- Gracias por ayudarnos Asta-kun, Nero - expresaba el de castaños cabellos.
- No hay de qué - respondían ellos al unísono.
- Bien hecho idiotas, justo antes de la comida mas importante del día, ¿Verdad Charmy? - dijo Yami.
- ¡Por supuesto capitán! - dijo alegre y a la vez daba una olfateada al desayuno - Hummm, pero que delicioso esta quedando.
- Por lo visto desayunaremos dentro de poco, será mejor que llamen a to... - decía la pelirosa cuando por la entrada de la cocina veía como todos los miembros estaban ya despiertos y listos para comer.
- Ahhh, ¿Eh? ¿Cómo es que ustedes ya están despiertos? - decía Magna entre bostezos.
- Nos despertamos temprano para limpiar el desastre que dejamos anoche jeje - explicaba Finral.
Todos se sentaban de a uno en la mesa central para poder desayunar como todos los días, Asta y Nero hicieron lo mismo y tomaron asientos uno a lado del otro.
- ¿Eh? ¿Y la princesa? - interrogó Magna al percatarse que no estaba la chica arrogante de coletas.
- Seguro sigue durmiendo - agregó Yami - no es sorpresa que las personas de la realeza se despierten a la hora que se les da la gana.
- Ya veo, como siempre muy inteligente Yami-san - culminó el de anteojos.
- Claro eso era en su mansión, esta es mi Base y aquí todos se despiertan a la hora indicada, Asta, ve por ella - dijo poniendo sus ojos en el cenizo.
- Cla-claro Yami-san - dijo él parándose de inmediato para obedecer la orden.
- Pero Asta no podrá pasar la zona de mujeres ¿Verdad? - dijo Magna.
- ¿Eh? No hay problema, ella se encuentra en mi... KEH - se expresaba el cenizo cuando recibió un golpe en las costillas.
- Yo lo acompañaré - dijo Nero, la autora del golpe - conozco bien como desactivar la seguridad.
Ambos salieron de la sala, el de bandana por delante y la delgada chica por detrás, curiosamente el día de hoy Henry, encargado de el remodelo de la base había hecho adquirir un patrón bastante distinto haciendo que la distancia entre el comedor y los dormitorios sea algo larga.
- De nada - decía la pelinegra.
- ¿De... Qué? - respondía el cenizo.
- Si que eres muy descuidado, casi dices que Noelle estaba en tu cuarto, ¿Acaso te inaginas lo que hubiera sucedido después?
- Ahh tienes razón, se habría armado un gran malentendido jajaja, gracias Nero - dijo sonriente provocando un desvío de mirada de la chica.
- ¿Y bien? ¿Que harás? - preguntó - ella no durmió anoche por esperarte mientras tu hacias esas co...
- Hehe, ¿Sabes? Agradecería que no dijeras oraciones que me hagan sentir tan culpable por favor - dijo con una expresión divertida y cubriendo la boca de la pelinegra.
Ella se lo destapó.
- Solo quería ver si te sentías culpable, veo que si es así - afirmaba.
- Aveces eres... Algo aterradora - dijo lentamente.
- Lo sé, estoy orgullosa de eso.
- Vaya... Bueno, de todos modos espero que esté despierta - dijo llegando ya a la entrada del cuarto.
- No esperes nada - dijo ella mientras el cenizo abría la puerta y se disponía a entrar.
*Minutos antes*
Noelle por su parte ya había despertado, la costumbre de despertar a la hora impuesta por el capitán Yami ya era parte de su rutina, al levantarse tenía los ojos entrecerrados y pesados producto de que aún tenía algo de sueño, miró a ambos lados y se dio cuenta de que no era su habitación pero por el material de las paredes se percató de que aún estaba en la base.
- ¿Que? ¿Do-dónde estoy? - dijo levantándose y masajeando sus ojos con su mano derecha mientras se apoyaba con la izquierda.
- Ah, el desayuno, ojala no llegue tarde - ella se levantaba de la cama para abrir la puerta.
El cenizo y ella chocaron cabezas haciendo que sus cuerpos salgan expulsados a lados opuestos.
- Hay, hay, hay - chillaron ambos.
- Pero que... A-a... Ba-bakasta - dijo ella algo sorprendida.
- ¡Noelle! Que bueno que despertaste - dijo activo mientras se levantaba - ven, levantate - dijo extendiendo su mano.
La plateada se sonrojó mientras ocultaba algo su rostro pero de a poco extendió su mano para ser ayudada.
- ¿A que hora te levantaste? - preguntó el cenizo terminando de ayudarle.
- Ah, pu-pues recién, pero la verdad estoy algo confundida, este no es mi cuarto - dijo ella.
- Ah si, es el mío - indicó.
La peliplateada al escuchar eso sufrió de una aceleración en los latidos de su corazón mientras su cara se llenaba en rojo, había dormido en el cuarto del chico que tanto la atraía.
- Tranquila, no es lo que piensas - dijo Nero - Al llegar a la base te encontramos sentada en el sillón, estabas desconcertada y al parecer dormida.
Asta se incomodó un poco al escuchar como ella tocaba tema.
- Ayer... Yo... ¡Ah! - recordó todo la de coletas - A-asta... - dijo ella al cenizo.
- ¿S-si? - respondió aparentando relajación cuando dentro de el temía por si empezaba otro interrogatorio.
- ¿Do-donde fuiste anoche? O mas bien... ¿Qué hora volviste? - preguntó con un tono de voz delicado.
- Yo... Regresé en la madrugada - respondió este.
- ¿Eh? - dijo Noelle asombrada.
- Se quedó dormido camino a casa, al parecer su amigo solo le ayudó con el viaje de ida - agregó Nero.
- Ya-ya veo... - dijo sonrojada - pensé que se había quedado a dormir con mi prima pero por suerte no fue así - pensó ella.
Los 3 caminaban a paso ligero por el pasillo para poder llegar al comedor.
- ¿Que hiciste ahí? - seguía preguntando Noelle.
- Ah, Mimosa me regaló una deliciosa cena.
- Deliciosa eh... - dijo algo celosa pues sus habilidades culinarias no eran de igual de buenad que las de su prima.
- Muy deliciosa - dijo Nero metiendo leña al fuego - yo creo que quedó muy satisfecho ¿Verdad Asta? - dijo apegándose al cenizo como si lo quisiera poner en aprietos.
- Ha-hai, si lo fué - dijo evadiendo la presión.
- Ahh, siento que ustedes me ocultan algo - expresó la plateada.
Llegaron al comedor y todos voltearon a verlos, los invitaron a unirse sin más.
- Siéntate Noelle - decía Vanessa indicando un lugar en la mesa.
La de coletas obedeció y se sentó sin esperarse el hecho de que justo a lado de ella se sentó el cenizo.
Ella se sonrojó pero intentó disimuarlo, su expresión era tierna a vista de los demás pero como siempre no le tomaron mucha importancia, excepto algunos cuantos.
- Que lindos se ven - dijo Vanessa a Finral.
- Su-supongo ¿No? - respondió este.
- Claro que si, ¿Sabes? Me debes ayudar a que ellos tengan un momento juntos.
- ¿Eh? ¿Por qué quisieras hacer eso?
- Noelle quiere a Asta pero ella es muy poco honesta con esas cosas y Asta es muy tonto para comprender las indirectas que ella se esmera en mandarle.
- ¿Nada se te escapa eh? - dijo levantando las cejas - podemos hablar al rato de eso - dijo llevandose un pan a la boca.
...
- Ese... Era mi asiento - pensaba Nero que estaba parada detrás de Noelle - Ahhh... Esto no debería molestarme, cualquiera puede sentarse donde quiera - dijo dirigiéndose a otro lugar.
Ya llegaban las 8:30 am y como siempre todos terminaban de desayunar y se dirigían a hacer dus quehaceres.
Algunos tenian misiones, otros viajaban a algunos pueblos o distritos del Reino y otros simplemente se quedaban en la Base a descansar.
- 145, 146, 147 - entrenaba el ojiverde.
Él era observado, cada plancha era visualizado por una chica de coletas que se encontraba en la sala de la base cerca a una ventana.
- Pasas mucho tiempo mirando a Asta - decía una voz apagada cerca al rostro de Noelle.
- ¡Ne-nero! ¡¿Cu-cuánto tiempo llevas ahí?! - exclamó.
- No mucho, serán unos... 20 segundos - dijo fríamente.
- ¡E-eso es mucho tiempo! - se sobresaltó mientras estaba sonrojada.
- Hey dime... ¿Te gusta? - preguntó de frente.
- ¡¿Gu-gu-gustarme?! Espera... ¿Gustarme que?
- Ya sabes, ese chico idiota y musculoso - dijo ella.
Eso fue suficiente para que el rojo de las mejillas de Noelle se incrementaran aún más.
- ¡Yo-yo-yo...! ¡Po-por supuesto que no! - afirmaba ella claramente dando a conocer que mentía.
- Ya veo... - dijo la pelinegra.
- ¿Como me puede gustar un plebeyo, tonto, idiota... Musculoso... Sin magia... - decía ella perdiendose en sus pensamientos.
- Eres muy poco honesta... - pensaba Nero - Es obvio que ese idiota te gusta, ese idiota musculoso lujurioso indecente y lascivo... Pero que de alguna forma es... Atrayente.
