Capítulo 19.
Chile inició el saque. Carlos le pasó el balón a su compañero Matías González, quien se lo pasó a Marcos y él, después de burlar a los defensas, se lo pasó nuevamente a Carlos.
¡Vamos, Carlos!.- gritó Caro, agitando la bandera de Chile que le había quitado a Alisse.- ¡Tú puedes!
¡Ataquen, equipo!.- Alisse le arrebató la bandera a Caro.
Habrá que comprarle un banderín a cada una.- murmuró Lily.
Carlos se lanzó por la individual y después de fanfarronear un poco con los contrarios, lanzó un potente disparo hacia la portería, pero el arquero español detuvo con mucha habilidad el tiro de Carlos. Los fans de España ovacionaron a su portero.
No está mal.- comentó Genzo.- Yo habría puñeteado pero se arriesgó y lo consiguió.
¿Y quién te preguntó?.- gruñó Paola.
Ken miró a Paola algo molesto, aunque Lily rió.
España realizó el saque de meta y se lanzaron al ataque. Los españoles burlaron a los chilenos, al final el capitán español traía el esférico y Carlos no dudó en hacerle frente. Ambos capitanes lucharon por el control de la pelota por varios minutos.
¡Quítasela, De Sousa!.- gritó Taro.
¡Dale una zancadilla!.- gritó Alisse.
¡Tú puedes, Carlos!.- gritó Caro.
Que alguien le cambie el disco, por favor.- pidió Bere.
Al final, Carlos kle quitó el balón al español y nuevamente se lanzó al ataque. Los defensas españoles intentaron recuperar la pelota pero Carlos los esquivaba a todos y lanzó un tiro potente desde fuera del área... El balón iba a una velocidad impresionante y al final terminó por perforar la portería rival, dejando al portero atónito.
¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL!.- Alisse y Caro gritaron y se abrazaron. Después, Alisse, "sin querer", se lanzó a los brazos de Taro, quien la cargó y la hizo girar varias veces.
¿Y éstos?.- Lily se quedó con cara de "what?".
Misaki no pierde el tiempo.- rió Izawa.
¡Bieeeeeeen Carlos!.- Caro seguía saltando y bailando tap encima de su asiento.- ¡Eres el mejor!
Ya siéntate.- pidió Bere.- Ya me dio pena verte.
Déjala ser.- la regañó Deb.- Mírala qué feliz está. A mí también me gustaría apoyar así al hombre que me gusta.
¿Te dije que yo también juego al sóccer?.- inquirió Levin, como quien no quiere la cosa.
Los españoles no se dejaron amedrentar por el gol recibido en contra y se lanzaron contra todo al ataque, pero los chilenos eran muy buenos en la defensa y detenían siempre todos los embates.
Me impresionan.- comentó Hyuga.- Tienen una buena estrategia.
Yo podría detener todos sus tiros sin problema.- comentó Ken.
No puedo creerlo.- replicó Paola.- Hay alguien más vanidoso y alucinado que mi primo.
Lily volvió a reírse con muchas ganas, y Ken la miró a ella y a Paola con mucho enojo.
Mujeres.- murmuró Genzo, divertido.
En el otro extremo del estadio, entre la tribuna española, Maki miraba con algo de aburrimiento el partido.
¡Qué guapos son los españoles!.- gritó Yukibe, emocionada.- ¡Qué buenos están!
Sí, son un encanto.- suspiró Minako.
No me digan que nada más vinieron a este partido por eso... .- gruñó Maki.- Preferiría estar practicando.
No seas tan amargada.- replicó Minako.- El que a ti te haya ido mal con tu jugador de sóccer no significa que por eso todas nos debemos decepcionar.
Cállate, Minako.- regañó Yukibe, mirando de reojo a Maki.
Maki no dijo nada, solo miró con tristeza hacia la cancha...
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Como era fin de semana, a Sanae la visitó otro ginecólogo, quien le dijo que, según las indicaciones de la doctora Cortés, si ella ya no estaba sangrando podría darla de alta por la tarde del sábado o quizás el domingo.
Todo depende de cómo te sientas.- sonrió el ginecólogo.- Quizás puedas irte hoy mismo.
Gracias, doctor.- sonrió Sanae.- Aunque me gustaría que la doctora Cortés me revisara antes de que me dieran de alta...
La doctora Deb me dijo que vendría a darse una vuelta más tarde para verla.- respondió el ginecólogo.- Quizás ella misma la dé de alta.
Muy bien.- asintió Sanae.
Ese día, quien estaba en el hospital con Sanae era Yayoi. Sanae le había contado todo a su amiga sobre el encuentro con Isa. Yayoi estaba incrédula, no podía creer que realmente hubiese pasado eso con Tsubasa e Isa.
Quizás deberías de darle la oportunidad a Tsubasa de explicarse.- opinó Yayoi.
Ya lo hizo.- replicó Sanae.- Y él solo se delató. Me confesó que, efectivamente, la tal Isabel le confesó sus sentimientos, pero él niega que sea cierto todo lo demás que ella me dijo.
¿Y por qué pones en duda su palabra?.- inquirió Yayoi.- Si él te dice que no hubo nada entre Tsubasa y esa mujer, deberías de creerle.
Pero no puedo.- contestó Sanae.- Porque no sé por qué Tsubasa me ocultó todo lo referente a Isabel. Quizás es porque en verdad hubo algo...
O quizás no te dijo nada porque fue algo sin importancia.- contradijo Yayoi.
No lo creo.- Sanae derramó una lágrima.
Yayoi suspiró. El resto del EPFUM había intentado infructuosamente el convencer a Sanae de que estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua, sin éxito. Incluso el propio Jun Misugi se había quedado largo tiempo charlando con Sanae, sin convencerla de que le diera la oportunidad a Tsubasa de explicarse bien. Ese día, por la mañana muy temprano, Tsubasa había ido al hospital a visitar a su esposa, pero ella se negó a verlo terminantemente.
¿Y qué piensas hacer entonces?.- preguntó Yayoi.- ¿Piensas estar enojada con Tsubasa toda la vida?
Sinceramente, no lo sé.- confesó Sanae.- Solo sé que por ahora estoy tan herida que no lo quiero ver...
Tsubasa, por su parte, estaba que se lo cargaba el payaso. La noche anterior, él había escuchado el mensaje de Isabel. La primera reacción de Tsubasa fue el llamarle a Isa para reclamarle por haber ido a decirle ese montón de patrañas a su esposa, aunque después pensó que quizás eso era lo que Isabel deseaba: que Tsubasa la confrontara, así que el hombre decidió el no hacer caso del mensaje de Isa, aunque fuese por algunos días. Por la mañana, Tsubasa fue al hospital con la esperanza de que la noche hubiese ayudado a Sanae a pensar mejor las cosas, aunque más bien fue todo lo contrario: Tsubasa descubrió con tristeza que Sanae estaba tan enojada o dolida como el día anterior, o quizás más, si eso era posible... La mujer no le permitió entrar siquiera a la habitación.
Dile a Tsubasa, por favor, que no quiero verlo.- le dijo Sanae a Yayoi.
Lo siento, Tsubasa.- le dijo Yayoi al muchacho.- Pero Sanae no quiere verte...
Después de que Jun intentó convencer a Sanae, él se puso a platicar con Tsubasa sobre lo ocurrido.
Realmente no era algo importante.- le dijo Tsubasa a Misugi.- Isa no me interesaba de esa manera... Por eso nunca se lo dije a Sanae.
Entiendo.- asintió Jun.- ¿Ya intentaste explicárselo?
¿Tú que crees?
Después de mucho charlar, Jun llegó a la conclusión de que Tsubasa necesitaba una distracción, así que lo invitó al partido de Chile contra España.
Podríamos llegar a la segunda mitad del juego.- comentó Misugi.- Tú te distraerás y le darás la oportunidad a Sanae de reflexionar...
Yayoi puso cara de "hello con tu hello" cuando Misugi le explicó su idea.
Hombres.- murmuró ella.- Todo lo quieren resolver con un partido de fútbol...
Pero en el camino al estadio, Tsubasa seguía pensando... "¿Por qué demonios Isa habrá hecho todo eso?", pensaba. "No lo entiendo... Ya pasaron muchos años desde que yo estuve en Brasil...".
Tsubasa no sabía que el corazón de una mujer podía guardar una obsesión por mucho tiempo.
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Kanda habló con Tsubasa y con Sanae por separado. Tsubasa ha decidido el enviar una carta de dimisión al entrenador del Nankatsu para poder enfrentarse a Kanda sin problemas. Éste le pide a Sanae que se reúna con él por última vez. Sanae acepta y Kanda la lleva a un campo solitario. Ahí, el muchacho le dice a Sanae que también había citado a Tsubasa y que evidentemente ella no le interesa a él, de lo contrario habría acudido a la cita...
En ese momento, Tsubasa llega y se arma la pelea. Sanae intenta detener a ambos muchachos pero Kanda la empuja y continua golpeando a Tsubasa, quien no atina a mover un solo músculo.
Por favor, Tsubasa.- suplica Sanae.- Defiéndete, Kanda podría hacerte daño y pondrías en peligro tu futuro en Brasil...
Tsubasa reacciona con estas palabras y entonces le lanza a Kanda un "Overhead kick" que manda a Kanda a volar por los aires... El muchacho se ha quedado enormemente sorprendido...
"¿Será ésta la patada del capitán japonés con la cual conquistó el mundo?", pensó Kanda, aun desde el suelo.
¿Estás bien?.- pregunta Tsubasa, algo asustado por lo que hizo.
Si serás tonto.- respondió Kanda, riendo.- Por supuesto que estoy bien, he recibido una patada magnífica...
El practicante de kick boxing se levanta, ofrece disculpas y se va... Kanda va y recoge la carta de dimisión de Tsubasa, diciendo que todo fue una broma de él...
Tsubasa y Sanae se han quedado solos, listos para lo que se que les prepare el destino...
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Llega el medio tiempo. Maki tiene sed y quiere ir a buscar algo de beber…
Chicas, en un segundo vuelvo.- anunció Maki a sus amigas.
La muchacha se dirigió al sitio en donde vendían botanas y bebidas e intentó ordenar un refresco, pero la gente que estaba ahí la mandó a formarse hasta el final de la cola.
¡No seas abusiva!.- gritó un fanático.- ¡Toma tu lugar como te corresponde, babosa!
¡No sea majadero!.- gritó Maki, al tiempo que caminaba hacia el final de la fila, y por no fijarse por dónde iba chocó con alguien.- ¡Oh, perdón!
No se preocupe, señori… ¡Ah!.- exclamó la persona contra quien había chocado.
A Maki le molestó mucho el reflejo del sol y se llevó una mano a la cara para cubrirse los ojos… Cuando por fin pudo ver contra quién había chocado, se quedó de una pieza…
Era Kojiro Hyuga.
Él también se había quedado sin habla. No esperaba encontrarse a Maki tan pronto, y mucho menos en Barcelona...
¿Qué hace usted aquí, señorita Akamine?.- preguntó Hyuga, muy sonriente.- ¿No deberías estar en Japón, entrenando arduamente?
¿Y tú no deberías de estar en Italia, con tu equipo?.- replicó Maki.
Touché.- rió Hyuga.- Vine de visita, ¿y tú?
Vengo de turista.- sonrió Maki.- Y mis amigas quisieron venir a ver este partido… Yo no tenía muchas ganas pero ahora les agradezco que me hayan obligado a venir…
¿Cómo dices?.- preguntó Hyuga.
Eh… Nada… .- Maki se puso colorada.
La fila ya había avanzado y era el turno de Maki y Hyuga de decidir. El joven se adelantó.
Dime qué quieres.- sonrió Hyuga.- Yo invito.
Por su parte, Lily también expresó sus deseos de comprar algo de comer y Genzo se ofreció a acompañarla, ya que ninguna de sus amigas quiso ir con ella. Paola se moría de ganas de zafarse de Ken, quien no dejaba de lanzarle indirectas, pero tenía más ganas de ver a Lily sufrir por culpa de su primo, así que prefirió aguantarse con tal de hacer sufrir a su amiga.
(Ahhh, querida Paola…).
Lily y Genzo fueron a un expendedor de alimentos diferente al que habían ido Hyuga y Maki, y ahí ambos jóvenes se encontraron con Samael y Lasse.
¡Hola!.- saludó Lily, muy sonriente al ver a Lasse.- ¿Qué hacen aquí?
Vinimos a apoyar a España.- respondió Samael, sin más.
Ya veo.- asintió Lily.- ¡Qué gusto encontrarlos!
Lo mismo digo.- Lasse le sonrió a Lily de una manera muy especial.- Ya estaba lamentándome porque creí que no te vería sino hasta el lunes…
Ya ves que no.- Lily volvió a sonreír.
Genzo se puso extremadamente serio. Lily lo había ignorado por completo por irse con Lasse. Samael tampoco estaba muy feliz ya que su amigo había hecho prácticamente lo mismo con ella.
Yo vengo con gente que apoya a Chile.- le dijo Lily a Lasse.- Así que supongo que por eso no te ví antes…
En realidad, tampoco vengo apoyando a España.- aclaró Lasse.- Samael sí, pero yo nada más vengo acompañándola…
Lasse y Lily pronto se enfrascaron en una charla que nada tenía que ver con el sóccer. Lily se reía muy alegremente y Lasse nuevamente tenía esa mirada de ternura que casi nunca mostraba. Genzo seguía muy molesto y Samael suspiró
Si me permites que te lo diga.- comentó Samael.- Tienes competencia. Algo me dice que a Lasse también le gusta Lily…
Genzo no dijo nada, pues en esos momentos sintió que una horrible sensación le helaba el estómago y le revolvía la sangre de rabia… Una sensación de impotencia y rabia al ver a Lily charlando tan alegremente con Lasse…
Notas:
Gracias a Alisse por ayudarme con los nombres ficticios de los jugadores de Chile.
Les quedo a deber los de España.
