-Les dije que podía venir solo -se expresaba el chico Toro Negro con un pequeño tono de incomodidad.

-Hump, conociéndote te perderías apenas llegar a la ciudad, además, yo conozco las mejores tiendas de ropa de la Capital, deberías estar agradecido -la tsundere respondía con su característico tono mientras una de sus coletas era tirada hacia atrás.

-Pero solo vine a comprarme unos shorts, no necesito ir a una gran tienda de ropa.

-¡P-pero que egoísta que eres Asta! ¡¿No ves que yo también quiero comprar un traje de baño para mí?! -decía Noelle con su voz interior -No puedes ir por ahí vistiendo lo que sea, iremos a una tienda de ropa -dijo con convicción.

-Ahh, bueno, creo que no tengo ningún problema -se resignaba -y tu... -levantaba la mirada para ver el pequeño bulto emplumado que posaba en sus cabellos.

-Yo siempre voy contigo a todas partes, no sé a que te refieres -dijo serenamente el anti-pájaro.

-Ahhh -suspiraba -entiendo...

[...]

Después del anuncio dado por el líder de los Toros Negros, la mayoría continuó con sus quehaceres diarios, no era sorpresa para ellos pues esa misma noticia ya había sido dada durante la misión a la que gran parte había ido. A Noelle por otra parte si que le tomó por sorpresa, por eso toda la mañana restante no pudo sacar de su cabeza el como iría vestida, tenía algunas prendas con las que podía ir pero ella quería otra cosa. Deseaba verse lo más atractiva posible para el chico que la atraía.

Entre vueltas y vueltas fue a consultar con Vanessa, la más experimentada en estos temas, completo error, ella le sugirió ir con prendas bastante reveladoras para su gusto y con las cuales moriría de vergüenza si era vista por el chico de bandana negra.

Salió a caminar por las afueras de la base para que nadie preguntase en que estaba pensando. Ella deseaba ir a la capital o a la zona noble para comprar un conjunto nuevo y llamativo pero le daba vergüenza ir sola. Vanessa, quien hace poco estaba cuerda, ahora se encontraba tendida en el sofá producto de su exageración con el alcohol, Grey al parecer tenía sus propios asuntos y Charmy... Era Charmy. Ir con un hombre no era opción. Solo le quedaba preguntarle a la chica bajita de cabello negro pero ella en ningún momento se despegaba del cenizo. «Ahhh, supongo que me las arreglaré con lo que tenga» la plateada desilucionada estaba por entrar nuevamente a la base y resbuscar entre su armario.

Ya a un metro de los portones vió como violentamente la entrada era abierta y por ella salía disparada Asta, al parecer escapaba de algo «¿Qué hace ese tonto?» se preguntaba Noelle.

-Oye Bakasta, ¿Qué haces? -preguntó ella queriendo saciar su curiosidad.

-¡No-Noelle! -frenó él para trotar en el lugar -yo... Bueno... -no pudo terminar pues detrás de él una chica de ropas negras se avalanceó haciéndolo caer.

-¿Dónde crees que hibas eh señor luju...? -antes de termimar su pregunta, Nero levantó la mirada para encontrarse a Noelle quien tenía rubor en sus mejillas y una mirada puesta en ellos pero a la vez perdida.

-¡¿Qu-que hacen ellos 2 en esa posición?!, ¡¿Desde cuándo su confianza aumentó tanto para permitirse juguetear por la base?! -eran los pensamientos de la de coletas en ese momento.

Nero se levantó lentamente sujetando el mantón del cenizo para que este se pusiera de pie también.

-Ayayayay -Asta limpiaba el polvo de su ropa y sobaba algunas partes de su cuerpo -no tienes que ser tan ruda -volteó para dirigirse a la chica de rojizos ojos.

-Perdón -dijo ella en seco.

-A-a-a-a -Noelle sacudía su cabeza para volver a la realidad -¿Que haces? -volvió a preguntar al cenizo.

-¿Yo? Bueno, tenía planeado ir a la capital para comprar algo para ir vestido a la playa y pues...

-¡Voy contigo! -interrumpió la Silva.

-¿Eh? -Asta intentaba procesar lo dicho.

-Yo también iré -Nero se sumó.

-¿Eh? -nuevamente el cerebro del cenizo intentaba procesar la información.

[...]

Ya inmersos en el centro de la Capital, Asta miraba a varios lados, nunca había ido a comprar ropa en su vida así que estaba más que perdido. La chica de coletas a su lado lo miraba y sonreía, «Te dije que me necesitabas», dijo con una expresión de satisfacción en su rostro.

-Tenías razón Noelle -dijo Asta -¿Cuál tienda vende ropas de baño? -preguntó a la albina.

-Bueno... -Noelle seguía con su expresión de sabelotodo -¡¿Wahh, dónde venden esa clase de ropas!?, Cuando vivía en mi casa siempre las empleadas se encargaban de eso, a lo mucho llegué a saber la zona pero no exactamente el lugar... -poco a poco se inestabilizaba.

-Am... ¿Noelle? -Asta miraba a la chica, le causaba curiosidad pues a esta le temblaban los labios y las cejas.

-Yo... ¡Ya vengo! -dijo esto e inmediatamente echó a correr rumbo a la calle en la que abundaban tiendas de ropa.

-¿Dónde crees que habrá ido? -preguntaba Asta mientras veía a la plateada dejar polvo en su carrera.

-Ni idea, a lo mejor tenía cosas importantes que hacer -dijo serenamente el anti-pájaro en su cabeza.

-Ya veo... -respondió -creo que en eso buscaré una tienda de esas que venden los trajes de baño.

-Claro.

El cenizo caminaba por las calles de la zona buscando un lugar donde vendieran lo que él buscaba, planeaba comprarlo apenas lo viese y regresar a la base para seguir entrenando. A sus alrededores habían puestos y tiendas de todo tipo, menos en las que él estaba interesando.

-¿Por qué no cortas unos de tus pantalones? Tienes muchos iguales ¿Me equivoco? -sugirió el antiave encima de él.

-No lo haré, cada uno de ellos es muy importante -dijo levantando sus ojos para intentar mirar al anti-pájaro.

-Esta bien.

Asta seguía caminando con Nero posada en su cabeza, a ella le encantaba ese lugar, el mechón de pelo que se formaba en los cabellos del cenizo le eran perfectos para descansar y observar todo a una altura considerable, después de todo, ella medía igual que él.

Andaba tranquila cuando de la nada sintió un pequeño escalofrío, una prescencia que de a poco se acercaba a ellostan rápido como pudiese, volteó y con sus ojos penetrantes de anti-pájaro divisó la figura femenina que se acercaba por detrás, rápidamente decidió esconderse dentro de las ropas de Asta para pasar desapercibida una vez ella llegase.

-¿Ne-nero? ¿Que haces? -dijo Asta cuando el antiave se acomodaba para entrar apresuradamente entre su túnica.

Ella no respondió, simplemente se quedó dentro de él, el cenizo seguía avanzando mirando hacia todos lados en busca de su objetivo cuando sintió un ki conocido detras suyo. No le dió tiempo a ver de qué se trataba cuando una mano posó en su hombro izquierdo.

Asta vio de reojo las blancas manos de la persona que estaba tras él y mientras se afanaba por voltear sintió como el tiempo corría más lento, no sabía si era por el nerviosismo dentro suyo de toparse con quien creía él que era o simplemente por el instinto que tenía toda persona de ser sorprendido por detrás.

De todas maneras terminó de voltear y vió a la chica de anaranjados cabellos, cerquillo elevado, ropas nobles y manto de orden que yacía parada tras suyo. Su mirada no era la tierna de siempre sino que esta vez tenía los ceños levemente fruncidos y sus ojos perla plantados en la mirada de Asta.

-Mi-Mimosa... -dijo el chico lentamente mientras terminaba de voltear el cuerpo entero.

-Hola, Asta-san -ella retiraba la mano del hombro del chico.

Su mirada no cambiaba, tenía el rostro inclinado y los labios ondulados como si estuviera conteniendo su habla, sus mejillas también de tonaron de un color rojizo de a poco mientras miraba al chico frente a él. Estaba avergonzada pero a la vez decidida a afrontarlo.

-Eto... Mimosa... Que... ¿Que haces por aquí? -dijo él.

-Antes de eso... ¿No tienes nada que decirme? -dijo ella con el tono algo molesto.

-Eh... ¿A-algo? -Asta tenía alguna idea a que se refería pero prefería pasarlo por alto, quizá de ese modo Mimosa también lo dejaría pasar.

-¡No te hagas el tonto por favor! -cerró ambos ojos y presionó sus manos para tener mas confianza al hablar -¡Sabes muy bien a que me refiero!

Asta se sobresalto al escuchar eso, sin duda ella venía con todo. Las personas alrededor fijaron su atención a la pareja de chicos, «Vaya, ¿Una pelea de pareja?», «El chico debe hacer algo para no perder a esa hermosura», decían entre murmullos.

El cenizo dándose cuenta de la situación instintivamente posó rodillas al suelo e hizo una pose de reverencia.

-¡Perdóname por favor! -fueron las palabras que salieron de su boca.

Más personas les prestaron atención, esta clase de sucesos eran muy llamativos para la mayoría de ellas. Mimosa se dió cuenta y se avergonzó de ser el centro de atención junto a Asta, por esa razón tomó su mano, lo levantó y se lo llevó corriendo a una plaza cerca de ahí.

-Ahh... Ahh... -suspiraba la miembro de Amanecer Dorado algo cansada por correr -que incómodo momento.

-Emmm... -el cenizo no parecía estar cansado -bueno... Siguiendo con eso...

-Unas palabras no bastarán para que te perdone Asta-san -la pelinaranja cerraba sus ojos y seguía con el tono molesto.

-Ammm... Enserio esa vez n-no se que pasó...

-¡Me dejaste botada!, ¡Me hiciste quedar mal frente a una de mis sirvientas!, Como hombre te correspondía acompañarme hasta el final... ¡Pero te fuiste! -sus mejillas se enrojecían mientras acusaba al cenizo.

Asta recordaba todo lo sucedido, como despertó y entró en pánico lo que le llevó a escapar dejando a la pelinaranja a su suerte, no podía responder las acusaciones pues sabía que eran ciertas, «te prometo que no volverá a pasar», fue lo que dijo para apaciguar la ira de Mimosa.

-Cielos... -Mimosa lo escuchaba y ponía una mano en su frente -se que lo dices enserio Asta-san pero aún así... -ella también recordaba todo lo sucedido aquella noche -dijiste... ¿Dijiste que no volvería a pasar verdad? -ella habría sus húmedos ojos de a poco.

-S-si... Eso dije... -respondió Asta.

-Entonces pruébalo -dijo ella directamente.

-¿Eh? ¿A que te refieres?

-Sabes a lo que me refiero... Cielos... -un puchero se formaba entre sus labios mientras su corazón latía de a más conciente de la propuesta.

Demoró, pero el cerebro de Asta terminó de procesar lo dicho por la chica, sus mejillas se volvieron a enrojecer mientras imaginaba lo que pasaría si aceptaba dicha propuesta, su corazón latía más y levantaba la mirada para ver que la chica no era muy diferente a él, sus ojos desviados se adornaban con las hermosas pestañas largas y la humedad en ellos los hacía radiantes.

-¿Y-y bien? -decía Mimosa con un sonido casi inaudible.

-Si es para que confíes en mí, lo haré -dijo con convicción el de cenizos cabellos ignorado lo que tendría que hacer pues sentía que debía arreglar las cosas con su amiga lo más antes posible, si decía que no, esa incomodidad cada que se encontrasen permanecería.

Una sonrisa camuflada se desprendió del rostro de ella, con sus suaves manos tomó las del chico y se levantó para guiarlo.

-¿A dónde vamos? -preguntó Asta.

-Vamos a... a... -se enrojecía, luego te lo digo -seguía avanzando.

Asta estaba confundido y en eso un cosquilleo en su pecho se movió hasta su espalda, ascendía y salía por el cuello de su camisa azul el ave de colores rojos y azules transformándose en su forma humana.

La presencia de la chica sorprendió a Mimosa, ella volteó soltando la mano del chico para saber que pasaba. Al voltear vio como el chico con el cual iba a cierto lugar llevaba en espaldas a la chica de cabellos negros que hace no mucho había conocido.

Nero con su brazo izquierdo se sujetaba de Asta, su rostro reposaba en su hombro derecho y su mirada fija en Mimosa se entrecerró un poco.

¡Ne-Nero-san! -dijo sorprendida la muchacha del Amanecer Dorado.

Asta solo miraba algo sorprendido a la chica de vestido de pieza, casi se olvidaba que estaba con él.

-¿A dónde iban? -preguntó indiferente la muchacha sobre el cenizo.

-Ah.. eto... -Mimosa jugueteaba con sus dedos avergonzada pues era consciente de que la chica podía haber escuchado todo.

-Mimosa me lleva... -intentaba hablar Asta.

La de cuernitos tapaba la boca del cenizo con su mano impidiéndole terminar, volvía a ver a la chica esperando su obvia respuesta.

-Y tu... ¿Qué haces encima de Asta-san? -respondía con otra pregunta la Vermillion.

Con su brazo derecho, Nero lo entrelazó con el izquierdo terminando de abrazarlo por la espalda en modo de respuesta a la chica, Mimosa se enrojeció y levantó sus manos queriendo hacer algo al respecto, claramente para ella era una provocación por parte de Nero, estuvo a punto de ceder ante el impulso cuando por detrás una voz conocida se hizo presente.

-¡Asta!, ¡Nero! -corría la muchacha de ropas blancas hacia los jóvenes -¿Dónde se habían metido? Estuve buscándolos por... ¡Ahhhh! -dijo lo último para si misma.

Sus ojos vieron a Asta quien traía en espaldas a la chica que los acompañaba, sumándole a eso el hecho de que su prima también este cerca de él provocaron una estabilidad en sus emociones que rápidamente se convirtieron en celos.

-¿Q-qué están haciendo los 3? -preguntó ella de la manera más natural posible para que no noten su incomodidad.

Nero giró sus rojizos ojos para ver a la albina, Mimosa también le prestó atención y entre los 4 comenzó un intercambio de palabras explicando a verdades y mentiras cada interrogante.

Por otro lado una joven de cabello corto, corona y abrigo paseaba por las soleadas calles de la capital.

-¿Qué debería hacer primero? -se preguntaba ella.

-Ponte el anillo de contención mágica de una vez, un mago con una percepción de maná avanzada pronto se dará cuenta de tu poder maligno -respondió su demonio.

-Bueno bueno -ella sacaba de su bolsa la herramienta mágica dada por su hermano y seguidamente se la ponía.

-Que caluroso es el Reino del Trébol, este abrigo me hace sudar -se quejaba ella.

-También deberías quitarte el uniforme y la corona, son cosas muy sospechosas que llamarán la atención de los demás.

-¡La corona no! -exclamaba ella colocando ambas manos en la misma -¡Amo mi corona!

-Deja de ser tan caprichosa Vanica, si te descubren ni con mi poder podrás hacer frente a los magos mas fuertes de aquí -respondía.

-Tch, ahh... Yo quería quedarme a cuidar y defender a Dante-nii...

-Esa era una misión bastante difícil, solo alguien cuerdo y consciente de la situación podría hacerlo.

-¿Que insinúas?

-Que no eres tan seria como tu hermano, si te hubieras quedado a cuidar a tu hermano mayor lo habrías dejado botado para pelear con cualquiera que de te cruzase.

-Exageras Megicula -respondió -de todos modos es mejor terminar con esto ráp... -paró de golpe pues sentía una presencia bastante familiar cerca.

No dudó en correr hacía la fuente de maná que ella conocía, antes de llegar se escondió detrás de una de las esquinas para no ser descubierta. La vió, la chica que la había llenado de placer con una simple pelea estaba frente a ella discutiendo al parecer, con otras personas que para ella no tenían importancia.

-Es... Es... -decía ansiosa -¡Es Noelle-chan! -exclamó disminuyendo el volumen de su voz.

-Tienes razón, pero mira quién está a su la...

-¡Noelle-chan! ¡Noelle-chan! ¡Noelle-chan!, ¡Quiero pelear con ella otra vez! -sus ojos formaban una angosta medialuna mientras sacaba afuera su lengua ansiando algo.

Tranquilízate idiota, mira quién está a su costado -dijo su demonio.

-¿De que hablas? -puso su mirada en las demás personas que la acompañaban -Ahh, es la chica que casi sella tu poder y la tipa que peleó con el asqueroso de mi discípulo -dijo ella.

-Idiota, ahí está el chico de la antimagia.

-¿Ese? ¿El enano que está en el centro? No digas estupideces, es imposible -dijo serena.

-Puede que no lo sepas, pero yo siento a otro demonio dentro de él, no cabe duda, él es el chico que derrotó a tu hermano.

-¿Ese enano derrotó a Dante-nii? Jaja, Dante-nii debe estar molesto de haber sido vencido por un tipo rodeado de varias chicas jajaja -reía maliciosamente.

-Bueno, creo que lo mataré ahora, Magia de... -ella recitaba hasta ser interrumpida.

-¿Qué haces? -preguntó Megicula.

-Pues matarlo, así luego podré pelear con Noelle-chan -la expresión de su rostro nuevamente se asemejaba al de una psicópata.

-No podrás regresar al futuro nuevamente, recuerda que tu hermano dijo que la máquina para que puedas volver demoraría una semana en repararse -explicaba.

-¿Y eso significa que...?

-Que debes esperar por lo menos una semana para matarlo, sino puede que te descubran y te atrapen.

-Tch, maldito Zenón inservible -decía ella en su mente.

-Por ahora, déjalo ahí -recomendó el demonio.

-¿Qué?

-Estúdialo e idea una manera de deshacerte de él sin llamar mucho la atención, aún no es el momento, además cambia esa apariencia tan llamativa tuya.

-Ajá, ajá, lo haré, dijo escondiéndose nuevamente detrás de la esquina de la casa -Nos vemos Noelle-chan -dijo en su mente mientras se retiraba.

Volviendo a los jóvenes en la plaza, las preguntas y respuestas ya llegaban a su fin, sinceramente no se respondió nada pues cada pregunta era evadida con otra y así hasta llegar a un punto en el que nadie recordó cual era su objetivo principal.

-¡Mimosa! Por fin te encuentro -un joven alto y con anteojos corría hacia la chica de anaranjados cabellos.

-Klaus-san -dijo ella algo incómoda.

-Ah, Yuno se adelantó a la mazmorra y tu andas por aquí distrayéndote, en serio, ambos son muy problemáticos -acomodaba sus lentes mientras reprochaba a la chica.

-Oh, anteojos -dijo Asta -dirigiéndose a Klaus.

-Oh, Asta, cómo estás, disculpa no tengo tiempo para hablar, Mimosa -se dirigió a ella -sígueme rápido -se iba corriendo.

-E-espe... Ahh.. -volteaba a mirar a Asta -ahhh... Voy, voy, hasta luego chicos -se despedía para seguir a su compañero.

-¿Qué fue eso? -preguntó Noelle viendo lo rápida que fue la escena.

-No lo sé, de todos modos ¿Por qué te fuiste hace un rato? -preguntó el cenizo.

-Keh, bu-bueno, quería asegurar algunas cosas -le daba vuelta a una de sus coletas -de todos modos, ya encontré la tienda de... ¡Di-digo! Siempre supe donde estaba, los guiaré... -hablaba con un tono variable.

-Claro -dijo Asta.

Nero asintió, se bajó del cenizo para caminar por sí al lugar indicado por Noelle.

Entraron en la extensa tienda de ropa centrada en conjuntos de baño para damas y caballeros, Noelle actuando de experta tomó al cenizo de la mano para guiarlo hacia el lugar indicado para su compra dejando a Nero atrás, una vez hecho eso Noelle regresó para ingresar con la chica de vestido de pieza al sector de damas.

Entre muchos conjuntos la de coletas veía y analizaba cada uno de ellos, debía elegir el correcto para usarlo el día de mañana, no podía fallar. Nero miraba curiosa como ella agarraba brasieres y se los ponía frente a ella para ver si le cabían. Ella también quería, bajó su mirada para ver de que tamaño eran sus pechos para buscar uno indicado, tremenda desepción se llevó cuando vio lo pequeños que eran en comparación de su acompañante.

MMMMMMMMMM... -miraba fijamente los pechos de la plateada.

-¿Eh? ¿Pasa algo? -preguntó ella.

-Nada.

Terminando las compras cada uno se dirigió a la base, Noelle pudo elegir el indicado según ella y el cenizo se conformó con el primero que vio.

La noche caía y después de cenar cada uno se dirigió a sus respectivas habitaciones, el cenizo fue a la suya, miró por la ventana y vio como siempre lo hacía al anti-pájaro posado en su lugar.

-Me alegra que todo esté bien -dijo este.

-Si, supongo que a mí también.

Esta noche volvió a ser como solían ser todas, la de cuernitos dormía en paz como solía hacerlo hace 2 días.