Capítulo 37.

Tsubasa estaba tan enojado que, sin querer, lastimó a dos que tres de sus compañeros durante el entrenamiento. Tsubasa entraba con mucha fuerza al momento de querer robar el balón.

Cuidado, Tsubasa.- le pidió González, la segunda vez que el japonés lo pateó sin querer en las espinillas.- A la tercera es la vencida...

¿Me la vas a devolver?.- cuestionó Tsubasa, un tanto agresivo.

Eh... No, yo nada más decía...

González miró a Tsubasa con cara de: "¿Y ahora a éste que le pasa?". Todos los demás jugadores e incluso el entrenador estaban sacadísimos de onda. No entendían el por qué Tsubasa estaba portándose de esa manera...

Oye, Tsubasa, ¿estás bien?.- le preguntó González, durante un descanso.

No del todo.- confesó Tsubasa, agriamente.

¿Qué sucede? ¿Está mal tu esposa otra vez?

Ojalá lo estuviera.- replicó Tsubasa, echándose a andar para evitar que González siguiera interrogándolo.

Tsubasa estaba furioso. Y celoso. Y herido. Sanae le había mentido. (Salió verso sin esfuerzo XD. Made, ahí está tu verso XD). Ella y Kanda llevaban tiempo viéndose, a escondidas... Y Tsubasa no sabía nada. Ahora entendía el por qué Kanda le dijo que Sanae no estaba tan bien como él creía, Tsubasa veía mucho menos a su esposa que Kanda y por lo tanto sabía mucho menos de su salud que este último...

"Y aparte de todo, trataron de advertírmelo y no hice caso", pensó Tsubasa, recordando cuando el reportero le dijo que quizás Kanda tenía intenciones de volver.

"Pero cálmate", le dijo una vocecilla a Tsubasa. "El hecho de que ella y Kanda se hayan estado viendo no significa forzosamente que él esté intentando conquistarla". "¿Y qué otro motivo podría haber?", cuestionó otra voz. "No creo que después de quien sabe cuantos años, Kanda aparezca de la nada con las intenciones de ser amigo de tu esposa. ¡Qué casualidad que no quiere ser tu amigo!". "Sí, quizás eso sea cierto, pero eso no significa que Sanae quiera lo mismo de él", replicó la primera voz. "Ella es tu esposa. Y va a tener un hijo tuyo. ¡Ella te ama!".

Tsubasa mantenía una batalla consigo mismo en su interior. Y esa batalla era mucho más aguerrida y más peligrosa que las que enfrentaba en el campo de juego.

"¡Y lo peor del caso es que Sanae nunca te dijo nada!", dijo la primera voz. "¡Y fue porque, según ella, no le tomó importancia! ¡Y cuando tú intentaste decirle eso sobre Isa, ella casi te manda al demonio!". "Eso es verdad", reconoció la segunda voz. "Pero date cuenta de que ahora ella puede ver la manera en como tú pensaste. Además, ella te perdonó...".

Sí, ella me perdonó por lo de Isa.- murmuró Tsubasa.- Quizás yo deba de hacer lo mismo por lo de Kanda...

"Habla con ella", aconsejó la segunda voz a Tsubasa. "Y arregla las cosas. Sanae te ama".

Lo haré.- musitó Tsubasa.

Él se sintió más tranquilo. Desgraciadamente el entrenamiento ya estaba por terminar y sus compañeros a esas alturas ya estaban bastante lesionados (XD). Todo parecía estar mejor, pero entonces Tsubasa se dio cuenta de algo...

"Hay algo que no encaja", pensó él. "¿Cómo es que aquel reportero sabía que Kanda se había visto con Sanae?".

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Alisse miraba severamente a Matías, tan severamente que él se sentía abochornado.

¿Cómo estás?.- preguntó él, en voz baja.

Bien, gracias por preguntar.- respondió Alisse, ácidamente.

Ya veo... ¿Y cuándo te darán de alta?

No lo sé aun.- suspiró ella.- Pero parece ser que no pronto...

Qué mal.- dijo Matías, con sinceridad.- ¿Necesitas algo?

Gracias, pero ya tengo todo lo que me hace falta.- replicó Alisse.- Por si no te habías dado cuenta, ya llevo algunos días hospitalizada y no me iba a esperar a que tú te aparecieras cuando se te diera la gana para preguntarme si m hace falta algo.

Matías no dijo nada. Él sabía que Alisse estaba enojada y no era para menos... Además de que por su culpa, ella estaba en ese estado...

Lo siento.- murmuró Matías.- Fue mi culpa...

¿Qué cosa?.- preguntó Alisse.

El accidente.- respondió Matías.- Fue mi culpa...

Lo único de que eres culpable es de haber lesionado a Taro en ese estúpido duelo.- replicó Alisse.- Tú no me aventaste frente al coche, así que no te estés culpando de eso.

Pero tú estabas enojada y si yo... .- Matías suspiró.- No deseo discutir. Solo quería decirte que lo siento...

Acepto tus disculpas.- contestó Alisse.- Sé que no quisiste lastimar a Taro a propósito.

No hablaba de eso.- replicó Matías.- No me disculpé por eso. Sí tenía las intenciones de lastimar a Misaki, y eso lo sabías.

No puedo creerlo.- musitó Alisse.- Sigues siendo un idiota...

¡Y yo no sé por qué te empeñas en defenderlo!.- gritó Matías.- ¡Deberías de apoyarme a mí, no a él! ¡Yo soy tu novio!

Lo apoyo porque lo que hiciste es estúpido e irracional.- replicó Alisse, tratando de no enojarse.- No entiendo por qué te molestó que Taro y yo saliéramos a pasear. No pasó nada.

¿Y crees que te voy a creer?.- cuestionó Matías.- Sé perfectamente bien que Misaki siente algo por ti.

¿Y si aun así fuera qué?.- replicó Alisse.- Se supone que yo soy tu novia y que debiste de haber confiado en mí.

Confío en ti, pero no en él.- dijo Matías.

Eso es de lo más idiota.- bufó Alisse.- Además, no sé por qué desconfías de Taro. Él es un muy buen muchacho, y se ha preocupado por mí mucho más que cualquier otra persona... Incluyéndote...

Insisto, ¿por qué lo defiendes tanto?.- reclamó Matías.- Tal pareciera que él te gusta...

Eso no es verdad.- negó Alisse, pero no pudo ver a Matías a los ojos cuando dijo eso.

En ese momento, Taro regresó. Evidentemente, no se esperaba encontrar a Matías ahí... Misaki llevaba unos narcisos, la flor favorita de Alisse.

Alisse, te compré estas flores.- dijo Taro.- Sé que Wakabayashi ya te regaló flores hoy pero él no sabe que tus flores favoritas son los narcisos y...

Taro se detuvo al ver a Matías. Éste se enojó mucho más al ver llegar al japonés con las flores.

Y ahora te trae flores.- reclamó Matías, enojadísimo, en español.- Y me sigues diciendo que no hay nada entre ustedes...

Porque no es verdad.- replicó Alisse, en el mismo idioma.- Vete, por favor. Ya me cansé de hablar contigo.

Pero a él no lo vas a correr, ¿verdad?.- replicó Matías.- Sí quieres que yo me vaya, pero él puede quedarse.

Adiós, Matías.- contestó Alisse, dándose vuelta en la cama.

Ya la escuchaste.- dijo Taro.- Vete.

Matías retó a Taro con la mirada. Éste aceptó el reto. Parecía que Matías quería golpearlo, pero en ese momento la enfermera entró y se sorprendió al ver a ambos muchachos mirándose tan retadoramente.

Terminó la hora de visitas.- dijo la enfermera.- Deben marcharse.

Matías no dijo nada. Se dio la vuelta y salió por la puerta, enojado.

En un segundo me retiro.- dijo Taro a la enfermera.- Solo quiero darle estas flores.

Tengo entendido que las doctoras Cortés, Del Valle y Wakabayashi arreglaron con el director que siempre estuviese alguien conmigo, sin importar quién sea.- dijo Alisse, en ese momento.

¡Ah! Es cierto.- recordó la enfermera.- Lo siento, señorita Farfán. Puede quedarse, joven.

Gracias.- sonrió Misaki.

La enfermera le dio sus medicinas a Alisse y se marchó, dejando a los jóvenes solos. Taro no sabía que decir, aun seguía sosteniendo las flores en sus manos.

¿Y bueno?.- cuestionó Alisse, sonriendo- ¿Me vas a dar esas flores o qué?

Taro también sonrió.

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Paola y Joel charlaron durante un buen tiempo sobre el concierto que iba a dar Shadows of Soul dentro de unos cuantos días.

Por supuesto, estás invitada.- dijo Joel.- Tengo boletos apartados para ti. Y también para tus amigas, por si deseas llevarlas.

No sé a cuantas de ellas les guste la música que ustedes tocan.- confesó Paola.- Pero muchas gracias. Les preguntaré.

De acuerdo.- dijo Joel.- Aunque supongo que Lasse invitará a Lily...

Pobre de Genzo.- murmuró Paola. (¿Ella diciendo eso?).

¿Qué dijiste?.- preguntó Joel.

Nada...

Joel se despidió. Dentro de poco tendría ensayo con el resto de su banda. Paola recordó entonces que había olvidado algo en su consultorio y regresó. Cuando iba de salida, otra vez, se topó con Ken.

¿Qué haces aquí?.- preguntó Paola, con cara de pocos amigos.

Vine a traerte un recado de Kazuki.- respondió Ken, quien traía su clásica cara de estreñido.

Ah. Veo que sigues siendo su recadero.- se burló Paola.

Y veo que tú sigues siendo una resbalosa.- replicó Ken.

Paola abofeteó a Ken con fuerza.

No te atrevas a llamarme así.- dijo ella, muy enojada.- Ni siquiera sé por qué me insultas así todo el tiempo, pero ya me harté de ti.

Paola se dio la vuelta, pero Ken la detuvo por un brazo.

Y yo no entiendo el por qué sales con ese Andersen.- replicó él.- Ni siquiera es tu tipo.

¿Y tú qué sabes de eso?.- cuestionó Paola.- No me conoces siquiera como para hacer un juicio como ése. Ya déjame en paz.

Paola se zafó del brazo de Ken y echó a andar.

Y sigo sin entender en qué rayos te afecta que yo salga con tal o cual persona.- dijo Paola, sin detenerse.

¿Qué no te das cuenta?.- gritó Ken, en ese momento.- ¡Es porque no soporto más estos malditos celos!

Paola se detuvo abruptamente. Creyó no haber oído bien. Se dio la vuelta y encaró a Ken.

¿Qué dijiste?.- preguntó ella, en voz baja.

Que no entiendo por qué, pero me dan celos verte con ese tipo.- repitió Ken.

Pus bien por ti.- replicó Paola.- Para lo que me importa.

Tómala. Kaen se quedó frío. Paola echó a andar de nuevo, pero entonces Ken le dio alcance, la tomó por la fuerza y la besó (pobrecita XD). Paola se paralizó en un momento, pero después, fue cayendo, cayendo... Cuando Ken la soltó, Paola le dio otra bofetada y echó a andar, muy enojada... Ken la dejó irse, sobándose la mejilla adolorida.

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Genzo y Lily se quedaron mucho tiempo platicando. Emirett los observaba, sonriente... A través del altavoz del hospital comenzaron a tocar canciones románticas, y la que sonó en esos momentos fue Trudly, madly, deeply, de Savage Garden.

Esa canción me encanta.- confesó Lily, acariciando las rosas.

Un tanto romántica para ti, que detestas la cursilería.- bromeó Genzo.

Sí, quizás.- admitió Lily.- Pero me fascina Savage Garden. Son mi grupo favorito, lástima que ya se desintegraron...

¿Qué llegó alguna especie de alien y les disparó con una pistola de rayos o qué?.- se burló Genzo.- Por eso que dices que se desintegraron.

Quise decir que se separaron.- gruñó Lily.- Chistoso. ¡Qué antipático eres!

Yo sé que te parezco de lo más agradable, pero te empeñas en negarlo.- replicó Genzo.

Anda tú, ¿no vino el modesto?.- rió Lily.

Oye, Lily.- interrumpió en ese momento Dafne.- Dentro de algunos días será el concierto de Shadows of Soul. ¿No podrías decirle a tu querido Lasse que me consiga algunos boletos?

No lo sé.- confesó Lily.- Ni siquiera sé si me va a invitar a mí. No me ha dicho nada al respecto aun...

Claro que te va a invitar.- replicó Dafne.- No creo que no invite a su novia...

Que no se te olvide que no soy su novia oficial.- suspiró Lily.- Lástima. Quisiera ir a ese concierto, pero dudo mucho que tenga dinero para poder pagar un boleto. Son muy caros...

En ese momento, Genzo tuvo una idea. Sería algo aventado, pero podría funcionar... Quizás esa idea lo ayudaría a que Lily fuese suya al fin...

Debo irme.- dijo Genzo.- Debo ponerme en contacto con mi entrenador, dentro de poco regresaré a Alemania para prepararme para la Champions League.

Ya veo.- Lily se sintió mal al escuchar que Genzo regresaría a Alemania.- Muchas gracias.

Genzo se acercó y besó a Lily en una mejilla.

Ni creas que te vas a librar de mí tan fácilmente.- murmuró él, al oído de ella.

Lily se puso roja, como era de esperarse. Genzo se despidió de Dafne y se marchó. Él se sentía feliz, ya se le había ocurrido una buena manera de completar su plan de conquista. Emirett le salió al paso cuando lo vio venir.

Hola.- le sonrió ella.

Hola.- sonrió él.

Disculpa, pero tengo que hablar contigo.- dijo Emirett.- Sobre mi sobrina.

¿Su sobrina.- se sorprendió Genzo.- ¿Quién?

Emirett, sin dejar de sonreír, señaló a Lily.

Te ayudaré a conquistarla.- dijo ella.- Sé que tú eres el hombre que ella ha estado esperando desde hace mucho tiempo.

Genzo no sabía quién era esa joven que quería ayudarlo y que tenía los mismos ojos del color de chocolate derretido que tenía Lily. Pero sabía que ella podría ayudarlo...

Notas:

La descripción de los ojos de Lily, eso de que son del "color del chocolate derretido" fue idea mía. Esa frase me pertenece a mí, a mí se me ocurrió, a pesar de lo que digan otras personas en otros lugares.