Capítulo 15.
Sanae estaba algo nerviosa. La doctora Cortés le haría un estudio de ultrasonido para ver cómo se encontraba el bebé. Deb le había dicho a Sanae que si lo deseaba podría decirle cuál sería el sexo del bebé...
¿Tú qué opinas, Tsubasa?.- le preguntó Sanae a su esposo.- ¿Quieres saber si nuestro bebé será niño o niña?
No lo sé.- confesó Tsubasa.- Por una parte quisiera pero por otra... Me gustaría mantener el misterio.
Lo mis o pienso yo.- admitió Sanae.- Me muero por saber si será varón o mujer, pero también me gustaría que fuese una sorpresa...
Piénselo bien.- aconsejó Levin.- Es algo importante.
¿Tú que harías si estuvieras en nuestra situación?.- preguntó Sanae.
No lo sé.- rió Levin.- Ni siquiera he pensado en casarme, mucho menos en tener hijos, así que no me imagino qué se sentirá el estar en una situación así.
Yo si preguntaría el sexo.- opinó Kumi.- Pero no me hagan caso.
Tsubasa miró su reloj y se dio cuenta de que ya era muy tarde. Tendría que correr para llegar a tiempo al entrenamiento.
Ya me voy, mi amor.- Tsubasa besó a Sanae.- Cuídate mucho, vendré a verte al final del entrenamiento.
Suerte.- respondió Sanae, con una sonrisa.
Yo también me retiro.- anunció Levin.- Solo quería ver cómo estaban los dos.
Gracias por la visita, Levin.- dijo Sanae.- Y también por las flores.
Me dio gusto colaborar con el vivero en el que se ha convertido tu habitación.- rió Levin.- Que te recuperes pronto, Sanae. Nos estaremos viendo, algo me dice que vendré a visitarte muy seguido...
Levin esbozó una sonrisilla pícara. Kumi sonrió por lo bajo.
Bueno, me retiro.- se despidió Tsubasa.- Hasta pronto, mi amor.
Cuídate Tsubasa.- respondió Sanae.- Hasta pronto, Levin.
Hasta luego.- respondió el sueco.
Kumi miró salir a ambos hombres y procuró no reírse.
¿Te pasa algo, Kumi?.- quiso saber Sanae, quien notó la conducta de su amiga.
No.- negó la aludida.- Me conté un chiste que no me sabía...
Sanae prefirió ya no decir nada. Mientras tanto, Tsubasa y Kevin llegaban a salida, en donde se toparon con la doctora Cortés. Deb dejó caer sus expedientes al suelo al ver a Levin.
¡Lo siento!.- se lamentó Deb, al tiempo que se agachaba para recoger las carpetas.
Permítame ayudarle, doctora.- Levin se agachó para ayudar a Deb.
Gracias.- ella lo miró a los ojos.
La mirada de ambos jóvenes chocaron y Deb se puso muy colorada. Levin solo sonrió. El sueco le dio a la mexicana las carpetas y ella se lo agradeció con una avergonzada pero dulce sonrisa.
Gracias.- dijo Deb.- Señor Ozhora, le haremos a su esposa un ultrasonido para saber cómo está el bebé. ¿Piensa regresar más tarde?
Vendré cuando concluya mi entrenamiento.- contestó Tsubasa.
Bien. A esa hora ya estará listo el resultado y podré decirle con exactitud si hay algún otro problema con el embarazo de su esposa.
Gracias, doctora Cortés.- sonrió Tsubasa.
Es un placer.- sonrió Deb.- Para eso estamos.
Deb le lanzó a Levin una sonrisa tímida y se marchó con su montón de expedientes. Natalia observó toda la escena desde detrás de la puerta del consultorio de Deb y cuando ella llegó no resistió la tentación de acosarla con preguntas.
¿Quién es ese guapísimo hombre?.- preguntó Natalia, emocionada.
¿Tsubasa Ozhora? Es el esposo de una de mis pacientes.- respondió Deb.
¡No, ése no! ¡Yo hablo del rubio! ¿Quién es ése bombonzote?.- Natalia, evidentemente, hablaba de Levin.- El joven que la ayudó a recoger los expedientes.
Nomás andas en el chisme, ¿verdad?.- gruñó Deb.
¡Anda, dime! ¿Quién es?
La verdad, no lo sé.- suspiró Deb.- Solo sé que se llama Stefan Levin y que es amigo de los Ozhora...
Ya. Habrá que sacarle algo más de su vida.- rió Natalia.
Deb no dijo nada. Prefería el no pensar demasiado en el joven sueco... Una vez que ella terminó con todos sus pendientes, se dirigió al cuarto de Sanae para llevarla a la sala en donde se encontraba el equipo de ultrasonido para hacerle el estudio. Sanae ya la estaba esperando, lista y dispuesta.
¿Ya decidiste si deseas saber el sexo del bebé?.- le preguntó Deb a Sanae, cuando la enfermera llevaba a ésta en una silla de ruedas.
Aun no.- respondió Sanae.
Aun tienes tiempo.- sonrió Deb.- Piénsalo bien.
La enfermera ayudó a Sanae a acostarse en la camilla de exploración y se retiró para que Deb pudiese hacerle el ultrasonido. La doctora colocó un poco de gel conductor sobre el vientre de Sanae y comenzó a rastrear con el transductor (creo que se llama así).
Mira, Sanae.- dijo Deb.- Aquí está tu bebé.
Ella movió la pantalla para que Sanae pudiese verla. Ahí, un pequeño y diminuto bebé, chiquitito, pequeñito, se movía en la pantalla. Sanae se sintió inesperadamente conmovida: ése era su bebé. Y estaba lleno de vida.
Ahí está.- Sanae comenzó a llorar.- Mi bebé...
Y es muy activo.- sonrió Deb.
Deb siguió manejando el transductor y verificó todos los puntos que le interesaban.
La placenta está bien.- anunció Deb.- No tienes problemas mayores.
¿Entonces mi bebé está bien?.- quiso saber Sanae.
Sí.- respondió Deb, risueña.- Tú misma lo viste. ¿Quieres conocer el sexo del bebé?
Sanae lo pensó. ¿Quería o no conocer ese dato? Por una parte sí, porque la tentación era mucha, pero por otra parte, le gustaría guardar el secreto hasta el momento del parto...
¿Y bien?.- insistió Deb.- ¿Quieres saber?
Sanae sonrió.
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Samael se acercó a Lasse con cara de pocos amigos.
Pensé que ibas a despedirte de tu prima.- dijo Samael, secamente.
¡Ah! Es que me encontré nuevamente con la doctora Del Valle y nos entretuvimos hablando de música.- explicó Lasse.- Le apasiona el violín tanto como a mí.
¡Ja!.- bufó Genzo, enojado.
Lo lamento.- se disculpó Lily.- No quise hacerlos perder el tiempo...
No me hiciste perder el tiempo.- contradijo Lasse, tuteándola.- Todo lo contrario.
Lily se puso muy roja y soltó una risilla nerviosa, la clásica que ella suelta cuando un hombre la pone nerviosa. Genzo gruñó aun más y Samael se dio cuenta de eso.
Está bien.- dijo Samael.- Pero yo debo irme ya. ¿Te quedas o vienes conmigo?
Me voy.- respondió Lasse.- Solo permíteme ir a despedirme de mi prima, ahora sí.
De acuerdo, aquí te espero.- asintió Samael.
Lasse se alejó y Lily le sonrió a Samael a manera de disculpa.
Lo siento, señorita Nieminen.- dijo Lily.- No quise entretenerlos, de verdad.
No te preocupes, es solo que me sorprendió ver a Lasse hablando tan animadamente con alguien más, él no suele ser así.- contestó Samael.
Quizás se debió a que me encanta la música de violín.- comentó Lily.- De hecho, aprovechando que usted está aquí, quiero decirle que en verdad me gusta mucho Shadows of Soul, señorita Nieminen. Supongo que está acostumbrada a que todos le digan miles de adulaciones...
Algunas cuantas.- Samael se encogió de hombros.- Le agradezco sus palabras.
Samael se dio cuenta de que Lily estaba ignorando olímpicamente a Genzo y que esto estaba poniendo de muy mal humor al portero.
¿No vas a decir nada, Genzo?.- comentó Samael.- ¿Te vas a quedar ahí parado, mudo como si los ratones te hubiesen comido la lengua?
No creo que algo de lo que diga pueda interesarle a la doctora Del Valle.- respondió Genzo, de franco mal humor.
La verdad, no.- Lily estuvo de acuerdo.- Ya que cuando usted abre la boca, señor Wakabayashi, solo dice idioteces.
Samael no se esperaba esta respuesta. No esperó que Lily y Genzo se conocieran lo suficiente como para llevarse de esa manera. En ese momento, una enfermera se acercó a Lily y le dijo que la buscaban en quirófano.
Gracias, Dafne.- dijo Lily a la enfermera, la cual era más o menos de su misma edad.
No hay de qué, Lily.- sonrió Dafne.
Se les solicita a la doctora Lily Del Valle y a la enfermera Dafne Soto que se presenten en el área de quirófano..- anunció una voz por el altoparlante.
Con su permiso.- Lily se despidió de Samael y de Genzo.- Debo retirarme. Fue un placer, señorita Nieminen.
Hasta pronto, doctora Del Valle.- respondió Samael.
Genzo no dijo nada, pero siguió a Lily con la mirada.
Cierra la boca que se te van a meter las moscas.- dijo Samael a Genzo.
¿Qué?.- éste se sorprendió.
¡Oh, por favor!.- exclamó Samael.- Si fuiste de lo más obvio. La doctora Del Valle te gusta tanto que estuve tentada a ponerte un plato debajo de la boca para que toda la baba que estabas derramando no cayera al piso.
Eso no es verdad.- reclamó Genzo, indignado.- No me gusta la doctora Del Valle.
Sí, cómo no.- se burló Samael.- Si hasta noté cómo te enfureciste cuando viste a Lasse charlando con ella.
Alucinas, Sam.- Genzo logró mantenerse imperturbable.- ¿Por qué habría de molestarme el hecho de que tu amigo charle con esa doctora? Además, si de verdad quisiera conquistar a Lily Del Valle, Lasse Nordenström no sería rival para mí.
¿Estás seguro?.- lo retó Samael.- A mi me pareció notar que Lily y Lasse tienen mucho en común y que ella evidentemente lo admira muchísimo.
Genzo no contestó, pero apretó los puños. Samael soltó una carcajada.
¿Lo ves? Te enojaste de nuevo.- señaló Samael.- Señal de que Lily Del Valle te gusta. Ya sabía yo que tarde o temprano llegaría una chica a perturbarte la mente. Le dices a Lasse, por favor, que lo espero en la salida.
Y sin esperar respuesta, Samael se dio la vuelta y se marchó, dejando a Genzo con las ganas de replicar. La chica iba burlándose en secreto de su amigo cuando una escena la hizo pararse en seco. Hikaru Matsuyama y Yoshiko Fujisawa caminaban por el pasillo del hospital, muy sonrientes y tomados del brazo…
Hola, Samael.- saludó Hikaru, muy cortés.- ¿Cómo estás?
Hola.- saludó Yoshiko, un tanto menos alegre que en los momentos anteriores.
Hola a los dos.- contestó Samael, fríamente.- Estoy bien, gracias. ¿Qué tal tú, Hikaru?
De maravilla.- respondió él.- ¿Qué haces aquí?
Samael le contó a Matsuyama el motivo de su visita. La chica notó que Yoshiko iba poniéndose cada vez más seria.
Ya veo.- asintió Hikaru, quien fingía no darse cuenta de nada.- Yo también vine a visitar a Sanae.
Y debemos darnos prisa.- interrumpió Yoshiko.- Kumi debe querer irse a comer algo y yo quedé en sustituirla.
De acuerdo.- Matsuyama soltó un casi imperceptible suspiro.- Vamos… Hasta pronto, Samael…
Hasta pronto.- se despidió Samael, aguantándose las ganas de golpear la pared.
Aunque no quisiese reconocerlo, ese pequeño encuentro había perturbado a la joven. Hacía mucho tiempo que no veía a Matsuyama y no quería encontrárselo en compañía de Yoshiko…
"Deja a Hikaru en paz, por favor. Date cuenta, él es mi novio…".
"No voy a llorar", se dijo Samael a sí misma.
Te dije que no era buena idea.- le dijo Lasse, a sus espaldas.
Samael, en un acto muy, pero muy poco común en ella, abrazó a Lasse y derramó algunas cuantas lágrimas.
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Mucho más tarde, Caro llegó al departamento y se encontró ahí con todas sus amigas: Bere, Alisse, Paola, Deb y Lily. La mexicana se paró enfrente de todas y las miró con una amplia sonrisa en el rostro.
¿Adivinen qué?.- les dijo.- ¡Iremos al partido de España contra Chile! Ya tengo los boletos y no me van a poder decir que no porque no podré devolverlos.
Las otras cinco chicas la miraron con cara de "what?".
Notas:
Samael, tengo que ponerle algo de drama a tu historia, sino, no soy feliz XD.
Dafne Soto es un nuevo personaje creado por mí, este fic será su debut. No lo tenía en mente, pero hoy al volver a ver a una vieja amiga se me ocurrió crear este personaje, pues necesito una celestina para Lily y nadie mejor que Dafne para eso. O sea, Deb también es buena celestina pero ella andará ocupada con sus encuentros cercanos del tipo Levin XD.
He visto cómo reaccionan las madres al ver a sus bebés en los ultrasonidos… Créanme, es algo muy bello, si hasta a mí me dan ganas de llorar cuando veo algo así…
