El cenizo se levantaba del futón elegido, el cuarto, aún siendo de una casa muy modesta como lo era la iglesia, era lo suficiente cálido para dormir. Asta se dirigía a la cocina por un vaso de agua y de paso ver qué hacían sus 2 compañeras pues se había fijado que ninguna de ellas estaba en el futón que les correspondía.
La lluvia golpeaba el techo del lugar generando un ruido que hacía que las pisadas de Asta se perdiesen, él abrió la puerta de la cocina lentamente y con sus 2 ojos semi-somnolientos vió a una de sus compañeras parada frente al recipiente de agua.
-Ah, Noelle -comentó el.
-¡¿Eh?! Asta -dijo ella sorprendida.
-¿También tienes sed? -preguntó el chico.
-Si, planeaba ir a dormir después de esto.
-¿Y Nero?
-Ví que la fogata de la sala seguía prendida, probablemente sigue ahí.
-Ya veo -dijo sirviéndose agua en el vaso que había tomado.
Ella miraba a Asta mientras este bebía, hasta que derrepente, sus mejillas se enrojecieron. No podía dejar de pensar por lo menos una vez al día sobre los recuerdos indecentes que se le venían a la cabeza. Recuerdos que lo involucravan tanto a él como a ella en una situación de suma intimidad.
-¿Sucede algo? -el chico preguntó al verla toda nerviosa.
-N-nada, ¿Por qué lo preguntas? -luchaba por mantener su postura.
-Tienes la cara toda roja.
-¡E-es que hace mucho calor! -exclamó para después girar su cuerpo y ocultar su rostro.
Ella mentía, fue lo que pensó Asta. Después de todo él también estaba en el lugar con la misma ropa que ella y no sentía exactamente calor, sino una temperatura normal rozando a fresca.
-Si, a pesar de que llueve hace un poco de calor -dijo él para seguirle la corriente, pues dentro de sí sentía temor de saber la verdadera razón de su nerviosismo.
-Si... -simplemente dijo ella.
-Bueno, voy regresando, no te quedes hasta muy tarde -el ojiverde daba la vuelta.
-Espera, Asta -Noelle lo frenó -¿Podemos hablar?
En la sala sucedían otras cosas. La más pequeña de los 3, y la única con la habilidad nata de adoptar otra apariencia, veía a través de la ventana como la lluvia caía sin cesar ni por un instante. A primera instancia se pensaría que estuviera pensando en la demora del cumplimiento de su misión, pero realmente su mente estaba en blanco. El descenso de la luz que indicaba la extinción de fuego fue lo que la sacó de aquel trance.
-Creo que ya es hora de dormir -se dijo en voz baja.
Con un movimiento cordinado giró su cuerpo, pegó sus brazos en su espalda, entrelazó sus dedos y con una mirada ascendente oculta por sus mechones, soltó una pequeña sonrisa. Nero caminaba lentamente al cuarto donde pasaría la noche junto a sus 2 compañeros.
Se detuvo por unos momentos en la puerta para tomar un último aliento antes de entrar, parecía decidida, tras eso entró.
«Perdón por la tardanza» dijo instintivamnete aún sabiendo que tanto Asta como Noelle estarían dormidos, cada uno en su futón.
Al entrar, caminó con delicadeza para no generar ruido, el cuarto estaba a oscuras pero pudo distinguir que futón estaba ocupado, el mantón desordenado lo indicaba. Le sorprendió que Noelle aún no estuviese en el futón que compartirían pero no le tomó mucha importancia, después de todo ella vendría tarde o temprano. Dio algunos pasos hacia su futón correspondiente pero se detuvo a la mitad, tomó aire y se dió mediavuelta.
-Esto solo será un accidente como cualquier otro -dijo para dirigirse al futón de Asta.
Su corazón palpitaba cada vez más al acercarse a él pues sabía el nivel de atrevimiento al que se sujetaba ahora mismo. La última vez que había dormido con el cenizo fue la vez que lo hizo con él, y fue genial, era mucho más cálido dormir junto a alguien en una suave cama que dormir en un pequeño hoyuelo de paja, y aún más si era dormir con aquel chico... Además... En el fondo ansiaba que suceda algo inesperado mientras dormían juntos, algo que no le molestaría para nada.
Se fió del ruido de la lluvia para hacer un poco de ruido e intentar despertar al cenizo y que este se diese cuenta de su presencia pero fue inútil, porque él no estaba ahí.
-¿Asta? -se preguntó ella al darse cuenta de su ausencia -parecía tan cansado, que raro que no esté aquí.
Usualmente se cuestionaría su paradero, pero al igual que Asta, ella estaba cansada, sus parpados le pesaban y su cuerpo rogaba por un descanso, el día agitado y las altas horas de la noche se encargaron de destrozarla.
-Supongo que vendrá tarde o temprano -decía mientras se acomodaba en el futón, posteriormente cerró los ojos.
En la cocina todo era diferente, dormir era lo que más deseaba el cenizo en aquel momento, dormir o hacer otra cosa que no sea estar sentado esperando una frase que comienze la conversación por parte de uno de ellos. No era mentira el decir que después del pedido de conversación de su compañera plateada habían pasado 15 minutos sentados en silencio, sino fuera por el ruido de la lluvia, la incomodidad sería para ambos de un 100%
-¿De qué quieres hablar? -dijo el chico con la mayor naturalidad posible.
Él, al girar, pudo ver como la Silva no desteñía sus mejillas del rojo intenso que adoptaba cuando estaba avergonzada o incómoda, rápidamente pudo saber que el tema a hablar no era algo que le permitiera tranquilidad.
-Dime Asta, ¿Qué pasó exactamente cuando cuidaste de mí?
La pobre estabilidad escapaba de ella, su mirada estaba plantada en el suelo y sus puños yacían apoyados en sus rodillas como pilares.
-Ah... ¿Te refieres a cuando enfermaste? -respondió el ojiverde.
-Tengo recuerdos algo vagos que... -su voz bajaba de tono, pareciera que ahora era completamente conciente en lo que se estaba metiendo -¡Olvidalo! -exclamó -mejor vayamos a dormir, ya se está haciendo tarde.
Asta sujetó su muñeca, ella se detuvo, pareciera que la lluvia se había detenido pues ninguno pudo escuchar nada más aparte que el latir de sus corazones. ¿Por qué lo hizo? Ni idea. Él sabía el problema que se podía generar si Noelle se enteraba de lo que realmente había sucedido en la ducha, pero aún así lo hizo. Había decidido no contarle nada para evitar situaciones incómodas entre ellos, pero aún así lo hizo. Su boca se preparaba para hablar pero no pudo, pues ella ganó.
-¿P-por qué sujetas mi mano? -dijo ella conteniendo su instinto autodefensivo que aplicaba la mayoría de veces en situaciones como esta.
-Yo...
-¿Lo hicimos, cierto? -preguntó ella en seco.
-¿Hici...?
-He... Hehe... Así que no fue eso... -murmuró para después soltarse de un forcejeo.
Ella tumbó al cenizo al suelo y se posicionó encima de él, sacó su varita y apuntó al techo.
-¡Olvídalo! ¡Olvídalo todo! -exclamó con una cara más roja de lo normal y unos ojos perdidos.
-¡Espera, espera! -la calmaba inútilmente -¡Es cierto! -soltó tras ver que estaba por recibir un hechizo por parte de la maga de agua.
La cara de la menor de los Silva sufrió una variación, sus ojos no se veían pero sus mejillas no soltaban el pigmento rojizo y sus brazos sostenientes de su varita de ataque comenzaron a temblar mientras los bajaba. Asta solo miraba al techo mientras seguía tendido en el suelo con una cara avergonzada después de la confesión.
-Así que fue así eh... -susurró ella.
El se quedó callado.
-Últimamente tuve algunos recue... -paró -primero dime que estamos hablando de lo mismo.
-¿Eh?
-¿A qué te refieres con confirmar que lo hicimos? -preguntó ocultando la parte superior de su rostro.
-Este...
-Responde.
-Tu tenías calor, así que te llevé para que te dieras una ducha, entonces... -el chico decía susurrante -sucedió eso.
-¿Tuvimos... se...?
-No es necesario que completes la palabra -giró su rostro el de bandana.
-Así que todo lo que recordé era cierto. Ya veo...
Asta calló.
-Perdón por hacerlo -dijo tras segundos de silencio.
-No tienes porque, creo que no me molestó -pausó su voz -sino ya te hubiera mandado a volar.
-E-entonces...
-Vayamos a dormir, solo quería saber eso -sonrió levemente la de coletas.
Más que confundido, Asta se paró y la siguió, el pequeño recorrido a través del pasillo se volvió casi eterno para ambos pues el tiempo dentro de sus cabezas se detenía al pensar en todo lo sucedido y por suceder. Al llegar a la puerta, ninguno de atrevió a abrir, no había una explicación detrás de eso, solo no se atrevían.
Al cabo de segundos terminaron entrando, grande fue la sorpresa que se llevaron cuando vieron a su tercera compañera ocupando un futón, exactamente el que estaba ocupando el chico de cenizos cabellos.
-Parece que Nero ya eligió uno -decía Noelle -entraré con ella.
-Ese futón es solo para una persona.
-¿Ah?
-Antes de elegir uno me fijé en ambos y ví que en uno solo cabía una persona y en el otro dos.
-Tienes razón, ahora que lo veo incluso ella que es delgada cabe a justas -dijo la plateada -pero ¿Que hace Nero en tu futón?
-Cuando salí a buscar agua ella aún seguía en la sala ¿Verdad? Seguro que vino después y se metió al primero que vió.
-Es verdad, creo que tengo mucho sueño... -se tocaba la cabeza.
-La despertaré para que cambie -dijo Asta agachándose.
-Espera, no la levantes, seguro anduvo muy cansada durante todo el día, solo déjala descansar.
-Pero nosotros también necesitamos descansar por si mañana el clima se arregla.
El sonido de un trueno se oyó después de eso, ambos sabían la opción más obvia que podían tomar en estos momentos.
-Solo por hoy, podemos dormir juntos... -susurraba ella para que su voz se perdiera con el sonido de la lluvia.
-Dijiste...
-No me hagas repetirlo, limítate a agradecer.
-Gracias p-pero eso no estaría bien...
-Sería peor que uno de nosotros se enfermara, créeme que estarlo no es nada agradable.
[...]
Cubiertos por una manta y con delgadas ropas, ambos chicos de cabello de color casi similar, yacían recostados de espaldas en el futón restante. El ruido de las palpitaciones de ambos competían con el sonar de las gotas y la manta sufría para cubrirlos a ambos por completo.
Después de cubrir bien a Nero, no les quedó de otra que aceptar la solución más sencilla y práctica, el pasar la noche en el futón disponible. Ambos cabían perfectamente pero aún así separaron sus cuerpos del otro para evitar cualquier roce, porque era incómodo.
Ninguno desprendía movimiento alguno, pero aún así seguían despiertos. Sus ojos pesaban, pero aún así seguían despiertos, pareciera que por más que lo intentaran, no lograrían conciliar el sueño.
-¿Sigues despierto? -preguntó ella.
-Si.
-Ya veo.
Pasaban minutos.
-¿Es la primera vez que duermes a lado de una chica? -preguntó ella nerviosa.
-De niño compartía cama con mis hermanos, incluyendo Recca.
-No me refería a eso, tonto.
Pasaban minutos.
-Hace frío -dijo ella.
-Si, hace un rato no hacía tanto como ahora, quizá porque ya es muy de noche.
-Si...
Pasaban minutos.
En un movimiento involuntario, Asta giró su cuerpo para acomodarse, se sorprendió cuando vió que Noelle hizo lo mismo. Ambos se sonrojaron y se alejaron un poco de sí. Ninguno dijo nada, solo se acomodaron y mantuvieron la posición.
La transpiración de ambos se combinaba al estar sus rostros casi pegados, esta vez no reaccionaban, simplemente lo dejaban pasar. Abrieron sus ojos de a poco pues no podían dormir sabiendo que lo harían junto al otro y se mantuvieron así, mirándose por un momento.
Ella en un impulso acercaba de a poco su rostro, Asta se dió cuenta pero simplemente lo dejo pasar, ya estaba mucho más cerca que al inicio con una separación de solo algunos centímetros cuando acomodó sus labios y los juntó con los del ojiverde.
La calidez del contacto hizo temblar a ambos, el cenizo simpemente expectaba como si le gustara lo que estaba sucediendo, Noelle por otro lado cerraba los ojos y acomodaba sus manos en el rostro de Asta para sujetarlo y seguirlo besando. Pasaron un buen par de segundos compartiendo ese cálido beso cuando el cenizo actuó, posó una de sus manos en el hombro de Noelle para apegarlo así y profundizar más en sus labios, esta se sorprendió pero lo aceptó.
-Esto... -dijo la Silva separándose para respirar.
El chico no respondió, sino más bien la apegó a sí nuevamente para continuar disfrutando el placer de sus labios. Sus traviesas manos de un momento a otro pasaron de posar los hombros de la chica a sujetar su cintura. Noelle se separó dejando un hilo de saliva que conectaba sus bocas.
-Aquella vez no pude disfrutarlo -dijo ella entre ligeros jadeos.
-Entonces ahora...
-Ya no hay vuelta atrás ¿Verdad? Todo comienza con un beso...
-Entonces... -dijo el cenizo sentándose, Noelle lo siguió.
El la tomó de ambas muñecas y la tumbó posando encima de ella, deslizó su cabeza para acomodarla en el espacio que se formaba entre el hombro y cabeza de la chica y procedió a estimularla con sus labios.
El torso y las piernas de Noelle se retorcían mientras experimentaba el placer único que le brindaba su compañero, algunos gemidos salieron de su boca al no poder contenerse más.
-No lo hagas así, no quiero hacer muchos ruidos -rogó ella.
-No hay problema con que los hagas.
-Recuerda que Nero está a lado nuestro, si ella nos ve...
-Dijiste que estaba muy cansada, no creo que lo haga.
-Pero... Haaa... -jadeó al sentir el cosquilleo en su cuello.
Una de las manos de Asta pasó a los pechos de la plateada para después masajearlos suavemente, ella se dejó y sujetó el hombro del chico para sentirse más segura.
-Ahhh... -ella respiraba acelerada al igual que su compañero de cama.
Las manos del cenizo bajaron aún más hasta llegar a la zona íntima de la Silva, ella chilló un poco y apretó sus piernas instintivamente mostrando su vergüenza, Asta simplemente juntó sus labios con los de ella y pegó su cabeza a la almohada para poder continuar.
-Aquí... -dijo él metiéndo su mano por debajo de los shorts de tela de la de coletas.
-Ahí no, que haces... -susurró ella mientras respiraba profundamente.
-Se siente bien... -dijo nuevamente mientras torcía su espalda tiernamente.
Pasaron unos minutos en ese acto mientras la lluvia servía como capa de ruido para los inconstantes gemidos de Noelle. Asta sacó su mano una vez acabar de estimularla, su mente estaba en blanco, y podía asegurar que el de ella también solamente con verla.
El cenizo se levantó para sentarse y tras unos segundos Noelle también lo hizo. Esta vez la que lo tumbó fue ella para sentarse en su entrepierna, la manta que los cubría yacía tirada un poco lejos de ellos y lo único que los acompañaba era la suave almohada y la termura del futón.
-Ya estás exitado... -susurró ella al sentir un bulto bajo sí.
-S-si... -Asta se sonrojó.
-Entonces...
La plateada bajó los shorts del cenizo solo para encontrarse la gran erección del mismo, su cara se enrojeció aún más, pero se tranquilizó rápidamente, «Se supone que yo también debo hacer algo, ¿Verdad?» «Que grande que es... No recordaba que fuera tan grande» fueron las oraciones que rondaban por su cabeza.
Ella procedió a estimuarlo con sus manos, la dureza y a la vez suavidad del miembro del chico era algo que no se podía sacar de la cabeza pues sabía que eso entraría dentro de ella. Asta solamente transpira por todo su cuerpo y respiraba profundamente por su boca, el tener a alguien tocando su cuerpo tan atrevidamente era suficiente para exitarlo aún más.
Noelle subió la velocidad y tras un momento se detuvo, ella no quería que él acabe antes de pasar al paso final del acto.
-Ya está lo suficientemente duro... Ahora... -susurró para Asta y para sí misma.
El cenizo vió como el cuerpo de la muchacha se quedaba quieto de la inseguridad por lo que se sentó, la sujetó de la cintura, la atrajo a sí y bajó nuevamente al suave futón.
-Yo me encargo -Asta estiró sus manos y bajó los pantaloncillos de Noelle dejando ver de a primeras su trasero para después quitarlo completamente de ella.
Ella pudo sentir como el erecto miembro del chico rozaba toda su zona baja y como sus manos sujetaban y levantaban su trasero para poner la punta del pene en su entrada.
-¿Estás lista? -le preguntó él en la oreja.
-S-se gentil... Recuerda que lo estás haciendo con alguien de la realeza -reafirmó.
-Okey...
El bajó su trasero de a poco y acomodó su miembro, la plateada sentía como algo cálido estaba ingresando en ella, «¡Ahhhh!» exclamó sin contenerse y cayendo encima de Asta.
-¿Te duele? -preguntó.
-No, solo sigue... Ahh...
-Bien, pero no hagas tanto ruido...
Al final entró, una vez dentro no hubo movimiento alguno, Asta esperaba la autorización de la chica para continuar pues no quería obligarla, Noelle transpiraba y respiraba aceleradamente mientras seguía tendida encima del cenizo, su corazón palpitaba el doble de rápido y sus fuerzas se reducían considerablemete.
Tras unos segundos ella bajó sus caderas dando comienzo a lentas cabalgadas hacia Asta, se podía ver que él lo disfrutaba y eso a ella la animaba a seguir.
-¿No duele? -preguntó él.
-Se siente rico más que doler -susurró ella.
El cenizo sujetó mas fuerte el trasero de la chica e impulsaba sus penetradas hacia ella, ambos soltaban algunos gemidos y jadeos mientras se daban placer mutuo hasta que el chico subió una de sus manos.
-Esto... -dijo él viendo los pechos de ella.
Detuvo sus embesitidas y se sentó con ella encima.
-Quítate el polo -ordenó -será mejor así.
-Pero estaría completamente desnuda... Si por casualidad Nero se despierta no podré cubrirme rápido...
-No importa -él tomó su polo y se lo quitó -tu brasier también -cruzó sus manos para quitarle el sujetador y dejarla con el torso completamente descubierto.
Ella se tapó por instinto pero tras segundos los dejó a la vista, eran redondos y perfectos, la luz de la luna daba a su blanca piel y rojos pezones una apariencia tentadora a agarrarlos.
-Tu también -dijo Noelle.
-¿Eh?
-No seré la única sin nada encima.
-Okey -Asta se quitó su polo dejando a la vista su trabajado torso de espadachín mágico.
-Asta... -ella se apegó a él.
-Noelle... -la sujetó de su cintura y la pegó a sí.
Ambos calleron a la cama uno encima del otro, la mitad de du cuerpo rozaba con el otro y la calidez se transmitía mientras sus zonas íntimas jugueteaban entre sí. El calor que se generaban los exitaba a creces mientras sus labios se deseaban.
Los jugos vaginales de la chica comenzaron a aparecer, y a facilidar el intercambio de embestidas de ambos. Asta tenía ambas manos en el trasero de Noelle levantándolo y dejándolo caer mientras que ella lo besaba a la par que sus pechos eran aplastados contra los pectorales del muchacho.
-Aghsta... -Noelle quería hablar, pero a la vez no quería despegar sus labios de los de su compañero.
-¿Te gusta? -preguntó el cenizos cabellos.
Ella asintió y continuaron. Cada vez sus embestidas eran más rápidas al llegar al límite, descansaban para luego seguir.
Asta se levantó aún besándola para luego soltarla.
-¿Te gustó? -preguntó ella tiernamente.
-Mucho -contestó él mientras la sentaba en el futón para retirar su miembro.
-¿Otra posición? -preguntó Noelle al ver como el cenizo se ponía detrás de ella, se arrodillaba y la cargaba por los muslos.
-Sigue igual de grande -pensó Noelle al ver el miembro de Asta.
-¡Ahhhhh! -gritó pero rápidamente se cubrió la boca.
-Perdón -dijo Asta mientras la soltaba lentamente para terminar de meter su pene dentro de sus pliegues.
-Te dije que seas gent... Ahhhh... Ahhh... -ella jadeaba por el dolor y el placer mientras sus manos buscaban donde sujetarse.
Preso por la lujuria, el ojiverde la levantaba y la soltaba para penetrarla, Noelle solo se sujetaba a los brazos de Asta para tener más estabilidad.
Noelle caía en la vergüenza, sus piernas estaban abiertas mientras era explotada internamente por el pene de Asta a placer, toda su parte delantera estaba descubierta haciendo de eso una posición bastante obcena para ella, si alguien la veía estaba segura que moriría de la pena antes de siquiera poder reaccionar.
Las transpiraciones de ambos se notaban más, sus cuerpos sudados eran prueba de eso, los ruidos húmedos del choque de sus cuerpos resonaba cada ves más en la habitación mientras que los pechos de Noelle rebotaban al ritmo del sexo.
Ella giró su cabeza para ver como estaba Asta, él tenía los ojos entrecerrados y la boca abierta mientras tenía la mirada plantada en su trasero, eso la avergonzó.
El cenizo se dió cuenta y estiró su cuello para poder besarla, cesó sus penetradas y le manoseó los pechos mientras sus salivas se intercambiaban.
Pasaron unos minutos lleno de jadeos, besuqueos e indecentes tocamientos para después reanudar el acto del sexo.
-Dame más, nunca pensé que esto se sentiría mucho mejor de lo que imaginé... -dijo ella entre jadeos 10 minutos después de reanudar.
Asta retiró su pene de la vagina de Noelle y la empujó a la cama dejándola apoyada sus rodillas y codos. Rápidamente después de eso sujetó su trasero y acomodó su miembro dentro de ella.
-¡Ahhhhh!, ¡Ahhhhh! -gimió ella por la rapidez.
-Perdón, es que hacerlo se siente tan bien... -se disculpó Asta.
-Solo continúa, continúa...
El cenizo no podía parar, las embestidas lentas rápidamente pasaron a ser profundas y rápidas mientras el sonido similiar a palmas competía con el ruido de la lluvia. Los pechos de la chica rebotaban mientras su mente se quedaba en blanco por el extasis experimentado. Toda su parte delantera calló al futón rendido mientras que su parte trasera aún era sujetado por el cenizo quien no paró ni por un momento.
-Más fuerte... Más fuerte -dijo ella.
Asta paró y giró el cuerpo de Noelle para verla de frente, tenidida en cama.
-Acomódate más arriba -dijo él, ella hizo caso.
El se posicionó encima de ella y acomodó nuevamente su miembro para entrar una vez más, ella estaba más conciente esta vez y no pudo dejarlo de ver a los ojos.
-Aquella vez recuerdo que también te gustó, ¿Verdad? -dijo ella.
-A tí también te gustó.
-Callate bakasta... Yo solo hummmm... -tapó su boca para no dejar salir el gemido después de ser penetrada.
Él siguió, pero esta vez con una embestida lenta mientras masajeaba uno de sus pechos y con la otra mano acariciaba una de sus mejillas.
-Eres muy hermosa Noelle... -susurró él para luego besarla.
Un fino hilo se formó entre sus bocas después de eso, Noelle lo sujetó se su cabeza y de su brazo mientras su cara hacía una expresión tierna.
-Yo... -salió de ella, no quizo terminar esa oración, simplemente lo atrajo a sí para besarlo otra vez mientras sentía sus tranquilas embestidas.
El placer ya estaba en su punto máximo, ellos sabían que ya era el momento de acabar. El cenizo se separó de ella para agarrarla de la cintura y comenzar la embestida final.
-¿Puedo ir rápido esta vez? -preguntó él.
-Creo que si... Pero igual hazlo con cuidado -respondió ella.
-¡Ahhh... Ahhh... Ahhhh...! -soltaba la plateada en su última recta.
Asta jadeaba de la misma manera. Pareciera que ninguno de los 2 ya era conciente de no hacer ruido alguno. Ella más que todo que tenía el temor de ser atrapada en pleno acto, en ese momento su cabeza solo pudo retener el ambiente de ella y el chico de quien gustaba haciéndolo sin parar. Ella no controlaba sus gemidos.
-Se siente bien... Ahhh... -jadeaba Asta.
-¡Hmmmm, ahhhhh! -los brazos de la Silva se retorcían y se sujetaban del tierno futón mientras que sus ojos veían como sus pechos rebotaban y el cuerpo de Asta trabajando para el placer de ambos.
-Estoy a punto de... Creo que voy a acabar... -gritó Noelle.
-Yo también, Noelle... Ahhh...
El sonido cada vez era más fuerte, sus cuerpos húmedos por la transpiración se resbalaban a la perfección facilitando el acto de placer de ambos, el miembro de Asta entraba y salía cada vez más rápido palpitando de vez en más.
-¡Noelle! -Asta la levantó para apegarla a sí y abrazarla.
Ambos terminaron, el líquido espeso y blanco salía deslizándose por el miembro palpitante del cenizo mientras que los líquidos de Noelle caían acompañándolos.
-Me vine... -decía Noelle extasiada.
-Ahhhh... -Gimió el cenizo para después hecharse para atrás cayendo el cuerpo de Noelle encima de él.
-Asta... -dijo ella cerrando los ojos.
-Me siento cansado... Se sintió genial... -susurró él, ahora... -dijo viendo sus vestimentas -quizá... Ahhh... -sus ojos cayeron rendidos.
[...]
-A-asta... -una joven de ropas negras decía nerviosa -despierta Asta... Señorita Noelle...
-Ahhh... Hermana Lily... -él abría los ojos ¡Hermana Lily! -se levantó.
-¿Por qué hacen tanto ruido...? -Noelle también abría sus ojos -¡Ahhhh! -exclamó y se levantó de golpe al ver Asta y a la hermana cerca de ella.
-Ustedes... Ahhh... Cuando les dije que solo tenía 2 futones era para que tu durmieras en uno y tus amigas en otro -reprendió.
-Ahh... Bueno... -El cenizo se tocó el cuerpo, estaba vestido, vió a Noelle, ella también se había dado cuenta y al parecer estaba sorprendida y nerviosa como él.
-¿Y bien? -la hermana Lily seguía -No está bien que chicos de su edad duerman juntos, a menos que sean...
-¿Eh?
-Son... Algo más que amigos... ¿Verdad? -preguntó insegura.
-¡No lo somos! -Noelle respondió.
-Entonces no está bien que duerman juntos siendo chico y chica, me sorprendió verlos juntos y apegados cuando entré al cuarto.
-Perdón hermana...
-Ahhh bueno, por lo menos ya lo saben... Ahora levántense que el clima al parecer mejoró, pueden partir.
-Lo haremos, lo haremos -redundó Asta.
-Bien... Vayan al comedor y desayunen, su compañera ya se encuentra ahí, al parecer se levantó antes que ustedes -mencionó.
-Ah... Bueno, vamos, Noelle -dijo el de bandana.
-E-está bien.
