El cuerpo del cenizo estaba quieto nel nerviosismo, por más que lo intentase sus ojos no se despegaban del bello cuerpo de la joven chica quien yacía sentada como joven japonesa en su suave lecho, ella estaba cubierta con un cintón de mediano grosor que pasaba por algunas partes de su cuerpo, entre ellas los pezones y su entrada, era una escena bastante erótica pero para su suerte tenía bajo control sus impulsos masculinos, por ahora.
Mimosa permanecía con las piernas dobladas, ella sabía que él la estaba mirando y quería hacer lo mismo pero no podía, la vergüenza que le provocaba ser vista tal y como vino al mundo por un hombre de su edad la mantenía un poco temblorosa y con la cara enrojecida a más no poder, aún así una parte dentro de ella estallaba de felicidad por haber sido aceptada, en el peor de los casos Asta hubiera huído pero no pasó, el seguía ahí viéndola, explorando cada parte visible de su cuerpo con sus ojos, aún tenía oportunidad.
- N-no me mires por tanto tiempo... - dijo ella mientras cubría sus pechos con sus brazos, sus ojos aún no podían hacer contacto con los suyos pues moriría dd vergüenza.
El joven bajó la cabeza de golpe al dsrse cuenta que sus actos no estaban siendo correctos y causaban el temor de Mimosa, "Pe-perdón" dijo él, "Y-yo... Sa-saldré de inmediato" dijo el joven dando media vuelta, para ese entonces sus impulsos lascivos habían crecido pero él aún tenía control sobre ellos, sabía que no los podría controlar ante tan tentador escenario y apresuró de a poco su paso.
Mimosa al escuchar esas palabras le entró miedo, no quería ser rechazada cuando ya había avanzado tanto, "Asta-san" dijo ella haciendo que el muchacho parase.
Asta ya había sido dominado por sus impulsos y solo necesitaba un pequeño empujón para sucumbir ante tales, "A-acercate po-por favor" Dijo la chica con una tierna voz, esas palabras fueron el empujón que hizo que el control del chico ya no lo tenga él, sinó sus deseos.
El cenizo volteó y aún con el rostro pegado al suelo se acercó, la pelinaranja mientras veía como se acercaba era presa de sus nervios, recordaba las pocas veces que fantaseaba con él y muy dentro de ella estaba alegre de que por fin sucedería.
- Mimosa yo... - dijo Asta ya parado frente a ella y al borde de la cama.
La pelinaranja no lo dejó terminar y se levantó para abalanzarse y abrazarlo, sus pechos eran presionados ante el frente de Asta, sus brazos se deslizaban entre la nuca y pegaban sus cabezas, sus corazones comenzaron a latir descontroladamente y las respiraciones de ambos aumentaban en felicidad.
El cenizo lo hizo, extendió sus brazos y los pasó por la cintura de ella abrazándola, hubiera deseado pasarlos por un poco mas abajo pero no quería ser egoísta e incomodarla.
Mimosa estaba feliz, él ya era todo suyo, su bello rostro de a poco adquirió una sonrisa y acercó sus labios al oído del cenizo para decirle "Sácame el cintón, soy toda tuya" de una manera muy sensual.
...
*Volando por ahí*
...
- Maldito perro rastrero, Maldito perro rastrero - decía un antiave mientras volaba por el cielo nocturno rumbo a la mansión de los Vermillion con una bolsa en du pico - más te vale que solo recibas ese regalo y que vengas de inmediato - dijo mas enojada.
Descendió para aterrizar en una de las columnas de la residencia y antes de tocar suelo adquirió su forma humana, una bella joven delgada de cabellos negros y vestido corto de igual color.
Abrió de inmediato la bolsa que llevaba consigo y sacó de el un traje de Maid para infiltrarse en la casa y no tener que buscar por sí misma el cuarto de la Vermillion.
- Esta véz si le diré a todas lo que haces - dijo con su tono algo mezclado con molestia.
Ella entró.
...
*De vuelta con Asta*
...
Él se había desecho del cintón que cubría a la chica de un tirón y empujó a la misma a la cama para ponerse ensima de ella y encerrarla con ambos brazos.
- ¿A-asta-san? - dijo nerviosa ella, se dio cuenta de que ahora nada la cubría y se enorjeció desviando su mirada.
- Mimosa yo... Yo... - decía el muchacho quien respiraba apresuradamente.
- Supongo que debo poner en practica lo que estudié - se dijo a sí misma - Pu-pu-puedes jugar con ellos - dijo ella sujetando uno de sus senos y elevándolos hacia él - por favor hazlo.
El cenizo no lo pensó 2 veces y agarró ambos para juguetear con ellos, eran grandes y suaves y bastante moldeables, mucho más de los que tocó aquella vez, agachó su cabeza y los lamía, jugueteaba con sus pezones y también los exploraba con su lengua.
- ¡Ahh! - gemía Mimosa con sus brazos sujetando los del chico que estaban como columnas en su izquierda y derecha - no pensé que lo harías tan rápido - seguía ella diciendo entre gemidos.
Mientras ambos vivían ese momento de placer mutuo la pelinaranja con sus manos intentaba de a poco quitar la camisa azul del jóven, éste al darse cuenta dejó de juguetear y se la quitó junto a su polo blanco para dejarse el torso descubierto.
Mimosa veía excitada el cuerpo formado del cenizo junto a la cicatriz en su abdomen que la hizo recordar aquel momento que hizo que se enamorase de él, tomo confianza y con sus piernas acercó la entrepierna del muchacho, al impactar con ella sintió un bulto que quería salir de los pantalones de él, Asta al impactar con ella hizo que su erección subiera más, ya no podía resistirlo.
La pelinaranja se levantó para sentarse y se volvió a agachar para desabrochar la correa de Asta, la quitó, dejó su grimorio en la mesa junto a su cama y le bajó los pantalones, el muchacho solo estaba en boxer pero aún así se notaba bien marcado la entrepierna de éste.
- Me pregunto... Quién se esconde aquí - dijo Mimosa de manera juguetona mientras bajaba la ropa interior del chico.
Soltó un grito y se alejó al ver como el gran mienbro de Asta salía disparado erecto una vez afuera, con sus manos tocó su boca dando a conocer lo que hiba a hacer.
- Perdón... - dijo Asta tranquilo a lo que Mimosa respondió poniendo un dedo entre sus labios.
Hecho esto procedió a bajar su cabeza, agarró el miembro de Asta para masajearlo "El libro decía que sabía un poco raro..." Decía a sí misma "Aquí vamos" dijo para abrir su boca y realizar la felación al muchacho.
- ¡Eh! Oye Mimosa que estas... Ahhh - gemía Asta ante tal sensación placentera que jamás había vivido - ¡Ahhhh! ¡Oh sii... Sigue... Se siente bien... - decía mientras ponia sus manos en la cabeza de ella ayudándole con el ritmo.
- ¿Le está gustando? - se preguntaba ella mientras con su lengua masajeaba suavemente el miembro en su boca.
- ¿Cómo es tan buena en esto? ¿Acaso esta forma de hacerlo existía? - se preguntaba el cenizo mientras respiraba a un ritmo acelerado producto del placer.
- No creo que pueda contenerme más... - dijo él - ¡Me corro! - dijo soltando todos sus fluidos en la boca de la Vermillion.
Mimosa sintió como la semilla de Asta salía a chorros mientras aún la tenia dentro de su boca, se alejó de inmediato y comenzó a toser para recuperarse.
- Oye... Asta-san - dijo mientras tosía y se limpiaba de la sustancia blanca de su boca - me hubieras dicho antes de... - seguís tosiendo.
- Pe-perdón yo, no pude contenerme - dijo él disculpándose.
- Supongo que le habra gustado, lo estoy haciendo bien - pensó ella - No te preocupes - dijo limpiandose la boca - sabe bien, ¿Quieres probar? - dijo acercándose a su cuerpo y poniendo su rostro frente a él.
- Yo... No creo que...
- Jeje, era broma - dijo dando una sonrisa - ¿Seguimos? Hoy soy tuya toda la noche - dijo de manera seductora.
Esto hizo que el cenizo se abalanzara nuevamente sobre ella dejándola totalmente indefensa y en posición vulnerable.
- Hazlo por favor - dijo abriendo sus piernas dando a conocer su entrada mientras tenía los ojos humedecidos y sus mejillas rojas.
Asta sujetó su miembro para poder entrar en ella de una vez pero en eso la chica se acordó de algo.
- ¡Espera Asta-san!
- ¿Que sucede? - dijo mirándole a los ojos - ¿Está mal?
- N-no, solo que... Ten, usa esto - dijo sacando un par de condondes que tenía escondido bajo su almohada.
- Estos son... Acaso tu...
- N-no me mires así por favor... - dijo avergonzada la muchacha girando su rostro - lo debes usar por seguridad, no quiero que más adelante tengamos problemas - dijo tiernamente.
Asta de ruborizo y y abrió el envase del preservativo para ponérselo.
...
*Con Nerito :3*
...
- Sucio animal, bestia en celo - decía en su mente Nero quien caminaba vestida de Maid por los pasillos de la mansión en busca del enano musculoso cuyos cabellos servían de nido.
- ¡No lo puedo creer! ¿Hace cuantos días lo hizo con la camarera esa? Creo que apenas pasó una semana, ¡Incluso menos! ¡Tu... TUU...! - Pensaba ella mientras apresuraba el paso escuchando con atención cada habitación por la que pasaba.
- Ya quiero ver cuando Noelle y todos los demás se enteren de las cosas tan indecentes que estuviste haciendo últimamente - dijo nuevamente pero esta vez con un tono bajo para no ser escuchada.
- ¡Maldición! ¡¿Cuantos cuartos tiene esta casa?!
...
*De vuelta a la acción*
...
El joven de cenizos cabellos movía las caderas mientras penetraba a un ritmo uniforme la parte íntima de Mimosa. Había pequeños chorros de sangre en la zona causa del rompimiento de himen que confirmaba la virginidad arrebatada de la pelinaranja.
- ¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Asta-san...! Hubieras... sido mas... Amable... - decía entre gemidos refiriéndose a la primera penetrada que había recibido.
Sus redondos y suaves pechos eran presionados con los pectorales de Asta, la pelinaranja con sus brazos y piernas se sujetaba a él para mantenerse segura en el acto.
El ritmo de las arremetidas aumentaba y la cara de la chica no podía adoptar otra expresión que no fuese una de placer, sus ojos estaban húmedos, su boca abierta expulsando toda clase de gemidos mientras tenía al chico que amaba encima de ella haciéndola suya.
Solo recibían la luz de 2 lamparas que se encontraban prendidas en las paredes de la habitación, el hecho de solo tener esa iluminación daba una sensación inexplicable pero muy placentera.
- ¿Esto es..? Ahhhh ¿Una posición que le gusta a los chicos? Ahhh - decía Mimosa entre gemidos.
- S-si, ahhh, ¿Como lo supiste? - preguntó Asta sin parar las estocadas.
- Intuición femenina Asta-san ahhhh.
- Mimosa... Estás muy...
- ¿Rica? - dijo completando la frase que había aprendido en la sección "Frases que dicen los chicos cuando están disfrutando el acto"
- Ahhh si... Muy rica... - dijo aumentando el ritmo cada vez más y más...
- Ahhh... Tu también... Me gusta... Me gusta como me haces tuya - decía gimiendo, era conciente de lo indecentes que eran esas palabras para ella pero ya no le importaba.
- Ahhh... Si... Oh si... - decía mientras sacudía la cama con Mimosa encima.
- Hay... - decía ella gimiendo de placer y de dolor - E-espera... Ahhhh... Asta-san, un momento por fa... Ah...
El chico disminuyó las arremetidas, el quería continuar pero no quería causar incomodidad a la chica porque si lo hacía ella podía desistir, y él no quería eso ya que lo estaba disfrutando.
La joven se levantó con un poco de dificultad, "siéntate" le dijo a Asta quien obedeció y se sentó con las piernas cruzadas.
Mimosa se dió la vuelta dejando a la vista su desnudo espaldar y con el su bien formado trasero que hizo que el cenizo quisiera tocarlo como lo hizo con sus pechos, abrió las piernas y se sentó usando su miembro como asiento, rozar entre ambos hizo un pequeño sonido, el miembro del chico entraba de a poco pues ésta era una posición mas delicada que la anterior, ingresaba en sus húmedos pliegues mientras escuchaba los gemidos de la chica producto de las palpitaciones del miembro de Asta, llegó hasta el final, Mimosa tenía todo de él dentro de ella, su cuerpo se retorció arqueando su espalda por un momento y pegándola al pecho del chico, el roce de sus pieles los excitó a ambos, "comenzaré, ¿Si?" Dijo ella.
- Ahhhh... ¡AHHHHHHH! - Gemía ella mientras subía y bajaba sus caderas para producirse placer mutuo.
El cenizo tenía ambas manos en los suaves muslos de la chica para ayudarla en sus sensuales y eróticos movimientos. Ella tenía los brazos sujetos a la cabeza del muchacho y su rostro lo más cerca posible del suyo para escuchar su transpiración.
- Ahhh... Que ricoooo... Sigue... Sigue... Dame más, ¡Mas! - decía las palabras que había aprendido la pelinaranja junto a varios sonidos obcenos mas.
- Sii... Oh si... - decía el cenizo lleno del placer.
...
*Con la chica gótica de cuernitos*
- No es tampoco aqui... - decía desepcionada escuchando un cuarto - maldición acaso... - decía cuando se topó con otra sirvienta.
- Ho-hola... No sabia que estabas también en servicio... - dijo ella, los sirvientes eran bastantes que uno no terminaba jamás de conocerlos a todos, ella pensó que Nero era una de las que aún no conocía.
- S-si... Aún estoy... - dijo seria.
- Ya veo... Bueno ¿Qué buscas?
- ¿Que busco? - dijo ella, en ese momento decidió usar a la sirvienta para que le guíe al cuarto en el que se encontraban ambos.
- Si, ¿A alguien en especial? - preguntó.
- A la perra Vermillion - dijo en su mente - Busco el cuarto de la señorita Vermillion, es que soy nueva y quiero presentarme.
- Oh, entiendo... Creo que su ora de dormir está cerca, ven te guiaré, puede que esté despierta aún.
...
*Con Asta y Mimosa*
- ¿Te gusta? - decía Asta mirando a Mimosa mientras subía y bajaba haciendo que sus pechos rebotaran y le causaran mayor excitación visual al cenizo.
- Me... Me encanta... Ahhh... Sigue... Sigue así... Yo soy tuya Asta-san... Ahh... Soy tu contenedor... Haz conmigo lo que quieras... - dijo causando el aumento de las arremetidas por parte del cenizo.
- Ahhh... A mi también me gusta... Me gusta todo de ti... - dijo él agarrando sus pechos y manoseándolos.
- Que ricoo... Que ricooo es tu pe... - decía Mimosa cuando fue interrumpida por el toque de su puerta.
- ¿Mimosa-sama? - decía la sirvienta al otro lado de la puerta.
- Oh no - decía preocupada la pelinaranja - Asta-san... Ahhh ¡Hey, Asta-san! - le gritaba en tono bajo al cenizo mientras aún seguía siendo penetrada por él.
- ¿Que sucede? - preguntó él.
- ¿Como que ahhh... que sucede? Nos descubrirán... Ahh... Oye... Para... Para... - decía gimiendo ella.
- Perdona Mimosa... Ahh... Yo
... No puedo parar... Ahhh... - respondía él.
- ¿Mimosa-sama? ¿Sigue despierta?
- Ha-hai, Ahhh... Aún estoy despierta - intentaba hablar la chica.
- Oh, entiendo... No se si será mucha molestia pero, tenemos una novata aquí que desea saludarla, me pregunto si podría salir... - decía la sirvienta refiriendose a Nero quien también estaba afuera.
- ¿Que? ¿Novata? Ahhhh... - decía ella - Oye... Asta-san... Por lo menos baja un poco el ritmo... Ah... - gemía.
- Si, novata.
- Ahhh... Lo siento... Que sea mañana... Ahora mismo estoy ocupada... Ahhh... Asta-san... - dijo lo último reduciendo el tono de su voz.
- Ya veo... La entiendo... - dijo - Dice que mañana a primera hora te saludará - le dijo a Nero.
- Entiendo... - dijo la pelinegra con sus ceños fruncidos pues ya sabía lo que estaba pasando al otro lado de la puerta.
- ¿Se encuentra bien Mimosa-sama? La escucho aplaudir... ¿Está celebrando algo? - preguntó la sirvienta.
- Ahhh... No... Nada... Siempre aplaudo por las noches... Ahh... - respondió la pelinaranja.
- Ya veo... Entonces me retiro, vamos nueva - dijo refiriéndose a Nero.
La pelinegra frunció sus ceños aún mas y su rostro adquirió un color rojo, "Me voy, ¡Renuncio!" dijo para dar la vuelta y retirarse.
- ¿Eh? Vaya... Que problemáticas con las Maids de hoy en día - dijo la sirvienta para marcharse.
...
- Oye Asta-san... Ahh... Para... ¡Para!... - gritó Mimosa levantándose de Asta y sentandose frente a él.
- ¿Que sucede? - preguntó indiferente.
- ¿Que sucede? ¡Sucede que casi nos descubren! ¡¿Te imaginas que hubiese pasado si la sirvienta abría la puerta?! - dijo con el tono bajo la Vermillion.
- Yo... Pe...perdón - dijo algo avergonzado.
- Ahh... Eres incorregible..., Bueno... Ya pasó... Podemos seguir - dijo empujando a Asta a la cama y poniéndose encima de él.
- Esta vez yo seré la que esté arriba - dijo tentativamente Mimosa.
Bajó su cadera e introdujo el miembro del cenizo una vez mas en su entrada haciéndola gemir levemente, una vez hecho esto procedió a moverse a un ritmo en aumento.
- Ahh... ¿Te gusta? - dijo ella.
- Mucho... - respondió el.
Continuaron por un tiempo haciendo sonar sus cuerpos, ambos eran presos de la lujuria y los deseos carnales estaban doninantes en ellos, Asta tenía una mano en el trasero de Mimosa y la otra en su espalda haciendo que su cuerpo descienda para chocar sus pechos con los suyos.
- Asta-san... - dijo Mimosa poniendo sus manos en las mejillas del muchacho.
- Mimosa... - dijo él.
- Yo.. te... Te... - comenzó a decir ella.
- Me... ¿Que?
- Yo... Te... Ahhh... Te perdonaré por lo anterior si me das un beso... - dijo apegando su rostro al del muchacho.
Sus pechos reposaban en los pectorales de Asta y ambos labios de ellos deseaban placer, los largos cabellos anaranjados de la chica se acomodaron para cubrir los rostros de ambos formando un ambiente perfecto para el interactuar de sus bocas.
- Hazlo... Asta-san - decía ella.
- Ahhh... Mimosa...
La chica descendió aún mas su rostro haciendo que sus labios choquen entre sí, se besaron mientras sus caderas seguían en movimiento, el placer ofrecido en sus bocas fue suficiente para que ambos acabasen el coito.
- Aunque tengas condón... - puedo sentir lo caliente y abundante que estuvo... - dijo ella...
- Nunca pensé que dirías tales cosas... Dijo él.
- Diría todas las que quisieses - dijo sensualmente - para la proxima vez que lo hagamos probemos sin condón ¿Okey? De seguro es mas placentero...
- Esta bien... Ahh... Puedes bajarte de mí si quieres...
- No... Me gusta esta posición, siento que eres solo mío y de nadie más... - dijo ella.
Ambos se mantuvieron así y a los pocos minutos se despegaron, estaban cansados por el acto y la hermosa luz nocturna hizo que ambos se recostaran sin vestirse, solo cubriéndose por una manta mientras se proporcionaban calor mediante sus apegados cuerpos.
