-¿Y bien? -preguntaba ella sentada en cama.

-Bueno... -se rascaba la nuca un poco avergonzado del tema que estaban por tocar -bu-bueno... -tartamudeaba.

-No tenemos todo el tiempo, pronto los demás despertarán y tendremos que ir con ellos -decía con su tono típico la chica de rojizos ojos.

-Tienes razón -tomó aire para ganar valor -respecto a eso... Ya sabes... Aquella vez...

Nero miraba como Asta comenzaba a sudar, enserio esto era difícil para él como lo era para ella.

-¿Cómo sucedió? -dijo tales palabras pues el ambiente había caído en silencio cuando el cenizo había parado de hablar por los nervios.

-¿Co-cómo dices...?

-Si, como... -bajaba su mirada.

Asta recordaba cada segundo de su aventura en el baño, cada roce de piel que había experimentado y los sonidos que resonaban en ese instante, lo suficiente para que sus mejillas se enrojecieran levemente.

-Pues... Entramos al baño y...

Asta comenzaba a relatar lo sucedido mientras que Nero abría sus ojos de la sorpresa, «¿Cómo te atreves...?» se preguntaba ella respecto a el atrevimiento del chico de contarle algo que no quería escuchar exactamente.

-No me lo cuentes a detalle -levantó un poco la voz para callar al cenizo.

Asta callaba sin poder evitar poner sus ojos en Nero, ella se encontraba con la mirada dirigida hacia bajo impidiendo poder conectar con ella.

-Te pregunté cómo, que pasó, por qué... -decía mientras bajaba el tono de su tenue voz.

-Pu-pues... -los nervios de su voz no se iban -pasaron muchas cosas su-supongo... -ponía una mano en su nuca y la mirada de sus ojos caían desviados cosa que Nero aprovechaba para poder verlo sin que él se diese cuenta.

-Haaa bien -rascaba sus negros cabellos -olvidemos esto -ella se impulsaba con sus brazos para levantarse.

-Espera -dijo el cenizo en seco dejando a Nero paralizada en medio esfuerzo de levantarse -Es... -acomodaba sus palabras -Yo te prometí que no pasaría nada... ¿Verdad? Antes de que partieras con los demás a esa misión -el chico daba en el clavo.

-N-no sé de que hablas -caía sentada nuevamente y giraba su cabeza para no conectar miradas con él por accidente.

-Es eso ¿Verdad? -Asta ponía sus manos en los hombros de la bajita y la miraba fijamente pero esta seguía evitándolo.

Aquello fue el detonante, a Nero no le gustaba ser la presionada porque sentía que estaba a la merced de los demás. Pero lo que más le disgustaba era que aquel chico al que ella calificaba como tonto había encontrado la razón de su enojo y decepción, aquel sentimiento que se había esforzado por superar o mejor dicho, por ignorar y pasar por alto, no lo soportaba.

-No lo es -ponía sus manos en el rostro de Asta apachurrándolo y empujándolo para librarse de él.

-Así que estoy en lo cierto, lo sabía -decía Asta sin soltarla a pesar de estar recibiendo claras señales de disgusto -Solo quiero pedir...

-¡Para! -ponía sus manos en la boca del chico para que no pudiese hablar.

-No -se liberaba -¡Solo quiero pedir disculpas! Nuevamente... -levantaba un poco la voz.

La ojiroja se calmaba pues sabía que no iba a llegar a nada evitándolo más pero, aún así no podía dejar de sentir incomodidad por esta situación.

-Está bien, ahora bajemos, esto ya acabó -dijo levantándose con fuerza dispuesta a salir.

-¡Por eso haré lo que me pidas! -la sujetaba de la muñeca.

-Je, ¿Me lo prometerás para luego olvidarte de eso y hacer lo que te plazca? Vayamos abajo de una vez -decía ella tajante.

-E-eso dolió... ¡Pero no!, ¡Esta vez hablo enserio!

-Oh, entonces aquella vez no lo decías enserio... Ya veo...

-¡E-eso no fue lo que quize...!

Nero giraba rápidamente y lo callaba poniendo su índice en sus labios, planeaba decir algo pero fue Asta quien habló.

-Lo digo enserio -dijo con convicción.

Ella solo lo miraba sin una expresión resaltante.

-Muy enserio -ponía sus manos en sus hombros y la miraba fijamente.

No lo quería admitir, pero el que le rueguen la hacía sentir algo bien, inconcientemente le daba el sentimiento de ser importante e irremplazable, ella seguía viéndolo sin decir nada.

-Por fav... -Asta fue interrumpido.

-Esta bien -dijo ella con su tono sereno -Entonces... ¿Lo que sea? -torcía su cabeza levemente para indicar curiosidad.

-¡S-si! -dijo él con una pequeña sonrisa -lo que sea -repetía afirmando.

-Entiendo -se quitaba las manos de Asta que llevaba en sus hombros -bajemos -ordenó.

-E-espera -Dijo el ojiverde causando el voltear de la chica -¿No me pedirás nada?

-No, no tengo nada en mente y creo que nunca lo tendré, después de todo... -comenzaba con un volumen audible mientras que de a poco bajaba hasta llegar a ser casi inaudible -me basta con que te hayas dado cuenta de tu error.

-E-entiendo -dijo simulando haber entendido cuando apenas había escuchado la mitad.

-Vamos -ordenaba ella saliendo del cuarto a lo que el chico obedecía y la seguía.

En la trayectoria hacia la cocina, se podía notar como el semblante de la pequeña chica de vestido negro se volvía más resplandeciente, solucionar este problema era lo que más necesitaba pero, no todo en ella estaba tranquilo.

No podía ignorar la idea inmoral que había tenido de usar la condición que le dió Asta para continuar lo que en aquella mañana no pudo suceder, aquella mañana que le fue arrebatada por la indeseada presencia de su compañera de coletas plateadas. Simplemente por más que lo desease eso no salía de su cabeza, se llevaba super bien con Noelle, pero mentiría si dijera que no se sentía amenazada y en algunos aspectos derrotada por ella, «Podría usar esto para...» se sonrojaba mientras pensaba.

Al final de alguna manera lo superó, nuevamente decidió optar por la madurez que ya la había ayudado a arrebatarle esos celos que sentía hace 2 días y se hizo con la idea de que todo seguiría normal, de que no necesitaría que Asta hiciese algo que ella quisiese, estaba segura de eso.

*Regresando a la actualidad*

Lo había hecho, le había dicho lo que quería al chico que tenía debajo suyo y solo le quedaba esperar, dentro de ella todo se detuvo y se quedó esperante a la respuesta o reacción de Asta.

-¿Q-qué? -Asta se quedaba atónito soltando la única palabra que se le ocurría.

Ella no respondía, no esperaba que el cenizo le respondiese con una pregunta, no podía hablar porque no quería repetir lo que había dicho, era vergonzoso.

-Cre-creo que escuché mal hehe -él soltaba una carcajada.

-No. Escuchaste bien -Afirmarlo, eso sí podía hacerlo.

El chico de bandana se quedó perplejo, «esto es broma» se forzaba a pensar, pero ya tenía la vista clara y ella seguía ahí.

-Ne-nero... -se levantaba aún con ella encima mientras forzaba una sonrisa para ignorar el tema -Ya es muy de noche, deberías dor... -fue interrumpido.

-¿Es lo justo, no? -ella sabía que el cenizo quería obviar el tema, no dejaría que todo su esfuerzo sea desperdiciado.

-A mí me tocó verlos haciéndolo, no me gustó para nada... Ahora es el momento de que ella presencie lo que yo vi aquella vez, ¿No estoy en lo cierto? -su voz disminuía y temblaba.

-¡Claro que no! Eso es... -Asta pensaba que responder.

-¿Y que son exactamente los celos Vanessa-neesan? -Asta recordaba la pregunta que le había hecho a su senpai la vez que charlaron.

-¿Hum? Los celos son... Un sentimiento negativo pero normal en una persona, sucede cuando ves que alguien a quien quieres siente interés por alguien más, también sucede cuando se siente una amenaza de arrebato a algo que se considera propio, es un tanto complejo -le respondía ella.

-Y-ya veo...

-Eso no estaría bien... Te estas dejando llevar por algo negativo... Eso no es... -decía él convencido de su respuesta.

-Ya lo sé, no necesitas decírmelo -Nero respondía cabizbaja -se que está mal pero aún así... Aún así... -tomaba aire -tu me dijiste que harías lo que te pidiese ¿No? -levantaba la mirada disimuladamente para ver la reacción del chico.

Asta miraba a otro lado claramente disgustado e incómodo por la idea, la pelinegra sabía que pasaría eso pero aún así parte de ella esperaba que Asta se apegara a su petición, no pasó.

-Hehe, todo era una broma, ¿Te gustó? -dijo ella con un tono forzado a la alegría.

Asta no se lo creía por lo que no supo que responder, solamente seguía viéndola un poco confundido.

A Nero se le esfumó su ligera sonrisa y se levantó rápidamente para salir de la tienda y hacer como si nada hubiera pasado, todo lo que quería ahora era descansar y dejar reposar su cabeza de la cantidad de agitación que había vivido.

Asta la tomó de la mano, la reacción fue instintiva y fugaz pero funcionó para que la chica no se vaya del lugar.

-A... A mí también me gustó lo que estábamos haciendo esa mañana, e-entonces -la voz del cenizo tambaleaba, ya lo había decidido, no podía echarse para atrás, una de las decisiones pendientes en ese entonces había sido tomada -e-entonces...

-Mañana, mañana en la noche -dijo de espaldas por lo que el ojiverde no pudo notar la ligera sonrisa que se forma en la cara de la pelinegra.

-Esta bien... Pero...

-Si, no te preocupes, a mí también me parecería incómodo que alguien nos viera, eso solo era... Tómalo como una broma -dijo con su tono de voz ya estable.

-Bien entonces... Hasta... Hasta mañana -dijo él mientras ella solo se liberaba la muñeca para salir.

Cada uno reposaba en su improvisado lecho, lo que cada uno pensaba era un misterio pero Asta, antes de cerrar por completo los ojos recordó una de las frases que sonó en la conversación que tuvo esa misma tarde con su superior de castaños y verdes cabellos. «¿Tienes planeado formar un Harem?»

Ya era de mañana y los cantos del gallo resonaban en todo el ambiente playero, los gritos de un gran y robusto gallo llamado Yami cuyos cantos no paraban de repetir «¡LEVÁNTENSE IDIOTAS!»

Todos salían de sus tiendas, algunos con las energías llenas a tope y otros aún con ganas de dormir, pero de todos modos no tenían opción de desobedecer el llamado de su capitán.

Lo primero que harían sería asearse en los pequeños establecimientos que tenía la playa de Raque, así que por esa razón formaron 2 grandes grupos de varones y mujeres.

Asta no podía dejar de pensar lo de anoche tanto así que su rostro se tornaba como la de un completo tonto, sus compañeros se dieron cuenta pero lo ignoraron, «Es Asta» se calmaron.

Antes de dividirse, Nero veía esa expresión y no podía evitar reír internamente, ya todo para ella estaba tranquilo, no debía preocuparse más.

Se asearon, desayunaron, y pasaron sus últimas horas haciendo actividades en la playa, nada nuevo, competencias, actividades, reposos y comer bocadillos fueron algunas de las acciones que hacían. El sol se volvía más radiante cada momento que ascendía y las frescas aguas del mar llamaban a todos a echarse un chapuzón.

Asta disimuladamente ignoraba a la chica pelinegra y viceversa, ambos entendían el porque y no pensaban mucho en eso. Todos los toros se metían al mar para comenzar una gran y divertida lucha de agua que terminaría con la victoria de las chicas por la ventaja del atributo mágico de Noelle.

Era hora de almorzar, todos lo hicieron y después de eso Yami ordenó regresar a su hogar. Tras un largo viaje de regreso ya todos arribaron en la estructura imperfecta que llamaban base, bajaron de sus escobas y acomodaron todas sus pertenencias en sus respectivos cuartos.

-Ne-Nero... -Asta se dirigía a la pequeña chica mientras paseaba por el pasillo, el no comunicarse entre si lo tenía desesperado.

Ella solo pasaba de largo mientras su rostro de enrojecía y sus ojos se entrecerraban generando una pequeña humedad en ello. Se sentía avergonzada el solo tener que hablar con él.

Llegaba la tarde y todos ocuparon su lugar para la cena, reían y contaban las situaciones mas graciosas que habían vivido en la playa, el de mayor anécdotas era Luck, casi todas incluían una paliza o un infortunio de Magna, era bastante gracioso verlos pelear cada que el chico Voltia terminara un relato.

Terminaron de comer y cada uno se dirigía a su habitación, la luna se alzaba cada vez más y el reloj marcaba ya las 8pm.

Ya era hora de dormir para la mayoría de las personas, menos para aquellas que tenían planeadas ciertas actividades nocturnas, actividades que nadie más debía saber.