Capítulo 11.
Fue como si un huracán hubiese entrado al hospital. Parecía como si los reporteros hubiesen estado esperando a que Tsubasa y los demás salieran de la casa Ozhora para comenzar a perseguirlos. Cuando Tsubasa y Sanae llegaron al hospital, el lugar ya estaba abarrotado y lleno de reporteros y camarógrafos que estaban a la espera de que la famosa pareja entrara al hospital.
¿Algún problema con el bebé, señor Tsubasa?.- preguntaron los reporteros.
¿Vienen a una revisión de rutina?
¿O es usted el lastimado?
Sanae estaba muy pálida y Tsubasa prácticamente tuvo que apartar a mucha gente con unos cuantos codazos para poder pasar.
¡Háganse a un lado, por favor!.- pidió él, ya harto.
Unos cuantos guardias de seguridad empujaron a los reporteros para que los Ozhora pudieran pasar. Sus amigos decidieron servir como distracción y, muy a lo kamikaze, se interpusieron entre Tsubasa y Sanae y los camarógrafos para que ellos pudiesen pasar. La ya no tan pequeña Kumi se paró con decisión ante el montón de cámaras y micrófonos y gritó, decidida:
¡Aquí no hay nada que ver! ¡Vayan a ver si ya puso la marrana!
Ya en urgencias, uno de los médicos intentó revisar a Sanae, pero ésta se negó categóricamente a ser vista por cualquier otro médico que no fuera la doctora Cortés.
Vayan a buscar a la doctora Cortés.- pidió el médico pasante, el cual había sido el mismo que había atendido a Alisse.
Una enfermera, obediente, salió rápidamente de urgencias. Cuando ella abrió la puerta principal, se dejaron ver varios flashes y algunas preguntas impertinentes no esperaron para hacerse escuchar.
¿Cómo se encuentra la señora Ozhora?
¿Va a perder al bebé?
La enfermera hizo que la puerta se estampara contra el micrófono y la cara del reportero que había preguntado esto último, haciéndolo parecer un accidente.
Deb estaba en su consultorio, ordenando los expedientes de ese día. Natalia, la enfermera de consulta externa, se asomaba con curiosidad a la puerta.
¿Por qué es todo ese escándalo, Natalia?.- quiso saber Deb, sin dejar de escribir en un expediente.
Pareciera que varias estrellas de rock hubiesen decidido venir al hospital.- respondió Natalia, emocionada.- Quizás haya venido Van Halen o Aerosmith
Uhm...
La enfermera de urgencias llegó en esos momentos y habló con Natalia unos segundos. Esta última asintió y la enfermera de urgencias se marchó.
Ya entiendo el motivo del escándalo.- anunció Natalia, cerrando la puerta con cuidado.- Tsubasa Ozhora y su esposa están en el hospital.
¿Pasó algo?.- Deb dejó de escribir y miró a Natalia, al tiempo que un mechón teñido de rubio caía sobre su frente.
La señora Ozhora está en urgencias y dice que está sangrando.- anunció Natalia.- Y se niega a ser vista por otro doctor que no sea usted.
Iré inmediatamente.- sonrió Deb, dejando su pluma en el escritorio y levantándose de la silla en la que estaba sentada.- Aunque antes iré por refuerzos.
Débora salió del consultorio y se dirigió hacia el área de cuneros. Ahí, sorprendentemente se encontró a Paola (y digo que es sorprendente porque Paola no tenía nada que hacer en cuneros), quien le informó que la doctora Del Valle se había retirado a descansar al cuarto de médicos.
¿Tan temprano?.- inquirió Deb.- ¡Pero si son las tres de la tarde!
Es que no se sentía bien.- sonrió Paola.- La acaba de venir a visitar Andrés y ya sabes que eso siempre le produce mucho dolor.
Deberíamos de inyectarla.- gruñó Deb.- A la pobre le dan unos cólicos marca demonio y aun así trabaja sin descanso...
Débora se dirigió al cuarto de descanso de médicos y se sorprendió mucho al ver que un joven muy apuesto de rasgos orientales, con gorra blanca en la cabeza, salía de ahí y cerraba con cuidado la puerta. Deb se cruzó con él en el camino, y el muchacho le dirigió una media sonrisa muy peculiar. Deb se puso algo colorada.
"¡Guau, qué hombre!", pensó Débora. "¿Pero qué rayos hacía en el cuarto de descanso de médicos? Dudo mucho que se trate de un nuevo doctor... Anda, si esa Lily será picarona... ".
Paola vio pasar a Genzo. Éste la saludó, muy feliz.
Hola, primita.- sonrió Genzo.
¿Qué rayos haces tú aquí?.- se sorprendió Paola.
Vine a ver a mi futura esposa.- respondió él, enigmático.
¿Qué cosa?
Pero Genzo solo le hizo un gesto de despedida con la mano y se marchó sin responder. Paola se asomó al pasillo y vio la espalda musculosa (anda tú, que nomás de imaginarme ese espaldón, babeo) de su primo alejarse.
"¿A quién rayos habrá venido a ver?", se preguntó Paola.
Deb entró al cuarto de médicos y se sorprendió mucho de ver a Lily profundamente dormida.
¡Anda, tú, desvergonzada!.- gritó Débora, golpeando a Lily con un cojín.- ¡Ahora sé por qué hace rato no te encontraba en ninguna parte, estabas muy ocupada con semejante bombón!
¿De qué "censurado" hablas?.- exclamó Lily, enfurruñada y adormilada.
(Cambien la palabra "censurado" por la grosería de su elección. Solo Lily le diría a Deb una mala palabra, más si la despierta de esa manera).
¡Del hombre que acaba de salir de aquí!.- exclamó Débora, haciendo un gran escándalo.- ¡Caramba, hasta que te pusiste abusada! ¡Qué hombre!
Lily se incorporó en la cama, alisando su cabello y miró a su amiga como si se hubiera vuelto loca.
¿De cuál te fumaste?.- gruñó Lily, bostezando.
Es lo que yo te pregunto a ti.- replicó Deb.- ¿De cuál te echaste para atreverte a meter a un hombre aquí, y en horario de trabajo?
Deb, no sé de qué me hablas.- Lily de plano puso su cara de "what?", lo que hizo a Deb dudar.
¿Oye, en serio no viste al hombre que salió de aquí?.- preguntó Deb.
¿Cuál hombre?.- Lily seguía sin comprender.
Acabo de ver salir de aquí a un hombre guapísimo.- explicó Deb, poniéndose repentinamente seria.- ¿De verdad no lo invitaste tú?
No.- Lily puso cara de espanto.- ¿En verdad se metió alguien aquí?
Ay, Dios.- exclamó Deb.- ¿No te habrá hecho algo?
Anda tú, yo creo que me hubiese dado cuenta si ese hombre me hubiese hecho algo.- Lily miró a Deb con cara de "hello con tu hello".
Pues mira, lo dudo porque si alguien desconocido se metió hasta acá y tú no te diste cuenta, bien pudo ponerte la mano encima sin que lo notaras.- replicó Deb.- Debemos dar aviso a dirección y a seguridad. Alguien se metió hasta el cuarto de médicos a hacer quién sabe qué cosa y nadie se dio cuenta...
Vamos de una vez.- sugirió Lily, levantándose y cepillando su largo cabello frente al espejo que había ahí.-Antes de que se vaya la doctora Pam.
¡Ah! No, tendremos que esperar hasta mañana.- Deb recordó el motivo de su visita a Lily.- Sanae Ozhora está en urgencias y se ha creado todo un pandemónium.
¿Cómo dices?.- exclamó Lily.- ¿Sanae Ozhora está aquí? ¿Qué le pasó?
No tengo idea, apenas acaban de llamarme para que vaya a verla, pero quise tener refuerzos y vine por ti.- sonrió Deb.- Creo que toda la comunidad de reporteros del país están volcados en el servicio de urgencias a la espera de noticias.
Ya veo.- asintió Lily.- Vamos pues. Aunque terminando con eso podríamos hablar al menos con el guardia de seguridad para decirle que redoble la vigilancia.
Débora y Lily salieron del cuarto de médicos y se dirigieron a urgencias. En el camino, se toparon con Paola quien quiso ir a ver todo el argüende que se había creado allá.
Mientras tanto, Alisse y Berenice ya estaban hartas de tantos reporteros, los cuales las habían obligado a refugiarse en un pedacito de la sala de espera.
Ni siquiera nos dejan pasar.- gruñó Alisse.- No podemos salir del hospital...
Nos tendremos que esperar a que se vayan.- suspiró Bere.
Carolina parecía estar en las nubes. La noticia de que Carlos iría a España la había trastornado un poco...
Izawa, Kisugi, Taki, Ishizaki, Misugi y Matsuyama ya no podían contener a la enorme masa de reporteros, quienes estaban más que nada interesados en lo que pudiese pasarles a Tsubasa Ozhora y a su esposa, y no tanto lo que les ocurría a un grupo de jugadores japoneses. Un camarógrafo, particularmente grosero, golpeó a Izawa con la cámara y lo hizo perder el equilibrio. El muchacho cayó, nublándosele la vista por algunos momentos... Cuando recuperó la plena conciencia, Izawa se dio cuenta de que había caído (o de que alguien lo había recostado) sobre un grupo de butacas. Él abrió los ojos y... Se encontró con una linda chica de cabello negro y rizado y ojos color miel, quien le sonreía dulcemente.
¿Estás bien?.- preguntó Bere, suavemente.- Estos gorilas son unos maleducados.
Eh... .- Izawa no podía creer lo que estaba ocurriendo.
¡Había vuelto a encontrar a la chica que lo ayudó con las invitaciones de la boda de Tsubasa y Sanae, allá en Japón!
No te levantes por ahora.- sugirió Bere, sin dejar de sonreír.- Te dieron un buen golpe...
Eh... .- Izawa lamentó no poder decir algo más coherente.
Sanae se encontraba recostada en la camilla de exploración, en un bien resguardado consultorio del servicio de urgencias. Deb hubiese deseado el haber podido llevarse a Sanae a hacerle la revisión médica en su propio consultorio, pero eso resultó imposible debido a los reporteros, así que Deb tuvo que conformarse con pedirle al médico pasante que le prestara su consultorio y que unos cuantos guardias de seguridad custodiaran bien el lugar. Tsubasa esperó afuera, en donde Lily comenzó a hacerle unas cuantas preguntas para distraerlo, ya que el joven parecía estar cerca de un colapso nervioso, tanto por los reporteros como por el problema de su esposa.
Mejor dale un Válium y todos felices.- sugirió Paola.
Lily miró a su amiga con cara de "hello con tu hello".
Después de una revisión completa, Débora determinó la causa del problema: Sanae tenía una infección en los riñones, lo cual le estaba causando una amenaza de aborto. Débora le dio a Sanae las noticias y trató de explicarle lo mejor que pudo las posibles consecuencias.
Es de lo más común que las mujeres embarazadas tengan infecciones renales.- explicó Deb.- Y esto, en muchas ocasiones, puede condicionar que haya una amenaza de aborto, o sea, hay riesgo de que pueda perder al bebé.
¡Oh, no!.- exclamó Sanae, angustiada.
No te preocupes.- la tranquilizó Deb.- Aun estamos a tiempo. Me gustaría hospitalizarte por algunos días, en lo que te controlamos la infección y la amenaza de aborto.
Si eso es lo mejor, está bien.- aceptó Sanae.
Me gustaría hablar con tu esposo.- pidió Deb.
Claro.
Sanae abrió la puerta del consultorio y se asomó para buscar a Tsubasa. Éste charlaba animadamente con Lily, pero se dirigió a ella cuando lo llamó.
¿Qué ocurre?.- preguntó Tsubasa.
La doctora Débora quiere hablar contigo.- respondió Sanae.
Deb le explicó a Tsubasa lo que ya le había dicho a Sanae. Él estuvo de acuerdo en hospitalizar a Sanae si era necesario. Débora prometió darle a Sanae un cuarto privado y bien vigilado para evitar que los reporteros los molestaran.
Incluso.- añadió Deb.- Puedo decirles cómo salir del hospital sin que nadie se de cuenta.
Eso me parece imposible.- bufó Tsubasa.- El hospital está rodeado de reporteros...
Confíen en mí.- Deb les guiñó un ojo.
Tsubasa y Sanae se miraron y sonrieron. La angustia no se había ido, pero ya era cada vez menos.
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Hyuga, Wakashimazu, Sawada y Sorimachi comían en un restaurante en Madrid. En las noticias apareció un reportaje, en vivo desde el Hospital General de Barcelona, sobre Tsubasa Ozhora y su esposa Sanae.
No tenemos aun una versión confirmada.- decía uno de los reporteros.- Pero parece ser que la señora de Tsubasa Ozhora está teniendo problemas relacionados con su embarazo... Sin embargo, en estos momentos difíciles, ambos cuentan con el apoyo de sus amigos de la Selección Japonesa...
En ese momento aparecieron imágenes de Hikaru y Jun dando entrevistas a los reporteros.
Miren quién está robando cámara.- musitó Ken, con una risa sarcástica.
Deberíamos estar allá.- comentó Kazuki.- Haciendo escándalo como todos los demás.
¿Y por qué no vamos?.- sugirió Sawada.- Después de todo no hemos podido confirmar que el Real Madrid en verdad quiera jugadores japoneses entre sus filas.
Podríamos ir, ver a Tsubasa y a Sanae y regresar.- sugirió Hyuga.
No es mala idea.- asintió Ken.- Quién sabe qué cosas interesantes podríamos encontrar en Barcelona...
Si tan solo lo supieran...
A pocas calles de ahí, una joven de cabello negro peinado al estilo de Tsubasa, muy delgada y de ojos negros miraba atentamente las noticias en los televisores que se encontraban en el aparador de una tienda de electrodomésticos. Junto a ella se encontraba un joven muy apuesto de cabello negro y ojos grises
¡Qué interesante!.- murmuró Samael Nieminen, con algo de sarcasmo en la voz.
No creí que te pareciera interesante Tsubasa Ozhora.- comentó Lasse Nordesntröm, amigo de Samael, el cual era considerado el mejor violinista de nuestros tiempos.- Es más, creí que te era indiferente.
Lo es.- asintió Samael.- Pero no lo dije por él.
Samael señalaba a dos personas que aparecieron en la pantalla en esos momentos: Hikaru Matsuyama y Genzo Wakabayashi, los cuales sostenían una charla a espaldas de los reporteros.
Creo que es hora de que vayamos a Barcelona.- comentó Samael, con voz inexpresiva.
Espero que tu repentina decisión no tenga que ver con el hecho de que acabas de darte cuenta de que Hikaru Matsuyama se encuentra allá.
Samael no respondió, ni dio señales siquiera de haber escuchado a Lasse.
En el otro extremo de la ciudad, en uno de los mejores hoteles de Madrid, Maki Akamine terminaba de darse un baño. Habían ganado esa misma mañana, sus compañeras y ella, el partido que habían sostenido contra la Selección Española de Softball y ahora Maki y sus compañeras tenían unos días de descanso.
¡Maki!.- gritó Yukibe, una de sus compañeras.- ¡Iremos a Barcelona de paseo!
Maki escuchó la noticia, sin sentir ninguna emoción en particular. El único lugar al que ella le hubiese gustado ir era a Italia... Porque ella no sabía que lo que buscaba allá ya no se encontraba a miles de kilómetros de distancia, sino tan solo a unos cuantos metros...
Notas:
Uh, sorry, lo olvidé... Otra aparición estelar en este fic es Lasse Nordenström, personaje creado por Samael Bene Elohim. Él es mi personaje masculino favorito creado para fics.
