N/A: Alerta de capítulo largo, el más largo que escribí.

Era de mañana, una linda chica pelinaranja estaba tendida en su cama aún dormida, el sol salía de a poco e iluminaba los jardines de su casa, y diría que las aves cantaban melodiosamente pero no, lo que mas resaltaba era el sonido que salía del cuarto de la jóven.

- Asta-san no... Asta-san por ahí... ahhh - gemía la muchacha mientras retorcía su cuerpo.

- Espera... ¡No! - dijo para abrir sus ojos, sus mejillas habían adquirido un color rojizo, tenía los cabellos desordenados y su escote algo al aire.

- Lo hice de nuevoo... - dijo ella cubriéndose el rostro de la vergüenza - ¿Por qué tengo estos sueños tan sucios con él? ¿En que te has convertido Mimosa? - se decía a sí misma.

Dejó su cuerpo reposando un poco más en su cama y luego procedió a levantarse, hoy era el gran día, el día en el que tendría al chico que más amaba en su habitación, en su cama, con ella... Claro, si todo salía bien.

Aún con sus pijamas puestos salió del cuarto, afuera como de costumbre le esperaba la sirvienta que la acompañaba a asearse llevando su toalla y todos los utencilios necesarios, ya en el baño ella se quitó sus prendas, las colgó y se sentó para bañarse, quería hacerlo rápido pues tenía varias cosas de las que ocuparse y solo disponía de la mañana.

- Puedes hacerlo - dijo ella dando permiso a la mujer de jabonarle su espalda.

- Entiendo - dijo ella sobándo con el jabón.

Mimosa ya había pensando todo lo que haría el día de hoy, iría a la zona del comercio de la capital y adquiriría todo lo necesario para hacer "eso", pero también algunas otras cosas como un mantel, comida y utencilios para una pequeña cena, ¿Para que? Ella no quería solo darse a sí misma a Asta, quería también prepararle algo que comer, así aprovecharía su talento en la cocina y haría su regalo mas "completo".

- Tiene una piel muy hermosa señorita - le dijo su sirvienta.

- ¿Eh? - sobresaltó ella - ¿T-tu lo crees? - dijo.

- Por supuesto, desde que era pequeña la tuvo, no se qué sorprende - contestó ella.

Mimosa se sentía bien con ese alago pues le había dado mas confianza, seguido de eso bajó su mirada y la puso dobre sus 2 atributos, ella aún dudaba de ellos y estaba preocupada pues el libro decía que era algo importante para la satisfacción varonil.

- ¿Y... Q-que piensas de mi cuerpo? - preguntó ella dudosa.

- ¿Eh? - respondió la sirvienta quien no había escuchado bien.

- ¡Na-nada! - dijo Mimosa para cerrar la conversación - ¿En que estaba pensando? - se dijo a sí misma.

- Bueno, ya terminamos, estaba apurada ¿Cierto? Será mejor salir de una vez - se expresó amablemente su acompañante mientras se levantaba y traía una toalla y una bata para secar y cubrir el cuerpo de la muchacha.

Rapidamente Mimosa se paró, secó y cubrió, se dirigió a su habitación para vestirse con su ropa habitual, agarró su mantón de orden, su rojiza capa y salió rumbo al desayuno.

Toda la familia Vermillion estaba presente, los 2 hermanos mayores, el orgulloso pelinaranja y el extrovertido de los cabellos puntiagudos, era un desayuno normal, Fuegoleón conversaba con Mereoleona, Kirch comía y a la vez se centraba en su espejo y Leopold estaba apegado a sus hermanos intentando integrarse a la conversación.

La jovencita Vermillion desayunaba tranquila dando los últimos retoques a su plan en su mente.

- Bien, como saben Leopold mi hermana y yo estaremos en misión toda la noche - dijo con su voz de mando el capitán carmesí

- Yo estaré ocupado también, pasaré la noche en la base de mi orden organizando la vigilancia del Reino, que trabajo para nada digno de mí - dijo Kirch jugando con sus cabellos.

- Genial - decía Mimosa en su mente, habló para no quedarse callada - Yo tengo una misión en la tarde, será corta así que llegaré antes del anochecer - dijo recibiendo la aprovación de todos.

Terminó el desayuno, todos partieron inmediatamente, ella se dirigió a su habitación para tomar la bolsa de dinero con la que compraría todo y su aparato de comunicación mágico para contactar con su cómplice... Si, cómplice.

*8:00 am*

- ¿Alo? ¿Yuno-san? - decía la pelinaranja saliendo de su mansión y hablando por el aparato mágico.

- ¿Eh? ¿Mimosa? - dijo el chico quien apenas estaba desayunando en su cuarto en la orden.

- Encontrémonos en la zona de comercio de la capital - dijo ella.

- ¿Eh? ¿Para que? ¿Tenemos misión en la tarde, no recuerdo que nos asignaran una aho...

Ella cortó la llamada.

El pelinegro fácilmente podía negarse pero el hecho de que había recibido el primer regalo de toda su vida de Mimosa de alguna manera lo obligaba a obedecer. Terminó rápido el desayuno, se vistió y salió rumbo a la capital.

- Oh, Yuno - dijo el senpai de lentes al ver a Yuno salir de la sede.

- Oh, Klaus-senpai - respondió él.

- ¿A dónde vas? No recuerdo que se te haya asignado una misión a estas horas - preguntó el chico de lentes.

- Es que Mimosa me llamó y le pidió que me acompañara a hacer algo - dijo con su típico tono.

- ¿Enserio? En ese caso permíteme acompañarte, yo tampoco tengo nada que hacer, además así estaremos juntos para ir a cumplir la misión de la tarde.

Yuno asintió con la cabeza y saco su conunicador para informarle a la chica que vendría aconpañado.

- Hola, Klaus-senpai vendrá conmigo - dijo él.

La chica estaba incómoda pues sabía lo entrometido que era su senpai con respecto a Asta. Aún así aceptó que viniese pues no quería perder tiempo ideando una excusa para negarlo.

- Ella aceptó - dijo Yuno.

- Excelente, entonces vamos a... - decía Klaus para ser interrumpido.

Era otro miembro del Amanecer Dorado quien le informaba al joven de lentes que se le había encomendado una misión importante y que el capitán solo contaba con él, Klaus no lo dudó, se disculpó con Yuno y fue corriendo a recibir las órdenes, Yuno estaba algo confundido por como sucedían tan rápido las cosas, de todas formas nuevamente llamó para informar.

- Oye, Klaus no podrá venir, recibió ordenes y acudió a cumplirlas - dijo despreocupado.

- ¡Oh, genial! - dijo ella alegre - Entonces ven de inmediato, tengo mucho que hacer - dijo para cortar.

- Creo que la suerte está de mi lado - decía alegre con una sonrisa y apresurando el paso rumbo a su destino.

Yuno por su parte no hizo mucho esfuerzo y usó su magia de viento para volar lo más rápido posible, llegó a tiempo y se encontró con la chica quien también había llegado a la hora.

- Hola Mimosa - saludó él.

- Vaya, que bueno que hayas venido, de todos modos no perdamos el tiempo - dijo para entrar a las calles en las que se vendían los objetos que necesitaría.

En su caminata por la calle pudo divisar 2 siluetas conocidas para ella y para Yuno, se trataban del chico dueño de sus pensamientos y fantasías con su mascota el antipájaro y de la chica que le acompañaba, la hermosa joven de cabellos plateados recojidos en 2 coletas.

- ¡Mimosa, Yunooo! - gritaba Asta corriendo rumbo hacia ellos mientras alzaba su brazo derecho saludando, la chica que lo aconpañaba lo siguió pues estaba frente a su prima y personalmente no quería dejarle al chico solo para ella.

- A-asta-san... Ho-hola - dijo ella nerviosa pues no pudo dejar de pensar en el sueño fuera de lugar que tuvo anoche.

- Hola Asta - dijo Yuno con su leve sonrisa.

- Hehe - dijo sonriendo también - ¿Y qué los trae por aquí? - preguntó el cenizo.

- Oh, Mimosa me pidió que la acompañara a hacer algunas compras, y si te preguntas por Klaus el está ocupado - explicó el alto para así iniciar una conversación casual con su hermano.

Mimosa respiraba rápido pues su cabeza aún era presa de esa indecente imaginación que había adquirido después de leer aquellos libros, su prima no pudo ignorar eso y procedió a interrogar.

- ¿Mimosa? ¿Estás bien? - preguntó la peliplateada.

- Lo... Lo estoy Noelle-san - dijo - no te preocupes.

La hermosa chica de coletas aceptó la respuesta, ella también se dio cuenta de que tenía que hacer algo justo ahora, invitar a su prima a la fiesta de Asta que se celebraría esta misma noche, esa era la razón por la que había venido a la zona de comercio y ya que estaba su prima ahí podía aprovechar, ella en el fondo no quería pues tenía miedo que el regalo que escogiese su prima Mimosa sea mejor que el de ella, después de todo siempre fue así. Finalmente no tuvo mas remedio que decírselo.

- Oye Mimosa... - comenzó diciendo ella - ¿Sa-sabes que día es hoy? - preguntó.

Obviamente la pelinaranja lo sabía, pero debía disimular "No, ¿Que día es hoy?" - dijo ella.

- Pues... Hoy es el cumpleaños de Asta y lo celebraremos esta noche... Me preguntaba si estabas dispuesta a venir, cla-claro no estás obligada... - propuso ella.

- Oh, gracias Noelle-san, claro que estaré presente - dijo sonriente ella - y como siempre le daré un mejor presente que tu - se dijo a sí misma con una sonrisa un tanto burlona que no se hizo notar - yo me encargo de avisarle a Yuno-san no te preocupes - dijo.

- Esta bien, ¡Oye Bakasta! Nos vamos - dijo Noelle al cenizo quien estaba conversando con el pelinegro.

- Oh, ya voy, entonces, hasta la otra Yuno - dijo despidiéndose a lo que éste respondió igual.

Mimosa veía un poco fastidiada como Asta obedecía a Noelle pero no le tomó tanta importancia y siguió caminando para encargarse de sus compras.

Pasaba por los puestos de utencilios y compraba los que necesitaría, platos, vasos, jarrones, manteles y demás, pasaba por la sección de comida y compraba lo necesario para preparar una cena exquisita que degustaría con el cenizo esta noche, ¿Y para que estaba Yuno? Pues para cargar las bolsas con su magia.

Ya tenía todo para la cena, ahora para "eso" necesitaba solo 2 cosas, la cinta de regalo y los preservativos para hacerlo de una manera segura. No tuvo problema para lo primero pero cuando tuvo que comprar lo segundo...

- Bien... Estoy aquí - dijo frente al lugar en el que vendían lo que ella deseaba, una "farmacia" que ofrecía jarabes y medicamentos naturales, vendajes, jabones y demás.

Ella caminaba a paso lento pensando... "Que vergüenza... ¿Que diré para pedirle al encargado que me venda eso?" Dudaba la jóven. "Después de todo esto no es necesario ¿O si?, Si Asta y yo nos casamos... No sería necesario usar eso..." Decía "Ahhh... De todos modos debo usarlo...".

- Buenas - dijo entrando y saludando al encargado.

- Oh, buenos días ¿Que se le ofrece? - dijo éste.

Las mejillas se la jóven adquirieron un color rojizo de inmediato consecuencia de la petición que estaba por hacer.

- ¿Me...me... Me da unos...? Eh... Ya sabe... Las bolsitas que se ponen en los... Pe... Pe... - decía ella sin poder completar ningúna frase.

- ¿Disculpe? - decía el encargado pues no podía entender el pedido de su cliente.

- ¡Ya-ya vuelvo! - dijo ella para salir disparada del local - Ahhh... No puedo... - se dijo - es muy vergonzoso... - decía tocándose las mejillas carmesí.

- Yu-yuno-san - dijo diriguiéndose al jóven quien tenía planeado que le ayudase.

- ¿Eh? ¿Ahora que? - dijo él.

- Necesito que me ayudes en algo - respondió ella - Necesito que entres ahí y compres algo ¿Okey? - dijo ella.

- ¿Pero por qué no lo compras tú? Bueno no hay problema... Dime ¿Que digo? - dijo dispuesto a ayudar a su compañera.

- Verás... - dijo ella pensando como de alguna manera hacer que el chico le trajese lo que ella quería, se le ocurrió una forma - Entra y dile al encargado "hoy la pongo, démelo en una bolsa por favor" - dijo ella avergonzada rezando para que el pelinegro no desifre ese mensaje.

- ¿Hoy la pongo? ¿Pero yo no voy a...

- ¡So-solo házlo Yuno-san! - dijo avergonzada.

- Okey, okey, dame el dinero - dijo agarrando la bolsa de monedas y entró.

No pasó mucho tiempo y el joven salió, Mimosa le arrebató de inmediato la pequeña bolsa que traía en manos y se la guardó, tenía todo listo, ambos se dirigieron a la casa de Mimosa para dejar todo ahí.

*Con Asta, Noelle y la emplumada Nero*

La peliplateada le hacía un guiño a el antiave informándole que distraiga al cenizo para que ella vaya a comprar su presente mientras los Black Bulls decoraban la sala de la base. El antiave comprendió y se apegó al plan.

- Bueno Asta, nos separaremos por un rato, me esperas en la calle de allá dentro de unas horas - dijo para marcharse, no le agradaba la idea de dejarlo a solas con Nero pero no le dio mucha importancia.

Asta y el ave en su cabeza caminaban paseando tranquilamente por las bulliciosas calles de comercio viendo los diferentes puestos de comida que habían ahí.

- Oye, señor lujurioso - inicio la conversación la chica antiave.

- Te dije que dejaras de llamarme así - respondió el algo aburrido de siempre ser llamado de la misma manera por la chica.

- Silencio, en fin... ¿Ya dejaste atrás esos asqueroso deseos que tienes cada que estás con una chica? - preguntó algo incómoda.

- No se de que hablas, nunca los tuve para tu información - dijo él.

- Bueno, creo que tienes razón, no te ví mirar a Noelle de una forma obcena en ningun momento, nisiquiera a mí cuando estoy en forma humana - dijo algo confiada.

- Ehhh ¿Enserio piensas tan mal de mí? - dijo - Jamás haría algo así con Noelle, y contigo pues... No es que tengas algo atractivo que digamos - dijo susurrando esto último.

- ¿¡Que dijiste maldito indecente!? - dijo adquiriendo su forma humana aún estando en su cabeza - ¿¡Que quieres decir con eso!? ¡Para tu información yo soy una chica muy bella! - exaltaba ella mientras jalaba los cabellos del cenizo.

- ¡Ahh! ¡Pe-perdón Nero! ¡Ya suéltame, oye!

Continuaban discutiendo en su estadía en el lugar, pasaron las horas y se encontraron con Noelle en el lugar indicado para regresar a la base, era hora de almorzar.

Mimosa dejó todo en su hogar, almorzó y fue con Yuno a la sede para estar lista para su misión, estaba ansiosa pues ya se acercaba la noche, noche que jamás olvidaría.

- Yuno-san - no asistiré al cumpleaños de Asta - dijo ella.

- ¿Eh? ¿Por qué? - dijo él sorprendido.

- Bueno... Lo celebraré si, tengo planeado darle un regalo mío pero para eso necesito tu ayuda... - dijo lista para convencer.

- ¿Que quieres que haga? - dijo él.

- Una vez acabe la fiesta de cumpleaños quiero que traigas a Asta-san a mi casa, ahí le daré mi regalo - dijo ella algo avergonzada.

Yuno se cuestionaba varias cosas pero también sabía que preguntando no conseguiría nada, asi que solo aceptó. Ambos partieron a la misión que ocuparía toda la tarde de la chica.

*6pm, hogar de Mimosa*

La pelinaranja ya se encontraba de regreso en su residencia, acudió a darse una ducha para estar limpia, no había nadie aparte de la servidumbre que se encontraba ocupada haciendo sus deberes. Ella aprovecho para usar la cocina y preparar una rica cena, mientras lo hacía daba un repaso a su libro y preparaba la mesa y sillas en su habitación.

*7pm, Sede de los Black Bulls*

Se podía ver a Asta vendado siendo guiado a travéz del pasillo por Finral y Magna. Una vez llegados a la sala lo descubrieron y todos los presentes gritaron "Feliz cumpleaños Asta".

- Chicos... - dijo el cenizo quien no podía creer lo que estaba viendo - ¡Mu-muchisimas gracias! - dijo contento el mismo.

Todos los Black Bulls y Yuno se encontraban presentes, Charmy se encargana de sevir la comida, Vanessa la bebida y todo los demas se comportaban como lo hacian habitualmente, así es, de una forma muy peculiar.

Jugaron algunos juegos y rieron contándose mutuamente varias anécdotas de sus viajes y travesías, todos la pasaban genial conforme pasaban las horas.

*9pm, sede Black Bulls*

Muchos ya estaban con las energías desgastadas así que procedieron a cerrar la fiesta con la última actividad, ¡La entrega de regalos! Cada uno dio lo suyo.

Llegó el turno de Noelle y ésta se negaba a darle algo aunque claramente ya traía uno entre manos, avanzó causa de un empujón que le dieron Finral y Vanessa y fue a parar en frente de Asta, sus mejillas se enrojecieron mientras desviaba su mirada y extendía sus brazos con la caja en manos "Aqui tienes Ba-ba-bakasta" dijo ella nerviosa.

El cenizo alegremente recibió el obsequio dado por su preciada compañera y procedió a abrirlo, era nada más y nada menos que una nueva bandada negra que llevaba tejida a mano la insignia de los Black Bulls en ella, la que traía Asta ya estaba desgastada y el color no era el mismo así que de inmediato se la sacó para probarse la nueva, le cabía perfecta "gracias noelle" dijo con una sonrisa causando que la de coletas se ruborizara.

Seguía el turno del antiave, Asta cerró sus ojos y extendió sus manos, pudo sentir como un bulto suave y emplumado descendía en sus manos y se posaba en ellas, abrió sus ojos y vió Nero en su forma de pájaro sentada en sus manos.

Todos quedaron sorprendidos ante tal atrevimiento por parte de la gótica, Noelle se sorprendió, perdió el conocimiento y se desmalló.

El antiave salió rapidamente del lugar dejando un pin en las manos del cenizo, uno que podría usar en su mantón de caballero.

Todos al ver eso se aliviaron pues pensaban que Nero se estaba ofreciendo a si misma como regalo y... Ya sabenxD.

Nero adquirió su forma humana y caminó ocultando su rostro, parecía que sus primeras intenciones eran de verdad, pero bueno, acabó la sección de obsequios.

Todos se retiraron de a poco solo quedando Yuno, Noelle Asta y la triste Nero.

- Asta, ven conmigo - dijo Yuno.

- ¿Eh? ¿A dónde? - dijo él.

- A la casa de Mimosa, ella te dará su regalo ahí - respondió.

Asta no tenía nada que hacer y aún estaba con energías asi que siguó al pelinegro quien lo llevó en su Halcón de viento.

Las chicas presentes estaban sorprendidas y se notaba, obviamente en Noelle mas que en Nero.

- ¡¿E-e-e-en su casa?! - gritaba Noelle.

- Muy extraño - dijo Nero.

- Yo... Yo... Yo... ¡Ahhh! - decía Noelle quien no podía pensar bien de las posibilidades.

- Lo seguiré - dijo la pelinegra adquiriendo su forma de antiave.

- E-esta bien - dijo la de coletas aunque no estaba del todo contenta con el plan - quiero que me informes de todo lo que sucede - dijo.

- Okey - dijo para salir volando.

*9pm, Hogar de Mimosa*

La chica se encontraba en la entrada de su habitación esperando a que Yuno trajese a Asta como le había dicho, así pasó, ella pudo ver como el hechizo del Halcón de viento de Yuno venía y junto con él el chico a quien quería, ella estaba neeviosa pues se acercaba el momento de la verdad.

- Mimosa... - dijo el cenizo.

- Ho-hola Asta-san - sígueme por favor - dijo ella tomándolo de la mano y llevándolo a su habitación, no quería perder el tiempo.

Yuno por otra parte había cumplido con lo suyo, asi que se dirigio a su hogar para dormir, ya era de noche.

- Perdona por no ir a tu fiesta Asta-san - dijo la chica disculpándose.

- Oh.. no te preocupes, nisiquiera yo sabía que tendría una jaja - dijo él de manera casual y entre risas.

- De todas formas te lo recompensaré - dijo haciendole entrar a su habitación.

Una mesa, 2 sillas, platos, tenedores y cuchillos acomoañados de una ligera pero exquisita comida estaban puestos enegantemente en una parte del amplio cuarto de la jóven.

- Woooow... Vaya... Yo... - dijo el cenizo.

- Siéntate Asta-san - dijo ella empujando amablemente al chico a una silla.

Ella se sentó al frente y se dispusieron a comer y beber, "la comida esta deliciosa" alagaba Asta "Gra-gracias, la hice yo" - decía la chica nerviosa, se avergonzaba aveces pues faltaba poco para "eso" y solo pensarlo la hacía perder el conocimiento.

Se la pasaron genial, conversando y riendo casualmente iluminados solo por la luz de la luna y las estrellas que irradiaban a través de la ventana abierta y la vela que estaba encendida en el centro de la mesa.

Ambos terminaron de comer, Mimosa sabía que era la hora y su corazón latía bastante rápido, el cenizo no tenía conocimiento de que seguiría, el pensaba que solo le quedaba irse a la base para poder dormir pero en eso la chica habló.

- Bi-bi-bien Asta-san ¿Sabes que sigue no? - dijo ella avergonzada.

- ¿Eh? ¿A qué te refieres? - respondió él.

- Todos te dieron un regalo y yo... Falta que te dé el mío - dijo ella nerviosa.

- Pensé que la deliciosa cena lo era, no tienes que darme uno - comentó.

- Pero yo quiero dártelo Asta-san - dijo ruborizada ella - Por favor, voltéate, te vendaré los ojos - procedió a vendarle con una pequeña parte del cintón que había comprado.

Una vez vendado el chico se mantenía parado y confundido, se preguntaba que estaba por darle Mimosa y se imaginaba varias cosas.

La chica respiraba rapidamente, ya era hora, debía hacerlo, se quitó su capa y su mantón, se desprendió de cada ropa que traía encima, mientras lo hacía sentía la vergüenza extrema ya que lo estaba haciendo frente de un chico, estaba vendado pero aun así estaba frente a ella, siguió hasta quedar en paños menores, lo pensó 2 veces y siguió, se quitó su ropa interior y su brasier dejando su cuerpo completamente desnudo, agarró el cintón que había comprado y se lo envolvió, había practicado un poco antes así que le salió a la primera, se sentó en su suave cama.

El chico vendado escuchaba el sonido que hacían las ropas al chocar, se le hacía muy familiar puesto a que lo había escuchado ya 2 veces antes. Estaba algo nervioso, algo ruborizado pues podía suceder lo que ya le había pasado días atrás, estaba impaciente, quería ver ya, sea bueno o malo.

- Puedes quitarte el vendaje Asta-san - dijo Mimosa permitiendo la visión al chico.

El joven obedeció y sus ojos solo se centraron en lo que estaba frente a él, una hermosa chica sentada y de anaranjados cabellos completamente desnuda, solo cubierta por una cinta roja que pasaba por su formado cuerpo.

- A-a-asta-san... Yo-yo soy tu... Regalo... - dijo la misma.