El anti-pájaro despegaba de la fría rama de un árbol, lugar en el cual había pasado toda la noche. Batía sus alas para elevarse y aterrizar en la ventana abierta de un cuarto, observaba de un lado para otro para ver si el chico cenizo dueño de tal se encontraba, afortunadamente para ella él no estaba ahí, era normal, después de todo la rutina de Asta comenzaba a altas horas de la madrugada.

Nero se aseguraba de despertar temprano para integrarse a la base y hacer como si siguiera durmiendo en ella, no quería generar las sospechas de los demás pues eso llevaría a un mar de preguntas en el cual desembocaría en ella contándolo todo. En estos 2 días no quiso toparse con Asta, se sentiría muy incómoda y molesta el solo tener su prescencia frente a si.

Parte de ella autocuestionaba su actuar, parecía la actitud de una niña pequeña la cuál había sido despojada de un dulce o juguete, no, más bien la de una quien no soportaba ver a alguien recibir lo que para ella era solo suyo. Sea como sea la parte madura y razonable de ella lo calificaba como una actitud tóxica que no llevaría a nada bueno.

-Después de todo, él y yo no somos nada, no sé porqué me pongo así -adoptaba su forma humana mientras salía del cuarto que compartía con el cenizo.

En estos 2 días no pudo quitarse la imagen que se adueñó de su cabeza la vez que abrió al baúl. Era extraño, Nero ya sabía que el chico de bandana hacía esa clase de cosas, incluso ella se encontraba cerca de la escena las 2 veces anteriores y en cada una de ellas sintió incomodidad y molestia pero, esa era diferente, esa vez sus ojos pudieron ver la escena cosa distinta a las anteriores. Sumándole la seguridad que tenía después de que Asta le dijera que no haría cosas extrañas con Noelle hicieron que la descepción le diera como bala de cañón.

-Él y yo... No somos... Nada -se repetía en su mente avanzando por el pasillo de la basa mientras apretaba sus puños.

-Aún así... Pudo haberse esforzado para por lo menos ser algo considerado... Conmigo... -la voz en su cabeza se apagaba mientras decía tal oración.

Sus ojos se aclaraban y adquirían nuevamente el color rojo opaco que la caracterizaba, su pequeña y simple reflexión de alguna u otra manera la hizo sentir mejor y dejar ese recuerdo molesto atrás.

Ella seguía avanzando por el ancho pasillo de la base oyendo algunos ronquidos provenientes de los cuartos de algunos miembros, su meta era bajar a la sala del edificio y esperar que todos despierten para ver que le esperaba este día, una misión o algo parecido estaría bien para ella. Estaba a punto de doblar una esquina cuando impactó con alguien que al parecer subía, chocó su cabeza con la suya y ambos retrocedieron unos cuantos pasos sobándose la frente para apaciguar el dolor. La pelinegra de cuernitos abría uno de sus rojizos ojos solo para ver que la persona en frente no era nadie más que el chico de bandana, ojos verdes y sonrisa contagiosa con el cual compartía habitación en la base.

Terminó de frotarse la frente y dió mediavuelta para retirarse, verlo le hacía recordar la vez que lo atrapó en el baúl y hacía que esos sentires negativos regresaran, por ende el rechazo que sentía hacia Asta también lo hacía.

«¡Espera!» el ojiverde la sujetaba de la muñeca antes de que ella pudiera partir, Asta tenía que arreglar las cosas entre ellos, sentía que debía hacerlo, por su bien, por el bien de ella y por el bien de su relación. Nero jaloneaba con poca fuerza esperando a que el chico entendiera que quería safarse, pero Asta en cambio la sujetaba aún con mas seguridad.

-Suéltame -dijo ella con su típico tono de voz.

-No, no lo haré, necesito hablar contigo -si algo caracterizaba a Asta era la convicción en su hablar, él no la dejaba ir.

-Que me sueltes -redundaba ella.

-Que no lo haré, no hasta que hablemos -se notaba más seguridad en su voz.

«Ahhh» suspiraba silenciosamente la chica bajita, sabía que era cierto, él no la dejaría ir por mas drama que hiciese. Se mantuvo callada un momento mientras pensaba sobre la situación, «¿Quizá sea el momento de aclarar todo?», «¿Debería acceder para así volver todo a la normalidad?» eran las preguntas que se cruzaban por su cabeza, en eso ideó una interrogante cuya respuesta cambiaría sus emociones para bien, o en el peor de los casos para mal.

-Asta... -ella dejaba de forzar su liberación y con una voz estable decía esas palabras -tu... ¿Que sientes por mí? -culminaba con la pregunta esperando una respuesta.

-Yo... -comenzaba el cenizo, su sinceridad actuó por él -¡Yo te quiero Nero! -dijo a gran voz sin temor de despertar a los demás.

El corazón de la bajita de vestido de pieza latía cada vez mas rápido, su pecho se sentía cálido, no recordaba cuando fue la última vez que se sintió así después de volver a su forma humana luego de haber estado 500 años convertida en anti-pájaro. Sus labios arqueron lentamente llegando a formar una pequeña sonrisa que solo ella llegó a notar, sus ojos rojo opacos brillaron por un instante después de escuchar esas palabras.

-¡Eres una amiga muy preciada para mí! -el cenizo cerraba su respuesta.

No fue en el instante, pero de a poco esa leve sonrisa fue desapareciendo, «Era de esperarse de ese idiota», pensó algo descepcionada pero a fin de cuentas tranquila y conforme con la respuesta. Dejó de hacer fuerza en su muñeca y volteó a verlo, conectó sus ojos con los de él, se sintió bien volver a ver al chico al cual apreciaba mucho.

-¿De que quieres hablar? -dijo ella.

-Yo... Sobre... Sobre... -se avergonzaba de decirlo, no lo había superado.

-¿Sobre? -ella lo presionaba.

-So-sobre aquella vez... Hace 2 días... -dijo él -la vez que nos encontraste a Noelle y a mí hacien... -fue interrumpido.

-Entiendo -cortó la respuesta de Asta -No tenías que ser tan específico idiota -pensaba ella.

-Bi-bien yo... -el cenizo comenzaba con la charla.

-No te preocupes, eso ya pasó, no debes explicar de nada -dijo ella desviando la mirada.

-No, no me sentiré bien si no lo hablamos mejor, así que...

-Ahhh... -suspiraba ella -está bien, después de todo no dejarás de insistir si me niego -giraba su cabeza para ver la habitación de ambos -pero hagámoslo en otro lugar, aquí molestaremos a los demás -dijo señalando la puerta del cuarto.

-Si, está bien -asintió y con la hermosa pelinegra se dirigieron a su habitación para tener una charla cuyo objetivo sea arreglar las cosas entre ambos.

El sol cada vez de hacía notar más, el canto de las aves resonaba en el ambiente boscoso en el que se encontraba la base haciendo que los miembros de la orden despertasen. En una ventana se podía ver la silueta de una chica de cabello corto sentada en cama y frente a él un chico del mismo tamaño, Asta comenzaba a hablar mientras Nero se limitaba a escuchar todo lo que decía.

La integrante más pequeña fue la primera en despertar sin contar a Asta y Nero obviamente, ella tenía a su cargo la alimentación de todos los miembros de la base así que desde tempranas horas abría su grimorio para invocar sus corderos cocineros.

Cuando ya estaba por terminar los demás bajaban, el grupo de particulares individuos, entre ellos una alcohólica, un mujeriego, un incestuoso y demás se sentaban en la mesa para degustar la primera comida del día.

-Que raro, Asta-kun siempre es de los primeros en estar aquí -decía Finral con un tono bajo.

-Seguro esta... ¿Entrenando?, Ya sabes como es él -decía alegre la pelirosa intentando cortar la conversación.

-Si, seguro que si -dijo él resignándose y procediendo a comer como todos los demás.

-Por cierto Finral -Vanessa lo miró, el chico hizo igual -después de esto quiero hablar contigo sobre algo.

El castaño con puntas verdes asintió, normalmente creería que era una cita, es lo primero que se le venía a la mente cuando una chica pedía tiempo con él, pero esta vez pensó diferente pues ya se imaginaba el tema de la charla. Sospechaba de la vez que Asta fue a comprar por su cuenta, la vez que llegó a tempranas horas a la base y minusiosamente se había dado cuenta de la distancia entre él y Nero estos últimos días, todo apuntaba a «eso», no lo quería creer pero, como senpai debía asumir la responsabilidad.

Los demás comían con el respectivo bullicio que los caracterizaba, Magna y Luck se provocaban entre sí, Gauche idolatraba a su hermana, Gray y Gordon intentaban apegarse a él pues no les gustaba estar excluidos y así. Nadie tomaría importancia en lo que decían una alcohólica y un mujeriego después de todo.

Por las gradas bajaban 2 personas, una a lado de la otra, «Oh, ¡Asta, Nero!», exclamaba Vanessa al verlos acercarse para desayunar.

-Hola Vanessa-nesan -saludaba el chico mientras levantaba una mano.

-Hola -decía la pelinegra con su tono de voz estándar.

Ambos se acercaban para desayunar mientras los demás también los saludaban, la pelirosa se sorprendió al verlos como siempre y no con esa distancia que tenían estos últimos 2 días, «Así que lo arreglaste eh Asta» pensaba alegre notándose en su rostro una sonrisa.

Ellos procedieron a sentarse mientras los corderos cocineros de Charmy servían 2 platos extras. Ambos comían, el cenizo como siempre exagerando los bocados y atorándose en ciertas ocaciones y la chica lentamente sin hacer ruido, pero había algo más, el semblante de Nero se notaba un tanto diferente, más vivo, más atento, más... Alegre.

-Oigan, ¿Y perr..?, Digo, ¿Y el capitán Yami? -comentaba Magna viendo que el jefe de escuadrón aún no bajaba.

-¿Me buscaban? -una voz gruesa provenía de las gradas, todos voltearon a ver.

-¡Capitán Yami! -miraban fijos al hombre robusto de piel morena que se encontraba parado allí -Y... -descendían sus miradas para ver a una chica peliplateada de coletas y ropas blancas a lado del capitán -¡No-Noelle!

Todos se paraban para acercarse presurosos al lugar de su compañera, Vanessa se abalanzó sobre ella y detrás todas las chicas, «¡Mejoraste! ¡Se te extrañaba en la base!» exclamaba la pelirosa mientras con ambos brazos encarcelaba a la Silva, «S-si... Ya estoy mejor» respondía ella con un poco de asfixia. Seguían Grey y Charmy para abrazarla, cada una lo hacía a su modo mientras que los chicos solo soltaban palabras de bienvenida hacia ella.

-Fui a ver si estaba mejor y resulta que sí, es más, ya estaba saliendo de su habitación -comentó Yami.

-Ara, después de todo si es un buen capitán -respondía Vanessa con un tono atrevido.

-¿Eh? ¿Lo dudabas? -dijo él.

-Claro que no capitán jaja pero... ¿Cómo le hizo para pasar por la zona de trampas que tiene el sector del dormitorio de mujeres? -preguntaba nuevamente.

-Le pedí a Henry que lo desactivase, después de todo soy el capitán -cerraba sus ojos para sonar mas genial.

-Ehhhh... Bueno, que más da, hay que celebrar que Noelle mejoró -la pelirosa nuevamente apachurraba a la de coletas.

-Va-vanessa... -decía Noelle -jeje oye... Ya puedes soltarme.

-¡La comida se va a enfriar! -exclamó Charmy -vuelvan a comer ya -ordenó ella.

Todos obedecieron, nadie quería sufrir las consecuencias de una furiosa Charmy tras de ellos, incluso el capitán se sentó en su silla para posteriormente desayunar.

-Nos alegra que hayas mejorado mocosa, durante la misión todos estaban muy preocupados por tu estado -Yami hablaba mientras partía un trozo de pan.

-¿Enserio?, Pu-pues... Gracias a todos chicos -bajaba su rostro para ocultar su vergüenza -también a usted capitán, gracias.

-Claro, pero si tienes que agradecer a alguien es a Asta, el te cuidó mientras nosotros andábamos fuera -relataba Yami a Noelle.

-¡Oh, es cierto!, Jaja quién diría que el idiota de mi Kohai pudiera con un deber como ese -Magna daba palmadas algo fuertes en la espalda del cenizo.

La plateada levantaba la cabeza para mirar al cenizo, se ruborizó al pensar que Asta estuvo con ella por ese largo periodo de tiempo, de que la vió dormir o de que la atendió. Debía darle las gracias, es lo que cualquiera haría pero, la vergüenza no le permitiría por eso, se ocultó bajo la actitud altanera que tanto le caracterizaba.

-Hump, deberías sentirte afortunado de cuidar a alguien de la realeza -cerraba ambos ojos y con un movimiento de muñeca echaba una de sus colas atrás -de todos modos... Muchas gracias... Bakasta -se sinceraba a fin de cuentas.

Todos se rieron por la poca honestidad al comienzo del agradecimiento de Noelle hacia el cenizo y se contentaban por la sinceridad del final.

-Igualmente Asta, muchas gracias por cuidar a un miembro de la base, eso requiere mucho esfuerzo -decía Finral con una sonrisa, él también quería agradecer el actuar correcto del chico de bandana.

Todos se sumaron a la ola de agradecimientos, la de coletas miraba avergonzada como todos se avalanceaban sobre el chico que la cuidó mientras llevaba el vaso con su desayuno a su boca.
Nero permanecía indiferente viendo la situación mientras seguía ingiriendo sus alimentos, la pelirosa la veía y la entendía, ella pensaba que aún tenía un conflicto dentro sí lo que le impedía agradecer a Asta.

Finral por otra parte aún creyendo que existía una distancia entre Asta y Nero, quizo contribuir en su reconciliación. «Nero, ¿Por qué no también le das las gracias a Asta?» dijo sonriente a la pelinegra sentada.

-¿Pero que haces idiota? -pensó la pelirosa mientras tiraba una mirada amenazante al de cabellos cafés, este no se daba cuenta.

-N-no te preocupes Finral-senpai hehe, no es necesario -Asta intentaba calmar a Finral para que no provoque a la chica de cuernitos.

-¿Eh? Bueno, solo dig... -decía este pero fue interrumpido.

-Si, esta bien, tienes razón -dijo Nero con su tono característico -muchas gracias por cuidar a Noelle, Asta.

-Hehe, claro claro, no hay de qu... -respondía el cenizo.

-Se ve que la cuidaste muy bien eh -insinuaba ella.

El nerviosismo entraba en el cenizo temeroso de que esa «broma» de Nero fuera más allá.

-S-si... L-lo hice... -Asta hablaba forzando una voz estable.

-Se ve que lo disfrutaste, y mucho eh -seguía ella con esas palabras que contenían segundas intenciones.

-Hehehe... -reía Asta idiotamente.

Vanessa miraba a ambos mostrando una sonrisa pero por dentro estaba más inestable que la economía Argentina ahre, tenía un poco de miedo de que Nero ataque contando todo lo que pasó aquella vez, si lo hacía, se generaría un problema que no se solucionaría en un solo día. La chica de plateados cabellos y coletas miraba como las palabras de la chica de cuernitos afectaba de alguna manera a Asta, se sentía celosa pues parecían haberse vuelto más cercanos.

-¿Asta te cuidó bien Noelle? -Nero volteaba a verla.

-Ah, si, si lo hizo -respondió sinceramente mientras rebuscaba en sus recuerdos -me tapó, me dió de beber agua, me untó en la frente un trapo húmedo y...

-¿Y? -la pelinegra abría un poco sus ojos esperando la respuesta de la plateada.

-Que extraño... No lo recuerdo, creo que me quedé dormida jeje -terminaba ella.

-Hummm ya veo -apoyaba sus codos sobre una mesa y reposaba su cabeza en sus manos, dirigía su mirada inexpresiva hacia Asta viendo en él una sonrisa tonta.

«Que cosas...» suspiraba Vanessa, su pequeño miedo se había esfumado y ya podía seguir desayunando en paz. Los demás simplemente veían y algunos reían ignorantes de las segundas intenciones que tenía la pequeña chica de cuernitos con esas preguntas.

Asta seguía con la sonrisa de tonto adquirida en el instante, se sintió incómodo durante pero al finalizar se alegró pues ese humor tan osado y atrevido de Nero formaban parte de su buen humor o humor estándar.

-Bueno, gracias por la comida -se paraba Nero para retirarse.

-Espera -dijo el capitán impidiendo su retiro -tengo algo que anunciar.

Noelle, Nero y Asta tomaron atención mientras que los demás seguían con lo suyo pues eran conocedores de la noticia que daría el capitán.

-Mañana a primera hora saldremos hacia la ciudad de Raque, el Rey Mago nos dió un día libre para toda la orden luego de cumplir exitosamente la misión grupal, así que, tienen todo el resto del día para prepararse -se dirigía a sus subordinados mientras ellos seguían sentados en la mesa.

[...]

Mientras tanto en la Capital Real del Reino, entre las anchas calles llenas de puestos de vegetales o productos textiles, entre los callejones oscuros y profundos que se formanan entre casas o estructuras se hacía presente una gran concentración de Maná.

Un pequeño espacio se moldeaba creando un plano circular de magia espacial, el interior temblaba y de ella se podía ver salir una silueta de una mujer jóven de estatura mediana.

-Recuerda lo que debes hacer -decía una voz serena al otro lado del portal mientras este se cerraba.

-Lo sé lo sé -daba mediavuelta ella y avanzaba.

Al estar en callejón ella sola, se escuchaba el sonido de sus pasos al chocar la suela de sus botas con el piso de piedra. Ella avanzaba con el afán de salir de ese lugar oscuro.

-¿Qué época crees que sea eh? -preguntaba ella.

-Tu hermano dijo que te enviarí meses antes de que ellos partieran al corazón -una voz algo gruesa le respondía.

-Pero Zenon es Zenon, ¿Y si se ha equivocado? -se quejaba ella con una sonrisa.

-Deberías confiar más en él, de todos modos, ¿Aún recuerdas a lo que viniste? -la voz en ella hablaba.

-Claro que sí, no soy idiota -respondía algo molesta -encontrar a ese chico de la antimagia y encargarme de él, así Dante-nii saldrá del coma en el que quedó -respondió.

-Que bueno que lo recuerdes Vanica.