Capítulo 29.

Deb miró con curiosidad a Genzo. Éste le sonrió.

Buenas tardes, doctora Cortés.- saludó Genzo.

Buenas tardes.- Deb sonrió.

¿Y bien, está lista, doctora Del Valle?.- preguntó Genzo.

Eh... La verdad, no.- respondió Lily.- No estoy vestida de manera adecuada y...

Yo creo que así estás bien.- dijo Genzo, mirando a Lily de arriba abajo.

Estoy de acuerdo.- opinó Deb.

Lily llevaba puesta una minifalda gris oscuro con una blusa de seda gris perla, de manga larga.

¿Me permites un segundo?.- pidió Lily a Genzo.

claro.- asintió él.

Lily cerró a puerta y confrontó a Deb.

¿Qué crees que haces?.- le preguntó.

Nada.- Deb fingió demencia.

¡Oh, claro que estás haciendo algo!.- replicó Lily.- Busco un pretexto para no salir con Wakabayashi y tú me lo tumbas.

¿Por qué buscas un pretexto para no salir con él?.- preguntó Deb.

¿Cómo que por qué? ¡Yo estoy saliendo con Lasse!

¿Y eso qué?.- replicó Deb.- Lasse no es aun tu novio, y mientras no lo sea tú puedes salir con quien quieras. Además, nadie te dice que esto tenga que ser una cita. Wakabayashi y tú pueden salir como amigos.

Lily lo pensó unos momentos. La verdad era que sí quería salir con Genzo...

Ya qué.- suspiró Lily, abriendo la puerta nuevamente.- ¿Así que me aceptas como ando vestida?

Claro.- Genzo volvió a mirarla de arriba abajo con mucha admiración.- Así estás preciosa.

Lily no trató de hacer caso del rubor que le cubrió el rostro.

Bueno, pero ni pienses que es una cita porque no lo es.- advirtió Lily, tomando su bolso.

Como tú digas.- Genzo rió.

Nos vemos, Deb.- se despidió Lily.

Que te vaya bien en tu cita.- murmuró Débora, en español.

Lily la miró con ojos de pistola. Ella encaminó a Genzo por la salida secreta del hospital. Lily caminaba con mucha rapidez, como si le urgiera salir del hospital. Genzo la seguía, sumamente divertido.

¿Por qué la prisa?.- preguntó Genzo.- Pareciera que temes que alguien te vea conmigo.

Quizás sea eso.- respondió Lily.

Jajaja, ¿tanto me detestas que no quieres que nadie te vea conmigo?.- en vez de enojarse, Genzo se tomó el insulto como una broma.

Lily se detuvo abruptamente con estas palabras y se dio la vuelta para mirar a Genzo directamente a los ojos.

Escúchame bien, por favor.- dijo Lily, en voz baja.- No quiero que nadie nos vea juntos porque no deseo que se arme un escándalo. Bien que sabes que la prensa sabe que yo salgo con Lasse y se armará un escándalo si me llegan a ver contigo. Pero eso no tiene nada que ver con que te deteste o no. Y para que lo sepas, no te odio, ni te detesto, ni nada similar. ¿Quedó claro?

Bastante claro.- Genzo esbozó una media sonrisa.

La mexicana se dio la vuelta nuevamente y su cabello rozó ligeramente el rostro de Genzo. Él sabía que con cada movimiento estaba ganando ventaja...

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No entiendo sinceramente por qué estás enojado.- comentó Sawada, por enésima vez.

Sorimachi, Sawada y Wakashimazu estaban en la habitación de éste último. Sawada intentaba descubrir el por qué Ken se había enojado cuando vio el reportaje de Paola y Joel, aunque Kazuki se lo sospechaba...

No me enojé.- replicó Ken, por enésima vez.- Ya te dije que simplemente salí de prisa porque tenía una urgencia.

A menos que hayas tenido diarrea, no entiendo cuál es esa urgencia.- comentó Sorimachi, divertido.

No tengo por qué decirte todo lo que me pasa.- Ken estaba enojado.- ¿Desde cuando eres mi madre?

Siempre lo he sido, aunque no te has dado cuenta.- replicó Kazuki, con una carcajada.

A quien deberías de cuidar es a tu amiguita, Paola.- bufó Ken.- Es una... Una... Se nota a leguas que es una Wakabayashi.

¡Ouch! Golpe bajo para Paola XD.

¿Qué es lo que te molesta?.- preguntó Sorimachi, a quemarropa.- ¿Qué Paola salga con Joel?

Claro que no me molesta eso.- replicó Ken, con un tono que decía todo lo contrario.- A mí no me importa lo que haga esa niña mimada.

Me perdonarás, pero Paola no es una niña mimada.- protestó Kazuki.- Cuidas tus palabras. No conoces su historia...

Y ni me interesa conocerla.- bufó Ken.- Me da lo mismo si esa muñequita anda o no con cantantes de rock.

Muñequita. Si Paola se llegara a enterar de que Ken la había llamado así, muy seguramente la Selección Japonesa se quedaría sin portero suplente. A Sorimachi le parecía divertido el que Ken se molestara porque Paola hubiese declarado ante las cámaras que ella y Joel Andersen tenían una relación. Y lo más gracioso de todo era que la información era mentira, solo que Ken no alcanzó a escuchar la segunda parte de la historia de Paola.

Como sea.- bufó Ken.- No me vayas a pedir que le hable otra vez a esa chica por ti, que no lo volveré a hacer.

Claro.- Kazuki le dio el avión.- No te preocupes.

Vaya que la mentira de Paola había resultado de lo más divertida...

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Tsubasa entrenaba con ahínco. Dentro de poco comenzaría la Champions League y tendría que estar al máximo si quería derrotar a sus rivales... Genzo, Kojiro, Taro, los tres con sus respectivos equipos se enfrentarían a Tsubasa y al Barcelona por el título de Campeones de Europa...

¡Bien hecho, Tsubasa!.- exclamó el entrenador, después de que Tsubasa anotó un gol magnífico.

Bien, Tsubasa.- dijo González.- Hoy estás imparable.

Como siempre.- respondió Tsubasa, con una sonrisa.

El entrenamiento terminó. Los jugadores se dirigieron a los vestidores, pero Tsubasa fue detenido en el camino por un reportero.

¿Señor Tsubasa?.- lo abordó el reportero.- ¿Puedo hacerle un par de preguntas?

Supongo.- Tsubasa se encogió de hombros.- ¿Qué se le ofrece?

¿Cómo se siente para la próxima Champions League?.- inquirió el reportero.- Este año habrá rivales muy fuertes. ¿Cree usted que podrá vencerlos a todos?

Sin duda.- contestó Tsubasa, muy seguro.- Nos hemos preparado con todo. Este año la victoria será nuestra.

Recuerdo que el año pasado usted no pudo jugar la Champions League por haber estado hospitalizado debido a una lesión.- continuó el reportero.- Y suponemos lo frustrante que debió haber sido eso para usted... Si mal no recuerdo, el Barcelona perdió la final contra el Real Madrid.

Por eso digo que éste será nuestro año.- replicó Tsubasa.- Ganaremos el torneo.

¿Y qué siente por enfrentar a su compañeros de equipo?.- cuestionó el reportero.- Genzo Wakabayashi jugará con el Bayern Munich, Taro Misaki con el PSG y Kojiro Hyuga con la Juventus.

No será la primera vez que los enfrente.- respondió Tsubasa.- Antes que nada, aunque seamos amigos en la vida real, en la cancha seremos rivales y mi manera de respetarlos es considerarlos como tal.

El reportero sonrió. En ese momento se acercó otro reportero, el cual usaba una gorra café y lentes oscuros.

Dígame, señor Ozhora.- dijo el segundo reportero.- ¿Qué ha sabido usted de Koshi Kanda?

¿De Kanda?.- se sorprendió Tsubasa.- Pues... Lo que han publicado todos los periódicos... Que está en España y que se ha convertido en un buen practicante del kick boxing...

¿Nada más?.- insistió el reportero.

Sí, nada más.- Tsubasa no entendía nada.

¿No es verdad que hace mucho tiempo él estuvo interesado en su esposa?

Eh... Sí... .- admitió Tsubasa.- Pero eso fue hace muchísimos años, cuando los tres estábamos aun en la secundaria...

¿Y considera que ese hecho ya quedó en el pasado?.- insistió el reportero.

Eh... Sí...

¿Está usted seguro?.- insistió el hombre, una vez más.- ¿No cree que en algún momento el señor Kanda desee regresar a tratar de conquistar a la mujer que no pudo tener hace tanto tiempo?

No sé a qué vienen estas preguntas.- cortó Tsubasa, enojado.- Koshi Kanda ya forma parte de nuestro pasado. Si me lo permiten, debo retirarme ya.

Tsubasa se dio la vuelta y se encaminó a los vestidores. El primer reportero miró con enojo al segundo reportero. Éste esbozó una sonrisa maligna.

Eso, Tsubasa Ozhora, es lo que tú crees... .- murmuró.

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Las chicas del EPFUM salieron de "EL MUNDO DEL BEBÉ" muy sonrientes y cargadas con paquetes. Isa había insistido tanto hasta que las chicas terminaron comprando un sinfín de cosas. Sanae se sentía mal, tenía muchas náuseas...

¿Podríamos charlar alguna vez?.- preguntó Isa a Sanae.- Me gustaría que hiciéramos las paces...

Quizás después.- lo único que Sanae quería era salir de ahí cuanto antes.

¿Puedo llamarte a tu casa?.- preguntó Isabel, descaradamente.

Sí, como sea.- Sanae ni escuchó la pregunta, se dio la vuelta y salió a toda prisa del lugar.

Ya afuera, las chicas del EPFUM miraron a Sanae un tanto preocupadas.

Sanae, ¿estás bien?.- preguntó Yukari, preocupada.- Estás muy pálida.

Sí. Solo necesito un poco de jugo.- respondió Sanae, echando a andar.

Quédate aquí, regresa a la tienda para que no te lastime el sol, yo iré a buscártelo.- ofreció Yayoi.

No.- negó Sanae. Por nada del mundo regresaría ahí.- Yo misma iré, no tardo.

Y sin esperar a que las chicas le dijeran algo más, Sanae comenzó a caminar hacia la tienda más próxima. La vista estaba comenzando a nublársele y las piernas apenas y le respondían... Sanae con mucha dificultad tomó una botella de algo que le pareció que era jugo del refrigerador y llegó hasta donde se encontraba el tendero.

¿Se siente bien, señora?.- preguntó el hombre.

Yo... .- musitó Sanae.

Pero no alcanzó a decir nada más, porque se desmayó. Después de lo que pudieron haber sido unos cuantos minutos o varios días, Sanae despertó. Se encontraba recostada sobre una silla y una mujer le abanicaba el rostro.

Sanae, ¿estás bien?.- preguntó una voz conocida.

Se trataba de Kanda. Tal parecía que él tenía radar para encontrarla a ella.

¿Qué me pasó?.- preguntó Sanae, aun muy débil.

Te desmayaste.- respondió Kanda.- Suerte que iba pasando por aquí...

Sanae trató de incorporarse. La cabeza aun le daba vueltas.

No te levantes.- aconsejó él.- Debemos llevarte a un hospital...

Estoy bien.- negó Sanae, poniéndose de pie. Ella comprobó que las piernas ya podían sostenerla.

Te acompañaré.- ofreció Kanda.- Te llevaré a tu...

No.- cortó Sanae, con una mirada férrea.- Puedo irme sola. Muchas gracias.

Kanda se sorprendió por la reacción de ella. Sanae salió de la tienda, no sin antes agradecerles a los tenderos sus atenciones. Afuera, las chicas del EPFUM ya estaban comenzando a preocuparse.

Sanae, ¿estás bien?.- preguntó Yoshiko.

Sí.- asintió ella.- Pero me sentiré mucho mejor cuando nos vayamos de aquí.

Por una vez en su vida, Sanae ya estaba harta de todo.

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Carlos de Sousa no había encontrado aun una manera de hacer que Caro lo perdonara. Pero sí sabía cuál era el paso a seguir en su carrera de futbolista: derrotar a Tsubasa Ozhora.

Voy a retarlo.- dijo Carlos a Matías.- Y lo venceré. Así demostraré que soy mucho mejor jugador que él.

Sigues empeñado en eso, ¿eh?.- dijo Matías.- Deberías mejor buscarte una manera para que tu chica te perdone.

Pues ya no sé qué más hacer.- confesó Carlos.- Ya hice de todo y Carolina no me quiere volver a ver. Quizás, si reto a Tsubasa y lo venzo, Caro me perdone.

¿Y eso qué tiene que ver?.- Matías puso cara de "what?".

Que Caro siempre ha estado enamorada de Tsubasa.- bufó Carlos, enojado.- Es su amor platónico...

¿Y crees que si derrotas a Tsubasa, Carolina volverá a tu lado?.- preguntó Matías, algo escéptico.

Tú sabes que las mujeres son de lo más extrañas.- respondió Carlos.- Podría funcionar.

Matías lo pensó por algunos momentos.

Tsubasa hace dupla con Taro Misaki en la Selección Japonesa, ¿cierto?.- comentó Matías, como quien no quiere la cosa.

Sí.- asintió Carlos.- ¿Por qué?

Porque se me ha ocurrido una idea estupenda.- sonrió Matías.- Ambos podríamos formar dueto y derrotar a Tsubasa y a Misaki en el campo de juego.

Carlos sonrió. Ésa era una idea excelente.

Notas:

No sé por qué Tsubasa siempre debe jugar lesionado. Genzo se perdió una Bundesliga por sus lesiones en las manos, así que no veo porque Tsubasa no pueda perderse una Champions League por estar lesionado.