantó de la cama y lo tiró contra la pared, dispuesto a arrancarle una confesión así tuviera que tumbar la pared con la espalda del chico.

Pero Heero no emitía ni un sonido. Ni lo miraba siquiera…

"¡Demoniooooos! Eres un mocoso estúpido… estúpidoooooo…. Acaso crees que no voy a encontrar donde las escondes… crees que trabajo de detective tantos años por nada… Dime… qué estas fumando… qué te estas metiendo ¿ah? Marihuana… cocaína. Habla… Respóndeme Heeroo demonioooos…."

Le tiró un puñete a la pared…. Furioso…

Heero cerró los ojos y apretó los labios con la mente en blanco y sintiendo el cuerpo pesado. Si Bryan no lo estuviera sosteniendo del cuello de su ropa estaría ya en el suelo.

El detective salió de su habitación pateando las cosas a su paso. Más furioso, confundido y preocupado que nunca. Tiró la puerta y la cerró con llave por fuera. No lo iba a dejar salir de ahí hasta que supiera que le estaba ocurriendo…

De repente debía decirle que estaba preocupado por él y por eso es que hacía esto. Pero no… mejor era esperar a calmarse un poco, porque aún estaba demasiado enojado. Iba a esperar sintiendo que la cabeza le iba a estallar.

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Bryan lo tuvo encerrado todo el fin de semana. Pero no dijo ni una palabra. Le abrió la puerta de rato en rato, para darle la mitad de su pizza y para que fuera al baño. Heero no comió nada en todo su tiempo de encierro y Bryan solo lo supo cuando harto de no verle la cara lo obligó a salir de su habitación a jalones.

Heero tampoco se movió un día entero, hasta que decidió poner en orden en sus cosas. Afortunadamente todas las cosas que había obtenido de Duo estaban intactas. Sus figuritas de santos, su cabello todo estaba en un sobre de papel, a salvo en el suelo.

Cuando Bryan lo forzó a salir de su habitación descubrió la casa hecha una caos, como cuando recién llegó. Era lunes y ya era tarde para ir a la escuela. Y era tarde para que Bryan fuera a trabajar. Heero aterrizó en el sofá cuando Bryan lo sacó de su habitación.

Ahora le tocaba la segunda parte del tratamiento Bryan para sacarle información.

"¿Qué demonios te ocurre Heero¿Por qué maldita sea no has comido nada¿Te quieres morir, mocoso imbécil¿Qué te pasa? No te entiendo, no puedo entenderte maldición… Si no me dices que te ocurre… demonios…..ni siquiera me hablas... no soy un maldito adivino…."

Gritaba y hacía que las paredes de la casa temblaran. ¿O era él que estaba temblando¿Por qué de un tiempo ahora todos sus horribles recuerdos habían vuelto como una ola? Duo había traído esa mala corriente, Duo era el peor recuerdo de su pasado, Duo era la encarnación de sus pesadillas. Esto era por él… no podía olvidarse de nada, no podía vivir porque aún conservaba el recuerdo de Duo, muy fresco…junto con los recuerdos de ese infierno que tuvieron que vivir.

Nunca le había dicho a Bryan cuán mal se sentía, no era de decir las cosas, nunca, a nadie, solo a Duo… Pero ahora él no estaba y no iba a volver nunca. Así que no había nadie con el que pudiera hablar nunca más. Nunca le dijo a nadie cuán mal estaba porque eso fue lo que le enseñaron… lo que su mamá le enseñó…. Ahora venía el recuerdo de ella para acabar de complicarle la existencia.

Ahora era el turno de ella que aparecía como un fantasma frente a él. No solía pensar en ella nunca, porque Duo mantenía ocupada su memoria. Ahora que Duo se había ido el recuerdo de ella venía a atormentarlo de nuevo. Solía verla en sus pesadillas, pero no le prestaba demasiada atención, porque siempre el dolor que sentía era demasiado intenso y desesperante.

No pensaba en ella desde que era un niño y Duo hizo que la olvidara. Casi no recordaba su rostro, sólo su larga cabellera oscura…. Larga como el cabello de Duo…

¿Qué quería ella aquí? Hacía mucho que no la veía… y ya ni la extrañaba. Pero ella era quien le había enseñado a quedarse en silencio horas y horas… en un mismo lugar para no fastidiar al resto. Ella nunca hablaba y casi no podía recordar su voz. Apenas si le daba las buenas noches, como un ritual antes de apagar la luz y dejar la casa más silenciosa que nunca.

El silencio era espantoso… así como la oscuridad en donde solía pasar horas de horas cuando vivió con ella. Siempre en silencio…con las cortinas cerradas porque a ella le dolía la cabeza siempre y la luz no la dejaba descansar… porque ella siempre estaba enferma y no debía perturbarla. Pasaba horas y horas en solo lugar de su habitación mirándola dormir… a veces se echaba a su lado a dormir con ella, porque tenía tanto miedo de noche que no conciliaba el sueño.

Ella no era un buen recuerdo… a ella le gustaba el silencio… ella odiaba el ruido… siempre le decía que se calle… que no hiciera ruido…. Ahora estaba aquí porque no podía dormir porque estaban haciendo demasiado ruido…. Bryan gritaba demasiado… y ella estaba aquí por eso… siempre debía quedarse en silencio…. Nunca debía olvidarlo… el silencio… ella estaba mal…. Enferma… Heero tienes que entender que mami está enferma y tienes que quedarte en silencio y no molestarla… Heero mami va a dormir… así que quédate en tu sitio y no hagas ruido….

¿Vas a extrañar a mami cuando se vaya a dormir Heero?

Mami está muy cansada….

Mami está cansada de estar enferma….

Mami ya no puede con su enfermedad….

Mami toma demasiadas pastillas….

Buenas noches Heero….

"Cállate cállateeeeeeeeeeeee ya bastaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa nooooooooooooooooooo ya bastaaaaaaaaaa… Bryaaan ya bastaaaaaaa…. Por favor…. Cállate ya…. No grites más…. Noooooooo por favor Bryan… dile que se vaya… Bryan…. Ya no voy a volver a hacer ruido lo prometo… pero que se vaya por favor…. Dile que se vaya..."

Bryan se quedó mudo y asustado…. Esto era peor de lo que imaginaba… nunca esperó esta reacción y era peor de lo que esperaba. Heero gritando de ese modo… ya ahora estaba llorando… No supo que hacer… nunca sabía… la única que vez que lo hizo bien fue cuando lo sacó de las llamas. Luego de eso… nunca más… ni cuando lo trajo a su casa…

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Un médico amigo suyo fue a verlos, a ambos. Primero a Heero… y certificó que no había consumido ningún tipo de droga, en contra de todo pronóstico de Byran que en su terquedad comentó que buscaría una segunda opinión. Luego revisó que el estado de salud de Bryan estaba lógicamente desmejorado debido a las pizzas y las rabietas que tuvo. Pero mala hierba nunca muere… sentenció al final de su examen médico.

También acudió a su llamado su compañera… quien le llevó la noticia de que podía tomarse unos días de descanso a cuenta de vacaciones y que no era necesario internar a Heero en un hospital psiquiátrico ni en un centro de rehabilitación porque ciertamente no estaba consumiendo drogas.

Pero Bryan no encontraba otra explicación para su estado de ánimo.

"Sabes algo Bryan… un día te voy a agarrar a cachetadas por todo esto… El chico está deprimido y tú lo gritas y lo haces estallar de ese modo. Encima revuelves su habitación y lo arrestas como lo haces en las calles... y él no ha hecho nada…."

"¿Cómo sabes todo esto¿Te dijo eso no? Claro… contigo si habla y a mí no me dice nada…"

"Bryan tu mismo me lo constaste por teléfono cuando me pediste que viniera…"

"Bueno como sea. ¿Llegaste a hablar con Heero?"

"No, está durmiendo ahora… pero no sé que le puedes haber hecho que estaba aterrado. Tienes que controlar tu mal carácter… y no te atrevas a golpearlo Bryan… ese chico a sufrido mucho y tú lo sabes… le pones un dedo encima y yo te agarro a cachetadas… sabes que soy capaz de eso…"

"No le he hecho nada mujer, nada… de pronto empezó a gritarme y se puso como loco. Por eso pensé que era una reacción de las drogas. Pero tampoco es eso…. Entonces no sé que le pasa…"

Bryan se tumbó pesadamente en su sillón… no sabía que le estaba pasando pero sin duda no era nada bueno…

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Bryan se quedó en casa, pero Heero no tenía intenciones de salir de su habitación nunca más. Permaneció echado en su cama como si fuera su lecho de muerte, mirando al vacio. Estaba muy triste sin duda.

El detective solo lo observaba desde la puerta y se tumbaba en el sillón a ver televisión. Ya no podía tolerar tanto silencio… era terrible tanta paz. Extrañaba su ruidoso trabajo en las calles, la oficina en donde todos gritaban y de vez en cuando había una que otra balacera. Estaba tan aburrido y preocupado que mejor salía a tomar aire a la calle.

No era necesario decirle a Heero a donde iba porque seguramente no le iba a importar. Así que tomó su paraguas y se dispuso a salir por la puerta. La abrió violentamente y se dio cara a cara con alguien que estaba por llamar a la puerta.

"hem… buenas tardes… ¿se encuentra Heero?"

¿Así que tenía un amigo? Por lo menos algo de vida social tenía.

"Está adentro. Pasa… ¿tu nombre?"

"David…"

"Entra "

Bryan se acercó a la puerta de Heero para avisarle pero ni fue necesario porque ya estaba de pie y saliendo de la habitación como si nada hubiera pasado. Esto estaba muy extraño.

Heero pasó a su lado en silencio y se dirigió hasta donde estaba el otro chico. Este muchacho debía tener su edad, más o menos. Tenía extrañísimos ojos liliáceos y estaba vestido todo de negro. ¿Estaría de luto o sería la estúpida moda entre los chicos de ahora? En fin… pensó…

Mejor los dejaba solos un rato para que conversen. Por lo menos parecía que Heero tenía ganas de vivir de nuevo. Iba a salir pero iba a estar vigilándolos. No iba a ir muy lejos… este chico resultaba sospechoso.

En silencio salió de la casa, algo que Heero le agradeció infinitamente.

" Espero que no te moleste que haya venido.. si quieres me voy, si te molesto."

"No… para que viniste…"

"Mejor me voy… no debí venir… sabía que te iba a molestar."

"No… Du…quédate..."

"Vine a darte las gracias por lo del otro día. No pude venir antes a agradecerte así que más vale tarde que nunca. ¿No crees? Así que te traje algo... no es la gran cosa pero, espero que te guste…

Sacó de su maleta un objeto cuadrado que sin duda era un libro.

"Gracias." respondió recibiéndolo y sin abrirlo. Lo puso sobre la mesa sin quitarle los ojos de encima.

"¿No lo vas a abrir? Digo… ¿no te da curiosidad saber que es?"

"No. Es un libro ¿no?"

"Sí pero… Entonces ya mejor me voy… gracias de nuevo."

"Si es que me quieres agradecer quédate."

Duo volteó a verlo sorprendido… Heero se sentó en el sillón sin quitarle la vista de encima.

No pudo negarse, se sentó frente a él… pero ahora de qué iban a conversar.

Se quedaron en silencio y por alguna razón le resultó muy familiar. Hasta cuando él mismo no soportó el silencio y empezó a hablar hasta por los codos.

"¿Te gusta leer? Me lo imaginé porque te sacaste mi Biblia por eso te traje una para que no necesites robarte ninguna otra y… creo que no debí decir eso… lo siento.

"¿Qué son todas esas figuras que tienes en tu libro?

"¿Qué figuras?"

Heero se puso de pie y se fue a su habitación y luego volvió.

"Estas…"

"¡Ah! Son mis estampitas de santos… las sacaste de mi Biblia…"

"Sí."

"Está bien, te las puedes quedar si quieres… te las regalo… si te gustan tanto… ¿Ese señor es tu papá?"

"No. Ese es Bryan."

" Ah ¿Tu hermano mayor?"

"No, sólo es Bryan."

"Entiendo…. Bryan… mmm… ¿No le molesta que haya venido? Si es que es así me voy."

"No."

"Pensé que vivías solo, como no ví a nadie la vez que estuve aquí…"

"No suele estar en casa. Trabaja hasta muy tarde."

"¡Ah! Mmmm sabes algo… estuve pensando en todo lo que me dijiste la vez pasada… mmm… acerca de… de con quién vivo… ¿Por qué me dijiste eso¿Por qué me preguntaste si era feliz o no?"

"Curiosidad… no sé si puedes vivir con alguien como ese tipo"

"¿Qué sabes de él¿Por qué dices eso¿Acaso lo conoces?"

"Sí y tú también lo conoces… muy bien…pero… no te acuerdas…"

Duo lo miró confundido y apunto de enojarse. Como podía decir eso… ¿Acaso lo conocía tan bien¿Qué estaba pasando aquí?

"No te creo… me estas engañando… eso sí lo sé…"

Heero se puso de pie… mirándolo fijamente y se quitó el polo delante de Duo.

"Yo no miento…"

De nuevo el silencio. Se quedó sin palabras… sin poder articular ningún argumento… frente a él unas cicatrices a medio borrar y una particular a la altura de su hombro izquierdo.

Le recordaba tanto a sus cicatrices… pero las suyas eran a raíz de que lo sacaron del infierno… y aún recordaba su estadía ahí… sobre todo las llamas infernales por todos lados.

Debía reconocerlo, estaba confundido. Pero no podía ser de ese modo, ni siquiera debía haber ido a verlo en primer lugar.

"Yo… mejor me voy."

"Como quieras… si te quieres ir… espero que te vaya bien… con ese tipo de los ojos grises tan horribles. Espero que no te sea insoportable tenerlo cerca. Por lo menos a mi no me deja dormir recordar sus voz horrible con esas oraciones tan espantosas."

Duo no podía creer lo que estaba oyendo. ¿De qué estaba hablando¿Cómo podía saber de las oraciones que recitaba?

"Ese es el lenguaje de los ángeles… tú que sabes de eso…"

"Sé que ese tipo de los ojos grises me disparó con un arma. Un momento antes intentó dispararte a ti… pero eso tampoco lo recuerdas… quiso matarte y yo lo detuve, por eso me disparó a mi. Nos quería matar a los dos… luego te llevó de ahí… es lo que me acuerdo de ese día, del incendio en el que…"

"¡Cállate! No mientas… él es incapaz de hacer algo así, él es un santo ¿sabes? No haría algo así jamás… tú estas demente…"

" Nooo. Duo… el que está mal de la cabeza eres tú. Han pasado 10 años Duo, en los que no he podido pasar un solo día sin acordarme de ti, una sola noche en la que haya dormido sin tener pesadillas recordando ese lugar cuando se quemaba, con toda esa gente atrapada en ese edificio gritando. No he podido dormir pensando en que fue de ti… si estabas vivo o estabas muerto. Si ese demente te había matado cuando te sacó de ahí o no… pensando en como deben haber muerto los demás niños que estaban con nosotros dentro Duo…. Todo este tiempo no he podido dejar de pensar en todo eso. Pero para ti es bien fácil. Dices que no recuerdas nada y listo. No es tan fácil para mí, porque cada noche me acuerdo de ellos, me acuerdo de ti, del Duo que eras en el pasado… y me da tristeza…"

"Estás…diciendo mentiras…. "

"No y tú lo sabes… Es una lástima que mi amigo Duo, el que me ofreció una galleta cuando recién lo conocí, con el que solía dormir mirando las estrellas se haya ido."

Duo se quedó en silencio ante estas palabras. Quería responderle, quería decirle tantas cosas pero se quedó sin poder decirle nada.

Algo en el fondo de su mente le trajo un recuerdo extraño. Las estrellas… hacía cuanto no se echaba a contemplar las estrellas…si es que alguna vez había hecho algo así…sí… lo podía recordar… echado en la intemperie… mirando al cielo…un niño de su edad le decía que su mamá se había ido a vivir allá y se sintió tan mal… y le dio ganas de abrazarlo…

Y lo abrazó fuerte… y vio la cara de sorpresa y le dio mucha gracia.

¿Por qué recordaba todo esto… porqué…ahora? No podía explicárselo… sintió miedo de seguir recordando porque las imágenes se veían sobre él como un caudal.

Recordaba haberle dado una galleta a un niño solitario, sentadito en medio de la nada… se veía tan triste…tan solo… es que él también estaba solo… no tenía familia ni a nadie y encima tenía que vivir solito en la calle, cuidándose de los adultos.

Duo se puso de pie sacudiendo la cabeza para sacarse de encima todas esas imágenes. Pero no sirvió de nada… venían más y por montón… ahora recordaba un lugar oscuro… una habitación con más niños como él… y sintió mucho miedo….

Se dispuso a salir de donde estaba porque no podía seguir así. Iba a terminar igual de demente que este chico.

A fuera había empezado a llover de nuevo. Bryan debía estar por llegar en cualquier momento.

Duo estaba por irse, pero se le veía extraño, confundido…

No lo iba a detener esta vez… no lo iba a volver a detener… debía dejarlo ir. Ya le había dicho lo que quería que supiera… si estaba mejor donde ese loco…

Duo corrió hacia la puerta… y Heero lo siguió.

"No debí venir… no debí venir…." se repetía susurrando… parecía que había adoptado la horrenda manía de aquel tipo de hablar entre dientes.

Llegó a la puerta y se prendió de la manija… Heero lo alcanzó y lo abrazó… ya sin importarle como iba a reaccionar. Duo soltó la manija dejando caer sus brazos y se dejó abrazar….

"Duo… te extrañé… tanto"

Estaban temblando… los dos…Duo cerró los ojos…

Se quedaron en silencio. Heero hundió su frente en su nuca y Duo le acarició la mejilla.

"Heero…" susurró mientras que con una mano alcanzaba su mejilla.

Heero lo abrazó más fuerte…como si quisiera unirlo a su cuerpo para no tener que separarse nunca más. Con los ojos cerrados deseaba que nunca se fuera… que nunca lo dejara…

Ambos en silencio de nuevo… Duo respiraba suavemente y seguía acariciando su mejilla.

La lluvia seguía y el cielo sonaba como si del cielo arrojaran cosas. El cielo estaba oscuro como una tumba. La puerta se abrió de improviso develando la imagen de Bryan en la entrada que los miraba no muy complacido con lo que tenía frente a sus ojos.

Continuará...