Habían pasado 2 días de misión en la ciudadela, todo yacía tranquilo con algún que otro ataque de ladrones simples que se aprovechaban de los negocios más jugosos del lugar, el pequeño grupo de magos había pasado hospedado en una posada cercana a la plaza central para vigilar y estar al tanto de cualquier movimiento perjudicial. De vez en cuando también daban rondas por los alrededores exteriores para administrar el lugar y ayudar en cualquier incidente que suceda.
Poco a poco algunos caballeros de distintas órdenes llegaban a ocupar su puesto por lo que ahora no sucedía ningún incidente en comparación al primero. Asta, Noelle, Nero y Mimosa sabían que su misión estaba por caducar y se preparaban para partir para reportar su éxito.
-Muchos magos de las Mantis Verdes vinieron a patrullar, algunos incluso residen aquí -comentaba Noelle.
-Si, creo que mañana regresaremos a nuestras bases, el capitán también me llamó diciéndome que la la seguridad del Reino ya está casi restaurada y que muchos caballeros están libres -decía Asta.
-Por cierto Mimosa, dijiste que reservaste una noche en los baños termales para todos nosotros ¿Verdad ?-seguía el cenizo.
-Si, lo hice, supongo que esta tarde podremos ir -decía ella con ligero tono de incomodidad y pucheros suaves.
Todo estaba tranquilo, eso era lo que todos ansiaban decir, pero para su mala suerte tuvieron que lidiar con algo más aparte de los malechores de la ciudad. En estos 2 días hubo algo de tensión entre la pequeña chica pelinegra y la joven Vermillion, el ataque más que todo venía de la pelinaranja, quien en tonos algo sarcásticos y molestos se dirigía a Nero en todas las ocaciones que intercambiaban palabras. La jóven de vestido por su parte no entendía bien y tampoco es que le importace, lo manifestaba en la expresión facial que siempre llevaba.
Noelle y Asta hacían lo que podían para ignorarlas aunque dentro de sí tenían ligeras ideas de a que se debía, unas más acertadas que otras.
-Culminemos nuestro patrullaje, no hay ningún inconveniente desde hace unas horas, además ya se acerca la hora de almorzar, hagámoslo para después recoger nuestras cosas del hostal -decía Asta recibiendo el asentir de las chicas.
-Vayan yendo ustedes, quiero preguntarle algo a Nero-san antes -decía Mimosa causando la clara sorpresa de la nombrada.
-Entiendo, no tarden -dijo Noelle retirándose con Asta.
La Vermillion los despedía con la mano levantada y una sonrisa en el rostro, pero apenas desaparecieron, tomó la mano de la ojiroja y la llevó a un callejón cercano.
-¿Por qué estamos aquí? -preguntaba Nero tranquila.
-¿Qué crees que hacías ese día? -Mimosa preguntaba.
-¿Eh? ¿Cuál día?
-No te hagas la tonta, sabes muy bien a que me refiero -la miraba fijamente.
Nero seguía sin tener la mínima idea por lo que no sabía como responder.
-Aquella vez en el cuarto de Asta-san, a horas muy de mañana -sus mejillas blancas se enrojecían.
-¿Eh? -decía algo avergonzada al tener ligera idea a lo que ella se refería.
-Ustedes estaban cogiendo en su cuarto -su rostro se enrojecía más.
El corazón de ambas palpitaba por tal declaración y sus rostros se desviaban evitando verse directamente.
-T-tu... ¿Nos viste? -preguntaba Nero.
-Lo hice, se les veía tan agustos -reprendía ella sin dejar su claro sonrojo.
-Y-ya veo...
Mimosa se sorprendía, no era para nada la reacción que esperaba al revelarle que la había atrapado en pleno acto. Los labios de Nero se arqueaban formando una pobre pero clara sonrisa en su avergonzado rostro mientras sus mechones ocultaban parte de sus conformes ojos.
-¿P-Por qué sonríes?
-Nada, ¿Como se sintió? -preguntaba ella aún con el rostro desviado.
-¿Eh?
-Como se sintió vernos hacerlo.
-No preguntes tonterías -exclamaba -debes saber que no puedes tener se... Eso, con él -insinuaba.
-¿Por qué no? ¿Tu también lo hiciste, no?
El rostro de la Vermillion volvió a su carmesí intenso recordando aquel día íntimo.
-¿Q-qué?
-En su cumpleaños, lo invitaste a tu casa y lo hicieron toda la noche -conectaba su mirada por un breve lapso.
-¡N-no fue toda la noche! -se excusaba la pelinaranja.
-Así que no fue, eh.
-¿C-comó sabes eso? ¿Asta te lo contó? -decía algo alterada.
-Yo era la sirvienta novata.
-¿E-Eh? ¿C-como así?
-Ya lo oíste, supongo que estamos a mano.
-Espera espera espera, ¿Tú sabes cosas que yo no se, verdad? -la sujetaba del hombro viéndola.
Nero conectaba su mirada desinteresada.
[...]
-No puedo creer que Noelle-san también... -decía ocultando su rostro.
-Lo hicieron 2 veces.
-¡No necesito saber eso! -exclamaba la pelinaranja.
-Y yo lo hice...
-¡Guarda silencio de una vez!
Nero sonreía con una diminuta e imperceptible pizca de sadismo.
-No actúes como si esos temas te avergonzaran, después de todo querías venir a solas con Asta para poder tener sexo con él ¿No?
-E-eres muy explícita al hablar -ocultaba su rostro.
-¿Pero es cierto, no?
-Claro que no, por lo menos no era la razón principal -decía mientras disminuía su voz a la par que llevaba sus dedos a sus labios.
-Ehhh, así que era secundario eh...
-D-dejemos de hablar de esto, son cosas muy íntimas -decía ella avergonzada.
-Si, muy íntimas -decía la ojiroja -menos para Asta, pareciera que no tiene problema con hacerlo de modo que pueda verlo -pensaba mientras elevaba su perdida vista al despejado cielo.
-¿Cómo fue que empezó esto? -preguntaba Mimosa.
-Deberíamos ir, dijiste que hablar de estas cosas está de más.
-Mmmm -se quejaba -está bien.
[...]
-Capitán, llegamos... -decía una cansada Vanessa llegando a la base.
-Oh, bienvenidos -respondía el superior sin apartar la vista de su periódico.
-¿No nos dirá nada? -expresaba ella con claros tonos de fastidio -por cierto, se supone que Noelle, Nero y Asta regresaron, no detecto el maná de las chicas.
-Se fueron junto a una chica del Amanecer Dorado de misión a una ciudad hace 2 días, regresarán pronto.
-¿Eh? Junto a Nero y Noelle... Ah... Estoy muy cansada para esto, que pase lo que tenga que pasar.
Yami la miraba.
-Por cierto, el Rey Mago me mandó a avisarle que la Reina Loropechika autorizó el comienzo del entrenamiento dentro de una semana, todas las personas que fueron escogidas por sus capitanes deberán alistarse para partir al Reino Corazón.
-Ah, ya veo, si que se estaban tardando -sujetaba su cigarrillo -eso quiere decir que adelantarán el festival a esta semana.
-Si, puede que suceda dentro de 3, 4 o 5 días.
-Entiendo, gracias por el informe, ve a tomar un baño y descansar, te irá muy bien.
-Si, eso haré.
[...]
-Oye Fana, puede que no te hayas enterado pero...
-¿Patry-san ya encontró un lugar donde quedarnos? Lo sé.
-Entonces debes saber que partiremos esta semana, respecto a Asta...
-Supongo que simplemente no pasará nada.
-Esta semana habrá un festival en la capital, si él asiste puede que tengas algo de tiempo.
-Gracias Ryah-san, de todos modos lo pensaré, creo que al final ese sentir fue solo una ilusión del momento.
-¿Eh? ¿Acaso tu cuerpo de quinceañera afectó tu cabeza¿ Hahaha -soltaba ligeras risas el hombre de cabellera blanca y ojos somnolientos.
-¡Pero no lo digas así! Ahhh, iré, intentaré aprovechar esta oportunidad.
-Suerte con eso, hablaré con Vetto para que me ayude a alistar todo, tu céntrate en lo tuyo.
-Gracias Ryah-san.
[...]
-Cupo de una noche y medio día para 4, ¿Verdad señorita? -preguntaba la encargada, una señora mayor.
-Si, para 4, lamentablemente -respondía la Vermillion haciendo silencio de voz para lo último.
Mucho tiempo después de un rápido almuerzo en un local del centro de la ciudad, los 4 jóvenes se preparaban para su última actividad antes del retorno hacia cada una de sus respectivas bases. El clima apuntaba a la perfección y la ciudad había restaurado su color después de la opacidad que había traído consigo la lluvia haciendo de las calles un lugar de recreación para las decenas de personas que en ella se recreaban.
Siendo ya las 7 de la noche y tras una tarde de paseo grupal e individual por las aceradas calles, el cuarteto de caballeros hacia precencia en lo que sería su última posada.
Un amplió lugar lleno de vários cuartos y baños termales de distintos tamaños se apegaba a la descripción del lugar, parecía simple por fuera, pero por dentro cualquiera quedaba boquiabierto al pensar en lo que costaba unas horas dentro del sitio.
-¿Por qué este lugar parece vacío? -preguntaba Noelle mientras Mimosa terminaba de canjear el pase.
-Solía estar relativamente lleno pero las lluvias espantaron a todos haciendo que se resguardaran en sus hogares, estoy segura que dentro de unos días esto volverá a estar lleno como antes -sonreía la mujer -aquí tiene señorita, pásenla bien, pero no hagan mucho ruido -decía lo último acercándose al oído de la pelinaranja.
-Eh-eh-eh... O-okey... -ella bajaba la mirada.
...
-Cuarto de uno y aguas termales privadas, pensaste en todo eh -decía Nero mientras miraba a Mimosa.
-Puedo pedir un cuarto para ti sola si quieres -respondía ella.
-Dormir después de un baño caliente al aire libre, esto se sentirá muy bien -comentaba Asta mientras la pequeña chica de ojos rojos lo miraba.
El cuarto era de uno pero era lo suficientemente espacioso para 4 futones, incluso para el doble de eso, tenía cuartos de cambio, una puerta que conectaba con el pasillo y otra trasera que te dirigía directamente a el espacioso baño termal privado lleno de agua caliente y rocas que lo acompañaban bajo un brillante cielo nocturno. Los chicos ordenaron sus cosas y se desvistieron en los pequeños cuartos para entrar al baño ignorando un factor que los incomodaría al momento de ya estar dentro.
-¿A-Asta... Que haces aquí? -preguntaba la plateada nerviosa y cubriéndose el cuerpo con su toalla ya dentro del agua.
-Pues es un baño mixto ¿No? -respondía el cenizo sin querer verla a la cara, menos a los ojos.
-Lo es Asta-san, lo es -respondía Mimosa cubriéndose de igual manera, la chica pelinegra solamente se quedaba callada.
-Mimosa, le dijiste a Nero que podías alquilar un cuarto aparte, ¿No puedes hacerlo con un baño?
-M-mentí, no tengo dinero ahora mismo, el cupón es lo único que puedo usar aquí -ocultaba sus ojos -pero podemos tomar turnos, primero Asta-san y yo y luego ustedes.
-Ehhh, prefiero quedarme aquí, solo tenemos una oportunidad, ¿No? -decía Noelle forzándose a la serenidad.
-Asta-san, puedo masajearte la espalda si quieres -proponía Mimosa.
-¡¿Ehhhh?! -exclamaba Noelle sosteniendo aún más su toalla.
-Eh, pues eso...
-Vamos, se siente bien, muchas de mis mucamas lo hacen -se apegaba lentamente a Asta y tocaba sus hombros.
Ella movía sus delicadas manos de modo que incrementaba el relajo del ojiverde y hacía de espectáculo para su prima, quien con unos deseos crecientes de ser ella quien lo hiciese, se mantenía observante y temblorosa con ganas notorias de querer hacer algo al respecto.
-Y-yo me encargo de este lado Mimosa, pueden seguir haciéndolo desde ahí -decía Noelle rápidamente posicionándose en la retaguardia del cenizo.
Lenta y temblorosamente, ella ponía sus suaves manos en el hombro izquierdo de Asta, moviéndolos inexpertamente pero a fin de cuentas, generando un placer relajante en el cenizo.
-No creo que deban hacer esto, aunque se siente muy bien -decía el joven quien en ocaciones se retorcía haciendo temblar el agua.
-Tranquilo Asta-san, solo relájate -decía Mimosa.
Ella se acercaba más a él mientras se adueñaba de su cuello, el calor que le provocaba el nerviosismo y las calientes aguas salían a relucir los rubores en sus suaves mejillas.
-¿Se siente bien? -decía mientras se acercaba a su oído.
Era conciente de la actitud atrevida que estaba demostrando y sinceramente no le terminaba de gustar, ella era la clase de chica reservada que actuaba de igual forma frente a todos pero si quería lograr el objetivo de su viaje, sabía que debía actuar de esta manera, aún frente a su prima y a la chica pelinegra quien estaba de espaldas al espectáculo. Sin embargo, por fuera, su cuerpo no adoptaba esa actitud tan atrevida.
-¿Se siente bien verdad?
-Si Mimosa, pero... Me haces cosquillas -decía el cenizo al sentir como los pechos de la Vermillion cubiertos por toallas se apegaban a su musculoso brazo.
-¡¿M-Mimosa?! -exclamaba sorprendida Noelle.
-A-Asta-san... -decía la pelinaranja acercándose a los labios del muchacho al ver que éste había volteado -no, aún no es el momento -se detuvo.
-Bakasta -Noelle sujetaba al ojiverde del brazo derecho mientras que de igual manera, lo apegaba a sus pechos rozando parte con la toalla y parte con la piel.
-¿N-Noelle? -se sorprendía el cenizo al ver como de sus morados ojos se desprendían remolinos y debajo de ellos, sus mejillas, expulsaban el más vivo de los carmesíes.
Mimosa seguía con lo suyo, sin desprender su vergüenza impregnada, continuaba dando algunos masajes y pasando la blanca piel de sus brazos por el torso del cenizo. Noelle tras el shock llevado seguía intentando copiar lo de su prima, pero el recordar la experiencia de roce de su piel con la de Asta la llevaban a aquella noche imprudente la cual no había superado mentalmente por completo.
Por otro lado, la cuarta persona que estaba ahí, la jovencita de cabello negro y ojos profundos que bien usados podían asustar a cualquiera, se encontraba volteada y un poco alejada de ese lugar.
Ella no era ignorante de lo que pasaba, sabía que el chico aquel estaba disfrutando, de una manera no tan directa, el cuerpo de aquellas chicas dotadas. A ella me daba igual, o eso era lo que quería forzarse a pensar pero, el ser la única de las 3 con tan poco tamaño la avergonzaba y molestaba un poco.
Y hablando de molestias, no podía ignorar lo molesta que se sentía al estar en esa situación, para su suerte, ya había experimentado algo peor unas 4 veces por lo que diría que estaba acostumbrada, aunque eso no era algo de lo que se enorgullecía.
Mimosa, desnuda por , frotaba sus pechos en la espalda de Asta mientras abrazaba su torso. Noelle, en igual estado, frotaba el brazo derecho del mismo entre sus atributos. Ambas parecían metidas al completo en lo suyo que no se fijaban en nada más que no sea sus actos.
El cenizo por su parte respiraba rápidamente ante la leve exitación que sentía, disfrutando los roces de sus compañeras cada segundo en su cuerpo, eran suaves y moldeables, le gustaba demasiado. Aún así, no podía disfrutarlo al 100% pues desde hace un momento tenía plantado en sus ojos la mirada de Nero, quien había volteado levemente después de que Noelle y Mimosa comenzaran con lo fuerte.
Asta no quería verla e intentaba fijarse en otras cosas pero al final siempre caía en ella, pasaron unos segundos así hasta que Nero se paró y se dirigió lentamente sujetando su toalla a donde se encontraba Asta.
-Sabías que eres un infiel, ¿No? -le preguntaba.
-¿Un que? -jadeaba el cenizo.
-Un infiel.
-Pero tu y yo no...
-Deposité mi confianza en tí después de atraparte con Noelle en la base, en que no pasaría de nuevo, y terminó sucediendo más de una vez, incluso ahora -lo miraba.
-Pero ahhh... Eso no es serlo, tienes un concepto distinto de eso... Ah...
-Y me lo dices mientras disfrutas de sus cuerpos...
Ella daba un suspiro y se paraba encima del cenizo para descender de a poco. Nero se sentó en sus piernas frente a él tal cual en la mañana hace 2 días, le tapó los ojos con una mano y desprendió su toalla para apegarse a él y frotarlo de igual manera que las demás, parecía haber decidido centrarse en eso.
