Nadie sabía exactamente como fue que habían llegado a eso, pero a su vez, tampoco nadie tenía los deseos de averiguarlo. Solo sabían lo que hacían se sentía demasiado bien como para parar o actuar con el pudor que cada uno había perdido.
Solo se escuchaban jadeos que se perdían entre el oscuro cielo pues el cuarto era al aire libre, Asta sentía como cada parte de su cuerpo, o por lo menos el torso entero, era suavemente aplastado por el cuerpo de sus compañeras quienes llevaban haciéndolo ya por lo menos un buen par de minutos.
Él aveces volteaba a ver como Noelle y Mimosa lo apretaban, pero al hacerlo rápidamente era cubierto de ojos por la mano rápida de la chica pelinegra que tenía frente y encima suyo, aquella que se encargaba del placer de su zona frontal.
-A-Asta-san... -suspiraba la Vermillion.
-Dime, Mimosa -respondía el cenizo hundido en el placer.
-Si no es mucha molestia, quiero que ahora tu me limpies la espalda -pedía ella.
[...]
Ahora Noelle y Mimosa yacían sentadas en las calientes aguas mientras cada una de las manos de Asta se encargaba de limpiar y enjuagar sus lizas y blancas espaldas a la vez. Nero por otra parte lo sujetaba de atrás untándole agua en su cabeza con un balde de madera e indirectamente vigilando que no se sobrepase o que haga algo que la incomode, aunque de por sí, la situación ya era demasiado atrevida.
De entre todos, ella se auto-proclamaba la más cuerda pues sabía bien lo inmoral que era todo esto y en lo que podía suceder una vez ingresen al cuarto compartido. A su vez se sentía incapaz de hablar de moralidad, no después de toda la travesía que había recorrido, es más, nadie aquí era apto de hablar de moralidad.
Compartir un baño sin vergüenza de estar desnudos era prueba suficiente para Nero de que esto estaba a otro nivel y confirmaban sus sospechas de lo que sucedería una vez entren. No sabía como describir lo que sentía así que no se preocupó en eso, se centro en vigilar al muchacho que en estos momentos... Estaba frotando los grandes pechos de la pelinaranja. Ella cubrió los ojos de Asta, lo sujetó con uno de sus pies y lo jaló hacia atrás para que ambos cayeran bajo el agua.
-El baño estuvo increíble, ¿Verdad? -preguntaba Mimosa
Todos habían salido del cuarto de aguas termales y vestían batas.
-Si, no recuerdo cuando tuve uno similar -comentaba Noelle.
Era una conversación normal después de un baño normal, el único problema era que este no había sido un baño normal, habían hecho muchas cosas impúdicas dentro. Pareciera que ninguno de los presentes querían hablar de eso y se forzaban a normalizar todo, pero lo que cada uno veía solo era lo superficial, por dentro, mentiría si se afirmara que ninguno tenía ataques de vergüenza después de retomar un poco la cordura.
-Disculpen, traigo conmigo lo encargado -decía una voz proveniente de afuera.
-¿Que encargaste? -preguntaba Noelle.
-Pedí algunos aperitivos para la noche, ¿No tienen hambre? -decía la Vermillion mientras se levantaba a recibirlos.
Ella volvió con una bandeja con galletas, algunos snacks y bebida en botella junto a vasos para todos. Ella dejó la bandeja de bocadillos al centro para que cada uno tomase los que deseasen, pasaron conversando de temas de su interés y en ocaciones llegaban a la incomodidad por comentarios fuera de lugar que se referían a "eso". Nero sirvió la bebida en los vasos una vez todos habían acabado de comer. A ella aún le quedaban algunas galletas por lo que no bebió de golpe como los demás, pero al terminarlas y finalmente beber se percató de particular sabor.
-¿Esto tiene pizcas de alcohol? -se preguntó para sí misma una vez dió el primer sorbo.
Alzó su mirada y efectivamente, la bebida tenía algunas dosis de alcohol, si no fuera así entonces las señoritas de la realeza que en su vida habían probado algo así no estarían con las mejillas ruborizadas y los ojos medio cansados, Asta parecía normal, después de todo el tiene más resistencia, eso lo explicaba.
Se sentía con el deber de hacer algo al respecto como por ejemplo separarlos y alquilar otro cuarto, botar a Asta y que duerma en los pasillos o quizá dormir con el mismo para que no haga nada extraño, porque de lo contrario sucedería lo peor. Ya nisiquiera sabía lo que estaba pasando por su cabeza, parecía que la bebida también le había afectado.
Se sentía con calor, la combinación de un baño caliente, la calidez de bañarse juntos y la pizca de alcohol... que al parecer no era solo una pizca de alcohol, sin duda no eran una buena combinación para una noche en la que un grupo de 4 jóvenes durmieran juntos, y de ellos un chico.
Nuevamente levantó la mirada y los 3 tenían las batas ligeramente quitadas mientras se acercaban para acariciarse y tocar sus cuerpos mutuamente. Pareciera que la noción del tiempo se rompía para ella, recordaba que hasta hace poco habían bebido y ahora estaban iniciando con lo que parecía un trío.
Sus rostros estaban imbuídos en rojo a la par que sus ojos estaban perdidos en los del otro.
No parecían obedecer a la razón.
-Qué creen que hacen -pensaba Nero mientras los observaba adentrarse a la adultez.
Sus blancas mejillas se avergonzaron con solo verlos, ella se las tocaba mientras intentaba mantener su cordura en la situación, pero sinceramente era difícil.
-Eso se siente bien Asta-san -jadeaba silenciosamente Mimosa mientras el cenizo la sujetaba de la cintura.
Mientras hacían eso, Mimosa revivía lo de aquella noche en su habitación, se sentía tan bien como lo recordaba aún con la variable de que otras 2 chicas estaban aquí. Su plan principalmente era el venir a solas con Asta, divertirse en la misión y pasar la última noche haciéndolo hasta donde pudiesen pero sucedió lo que sucedió. Aún así no quería que todo esto se echase a perder por lo que debía encontrar la forma de librarse de ellas. En estos 2 días cargó con lo que vió aquella mañana en el cuarto del cenizo y el tercero finalmente confrontó a una de las actoras del acto solo para llevarse con la sorpresa de que Noelle también lo había hecho con Asta.
Todo fue tan rápido, no pensaba que las 3 estaban en la misma situación, pero de alguna manera eso facilitaba las cosas, si, apelaría a hacerlo de todas formas y ver como ellas reaccionaban.
-Asta... -Noelle lo besaba mientras abrazaba su cuello.
Para Noelle no podría haber sido más diferente, después de hacerlo con Asta a centímetros de su compañera de orden en Hage para más tarde enterarse de que ella estaba enterada de que lo hicieron, de alguna manera le quitó un poco la vergüenza al saber que alguien más conocía ese "secreto".
Puede que por eso no haya hecho un escándalo al entrar al baño los 4 juntos y hacer esa clase de cosas aún cuando Mimosa y Nero se habían unido. Ahora sabía que lo que estaba haciendo desembocaría en una alocada noche, un poco extraña al tener a su prima del otro lado de Asta y Nero frente a ellos aparentemente avergonzada viendo todo.
-Yo también me quitaré la bata... -decía Asta viendo que sus amigas de la realeza se quitaban las suyas.
Él sabía lo que iba a pasar y también sabía que era inútil detenerlo, dejarse llevar era más fácil que resistirse después de un relajante baño, además, disfrutaba el roce que tenía con ellas. El único problema era la chica frente suyo quien tenía el rostro inclinado y oculto hacia todos. Por azares del destino, pareciera que ella estaba destinada a atraparlo mientras tenía sexo, cosa que obviamente lo avergonzaba e incomodaba pues a ella parecía disgustarle a montones, la última vez incluso lo regañó y no era para menos. Ahora se encontraba por hacerlo otra vez frente a ella y temía que después de eso se llevase una mirada apagada y de desaprobación por parte de ella como era costumbre.
-Ya está demasiado duro... -decía Noelle con voz baja mientras intentaba sujetarlo.
Asta gimió y después de eso Mimosa bajó para acercarse a él.
-Me da vergüenza hacerlo con mi boca esta vez -pensaba ella mientras acomodaba sus pechos alrededor del grueso miembro del cenizo.
-¡¿Q-qué está haciendo?! ¡¿Eh?! -sobresaltó al sentir como la mano de Asta de deslizaba por su trasero hasta llegar a la entrepierna.
-¿Q-qué estas...? -pensaba ella súper avergonzada, finalmente solo lo aceptó y comenzó a probar sus labios mientras sentía su pecho.
Él estimulaba a la plateada con una mano mientras la besaba y masajeaba sus pechos, a la vez sentía los suaves pechos de Mimosa en su entrepierna, su cabeza poco a poco entraba en blanco mientras se entregaba al placer ignorando todo a su alrededor.
-Ya... que más da... -decía la pequeña chica pelinegra mientras se acercaba al trío de jóvenes y se desabrochaba la bata para quedar completamente desnuda.
[...]
-¡Ahhh¡ Se siente bien... -gemía la plateada mientras era penetrada por el muchacho de bandana negra.
Tras unos minutos más de caricias sus cuerpos deseaban algo más. Noelle se encontraba recostada de lado con las piernas abiertas hacia su intimidad mientras era penetrada seguidamente por Asta. Su pierna reposaba en un hombro mientras que la otra era sujetada firmemente por las manos del cenizo.
El miembro del cenizo exploraba el exterior de la chica a través de los húmedos pliegues internos de ella, los sonidos del acto no se hicieron esperar pues en toda la habitación resonaba el chocar de sus caderas junto a los jadeos de ambos.
-A-Asta-san... -Mimosa se apegaba al espaldar izquierdo del cenizo.
Ella apretaba sus pechos hacia el cuerpo del ojiverde mientras veía como su prima era presa del placer, sus mejillas se ruborizaban mientras observaba con ojos atentos y deseosos todo el acto en primera persona.
Por el lado derecho, la chica de ojos rojizos se abalanzaba hacia Asta haciendo que su rostro voltee hacia ella para poder besarlo profundamente, ella se colgaba de su hombro mientras realizaba algunos cortes para respirar, su cabeza no pensaba en nada, simplemente actuaba por instinto.-Ahhh... Ahh... Esto... Se siente bien... Ah... -gemía Noelle cada vez más fuerte.
Las embestidas del cenizo no paraban, más bien se incrementaban. Algunos jugos internos se formaban después de varios segundos de penetración, estos mismos sonaban haciendo del ambiente uno más obceno de lo que ya era.
-Noelle-san... -decía Mimosa a voz baja mientras seguía viéndola.
La pelinegra se apegaba más a él para que pueda sentir sus pechos y a la vez ella sentir el calor corporal del ojiverde.
-Ahh... Noelle... -el cenizo retiraba su miembro del interior de la joven.
-¿Eh? ¿Que sucede? -decía ella cansada.
Con sus firmes manos la sujetó de las caderas y la levantó poniéndola en 4, seguido de eso, sin tanta demora, acomodó su miembro entre los pliegues de la plateada para de este modo entrar nuevamente.
Él posaba sus manos en su espacioso trasero mientras se contraía y embestía con fuerza, cada vez que lo hacía, un grito de placer era emitido por su compañera de orden.
-¡Ahhhh!... ahhh... No en esta posición, no en frente de ellas... -intentaba hablar inútilmente pues la lujuria la consumía.
Disfrutaba cada segundo la calidez que le proporcionaba el chico que le atraía, era un placer difícil de describir.
Mientras ellos seguían en lo suyo, las chicas detrás los veían avergonzadas y nerviosas. Nero desviaba su mirada mientras fruncía un poco el ceño, pareciera haber recuperado algo de cordura. Mimosa por su parte recorría su cuerpo con sus manos intentando mantenerse caliente para cuando llegase su hora.
-Se siente muy bien dentro de ti, Noelle... Ahh...
-Sigue... Solo no pares bakas... Ahhh... Asta... -jadeaba ella mientras sujetaba salvajemente las sábanas que acompañaban al futón.
Los pechos de la plateada, aunque estaban pegados al suelo, rebotaban por la fuerza con la que era penetrada, todos perdían noción del tiempo, pero mínimamente pasaron haciendo eso por unos 10 minutos.
-¡Ahhhhhh! -Noelle se corría, su cuerpo perdía fuerza cayendo cansada en el húmedo futón.
Asta retiraba su miembro de la vagina de la chica mientras caía algo cansado hacia atrás. Observaba exitado el cuerpo de la de coletas, este estaba recostado, húmedo y tembloroso por haber tenido sexo tan salvajemente.
No captó la rapidez, pero al abrir los ojos tenía a Noelle encima suyo con centimetros entre su miembro y su entrada.
-Tu no terminaste, ¿Verdad? -preguntaba ella mientras tocaba la punta del chico.
-No, pero no hay probl...
No pudo acabar su oración pues la Silva ya lo tenía dentro de sí, moviéndose obcena pero delicadamente para estimular al muchacho.
-¿Te gusta? -preguntaba cansada ella, mientras veía a Asta recostado y con una cara de extremo placer.
-Si... Continúa... Ahh... -jadeaba él.
Continuaron por unos segundos.
-A-Asta-san... Yo... -decía la pelinaranja posicionándose encima del rostro de Asta.
-Mi-Mimosa... -decía el viendo toda la entrepierna de la chica.
-Yo... Ahh... Puedo... -susurraba ella mientras bajaba de a poco hasta rozar su intimidad con la boca del cenizo.
-¡Ahhh! ¡Ahhh! Lo hice... -decía ella suavemente.
Asta sabía lo que debía de hacer por lo que aseguró a la Vermillion sujetándola de los muslos y comenzó a mover su lengua entre los pliegues externos de la joven. Ella gemía y combinaba sus gemidos con los de Noelle quien no paraba de cabalgar suavemente al chico.
Sentada como chica japonesa y con la mirada más desviada posible, la ojiroja prescenciaba todo, sus oídos no podían ignorar los sin fines de sonidos obscenos que recorrían la habitación ni tampoco el extremo rubor que se formaba en sus mejillas a partir de ellos.
También era presa del alcohol pero de alguna manera se resistía, o más bien se forzaba a no querer actuar de la manera tan impúdica con la que actuaban el trío de jóvenes. Aún así, ella sabía que no iba a durar mucho.
-¡Me ven...! Ahh... -jadeaba el cenizo mientras soltaba el líquido blanco completamente dentro de la chica de coletas.
Ella soltó un gemido para después caer rendida hacia atrás mientras el viscoso líquido se deslizaba de a poco por sus íntimas.
-T-todavía está grande -decía Mimosa sorprendida al ver el miembro del chico.
-Ahh... Mimosa... -jadeaba el chico mientras la obserbaba.
-He, creo que yo...
Paró sus palabras al ver como Nero se subía al cuerpo del cansado Asta.
-Aún después de hacerlo sigue en ese estado, que tanto te exita esta situación, ¿Eh? -decía con su voz fría y con los ojos mayormente cubiertos por sus mechones.
[...]
-Ahhh... Ahhh... Humm... Ah... -jadeaba la pelinegra intentando hacer el menor ruido posible.
Sus labios se ondulaban, sus ojos se humedecían y sus mejillas se prendían mientras Asta se adueñaba de su cuerpo.
Pasaron a una posición en la que ambos estaban pegados, Asta estaba sentado y Nero encima suyo de frente mientras era sujetada de su trasero para moverla a gusto. La joven no podía hacer nada más que sujetarse al cenizo para no caerse mientras lo hacían.
Asta buscaba sus labios y los comía apasionadamente dejándola sorprendida como también agusta. Se separaban para respirar y luego volvían a lo suyo mientras no paraban con el movimiento de sus caderas. Sus caderas sonaban fuertemente al impacto de ambas y sus cabezas no pensaban en otra cosa que en seguir.
-Ahhh... Oye...
Asta tocaba sus pequeños pechos estimulándolos fácilmente por el tamaño, redondeaba sus pezones con los pulgares mientras con su lengua exploraba cada espacio de su boca.
-Ahhh... Desde cuando tu... Ah... -gemía ella del placer.
Tras unos minutos en esa posición, Asta la levantó, la apegó a una pared y seguido enbistiendola mientras la aseguraba para que no se cayese. Las elevadas piernas de la chica temblaban cada que el miembro del cenizo ingresaba a lo más profundo de ella, de entre todas las veces que lo habían hecho, ella sentía que esta era la más intensa, y lo comprobaba ya que se sentía más cansada de lo habitual.
Tras unos largos minutos, Asta recostó a la chica en el futón abriendo sus piernas para seguir con lo suyo, se puso encima de ella y siguió explorando su interior todo lo que podía.
Ella estaba perdida, su mente apenas podía distinguir al ojiverde encima de ella, mentía.
También podía distinguir a la chica de cabello largo y semiondulado naranja quien los veía avergonzada y un poco alejada. Si bien Nero ya estaba hundida en el placer, el saber que alguien los veía tener sexo tan apasionada y obscenamente la hacía sentir un sentimiento de lujuria prohibida.
El cenizo sujetaba las manos de la pelinegra para pegarlos al futón e incrementar la intensidad de sus embestidas. Ella gemía sin vergüenza a ser escuchada por otros mientras probaba los labios de Asta.
-Asta... Creo que ah... Me voy a...
-Yo también... Yo también Nero...
Ambos se vinieron, la ojiroja sintió la calidez dentro suyo mientras caía rendida y sin fuerzas para moverse, el líquido blanco caía saliendo lentamente de ella, su mente se enblanquecía y sus dulces ojos se cerraban involuntariamente, estaba agotada.
-T-te viniste dentro de Nero-san... -decía Mimosa mientras Asta se paraba del lugar.
-Mimosa... -jadeaba él.
-Espero que esta vez no escapes después de haberlo hecho conmigo.
-Ah... aquella vez...
-Shh, solo hagámoslo ya, tu quieres, ¿Verdad? -dijo mientras ponía su índice sobre los labios del chico.
[...]
-¡Asta-san! ¡Asta-san! -jadeaba ella echada en el futón mientras era penetrada con velocidad.
El chico manoseaba sus senos y pezones mientras hacía lo suyo haciendo que la pelinaranja estalle del éxtasis. Ella entrelazaba sus piernas alrededor para no soltarse y pegarse lo máximo a él.
Los ojos de Asta estaban nublosos del cansancio pero podía ver la cara de exitación de Mimosa y el rebotar de sus pechos junto con la piel blanca. Hacerlo con ella era toda una experiencia diferente pues cada parte de su cuerpo era atractiva, y más que todo sus labios, labios que el cenizo se inclinó a probar.
-A-Asta-san... -ella aceptaba el beso mientras entrelazaba sus brazos alrededor del cuello de Asta para no dejarlo ir.
-Qué hacen... -Noelle se levantaba.
-N-Noelle-san... -Mimosa la veía.
La de coletas veía perdida mientras ellos cogían sin reconocer nada, tras unos segundos volteó bruscamente su mirada avergonzada al recuperar la conciencia.
-¿P-p-pero que creen que hacen...? -decía ella.
Ellos pararon, pero no para hablar con ella sino para cambiar de posición. El cenizo estaba sentado en el suelo apoyado de sus brazos mientras Mimosa se posicionaba encima frente a él, apoyada igualmente en sus brazos. Las caderas perfectas de la Vermillion bajaban y subían mientras la explicidez de la penetración era vista por el cenizo y por la Silva quien esta a lado subiendo sus niveles de éxtasis.
Noelle se apegó al espaldar del cenizo para frotar sus pechos contra él sin decir ni una palabra, pareciera que su nivel de placer no había bajado por completo.
Se mantuvieron así por unos 15 minutos hasta acabar.
-Ahhh... Ahh... -suspiraba Asta del cansancio.
-Ahh... Caliente... -jadeaba Mimosa viendo su entrada.
-Creo que moriré... No siento nada... -decía el cenizo.
-¿Por cuanto tiempo lo hiciste? -preguntaba Noelle -Veo que también lo hiciste con Nero...
-Yo...
Nisiquiera pudo terminar de hablar pues Mimosa se abalanzó hacia él besándolo.
-¡¿Eh?! ¡¿P-p-p-por que?! -exclamó Noelle.
-Es algo para que se sienta mejor, sabes, no solo traje anticonceptivos -decía -ah y... Prepárate, quizá nos espere una larga noche -dijo avergonzada.
[...]
[...]
[...]
[...]
[...]
Los ojos rojos profundo de una joven se abrían tras un largo sueño, se levantaba y se sentaba en el lugar dándose cuenta de que estaba desnuda pero sin darle mucha importancia a eso. En todo ese proceso no pudo parar de escuchar sonidos de palmas húmedas al frente suyo, pero al levantar la mirada pudo ver que las ocacionaban.
Al frente suyo... no quizo describirlo, simplemente diría que vio de la manera más explícita la parte final del acto del sexo.
-¿Qué creen que hacen? -pensaba ella mientras intentaba estar cuerda.
Vió claramente como el chico retiraba su miembro y caía completamente rendido frente a ella, lo vió por un momento fijamente hasta que pudo reconocer que era Asta.
Mas allá estaban tiradas Mimosa y Noelle, no quería describirlas. Si, ya recordaba lo que había pasado, simplemente lo intentó ignorar.
-Ahhh... N-Nero... -decía el cenizo.
Ella miraba el reloj del cuarto.
-Parece que está malogrado, según eso ahora mismo son las 4 de la mañana, casi me la creo, juraría que dormí bastante -pensaba ella.
Habían ingresado a las aguas termales a eso de las 7:30 de la noche y comenzado a hacer "eso" a las 9 aproximadamente, era imposible que fueran las 4 de la mañana, "eso" no había durado tanto, o eso pensaba hasta que revisó la hora de su aparato mágico.
-Las 4 de la madrugada... Eso significa que... -miraba al cenizo tendido en el suelo y más allá de él un envase abierto.
-Asqueroso -dijo sin dejar de verlo.
-Parece que te divertiste toda la noche y la madrugada eh... -decía ella con su voz apagada -y parece que no sientes ni la más mínima vergüenza, antes por lo menos ponías tu cara de idiota cuando te descubría, ahora nisiquiera eso, ¿Te acostumbraste a esto o algo parecido? -plantaba sus ojos en el chico.
Él solo se durmió después de conectar su mirada con la de ella.
-No creas que me ocuparé de esto.
