Capítulo 43.
Tsubasa iba a preguntar si se trataba de una broma cuando Kanda colgó, después de decirle que Isabel y él irían a su casa en diez minutos. Tsubasa se quedó mucho tiempo con el auricular en la mano, tratando de averiguar si el muchacho lo había embromado o no.
¿Qué ocurre?.- preguntó Sanae, algo preocupada.- ¿Quién era?
Ni te imaginas.- murmuró Tsubasa.
Ay, no... No me digas que eran los reporteros...
No.- negó Tsubasa.-Era Kanda...
¿Kanda?.- Sanae se sorprendió.- ¿Qué era lo que quería?
Hablar con nosotros.- respondió Tsubasa.- Contigo y conmigo. Bueno, mejor dicho, ellos querían hablar con nosotros...
¿Ellos?
Sí.- suspiró él.- Kanda e Isabel...
¿Cuál Isabel?
La única que nos ha dado lata por ahora.- explicó Tsubasa.- Isabel Riveira.
¿Kanda conoce a Isabel?.- Sanae no se esperaba eso.
Al parecer, sí.- si Sanae no se lo esperaba, Tsubasa menos.
¿Pero cómo?
Yo que sé.- Tsubasa se encogió de hombros.- Yo estoy tan sorprendido como tú y sé tan poco como tú... Habrá que esperar a que lleguen, dijeron que vendrían en diez minutos.
¿Kanda e Isabel se conocían? Sonaba increíble, pero todo puede suceder... Sobre todo si se trata de un fic de Lily de Wakabayashi.
Diez minutos después, tal como Kanda había dicho, él e Isabel tocaban a la puerta. Sanae fue a abrir, seguida por Tsubasa. Ambos estaban seguros de que se trataba de una broma o de que Isabel era otra Isabel y no la Isabel que les había complicado tanto la existencia. Pero no era ninguna broma. Ni tampoco era otra Isabel. Koshi Kanda e Isabel Riveira están juntos, parados en la entrada de la casa de los Ozhora.
Hola, ¿cómo están?.- saludó Isabel, muy feliz.
Hola, Sanae.- saludó Kanda.- Tsubasa.
Hola.- respondieron ellos, sin poder creerse que en verdad esos dos se conocieran.- Pasen, por favor.
Era la situación más rara por la cual había pasado Sanae en toda su vida (al menos en este fic XD). Tenía en la sala de su casa a la mujer que había querido robarle a su esposo y al hombre que había intentado conquistarla a ella. sin embargo, como buena anfitriona que era, Sanae guardó la compostura y le ofreció a sus invitados una taza de café, la cual ambos aceptaron. Mientras ella ponía a calentar un poco de agua en la cocina, Tsubasa hizo acto de presencia.
Pues sí son la Isabel que conocemos y el Kanda que conocemos.- comentó él.
¿No sientes haber entrado de pronto a la Dimensión Desconocida?.- preguntó Sanae, atónita.
O quizás cambiamos a un universo paralelo y no nos dimos cuenta... .- murmuró él.
Como sea. Tiene que haber una explicación razonable para todo esto.- dijo ella.- Ni que vaya a ser que haya por ahí una loca fanfiker aficionada a jugar con nuestras vidas en una historia ridícula.
No creo que sea eso posible.- Tsubasa puso cara de "hello con tu hello".
Cuando el agua hirvió, Sanae preparó el café y lo llevó a la sala. Sus invitados habían estado intercambiando comentarios, pero tal parecía ser que eran cosas sin importancia.
Gracias por el café.- sonrió Isa.
Está delicioso.- asintió Kanda.
Nos habrán de perdonar, pero estamos más que atónitos.- interrumpió Tsubasa, impaciente.- No creo que ustedes dos hayan venido hasta aquí solo para tomar café.
No, claro que no.- suspiró Isa.
Queremos hablar con los dos.- añadió Kanda.- Y aclarar muchos malentendidos...
Pues comiencen, por favor.- pidió Sanae.
Kanda e Isa se miraron. Ella le hizo una señal con la cabeza a él.
Comienza tú.- ordenó Isa.
Como sea.- Kanda dejó su taza de café sobre la mesa.- Hace unos cuantos años fui a Brasil de vacaciones con unos amigos. Y conocí en un bar a una preciosa chica brasileña que me cautivó al instante. Sin embargo, ese viaje sería solo de distracción, lo que ocurriera en Brasil, se quedaría en Brasil, así que se me hizo de lo más fácil darle un nombre falso a la muchacha... Esta chica y yo salimos varias veces, aunque ella nunca supo mi nombre real, ni mi ocupación real...
La chica en cuestión.- interrumpió Isa.- Creyó que el muchacho japonés que había ido al bar se llamaba Mario y que practicaba judo.
Como sea.- Kanda le lanzó una fugaz mirada a Isa.- El caso es que cuando partí de Brasil pensé que lo sucedido con esa chica había quedado atrás... Pero me equivoqué... Me volví a encontrar con esa linda muchacha un año después, volví a conocerla, nos conocimos, la comencé a querer, me quiso... Pero estaba el pequeño detalle de que ella no sabía mi verdadera identidad...
Y esa chica creía tanto en él.- volvió a interrumpir Isa.- Que cuando él le dijo que la amaba y que quería pasar toda su vida con ella, la muchacha aceptó...
Pero estaba ese pequeñísimo detalle de que yo no le había dicho la verdad.- suspiró Kanda.- Así que, cuando le revelé la verdad a la joven...
Ella se molestó muchísimo, como era de esperarse.- completó Isabel.
Discutimos y sin que viniera al cuento, salieron ustedes dos a la conversación.- continuó Kanda, señalando a Tsubasa y a Sanae.
Estos estaban tan absortos en el relato de los jóvenes que casi saltaron cuando Kanda los señaló.
¿Nosotros?.- exclamó Sanae.
¿Ella y yo?.- preguntó Tsubasa.
Sí.- suspiró Kanda.- Acababa de salir en todos los medios de comunicación la noticia de que ustedes estaban esperando un hijo. La chica en cuestión reconoció al hombre del que ella se había enamorado en Brasil y yo reconocí a la mujer de la cual me había enamorado en Japón...
Sí que es pequeño el mundo.- musitó Tsubasa.
Y entonces la chica, por enojo, le dijo al muchacho mentiroso que ella no estaba segura de querer casarse, porque quizás aun seguía enamorada de Tsubasa Ozhora.
Y yo, por celos, le dije que quizás aun seguía enamorado de Sanae Nakazawa.- murmuró Kanda.
Así que ambos convenimos en aclarar nuestros sentimientos antes de casarnos.- dijo Isabel.- Yo me marché a buscar a Tsubasa y él se marchó en busca de Sanae.
No puede ser que existan tantas coincidencias en el mundo.- comentó Sanae.- Es increíble que ustedes se hayan conocido.
Eso mismo pensamos nosotros.- reconoció Isa.- Pero, por increíble que parezca, así sucedieron las cosas.
Y pues nos metimos en sus vidas e hicimos lo posible por querer separarlos, pero no con la intención de arruinarles el matrimonio, sino más bien porque cada uno quería poner celoso al otro.
Cuando yo me enteraba de que Kanda había salido o visto a Sanae, yo inmediatamente iba a buscar a Tsubasa.- completó Isabel.- Fue algo verdaderamente idiota e infantil y estamos muy arrepentidos de esto, pero en vez de hablar, nos dedicamos a lastimar. Lo sentimos mucho... Les hicimos la vida imposible por no saber aclarar nuestros problemas...
Y por no saber perdonar... .- añadió Kanda.
Sanae recordó que el día que ella se desmayó en la tienda cercana a "EL MUNDO DEL BEBÉ", Kanda había estado cerca y ella lo sintió como una coincidencia. La verdad era que él había ido a buscar a Isabel...
De verdad, lo lamentamos mucho.- insistió Kanda.
Estamos muy apenados.- añadió Isa.
Sanae y Tsubasa se miraron, sin saber muy bien qué decir. Todo al final había resultado ser una maraña de coincidencias mezcladas con un poco de celos e intriga...
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Genzo estaba en el aeropuerto, esperando a que saliera el avión que lo llevaría de vuelta a Alemania. Lily estaba a su lado, derramando una lágrima silenciosa.
No llores, mi amor.- Genzo le secó con ternura el rostro.- Volveré por ti.
Lloro porque dejé pasar mucho tiempo.- murmuró Lily, sonriendo levemente.- Si no hubiese sido tan terca, me habría dado cuenta antes de que te amo...
Lo importante es que ya lo sabes.- sonrió él.- Y aun tenemos una vida por delante...
¿Una vida por delante?
Sí.- asintió Genzo.- ¿O acaso crees que me esforcé tanto por ti como para dejarte ir? Para nada. No te librarás de mí nunca, ahora que has aceptado darme tu corazón.
Lily no pudo evitar el esbozar una de sus dulces sonrisas.
Te estaré esperando.- dijo ella.- Pero tampoco te vayas a tardar tanto en volver, ¿eh?
Claro que no.- rió Genzo.- Nos volveremos a ver en la Champions League.
Iré a todos tus juegos.- asintió Lily.- Aunque tenga que fingir una enfermedad gravísima para tener que incapacitarme.
Genzo besó a Lily con intensidad. Ella se abrazó a él.
¿Cuándo hablarás con Nordenström?.- preguntó él.
Lo haré hoy mismo.- respondió ella.- No dejaré pasar más tiempo...
Por los altavoces se anunció que el vuelo que tomaría Genzo estaba próximo a partir. Genzo volvió a besar a Lily y se dirigió al área de abordaje. Antes de que el avión despegara, Genzo vio por la ventilla que Lily le hacía una señal de adiós con la mano...
Después, Lily se fue a buscar a Lasse. Samael le dijo en dónde encontrarlo. Para gran sorpresa de Lily, la chica Nieminen no mostró ninguna señal de odio hacia ella.
Me alegra lo de Genzo y tú.- comentó Samael, sonriente.- Hacen una muy buena pareja.
Gracias.- sonrió Lily.
Ella fue en busca de Lasse, el cual estaba tocando un bello solo con su violín. Lily tuvo algo de temor, aunque no sabía bien por qué...
¿Lasse?.- susurró ella.
Él no dejó de tocar hasta que terminó el solo. Y aun así, no volteó a ver a Lily.
No tienes que decirme nada.- dijo Lasse.- Admito mi derrota.
De verdad, lo siento, Lasse.- susurró Lily.- Tú sabes que en realidad sentía algo muy especial por ti...
Pero Genzo me ganó.- completó Lasse.- Siempre lo supe. No me preguntes cómo, porque ni yo mismo lo sé. Pero en el fondo siempre supe que tarde que temprano lo escogerías a él.
Perdóname...
No tienes por qué pedirme perdón.- negó Lasse, dándose la vuelta y mirando a Lily con una gran sonrisa en los labios.- Yo solo quiero que seas feliz...
Gracias, Lasse.- sonrió Lily.- Pero no hay ningún impedimento para que podamos ser amigos, ¿cierto?
No, no hay ninguno.- respondió Lasse.
Samael los miraba desde lejos. Al menos todo parecía estar bien ahora...
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Y por fin llegó el día que Alisse fue dada de alta. Misaki, fiel a su palabra, cumplió con la promesa que hizo de esperar a que ella saliera del hospital para marcharse... El único error que tuvo que el no decírselo a ella sino hasta el último minuto...
Alisse estaba instalada en su cama. Sus amigas la rodeaban y la consentían. Paola les decía a todas que no la acostumbrasen a la mala vida.
Porque cuando ya esté bien, ya no vamos a querer consentirla en nada.- regañó Paola.
Pues entonces me tendré que acostumbrar.- replicó Alisse.- Mientras tanto, consiéntame.
Todos rieron, menos Taro. El joven se veía muy serio.
Además.- añadió Paola.- Con Taro tiene para ser consentida.
Tampoco me tendrá para siempre.- replicó Taro, desviando la mirada.
¿Por qué lo dices?.- preguntó Caro, sorprendida.
Por nada.- Taro se encogió de hombros.
Alisse se puso muy seria. Las chicas captaron el mensaje y decidieron salir de la habitación.
Entonces sí te marchas.- comentó Alisse, cuando sus amigas salieron.
Ya te lo había dicho.- replicó Taro.
¿Cuándo te vas?.- quiso saber ella.
En dos horas sale mi avión.
¡Dos horas! ¡Era muy poco tiempo! Alisse sintió que se le encogía el corazón.
¿Por qué no me lo dijiste antes?.- reclamó ella, enojada.
Porque no quería molestarte el día que te dieron de alta.- explicó Misaki.- Además de que no creo que te importe mucho si me voy o no...
¿Cómo puedes decir eso?.- gritó Alisse, más enojada aun.- ¡Claro que me va a importar si te vas!
Esto dejó a Misaki muy conmovido.
De verdad, no creí que te importara... .- murmuró él.
Más bien, yo creo que es a ti a quien no le importa.- Alisse trató de no llorar.- Más bien creo que estás ansioso por librarte de la molestia que muy seguramente represento para ti.
Eso no es verdad, y lo sabes... .- murmuró Misaki.- Tú sabes bien qué es lo que yo siento por ti, Alisse...
No, no sé nada.- Alisse le dio la espalda.- Solo sé que eres un idiota y que quiero que te vayas ya.
Taro abrió la boca para decir algo, pero se dio cuenta de que no era el momento oportuno... Él salió de la habitación, casi sin hacer ruido. Ella se esperó a que la puerta se cerrara para soltarse a llorar.
Eres un idiota, Taro Misaki.- sollozó Alisse.- Porque nunca te diste cuenta de cuánto te empecé a querer...
El Sol estaba por ponerse. Muchos cambios habían ocurrido bajo su mirada vigilante.
Notas:
Me sorprende en realidad cómo es que se fueron dando las cosas. No pensaba hacer que Isa y Kanda se conocieran desde antes pero después se me ocurrió y pensé: ¿y por qué no? Nadie se lo espera XD.
Ya, ya. Ahora sí, ya me acerco al final de este maratónico fic.
