-No olvidaste llamar a la base, ¿Verdad Bakasta? -decía Noelle con las manos sujetas en la zona frontal de su escoba.
-No, llamé antes de partir para informarles todo -respondía Asta quien se encontraba detrás de ella -dijeron que están bien y que nos apresuremos lo más rápido posible porque las lluvias aún no terminan.
-Ya veo, ¿Y Finral?
-El sigue ocupado junto a los demás magos espaciales.
-Vaya, ni modo, esperemos que la lluvia no retrase muestra misión otra vez.
-Si -asintió Asta -¿Ya revisaste el mapa Nero? -preguntó a la chica detrás suyo.
-¿Eh? Si, el mapa, ve defrente -dijo desinteresada la pelinegra.
-¿Defrente? Al revisarlo esta mañana creí haber visto que era para la derecha, ¿Estás segura? -preguntó la Silva.
-Si, ve defrente -dijo con su mirada desviada y con un tono disminuído.
-Entiendo, agárrense, voy a acelerar.
[...]
-Al final si era para la derecha... -Asta sostenía el mapa.
Tras un rato sobrevolando las praderas, se dieron cuenta que no iban en la dirección correcta, si no más bien, a una que los alejaba más de su destino. Al darse cuenta, Noelle frenó y se dirigió al verdadero lugar, no sin antes claro regañar a la guía, Nero, quien no se lo tomó con todo el interés del mundo. Ahora se encontraban caminando cerca del lugar de la misión, pues la casa a la que debían llegar estaba escondida entre los bosques del sitio.
-Esta misión es cosa seria Nero, no puedes hacer bromas como esta -dijo Asta cerrando el mapa.
Ella solo lo miro de reojo para seguido de eso responderle con un simple «Okey»
-Bien... Al parecer no lloverá, por lo menos no pronto -pronosticaba el cenizo.
-Eso mismo pensamos ayer y tuvimos que quedarnos a dormir por la lluvia -expresaba Noelle.
Asta la miró y accidentalmente conectaron miradas, tras eso inmediatamente las desviaron generándose en ambos un pequeño sonrojo. A la vez, unos rojizos y profundos ojos miraban a ambos.
-Tienes razón, será mejor llegar cuánto antes -culminó el ojiverde.
[...]
-Señorita Mimosa -en la casa Vermillion, un sirviente se dirigía a la joven del lugar.
-¿Por fin llegó? -preguntó la joven de naranjas cabellos volteando emocionada.
-Con estas lluvias impredecibles le costó, pero finalmente llegó tras el último cargamento.
El caballero de traje entregaba lo que al parecer era una delgada carta.
-Así que finalmente llegó -la chica sonreía mientras abría el encargo.
-Solo conseguí el de 4 personas, el de 2 se había agotado rápidamente, perdón señorita Mimosa.
-No se preocupe, después de todo solo usaré 2 entradas, puedes retirarte.
-Si se me permite saber con quién ira, estaría agradecido, puedo mandar un escolta con usted y así...
-No tiene que preocuparse señor, solo... Iré con un amigo -dijo segura mientras soltaba unas ligeras carcajadas acompañadas con una sonrisa mientras se iba.
-Quizá deba preguntarle a Asta-san antes... -decía ella echada en su cama mientras balanceaba sus pies.
-No, es imposible que se niegue a una salida a las aguas termales, seguro que le gustará -pegaba las entradas a su pecho -ojalá que la lluvia haya calmado para ese entonces -pensaba.
El sol reinaba por el cielo, pero la lluvia acechaba en las sombras, ese era el resumen de el clima en estos últimos días. Regresando a la región olvidada, especialmente a la cabaña de destino de los jóvenes Toros Negros, una jóven asesina yacía sentada junto a la pareja de esposos con los quien vivía.
-Me tiene preocupado los chicos, espero que no se hayan perdido -se lamentaba Domina -si tan solo no hubieras construido esta casa tan remotamente imposible de encontrar -exclamaba a su marido.
-Cálmate cielo -él la intentaba tranquilizar.
-Desde que el capitán de su orden te llamó no puedo evitarlo, pensar que en cualquier momento la lluvia puede aparecer mientras ellos estén allí afuera me mata...
-De todos modos no creo que tarden en llegar, Asta vino a este lugar un millón de veces, estoy seguro que debe estar guiándolos -decía Fanzell.
-Ese chico es tan tonto que ya se debe haber olvidado el lugar, no me sorprendería que esté lamentándose en estos momentos -la linda jóven pelinegra opinó.
-No seas así Mariella-chan, ellos deben estar muy cerca, si, así es.
-Si usted lo dice...
-De todos modos, si comienza a llover contamos contigo para ir a buscarlos, estás entrenada para estas cosas, ¿Verdad, Mariella-chan? -el pelirojo proponía.
-Que deje el "chan", y si, puedo intentarlo.
-Muchas gracias Mariella-chan -la mujer se tiraba a ella para abrazarla.
-Ah, Domina-sama... Suélteme porfavor.
[...]
Pasaron algunos minutos y el cielo se tiñó nuevamente de oscuridad, opacidad en su esplendor acompañado de gotas crecientes que llenaban cada rincón del Reino del Trébol, tanto en las ciudades como en los bosques y praderas.
-Iré a buscarlos, no deben estar muy lejos -la asesina se ponía su capucha.
-Está bien, nosotros prepararemos todo por si tienen algún accidente, vé Mariella-chan -decía el pelirojo.
La joven recorría ágilmente la zona boscosa de las afuera de su casa en busca de su objetivo, como experimentada asesina se ocultaba bajo lo primero que veía para no ser atrapada por la inesquivable lluvia. El mantón negro que llevaba era lo único que la cubría del frío acompañante y a la vez lo que le permitía moverse con tanta rapidez.
-Ya debería haberlos encontrado, ¿Qué tan escondida está este lugar para las personas? -pensaba mientras se deslizaba por el pasto mojado.
-Recorreré un poco más, si no los veo entonces... -se detuvo al detectar un maná conocido.
Ella se acercó cuidadosa y a la vez rápidamente al lugar, las gotas salpicaban del sitio pues una esfera de agua se movía lentamente ocultando todo lo que llevaba dentro.
-Creo que es para la derecha -una voz familiar emanaba dentro de la semiesfera.
-Entendido -respondía otra igual de familiar, Mariella se acercaba.
-¡Alto ahí! -Noelle manipulaba su hechizo abriendo un espacio en él -¡Quítate la capucha! -ordenaba mientras Asta y Nero se ponían en guardia.
La pelinegra originaria del Reino Diamante no tenía de otra que obedecer, además no tenía problema en hacerlo, eran conocidos... por lo menos 2.
-Tu eres...
-¡Ah, Mariella! -gritó el cenizo al verla.
-Si que tardan mucho en llegar -dijo -pónganse de estos, no podemos hablar aquí que la lluvia puede empeorar.
Los 3 jóvenes se ponían las capas especiales que llevaba Mariella y seguido de eso, la acompañaron velozmente.
-¡Domina, ya están aquí! -el pelirojo levantaba la voz compartiendo las nuevas.
En orden, Mariella, Noelle, Asta y Nero entraron cuidadosa pero a la vez velozmente en casa de Fanzell, se quitaban las capuchas y las dejaban en un sillón cerca de ahí.
-¿Se encuentran bien? ¿Acaso les pasó algo? -la mujer de vestido lila corría a recibirlos.
-Estamos bien, gracias -respondía la Silva.
-Eh, Asta -saludaba el hombre pelirrojo.
-Maestro Fanzell, tiempo sin verlo -respondía amigable el chico.
-Veo que tuviste dificultades eh, pensé que conocías este lugar como la palma de tu mano.
-Hehe, era así pero -se rascaba la nuca -tiempo que no venía a este lugar así que terminé olvidando dónde estaba.
-Lo importante es que llegaron, la tormenta allá afuera no para de crecer, no parece querer parar pronto -comentó Mariella.
-Incluso traje algunas toallas y ropa extra por si se encontraban empapados, pero al parecer se las arreglaron, me alegro -siguió Domina.
-Si, Noelle creó un hechizo que nos cubrió de la lluvia -dijo el ojiverde.
-Eso es bastante bueno, veo que mejoraste, eh Noelle -la mujer de ropas lila estrujaba a la albina.
-Bueno, es lo que se esperaba de alguien de la realeza a fin de cuentas -agradecía Noelle de una particular forma.
-Por cierto, ¿Y tu nueva amiga? -decía el pelirrojo.
-Ah, ella es Nero, es nuestra nueva compañera -dijo presentándola, ella miraba perdida.
-Ya veo, pero si no mal recuerdo aún falta unos meses para el exámen de caballeros mágicos.
-Bueno, ella ya nos lleva acompañando un buen tiempo, ¿Puedes transformarte en tu otra forma? -solicitaba Asta a la pequeña chica de vestido oscuro.
Ella solo giró los ojos para verlo con una mirada fría y tras unos segundos acató la petición transformándose en su forma pequeña y alada sorprendiendo a todos.
-Así que es el anti-pájaro que nos acompañó al bosque de las brujas -Fanzell decía sorprendido.
-Siempre noté algún tipo de encanto en esa pequeña ave, pero no pensé que verdaderamente era una hermosa chica.
-Gracias -decía Nero ante el elogio.
-Mariella-chan, se parece mucho a tí -comentó seguidamente la mujer de cola.
-No es cierto -respondió fría la nombrada.
-Ambas tienen el color de cabello y peinado similar, además veo un aura parecida en su mirada -sonreía Domina -quizá lo único que las diferencia es... Nada nada.
-También es un placer conocerla -hablaba Nero de forma tajante.
-Y bueno Asta, ¿Trajiste el paquete que llegó? -preguntó el maestro.
-Si, lo tengo aquí -lo entregó.
-Excelente, pasaste por mucho hasta llegar aquí verdad -dijo sosteniéndolo.
-¿Qué hay ahí?
-Nada importante, es solo una herramienta que le pedí a Mars buscar en mi antigua oficina del Reino Diamante.
-Por cierto, ¿Dónde está Fana? Pensé que comenzaría a vivir aquí -preguntó la de coletas.
-Después de el acontecimiento de los elfos partió hacia Diamante para acompañar a Mard y mantener la estabilidad del Reino, según un informe que me había hecho llegar ya nadie recuerda a Fana así que encontré oportuno dejarla partir.
-Ya veo.
-Hablando de eso, ¿Asta, qué hacías en el periódico como criminal? Pensé que eras un buen caballero mágico -preguntó sarcásticamente Mariella.
-Lo soy, todo fue un malentendido...
[...]
-Así que fue eso -decía Mariella.
-Hace un tiempo partimos hacia el Corazón y conocimos a la Reina, dentro de un tiempo volveremos a ir para comenzar nuestro entrenamiento -dijo la Silva.
-Si... Después del incidente de los elfos debemos estar preparados para cualquier cosa que pueda venirse -continuó el cenizo.
-Tienes razón, nosotros tuvimos la suerte de que por esta zona no vinieran muchos elfos y contar con la ayuda de algunos caballeros mágicos de la zona -decía Domina -nosotros también nos prepararemos mejor... cuando termine esta lluvia claro.
-No le debe quedar más , apuesto que hoy o mañana serán los últimos días de lluvia -comentó Fanzell.
-Espero que sea así.
-¿Tienen alguna manera de volver a su base? -preguntaba la joven asesina.
-No lo creo, nuestro compañero que usa magia espacial está ocupado junto a otros sirviendo al Rey.
-Yo hize las capas que les dió Mariella-chan para que pudieran llegar sin ningún problema, pero me temo que se estropearon al momento.
-Esta etapa del año si que es molesta verdad -suspiraba Fanzell -pero bueno, si la lluvia no se calma por un buen tiempo pueden quedarse aquí incluso a dormir, creo que tenemos espacio.
-¿Dormir aquí? -preguntaba Noelle.
-Si, ¿Tienen algún inconveniente? Si es así entonces...
-N-no, solo me sorprendió hehe -decía ella mientras desviaba su mirada.
-Anoche dormirmos en la iglesia de Hage y no tuviste ningún inconveniente,no sé porqué esa reacción -susurraba la delgada chica de cabello corto y rojizos ojos.
-¿Eh? ¿Dijiste algo, Nero? -preguntó Noelle al escuchar algo, la ojiroja ignoró.
-Ya que tenemos el día prácticamente arruinado, ¿Quieren jugar algo? -proponía la mujer.
-¿Qué hacían días atrás cuando estaban encerrados? -preguntó Asta.
-Aveces ellas leían un libro o cosas parecidas, yo me ponía a entrenar dentro de casa -respondía Fanzell.
-Eso me interesa -dijo emocionado el de ropas azules.
-Si, bueno... temo que te lo prohibiré, no queremos quedarnos sin casa en este momento hehe -se rascaba la sien mientras sonreía.
Llegaba el mediodía y la lluvia disminuía pero no cesaba, aún era imposible viajar a través de ella a menos que seas un mago experimentado. Los jóvenes Toros Negros almorzaron en la humilde casa de quien hace un tiempo fue el mentor de Asta, y tras una charla de por medio y alguna que otras risas no tenían de otra que pasar la tarde ahí también.
El reloj ya marcaban las 6pm y los pasatiempos se iban, el aburrimiento llegaba para cada uno sembrándose dentro de sí el deseo de salir a pesar del clima aterrador. Para su suerte, una cena y tiempo de sueño era lo que les separaba del posible día soleado posterior.
Pero fuera del lugar cálido en el cual se encontraban, bajo rocas y matorrales otra era la situación de una joven de ropa uniformada. Para ella la lluvia torrencial era un problema controlable y lo único que la mataba era, como para todos, el aburrimiento
-Me aburro Megículaaaa... -quejaba ella.
-ª
-Nunca debí venir, esto se seguir reglas no es lo mío -seguía ella -si por lo menos pudiera enfrentarme a algunos caballeros mágicos...
-Estar aquí es mejor que estar encerrada en aquella posada, se paciente.
-Quiero matarlo de una vez... Quiero ir a esa casa y matarlos a todos...
-La misión no es esa.
-Ya lo sé, pero aún así...
-¿Para que vinimos en primer lugar? -preguntaba el demonio.
-Para ver si el enano se quedaba solo pero siempre va acompañado de Noelle-chan y la otra, como ayer... no sabía que Noelle-chan hacía ese tipo de cosas con él, que envidia -susurraba.
-Si.
-Ahora quiero matarlo con más ganas...
El aparato de comunicación especial de la chica sonaba. Ella lo abría apresuradamente y de él, la pequeña figura de un hombre de cabello desordenado aparecía.
-Hola, Nee-san -saludaba.
-Zeeenooon -ella le regresaba un saludo más animado.
-No tengo mucho tiempo ahora, pero desde este momento, puedes matarlo -dijo él para después cortar.
La joven de parche tras unos segundos de sorpresa soltó una sonrisa solo para después recostarse en el pasto húmedo y esperar.
[...]
-Gracias por la comida.
-Igualmente.
-Igual.
El trío de jóvenes viajeros terminaba de cenar y con ojos cansados no precisamente por el sueño, se levantaban de la mesa.
-Tenía la ligera esperanza de que por lo menos en la noche se calme pero ah... espero que mañana todo sea mejor -suspiraba el hombre de abrigo verde.
-Yo quiero ir a dormir ya, ustedes deberían hacer lo mismo -comentaba Domina.
-Si.
-Asta, puedes usar el cuarto de Fana y ustedes... ¿Estás segura Mariella-chan? -preguntaba Domina.
-Si, pueden dormir en mi cuarto, después de todo tengo uno muy espacioso -dijo ella.
-Me alegro, entonces creo que iré a dormir de una buena vez, ¿Vienes cariño?
-Si, yo también voy -respondió el pelirojo.
-Vamos Noelle, ordenemos los espacios antes de dormir -decía Nero sujetando la muñeca de la de coletas.
-Yo creo que iré mas rato...
-No, vamos ahora -insistió ella con serenidad mientras le plantaba una mirada de cero expresión.
-B-bueno...
-Yo las alcanzo después, dormiré en el espacio que sobre -dijo Mariella mientras las despedía.
-No tengo sueño pero creo que será mejor dormir también -dijo Asta volteando para servirse un vaso de agua como hacía cada noche.
-Yo tampoco tengo sueño aún -decía la pelinegra.
-Debes ser la última en dormir en esta casa -Asta bebía.
-Si, aveces, la mayoría de veces -se sonrojaba.
-Quizá tengas un problema para conciliar el sueño, tengo algunos métodos que te pueden ayudar.
-No, no tengo problemas exactamente.
-¿Entonces?
-Mmm... Aveces pienso en irme a vivir sola, después de todo esta es una casa de esposos y por las noches...
-Entiendo.
-¿Eh? ¿Lo entiendes? -lo miró sorprendida mientras abría un poco los ojos -no pensé que lo harías.
-Si, l-lo entendí.
-Bueno, olvídalo, te lo dije porque pensé que no lo captarías, no está bien que te cuente estas cosas -dijo serena.
-Si, tienes razón -Asta daba otro sorbo.
-Por cierto, ¿Nero, verdad?, no se si te habrás dado cuenta pero te veía de una manera muy extraña durante gran parte del día, ¿Estás seguro que no es una asesina encubierta o algo así?
-Eh, no, así es su mirada, parecida a la de un anti-pájaro.
-Parecía una mirada más fría que la de un anti-pájaro -comentaba Mariella.
-Así que es así...
-¿Hmm?
-Oh, nada, creo que me está dando algo de sueño -el cenizo sonreía.
-Sorprendentemente a mí también -dijo -solo espero que esta noche sea normal -pensó para sí.
Ambos se dirigieron al pasillo que conectaba con las habitaciones y cuando Mariella intentaba posar su mano en la manivela y abrir el suyo, fue superada por la otra chica de cabello oscuro del lugar. Nero se sorprendió al igual que el cenizo y la chica asesina.
-Creí que ya estabas dormida Nero -decía Asta.
-Yo salía para... para... eh... -hablaba ella insegura de que decir.
-¿Qué estaban haciendo? -tras un suspiro de tranquilidad habló.
-Charlando un poco hasta que nos dé sueño -respondió el cenizo.
-Ya veo -respondía ella con tono bajo.
-Deberías dormir también, cuanto antes lo hagas más rápido se pasará el tiempo.
-Tiene razón, vamos entra -Mariella dijo mientras posaba su mano en el hombro de la pequeña joven.
Tras una rápida mirada al lugar del contacto, Nero se dejó conducir nuevamente dentro del cuarto.
Asta pensaba en su habitación aún recordando lo vivido en la noche anterior.
Era ella, todo apuntaba a que fue ella quien se encargó de vestirlo a él y a la albina después de aquella agitada noche. Su conciencia lo castigaba y a la vez se acergonzaba de imaginar el punto de vista de su compañera al despertar, la conocía lo suficientemente bien que su mente recreaba la más exacta de las expresiones que tuvo su rostro al expectar, simplemente le apenaba.
-En que estaba pensando al hacerlo justo en ese lugar -se decía a sí mismo mientras una cómica gota le salís en la sien, posteriormente, se quedó dormido.
