Se hacía de mañana y los rayos de luz atravesaban la ventana para entrar y bañar de luz el cuarto de Mimosa, un lugar cuya noche anterior fue escenario de amor y pasión puro para los 2 jóvenes presentes.

El cenizo se despertó producto de el contacto de la luz con sus ojos, alzó su mano derecha para masajearlos y poder abrirlos, la manta encima de el solo lo cubría su cuerpo desde sus pies hasta su abdomen por lo que pudo ver como su pecho y brazos estaban desnudos.

El se sorprendió un poco pues solía dormir con su típico polo blanco sin mangas pero lo ignoró pensando que había olvidado ponerselo, estaba listo para levantarse cuando sintió un pequeño bulto en su brazo y hombro izquierdos lo que robó su atención.

Giró su cabeza y pudo ver el bello rostro de su amiga del Amanecer Dorado, vio sus anaranjados cabellos desordenados, sus brazos sujetos firmemente a su brazo izquierdo, sus lindos ojos cerrados, sus labios medio abiertos y lo que más le impactó que fue sus grandes pechos desnudos que cubrían cada uno un lado del brazo del cenizo.

Asta se ruborizó y sus ojos se abrieron mostrando su sorpesa, necesitaba safarse del apego de Mimosa por lo que movía su brazo delicadamente para extraerlo, mientras lo movía rozaba con la suave piel de sus manos y de sus senos lo que causaba un ligero cosquilleo en todo el cuerpo de Asta, el se acercó un poco a la chica para poder posicionarse y así librarse de una manera más fácil pero apenas lo hizo notó el agradable olor que ella desprendía, perfume aromático de rosas que cubría su cabello y su cuerpo.

El ojiverde se excitó, la mezcla entre lo que veía, olía y sentía fueron suficientes para generar un pequeño movimiento en la entrepierna de Asta, le sorprendió esto pues le indicaba que no traía boxers porque sino hubiera sentido un telar reteniendo su ligera erección, aún así para comprobarlo con su brazo derecho que se encontraba libre quitó las sábanas que lo cubrían a él y a su compañera, al hacerlo corroboró sus sospechas, estaba completamente desnudo y para sumar, Mimosa también, la escena completa era la de dos jóvenes tirados en la cama, el varón echado sin ninguna pose en especial y la chica echada de lado, sujeta al brazo de su amado y con su pierna izquierda encima de las piernas del cenizo.

Asta se quedó tiezo por un momento pero después pasó al relajo, no hizo forcejeo para liberar su brazo pues la sensación del momento se sentía... bien. El recordó que vivió esa misma escena en el puesto de comida de la chica con la que tuvo su primera aventura pero que tuvo que huir por la presión mental que sentía, esta era su segunda vez por lo que el ya tenía experiencia asi que no huiría, estaba dispuesto a disfrutar el momento por lo menos un poco más.

Volteó a ver de nuevo a Mimosa, ella era bella hasta dormida y el hecho de encontrarla como vino al mundo la hacía aun mas hermosa, él tragó saliva y acercó de apoco sus manos para masajear el pecho izquierdo de ella, al hacerlo pudo sentir lo suave y placentero que era masajearlo, Mimosa gimió un poco haciendo que Asta quite su mano de golpe porque no quería despertarla, ella de tranquilizó y al ver esto el cenizo decidió intentar otra vez.

Asta tenía la habilidad del Ki adquirido por su mentor Yami que le servía bastante en las misiones y peleas que tenía, asi que pudo sentir como una prescencia se acercaba por el pasillo fuera del cuarto de la pelinaranja, los pasos que esta generaba eran vada vez mas audibles lo que causó el miedo de Asta.

- ¡Maldición! Debe ser la sirvienta que casi entra anoche... - Dijo él.

No había tiempo para delicadezas por lo que de golpe libró su brazo del agarre de la pelinaranja, para su suerte esta mo se despertó.

Se levantó de la cama apresuradamente y agarró la manta para por lo menos cubrir el desnudo de la chica, mientras lo hacía vio el preservativo lleno de un liquido blanco que había usado a noche entre ellas, él ya estaba 99% seguro de que había tenido sexo pero al ver eso el porcentaje subió a 100%, lo ignoró por completo y tapó a Mimosa.

La ropa de ambos estaba esparcida por todo el cuarto, tanto la suya como la de la pelinaranja, el rápidamente juntó toda la ropa de Mimosa y la puso debajo de la manta que la cubría porque si la sirvienta entraba y veía tal escena pensaría lo peor y no quería eso.

Una hez hecho esto buscó toda su ropa, sus azules pantalones y camisa, su polo blanco sin mangas, su cinturón y su grimorio y sus negros zapatos.

Los pasos ya se escuchaban mas fuertes y era porque la sirvienta estaba a solo 5 de la puerta del cuarto, el cenizo rapidamente se puso su ropa interior y su pantalón, mientras de ponía sus zapatos vio como la cerradura de la puerta estaba siendo abierta asi que en la desesperación agarró su camisa, polo y cinturón, abrió la ventana y saltó por la esta ignorando que se encontraba a 2 pisos del suelo.

- ¿Mimosa-sama? ¿Esta despierta? Voy a entrar - dijo la sirvienta abriendo la puerta.

La pelinaranja comenzó a abrir los ojos producto del sonido del impacto que hizo Asta con el suelo y el llamado de su Maid.

- Mimosa-sama ya es hora de desper... - dijo la chica Maid hasta que alzó su rostro y vió como su ama estaba durmiendo sin ninguna prenda encima.

Ella cerró la puerta de inmediato.

- Mi-mi-Mimosa-sama, no sabía que le gustaba do-dormir de esa manera... - decía la chica entre tartamudeos.

- La-la espero en el comedor para desayunar ¿Si? Tómese su tiempo - dijo para irse.

La pelinaranja se levantó y se sentó aun bajo los efectos del sueño.

- ¿Dormir... Como? - dijo ella con los ojos entrecerrados.

Sintió la brisa del viento que provenía de la ventana abierta rozar por sus pechos lo que la hizo bajar su cabeza para ver como era que pasaba esto.

Sus ojos se abrieron de golpe y sus mejillas se enrojecieron al ver que nada cubría sus senos y su cuerpo en general pues tampoco sentía ropa en su abdomen o piernas.

- ¡¿QUE-QUE PASO AQUÍ?! - exclamaba avergonzada cubriéndose sus pechos y arqueando un poco la espalda.

- ¿¡PO-POR QUÉ ESTOY DESNUDA!? ¡¿COMO... YO... - decía ella con la voz temblorosa - Ayer... Ayer... Yo... - se decía ella haciendo memoria.

Giró un poco su cabeza en busca de un indicio y vio su ropa tirada debajo de las sábanas y un preservativo lleno alado de esta, de inmediato todo su rostro adquirió un color carmesí mientras recordaba su placentera noche anterior.

- Asta-san... Lo hize con..., Espera... ¿Dónde está Asta-san? - dijo nerviosa buscando al chico con el que tuvo sexo anoche.

Su sorpresa creció cuando vio la ventana abierta que se encontraba en su cuarto y rapidamente dedujo que éste había escapado por ahí.

- ¿Escapaste? ¿Escapaste después de la noche que te dí y después de robarme mi primera vez? ¡Por lo menos me hubieras vestido! ¡Ahhhhh Asta-saaan! - decía ella ligeramente enojada mientras se intentaba cubrir con la sábana que llevaba.

...

Asta había caído desde la altura de 2 pisos hasta el suelo lo que le causaría lesiones pero siendo él poseedor de un cuerpo bien trabajado esto problema no se le presentó, aún así sintió dolor.

- Ay ay ay ay ay ay... - dijo este levantándose de a poco.

Alzó su cabeza y pudo divisar una figura femenina bastante conocida, ella tenía los brazos cruzados, llevaba un vestido negro corto, su cabello era del mismo color y lo que la caracterizaba más que eran 2 cuernos de pequeño tamaño a cada lado de su cabeza.

También vió su rostro el cuál no era nada agradable pues sus ojos junto a sus cejas lo miraban fijo con desprecio y repugnancia, a esto Asta solo pudo dar una sonrisa de Idiota mientras cerraba sus ojos haciendo una expresión tonta.

- ¿Po-por que estoy sintiendo un Deja vú? - decía el cenizo entre tartamudeos.

- Eso debería decir yo. Maldito depravado - decía Nero sin quitar la mirada penetrante que tenía puesto sobre Asta.

- Y bueno... ¿Que se supone que estás haciendo aquí? - dijo el cenizo inclinando su cabeza y levantándose de a poco.

- No creo que un depravado sexual como tú tenga derecho a interrogarme - decía ella con su tono seco característico.

- Vaya... Pensé que mi nombre era "señor lujurioso"... ¿Ahora será "Animal depravado"?

- Ohhh no, tu nombre seguira siendo "señor lujurioso", "Animal depravado" lo usaré en situaciones como estas...

Asta se levantó y permanecía sentado en el pasto con la cabeza algo inclinada recibiendo todas las palabras crueles que recibía por parte de la chica.

- Solo mírate, semidesnudo, la apariencia perfecta para alguien que acaba de salir de una noche de aventura.

- N-no me gusta que digas eso...

- ¡Pero es que lo és! ¡¿Me vas a negar que saliste de la ventana tras haber tenido sexo con la chica de allí?! - exclamaba ella apuntando la ventana aún abierta del cuarto de Mimosa.

Asta solo se limitó a inclinar el rostro de vergüenza, tenía la opción de responder pero no quería alargar las cosas.

- No me lo niegas eh... - decía Nero aumentando su mirada de desprecio - Lo sabía, vístete, nos vamos - ordenó ella.

Asta se terminó de vestir poniéndose el polo y camisa y ajustando todo con su cinturón de cuero, hecho esto siguió a la pelinegra quien ya se encontraba un poco adelante.

Salieron del jardín trasero en el que se encontraban y partieron rumbo a la base.

Salieron de la capital caminando y tomaron el camino recto que cruzaba por un campo deshabitado con algunos árboles y rocas grandes.

Hasta ahora nadie hablaba pero eso lo cambiaría el ojiverde.

- ¿E-estás enojada?

- No. ¿Por qué piensas eso? - respondió ella con el tono de voz que usó para reprenderlo.

- Pues como me hablas...

- Ahh.. - suspiró - Simplemente no puedo creer que lo hicieras otra vez, pensé que esa vez seria la primera y la última pero ¡Sopresa! Te vuelvo a encontrar haciéndolo con otra.

- Si... Perdón... Supongo... De todos modos, aún no me dijiste como es que terminaste viniendo justo al lugar en el que me encontraba - interrogaba Asta.

Nero no respondió.

- No piensas decir...

- Fue Noelle - dijo ella en seco.

- ¿No-noelle? - dijo Asta sorpendido - ¿Co-como que noelle? - dijo ahora nervioso.

- Ella se preocupó por tí cuando saliste con tu amigo a la casa de la chica esa, por eso me pidió que te siguiese y averiguara que hacías - explicaba Nero.

- ¿A la casa de Mimosa?

- ¡Cállate! No me menciones ese nombre.

- ¿Tanto así? - pensó Asta - Entonces... Tu... ¿Eras la Maid "nueva" que nos interrumpió a noche?

- Interrumpió... ¿Mientras hacían que? - preguntó ella.

- Para por favor.

- Hum, bueno si, yo era la de anoche, necesitaba comprobar si estabas o no en ese lugar...

- Entiendo... Bueno... Quiero creer que no le dirás nada de lo que pasó realmente ¿Verdad? Hehe - decía él de manera juguetona intentando persuadirla.

- Lo haré.

- Que buen... - decía Asta cuando se dio cuenta de la respuesta negativa que recibió - ¿Espera...? ¡¿Lo harás?!

- ¿Por que no lo haría?

- La pregunta es ¡¿Por que lo harías?! No te afectaría en nada si distorcionas un poco la verdad y le dices que solo fuí a cenar.

- Aún así le diré lo que hiciste, además hablando de Noelle... ¿Lo hiciste mientras tenías la bandada puesta? - dijo ella volteando y mirando el objeto - Es asombroso como no sentiste ni la más mínima culpa al hacer esas cosas lascivas teniendo encima el regalo de otra chica.

- ¿Eh? - dijo tocándose la bandada - Vaya... - dijo Asta recordando el preciso momento en el cual su amiga más preciada le regalaba ese objeto, recordaba como ella combatió con la vergüenza que tenía en ese momento para entregárselo, él no sabía que provoca esa vergüenza pero aún así estaba orgulloso de ella por superarla.

- Vaya... Así que si sientes algo de culpa eh... - dijo ella volteando tras no recibir ninguna respuesta...

- No sé, no lo tengo muy en claro...

- Humm... Bueno, ¿Sabes? Me cansé, llévame - dijo Nero transformándose en un antipájaro y posándose en la cabeza de Asta.

Apenas posar encima pudo olfatear el olor que desprendía éste y de inmediato bajó transformándose en humana de nuevo.

- ¿Qué pasa? - dudaba el ojiverde.

- Tu... - diji ella cubriéndose la nariz con su palma y mirando con un poco de rareza a Asta.

- ¿Yo?

- Hueles a perfume femenino, o mejor dicho... A una chica... - dijo ella aún cubriéndose.

- ¿Y es tan malo?, Yo digo aue huelo bien.

- HAAA, Sígueme - dijo la pelinegra tomando a Asta de la oreja.

- Ay ay ay ay, espera ¿A dónde me llevas?

- ¡Cállate! No puedes ir a la base oliendo así, sabrán de inmediato las cosas que hiciste.

- ¿Y no lo hiban a saber de todos modos? Digo ¿Les hibas a contar o no?

- ¡Obviamente no! ¿Aunque sabes? ¡Pienso que debería hacerlo! - Sujetaba su oreja aún mas fuerte mientras lo jalaba.

...

- ¿Pero a dónde me...? Wahh - dijo Asta callendo al suelo pastoso.

- Aquí, haya hay un pequeño lago, nadie pasa por aquí ya que es muy de mañana asi que date un baño y quítate ese olor tan desagradable - dijo ella lanzando a Asta y volteando.

- Pero ya te dije que huelo bien... - decía este.

- ... Para mi hueles desagradable - dijo en un tono bajo - ¡Anda, bañate! - ordenó.

El cenizo se levantó y se dirigió al lago, una vez ahí se deshiso de sus prendas para meterse al dicho lugar y despegarse del olor adquirido del contacto de su piel con la de Mimosa.

Nero lo esperaba metro mas atrás sentada detrás de un árbol, aveces por su cabeza se le pasaba la idea de hechar un vistazo pero no cedía a ello.

Ella pensaba en el radical cambio que sufrió Asta, todo por esa salida con Finral que ya le daba mala espina en sí, sus sentimientos la vez anterior y esta solo se describían con una palabra, celos.

- Ya me bañé - dijo Asta quien regresaba después de unos minutos.

- Dejame olerte - dijo ella acercándose y oliendo el pecho del cenizo.

Asta se ruborizó un poco por tenerla tan cerca.

Nero se dio cuenta de su rubor y también se enorjeció al analizar la situación.

- Ni se te ocurra hacerme algo - dijo ella aún avergonzada.

- Quita esa inagen que tienes de mi porfavor - dijo el desilucionado.

- Cállate, bien, vámonos - dijo ella posándose en su cabeza como antiave y diriguiéndose junto al cenizo a su tan querida Base.