La mañana llegaba producto del sol ascendiente en todo el próspero Reino del Trébol, la brisa mañanera se hacía notar llevando de un lado a otro las pocas hojas que se desprendían de los enormes árboles distribuidos de manera desigual por todo el amplio bosque.

Encima de ese verde paisaje se veía un grupo de magos montados cada uno en su respectiva escoba surcando, a una velocidad lenta y uniforme, el cielo que de a poco se iluminaba por la radiante luz del sol. Llevaban consigo mantones como equipaje para transportar sus ropas o cualquier cosa que usarían una vez llegar a su destino, algunos estaban totalmente despiertos y ansiosos por llegar mientras que otros aún tenían un pie en la cama y no se decidían entre volver a la base a descansar o forzarse a mantenerse despierto.

-Ca-capitaan... -de una manera convencedora se expresaba la cocinera del grupo hacia el hombre que lideraba el viaje.

-Bueno, creo que es hora -se sacaba el cigarrillo que llevava en boca -¡Idiotas, es hora de desayunar! -exclamaba a gran voz.

-Yeeeeehh -gritaban todos sin importar su ánimo.

La pequeña mujer pelinegra deshacía su hechizo de algodón para sacar de ellos una gran bolsa de pan junto a un gran recipiente de avena que había preparado previamente, los juntó de a par y lo repartió a cada miembro a través de una pequeña nube.

-Gracias Charmy -agradecería la pelirosa hambrienta mientras sujetaba el desayuno con sus manos.

-Gracias -continuaba agradeciendo los demás.

-Maldición, Finral escogió el peor de los momentos para irse a comprar comida a la Capital -se quejaba Magna mientras conducía su Crazy Cyclone y se llevaba un pan a la boca.

-Tienes razón, supongo que lo mataré una vez lleguemos -Yami se expresaba con un aura asesina típica de él cuando algo no le agradaba.

-¡Exacto capitán! Con su magia espacial habríamos llegado en un abrir y cerrar de ojos y no tener que recorrer todo este largo camino -el delincuente vírgen hacía lo que más le gustaba, darle la razón a su mentor, Yami Sukehiro.

-Tranquilios chicos, yo fuí la que le pidió a Finral comprar cosas para el almuerzo, sin eso estaríamos obligados a gastar en los costosos restaurantes de Raque, ya saben que es un lugar al que acuden mayormente nobles -explicaba Charmy.

-Ahhh -suspiraba mientras nuevamente se quitaba el cigarrillo -tienes razón, aún así lo mataré.

Centrándonos en otro de los miembros del grupo, una chica de coletas plateadas sufría un poco de perturbación en su viaje, la escoba en la que iba muchas veces parecía que iba a chocar contra un árbol o el mismo suelo, le costaba mantenera estable en la travesía.

-Sigues teniendo problemas con el control mágico ¿Verdad Noelle? -decía algo preocupada la pelirosa acercando su escoba a ella.

-¡Obvio no! Es la escoba, algo anda mal con ella -sujetaba mas fuerte la parte superior de esta para estabilizarla.

-Hum nop, eres tu, el maná que le brindas a la escoba varía entre potente y débil, debes encontrar la cantidad perfecta para que esta pueda avanzar uniformemente.

-Ghe... Ya veo... -decía esta intentando poner en practica el consejo de su amiga.

-O también puedes optar por viajar en la loca escoba de magna como lo hacías antes, su escoba tiene espacio de sobra, de seguro él está encantado -decía mientras cambiaba su mirada a la Crazy Cyclone que llevaba encima a Magna y Asta.

-Eh... No... E-estoy bien aquí, ya puedo controlar mejor mi maná, volar una escoba no será para nada difícil -habló orgullosamente y algo avergonzada pues la propuesta de Vanessa incluía viajar a lado del cenizo.

-Humm, ya veo, bueno, cualquier cosa me dices para ayudarte -dijo Vanessa alejándose de la plateada para que esta tenga un mayor esapcio para maniobrar.

-Ya volé bien una vez, puedo hacerlo nuevamente -se convencía la chica.

Solo pasaron unos segundos cuando se escuchó un grito femenino de la parte trasera, todos voltearon rápidamente solo para ver a Noelle perder el control de su transporte haciendo que éste de varias volteretas ascendiendo cada vez mas arriba.

-¡Noelle! -se preocupaban Vanessa y otros miembros mas viendo que la plateada estaba a punto de caer.

-Vaya -Yami levantaba la mirada para verla soltarse por completo -Magna -volteó a ver al chico de lentes de juguete.

-¡Hai, Yami-dancho! -dijo este para inmediatamente maniobrar y ascender -Asta, sujeta a la princesa antes que caiga -ordenó a su Kohai que llevaba atrás.

-¡Como ordené Magna-senpai! -dijo con su típico entusiasmo y abriendo ambos brazos.

La plateada gritaba mientras caía abriendo el grimorio y pensando en un hechizo que pudiera apaciguar su caída, Asta por su parte estiraba su cuerpo para así sujetar más rápido a Noelle y acomodarla detrás suyo. Asta la cogió de la cintura cuando ella ya tenía el grimorio abierto y la varita en mano, para Noelle el tiempo se detuvo, abrió sus ojos y vió al cenizo ojiverde que lo atraía sujetándola tan atrevidamente de su cadera.

Como siempre lo hacía, se imaginaba y fantaseaba con el más vergonzoso de los escenarios, sus mejillas se tonaron de un rojo fuego mientras movía la varita para librarse de ahí, nisiquiera le importaba ya que estaba cayendo.

«¡¿Ehh?!, ¡No-No-Noelle espera!» dijo Asta mientras veía como esferas de agua se formaban de la punta de la varita de su compañera, seguido de eso iban dirigidas hacia él impactando y haciendo inestabilizar la Crazy Cyclone.

-¡Fuaaaaaa! -Maniobraba Magna inclinando su escoba.

Asta soltó a Noelle y con ella cayó al suelo impactando él con la superficie y ella encima suyo librándose de toda lesión, el anti-pájaro que hiba posado en la cabeza del cenizo logró librarse de eso y con una mirada fría de sus rojizos ojos los miraba tendidos en la tierra.

-¡Asta, Noelle! -gritaba Magna al enterarse de lo sucedido.

-Tch, estos idiotas... -dijo Yami viéndolos para después ordenar un pequeño descanso en la zona.

[...]

El reloj marcaban las 8 y desde los cielos se podía ver el inmenso mar que acompañaba a la ciudad costera de Raque, los Toros Negros gritaban entusiasmados por volver a este lugar esta vez para divertirse al 100%. Descendían con sus escobas y tocaban las selectas arenas blancas del lugar para después contemplar la vista hacia el mar.

En eso un portal se habría y de ahí salía cargado de bolsas el mago espacial cuya misión era hacer las compras en la Capital Real. El líder de la orden no lo pasó desapercibido, sujetó su cabeza fuertemente haciendo que este suelte todo y las cosas caigan en cestos de algodón hechos por Charmy, ella no dejaría que lo que más le importase se eche a perder.

-Hola Finral, ¿te divertiste yendo de compras mientras nosotros nos las arreglábamos con el viaje? -decía con su voz gruesa de intimidación.

-Solo cumplía un pedido de Charmy Yami-san -respondía sujetando el brazo del pelinegro para de alguna manera safarse de la situación.

Yami soltaba al castaño, se ponía un cigarrillo en boca y se dirigía al lugar donde había posado su escoba para del gran equipaje que traía consigo, sacar las carpas y bolsas de dormir que se usarían esta misma noche.

-Que cada uno arme lo que usará, después de eso pueden hacer lo que deseen -ordenó sacando una silla de playa para posicionarla bajo una sombrilla y posteriormente echarse en ella.

-¡Ya lo escucharon chicos! ¡Este día es nuestro! -gritó el delincuente virgen frente a todos sus compañeros.

-¡Haaaaai! ¡Magna-senpai! -el cenizo continuó con la alegría que compartía el de cabello bicolor.

-Bueno, organizemonos para armar las... -intentaba hablar el de ropas verdes.

-¡Yehehehei! -Luck, Magna y Asta salían disparados rumbo a la playa con su alegría y alboroto característico mientras que a a mitad del camino se quitaban sus prendas para quedar solo en ropa de baño.

-¡Oigan! ¡¿No escucharon lo que dijo el capitán Ya...?!

-Déjalos Finral -Vanessa sacaba una de sus botellas -no creo que al capitán le importe el orden en el que hagamos las cosas -dijo para recostarse en una de las sillas que ya estaban armadas en el lugar.

Finral volteaba para ver al capitán, efectivamente, a él le parecía dar igual, volteó nuevamente para ver a los muchachos y vió como cada uno hacía lo suyo, el trío de raritos andaban incómodamente pegados murmurando, avergonzandose o alabando a una estatua de su propia hermana mientras que los demás ya parecían tener algunos planes.

-Ah, bueno, creo será mejor divertirse -dijo yendo rumbo a las aguas donde se encontraban los 3 extrovertidos muchachos.

-Ne-nero...

Solo quedaban la maga de sellado y la de agua en el lugar, la pelinegra parecía retirarse a hacer algo cuando sintió un ligero jaloneo de su ropa por detrás. Volteó y vió como la peliplateada la miraba algo avergonzada a la vez que tenía ambos puños cerrados, parecía decidida a algo.

-Dime -dijo inexpresiva.

-Qui-quiero que me acompañes a probarme la ropa de baño que compré -dijo sin titubear.

-Hummm... ¿No puedes hacerlo sola? -intentaba librarse pues sabía que tal situación haría que su baja formación anatómica saliera a relucir.

-Puedo pero... -juntaba ambos índices -enserio me gustaría que me acompañaras -seguía convenciéndola.

-Ahh -ella suspiró -está bien -dicho esto la siguió.

Ambas jóvenes entraron a un baño de mujeres para en uno de sus cuartos cambiarse de ropa, cada una llevaba una bolsa y dentro de ella el traje de baño que relucirían mas tarde.

-¿Pu-puedes esperar aquí? -dijo Noelle.

-Claro, mientras te cambias yo haré lo mismo -expresó ella, así ambas entraron a un cuarto.

No fue difícil para Nero el desprenderse de sus ropas, después de todo debajo de su vestido de pieza solo llevaba unas bragas que cubrían su parte más íntima, por otra parte Noelle aunque no lo pareciera, tenía un conjunto de ropa complejo entre telas y joyas que le costaban un poco más de tiempo quitarse.

La bajita salió del cuarto de cambio vestida con un traje de baño apegado a su delgado cuerpo, no era tan revelador pues cubría la parte de su estómago y solo sacaba a relucir sus brazos y piernas. Se sentó a esperar a Noelle y al cabo de unos minutos fue hasta el lugar donde estaba pues sentía que ya había pasado un buen tiempo.

-Oye, ¿sigues ahí? -preguntó para encontrar señales de vida de la plateada.

-¿Ne-nero? -dijo algo sorprendida -S-si... Estoy aquí...

-¿Ya estás por salir? Los demás se preocuparán si sigues ahí por mucho tiempo -dijo con su tono usual.

-Ha-hai... Estoy en eso -su tono se perturbó un poco.

-¿Sucede algo? -preguntó al notar cierta incomodidad por parte de la Silva.

-Nero... -dijo con su voz baja -¿Tu crees que me veo bien? -preguntó insegura.

-¿A que te refieres?

-Digo... Siento que este traje no me va bien...

-Ya veo, sal para que pueda verlo.

-Bu-bueno... -con nervios abría la cortina que la separaba de la pelinegra.

La figura esbelta de Noelle salió a relucir causando una ligera envidia por parte de Nero quien pudo ocultarla bajo su expresión serena, el traje de la plateada era un bikini bicolor de colores azul y blanco, la parte inferior estaba adornada por dobleces de tela que le daban un aspecto elegante y conservador mientras que la parte superior la constituía un simple brasier que cubría la mayor parte de sus pechos.

-¿Y-y bien? -preguntó ella al ver que Nero se demoraba en responder por estar contemplándola.

-Ah, te ves bien -dijo ella.

-¿So-solo bien? -entrecerraba sus ojos por la pregunta dicha.

-Te ves hermosa -la pelinegra sabía lo que la Silva deseaba escuchar -Muy hermosa.

-Y-ya veo... -una sonrisa se formaba en los labios de la de coletas.

-¿Algún motivo en especial para querer verte bien?

-Eh y-y-yo... -sus mejillas se enrojecían al pensar en los verdaderos motivos, ella optó por evadir -toda chica busca verse bien en todos lados ¿Verdad? -respondió -Tu también te ves... -puso sus ojos en el modesto traje de Nero, paró su hablar de la sorpresa y luego culminó con un tono algo comprometedor -bien.

-Gracias -sus cejar arquearon un poco -es mejor ir ya, perdimos mucho tiempo aquí -dijo esto para posteriormente tomar las bolsas de ambas, tomarla de la mano y salir.

[...]

-¡JA! ¡Mi castillo de arena duró mas que el tuyo! -un rubio reía.

-¡El mío hubiera hecho igual si no hubieras pasado por encima maldito bastardo! -reprochaba el chico de gafas para seguido de eso pararse y perseguir al rubio.

-¡Jajajajaja! Atrápame si puedes Magna -huía mientras conjuraba botas de rayo para una mayor velocidad.

-¿Que haces ahí sentado Finral-senpai? -decía el chico de bandana mientras seguía armando su castillo de arena.

-Descansando y contenplando la hermosura del océano Asta-kun, eso hacen los senpais -dijo algo orgulloso.

-Ehh, ¿así que eso hacen las personas maduras como usted Finral-senpai?

-Exactamente mi kohai, eso y supervisar que nadie se haga daño o sufra una lesión -decía mientras a lo lejos se escuchaba el grito de dolor de Magna tras ser electrocutado por uno de los hechizos de Luck.

-Listo, ya está listo -Asta terminaba de armar su pequeño castillo de arena pero a los segundos el agua llegaba al lugar y se encargaba de destruirlo, ya era la 3era vez que pasaba -Ahh -suspiró -y allí va otro.

-No te preocupes Asta-kun, seguro el siguiente resiste más -decía el senpai luego de ver como el agua se llevaba cada grano de arena del ya destruido castillo de Asta.

-Hum, me pregunto dónde están Noelle y Nero, no las ví desde que llegamos al lugar -dijo curioso el ojiverde.

-A lo mejor están cambiándose, a las chicas les puede tomar algo de tiempo esa actividad -dijo -y hablando de chicas -pensaba mientras veía como innunerables bellezas llegaban a la playa.

Entre la de la mañana era el intérvalo de tiempo en el cual la playa de Raque comenzaba a recibir a sus primeros bañistas, los Toros Negros llegaron a eso de las 8:30 y sorprendentemente fueron los primeros en el lugar. La escases de mujeres en el lugar aparte de las de la orden hizo que la habilidad seductora del castaño senpai estuviese en resposo pero, al ya ser hora punta y ver como las personas comenzaban a llegar, sentía... no, sabía que era su hora de actuar.

-Bueno Asta-kun, te dejo, procura no hacer ninguna travesura, si tienes alguna consulta tienes a los demás chicos de aquí -decía mientras se levantaba para ir a un paso acelerado al lugar dónde había más personas.

-O-okey... -dijo mientras lo miraba confundido.

Volteó su mirada y pudo ver como de entre todas la personas también llegaban 2 que para él eran conocidas, 2 chicas de reluciente piel, una peliplateada y otra pelinegra que caminaban a ritmo regular rumbo a la playa.

-¡Heeey! ¡Noelle! ¡Nero! -gritaba el cenizo alzando una de sus manos para que ellas puedan notarlo.

La de coletas al verlo no dudó en ocultarse detrás de Nero, sentía un poco de vergüenza ser vista especialmente por él, pues lo único que le importaba era que opinaba Asta de su aspecto. Nero vió como era usada como una especie de escudo, no le molestaba la verdad pero el estar apegada a ella hizo que compartiera un poco de ese sentimiento de nerviosismo. Asta se acercaba cada vez mas rápido hasta posicionarse frente a ellas.

-Así que estaban cambiándose -dijo él -pensé que harían como Vanessa-nesan, ella solo se quitó algunas prendas para terminar de cambiarse.

-No todas las chicas tienen el mismo modo, no seas desconsiderado -dijo Nero con un tono serio.

-Oh, entiendo, bueno vamos a...

-A-asta -Noelle salía de detrás de Nero, tenía la mirada desviada hacia la arena y cubierto el pecho con una mano que de a poco fue bajando -¿C-cómo me veo? -dijo eso sin lograr conectar su mirada con la de él lo cual era su objetivo.

Asta por primera vez miró su traje de baño, se avergonzó pero logró esconder esa expresión desviando su mirada, el verla así le recordaba aquella vez en el baño de la base y le resultaba incómodo revivir ese momento más que todo frente a Nero, quien de reojo podía ver como sus rojizos ojos los tenía plantados en él atenta a cualquier movimiento que realizase.

-Te ves bien, ambas se ven bien -dijo con simpleza -bueno, me adelanto, vengan cuando estén listas -dijo retirándose del lugar y dirigiéndose al mar.

-Ba-bakasta... -se expresaba algo desilucionada la de coletas.

-Dijo que te veías bien, eso es lo que buscabas ¿No? -preguntó mirándola.

-Y-yo no buscaba eso... No no no -Noelle meneaba la cabeza de un lado a otro mientras la pelinegra la miraba incrédula.

Bueno, ¿Y ahora que quieres hacer? -preguntó indiferente.

-¿Ha-haré? -preguntó.

-Si, yo iré por algo de beber, tengo un poco de sed, ¿Te traigo algo? -preguntó.

-No, espera debes quedart...

-Te traere algo por las dudas -expresó la pelinegra con una mano levantada mientras se alejaba.

-Ah... Ah... Ahora yo... -tartamudeaba Noelle pensando en que hacer una vez la compañía de la pelinegra se haya esfumado.

Recolectó las opciones que tenía:

1. Ir con Vanessa.
2. Ir con Charmy.
3. Ir con cualquiera de los demás miembros.
4. Seguir a Nero.
5. Ir con Asta.

La primera le resultó la mas sencilla de realizar pero, al voltear vió como la pelirosa estaba dormida tendida en la silla de playa con su botella de cerveza desparramándose, descartado. Ir con Charmy era otra de las opciones que tenía, ella se llevaba bien con ella pero nunca llegaron a tener un estrecho lazo de amistad que les permitiera tener una conversación perfectamente fluida, además ella estaba ocupada en la cocina, descartado.

Ir con los demás... Tenía a Gray, ella también era una chica pero, se veía alegre jugando con Gordon y Gauche, Noelle sabía que no encajaba ahí, Finral estaba seduciendo chicas, repugnante, Luck y Magna seguían persiguiendose entre si, era imposible andar con ellos y aunque fuese posible no lo haría, sería incómodo, Zora... ¿Dónde está Zora?

Seguir a Nero, si, era una buena opción, lamentablemente se la pasó un buen rato pensando que si la seguía ahora a lo mejor se la encontraba de regreso, eso haría que se notase que no soportaba el estar sola y su innecesario orgullo no lo permitiría.

Ir con Asta... Ni modo ¿No? Era la única opción que le quedaba sino quería quedarse parada como una palmera y pasar vergüenza.

"Ese idiota..." Ella veía algo sonrojada mientras Asta de metía al agua y parecía jugar a contener la respiración.

Ya había decidido ir a acompañarlo, «Le daré mi compañía como muestra de agradecimiento por cuidarme mientras estaba enferma» fue la excusa que decidió. Dió el primer paso y se dió cuenta que el sol era bastante fuerte, no quería sufrir quemaduras o heridas por lo que decidió untarse bloqueador en todo su cuerpo. Sacó uno que llevaba en la bolsa que estaba tirada en la arena y estaba por echárselo cuando algo pasó por su mente.

-Y si Asta... -decía con voz baja mientras terminaba la frase.

Sus manos presionaban cada vez mas fuerte el envase de bloqueador que sujetaba, su corazón latía a la par que tenía sus ojos puestos en el muchacho.
Sus mejillas se enrojecían más y más por solo imaginar la escena de tener al ojiverde pasándole la mano por la espalda mientras le untaba la crema peotectora solar, sabía que tal acción podía desembocar en un estallido del nerviosismo de si misma pero también era conciente de que sentiría alegría con tan solo tener contacto físico con él, después de todo, el único contacto que tenían eran las bofetadas o golpes que le daba cuando se sentía super avergonzada o cuando él de bandana hacía alguna idiotes.

-A-asta... -comenzaba susurrando- A-A-Aaaasta... -levantaba cada vez más su voz -Aaaaasta.

-¿Qué estas haciendo? -fue sorprendida por una voz que provenía de su espaldar.

-¡¿NE-NERO?! -volteó enseguida sorprendida y avergonzada.

-Si, soy Nero, ¿Qué estas haciendo? -redundaba en su pregunta.

La pelinegra quien había vuelto trayendo una bebida en cada mano había escuchado los casi inaudibles llamados de Noelle hacia Asta, como involucraba a Asta decidió preguntar pero le era inútil pues la plateada no podía ni pronunciar las palabras bien.

Fue cuando bajó sus rojizos y oscuros ojos para ver lo que la de coletas sostenía, un envase de bloqueador, sí, ya sabía que tramaba Noelle con eso. Le sorprendió pues era un pedido bastante atrevido viniendo de una chica tan poco honesta y sujeta al tsunderismo. Aún así, ¿Le dejaría proceguir? No. ¿Por qué? Ella no lo tenía muy en claro.

-¿Quieres que te unte bloqueador? -preguntó serena.

-Y-y-y-yo... -logró conectar por fin sus ojos con los de Nero -S-i... -sucumbió al pedido.

Antes de proceguir, la ojiroja le dió su vaso con jugo de naranja que había conseguido para ella, ambas terminaron de beber y continuaron. Noelle la paró, «Oye... Yo puedo encargarme de mis brazos y piernas ¿Sabes?» fue lo que dijo al ver como Nero tenía planeado untar todo su cuerpo, «S-si» respondió ella.

Una vez hecho eso Noelle se recostó de espaldas ante la cálida arena de la playa, se acomodó y le dió la orden a la chica para poder continuar. Ella esparció un poco de la crema en sus manos y comenzó con la parte trasera de su cintura y así subiendo poco a poco.

La de coletas miraba como muchos chicos le ponían bloqueador a sus parejas con tanta naturalidad, ella hubiera deseado vivir eso pero, esto tampoco estaba mal, se sentía algo agradecida con Nero por llegar y no hacerla vivir ese vergonzoso pero alegre momento que hubiera surgido si le pedía a Asta que sobe su cuerpo.

Nero hacía su trabajo hasta llegar al nudo que sujetaba el brasier de la plateada, necesitaba seguir por eso intentó desamarrarlo.

-¡¿Q-qué estas haciendo?! -exclamó Noelle mientras ponía una de sus manos en el nudo casi desecho.

-Necesito frotar aquí y esto estorba -dijo con su voz habitual.

-P-pero entonces todos me v-v-veran... -dijo con turbulencia en su voz.

-Estas boca abajo, no se notará nada además, solo será momento.

Lentamente la Silva sacó su mano y le permitió desatar el nudo, cuando Nero lo hizo Noelle sintió vergüenza, se sentía desnuda en toda la parte del torso y eso provocaba que toda su cara adquiriera un color carmesí intenso, «termina ya» es lo que pensaba, si Asta venía a verla sabía que moriría de vergüenza.

Para su fortuna la pelinegra terminó y ató nuevamente su brasier. La Silva se paró llena de tranquilidad de que ese vergonzoso momento ya haya pasado.

-Bueno, creo que ya es hora de ir con Asta -dijo con una voz soñadora y casi silenciosa.

-Espera, falta que yo me eché el bloqueador -dijo la pelinegra.

-Ah, puedo irme adelantan...

-Espérame.

Terminado ya todo eso se acercaron a las orillas del océano.

-¿Dónde está Asta? -preguntó la de coletas viendo de un lado para otro -juraría que estaba aqu...

-¡WAAAAAAA! -un chico salía debajo de las aguas -¡Ah! ¡Noelle! ¡Nero! Por fin llegaron -decía alegremente.

-¿Qué haces tonto? -preguntó la ojiroja mientras la plateada intentaba recolectar el aire perdido después del susto que se había llevado.

-Aguantando la reparación, es parte de mi entrenamiento, ya puedo hacerlo por 10 minutos -dijo orgulloso de sí mismo.

-Ya veo -dijo para luego voltear a ver a Noelle quien seguía con lo suyo -hey -le dió un empujoncito en el brazo para que esta pueda recuperase.

-Ah ah... Y-ya estoy bien...

-Hola Noelle -Asta levantaba una mano.

-Ho-hola Asta -dijo aún algo inestable.

-¿Y bien? ¿Aguantamos la respiración juntos? -propuso el cenizo, las chicas se miraron entre sí y asintieron, no les quedaba de otra.

Era más que obvio que el ganador sería Asta, ni la maga de sellado ni la que tenía el atributo del agua fueron rivales para él, otra victoria para el cenizo.

Pasaron unos minutos dentro del agua cuando Asta pudo fijarse en la expresión estancada de la bajita, nisiquiera el estar en la playa hacían que esos labios arquearan formando una sonrisa, una sonrisa que él ya antes había prescenciado y catalogado como hermosa. Los ojos perdidos de Nero conectaron con los del ojiverde haciendo que este ocultara su mirada de golpe mientras pensaba una manera de hacerla sonreír. Su cerebro votaba humo cuando un chorro de agua cayó en su espalda.

-Hey -Asta giró para ver a Noelle quien metiendo ambas manos bajo el agua le dió otro ataque esta vez a su rostro.

-Jajaja, ¿No puedes defenderte de un chorro de agua Bakasta? Parece que aún te falta mucho -dijo entre ligeras carcajadas.

-Ya verás -se unió a la pelea y con sus manos se cubría mientras le tiraba agua a la plateada.

Asta reaccionó, «tal vez esto...» fue lo que pensó mientras volteaba a ver a Nero quien estaba desprevenida.

-¡Ataque de agua! -fue lo que dijo para después echarle chorros de agua a la pelinegra.

Esta misma se cubrió de inmediato y miró confundida como el tonto cenizo sonreía mientras tenía ambas manos bajo el agua preparando otro ataque.

-Oye tonto, basta. -dijo serena antes de que Asta pudiese tirarle agua otra vez.

-No me pidas que pare porque no lo haré -dijo antes de atacar nuevamente a la pelinegra.

Noelle aprovechó para tomar desprevenido al cenizo y atacarlo por detrás, este reaccionó alegre y entre risas de ambos siguieron cubriéndose mientras se tiraban agua.

La pelinegra aún limpiándo el agua de su rostro pudo escucharlos, el sentimiento de alegría que pocas veces sentía quería salir a recorrer todo su cuerpo otra vez pero, aún faltaba algo para que saliese.

-¡Te tengo! -Asta sigilosamente se paró detrás de Nero y la sujetó dejándola completamente indefensa -¡Ahora Noelle!

-¡Aya voy! -dijo para crear con su magia una esfera de agua que lentamente fue lanzada hacia ambos chicos.

-Cof, cof, oye, yo no debía ser el objetivo -decía con una voz alegre el de bandana.

Nero se limpiaba muevamente el rostro del agua que había caído sobre ella. Su húmedo cabello lograba cubrir sus ojos de la vista de los demás haciendo que estos mismos pensaran de que estaba molesta por lo sucedido.

-Ustedes... -dijo lentamente causando algo de miedo en Asta y Noelle -No se saldrán con la suya -rápidamente levantó sus manos del agua para salpicarles grandes gotas a ambos.

Una pelea de agua comenzó en el lugar, una guerra infantil que se acomodó a la perfección entre el albino, la plateada y la pelinegra quien esta última tenía formada una sonrisa en el rostro.

Se la pasaron en el agua todo el resto de la mañana jugando toda clase de cosas entre los 3, jamás se habían divertido tanto.

[...]

-¡HORA DE COMER MOCOSOS! -gritaba el líder de orden, Yami, mientras la cocinera Charmy hacia ruido con un cucharón y una olla.

Todos fueron deprisa para comer y no sufrir las consecuencias de llegar tarde a una comida hecha por la pequeña Toro Negro.

Después de almorzar y ya siendo el comienzo de la tarde la mayoría decidió tomárselo más con calma, gran parte de la orden reposaba en las sillas de playa bajo una sombrilla mientras que los que sobraban estaban haciendo actividades relajantes como tomar el sol o armar monumentos de arena.

Obviamente Asta no estaba en ninguno de esos 2 grupos, él estaba recorriendo la playa de inicio a fin con un trote uniforme que no disminuía ni aceleraba nunca.

-Finral -llamó Vanessa.

-¿Si? -respondió.

-¿No crees que ya va siendo hora? -le dijo.

-Si... Tienes razón.

Entre la de la tarde Finral llamó a Asta mientras él seguía entrenando, el ojiverde obedeció para de paso tener un pequeño descanso de su larga jornada.

El pequeño ambiente formado por ambos jóvenes, la arena, los sonidos del mar y el sol apunto de crear el característico color rojizo del atardecer era perfecto para la charla que tenían el Senpai y el Kohai. Se veía que Asta prestaba bastante atención al tema, al parecer era algo que lo concernía. Palabras se intercambiaban y entre una que otra risa culminaban su plática.

El cielo ya matizaba en colores amarillentos y rojizos mientras que el sonido de las olas de a poco se escuchaban cada vez más debido a la tranquilidad del lugar. Las personas se retiraban, el día de playa de muchos terminaba ahora, un día especial que solo tienes una vez cada cierto tiempo.

Mientras el cenizo seguía sentado en la arena, lugar en el cual tuvo su conversación con Finral, escuchó impactos de agua un tanto cerca de un montón de rocas cerca a la orilla, la curiosidad le ganó y fue al lugar originario de esos sonidos para ver que pasaba. Se asomó discretamente solo para ver como su compañera de la realeza tenía ambas manos extendidas para controlar gigantescas esferas o torbellinos de agua.

-¿Eh? ¿Quién anda ahí? -preguntó Noelle algo inquieta -será mejor que salgas ahora.

El cenizo se hizo notar mientras levantaba ambas manos como ladrón atrapado.

-Ba-bakasta ¿Qué haces aquí? -preguntó Noelle.

-Me parecía raro escuchar ruidos así que pasé a ver que sucedía -explicaba -Así que eras tú practicando eh.

-S-si... Ya sé manejar mucho mejor mi magia pero siempre es bueno practicar más, así me haré mucho más fuerte, el mar es un lugar perfecto para que magos de agua como yo entrenen -respondió.

-Tienes razón, después de todo aquí fue donde aprendiste ese hechizo... Cuna...

-Cuna del dragón del mar -completó la Silva.

-¡Ese! Jaja, se me suelen olvidar las cosas -se rascaba la nuca.

-Si... Es uno de los hechizos mas valiosos que tengo pues lo aprendí gracias a todos ustedes.

-Eso si lo recuerdo... También que te quedaste sin energía apenas aprender el hechizo jajaja -se mofaba respetuosamente.

-¡O-oye! -exclamó -Nisiquiera yo que soy de la realeza soy perfecta -se enrojecía -además... Aún tengo miedo de que mi magia se salga de control en cualquier momento...

-Oh, no te preocupes por eso, si eso pasa yo estoy aquí para ayudar -contestó señalándose con el pulgar.

-Ti-tienes razón... -disminuía su tono -como aquella vez que me cargaste como princesa... -dijo esto último con una voz casi inaudible.

-¿Que dijiste?

-¡Na-nada! -respondió -Entonces... Cuento contigo Bakasta, si mi magia se descontrola, te daré el honor de ayudarme -dijo con convicción.

-Bien, eso haré -respondió igualmente.

A lo lejos, iluminada por la luz tenue del sol descendiente, una chica bajita de cabellos negros yacía sentada en la arena abrazando sus piernas y reposando su cabeza en sus rodillas. Observaba tranquilamente como su compañera de escuadrón y su nido andante pasaban el rato, ya era la décima vez que pensó en unírseles pero sabía que si lo hacía solo sería el mal tercio, «ellos parecen divertirse...» tales pensamientos eran dueños de su cabeza. La pequeña incomodidad e inestabilidad que tenía crecían cuando veía a Asta sujetar a Noelle para que esta no cayera al suelo después de emanar varias cantidades de agua. El corazón de latía un poco más rápido de lo normal mientras calentaba su cuerpo con el abrazo que se daba a si misma.

Seguía encadenada a ese sentir negativo que identificó hace unos días, ese sentimiento que para ella era calificado como inmaduro y que no debía asimilarlo más, luchaba por borrarlo pero no podía, sus ojos estaban encadenados en la pareja alegre de jóvenes magos divirtiéndose a orillas del mar con un atardecer en sus frentes que no podía pensar en otra cosa.

-Cálmate... -se decía a si misma.

-Cálmate... -se repetía otra vez.

El frío abrigaba su delgado cuerpo por lo que lo usó como excusa para levantarse, irse y no seguir viendo eso. Entró a su tienda, cayó de rodillas y se recostó por un rato aún sin quitarse tu traje de baño, no tenía ganas de hacerlo por ahora.

-Bien bien, ya estás haciéndolo mucho mejor... -decía hasta prescenciando el control mágico casi perfecto de Noelle.

-¿Lo crees así? -sonreía por el alago del ojiverde.

-¡HORA DE CENAR! -gritaba nuevamente el líder de la orden atrayendo la atención de todos y posteriormente su reunión.

Después de una rica cena alrededor de una caliente fogata todos sabían que llegaba la hora de dormir. Un día entero de juegos en la playa era lo suficiente para poner a dormir hasta al más fuerte de los hombres y el capitán Yami lo confirmaba pues sus ronquidos ya resonaban dentro de su tienda. Esperen, ¿Que hizo Yami para estar cansado? Supongo que los adultos tienen su forma de cansarse.

Asta fue directo a su tienda mientras la fogata se apagaba lentamente entre el vacío de la noche.

No le costó mucho dormirse pues al tocar los mantones que actuaban como colchón y cubrirse por una delgada manta su cuerpo empezó a pesarle y un sentimiento de relajación recorría su cuerpo. Sus ojos se cerraban a la vez que una respiración calmada y agusta resonaba dentro de su tienda.

Las olas seguían causando sus particulares ruidos pero esto no le importaba a nadie pues ya todos estaban dormidos cada uno en su lugar. O por lo menos eso sería lo que todos creían pero, unas pisadas recorrían las oscuras y frescas arenas nocturnas del lugar, avanzaban rápida pero a la vez sigilosamente para no ser descubierta.

La persona actora de tales pisadas se arrodillaba frente a una tienda que al parecer no era suya pues la abría con un cuidado extremo para que nadie lo note. Una ve abierto entró gateando hasta ponerse frente de lo que parecía una persona dormida plácidamente.

-¡Ah! -despertó Asta al sentir un pequeño peso encima de él.

Sus somnolientos ojos se alzaron y pudieron ver una figura femenina bastante conocida para él sentado encima suyo, la impotente luz de la luna apenas le sirvió para diferenciar el rostro algo avergonzado de tal belleza frente a él que cuando lo hizo no pudo evitar preguntarse el que hacía ahí.

-Ne... Nero... -dijo aún abriendo bien sus cansados ojos -¿Que haces aquí?

Ella se mantuvo callada esperando unas específicas palabras del muchacho.

-¿Sucede algo? -seguía preguntando Asta esta ve dudando si era un sueño o no pues la chica no respondía.

Nero seguía manteniéndose callada.

-¿Quieres algo? -siguió preguntando.

Lo había dicho, las palabras que actuaron como llave para el hablar de Nero habían sido pronunciadas. Inclinó su cabeza haciendo que su mechón impida que la ligera luz iluminase la parte superior de su rostro, las manos que tenía puestas en el pecho de Asta como soporte temblaban un poco dando a conocer su nerviosismo.

-A-Asta... -dijo ella con un tono nervioso de voz.

-Di-dime... -se puso un poco más serio al escucharla hablar.

-Tu... Ella... -

-¿Yo? ¿Ella? ¿Quién? -no entendía nada.

-Tu... Ella... Repetía.

-No se de qué hablas... -dió a conocer su ignorancia.

-Ella... Ella... -seguía repitiendo.

Asta intentaba decifrar las palabras de la chica, debía haber algo que pudiese recordar y lo había, la única persona que se le venía a la cabeza con la palabra "Ella" era Noelle con quien había pasado gran parte de la tarde.

-¿Noelle? ¿Te refieres a Noelle? -preguntó esperando el visto bueno.

-Si, Noelle... -su respiración se hacía cada vez mas intensa conforme pasaba el tiempo.

-¿Qué quieres de Noelle? ¿No será mejor que se lo pidas a ella? -preguntó dándole al sentido común.

-Quiero... -no podía pronunciar bien por la velocidad de su respiración.

-Bueno... ¿Si?

-Quiero... -Parecía que el corazón se le saldría del pecho por la velocidad en el cual este latía.

-¿Quieres?

-Quiero...

-¿Si?

-Que Noelle...

-¿Ella?

-Nos vea...

-¿Vernos qué? ¿Entrenar? ¿Algo?

Parecía que todo el cuerpo de la pelinegra se llenaban de corazones pues sentía el latido no solo en du pecho, sino también en su cabeza, sus brazos y sus piernas, su respirar ya se había salido de control, inhalaba bastante rápido que su cuerpo enpezaba a calentarse por la actividad física realizante, conectó por un segundo du mirada a la del cenizo sin que él se diese cuenta mientras reunía valor para terminar su oración y a la vez petición, no servía de nada guardárselo ahora por lo que de un impulso, lo dijo.

-Haciéndolo.